Disclaimer: Los personajes corresponden en derecho de propiedad a sus respectivos autores, esta historia es sin fines de lucro. Solo con el único fin de entretener a un público lector; de una fan para fans. Esta historia ha sido publicada únicamente bajo el usuario de ladykya0 si la encuentras en otra página con en un perfil diferente se trata de plagio.


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Algo que perder

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VII

FINAL

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Cuando Ash decidió llamar a Misty ese día, jamás creyó que a su tercer intento el rostro que vería sería el de Psyduck.

— Hey — Saludó aun confundido, pero notó a Pikachu emocionarse al ver a su amigo al otro lado de la pantalla de su teléfono. Sonrió porque ellos parecieron saludarse contentos, cómplices, como los viejos compañeros que eran y que todos decían representaban la amistad que él mantenía con la pelirroja Líder de Gimnasio. — ¿Y Misty? — Preguntó naturalmente, como si el pokémon de verdad pudiera responderle con palabras.

Ash solo lo observó parlotear y dándole una mirada rápida y confundida a Pikachu, notó a su inicial reírse de él, dejándolo aún más confundido. Psyduck al ver que no podría explicarse, simplemente volteo torpemente el teléfono hacía la chica, a quien de inmediato notó con un semblante perdido, recargada sobre su sofá y comiendo en automático un helado que parecía ya haberse derretido desde hace un tiempo. Seguramente estaba deambulando en sus pensamientos.

¿Habría pasado algo? Se preguntó sin percatarse que su propio ceño se frunció en inquietud.

La pelirroja simplemente no se percataba de lo que sucedía, así que Psyduck decidió acercarse a ella con paso firme, haciendo tambalear la cámara con cada uno de sus movimientos patosos. Ash al final sonrió divertido ante la situación, que de por sí ya era extraña.

— ¡Hey Mist! — Había saludado cuando consideró que ya estaba los suficientemente cerca como para que ella lo escuchara, pero la chica ni siquiera se había inmutado. — ¿Mist?

Que extraño.

Comenzaba a preocuparse, no era normal que ella estuviese tan distraída, mucho menos que ignorara a su pokémon, que de todos era el menos discreto en su andar.

— Me habría gustado... — Alcanzó a escuchar el susurró de ella, con un tono de voz melancólico que de inmediato llamó su atención y una curiosidad urgente pronto lo invadió.

— ¿Qué te habría gustado? — Preguntó realmente entrometido, como si todo lo que le pasase a ella le concerniese, pero se dio cuenta de que Misty aún ignoraba que él podía escucharla.

— Decirle lo que sien...

¿Lo que sien...?

¿Qué?

Se preguntó Ash confundido mientras observaba toda la extraña escena que se desarrollaba frente a él, con una Misty empapada que se peleaba con su Psyduck, y un extraño sentimiento parecido al nerviosismo que lo invadió y que decidió ignorar para poder reír divertido. Al menos esa pequeña travesura del pokémon había traído a su amiga de nuevo a la realidad.

— ¡Hola! — Le dijo tranquilamente, sonriéndole como últimamente siempre hacía cuando hablaba con ella.

Porque ya le era inevitable hacerlo.

Sobre todo, cuando en sus ojos Ash podía ver el brillo con el que ella lo miraba cada que se burlaba de él, jugaban y se reían entre ellos. Esos días extrañaba bastante eso, porque no era lo mismo hacerlo a la distancia que en persona y él amaba esa dinámica que siempre habían tenido, pero... ahora había un sentimiento extra que comenzaba a inquietarlo y a invadirle el cuerpo de nerviosismo, combinado con el titubeo que era poco común en su personalidad.

Una ligera ansiedad por tocarla.

Abrazarla cada vez que ella se enojaba e intentaba irse, o tomarla de la mano cuando Misty las empuñaba tratando de no golpearlo por haberle dicho lo tonta que se veía fantaseando alguna película romántica, sabiendo que era mentira, porque para él, la Líder era todo menos tonta, ridícula o cualquiera de esos adjetivos despectivos que le decía a veces, y de los cuales se arrepentía al instante, porque no era nada cercano a lo que en realidad pensaba de ella.

Pero, ese era su secreto.

Uno de varios, que resguardaba con cuidado y con los cuales aún estaba pensando en qué hacer. Porque revelarlos... no sabía si estaba listo.

Calor.

Es lo que sentía en ese momento, viéndola carcajearse junto con Pikachu, con su corazón latiendo fuertemente, comenzando a desesperarse porque estaba seguro que no era por vergüenza.

Ketchum había hecho aquella escenita con su pokémon solo para que el brillo regresara a los ojos celestes de la entrenadora, tan claros y transparentes, pero de los cuales ahora huía alejando la cámara frontal de su rostro, solo para que ella no pudiera ver el creciente sonrojo que seguramente tenía. Porque, demonios, claro que sentía la cara arder.

¿Por qué rayos se molestaba en hacer lo suficiente para que ella riera con él, de él o por él?

Como si realmente no lo supiera. Se respondió de inmediato.

Y se maldijo, dejándose caer en la cama de aquella habitación del hotel donde se hospedaba. ¿Dónde había quedado el Ash seguro de sí mismo que se jactaba de ser campeón? Notó la sonrisa divertida de Pikachu, el cual solo lo observaba con ese gesto de curiosidad e incredulidad que no sabía de dónde venía.

Como si el tipo eléctrico no pudiera creer lo que veía.

Tal vez, Ash era el que aún no lo creía.

Porque de todas las locuras que había hecho en su vida, el mismo se desconocía cada vez que levantaba aquel teléfono y se sinceraba por las noches.

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— Se puede saber... — Fue lo primero que escuchó en cuanto la imagen de su amigo apareció en la pantalla — ... ¿qué demonios estás haciendo, Ash?

La voz del ojiazul investigador era todo menos calma. El entrenador se dio cuenta de inmediato de lo que hablaba y rápidamente buscó la manera de esquivar la mirada desconcertada y desesperada que Goh le dirigía, a través de aquella video llamada.

— ¿De qué hablas? — Soltó con fingida inocencia, posando la mirada en su Pikachu, quien se encontraba a su lado tranquilamente comiendo una de sus bayas, ignorando el asunto, porque él mismo ya había alegado con su entrenador, que lo que había estado haciendo probablemente era una mala idea.

— Te dije que era un idiota. — La voz de Gary resonando desde el fondo, atrajo de inmediato la atención de Ash, quién con algo de molestia por fin posó su mirada en la pantalla y pudo observar a ambos chicos vestidos con sus batas dentro del laboratorio Oak, seguramente interrumpiendo su trabajo solo por esa llamada. — No sé ni porqué te sorprende. — Continuó el castaño aún en el fondo, revisando algunos reportes que tenía en sus manos, con la total indiferencia tan característica en su voz.

Ash gruñó molesto, lo último que necesitaba eran las críticas de Gary.

— Ash... — volvió a intentar Goh.

— No sé de qué hablas —, contestó de inmediato con un tono más defensivo.

