NOTAS:

ERA (Earned Runs Average), es una medida estadística en el béisbol que cuantifica la efectividad de un pitcher. Revela cuántas carreras limpias permite un lanzador por cada nueve entradas lanzadas. Un ERA más bajo significa un mejor rendimiento, y puntajes por debajo de 3.00 generalmente se consideran excelentes.


CAPÍTULO 21

Pareciera que hubiera el doble de personas dentro y fuera del estadio que días anteriores. Había salido con tiempo suficiente, sin embargo, no esperaba tanto tráfico. Las calles estaban abarrotadas de personas yendo y viniendo. Gracias a la altura de su acompañante, no le fue difícil ubicarlo entre el tumulto de gente, le parecía muy atípico que hubiera llegado antes que ella, él que siempre iba tarde.

Traía puesta la bomber jacket del primer partido, a juego con una camiseta negra de cuello alto. No importaba cual fuera el outfit, siempre se veía impecable.

—Llegaste temprano —dijo a modo de saludo, Utahime, dando aviso de su presencia.

Ella había salido con mucha anticipación desde Kioto, por lo cual esta vez llegó con bastante tiempo de sobra.

Gojo guardó el teléfono celular en la parte trasera de su pantalón. En la otra mano cargaba una bolsa tipo departamental, de medianas dimensiones.

—Para variar no está del todo mal.

—Sería bueno que lo mantuvieras como costumbre.

Utahime volteó en todas direcciones, como buscando a alguien, parecía confundida.

—¿No vino nadie? —preguntó sumamente extrañada.

Toda la semana estuvieron yendo al béisbol con diferentes personas y justamente en la final —final— ninguno se había aparecido. Antes de salir de Kioto se había mensajeado con Gojo avisando que iría sola debido a un inconveniente de último momento por parte de Haru.

—Nadie pudo, tenían cosas que hacer.

Gojo mintió como todo un experto. Ese mismo día en la mañana, Haruhi se había comunicado con él diciéndole que no iría al juego, pero que solo le avisaría a Utahime faltando poco antes para ir a Tokio y que así no tuviera tiempo de buscar un reemplazo. Al peliblanco le pareció una actitud extraña, aunque pudo entenderla mejor después de que le pidió a él que no llevara a nadie tampoco.

"Te estoy dando una oportunidad invaluable para que hagas las cosas como deben de ser."

Había dicho ella, Haru amaba a Utahime, la amaba tanto que sabía cuándo hacerse a un lado y echarle una mano en lugar de sonsacar su obstinación. A Gojo le pareció un detalle muy dulce, justo como lo había hecho la noche del bar. A cambio de su acción le dio el número de contacto de Ino. La actitud de Haru le recordó al pequeño y adorable Chopper de One Piece.

—Pues ellos se lo pierden —Iori alzó los hombros con desdén.

—Me alegra que no fueras una testaruda y me hicieras caso —dijo Gojo entre reprimenda y halago.

Le había pedido que no vistiera ninguna de sus chamarras de los Lions. Uta había llegado solo con una playera azul que decía Lions en el frente, debajo vestía un calentador de manga larga en blanco.

—A ver si reniegas también de este regalo.

Extendió la bolsa para Utahime y ella revisó el contenido, bastante escéptica de que resultara algo que valiera la pena. Los ojos se le llenaron de agua, pero se contuvo para no derramar ni una sola lágrima. Miró la prenda por la parte de enfrente y luego por detrás, mientras más reparaba en los detalles más feliz se sentía.

Observó a Gojo, sosteniendo la chaqueta entre sus brazos, bien pegada a su pecho. Era el mejor regalo del mundo. El peliblanco sonrió plenamente al haber logrado su objetivo de sorprenderla.

—¿Cómo lo conseguiste?

De inmediato se puso la chaqueta, más allá de que era una de las únicas cincuenta que se habían hecho en celebración al 70 aniversario de los Lions, lo que era realmente impresionante es que estaba firmada por absolutamente todo el equipo de los Seibu Lions, lo cual hacía la prenda un objeto invaluable.

—Bueno. Tengo un conocido, que tiene un amigo que amenazó a un tipo para cobrar un favor de una persona que le debía un favor a otra y que sabía que podía mover sus influencias para conseguir con otro sujeto lo que llevas puesto —relató jovialmente, como si fuera nada.

—Creo que hubiera preferido no saberlo.

—La honestidad es importante.

