Disclaimer: Nada de esto me pertenece, la saga crepúsculo es propiedad de Stephenie Meyer y la trama es del webtoon y la novela "La emperatriz divorciada" de Alphatart y con arte de Sumpul, yo solo busco entretener y que más personas conozcan esta historia.


Capítulo 97. El Significado Del Regalo (2)

No era el Vizconde Vulturi, pero era un hombre al cual quería evitar incluso más.

El hombre de pie allí, de ojos verdes y cabello marrón oscuro era Alec Vulturi. Conocido como un hombre de trato amable, era el hijo del Vizconde Vulturi y antiguo amante de Irina.

Ella le devolvió la mirada. El shock de su aparición llegó un momento demasiado tarde cuando se dio cuenta de que no se estaba despertando.

¿Cómo? ¿Por qué estaba él aquí? El Vizconde Vulturi dijo que lo traería a la capital, pero...

Irina se puso blanca como una hoja de papel mientras cubría protectoramente su vientre con ambas manos.

Si Alec dice una sola cosa fuera de lugar...

Alec no se movió, y simplemente miró a Irina como si fuera una estatua de piedra. Aunque él no estaba tan aterrorizado como ella, parecía estar al borde de las lágrimas.

—¿Señorita?

El Duque Riddle la llamó desde un costado, ella precipitadamente reacomodó su expresión y se volteó para sonreírle.

—¿Cuándo llegaste?

En lugar de responder, el Duque Riddle giró la cabeza en la dirección que ella había estado mirando.

—¿A quién estabas viendo?

Irina agarró la manga del Duque Riddle alarmada, y él se volteó para mirar la delgada mano llena de cicatrices que lo sujetaba.

—Nada. Sólo estaba pensando.

Irina se inventó una historia y rápidamente soltó su mano. El Duque miró de regreso en la dirección que ella estaba observando, pero Alec ya se había ido.

Irina dio un suspiro de alivio. No sabía lo que sería capaz de hacer Alec, aunque según las palabras del Vizconde Vulturi, su hijo no revelaría la verdad.

—¿Tuviste un mal pensamiento?

El Duque Riddle se impulsó con una mano hasta el sofá donde Irina estaba sentada. Él se veía como un lobo en el buen sentido, y las damas cercanas se desmayaron por ello. El Duque Riddle no evitaba la atención como persona de la alta sociedad, y en cambio hacía su postura aún más atractiva. Irina se rió de sus jactancias.

—En realidad no.

—No te veías muy bien.

—No, en absoluto.

Irina inclinó su cabeza tiernamente y le mostró la espada.

—Mira esto.

El Duque Riddle se sentó al lado de Irina, y los nobles de alrededor comenzaron a murmurar. El duque era conocido por ser un playboy, y ahora estaba sentado cerca de la concubina del Emperador. Sin embargo, ni el Duque Riddle ni Irina prestaron atención a la reacción de la multitud.

—¿Esto fue un regalo?

—Sí. La Emperatriz se lo dio a Irina.

—¿La Emperatriz?

—Es un regalo para el bebé.

Irina sonrió ampliamente para dejar de lado el nerviosismo acerca de Alec.

—¿Puedo verla?

—Por supuesto.

Ella le entregó el regalo, y el Duque Riddle sacó la mitad de la espada de su vaina. Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras inspeccionaba la empuñadura y la cuchilla con cuidado.

—¿Qué te parece?

El duque asintió satisfecho.

—Es una espada muy fina.

Irina irradiaba orgullo, pero sentía que algo andaba mal con el Duque.

—¿Qué pasa? ¿Hay algo extraño acerca de la espada?

—Nada extraño, pero...

—¿?

—¿La Emperatriz dijo algo especial al dártela?

—Bendijo a mi bebé para que sea tan hermoso como la espada.

La sonrisa se volvió más clara en el rostro del Duque Riddle. Irina lo miró curiosamente, y él le explicó.

—Señorita. Es cierto que esta espada es muy cara, pero es puramente decorativa.

—¿Decorativa...?

—No tiene uso práctico como arma. No puede ser usada en un duelo, mucho menos en una guerra.

El Duque Riddle miró en dirección a la Emperatriz. Estaba rodeada de personas cercanas a ella, y también observaba al duque. Continuó hablando con Irina mientras mantenía su mirada fija en la Emperatriz.

—Darle esta espada significa vivir en el esplendor y la belleza, pero también significa no trabajar.

—Eso… eso...!

Bueno, eso también es una bendición.

El Duque Riddle murmuró para sí mismo mientras soñaba con poder vivir sin trabajar, pero Irina ya estaba en un estado de shock. Las palabras resultaban desagradables en sí mismas, pero lo que más la avergonzaba era que había elogiado este regalo delante de todos los demás. Los nobles eran inteligentes, así que debieron entender el propósito de la Emperatriz. Siendo Irina la única que no lo sabía. ¡Qué ridícula tuvo que haberse visto al aceptar un regalo que fue dado en forma de burla!

—La Emperatriz... me insultó...

Irina presionó sus labios con fuerza mientras las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. Era patética. Eventualmente las lágrimas se derramaron por sus mejillas, y Jasper corrió a su lado.

—¿Que pasó, Irina? ¿Qué sucede?

Jasper miró al Duque Riddle, pero el duque hizo una reverencia con elegancia y se alejó del sofá.

—Irina, ¿por qué estás llorando en un día tan feliz?

Jasper ignoró la reverencia del duque e hizo lo mejor que pudo para consolarla. Pero a pesar de sus esfuerzos, ella no paró de llorar. Ya se había asustado al ver a Alec anteriormente, y no le salían las palabras.

Jasper acarició el hombro de Irina, y miró a los nobles para que le dieran una explicación. Rápidamente se acercaron y reportaron la conversación entre el Duque Riddle y Irina. Sus hombros comenzaron a temblar con más fuerza, y Jasper suspiró.

—El Duque Riddle tiene una lengua despreocupada.

—El duque solamente ayudó a Irina a no verse estúpida, Su Majestad.

—No llores, eres la mujer de honor hoy.

—Pero... pero estoy tan triste.

Seguía sollozando, y miró a Jasper con sus ojos oscuros, como joyas.

—¿Por qué no me lo dijiste? ¿Tu sabías lo que la Emperatriz quiso decir, no es cierto?

En lugar de darle una respuesta, le dio unas palmadas en el hombro. Su respuesta tácita fue clara como el día. Irina estaba aún más convencida de que el Duque Riddle era mucho más confiable. Sintió que su decisión de confesarle al duque lo de su otro hijo en vez de a Jasper fue acertada.

Mirando sus labios y pestañas temblorosas, Jasper dio otro suspiro.

—No pensé que pudieras mantenerlo bajo control, Irina.

Irina cubrió su vientre con sus manos e inclinó su cabeza.

—Tengo miedo.

—¿Miedo?

Ella habló en voz baja.

—La Emperatriz nos miró con desprecio a mí y al bebé delante de todos. Si lo hace tan abiertamente, ¿qué sucederá si la Emperatriz acosa al príncipe o a la princesa en el futuro...?

Todo lo que ella quería era consuelo y la promesa de que Jasper protegería a su bebé. Debido a que la Emperatriz hablaba tan duramente, esperaba que Jasper se pusiera de su lado.

No obstante, Jasper estaba más sorprendido por otra cosa. Fue porque Irina llamó al bebé un príncipe o princesa.

Jasper no fue el único. Los nobles que escuchaban la conversación se pusieron rígidos y se miraron entre sí.