— Sabía que eras un cobarde Ashy, pero no tenías por qué decírselo a, literal, todo el mundo — contestó Gary, acercándose esta vez hasta la pantalla, mientras se quitaba sus lentes de lectura, para poder tomar el teclado inalámbrico de la computadora de Goh. Ketchum pudo observar la mirada de burla que el castaño le dirigía, y eso lo molestó demasiado. — A diferencia de ti, nosotros no somos tontos.

Lo siguiente que Ash vio, fue al chico tocar uno de los botones de reproducción de aquel teclado. Todo preparado para el audio que resonó desde las bocinas de su laptop. Audio que hizo a Ash detener su respiración por la sorpresa y vergüenza que sintió de inmediato, haciendo que todo el calor de su cuerpo se concentrase en su rostro.

Comenzó a sudar frío.

Maldita sea.

No tengo otra opción, porque yo de frente no me atrevo a iniciar esta conversación...

— O qué te parece... — continuó Gary, oprimiendo de nuevo un botón del teclado.

No importa si no me ha escuchado. Llamaré mañana...

— O mi favorito... — Siguió con su sonrisa burlona y el sarcasmo palpable.

Que sepa que me enamoré y ella no lo ha notado...

Hubo un momento de silencio, en el que los tres se miraban, pero ninguno decía nada. Gary y Goh solo observando las reacciones de Ash.

Incomodidad, es lo que el entrenador estaba sintiendo.

— Están hechos el uno para el otro — se carcajeó Gary por fin. — A Misty ni se le pasa por la cabeza que es para ella... ¡Que par de idiotas!

Goh simplemente suspiró resignado al ver los gestos en el rostro de su amigo, mientras intentaba no burlarse de él con Gary, que era casi inevitable porque la situación era absurda; masajeó un poco su cabeza intentando pensar en cómo manejarían todo aquello.

— Cuando te dije que resolvieras tus sentimientos, no me refería a esto. — Dijo por fin.

Sin palabras. ¿Qué se supone que debía decir ahora?

El entrenador intentaba recuperarse, mirando hacia todos lados, con las mejillas más rojas de vergüenza por las burlas de su antiguo rival que por la situación. Pensándolo, la verdad es que ni él sabía bien cómo había iniciado todo aquello... y en todo caso ¿por qué deberían de hacerle un gran escándalo por eso?

¿A ellos qué les importa, a Gary qué le importa? Maldijo para sí mismo aun sintiendo el calor en su rostro.

— Bueno, ¿cuál es el problema? Nunca he dicho que soy yo — Preguntó por fin, con la molestia palpable en su voz.

Ambos investigadores lo observaron incrédulos. Ash era un tonto la mayoría de las veces, pero en este momento estaba abusando, porque no estaba entendiendo su propia situación ni mucho menos en la que estaba poniendo a la Líder de Gimnasio.

— Mi estimado Romeo, todos en el laboratorio sabemos que eres tú. — Esta vez una sonrisa divertida se asomó en los labios de Goh.

— Y medio Kanto lo sospecha. — Continuó Gary. — Por alguna razón, solo Misty está en... ¿negación? — sonrió aún divertido. — ¿Por qué no fuiste alguien normal y apareciste en su gimnasio con un ramo de rosas y ya? — El investigador solo rodó los ojos en incomprensión hacía Ash.

— Porque Ash siempre tiene que hacer las cosas a su modo — contestó Goh en un susurro resignado, conociéndolo perfectamente. — Con esta gira tu popularidad ha crecido bastante, si se llega a confirmar que eres tú... que todo esto es para Misty... Los medios van a destruir su gimnasio buscando respuestas... Y, te juro por Arceus que te va a mandar al demonio.

Explicó Goh con la paciencia que solo él tenía.

Ash lo miró seriamente para después suspirar resignado. — Lo sé. — Y ambos investigadores lo miraron sorprendidos, porque no era muy común que el entrenador estuviera muy consciente de las consecuencias de sus actos. — Es solo que... — Pero el llamado a su puerta lo hizo callar y mientras volteaba, Gary y Goh pudieron observar cómo su semblante cambiaba por una sonrisa amable, seguido de un: "Claro, en seguida voy. Gracias". Ketchum regresó su mirada a la pantalla suspirando. — Solo... no se preocupen ¿Está bien? — concedió resignado. — Y amarren a mamá para que no vaya a Celeste o llame a Misty antes de que yo regrese. — Pidió, para después colgar, evitando que sus amigos pudieran decir una palabra más.

— Pi pika — Escucho la voz de su pokémon en un obvio "te lo dije", solo para verlo tomar la última baya del plato que tenía a un lado suyo, con indiferencia.

Ash solo se quejó.

No quería admitirlo, pero sabía que la situación se le había salido un poco de las manos. Ciertamente, no había contemplado que su voz sí sería particularmente reconocible, al menos para sus amigos, lo cual lo ponía en más problemas porque todos eran una bola de entrometidos. Eso sin contar que jamás creyó que las personas se interesarían lo suficiente como para intentar cazarlo. ¿No tienen nada mejor qué hacer?

Suspiró con un poco de pesadez. Definitivamente esto de ser una persona pública tenía muchas desventajas.

— Intentemos que esto no empeore, Pikachu — dijo, poniéndose de pie, esperando que el pokémon terminara con su último bocado y subiera por su brazo hasta su hombro, para poder salir del camerino de aquel programa donde daría una entrevista más.

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Cuéntanos la verdad, todos aquí nos estamos preguntando lo mismo. ¿Sabes del Romeo de Kanto?

Y, por supuesto que ahí había salido el tema.

Ash, realmente, había esperado no tener que hablar nada al respecto y simplemente dejar que todo pasara, pero había aprendido que, en ese mundo, ese tipo de cosas no se olvidan, mucho menos cuando ya eres un blanco de sospecha. Suspiró internamente, decidido a tomar ese momento a su favor, porque había decidido, al menos, quitar la sospecha de sus hombros y evitar que Misty saliera afectada de su escape romántico que jamás creyó llegaría tan lejos.

Además, mucha gente no lo sabía, pero Ketchum había aprendido a regular sus emociones. El dar entrevista tras entrevista, lidiar con fans y entrenadores novatos le había otorgado, con gran esfuerzo, la habilidad de mantener su rostro relajado y sonriente, tal vez Misty diría que su rostro de tonto; sin que la gente se percatara mucho de sus pensamientos o sentimientos.

Era muy útil para evadir preguntas o disimular su hastió a comentarios fuera de lugar. Y, en ese momento, la usaría como su mejor carta. Ash era un experto improvisando en batalla, sí. Pero ahora, comenzaba a aprender a usar esa habilidad en su vida pública.

Sabes Ash, — El chico escuchó de nuevo y pudo ver el rostro del entrevistador. Supo cuál sería la pregunta que este le haría a continuación. — No quiero dar muchas vueltas en este asunto. Pero, todo nuestro público está ansioso por tu respuesta. — Ash lo observó con seriedad, más concentrado de lo que ha estado en su vida para poder mantener un semblante tranquilo. — ¿Eres tú?

Y sintió que su cabeza comenzó a dar vueltas, agradeció de que en su voz no se notara su nerviosismo creciente. Pero, ¿por qué de pronto hacía tanto bochorno en ese lugar? Seguramente eran las luces del foro.

Demonios.

