2. Atardecer
Applejack sonrió, aguantándose la risa al escuchar las groserías que Spike decía por lo bajo, queriendo ser discreto, pero no lo suficiente para que ella pudiera mirarlo con ternura desde el pórtico de la casa.
Había tantas cosas mezcladas en su mente al observarlo darle batalla a las tablas que estaba cortando. Ternura, por verlo librar ese feroz enfrentamiento con el serrucho, la tabla y la cinta de medir, cuando él apenas sabía hacer esas cosas. Alivio, porque ella se había librado de una tarea que ella no quería hacer, porque Spike se ofreció a hacerlo por ella.
Orgullo, porque conforme avanzaba en su trabajo, se le volvía más fácil. Ahora la cinta, el lápiz color rojo y el serrucho se movían en sus manos con gran destreza.
Amor, porque además de ser su novio, esa tarde de videojuegos con sus amigos se convirtió en una tarde de trabajo. Sólo por ella. Y también otra sensación a la que todavía le parecía muy extraño ponerle nombre. Pero ver el cuerpo sudado de Spike, sus brazos yendo de arriba hacia abajo y luego verlo cargar las tablas para recargarlas en la pared, era hipnótico.
Ella había acabado de pintar la cerca de atrás hace buen rato, y se tomó el tiempo de prepararle una limonada para refrescarlo. Al acercarse con el vaso lleno y atestado de hielo, pudo oírlo decir otra grosería. Pero el trabajo estaba hecho.
—Por fin —susurró Spike para sí mismo—. Ahora debo cubrir esto antes de que ella lo vea.
—¿Ver qué, dulzura?
El chico perdió el color de la cara al voltearse y encontrarla a ella, que lo recorrió con la mirada de forma muy atenta hasta ver una de las tablas recargadas en la pared. En el tablón había escrito un "AJ" en medio de un corazón.
Esto la hizo reír bastante, pero mientras Spike tomaba de su limonada, desvió la mirada un poco apenado. Apenas y volvió la vista para mirarla a ella, con su short dejando al descubierto sus piernas manchadas de pintura. Esta vez no llevaba sus botas, sino unos cómodos tenis viejos, también con algunas salpicaduras de pintura. Cuando sus ojos se encontraron volvió a desviar la mirada, como si el hielo del vaso fuera más importante por el momento.
—Bueno, lo tomo como un halago —dijo Applejack, robándole el vaso depara beberse lo último.
—Iba a borrarlo, yo…
—No lo hagas, tengo una mejor idea.
Ella se acercó con una mirada coqueta, le puso las manos sobre las mejillas en un movimiento rápido que sobresaltó a Spike, quien cerró los ojos y esperó con los labios alzados un beso que jamás llegó, pues lo siguiente que sintió fue como el lápiz en su oreja se deslizó.
Fueron pocos segundos los que Applejack se volteó para luego permitirle ver su obra maestra. Ahora eran las letras "AJ S" dentro de un corazón. Eso lo hizo estremecer, pero no tanto como ella cuando al fin le dio el beso que estaba esperando.
Sin decir más, simplemente se tomaron de la mano y empezaron a caminar por los manzanos rodeando la granja, contemplando el atardecer.
