EL FULANO RICITOS (SPY X FAMILY)

Capítulo 3: La repercusión (final)


SEMANAS MÁS TARDE, DESDE LA AGENCIA

–Disculpe jefa, ¿me mandó a llamar? –Dijo el agente ingresando a la oficina.

–Sí, pase. –Le cede el asiento la administradora Sylvia antes del anuncio. –Hace días que quería hablar con usted.

–No sé si tenga mucho tiempo, tengo operativo ahora.

–Precisamente de eso quería hablarle. Mire Franklin, yo y usted le considero un amigo y durante todo este tiempo que hemos trabajado juntos he aprendido a estimarlo.

–Yo también siento lo mismo.

–Yo entiendo esta parte (que) su comportamiento profesional no ha sido precisamente muy bueno.

–Lo que sucede es que tenía algunos problemas con la agencia y me toparon los horarios.

–No nos engañemos, mi función de administradora yo tengo que tomar algunas medidas. –Condiciona ella misma.

–¿A qué se refiere, jefa? –Dilucidaba Franky.

–En el libro diario hay una serie de anotaciones que me obligan a sancionarlo.

–Jefa, yo le prometo que no voy a volver a suceder nada.

–Créame que como amiga siento mucho que usted se encuentre en un callejón sin salida. –Minimizó su colega.

–Pero jefa. –Insistió el inventor.

–Le reitero, yo como amiga sé mucho más de usted de lo que piensa y por todo lo que está pasando me veo la obligación de darle unas vacaciones sin sueldo.

–¿Me está despidiendo, jefa?

–En cierto modo sí. –Finalizó ella.

La salida de la agencia marcó el comienzo de un áspero y duro camino para este hombre, su adicción entre otras cosas borró todo atisbo de vergüenza, la pasta base lo tiró virtualmente al piso, no distinguía mucho el día de la noche, tampoco horarios ni mucho menos se preocupaba de su presentación personal. Atendía su quiosco en sus pequeños arrebatos de cordura y de esto ya sabían sus familiares.

–Bueno, ahora espérenme un minuto mientras busco los pedidos. –Atendía Franky a una cliente.

De la nada unos supuestos clientes tocaban la puerta de otra sala haciendo gala de querer acompañar al famoso inventor.

–Adelante. –Llamó él dando el ingreso a dos hombres.

–Franky, le buscan unos clientes. –Informó la secretaria.

–Está bien, déjenos solos. –Respondió el primer usuario.

–¿Qué pasa? –Preguntó el agente rizado.

–Ricitos, venimos a hablar contigo. –Dijo el otro hombre.

–¿Qué hacen ustedes aquí?

–Supimos que estás mal y queríamos ayudarte. –Alegó el sujeto.

–Yo no necesito ayuda de alguien, estoy bien. Estoy atendiendo a la clienta, por favor váyanse.

–No, cálmate Franklin.

–Allá en Westalis hay una clínica que puede rehabilitarte. –Añadió el segundo individuo.

–¡Oye, yo no necesito rehabilitación! ¡VÁYANSE DE AQUÍ, VÁYANSE! –Quejó envalentonado este hombre exigiendo que se apartaran de su agencia.

–Señora, puede salir, por favor. No se preocupe. –Avisaba su secretaria a la clienta que abandonara mientras "Ricitos" era amarrado e inyectado por unos paramédicos.

Franky Franklin sería traído luego al Hospital Psiquiátrico en Westalis donde logró estar sólo 18 días.


SEMANAS DESPUÉS...

La rehabilitación en Westalis fue imposible ya que lo sorprendieron fumando marihuana en pleno proceso y fue expulsado, luego le robó el auto a un amigo, volvió a Ostania y continuó en lo suyo. Esta vez el informante actuó con más rebeldía, comenzó a vender sus pertenencias para poder consumir pasta base y por supuesto para compartir con sus amigos; atendía sin embargo su quiosco, pero sólo para obtener dinero y luego convertirlo en drogas o gastárselo en la noche.

–Oye Franklin, ¿tiene un billete para que me prestas? –Pidió el amigo A.

–Espera socio. Si quieres más te hago el cheque. –Encomendó el favor este informante.

–Vos no puedes ni firmar, te hace falta un toque.

–La gente, socio. Estoy viendo doble ya.

–Oye, ¿te conseguiste algo? –Preguntó el amigo B.

–El tío Franky me pasó mil marcos, pero dice que no le queda. –Anunció el socio A.

–Oye, si quiere pásamelo a mí. Yo voy en taxi a donde la "Abuela". –Dijo el colega B.

