Hola, buenas noches, aquí Jumpsyr. Bueno, a decir verdad, este capítulo estaba destinado a ser subido el día 10 de septiembre, debido al Día de la Prevención del Suicidio. Sin embargo, debido a ciertas complicaciones que tuve, no pude subirlo.
En fin, me quiero disculpar y también espero que les guste este corto capítulo. Ah, por cierto, las respuestas a las preguntas se subirán mañana; espero que estén presentes y se diviertan con el final de aquella dinámica. Ya me despido, nos vemos luego, cuídense.
Advertencia: Este capítulo aborda temas de tristeza y desesperación emocional. La historia presenta a Luz Noceda (Spider-Girl) brindando apoyo a alguien en un momento muy difícil. Si te sientes afectado por temas de depresión o desesperanza, recuerda que hay ayuda disponible y personas dispuestas a escucharte. No estás solo, y siempre hay esperanza, incluso en los momentos más oscuros.
Era una tarde particularmente tranquila en la ciudad. Como siempre, se escuchaban los cláxones de los automóviles, el ruido ocasional de los transeúntes y la melodía que se filtraba de los radios cercanos. Sin embargo, en medio de este bullicio habitual, una sombra se deslizó rápidamente sobre el pavimento, moviéndose de un lado a otro.
Mientras la sombra se balanceaba por las calles, dejaba finos hilos que se asemejaban a una tela de araña. Esta figura enigmática era nada menos que la heroína más conocida de Nueva York: La Asombrosa Spider-Girl.
Parecía que la heroína arácnida estaba realizando su patrulla rutinaria. Con cada movimiento ágil y ligero, el día parecía estar bajo control. No había señales de ladrones en acción, ni de villanos con parafernalia "cómica" cometiendo algún crimen. Sin duda, la tarde estaba tan tranquila como un día de picnic en el parque... si no fuera por la sombra que se movía por los tejados, claro.
Después de unos minutos de balanceo, la arácnida se detuvo y se quedó pegada a un muro de un edificio cercano. Con su mano derecha y ambos pies aferrados al muro, Spider-Girl miraba la ciudad desde ese ángulo inusual. La vista parecía estar al revés, ya que ella se encontraba colgando de cabeza.
Con una sonrisa, Spider-Girl usó su mano libre para lanzar una telaraña hacia "abajo" (o lo que ella consideraba abajo en ese momento). Luego se sentó con las piernas cruzadas, manteniendo su mano derecha pegada al ladrillo de "debajo".
- Sin duda, es una gran vista - Comentó la arácnida mientras contemplaba la ciudad desde su posición invertida. La chica llevó su mano libre hacia su máscara y se quitó la tela que cubría su rostro - Estaría perfecto comerme una quesadilla en este momento - Añadió, revelando el hambre que sentía.
Luz estaba encantada con la vista que le ofrecía la ciudad, como lo indicaba el brillo en sus ojos y la expresión de alegría en su rostro mientras el viento jugaba con su cabello castaño. En medio de su alegría, logró escuchar algo peculiar...
Un sonido suave, casi imperceptible, rompió la calma. Parecía el llanto de alguien, acompañado de murmullos tristes. Luz, un poco extrañada, alzó la vista "arriba". Asomándose cuidadosamente, vio a una chica sentada en la cornisa, justo por encima de donde ella estaba. El semblante triste de la chica captó de inmediato la atención de la joven arácnida. Lo que realmente la alertó fue lo cerca que la chica estaba del borde de la cornisa, apenas a unos centímetros del abismo. Con rapidez, Luz se colocó de nuevo su máscara de Spider-Girl.
Arriba, la joven continuaba limpiándose las lágrimas con la manga de su camiseta de manga larga. Su rostro reflejaba una profunda tristeza, y parecía estar a punto de tomar una decisión, una que se percibía sombría y final en su expresión.
Detrás de ella, la figura de Spider-Girl emergió discretamente por la parte trasera de la cornisa. Con movimientos cuidadosos, terminó de subir y comenzó a caminar lentamente hacia la joven, procurando no hacer ruido. La chica, inmersa en su tristeza, no se percató de la presencia de la arácnida y dio otro paso adelante, acercándose aún más al borde.
Spider-Girl no quería asustarla, pero sabía que debía actuar rápido antes de que ocurriera algo irremediable. Pensó por un momento, buscando la manera de romper el hielo sin ser invasiva. Finalmente, se aclaró la garganta con una leve tos, lo suficiente para que la joven pudiera escucharla.
La chica, sobresaltada, giró la cabeza hacia atrás y, entre lágrimas, pudo ver la figura de la heroína arácnida mirándola con suavidad desde la cornisa.
- Disculpa, pero creo que hay mejores formas de conseguir una buena vista de la ciudad. Podrías comprarte un dron - Sugirió Spider-Girl con una leve sonrisa, intentando aligerar el ambiente. Sin embargo, la chica no respondió. Su mirada permanecía perdida, triste, y sus ojos brillaban, como si estuviera a punto de llorar. Aún aferraba con fuerza su mano izquierda a la barandilla. La arácnida notó la tensión del momento, y sintió cómo su propio corazón empezaba a latir más fuerte; esto no era una situación común.
- Mira, creo que no te sientes muy bien, pero tal vez la mejor idea es...
- ¿Por qué estás aquí? - Preguntó la chica, su voz baja, casi ahogada por el viento que soplaba en la cornisa.
