Disclaimer: Nada de esto me pertenece, la saga crepúsculo es propiedad de Stephenie Meyer y la trama es del webtoon y la novela "La emperatriz divorciada" de Alphatart y con arte de Sumpul, yo solo busco entretener y que más personas conozcan esta historia.


Capítulo 221. El Gran Duque Warner Odia A La Reina (2)

Había una persona que observaba todo esto escondida detrás de un pilar. Era una dama de compañía de Kate. Ella miraba cuidadosamente la situación, y cuando vio la extraña atmósfera entre el Gran Duque Warner y la Reina Isabella, regresó emocionada para contarle a Kate.

—Mi Reina, he descubierto algo realmente bueno.

—¿Algo bueno?

—¿Conoce al Gran Duque Warner?

—De Rwibt…

—Sí, debe haber venido por la boda.

Kate asintió.

¿Qué hay de bueno en que haya venido? La visita de un invitado extranjero era bienvenida, pero en este caso el propósito de la misma no tenía nada que ver con ella.

La dama de compañía sonrió y susurró.

—Sin embargo, cuando los vi juntos, me pareció que el Gran Duque Warner albergaba un gran odio hacia la Reina Isabella.

—¿El Gran Duque Warner?

Kate lo pensó por un momento y preguntó extrañada.

—¿No se quedó en el Imperio Oriental por un tiempo?

—Algo debió haber pasado entonces.

—¿Eso crees...?

—Era evidente que la odiaba. Cuando la Reina Isabella lo saludó, el Gran Duque la ignoró. Lauren y Leah estaban refunfuñando enojadas.

La dama de compañía estalló en risas alegremente y sugirió con una cara brillante.

—Mi reina, aproveche esta oportunidad. ¡Haga que el Gran Duque Warner se ponga de nuestro lado!

—El Gran Duque Warner...

—Sí. ¿No quiere la Reina Isabella usar a Sir Jacob para ganar popularidad entre las jóvenes damas? Dicho esto, el Gran Duque Warner también es un hombre apuesto que no perdería ante Sir Jacob. Si usa al Gran Duque, podría retener a su lado a las jóvenes damas.


¿Cómo puedo hacer que cambien de opinión?

Después de mucho pensarlo, lo primero que hizo fue enviar invitaciones a todos los nobles que vivían en la capital.

—A menos que sea por una circunstancia especial, nadie puede rechazar la invitación de la Emperatriz.

Como dijo la Vizcondesa Clearwater, todos los nobles se reunieron en el jardín, pero parecían desconcertados por la repentina invitación de ese día.

Irina puso una gran mesa en el jardín y la cubrió con comida sumamente llamativa. La comida en sí misma era sorprendente a la vista, y el sabor le hacía justicia.

El chef del emperador cumplió fielmente sus órdenes. Incluso los nobles, que estaban desconcertados por la invitación, se sorprendieron al ver el castillo de dulces sobre la mesa.

Un río de helado fluía alrededor del castillo de dulces, y mermeladas hechas de todo tipo de frutas estaban en carruajes de galletas.

—¡Qué maravilloso!

Mientras los nobles admiraban la comida preparada, Irina sonrió elegantemente y dijo,

—Lo preparé especialmente para todos ustedes.

Los nobles se sorprendieron incluso más al ver a Irina que cuando vieron la aldea de dulces hecha en la mesa. Esto, debido a que su forma de hablar era similar a la de la Emperatriz Isabella. Irina normalmente hablaba con un tono alto y adorable. Ahora, incluso su tono de voz era más bajo de lo habitual.

Algunos con buen ojo también notaron que el elegante vestido rojo de Irina era similar a la ropa que usaba a diario la Emperatriz Isabella. No era exactamente el mismo diseño, pero era definitivamente parecido.

Los nobles intercambiaron miradas en silencio.

—Todos, por favor siéntense.

Irina sonrió elegantemente y los invitó a sentarse, mientras ella misma se sentaba en la cabecera de la mesa. Luego continuó con una voz tranquila.

—Han pasado muchas cosas, pero ahora todo se ha estabilizado.

—...

—Esta es una nueva era. Quiero construir amistades y mantener buenas relaciones con todos ustedes. Las luchas internas entre los nobles son también una molestia para Su Majestad el Emperador.

Sonriendo, Irina levantó su copa de champán para hacer un brindis. Los nobles siguieron su ejemplo y levantaron sus copas de champán. Después de tomar medio sorbo de champán, Irina bajó la copa y puso su mano sobre su vientre.

—Lamento no poder beber más con ustedes. Por el bien del bebé, me detendré aquí.

Cuando mencionó al bebé, los desconcertados nobles sonrieron inmediatamente y comenzaron a dar sus bendiciones a Irina.

Fue gracioso verla imitar a la Emperatriz Isabella tan abiertamente, pero tenía razón. Ahora una nueva era ha comenzado, y la Emperatriz Isabella nunca regresará. Si estuviera en el retiro, existía la posibilidad de que regresara. Pero, ¿no se volvió a casar con el rey de otro país?