Los rumores dicen que tu voz se parece muchísimo, y escuchándote aquí ya lo estoy considerando.

Él continuó sonriendo, ya sentía que comenzaba a tener un tick nervioso en el ojo derecho, ¿por qué la gente era tan entrometida? Suspirando mentalmente intentó negar con la cabeza lo más tranquilamente que su cuerpo se lo permitió. Y entonces lo recordó, uno de los concejos que Daisy le dio en una de sus primeras entrevistas en Kalos, cuando coincidieron en aquella región: "Si no quieres responder algo personal, lleva la atención hacía tu trabajo y tus fans".

Quién diría que recibiría un gran concejo de la mayor de las Flores Acuáticas. Se sintió confiado cuando realizó aquella pequeña reverencia de agradecimiento a la cámara 4.

Incluso, si no fueras tú... — continuó el presentador y Ash sintió que se le iba el alma. ¿Cuándo terminaría esta tortura? Maldita la hora en la que comenzó a hacer esas llamadas. De sus ideas, es de las peores que ha tenido... — … me vas a decir que no hay alguna chica que haya conquistado tu corazón. No te creería si me dices que solo piensas en pokémon...

Mis amigos te dirían que sí — Respondió sinceramente, riéndose porque era un comentario que escuchaba con regularidad. Sobre todo, de Misty y ella lo conocía bien.

Ash se recuperó al instante y aun sonriendo se concentró en la otra realidad de su vida, la cual seguía siendo su carrera, sus pokémon y su sueño de ser el mejor. Porque en su lista de prioridades, ahora, había dos cosas que ocupaban el primer lugar.

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Ash por fin pudo suspirar aliviado.

Esa había sido su última entrevista en Galar, prácticamente era libre, y decía casi porque aún debía dar un par de presentaciones en el Estadio Disparo con sus pokémon, pero esa situación era su lugar seguro y no le causaría más problemas de los que ya tenía. O al menos eso esperaba.

Y, gracias a Arceus, por esa noche agradeció no tener más compromisos. Lo último que quería era una cena de improviso con algún alto mando. Así que, agradeciendo a la asistente que se encargaba de acompañarlo a todos lados —y mantenerlo vigilado la mayor parte del tiempo para que no se metiera en problemas, cosa en la que fallo rotundamente —, ingresó a la habitación de su hotel, para por fin intentar descansar. Con un Pikachu también exhausto, que de inmediato se acomodó en la suavidad de aquella cama de lujo. Agradecido y relajado después de una ducha caliente donde lo único que pudo pensar era en las ganas que tenía de regresar a Kanto. Kechum suspiró, porque de inmediato también sintió su estómago revolverse nervioso sabiendo lo que se avecinaba.

¿Qué haría una vez que regresará? Le había dicho a Misty que la visitaría, pero... ¿Cómo saldría aquello? ¿Qué le diría? ¿Sería capaz de confesarle cómo se siente? ¿Qué esperaba que pasara después?

Se sonrojó.

Demasiadas preguntas, pocas respuestas y mucha incertidumbre.

Y Ash Ketchum no era alguien que le gustará pensar demasiado en las cosas, así que aun un poco aturdido, se acercó al buro derecho de su cama, tomó la agenda digital que él utilizaba, y que se actualizaba con la de su asistente; para revisar las actividades que tendría al día siguiente:

Entrenamiento a primera hora, desayuno, conferencia, convivencia con algunos fans, almuerzo, tiempo libre que usaría para llevar a su equipo al centro pokémon, comida y la primera presentación en el Estadio, que le tomaría el resto del día.

¡Que cansado de sentía!

Esta vez, se dejó caer en la cama junto con aquella agenda la cual, al rebotar sobre el colchón, hizo que un recuadro de papel fotográfico se resbalara desde uno de los orificios de la carcasa. Exhalando, el entrenador se reincorporó sentándose para poder tomar aquella fotografía en sus manos. La que había robado de uno de los álbumes del ático de la casa de su madre, antes de salir de Paleta.

Originalmente eran dos fotos de la misma escena, pero él solo había tomado esa, porque era su favorita, el primer intento de la cámara de Brock la cual se había disparado mientras la acomodaba; la foto desenfocada pero que lo delataban a él mirando a Misty con una sonrisa y una expresión suave de cariño, que aún con el movimiento de la imagen, era palpable.

Mirar aquella escena solo le traía más recuerdos.

Sus primeros viajes pokémon en diferentes regiones, todos los amigos que hizo, pokémon que conoció, triunfos y derrotas, aventuras... y siempre anheló volver a viajar con sus primeros amigos, con Brock, pero sobre todo con Misty.

Nunca se lo había dicho, pero había aprendido muchísimo de ella en su primer viaje. Incluso cuando le gritaba y lo llamaba idiota. Él mismo reconocía que no había sido un niño fácil...

Se rió.

¿Quién lo viera ahora? Hecho un campeón, lidiando con fans, liderando torneos, siendo entrevistado por sus estrategias impredecibles.

¿Quién lo viera, mirando esa fotografía desenfocada solo para admirar la sonrisa de una pelirroja niña que se convirtió en su mejor amiga, su mejor maestra, aun cuando ella tampoco era experta; y en su mejor compañera?

Pero, ahora ¿qué más significaba ella?

Ash volvió a recostarse sobre aquella cama, notando como su compañero ya se había acurrucado en la almohada y se había quedado dormido. Sonrió esta vez mirando al techo comenzando a meditar sobre la situación en la que estaba metido...

Porque siendo sinceros, no sabía cuándo había iniciado, solo sabía que fue un día cualquiera.

Un día común y corriente cuando se descubrió siguiendo, con su mirada embelesada, el vaivén de la chica por el gimnasio; preguntándose, porqué el latir de su corazón se precipitaba de manera anormal al verla sonreírle tan cálidamente a Psyduck, mientras acunaba a su Marril en sus brazos aún húmedos, por el agua de la piscina dónde habían nadado toda la mañana. No era nada anormal, solo una rutina ¿porque le prestaba más atención? No supo qué pensar cuando sus ojos se detuvieron en las torneadas piernas de la chica, producto del ejercicio acuático que realizaba con frecuencia junto a sus pokémon. ¿Cómo no las había notado antes? Había pensado sonrojado en un súbito ataque de pánico, se reprendió fuertemente porque esa fue la primera vez que miró de esa manera a la que consideraba su mejor amiga.

Se asustó e intentó olvidarlo por un tiempo.

Pero, la vio en batalla, movimiento tras movimiento, sincronizada con su Gyarados. Tan fuerte y poderosa que no pudo evitar sentir una mezcla de emoción y nerviosismo. El calor lo invadía de nuevo al recordarlo, pero esta vez ya no le importaba hacía dónde se dirigían sus pensamientos.

¿Cuándo fue que Misty se había vuelto tan atractiva para sus ojos? No lo sabía, pero ahora no podía sacarla de su mente.

Fue por eso que ya no quiso dejar de mirarla.

Sin pensarlo dos veces, siguiendo su propio deseo buscó una y mil excusas para visitar a la chica. Verla en su día a día, convivir con sus Pokémon y contemplar su sonrisa, que pronto descubrió, le encantaba mucho más cuándo era él quién las provocaba, por eso se esforzaba cada vez un poco más para molestarla, para dejarse molestar, para reír juntos.

