"Entre azul y buenas noches" hace referencia a algo/situación que es incierta o poco definida entre uno y otro.


CAPÍTULO 27

—Pareces muy distraída ¿estás bien?

Mei lanzó la pregunta para la pelinegra, que llevaba un rato agitando el té con una pajita de madera.

—Perfectamente, Mei–san. Solo pensaba en un problema que me aqueja.

—Ya veo. Si no es algo que involucre dinero, no creo poder ser de ayuda.

—Ojalá fuera tan sencillo como el dinero —sopesó con un gran suspiro.

—El dinero solo habla con sinceridad. No me haría suspirar tan lamentablemente.

—No es algo importante. Tengo mucho trabajo con los alumnos, solo estoy cansada.

—Seguro…

La hechicera de primer grado había pasado a la escuela de Kioto luego de una misión en las cercanías. Después de reportar y recibir el pago, se encontró con Utahime, quien la invitó a tomar el té.

—Por cierto. Makoto Abe de cuarto año fue recomendado para primera categoría, ¿crees que puedas llevarlo a una misión contigo?

—¿Cuánto me van a pagar?

—Lo de siempre, supongo…

—Aumentaré mi precio un doce por ciento el siguiente año.

—La sede es quien paga, tendrás que verlo con ellos.

—Espero que Gojo no meta sus manos en eso, con sus nuevas reformas.

—No sabría decirte, esas cuestiones son entre él y los altos mandos.

—Gakuganji está muy de la mano con él, ¿quién lo hubiera dicho? —dijo con gracia.

—Sí…

—¿Y tú? Supe que te ofrecieron algo en Hokkaido.

—¿Cómo sabes eso? —sus ojos se abrieron completamente ante la sorpresa de escucharla hablar de ese tema tan de la nada.

—Tengo una confiable red de información —se rio de lo maquiavélica que en ocasiones solía ser.

Miró a Mei, indecisa de si sacar el tema o no. Aún no hablaba con nadie abiertamente de lo que había pensado luego de su visita a Sapporo.

—No creo que vaya a aceptar… —respondió con reserva.

—¿Por? Sería un buen retiro. La escuela puede conseguir a otro profesor sin mucho problema.

—No es para mí. Además, amo lo que hago aquí.

Utahime lucía decaída, estaba hablando de lo que amaba, sin embargo, Mei notó que su rostro reflejaba algo más parecido a la pena.

—Te recuerdo como estudiante. Eras sumamente aplicada y correcta. Tan linda como una muñeca kokeshi. Me preguntaba ¿qué hacía una niña como tú arriesgando su vida innecesariamente?

—No sabía que pensabas eso de mí…

—Supongo que Gojo y Geto opinaban lo mismo: "¿Por qué Utahime se esfuerza tanto?" "¿Por qué sigue yendo al frente?". Era curioso, por eso te recomendé.

—Y te lo agradezco mucho.

—Mírate ahora, enseñando esa testarudez a tus alumnos, ¿no estás cansada?

—¿No lo estás tú? ¿Por qué sigues trabajando?

—Por dinero, obviamente.

—Tienes lo suficiente como para retirarte.

—Nunca es suficiente. Así como amas enseñar, yo amo la remuneración.

—¿Sería tan sencillo reemplazarme? ¿Realmente lo crees? —preguntó con tristeza.

—No muchos hechiceros gozan de larga vida, nos acostumbramos a reemplazar rápidamente a las personas. El trabajo no cesa y alguien debe hacerlo. No es que sea exclusivo de ti.

—Cierto…

—Aunque si me lo preguntas, creo que Gojo te echaría de menos…

—Sí claro —dijo de mala gana. Al fin dio un sorbo al té, ya estaba helado.

A la agudeza de Mei no se le escapaba nada.

—Sí quieres un consejo como tu senpai: deberías irte y hacer una nueva vida.

—Hacer eso ahora, lo haría ver como si huyera…

—Huir no es malo. Es parte del instinto de supervivencia ¿por qué te quedarías en un lugar que no es bueno para ti?

—Tal vez llevo demasiados años viviendo de la misma manera que ya me acostumbré.

—¿Es por algo o alguien? —preguntó curiosa.

—No quiero huir de mí misma.

—Pon tu cabeza en orden antes de tomar una decisión definitiva sobre el trabajo en Hokkaido. Si lo haces basándote solamente en tus emociones puede que te arrepientas más tarde.

