Capitulo Cuatro.

-Es obvio su interés en ti, Pen- Me dijo Eloíse apenas tuvo la oportunidad de quedarnos a solas.

-Es sólo un buen amigo, El-Le dije.

-No dejaba de mirarte.

-Lo sé.

-Tú también lo mirabas.

-Lo sé.

Ella me miró expectante y yo suspiré.

-Él sabe cuál es mi situación en el mercado matrimonial y quizás quiera ayudarme al mostrar un leve interés.

Y eso fue lo único que pude decir antes de que los demás aparecieran y dejáramos el tema.

Los días siguientes fueron intensos para todos.

Los Bridgerton sumidos en los preparativos de la boda de Francesca. Por mi parte, pasé varios días siendo Whisteldown a tiempo completo y aunque mencioné la llegada de varios caballeros entre ellos Colin y Lord Debling omití la información que daba cuenta del interés del ultimo en mí. Sólo mencioné caballeros como esos podrían ser un excelente premio en esta temporada. No quería que existiera mayor presión para que las señoritas se alborotaran más de lo que ya podían estarlo a estas alturas.

La tarde previa a la boda, fue agitada ya que después de ir a donde Genevieve para retirar mi vestido para la boda y conversar con quien ya consideraba una buena amiga. Lord Debling me esperaba en la casa de mi familia para hacerme una visita para arreglar los detalles de la ceremonia. Estaban mis hermanas y sus maridos, quienes no podían creer que un caballero de tal presencia estuviera interesado en alguien como yo. Con la autorización debida de mi madre me acompañaría a la boda de Francesca. Para sorpresa de todas nosotras como hijas, mi madre no hizo comentario alguno sobre mí que me dejara mal parada. Al contrario, se comportó a la altura increíblemente. Se lo agradecí una vez que mi amigo se retiró.

Después que mis hermanas también se fueron. Mi madre me dijo que ese hombre era un buen prospecto y que sí me lo proponía podría tener lo que toda mujer busca. Seguridad.

Nunca había tenido la oportunidad de compartir con mi madre tan cercanamente. Ella intuía que yo lo que buscaba era amor, pero me aseguró que el amor era una fantasía literaria que me podía llevar a perder una gran oportunidad.

Durante la pasada noche tuve mucho en que analizar. Lord Debling y sus cualidades rodaban mi cabeza. Mi madre la nueva actitud que me mostraba y su discurso a cerca de la seguridad. Eloíse y sus apreciaciones y el comportamiento de Colin. Colin, siempre Colin.

Creo que nunca podría dejar de pensar en él.

La boda que se desarrolló hace unas horas en la casa Bridgerton. La recepción fue hermosa.

El color del vestido que escogí fue lavanda. Me sentía mucho más bonita de lo que me había sentido en la vida. Claro, ayudo el peinado, las joyas y hasta los zapatos. Fue lo primero en destacar Lord Debling y la mismísima Lady Danbury cuando nos encontramos fuera de la Casa Bridgerton.

Lady Violet, por su parte, me dijo que estaba preciosa cuando nos salió a encontrar junto a sus hijos y no sé por qué lo destacó con voz elevada. Luego miró a los integrantes de su familia. Específicamente a Colin. Él no tenía esa sonrisa de siempre, se veía sombrío.

Anthony y Benedict le dieron una bienvenida bastante cordial a Lord Debling, pero detrás, la Vizcondesa viuda recibió a mi acompañante con una gran sonrisa para ser él. Cosa que no dejó de ser percibida por todos.

La mayoría de los presentes llegamos puntuales para la ceremonia. No fuimos muchos los asistentes lo que hizo más íntimo todo.

La Duquesa de Hasting y su marido fueron los grandes ausentes. Ellos estaban en el ducado y no podían viajar para el enlace de Francesca ya que Daphne podría entrar en labor y no era recomendable hacer el viaje.

La ceremonia estuvo sencillamente sublime. Rodeada de una atmosfera cargada de amor y de un sinfín de emociones parecidas que a varías nos hizo llorar. Sobre todo, en la parte de los votos y en la entrega de anillos.

Todo salió perfecto. Tal y como los Vizcondes y las madres lo habían planificado. No se le escapó ningún detalle. Cada arreglo floral en su lugar, los vestidos de las damas. La recepción al banquete, el coctel, los platillos, el exquisito pastel, los músicos, el espacio decorado con el estilo y color que habían escogido los novios.