Supo que algo había cambiado cuándo comenzó a sentir la necesidad de que su mirada aguamarina solo se fijaran en él, cuando sus dedos comenzaron a cosquillear con urgencia de poder rozar la piel de la chica, imaginando que los delgados brazos de ella solo lo rodearan y estrecharan a él, de la misma forma en la que estrechaban a Psyduck cada vez que subía de nivel. Qué él pudiera provocar en ella el mismo sentimiento de urgencia que comenzaba a asfixiarlo tan de repente cuando la miraba.

Jamás se había sentido tan egoísta, ni tan imprudente como cuando necesitó expresar lo que sentía, ¿a quién se lo diría? Si aún no estaba listo para ser juzgado por las miradas de sus amigos, porque, aunque Goh lo sabía, era demasiado racional para entender su insensata necesidad de confesarlo para aceptar completamente que...

Me enamoré sin darme cuenta…. — susurró para sí mismo tomando su almohada para cubrir su rostro en un gesto de resignación.

Fue por eso que había hecho aquella primera llamada, en el laboratorio Cerise mientras esperaba que el profesor y sus asistentes terminaran la presentación de uno de sus proyectos pokémon. Él estaba a punto de partir a ese viaje y necesitaba que el profesor le entregara algunas cosas para su equipo de seis.

Así que, aburrido notó que Ren había dejado reproduciendo en la estancia, la radio en internet que desde niño lo había visto escuchar. Radio Rocket. Ensimismado en sus pensamientos, y en la charla que había tenido con Goh días atrás, escuchó en silenció la voz de los tres locutores de ese programa.

¿Se siente como un salto al vacío? Probablemente. Pero, ¿no es mejor eso a dejar pasar la suerte de haberte encontrado con esa persona? La voz masculina respondía con cautela al correo de algún fan anónimo que escribía a su programa de media tarde.

¿Un acto de valentía o uno de cobardía? Qué dilema. Secundó la voz femenina.

Y esas palabras aún le rondaban la cabeza, cada vez que veía a Misty en sus videos llamadas o simplemente pensaba en ella.

Ash suspiró, con su rostro aún cubierto por la almohada.

Esa primera llamada la había hecho sin pensar desde la computadora de Ren. Ni siquiera sabía qué es lo que había querido decir porque al entrar su llamada al aire, pánico es lo que había sentido, un tartamudeo y una frase incompleta que mantuvo a los locutores en expectativa.

...daría toda la suerte de mi vida solo por ella

Fue el susurró que dio aquel día. Con su corazón latiendo como jamás había latido y la sangre de su cuerpo subiendo a su rostro. Dejó de escuchar las voces que emergían de los altavoces, preguntando curiosos, y simplemente cortó la llamada rápidamente, nervioso y jadeante, mientras escuchaba la voz del profesor acercarse por el pasillo.

Alterado, con Pikachu observándolo incrédulo, se miraron entre ellos sin saber qué hacer. ¿Huir?, ¿Fingir? El pokémon eléctrico optó por una vieja confiable, electrocutarlo completamente.

Claro que el profesor y los demás habían preguntado qué había sucedido, preocupados, pero al menos su sonrojo y nerviosismo habían desaparecido, y había podido minimizar la situación fingiendo con aquella típica situación del entrenador con su Pikachu.

Ash se quejó, reprendiéndose a sí mismo por haber iniciado toda aquella situación. O mucho peor, haber continuado haciéndolo. Pero, tampoco podía decir que no era gracias a eso que sus sentimientos y pensamientos hacía Misty habían dejado de asustarlo... resignado, volteó a ver al roedor que dormía plácidamente junto a él. Comenzó a acomodarse para seguirlo al mundo de los sueños, volviendo a colocar la foto dentro de la carcasa de su agenda digital, dejándolo sobre el buró a lado de él.

Para después simplemente apagar las luces.

Debía descansar, terminar esa gira de una vez por todas y regresar a Kanto.

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— Toma.

Fue lo que dijo Sakura cuando le entregó un pendrive, mientras lo miraba con una sonrisa sacarrona y mucha ilusión en su mirada. Ash recibió el dispositivo y lo guardó en uno de los bolsillos delanteros de su chaleco, suspirando cansado mientras la veía.

— ¿Por qué me miras así? — Preguntó intentando sonar desinteresado.

— ¿Vas a llegar a Celeste hoy?, ¿Qué le dirás? Muero de ansiedad — Le dijo por fin la chica emocionada mientras se inclinaba un poco sobre la mesa de aquella cafetería que se encontraba a lado del Centro Pokémon.

El entrenador solo sonrió nervioso porque en realidad no tenía ni la más remota idea de lo que haría. No sabía qué esperar cuando llegara a Celeste, e intentaba no pensar en eso, pero cuando su vuelo por fin había aterrizado en Ciudad Trigal esa mañana, él no imaginó que Sakura lo estaría esperando en la entrada del aeropuerto.

Pero sin sorprenderse, simplemente habían decidido almorzar y ahora él estaba ahí, incomodo, siendo examinado con la mirada perspicaz de ella.

De pronto la vio sonreír.

— Por fin le dirás a Misty lo que sientes por ella — dijo sin más, con ilusión en sus ojos. — Creí que no viviría lo suficiente para ver esto — añadió.

El entrenador río nervioso para después exhalar pesadamente, mirándola con seriedad porque jamás creyó que la primera que lo descubriría y enfrentaría sería Sakura. En realidad, creyó inocentemente que jamás nadie sabría de lo que estaba haciendo. Por qué, seamos realistas, verdaderamente... ¿Quién escuchaba la radio? ¿No es incluso algo un poco anticuado?

Que equivocado estuvo.

Porque ese día al entrar al Centro Pokémon en Ciudad Iris, al inicio de su viaje; a la primera persona que reconoció fue a Sakura, quien lo miro con una sonrisa mientras recibía a su Espeon de manos de la enfermera Joy, para dos segundos después notar el sonido que invadían el espacio del lugar, haciendo que detuviera sus pasos en seco, pálido, incrédulo, asustado, avergonzado... habría dado lo que fuera para que la tierra se hubiese abierto en ese momento.

... porque es fuerte, decidida, valiente y capaz... no sé cómo no me di cuenta antes.

Malditos programas de radio que tendían a repetir las grabaciones de las llamadas que les hacían... Pero, la voz del locutor pasó a segundo plano cuando notó la mirada sorprendida de la chica, quién rápidamente regresó su mirada hacía él. Sí, solo eso había bastado para que Sakura se abalanzara sobre Ash con afirmaciones, sin ninguna duda, sosteniendo a su pokémon en brazos mientras lo empujaba a un lugar apartado donde nadie los pudiera escuchar.

A Ash le fue imposible negar cualquier cosa.

Como se lo iba a negar si se había puesto del mismo color rojo que la gorra que usaba, y había tratado de huir más de una vez.

Fue ella quién le aconsejó cambiar de estación en cada llamada, para dificultar que alguien más lo reconociera.

Sabiendo que al final solo sirvió para retrasar las sospechas.