—Lo tomaré en cuenta. Gracias.

No había llorado tanto desde hace bastante tiempo, mucho de ese llanto era de frustración. Solo así había sacado un poco de lo que la discusión con Gojo había dejado en ella. Al siguiente día había ido a la preparatoria con los ojos rojos e hinchados por lo mismo. Los alumnos de inmediato se preocuparon, pero ella se escudó achacando su aspecto debido a una alergia.

El director Gakuganji también preguntó por su salud, incluso le ofreció algunos días libres, sin embargo, se negó a aceptarlos. Un mal de amores no tenía por qué mermar en su productividad.

Los días pasaron y tuvo la conversación con Mei, para entonces había logrado contener más sus emociones, no obstante, mantenía un semblante algo deprimido, quería ocultarlo para no preocupar a nadie y sobre todo para que no preguntaran el motivo.

Intercambió en la semana unos cuantos mensajes con Shoko, ella no preguntó nada, ni siquiera insinuó saber algo sobre su pelea con Gojo. Utahime no estaba segura si estaba enterada o no puesto que la única manera de saberlo era escuchándolo directamente de Gojo. Ella no quiso decirle para no abrumarla con problemas ajenos.

Vaya forma de perder los estribos y arruinar lo que pudo haber sido un maravilloso recuerdo de un día juntos haciendo cosas triviales como gente común y corriente.

"La próxima vez que nos veamos".

¿Cuándo sería eso? En una semana. Quince días. Un mes. Un año. El tiempo corría con desesperación, la mayor parte lo sentía eterno. Esa misma eternidad se acrecentaba cuando decidía cuestionarse sobre su relación con el ojiazul.

Se preguntaba ¿desde cuándo había empezado a sentir amor por Satoru? Y ¿En qué momento decidió esconder ese sentimiento en un rincón de su corazón para no dejarlo salir?

Cuando pasó lo que pasó en Nikko, se dio cuenta de que estaba enamorada de verdad y por sobre todo que apreciaba como algo muy valioso la relación que ambos tenían, una relación que no quería perder porque funcionaba "convenientemente bien" para los dos.

Gojo no era comprometido, lo sabía, prueba era que no había pasado tanto tiempo de haber terminado con su novia cuando ya estaba tocándola con deseo a ella. A él no le sería difícil olvidarla si su relación no funcionaba, Utahime por otro lado…

Era lo más lógico, era lo más fácil, era lo correcto… Olvidarse de Gojo.

Eso creyó o al menos intentó hacerse creer por largos años que lo había conseguido. Siendo honesta consigo misma, la realidad era que nunca había dejado de quererlo. Hijikata fue el único hombre que le hizo mantener bajo candado sus sentimientos por Satoru.

No obstante, Gojo siempre tuvo las llaves en su mano.

Cuando Toshizo y ella recién empezaron a salir, meses después, en el tiempo en que Gojo comenzó a trabajar como profesor en la escuela de hechicería de Tokio en el año 2013, hubo un suceso desagradable con el grupo de alumnos que Gojo tenía en ese entonces.

El director asistente Hanazawa había sido asesinado por una maldición al intentar proteger a uno de los alumnos de Satoru. El hechicero de grado especial no había llegado a tiempo para protegerlos y alguien perdió la vida, mientras que dos de sus alumnos fueron brutalmente lastimados. Gojo se sintió fatal por ello.

Se suponía que él y sus estudiantes verían los fuegos artificiales del festival de otoño, en cambio, estaba solo y sus alumnos encamados en el hospital. Utahime lo encontró, en el último piso de la pagoda del edificio de administración, viendo por la ventana.

Sus ojos estaban cubiertos por las vendas, sin embargo, las facciones de su rostro no mentían en cuán afectado estaba por el incidente.

Tomó su mano e insistió en que no era su culpa, Gojo entendía mejor que nadie que así era, pero… era su primer año como maestro y tenía la vida de jóvenes en sus manos, no podía desviar la mirada y fingir que no le importaba. Si existía algo preciado para él, eso sería entonces la vida de los jóvenes que estaban a su cargo.

El dolor de Gojo era como sentir el propio, más allá de que pudiera entender el sentimiento por ser profesora también, era el simple hecho de verlo vulnerable y afectado a ese nivel. Se quejaba de lo fastidioso que era siempre, aun así, prefería a ese molesto Gojo que al melancólico que estaba a su lado: el que cargaba con culpa de la muerte de Hanazawa y el daño irreparable a los chicos.