–Yo te acompaño. –Indicó "Ricitos".

–Quédate aquí, Franklin. Vos estás para la jodida. –Advierte el amigo A.

–¿Qué estás tomando? –Decía el compañero B.

–Oye, vienes tan apurado. –Alegaba el espía.

–Voy a hacer una orinada, ¿ya? –Decía el hombre C.

–Oye Franklin, ¿quieres unas chicas?, para que despiertes. –Se ríe su partner A.

–Eso le dice el pescado. –Bromeó el ex soldado.

–Voy y vuelvo. –Se apartó el amigo C al baño.

DÍAS DESPUÉS...

La situación continuaba empeorando, muy rápido sus clientes se impusieron de su vía y comenzaron a desaparecer de la agencia hasta que no llegó nadie. Él perdió todo apego por su vida y sus bienes, solo mantenía latente el cariño por sus hijas.

–Y tú, ¿qué estás haciendo aquí? –Le interroga Ruth mirando de reojo a su ex.

–Vine a ver a las niñas. –Titubeó Franky vestida de vago.

–¿En ese atuendo no te da vergüenza? –Preguntó ella.

–Necesitaba ver.

–Otra vez me avisas antes, ¿oíste?

–No te la lleves, por favor, si también son mis niñas.

–Claro, ahora te acuerdas de las niñas, ¿no es cierto? Y estuviste esperando el dinero al final de mes.

–No me he ido muy bien que digamos.

–Entonces eso se nota, seguramente te la consumiste todas tus drogas.

–No diga eso delante de las niñas.

–Eso para que sepa en el padre que tiene. Vamos.

–Adiós niñas. –Se despidió él ignorando que sería la última vez que las vería.

DE NOCHE

El quiosco era el único refugio que le quedaba Franky Franklin, había vendido gran parte de sus propiedades y autos, estaba en franca quiebra económica y existencial. Su secretaria ya había cumplido la promesa de irse si no mejoraba las cosas.

Una misiva escrita por la oficinista decía: "Estimado Franky: Siento comunicarle que he decidido renunciar, debido a las insoportables condiciones en que tengo que trabajar últimamente. Karla".

Durante la bonanza, este informante y otros colegas habían invertido dinero para construir una cooperativa, pero ya no quería parte de esa sociedad. Necesitaba urgente seguir consumiendo pasta base, así que llamó a un colega para venderle sus acciones.

*Inicio de la llamada telefónica*

–¿Hola? ¿Twilight? –Habla por teléfono Franky.

–Sí, ¿con quién? –Contestó el espía en línea.

–Habla con Franky Franklin. Oye, menos mal que te encontré. –Dijo él aliviado.

–Dime, mire que estoy a punto de entrar una misión.

–Mira, sabe que yo necesito vender las acciones de la agencia.

–Oye, ¿pero de qué estás hablando? Si tú sabes, Franky que eso es imposible.

–Pero yo tengo problemas, no tengo a qué otra cosa recurrir.

–Oye, el contrato de la agencia impide vender sin la aprobación de todos los propietarios.

–¿Y qué hago yo entonces?, estoy acogotado.

–No sé, no tengo ninguna alternativa. Tendría que preguntarle uno por uno a todos los socios.

–Oye, ya no quiero estar en la agencia, ya no quiero. Lo único que necesito ahora es mi plata urgente aquí.

–No sé, lo siento Ricitos, pero ese no es mi problema.

*Fin de la llamada telefónica*

Los intentos por conseguir dinero llevaron a este informante a perder todo grado de dignidad humana, según algunos su actual pareja lo había introducido en el mundo de las drogas, a juzgar por los rumores ella le exigía dinero y lo instaba a comprar, pero como ahora eso no era cosa fácil no le quedaba más remedio que acudir a aquellos que otrora él la había ayudado, su pretexto de requerir dinerito para comida se contactaba con antiguos conocidos que por cierto tratándose de él no le negaban una primera ayuda. De igual modo, dejaba tras decir una serie de comentarios, la mayoría de sorpresa porque muchos de ellos no daban crédito al estado calamitoso en que se encontraba el conocido "Ricitos".

Una vez que este hombre conseguía su propósito se dirigía raudo donde la famosa "Abuela", personas que conocieron en la zona como la traficante más intocable, y consumía hasta perder total y absolutamente el conocimiento. Escenas de verdadera angustia vivían todos aquellos que debían resignarse a verlo botado en el suelo sin poder hacer nada por él, incluso muchos ex clientes que él atendió en sus años de gloria se resistían a creer que se trataba de su investigador particular.