— ¿De verdad estuviste al pendiente de todo esto? — Preguntó Ash con un poco de vergüenza en su voz, recordando la clase de cosas que había llegado a decir.

Sakura sonrió con tranquilidad. — Habría sido más sencillo si me hubieses avisado cada vez que lo hacías. Pero, es muy gracioso como hiciste que la gente se interesará en este asunto. Ser el centro de atención te va bien — rió.

Ash solo giró un poco los ojos en un gesto de pesadez. No es como si él hubiese planeado hacer de aquello todo un trend topic en redes. De hecho, había un poco de arrepentimiento rondándolo.

— Era muy curioso leer las opiniones, y de vez en cuando yo era la primera en decir "No puede ser Ash, se ve muy torpe para estas cosas", y así desviar el asunto... De nada, por cierto — volvió a reír al ver el sonrojo del chico. — y como te dije, al final Misty si estaba muy interesada en el asunto...

Sakura solo lo miró expectante mientras Ash tomaba de su café en silencio tratando de calmar el calor que sentía en su rostro.

— Creí que dejarías de hacer las llamadas después de que te descubrí — Dijo ella de pronto. Ash le regreso la mirada, pensando en su respuesta.

— Lo consideré— respondió. — Pero... días después me dijiste que Misty tenía esta manía de oír la radio... que simplemente...

— Sí esperabas que ella te escuchara — completo de inmediato Sakura con una sonrisa divertida. Ash solo se encogió de hombros sabiendo que negar la situación a esas alturas era una pérdida de tiempo. — Aún así... creo que le tomará por sorpresa saber la verdad.

Ash asintió volviendo a quedar en silencio solo interrumpido por el ruido de Pikachu y Espeon disfrutando y compartiendo su comida.

Aunque agradecía que Misty no hubiese pensado que los rumores de que era él quien hacía esas llamadas, eran verdad. También lo llenaban de curiosidad el saber por qué no lo creía. O si lo estaba negando, como había dicho Gary, ¿Por qué sería tan malo? ¿Será que si lo sospecha y es su forma de rechazarlo indirectamente?

Agh. Qué horror pensar tanto.

— Crees que... — Intentó preguntar Ash.

Con forme pasaba el tiempo y se acercaba la hora para abordar el Tren Magnético un creciente nerviosismo atacaba a su estómago, y eso comenzaba a molestarlo.

— No lo sé Ash, tendrás que descubrirlo en cuanto llegues a Celeste. — Respondió ella negándose a darle alguna calma a la ansiedad del chico, a sus preguntas o a su incertidumbre.

Era mejor así.

Era más divertido así.

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El ambiente era húmedo y un escalofrió pronto lo invadió.

Al parecer la región había estado sumergido en un frente frío que había traído lluvia y caos al transporte general de Ciudad Azafrán. Por lo que terminó llegando a Ciudad Celeste mucho más tarde de lo que había planeado. Suspirando, Ash miró a su pokémon y después al edificio frente a él, comenzando a considerar la idea de dar media vuelta y volver en la mañana.

Probablemente el nerviosismo comenzaba a ganarle... y eso era algo que no quería admitir del todo.

Pikachu observó a su entrenador, con un gesto molesto, porque parecía que sabía perfectamente lo que pasaba por la cabeza de Ash, y no iba a permitir que todo ese asunto se postergará más. Porque al igual que él, también estaba ansioso, pero sobre todo un poco cansado de la indecisión y extraña timidez de su entrenador. Así que, bajando de un salto, del hombro de Ash hasta el suelo, fue Pikachu quien dio los primeros pasos hacia el interior de la propiedad.

Ash respingó cuando notó a su inicial correr hacía el interior. Maldiciéndolo por conocerlo tan bien y actuar en consecuencia, con la característica rebeldía que a veces aún tenía. Ash se quedó parado, mirando como el pokémon se alejaba de apoco.

"¿y no se te ha ocurrido que también le gustes?"

Las palabras de Goh retumbaron en su cabeza de pronto y sus pies inconscientemente comenzaron a andar hacía el interior intentando alcanzar a Pikachu. Inició con unos pasos lentos pero cuando se dio cuenta ya se encontraba corriendo. Porque de pronto, lo creyó.

Ya estaba ahí, ya estaba avanzando hacia ella así que, por fin, se aferraría a esa idea. Si nunca había dudado en saltar por un barranco arriesgando su propia vida, entonces, hoy también lo arriesgaría todo... Había decidido que perder no era una opción.

No para Ash Ketchum.

Decisión, miedo y valentía fue lo que sintió en ese momento mientras sus pies atravesaban con paso firme los amplios jardines exteriores del Gimnasio, en medio de una agitada lluvia que de pronto había decidido bañar la Ciudad, de nuevo ese día; como si tratara de probar su propia determinación y que parecía ir al compás de la ansiedad que incrementaba con cada centímetro de camino recorrido.

1, 2, 3... contaba los pasos que le restaban para llegar a la entrada principal, y entonces la vio.

Sintió que su corazón se había detenido al notarla de pie, con una toalla sobre sus hombros observando la lluvia caer, absorta en sus pensamientos. Ni siquiera lo notó, tan perdida como aquella última video llamada que tuvieron.

— Mist... — susurró, después de segundos, llamándola despacio.

Él pudo ver el gesto de sorpresa en los ojos de ella cuando volteó incrédula buscando su voz.

— ¿Ash...?

Ambos se quedaron mirando por segundos, en silencio, con la lluvia aun cayendo a su alrededor, con el tiempo detenido entre ambos. Ash por fin reaccionó al escuchar a Pikachu llamarlo, sin saber bien por qué se sentía un ambiente extraño entre ellos.

— Te dije que vendría a verte — Sonrió sin más agachándose para tomar a su inicial en sus brazos y cubrirlo de la lluvia dentro de su chamarra. — parece que viste un fantasma — Trató de bromear ante la mirada que ella aún le dirigía de desconcierto. Parecía examinarlo profundamente y eso lo estaba poniendo nervioso porque no sabía qué estaba pasando.

Misty por fin reaccionó para sonreírle tímidamente — Bienvenido — susurró.

Y el entrenador sintió un ligero calor comenzar a emanar de sus mejillas. Lo había tomado desprevenido, no sabía que le gustaba mucho la voz cálida de bienvenida de Misty, ¿o quizá fue su sonrisa? Tal vez solo su propio nerviosismo.

Ya no tenía ni idea.

Aclarando un poco su voz logró controlar el sonrojo de su rostro.

— ¡Pika! — Interrumpió el pokémon tratando de aligerar la situación, lo cual logró, ya que Misty sonrió más ampliamente al mirarlo, tan naturalmente como solía hacerlo. Ash sintió relajar su cuerpo ante eso, pero de inmediato se volvió a tensar cuando ella se acercó un poco para tomarlo de la mano y halarlo hacía dónde ella se encontraba.

— Se están mojando. — Dijo soltándolo inmediatamente cuando ya estuvo cubierto de las gotas frías que aun caían del cielo gris de Celeste, y él sintió ganas de volver a tomar su mano con urgencia, pero controlándose forzando su autocontrol, notó como ella le ponía encima la toalla que había estado usando. — Entren.