No se lo había pedido, pero besó sus labios con mucha dulzura. No le importó el hecho de tener un novio, ni cuánto lo quería. Lo había prometido, que lo haría si él lo necesitaba.

Solo debía ser un beso de consuelo, de apoyo, de solidaridad y sosiego, no obstante, tal vez Satoru necesitaba algo más que eso en ese momento. Se besaron tanto como quisieron sin perderse el respeto, uno que pedía a gritos ser tirado a la basura.

Utahime sabía que Gojo se aferraba a ella porque estaba dolido y necesitaba de alguna forma descargar ese sentimiento de culpabilidad e impotencia. En cambio, su situación era diferente, lo hacía con pasión no por su promesa, sino porque lo quería más allá de eso.

Sí, aún lo seguía queriendo… Tanto como a Hijikata.

Ese beso, ese último beso y lo que sintió lo encerró muy adentro de su corazón, porque era algo que surgió por deber y no porque naciera de ella como un deseo. Eso fue lo que se dijo para poder ver de nuevo a Toshizo a la cara sin sentir culpa.

Y así, el tiempo transcurrió para ambos, más distantes que nunca de lo que alguna vez pudo ser "algo". Gojo tenía sus relaciones informales y ella se mudó para vivir con su pareja.

Todos parecían felices estando donde se supone que eligieron estar.

"Satoru es muy especial para ti ¿cierto?"

"¿Por qué lo dices? Nos la pasamos peleando todo el tiempo."

"Te conozco bien, aun así, no sé… si es especial para ti como hechicero o como hombre."

"Le hice una promesa. Que estaría a su lado para apoyarlo. Él tiene un sueño y yo… quiero acompañarlo en el. Eso es todo."

"Entonces no lo veas con esa mirada tan acogedora."

"¿De qué hablas? Lo veo como siempre lo he visto."

"Es lo que me temo…"

Hijikata había sentido celos de Gojo, pero en su momento no era algo que quisiera ser consciente, porque aceptarlo era aceptar también que sentía cosas por Satoru que él podía ver. Fue de gran ayuda que Hijikata nunca la confrontara ni a ella, ni a Satoru. Si se hubiera dado el caso, en ese tiempo, la lógica le decía que habría escogido a Hijikata. Pero la lógica no era la realidad, porque por eso mismo habían terminado. No es que no lo amara, lo amaba muchísimo, se iba a casar con él.

Tal vez, si lo hubiera elegido, ahora mismo estaría en casa haciendo la cena, cuidando de uno o dos niños, recibiendo a su esposo que ha ido a trabajar duro para darles una vida de paz y tranquilidad que merecen. Por la noche se amarían con pasión y a la mañana siguiente repetirían su rutina.

Pero no.

Había elegido ser profesora de la escuela de hechicería, había elegido ser fiel a Gojo. Así que ahora estaba metida en la bañera, lamentándose de las decisiones de su vida.

A lo mejor, si en ese tiempo, Satoru hubiera encontrado una mujer a la cual amar, nada de esto estaría pasando tampoco. Él habría sido feliz. Sin embargo, ninguna mujer parecía complacerlo, ni siquiera ella, aunque tenía bien en claro su posición privilegiada a los ojos de Satoru y se aprovechaba de ello, ahora no podía negarlo viendo en retrospectiva.

Realmente nunca había sentido celos de las novias de Gojo, porque ella sabía que no importaba cuánto tiempo duraran juntos, nunca era algo muy en serio. Tantos años y tantas personas entre los dos y siempre hubo una caricia, una palabra, una mirada… ¿cómo no sentirse segura de que siempre estaría para ella? Se había acostumbrado a la conveniencia de las relaciones de Satoru.

Ambos se acostumbraron a vivir de migajas, con el pretexto de no estropear su relación: podían trabajar como colegas y ser amigos mientras se desearan en secreto.

No podía dormir, llevaba noches dando vueltas en el asunto, recordando cosas, preguntándose en que punto normalizó tanto la cercanía de Gojo. Había abusado del hecho de que siempre volvía a ella no importaba lo que pasara.

Y, sin embargo, allí estaban… A un hilo de echarlo todo a perder.

...

—¿Nunca han sentido que todo va increíblemente bien y luego de pronto se va al carajo en un instante?