En este caso, lo mejor sería estar en buenos términos con la actual emperatriz. Incluso si la emperatriz cambiara de nuevo, la diferencia estaba en el bebé en el vientre de la Emperatriz Isabella.

—Tendrá un bebé sano, Su Majestad.

—Será un bebe maravilloso, ya sea que se parezca a la Emperatriz o al Emperador.

—No muy diferente de un ángel viviente.

—¿Ha pensado en el nombre de su bebé, Su Majestad?

Era justo lo que pensaba.

Irina acarició su vientre, sonriendo frente a los nobles que la estaban elogiando. Ella quería mostrarles quién era la dueña del palacio del oeste, quién estará por encima de ellos de ahora en adelante, y quién lleva en su vientre al próximo emperador, lo reconozcan o no.

—Su nombre es… no lo sé. Su Majestad el Emperador lo decidirá.

Irina sonrió y se acarició el vientre una vez más, pero estaba perturbada.

La imagen del cuerpo de un bebé recién nacido vino a su mente en ese momento. El pequeño cuerpo que el Vizconde Vulturi le había mostrado, afirmando que el bebé había muerto justo después de nacer.

Ciertamente no era el bebé de Irina, pero el cuerpo no era falso. Irina había sostenido en sus brazos al bebé muerto, sollozando desde el fondo de su corazón.

En ese momento, no estaba asustada, aunque sabía que era un cadáver. Sólo se sentía afligida, desconsolada y desgarrada.

¿De quién era ese bebé? ¿De dónde sacó el Vizconde Vulturi a ese pobre bebé?

Entonces, sus pensamientos se dirigieron hacia su verdadero bebé... su primer hijo, Ian.

—¿Su Majestad?

La Vizcondesa Clearwater la llamó cuidadosamente.

Sólo entonces Irina se dio cuenta de que se había quedado en blanco y sonrió rápidamente.

Sí, nada de eso importa. Todo forma parte del pasado, de un pasado doloroso.

Ahora, tanto ella como el bebé en su vientre serían felices.

En ese momento, se escuchó una fuerte risa desde un costado de la mesa. Era una risa maliciosa.

El entorno se volvió inmediatamente silencioso.

Irina miró al asiento de donde provenía la risa. Había un hombre alto de cabello negro sentado allí. Sus ojos eran amarillos, y desprendía un aire intelectual como si fuera un erudito. Además, tenía un rostro atractivo...

Irina se dio cuenta de quién era.

El día que la Emperatriz Isabella se divorció, este hombre había corrido hacia ella antes de ser detenido por los guardias del emperador, gritando sin entender por qué tenía que divorciarse.

Irina se culpó a sí misma por haber invitado a este tipo de personas. Sabía que algunos de los nobles que vivían en la capital habían estado del lado de la Emperatriz Isabella.

Sin embargo, envió invitaciones a todos, excepto al Duque y la Duquesa Swan.

Quería que comprobaran con sus propios ojos quién era la dueña del palacio de la emperatriz ahora.

Probablemente, por eso también él vino...

Ella se arrepintió de su decisión demasiado tarde.

Cuando la mirada de las personas reunidas aquí se centró en él, este hombre-el Marqués McCarthy-sonrió encantadoramente y se disculpó con palabras vacías ante Irina.

—Oh, lo lamento. Su Majestad, es sólo que esta situación es un poco graciosa.

—¿Insinúas que soy graciosa?

Irina le preguntó de vuelta tan fríamente como la haría la Emperatriz Isabella, sin retroceder ni un ápice.

—De ninguna manera.

El Marqués McCarthy levantó las cejas como si tuviera miedo, y dijo, con una sonrisa más profunda.

—Sólo digo que parece un poco irónico que la persona que declaró con orgullo ante los reporteros que sería la 'Emperatriz de los Plebeyos' ahora intenta acercarse a los nobles...

Ante el evidente veneno en sus palabras, Irina le ordenó con el ceño fruncido.

—Si no quieres tener una relación amistosa conmigo, vete ahora mismo.

El Marqués McCarthy murmuró, "Vaya, qué miedo", e inmediatamente se levantó.

—Ya que es una orden, no tengo otra opción que retirarme.

Entonces, rápidamente se despidió y se fue.

Algunos nobles se miraron entre sí y siguieron al Marqués McCarthy, diciendo que tenían dolor de estómago, iban al baño, o recordaron un asunto urgente.

Los números crecieron cada vez más hasta casi un tercio de los presentes.

Irina apretó sus puños, mordiéndose los labios con fuerza.


—Hice exactamente lo que me dijiste, pero ¿por qué él hablo de esa manera?

Después de una corta fiesta de té. Irina llamó al Duque Riddle para informarle de la situación, y le preguntó enojada.

Fue el Duque Riddle quien le aconsejó sobre qué decir en las entrevistas.

En ese entonces, Irina había seguido sus consejos porque pensó que era lo correcto. Sin embargo, se enfureció cuando el Marqués McCarthy hizo un comentario sarcástico abiertamente sobre las entrevistas, y muchos de los nobles parecieron estar de acuerdo con sus palabras.

—¿No le enseñaste a propósito a Irina las respuestas equivocadas?