Francesca realmente se veía preciosa de blanco invierno. Su vestido era de ensueño. Era largo y moldeaba su figura delicadamente. Era complemente de encajes suaves y bordados en los bordes inferiores que realzaban la caída del faldón estilo sirena. No tenía velo ya que su castaño cabello recogido y entrelazado a su lado izquierdo para que así resaltara la pequeña semi-tiara que Lady Violet le había cedido en herencia, ya que ella misma la había recibido de parte de su familia cuando se casó con el Vizconde Bridgerton y dejó su hogar.

Lord Kilmairtin, se veía tan elegante que la misma Francesca quedó asombradísima a penas lo vio esperándola en el altar. El Conde estaba tan nervioso que se bloqueó a sí mismo y por tercera o cuarta vez en su vida se comportó a la altura e hizo lo correcto. Sólo tenía ojos para la novia. Conocí a parte de su familia, su madre, su tía y su primo, quien por cierto era uno de los hombres más bellos que mis ojos habían visto, además de encantador era un conquistador por naturaleza.

Al Vizconde y su esposa se veían felices y enamorados. En otro mundo. Parecía que aun disfrutaban de su luna de miel. Kate, lucía simplemente perfecta con el vestido gris brillante que escogió para deslumbrar y fue la encargada distribuir a los invitados junto a Gregory y Hyacint, quienes emocionados de poder participar no perdían detalle.

Colin estuvo aún más raro, como sí le doliera algo, y, a pesar de estar cerca en el momento de la boda lo sentía lejano, a kilómetros de aquí. No dejaba de mirarnos a mí y Lord Debling. Sus ojos nos atravesaban y eso me puso nerviosa. De pronto, no quería hacerme notar, me escondí detrás de Alfred. Como hace poco me había pedido que lo llamara hace unos instantes.

El brindis tradicional estuvo marcado por las palabras del Vizconde, los recuerdos infantiles de la nueva Condesa de Kilmartin. Lady Francesca Stirling y de Frannie para muchos de nosotros. Los buenos deseos para los novios dados por el hermano mayor de los Bridgerton fue el exacto que toda hermana debe recibir. Estaba muy contenta por ella y su nueva vida. Pronto partirían a Escocia y estarían allá una larga temporada.

Algo le pasaba a Eloíse también. No dejaba de susurrarle cosas a Colin. Él, a estas alturas, estaba perdido en sus propios pensamientos. Incluso estaba alejado de los demás a pesar de estar en cuerpo presente.

Luego, el momento de bailar llegó y el primer turno claramente fue para los novios. Luego para los hermanos y Benedict se acercó a mí para bailar. Acepté de inmediato le agradecí su gesto al considerarme. Él sonrió y afirmó que yo era parte de su familia. Yo no era la mejor bailarina, pero él sencillamente hizo magia conmigo.

Anthony fue el siguiente en bailar conmigo cuando cambiamos de pareja y Kate se llevó a Benedict.

Lady Danbury acaparó a Alfred con su conversación y entretelones mientras yo bailaba. Lady Violet se les unió y no me sentí tan mal al dejarlo un momento. Ellas estaban encantadas con él.

Haciendo cuentas, creo que en ningún evento yo había bailado dos piezas seguidas.

Al terminar aquella pieza Colin fue quien se acercó. Me miraba profundamente sin decir nada. Me preocupé y le pregunté si estaba bien. Él me dijo que debía preguntarme algo importante y me pidió que lo acompañara. Me preocupé de inmediato, pensé que tenía que ver algo con Eloíse y cuando estaba por salirme del espacio de baile Lord Debling fue quien llegó hasta nosotros y me cobró la promesa de bailar con él. Colin desistió de llevarme con él y le cedió el lugar.

Me sentí entre bien y mal por lo ocurrido... porque me di cuenta de que Colin realmente quería hablar conmigo, que lo había deseando hacer desde que empezó la boda. Lo malo fue que justo en ese momento mi amigo nos interrumpió.

Cumplí la promesa de bailar con Lord Debling, Alfred… y de qué manera, pues todo pareció haber desaparecido estando en sus brazos. Era como estar en una burbuja, perfectamente podría llegado a las nubes. Sólo nosotros dos y de pronto, sin saber muy bien cómo, lo sentí tan cerca que nuestro baile casi termina en un beso. Estuvimos a centímetros. A lo lejos sentí el gruñido de alguien y el carraspeo característico de Benedict.

Cuando volví a la realidad después, en lo único en que se enfocaron mis ojos fue en buscar a Colin.

No me fue difícil dar con su mirada.

Por otra parte. Todos nos estaban observando asombrados y por obvias razones.

Me asusté y sin pensarlo dos veces me disculpé y salí de escena.


Gracias por leer.