—La última vez que me pasó terminaste partido a la mitad.

Gojo se despilfarró más sobre el sillón de la estancia de maestros. No tenía humor para nada. No tenía ganas, ni ánimos y se reflejaba en la languidez de sus palabras. Sus alumnos se lo habían hecho notar cuando trataron de sorprenderlo presumiendo sobre el éxito de un exorcismo de un categoría uno, sin embargo, solo puso una cara larga y asintió sin la efusividad que lo caracterizaba.

—Te ves como la mierda —le dijo muy honestamente Kusakabe en cuanto entró a la sala.

No se molestó en refutar, porque de verdad así se sentía. Shoko se rio de forma discreta mientras se servía café para ella e Ijichi. Satoru juntó sus manos sobre su estómago y subió los pies a la mesa.

—¡Juego! —Gojo aplaudió dos veces—. ¿En qué mujer piensas cuando te dicen Gojo Satoru?

—Yuri Yamazaki —contestó Kusakabe ipso facto.

—¿Yuri Yamazaki? —replicó Shoko. Ella era la hechicera de la cual le había hablado a Utahime.

—Interesante respuesta, Kusakabe —dijo Gojo muy serio.

—¿Por qué ella en especial?

—Los vi hace no mucho saliendo muy juntitos de un restaurante —respondió a la pregunta de Shoko. Prendió un cigarro y tiró el humo en dirección a Gojo—. Se ven bien.

—¿Fue después de Kagoshima?

—Tengo mucho que decir en mi defensa.

Ijichi tomó entre sus manos el café que su novia le había preparado, Shoko se sentó frente a Gojo, no sin antes obligarlo de un manotazo a que bajara los pies. Conociéndola, estaba enojada.

—Convénceme de no enviarte a la Patagonia permanentemente.

Puto Kusakabe, lo había hecho a propósito. Gojo suspiró y contó cómo es que se había dado esa situación con Yuri y en que había concluido.

Aceptar la invitación de Yuri a cenar al volver de Kagoshima había sido una prueba impuesta por él mismo, quería saber si sería capaz de acostarse con ella, como ya en otras ocasiones lo había hecho gustoso. Durante la cena, pensó mucho en ello, a una parte de él no le importaba hacerlo, después de todo ya había decidido que dejaría a Utahime hacer su vida sin él estando en medio. Pero su otro lado más consciente y sentimental estaba completamente en contra de hacerlo y eso era curioso porque era la primera vez que se sentía así de indispuesto y desganado para tener un encuentro sexual.

Se dijo a sí mismo, para convencerse, que si podía acostarse con alguien más sin sentir remordimiento o pesar significaba que estaba totalmente dispuesto a olvidarse de Utahime como se lo había dicho a Shoko, por el contrario, si no podía hacerlo debía aceptar que no quería abandonarla y por ende replantear su decisión de hacerse a un lado.

No sintió pena por usarla para sus planes, después de todo, solo eran amantes ocasionales. Ambos sabían que si se veían era con una sola finalidad. Claro que podrían conversar amenamente y bromear si se encontraban en la escuela, sin embargo, Gojo jamás iría con ella a conocer a sus amigos o la invitaría a otras actividades como, por ejemplo: llevarla al béisbol.

Estuvo muy pendiente toda la noche en cada palabra, cada insinuación. Inclusive en que y como decía las cosas y cuáles eran sus respuestas para ella. Cuando Yuri lo besó en el elevador, no había sentido mucho, ni siquiera deseo. Sus caricias las sentía vacías, bien podría ser un tronco y no notaría la diferencia.

Cuando Yuri sacó el tema del matrimonio y los hijos no se molestó en hacerse una imagen mental de ellos dos, ni siquiera por curiosidad. No podía verse ni de forma hipotética como cuando Utahime hizo referencia a llevar a los niños al béisbol.

Solo estaba haciéndose tonto llevándola a casa. Si hubiera tenido ganas de acostarse con ella ya estaría en ello desde que cruzaron la puerta, incluso antes.

La nota en el refrigerador terminó por sentar lo que él ya sabía con seguridad a ese punto.

Sus ojos observaron curiosos el dibujo que estaba pintado en la nota adhesiva, era graciosa la elección, aunque un poco sádica también. Se trataba de un boceto de él, tenía un semblante triste ¿y cómo no? Estaba siendo mordido por Sadaharu, el perro mascota de Sakura de Gintama, además un poco de sangre le corría por la cabeza.