—Ya no necesito nada más en esta vida —dijo muy feliz, abrazándose a sí misma y dando vueltas como niña pequeña en navidad.

—Me alegra que te gustara.

—¿Crees que puedas conseguir una de Ohtani? —preguntó curiosa. Sus ojos se iluminaron con la posibilidad.

—No abuses —respondió malhumorado.

—¡Hoy ganan los Lions!

Gritó Utahime alzando los brazos, la gente de alrededor se le quedó viendo, alguna que otra hizo señal de apoyo, otros la vieron como bicho raro. Estaba sumamente entusiasmada por el juego. Gojo sonrió con genuina felicidad en su rostro. No le importaba quién resultara vencedor siempre y cuando ella se lo pasara bien. Aunque si ganaban los Giants era mejor para él.

Muchas personas miraban asombradas su especial chaqueta, los hombres en particular eran atraídos por la rareza de la prenda, sin embargo, lo que les hacía bajar la vista por la espada y dedicarle unos segundos más de los necesarios era el hermoso cuerpo de la pelinegra. Traía leggings negros ajustados, que le daban una espectacular forma a su, ya de por sí, bonito trasero. Ella no solía ser muy reveladora al vestir, tenía un estilo más bien casual a formal. Aunque, esta vez sí que se había puesto esos leggings a propósito, ¿para qué? Estaba más que claro.

—¿Qué haces? —preguntó confundida al sentir como Gojo pasaba su brazo detrás de su cuello. No fue un abrazo, más bien un gesto como los que tenía con Ijichi o sus alumnos.

—Evitando que ocurra una catástrofe.

—¿Por qué? —dijo todavía más extrañada.

—Nada, olvídalo. Vayamos a nuestros asientos —dicho esto, tomó a Utahime con ambas manos por los hombros y se fue empujando detrás de ella.

—Espera, harás que me tropiece…

—Sería muy gracioso si te cayeras.

—¡Yo puedo ir sola!

En una media vuelta se quitó a Gojo de encima, colocándose a su lado. El peliblanco sonrió y metió las manos en la chaqueta.

—Sabes que si golpeas a alguien te sacarán del estadio ¿verdad? —añadió seriamente.

—Quisiera, pero no te voy a golpear.

—Camina —le ordenó.

Utahime era perfectamente capaz de defenderse sola, eso lo sabía bastante bien, así como también sabía que una mala acción exacerbaría su conducta haciéndola capaz de darle un puñetazo en la cara a alguien. Sus ojos, escondidos detrás de las gafas, ya habían notado las que hasta ahora solo eran miradas libidinosas. Y aunque podría alegar defensa propia de suceder un conflicto, investigar el caso los llevaría a perderse gran parte del juego. Por eso, era mejor llevarla hasta su asiento y dejarla ahí, bien sentadita. Por su bien y por los demás.

—¡Chica! ¿Dónde has conseguido eso? Menuda pinta la que traes este día, te la estabas guardando —comentó uno de los viejos de los G.

—Fue un regalo, es genial ¿cierto? —respondió de lo más feliz, posando para mostrarles las firmas de la espalda.

—Apuesto que su hijo no sería capaz de conseguirle algo así —Gojo habló con soberbia, no le perdonaba lo del otro día.

—Gojo —refunfuñó Utahime.

—Así que fuiste tú —comentó entre risas el hombre.

—Nadie te da un regalo así, sin esperar algo a cambio —comentó otro.

—Trátalo bien —dijo uno más.

—Siempre lo hago —reclamó Utahime.

—Pórtate bien con tu adorado Kouhai, el que te consiente trayéndote al béisbol y te da regalos excepcionales —sonrió felizmente Gojo, echándole en cara sus buenas acciones.

Utahime hizo una mueca, al final concedió sus palabras y palmeó la cabeza del albino como si se tratase de un perrito diciéndole "bien hecho, eres un buen chico". Los tres hombres se rieron de ellos, eran unos infantiles y les encantaba molestarse el uno al otro, les había quedado claro.

—Ya que me consientes tanto y te urgía por verme sentada, ve por una cerveza. Sapporo, por favor —sonrió con inocencia ante su broma.

—Te traeré un litro de asahi —le advirtió de mala gana.

—¡Hablo en serio, quiero sapporo! —le gritó cuando se marchó.