¿Era su imaginación o Misty estaba extrañamente sería?

Ash caminó en silencio detrás de Misty, con el olor de su cabello aún impregnando en la toalla de ella que invadía su olfato y comenzaba a confundirlo, a marearlo. Un aroma cítrico con tonos dulces. Tan ella que de pronto solo le daban ganas de abrazarla y olfatear aquel olor directamente del cabello pelirrojo y sedoso de la entrenadora.

Ash agitó su cabeza en un intento por dejar de tener ese tipo de pensamientos invasivos, que no le servían para nada en este momento.

Malditas hormonas.

Toda culpa era de sus hormonas, que no sabía de dónde habían salido tan de repente. Ash suspiró quitándose la toalla de la cabeza para secar a Pikachu con ella mientras se quitaba su chamarra húmeda y la dejaba en un rincón de la sala para no mojar más el lugar, quedándose solo con su chaleco para resguardar un poco de calor.

— ¿Tus hermanas aún no han vuelto de Kanto? — Preguntó curioso observando a su alrededor, pero Misty, aun dándole la espalda, no le respondió. — ¿Qué... pasa? — Preguntó inocentemente, genuinamente confundido cuando la notó darse la vuelta de pronto y mirarlo con su ceño fruncido y su mirada profunda.

Se asustó así que, inconscientemente, dio un par de pasos atrás.

¿Lo había descubierto?

¿Lo mandaría al demonio como dijo Goh?

¿Qué diablos le pasa ahora?

¡Que estrés!

— ¡Tú! — Dijo Misty por fin. — ¿Eres Ash?

Y el entrenador se quedó confundido, extrañado mirándose a sí mismo sin entender a qué se refería ella. Dirigiendo su mirada esta vez hacía Pikachu quién solo se encogió de hombros sin entender y decidiendo ir a acurrucarse al sillón, porque las situaciones y peleas extrañas entre ellos eran habituales.

Ash solo volvió su mirada llena de duda hacia Misty

— No, soy un Gengar — Respondió con ironía después de un momento tratando de bromear para aminorar su propio nerviosismo e incertidumbre. — ¡Caro que soy yo! ¿Qué te pasa?

— ¿Qué me pasa? ¿Qué te pasa a ti? — Reclamó la chica con desesperación, y sus pensamientos conflictivos aun desbordándose después de haber visto aquella entrevista hacía un par de horas.

Sentía tanta ansiedad, desilusión, tristeza y confusión... que justamente ese era el peor momento para que Ash llegara. Ella no había podido resolver nada en su cabeza ni en sus sentimientos, porque al mirarlo de pronto sintió una molestia inmensa y muchos celos al recordar que probablemente había alguien de quien Ash podría enamorarse. Maldijo, porque eso solo la hacía sentir más dudas.

Ash la miro completamente perdido en silencio sin saber realmente qué responder.

Misty suspiró por fin, aligerando un poco su gesto de molestia al verlo tiritar involuntariamente debido a la humedad y el frío en el ambiente. — ¿Quieres un poco de chocolate caliente? — Tratando de que su voz sonara un poco más común.

Lo vio asentir para luego sentarse en la barra de la cocina en silencio. Ella simplemente comenzó a moverse preparando la bebida sin prisa y con un semblante serio que Ash no estaba soportando más.

— ¿Quieres decirme ahora qué hice? — Preguntó por fin exasperado. — Acabo de llegar Misty, ¿por qué estas enojada conmigo? — Reclamó al final suspirando, tratando de controlar su temperamento y nerviosismo.

Ella no respondió, solo acercó la taza a él para después sentarse de frente. El entrenador sintió su corazón latir más rápido de pronto. ¿Qué estaba pasando?

— No sé qué estoy haciendo — susurró para ella misma. Y el chico alzó la mirada para verla notablemente confundido. Ella lo miró también y con un resoplido cansado bebió de su taza.

Ya estaba cansada de pensar en él, y ahora que lo tenía enfrente de ella lo único que podía sentir era molestia. Ansiedad.

"¿No te gusta la idea de creer que podría ser para ti?"

De pronto se le vinieron las palabras de su amiga, maldiciendo todo, sin entender el por qué, si toda esa situación ya había quedado clara. Que, aunque hubiese sido Ash el de las dedicatorias de la radio, nada de eso iba a ser para ella.

No pasó, no estaba pasando, y no iba a pasar nada.

Olvídalo Misty. Se dijo mentalmente.

La pelirroja se encogió en su lugar, acomodando su rostro en su mano derecha recargada sobre la cerámica de la barra, observó a Ash notando su semblante irritado, nervioso y confundido.

Por alguna razón eso le causo un poco de gracia.

— ¿Ni siquiera me vas a preguntar cómo fue mi viaje? — Reclamó él en un intento por comenzar una conversación con un tono que Misty identificó como un puchero.

Por fin sonrió un poco, y él de inmediato se percató.

— Sé que estuviste ocupado — dijo ella en un susurro. — ¿Pasó algo entretenido? Debiste esperar a que el tiempo mejorará para volver... no era necesario que vinieras...

— Quería venir.

Fue lo único que Ash dijo, interrumpiéndola para después mirarla fijamente. Y, Misty sintió mucha curiosidad.

— ¿Y eso por qué?

Ash no respondió de inmediato — ¿No puedo visitar a mi mejor amiga? — Intentó bromear, pero esta vez fue ella la que no respondió, porque sintió un golpe en su estómago con aquellas palabras, y una desesperación la invadió

Necesitaba saber.

No podría más, mucho menos soportaría la incertidumbre de tener sentimientos unilaterales que tendría que enterrar por segunda vez... que en realidad no quería hacer...

¿Y si se aferraba a las palabras de Sakura?

— Ash... — Dijo con duda en su voz, este solo la observó — ... ¿a ti te gusta alguien? — Preguntó por fin.

Ash se quedó mudo ante la pregunta. ¿A qué venía eso tan de pronto? Y mirándola un sonrojo la invadió. — ¿Qué?

Misty abrió sus ojos sorprendida al ver la reacción de Ash, notando el sonrojo en su rostro y su corazón comenzó a latir fuertemente porque no sabía si estaba preparada para escucharlo confirmar aquello.

— ¿Ash, de verdad tu hacías esas llamadas? — volvió a decir apresuradamente, arrepintiéndose de inmediato por lo tonto que sonaba asumir que era verdad todo ese lio.

Pánico.

Ash quería huir... ¿Por qué tan de pronto sacaba el tema? ¿Qué iba a decirle? Debió ensayarlo, tal vez, pero ya no podía hacer nada. ¿Y si solo la besaba? Arceus sabía que si quería hacerlo. Pero, ¿eso bastaría? Y si lo manda volando de un golpe a Unova.

¡¿Por qué era tan difícil?!

— ¿Eh?... — fue lo único que salió de su boca en segundos —... si... me gusta alguien — dijo por fin desviando su mirada aún con el sonrojo en sus mejillas y sus pensamientos a mil por hora, pero buscando evadir el tema de las llamadas.

Misty se quedó en silencio.

Le gustaba alguien. ¿Qué iba a hacer ahora? ¿Quién podría ser? ¿Por qué tan de repente?