Nunca se lo había dicho, pero de alguna manera Utahime sabía que era su manga favorito. Al ver el dibujo que le había hecho recordó su época de estudiante, cuando ella solía dibujarlo de maneras ridículas en venganza para burlarse de él. Algunos de esos dibujos estaban guardados en un álbum de fotos que no veía mucho la luz.

Al voltear el papel reconoció la letra de inmediato, era bonita y elegante. Decía "Haz tu despensa como un adulto responsable, idiota".

Miró a su acompañante, quien era todo lo que sus padres buscaban, el match perfecto para él y el futuro del clan Gojo.

Yuri, después de que te sirvas esa copa… —dijo mientras guardaba el papel en su pantalón—, ¿puedes irte a casa?

¿Qué? —replicó asombrada, era la primera vez que mencionaba algo así: la estaba echando—, estás bromeando ¿cierto?

No, lo digo en serio —dijo con un tono bastante animado. Sacó su celular de entre sus ropas—. Te voy a pedir un taxi.

¿Puedo preguntar por qué? —Yuri tiró el vino que se había servido por el fregadero.

—Fue una cena agradable, nada tiene que ver contigo —Gojo sonaba hasta feliz.

Entonces explícame —arqueó la ceja, molesta.

No quiero tener sexo contigo. Oh, llegará en dos minutos, fue rápido —dijo viendo su teléfono.

Te estás comportando como un idiota ¿lo sabes?

Tengo fama de ello.

Ella no quiso seguir discutiendo con Gojo, tomó sus cosas y salió de ahí.

...

—No pasó nada ¿ves? Soy inocente. Me comporté muy juicioso.

—Sobre todo en la parte donde le metiste mano en el sofá —añadió Shoko. Que sí, le daba por bueno que hubiera recapacitado, pero hombre ¿qué métodos de mierda eran esos?

—Nimiedades…

—Siento lástima por ella —añadió Shoko.

—Estará bien, ella sabe que solo nos buscábamos para tener sexo.

—Entonces ¿por qué estás decaído? —preguntó Ijichi.

—Te advierto, Ijichi, que a donde quiera que Shoko me envíe, tú irás conmigo.

—¿Yo por qué?

—Hablamos, solo que…, tal vez hubo una pelea y nos dijimos cosas horribles que no queríamos decir, lo que provocó que ahora definitivamente se fracturara nuestra relación.

—No sé ni siquiera para que me molesto en preocuparme por ustedes.

—Por la pinta que tienes imagino que siguen en malos términos —añadió Kusakabe—. Estamos hablando de Iori–san ¿cierto?

—¿Habría otra de la cual hablar? —preguntó Shoko para Gojo, evidentemente molesta.

—¿Puedo decir algo? —levantó la mano Ijichi. Todos voltearon a verlo.

—Adelante.

—¿No es un gran avance que decidieras contarnos qué te sucede? Usualmente guardas estas cosas para ti y actúas en base a tus sentimientos egoístas. Sin embargo, no digo que nos estés pidiendo un consejo, solo que…, si te desahogas de esta forma más sincera, quiere decir que te importa mucho para no tomarlo a la ligera.

Por algo Ijichi era su mejor amigo actualmente. Era esa parte tan consciente, tan humana y cálida que Shoko amaba tanto. Él se preocupaba por Gojo, aún con su tiránica forma de trabajar, era su amigo y de todo corazón quería ayudarlo a poner orden en su vida, con o sin Utahime de por medio.

Gojo sonrió genuinamente, con cariño y confort en su pecho. Sí, tenía la confianza para confesar un poco de lo mucho que sentía por ella.

—La verdad es que me da igual con quien acabes —habló Kusakabe—. Pero Iori–san es una buena mujer. Aunque tú eres un desastre.

—Cuando te dije que hablaras con ella no me refería exactamente para discutir de esa forma. Esperé mucho de ustedes dos como adultos.

—Es un avance. De no decir nada a decir de más…

—Aún pueden reconciliarse —dijo el director asistente tratando de levantar el ánimo.

—¿No son las reconciliaciones lo mejor? —comentó Shoko con bastante picardía, no pudo evitar mirar a Ijichi, que se puso rojo sangre.

—Ah, no era información que necesitara saber… —se quejó Gojo poniendo cara de asco. Desde que ambos dejaron de esconderse, Shoko se había vuelto bastante indiscreta en sus indirectas. La verdad, tenía envidia.