Sus arranques, luego de sobredosis de pasta base lo llevaban a estados de verdadera inconsciencia, muchos de sus colegas que estaban de turno pudieron apreciar muy de cerca el momento en que por algún grado de desequilibrio entró a la agencia secreta para cumplir su turno como si estuviera con sus cinco sentidos; nadie por cierto se atrevió y que nada por sorpresa, y hasta por respeto a romper aquel trance, verdadero significado de una muerte anunciada.

El poder devastador de la pasta base le dejaba sólo pequeños instantes de cordura, el señor Franklin los aprovechaba para deshacerse de sus últimas pertenencias; su esposa y sus hijas, avergonzadas por esta situación dejaron Berlint y la casa, la que por supuesto él vendió tan pronto la desocuparon, mantiene a raya a su conviviente con quien comparte su adicción. Este hombre actúa como poseído por una profunda dependencia y está lejos de intuir que ya no tiene vuelta.

TIEMPO DESPUÉS...

Franky Franklin se ha conseguido dinero para abastecerse de algunos comestibles, pero posterior a esto pasó donde la denominada "Abuela" a objeto de comprar su dosis de drogas, pero la policía secreta ha recibido un nuevo llamado anónimo acusando al agente de un interesante tráfico de estupefacientes. La información daba señales claras sobre su paradero y su rumbo.

–Oiga. ¡Yo no he hecho nada! –Alegaba el ex informante mientras era revisado corporalmente por la policía.

–¡No se mueva! –Ordenó un oficial durante la redada.

–¡Quieto, quieto! –Dijo otro uniformado retenido.

La evidencia no fue precisamente mayúscula en términos de cantidad, pero bastó dado a los antecedentes para volver a detenerlo; como su confesión respecto al lugar donde hizo la compra fue verídica quedó en calidad de traficante hasta desbaratar la red que surta los drogadictos de Berlint.

El famoso inventor ingresó luego de las declaraciones pertinentes a la cárcel de Berlint, pero aquí este hombre comenzó a vivir por obligación un periodo de abstinencia. La situación, por cierto, parecía conveniente, pero no tardó en sentir los rigores de aquel síndrome que tuvieron tanta o más repercusión en su salud que la propia época de consumo.

–¡ÁBRAME LA PUERTA!, ¡ÁBRAME LA PUERTA! –Exclamó Franky desesperado desde el recinto penal. –¡SÁQUENME DE AQUÍ! ¡SÁQUENME DE AQUÍ!

El síndrome de abstinencia provocó en este hombre un horrendo castigo interior, no se podía hacer mucho por él en el convencimiento que más temprano que tarde esta rehabilitación obligada daría sus frutos, pero lamentablemente la falta de drogas en su organismo no hizo más que negar su capacidad de sobrevivencia; el cambio del consumo absoluto de periódico a abstinencia total fue tan brusco repentino que su cuerpo se transformó y debió ser atendido de urgencia.

Nadie lo sospechó, pero la ausencia de drogas causó en este hombre frecuentes cambios en los latidos de su corazón, se hicieron todos los esfuerzos para regularizar su presión arterial y su ritmo cardíaco, pero estaba en franca crisis. Absolutamente inconsciente fue atendido en el centro asistencial sin dar ninguna señal de recuperación; Franky Franklin, por primera vez estaba dejando el consumo, pero el síndrome de abstinencia no le permitía continuar con sus signos vitales. El trabajo por lograr su armonía cardíaca pareció estéril ya que su corazón entró definitivamente en paro.

Pero Franklin, contradiciendo toda lógica se sobrepuso al colapso cardiovascular y salió con vida, lleva varios meses en prisión sin consumir y ya da muestras de una real rehabilitación siendo precisamente el encierro su más generoso aliado; su caso está en proceso mientras se averigua su posible responsabilidad como traficante. Hemos conseguido su testimonio exclusivo y este será ahora el verdadero Franky Franklin.


El 4 de agosto, el renombrado ex informante Franky Franklin fue dejado en libertad.

El 4 de septiembre del mismo año comenzó a atender clientes en su nuevo quiosco en Berlint.

FIN

Como verán, esta historia no es original sino adaptada tal como algunas de las obras que publiqué como fuente (Mea Culpa). Desde el principio de este fic está indicado el antecedente real, solo modificando los eventos y personajes.

Este es el primero de dos fanfics que hago con Spy x Family presupuestados para este presente, ya tengo listo el último y su publicación será cosa de tiempo.

Volveré en otro momento. ¡Hasta pronto!