El juego dio inicio y con ellos el mar de emociones que conlleva. La cerveza pasaba por su garganta y se asentaba en su estómago de manera pesada. Se ponía de pie, volvía a sentarse, gritaba emocionada y gritaba enojada. Gojo se consideraba alguien sumamente expresivo, estaba claro dada su extrovertida forma de ser, sin embargo, el ímpetu de su acompañante estaba por encima del suyo con creces.

Luego de tres entradas, el marcador seguía con cero carreras para ambos, pese a que los dos equipos habían conseguido posicionar a jugadores en tercera base.

—¡Cómo es posible que den una base por bolas, teniendo dos hombres en primera y segunda! —gritó sumamente enfurecida Utahime ante el error de los Seibu.

—Te vas a infartar Utahime. Tranquila.

—Mierda. No puedes tener estos errores siendo la tercera entrada.

—El pitcher tiene un ERA de 5.36, lo cual no es tan malo, pero si lo comparas con Kaima obviamente hay gran diferencia.

—Guardar a Taira para las últimas entradas. ¿Estarán cuidando su lesión? Lo ha hecho tan bien.

—Siguen empatados y es la baja de la tercera. Aún queda mucho juego.

—¡Tú puedes Inosuke! ¡Solo un strike más!

—Aunque logre sacar el out, sigue Yoshihiro Maru al bat —señaló Gojo con malicia.

No eran buenas noticias para los Lions que tenían caja llena en contra. Un home run y estarían cuatro carreras a cero en un parpadeo.

—¡Inosuke lo detendrá!

—Cinco punto treinta y seis —dijo Gojo con una sonrisa malévola.

—¡Cierra la boca!

—Están en aprietos, señorita —comentó uno de los señores.

—Lo hará bien.

El pitcher logró el out dejando pasar a Maru al bateo. Con cada lanzamiento un poco del alma de Utahime se desprendía de su cuerpo, si solo fuera una carrera la que estuvieran en juego podría soportarlo, pero hablaba de cuatro y eso era demasiado. Satoru consideró seriamente el activar su infinito luego de que por tercera vez Utahime le golpeara la pierna con el puño de lo ansiosa que se encontraba. Estaban a una bola del pase y a un strike para el tercer out, sin cortar, claro, que Maru pudiera dar un buen hit o en su defecto un cuadrangular.

—Gojo, no puedo ver.

Utahime apretó el brazo del peliblanco con mucha fuerza producto de los nervios. Gojo alzó la comisura de sus labios.

—No veas.

Sus grandes manos obligaron a Utahime a voltear a verlo, como si fueran unas antiojeras de caballo, además cubrió con energía maldita los odios de la pelinegra para que no escuchara nada. Todo lo que podía ver era el rostro de Gojo. Él movió sus labios, formando una frase, Utahime pareció sorprendida por lo que dijo, si interpretó bien, él mencionó: "eres única".

Poco a poco el sonido volvió a los oídos de Iori, los vítores vibraban intensamente en su cabeza.

—Pudo haber sido peor, mánager Utahime —comentó Gojo con una gran sonrisa.

Uta miró el marcador, Maru había dado un hit que le consiguió a los Giants dos carreras. Por fortuna el out llegó con el siguiente bateador.

Resultaba una sensación algo extraña, porque si bien se había divertido muchísimo los días anteriores, particularmente esa noche lo estaba pasando de maravilla solo en compañía de Gojo. El día anterior habían hablado mucho sobre béisbol, pero esta vez intercambiaban comentarios referentes a otras cuestiones ajenas al deporte de vez en cuando, eran cosas triviales, pero que enriquecían la convivencia. Entre los gritos, los abucheos, malas palabras y la plática, el juego se fue bastante rápido. Ya estaban por iniciar la octava entrada con el marcador empatado 6 carreras a 6.

—Ya no puedo más. Ni siquiera puedo darle un sorbo a la cerveza.

—La verdad me gustaría saber que opinarían tus alumnos al verte así.

—Mi vida personal es punto y aparte.

—¿Debería compartir este video tuyo gritando obscenidades?

Gojo le mostró su celular, la había grabado cuando estaba super molesta por una jugada y gritaba un poquito fuera de sí. En el fondo del audio del video podía escucharse la risita de Gojo al estarla grabando, además, de una toma muy necesaria —según él— del trasero de Utahime.

—No me grabes diciendo esas cosas —refunfuñó enojada—. Me veo un poco pasada de peso ¿verdad? Debería hacer más ejercicio.

—Yo creo que te ves bien. Te he estado observando toda la noche y…

—No seas irrespetuoso —le advirtió poniendo mala cara.