—Pero puede que no te perdone y te mande a la mierda. Eso sería gracioso —dijo Kusakabe.

"La próxima vez que nos veamos…"

¿Cuándo demonios iba a ser eso?


NOTAS: Mucho texto, como siempre, no es indispensable leer.

Actualización Capítulo 28: 12 Julio

Actualización Capítulo 29: 22 Julio

Cada vez más cerquita de saber que pasará: ¿Uta seguirá el consejo de su senpai "dinero antes que vatos"? ¿Kusakabe dejará de joder a Gojo algún día? ¿Ijichi morirá de un paro cardiaco por las indirectas de Shoko? ¿Gojo seguirá con su vida de adulto independiente con gustos bien dementes? ¡Lo averiguaremos!

¡Me vale que Gege se haya retractado de que la preparatoria de hechicería durara 4 años! Para empezar él se equivocó primero y en dos ocasiones diferentes dijo que duraba 4 y no 3. Así que al menos en este fanfic la prepa es de 4 años.

El recuerdo de Utahime sobre lo sucedido en el 2013, lo tenía programado para que fuera un capítulo entero de como llegamos a esto, que desde el capítulo 6 (creo) habíamos dicho que la última vez que se besaron fue en esta fecha. Quería hacer un capítulo narrando TODO lo que pasó en el 2013:

2013

Invierno (Enero)

Uta conoce a Hijikata. Uta 25 años.

Invierno (Febrero)

Gojo conoce a Hijikata. Gojo 23 años.

Primavera (Abril)

Gojo empieza a trabajar como maestro.

Primavera (Mayo)

Hijikata y Utahime comienzan su relación. Uta 26 años.

Otoño (Octubre)

Incidente de los alumnos de Gojo / Muerte de Hanazawa. El último beso entre Gojo y Utahime.

Sin embargo, fui aplazando el introducir este flashback y realmente en este punto de la historia no tenía mucho sentido dedicarle un capítulo entero. Además, varias personas me hicieron saber que estaban un poco cansadas de los flashback. Así que solo quedó en ese suceso narrado de forma breve como lo ven aquí.

Por otra parte, el flashback de Gojo je, je, je, je… realmente todo su flashback en un principio estaba escrito para el capítulo de Malas Decisiones (24), es decir, en ese mismo capítulo inicialmente se plantearía salir con Yuri y cerraría con la conclusión que vemos aquí, PERO, cuando veía la discusión del capítulo de Sukiyaki (26), la verdad no sentía tensión porque el lector ya sabía que Gojo había rechazado a la otra chica (es decir, no podía ponerse en el papel de Utahime al sentir, como ella, que Satoru la estaba "engañando"), así que para que pudieran conectar mas con Utahime y su descontento decidí que NO revelaría los motivos de Gojo para la cita así como su conclusión hasta después de la pelea, para que el lector pudiera decir "Oh, realmente Gojo se lo estaba planteando de forma seria y Uta tergiversó todo". Usar a Yuri para esto puede que lo sientan incorrecto, y tal vez así sea, pero se dijo antes: Yuri conoce su papel como amante. No le gustó que Gojo la echara de su departamento, obvio, si no quería nada se lo hubiera dicho mejor saliendo de cenar y no habría tenido problema, pero bueno… No todo puede ser perfecto, y Satoru es alguien muy pragmático.

La imagen de Gojo y Sadaharu la había subido a mi twitter (x) por allá de marzo, había dicho que lo usaría en el cap 21/22 (el de Malas Decisiones que terminó siendo el 24), pero el destino quiso que fuera hasta el 27. Originalmente Uta iba a dibujar a Agumon, ya que cuando en el cap 24 encendía la TV, Gojo estaría viendo Digimon, al final me decidí por algo menos otaku y apareció otra cosa, así que recordé a Gintama y me pareció gracioso dibujar a Gojo siendo mordido por Sadaharu como lo hacía con Gintoki, además Uta estaba enojada con él, así que se desquitó un poco dibujándolo con la mordida en la cabeza.

Creo que eso es todo lo que tengo que decir sobre este capítulo.

Muchas gracias a todos! Para aquellos que se han leído super rapido la historia ¡wow! todos mis respetos.

Los siguientes capítulos serán importantes, por eso los he querido fechar de una vez. Tengan buen fin de semana.