— ¿Serena volvió? — Preguntó mirándolo con incertidumbre, siendo la primera persona que se le ocurrió y que apareció en su mente.

Ash reaccionó de inmediato incrédulo de que preguntara específicamente por ella — ¿Qué? ¡No! — Dijo con urgencia y seguridad.

Ambos se quedaron en silencio, con sus cabezas aceleradas, sin concretar exactamente cuál sería el segundo paso de ninguno, a partir de ahora podría pasar cualquier cosa...

— Misty yo...

— No quiero oírlo — Respondió de inmediato interrumpiéndolo y levantándose de su asiento.

Ya no podía mirarlo, ni quería tenerlo cerca.

Necesitaba alejarse o estaba segura de que comenzaría a llorar de pura frustración, la frustración e incertidumbre que había estado cargando esas semanas.

Pero Ash se levantó de inmediato para seguirla, confundido, pero algo le decía que no podía dejar esa situación así...a la deriva y sin aclarar.

No sabía qué, pero algo tenía que pasar esa noche, y se iba a encargar de que sucediera. Porque no podría un día más con esta inquietud, con sus sentimientos que de pronto se hicieron mucho más claros, ni con las malditas ganas que de verdad tenía de besarla desde el momento en que puso un pie fuera de Kanto, cuando inicio ese estúpido viaje.

— Espera, ¿a dónde vas? — Alzó la voz desesperado cuando la vio acelerar su pasó.

— Déjame en paz, Ketchum — Le respondió sin mirarlo — no te quiero ver, ¿puedes irte?

Y Ash se detuvo. — No.

Misty notó el tono serio en la voz de él, y sintió la molestia invadiéndola. ¿Cómo era posible que no entendiera que ella quería estar sola en ese momento y que no lo quería ver?

¿Por qué no se iba?

— Ash, de verdad...

— De verdad nada. — Y Misty por fin volteó a mirarlo con su mirada irritada, pero lo que la recibió fue el semblante serió de Ash, con su ceño fruncido, que hizo que casi no lo reconociera. — Me vas a decir en este momento, qué diablos fue lo que hice para que me trates así — Comenzó a acercarse.

— Yo... — Misty retrocedió. — ...no te importa... — dijo aún molesta desviando su mirada.

— Sí me importa.

¿Qué le pasaba? No era suficiente el tener que ser rechazada por segunda vez en su vida por el mismo patético entrenador, sino que todavía iba a tener que escuchar de su boca el nombre de la persona que se lo estaba quitando.

¿Quitando?

Misty se desesperó consigo misma.

— Maldita sea, Ash — Respondió por fin con su conocido temperamento, siendo ella la que avanzaba esta vez hacia él, exasperada, irritada como hacía años Ketchum no la veía dirigirle un insulto. — ¡No te importa! ¡Jamás te ha importado! — Comenzó a reclamar y el entrenador solo la miro desconcertado sin moverse de su lugar. — Todos estos malditos años en los que estuve como tonta esperando por ti. ¡Arceus, era una estúpida! — Alzaba la voz cada vez más haciendo que Ash fuera el que retrocediera, esta vez, un par de pasos — Tú en quién sabe qué región — lo acuso con su dedo índice empujando su pecho — y yo aquí, en este gimnasio encerrada, sin saber nada de ti, por meses... y ¿sabes qué pasó? ¡NADA! ¡Nunca pasaba nada! Regresabas cada maldita vez y cada maldita vez volvías a irte... — titubeó un momento recuperando un poco de su aliento — muchas de esas veces ni siquiera recordabas que yo estaba atrapada en estas cuatro paredes — susurró eso último.

— Mist...

— Y ahora vienes a hablarme de mejores amigos... — continuó, pero su voz se notaba un poco entrecortada —... como si las noches que yo me preguntaba si aún éramos amigos no hubieran existido... y ahora te veo en esas entrevistas y ¿sabes de qué me di cuenta? Que ni siquiera eres el Ash que yo recordaba... que ya no eres el entrenador novato, eres el campeón y yo... Yo... yo nunca quise ser tu mejor amiga, Ash.

— ¿Qué?... espera... — Se alarmó el entrenador. Confundido por qué no terminaba de entender de dónde había salido todo aquel reclamo, ni que tenía que ver con el viaje, con la radio, con que le gustara alguien... ¿Qué estaba pasando? ¿Cómo que nunca quiso ser su amiga? — Mist... siempre has sido mi mejor amiga...

— ¡Deja de decirlo! — le gritó.

— Cómo diablos no vas a ser mi mejor amiga, — respondió Ash igualmente alterado, su paciencia se había ido al caño buscando cómo arreglar esa discusión sin sentido... — todas las bases de lo que sé del maldito entrenamiento pokémon, las sé por ti. Cada regaño, cada maltrato, cada burla tuya que me tuve que tragar para aprender... ¿crees que no las recuerdo?

— ¿¡Ahora me las vas a echar en cara!?

— ¡No! — Alzó la voz Ash, pero de inmediato suspiró tratando de tranquilizarse — Lo que intento decir... es que... — se llevó la mano a su cabello en un gesto de desesperación haciendo que su gorra cayera al suelo, pero sin importarle demasiado porque estaba buscando las palabras que necesitaba — Si soy el entrenador que soy, es porque tú fuiste la primera en confiar en mi... es porque esa niña terca y odiosa decidió seguirme aun cuando comenzamos llevándonos mal... claro que eres importante para mí.

— Olvidándome por meses...años.

— ¡No lo hice! — respondió de inmediato — ¿Cómo se supone que sabría eso si tú nunca lo dijiste? Yo creía que estabas ocupada... que no necesitabas que yo llegara a contarte aventuras irreales cuando tu estabas concentrada en mejorar como Líder. ¿Cómo se supone que sabría?

— ¡Nunca preguntaste!

Y ambos se quedaron callados, mirándose sin saber qué sentir. Sin saber qué más decir.

Ash se dejó caer al suelo sentándose y tomando su gorra para comenzar a jugar con él en sus manos. Misty pronto se sentó frente a él, pero sin mirarlo.

— No sabía que te habías sentido así todos esos años que estuve de viaje entre regiones. Lamento no haber sido un buen amigo — susurró Ash de pronto.

Misty negó con su cabeza. — Estaba contenta por ti... al final estabas persiguiendo tu sueño... y yo te prometí apoyarte siempre... es solo que... solo que...

— No quieres ser mi amiga. — Finalizó Ash con un suspiro triste.

— No es a lo que me...

— Toma — Ash la interrumpió dándole el pendrive que Sakura le había entregado esa mañana. — Todo lo que está ahí es para ti — dijo con seriedad — probablemente empeore las cosas, pero es tuyo. Cada palabra, es para ti. — Recalcó sin más poniéndose de pie y comenzando a caminar de regreso a la sala donde Pikachu se había quedado dormido.

Él ya no la escuchó, ya no quería hacerlo. Así que simplemente ignoró los intentos de Misty por detenerlo.