—Pues no te pongas esos pantalones…

—¿Qué tienen de malo?

—Todo lo contrario, mánager Utahime. Estoy agradecido de la misericordia de su humilde ser mostrada a este vasallo fiel de su anatomía. Por supuesto que, añado, me incordia que no exista una prerrogativa hacia mi persona.

—Uno: deja de hablar de manera presuntuosa. Dos: No te quejes, vengo contigo. Tres: ¡Me tomaste un primer plano de mi trasero!

—Mis más sinceras disculpas por el punto número uno.

—¡Te deberías disculpar por el punto tres!

—Baja de la octava, continua Kaima en el pitcheo.

—¡No me cambies la conversión!

¿Por qué tenía que ser un juego tan cardíaco? La octava entrada había terminado sin carrera alguna, así que seguían empatados, o las cosas se decidían en la novena o tendrían que irse a un juego más.

Los primeros al bat fueron los Yomiuri, quienes tenían en la alineación a sus mejores peloteros, era el todo o nada para ellos, su última oportunidad para anotar antes de pasar a defender.

Gojo y los viejos sacaron la casta por su equipo, vitorearon emocionados cuando Sakamoto Hayato les regaló un imparable para sumar dos carreras e irse arriba en el marcador. Utahime tenía el estómago revuelto cuando terminaron la baja perdiendo por dos.

—Aún no canten victoria, esto no se acaba hasta el último out —afirmó con fuerza aun si estaba toda nerviosa.

—Estamos a tres outs de levantar la copa, ya verá señorita que volveré a casa sonriendo.

—Ve pensando en cuál sabor de Baskin Robins probarás primero.

—De ninguna manera. La próxima vez que vayas a Kioto saldrás arrastrándote del bar —afirmó segura—. Tomoya abrirá y te aseguro que llegará a primera.

—Aquí se decide todo…

Los Lions atacaron con todo, se estaban dejando el alma en cada sprint para llegar a la siguiente base. Los Giants defendían celosamente cada rincón del campo para no dar cabida a que los otros pudieran anotar. El primer out cayó, sacando a Tomoya que estaba en tercera. Dos jugadas después lograron anotar una carrera, aunque los G consiguieron un out más. Se encontraban a un out de perder y a una carrera del empate.

—Hay un corredor en segunda, podemos hacerlo, podemos hacerlo.

De los altavoces se escuchó al siguiente bateador: Tonozaki Shuta, número 5. El pitcher lanzó: strike.

—¡Vamos! —gritó Satoru emocionadísimo. estaban a dos strikes de ganar.

Yuhei Takanashi había estado lanzando desde la séptima entrada, tenía un buen brazo y no estaba tan cansado. Era de los mejores pitcher que tenían los Giants.

Siguiente tiro: Bola. Siguiente: foul. Siguiente: foul. Siguiente: Bola. Siguiente: Strike.

Un strike más y los Lions perderían. El estadio estaba mudo ante la gran tensión. Shuta bateó a la zona de foul nuevamente. El juego estaba en sus manos.

Utahime gritó para apoyarlo, como muchos de los que estaban a su alrededor. Mañana iba a terminar afónica seguramente.

Takanashi lanzó con precisión y fuerza, la bola cruzó del montículo hasta el home zumbando. El sonido seco del metal vibró en todo el estadio, la pelota se elevó sin nada que se interpusiera en su camino.

—¡Oh por Dios! ¡Oh por Dios! —vociferaba incrédula Utahime al ver elevarse la bola cada vez más.

Home run y dos carreras. Fin del juego. Los Saitama Seibu Lions se proclamaron campeones de la Serie de Japón de Béisbol 2020.

Satoru sintió un poco de decepción, sin embargo, el juego había estado buenísimo y los Giants demostraron gran temple. Estaba orgulloso, como los viejos de la fila de arriba que lloraban ante la derrota de su equipo. Utahime brincaba de emoción, chocando las manos de otros aficionados de los Lions que estaban alrededor, estaba fúrica de alegría.

Sí, los Yomiuri Giants habían perdido en casa luego de una excelente temporada y una final bastante cerrada, sin embargo, su victoria personal era haber cumplido su promesa y verla disfrutar como niña pequeña una victoria que hacía muchos años estaba deseando.

—Es el mejor día de mi vida —sollozaba Utahime con ojos hechos agua y los labios temblorosos.