Ash tomó en brazos a su pokémon, suspirando pesadamente al notar que Pikachu no tenía intenciones de despertar. Se sentía cansado y decepcionado. De todo lo que podía pasar no creyó que una pelea y su amistad rota sería lo que obtendría. Perdió más de lo que había esperado y ni siquiera pudo intentar confesar sus sentimientos... pero, qué más daba si ella había dejado en claro que ser su amiga no era opción, mucho menos algo más. Así que, ya daba igual ese pendrive, él no lo necesitaba y Misty podría tirarlo después.

Acomodó a Pikachu dentro de su chaleco y caminó los pasos que lo separaban de su mochila y chamarra, dispuesto a prepararse para irse de una vez... esa noche tendría que quedarse en el Centro Pokémon, se preguntaba si Joy aun lo recibiría.

Ash dirigió la mirada al reloj de su muñeca, si se apresuraba aún podría pedirle a Joy una habitación, o tendría que pagar un hotel ¿Llevaba suficiente dinero? ¿Por qué no pensó en que las cosas podrían salir mal? Y con esa lluvia... que fastidio...

Comenzó a acomodarse la chamarra y su mochila sobre sus hombros. El movimiento hizo que Pikachu se despertara rápidamente alerta. ¿Qué había pasado? El pokémon alzó su cabeza para mirar a su entrenador quién tenía un semblante serío, así que removiéndose comenzó a llamarlo.

Pero, el entrenador ignoró los llamados de su Pokémon, no quería discutir con él también. Así que sin más comenzó a caminar hacía la puerta principal.

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Que sepa que me enamoré y ella no lo ha notado...

No, por favor. ¿Qué esta tortura no puede terminar de una vez? Fue lo primero que pensó Ash al escuchar su propia voz provenir de algún lugar, deteniéndose en seco justo antes de abrir la puerta.

No tengo otra opción, porque yo de frente no me atrevo a iniciar esta conversación...

Exhaló con exasperación girando sus pasos sabiendo que era muy tarde para huir y que ahora tendría que enfrentar el inminente rechazo y como sus sentimientos eran tirados a la basura por la que, para él, seguía siendo su mejor amiga...

Pero, un movimiento brusco hacia el frente, que casi lo hace perder el equilibrio, fue lo que sintió; seguido de la calidez y el aroma cítrico, que tan bien conocía rodeándolo, abrumándolo.

¿Qué?

Él dejó caer su mochila sin cuidado al suelo solo para corresponder de inmediato sin saber, una vez más esa noche, qué estaba sucediendo. Se percató de como Pikachu se removía dentro de su chaleco para de inmediato notarlo saltar hacía el suelo, lo cual agradeció, y no tardó en sentir como las manos que tenía aferradas a su chaleco ahora subían a su cuello atrayéndolo más.

Y, Ash ya no quiso pensar, sus manos se movieron solas. Y mandando todo al demonio atrajo a Misty más cerca de él, sosteniendo su cintura con una mano mientras la otra la posicionaba entre su cuello y nuca, hundiendo sus dedos en su rojizo cabello, impidiendo que ella se alejara de él y rompiera el beso que estaban compartiendo. Uno que comenzó como un golpe, un roce y que pronto comenzaba a profundizarse, con sus alientos mezclándose cada vez más, y la desesperación palpable de Ash de continuar aquel contacto.

— Idiota — susurró ella sobre sus labios, cuando se alejó ligeramente para recuperar un poco su aliento y tranquilizar a su corazón.

Fue cuando Ash reaccionó alejándose más y sonrojándose fuertemente en el proceso, pero sin soltarla del todo.

— ¿Por qué? — Preguntó Ash incrédulo y confundido. Alzó la mirada y notó la computadora de ella en la barra de la cocina, con el pendrive puesto y todos los archivos de audio de aquellas llamadas que él había realizado. — Misty... yo...

— No quiero ser tu amiga — Dijo ella mirándolo. — Nunca quise serlo, porque todo este maldito tiempo he estado enamorada de ti, cabeza hueca. — confesó.

¿Enamorada?

¿Ella?

¿De él?

En blanco. Así fue como se quedó Ketchum.

¿Todo ese tiempo? La miró incrédulo. ¿Cuánto tiempo era eso?

— Probablemente desde el incidente en el faro, quizá desde antes, ni siquiera yo lo sé... — continuó la pelirroja, y Ash trató de recordar — Las Islas naranja fueron bastante obvias para mi — suspiró y entonces todo tuvo sentido para él. Cada aventura, cada vez que ella saltaba atrás de él, cada insinuación de sus amigos, de su madre, de las personas que lo conocían, incluso del trio de idiotas que era el Equipo Rocket.

¿Había sido tan tonto?

¿De verdad?

Y sintió como se le apretó el corazón al percatarse de lo mucho que él tardó en darse cuenta de sus sentimientos. Era cierto, él la había abandonado mucho tiempo, incluso como amigos eso era horrible.

— Mist — buscó su mirada con urgencia — yo no... sabía...

— Claro que no. Siempre has sido ciego y tonto. — suspiró alejándose, pero con el sonrojo aun en sus mejillas. — Al final me rendí como a los 13 años — rió ella. Y la mirada de él ahora era una preocupada. Misty lo notó y le sonrió — supongo que son cosas que no desaparecen así nada más.

Y ambos volvieron a quedarse callados, la incomodidad comenzó a invadir el cuerpo de Ash sin saber qué es lo que él debería de hacer a continuación. Dirigió su mirada a todas partes buscando que Arceus lo iluminara, pero sin resultados, se llevó sus manos a la cara desesperado, irritado consigo mismo.

Volvió a acercarse a ella.

— Lo siento, —dijo con seriedad tomando su mano con timidez —... por haber tardado tanto tiempo en darme cuenta. — El sonrojo de Misty se hizo más notable — Yo comencé a... no sabía... — Ash no tenía ni idea de qué podría decir para compensar todo el tiempo que Misty guardó sentimientos por él, calló por un momento. — Me enamoré de ti — dijo por fin con el corazón de ambos latiendo con fuerza. — Pero, entenderé si tú ya no...

No pudo continuar porque Misty volvió a jalarlo hacía él. — Cállate de una vez.

Susurró para después besarlo, aferrándose a él y Ash rodeando sus manos en la cintura de ella, decidió dejarse llevar por el sentimiento que ahora compartían.

Un sentimiento que ahora era mutuo.

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.

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¡Hola!

Ya sé. Lo único que diré es que se me cruzó la vida de adulta, responsable y chambeadora, y apenas pude salir de ella. Así que al fin pude publicar este último capitulo. ¡Yey!

Sí, le cause todo ese estrés a Misty para que explotara, aunque igual creo que se contuvo un montón jajaja, pero miren, una pelea para confesarse tenía que ser, me gusta que al final sus personalidades sean más tranquilas, pero sus peleas siempre fueron joyitas. Se conocieron peleando que se confiesen peleando. jajaja. Espero les haya gustado, (y que haya valido la pena la espera). Al final junte toda la perspectiva de Ash en un solo cap, porque obvio ya sabíamos que era él, gracias por fingir que no jajaj, así que sentí que sería alargarlo si lo dividía en capítulos como la perspectiva de Misty.

En fin. Sin más. Agradezco que hayan leído esta historia, dejado reviews, que valoro muchísimo por cierto; y esperado por este último capitulo.

Espero leernos de nuevo. ¡Saludos!