—Se decidió el juego hasta el último momento… No me lo creo que perdieran —refutó Gojo. Estaban viendo la ceremonia de premiación ya como último.

—¡Hay que venir el siguiente año también! —le dijo a Gojo, las lágrimas le rodaban por las mejillas.

—Seguro —asintió Gojo—, ¿en serio estás bien?

—S–sí —balbuceó, se limpió las lágrimas con la chaqueta—. Señor, traiga a su hijo la siguiente temporada.

—Claro que sí, señorita.

—Yo le enseñaré que es lo bueno, descuide.

Gojo le dio un golpe en la cabeza con la palma de la mano. Uta se quejó y los hombres se rieron.

La ceremonia de premiación y clausura llegó a su fin, los hechiceros terminaron de despedirse de los señores fans de los G. Esperaban encontrarse en algún futuro juego.

La gente comenzaba a salir, unas más apresuradas que otras, algunos aficionados con evidente enojo por ver a su equipo perder y otros más seguían festejando entre vítores.

No había sido a propósito, pero al chocar la uriko contra aquel hombre que salió como rayo, vertió sobre Utahime los dos vasos de cerveza que llevaba en la mano. Iori quedó empapada de pies a cabeza con la cerveza. Sintió tristeza por haber manchado su chaqueta nueva autografiada, pero no tenía por qué enojarse con la chica, había sido solo un accidente.

—¡Lo lamento tanto! —se disculpó de inmediato la uriko.

—Menos mal y ha sido al final del juego. No pasa nada —respondió con tranquilidad.

—Fue mi error, no debí confiarme —ella seguía pidiendo perdón con una reverencia hasta donde la mochila le permitía.

—Fue culpa del otro sujeto, ni siquiera se quedó para disculparse —comentó Gojo.

—Tú también te mojaste. Ve a limpiarte, nosotros ya nos íbamos —le sonrió Utahime para no hacerla preocupar más.

La muchacha la miró con los ojos hechos agua, no esperando que fueran a tomarlo de tan buena manera. Volvió a inclinarse antes de irse a la salida más próxima.

—Ahora puedes decir con toda confianza que eres la mánager Utahime. El baño de la victoria —dijo bromista, Satoru.

—Tienes razón —comentó quitándose la chamarra, hacía frío, pero era peor tenerla puesta estando así de mojada. Esperaba que no se fuera a arruinar por la cerveza.

Ya afuera del estadio, Utahime miró la hora en su celular, si se apuraba alcanzaría el último tren, pero la verdad es que había pensado que la mejor opción era rentar una habitación de hotel y pasar la noche en Tokio.

El viento helado del último día de octubre la hizo estornudar y tiritar de frío, la playera y el pantalón también estaban mojados.

—Voy a…

—¿Quieres ir a mi departamento?

Gojo se adelantó a su plan, era como si le hubiera leído la mente. Además, se había quitado su chaqueta para ponerla sobre los hombros de ella. Se iba a impregnar con el olor del alcohol, pero no parecía importarle al peliblanco. Olía a su colonia, otra vez el aroma dulce y fresco que recordaba de la cita en Kioto.

—Te dije que la chaqueta de los G se te vería bien.

Deslizó sus manos sobre los brazos de Utahime, parecía contento de verla vistiendo así, aunque su equipo hubiera perdido el campeonato.

Utahime se había quedado muda ante la propuesta de Satoru, era un arma de doble filo el decidir ir allá, significaba que pasaría la noche ahí. Lo miró dudosa, sin embargo, luego de todo lo ocurrido sentía que se lo debía… Pasara lo que pasara.

—De acuerdo.


NOTAS:

¡No quiero tener que escribir tan detalladamente de béisbol nunca más en este fic!Estaba desesperadisima por acabar la final, cuando estaba estudiando el sistema de campeonato de Japón, me pareció super sencillo tirarme de cabeza en dedicarle el fic un día por cada juego (al final solamente fueron 5), al segundo día ya me estaba arrepintiendo y como ya había descrito 4 juegos no es como que llegada la final decidiera solamente terminarla en 2 parrafos y dijera: ¡Ganaron los Lions!, bien anticlimático todo, así que me tuve que explayar.

En fin, el punto es que se logró! Terminamos este arco del béisbol y se viene sangre, sudor y lágrimas para la trama. He disfrutado haciendo mucho los siguientes 10 capítulos, aunque más de uno me sacó canas verdes.

Muchas gracias por todo su apoyo! Sigan disfrutando mucho el fic!