- ¿Disculpa? - Spider-Girl frunció el ceño, claramente confundida. No había logrado escuchar lo que la joven había dicho. Al verla tan vulnerable, su corazón se apretó. La chica, frustrada, apretó aún más su mano sobre la barandilla, como si el mundo a su alrededor no la estuviera escuchando, como si no importara.
Spider-Girl notó el gesto, y con un tono calmado y un suave suspiro, trató de acercarse con más empatía.
- El viento - Dijo de repente.
La joven la miró, algo desconcertada, sin entender a qué se refería.
- Es el viento - Explicó Spider-Girl, manteniendo la suavidad en su voz—. No me dejó escuchar lo que dijiste.
La chica dejó escapar un suspiro profundo, y su cabeza se inclinó aún más, como si el peso de su tristeza cayera más fuerte sobre ella.
- Como siempre… - Murmuró la joven, su voz llena de desánimo.
La arácnida escuchó esas palabras llenas de desesperanza, y por un momento, se quedó inmóvil, tratando de pensar qué debía hacer. Dio un paso cauteloso hacia la joven, pero esta, al notarlo, la miró rápidamente, aferrándose aún más a la barandilla.
- Por favor, no te acerques más... en serio, te lo pido - Suplicó la joven con voz temblorosa.
Spider-Girl detuvo su caminar de inmediato. Su mirada seguía fija en la chica de semblante triste, sintiendo cómo la tensión en el ambiente se hacía palpable. Respiró hondo, manteniéndose calmada, pero con una creciente preocupación en su pecho.
- Oye... sé que no nos conocemos, pero puedo ver que algo te está pasando. Si hay algo que yo pueda hacer para ayudar...
- ¿¡A TI QUÉ RAYOS TE IMPORTA!? - Gritó la joven, interrumpiendo bruscamente las palabras de la arácnida. Sus ojos se llenaron de enojo y tristeza mientras la miraba con una mezcla de frustración y dolor - Ni siquiera me conoces, no sabes cómo me llamo. ¿Por qué te importa lo que me pase? - Preguntó con una voz quebradiza, que reflejaba la vulnerabilidad detrás de su furia.
Spider-Girl sintió cómo cada palabra de la joven golpeaba fuerte. No se trataba solo de enojo, era la desesperación de alguien que sentía que estaba completamente sola. La arácnida sabía que debía actuar con cuidado. Respiró hondo, tratando de ordenar sus pensamientos, y tomó una decisión. Lentamente, se quitó la máscara que siempre había sido parte de su identidad.
El viento acarició su rostro descubierto mientras Luz Noceda, la chica detrás de la máscara, dejaba ver su rostro humano y sincero. Sin esconderse detrás de la arácnida, miró a la joven con una suave empatía, esperando que su gesto pudiera ofrecer un poco de alivio en medio del dolor de la chica.
Luz se retiró la máscara de Spider-Girl, revelando su verdadera identidad. La sorpresa se reflejó en el rostro de la joven de semblante triste. A pesar de que su mano seguía aferrada a la barandilla, uno de sus dedos se relajó por un breve momento, dejando de sostener el frío metal de aquella estructura.
- Bueno... creo que lo mejor que puedo hacer es presentarme - Dijo Luz con una sonrisa cálida, levantando las manos en señal de presentación - Me llamo Luz Noceda, y como ya viste, también soy Spider-Girl.
La joven no supo cómo reaccionar. Estaba sorprendida, claramente, pero el peso de la tristeza aún se veía en sus ojos y en la forma en que su cuerpo parecía encogerse ligeramente, como si llevara una carga invisible.
- Ya sin la máscara de la heroína arácnida, solo soy la normal yo - Continuó Luz, mientras jugueteaba con la tela de su máscara, mostrando su torpe y algo desordenado diseño - Quizás podríamos... hablar, ¿te parece bien? - Preguntó con suavidad, esperando que la chica le diera una respuesta afirmativa.
La joven tenía los ojos llenos de lágrimas. Aunque parecía sorprendida al ver a Luz sin su máscara, mostrando su rostro humano y vulnerable, evitó su mirada. En lugar de responder, desvió los ojos hacia el suelo, concentrándose en las zapatillas que llevaba puestas, como si el mundo alrededor hubiera desaparecido por un momento.
El silencio se extendió por unos instantes, roto solo por el suave susurro del viento entre los edificios.
- No creo que entiendas... No tienes idea de cómo es sentirse no querida, de no ser comprendida - Dijo la joven, con un leve quiebre en su voz que reflejaba su dolor.
Las palabras de la joven hicieron que Luz reflexionara. Se sentó en el suelo de la cornisa, cruzando las piernas para adoptar una postura cómoda, pero sin dejar de mantener su atención en la joven.
- Tienes razón, no sé exactamente cómo te sientes —admitió Luz, con sinceridad. La respuesta llamó la atención de la joven, quien parecía a punto de volver a su semblante triste. Sin embargo, Luz continuo - Pero creo que entiendo a qué te refieres con sentirse fuera de lugar, con sentir que nadie te entiende.
La joven escuchó atentamente. Por un momento, Luz notó que se inclinaba un poco hacia el suelo de la cornisa, como si estuviera dispuesta a acercarse más a su nivel.
- Verás, antes de ser Spider-Girl, era solo yo, Luz Noceda. Me sentía sola, sin un propósito claro...
- ¿Y aún te sientes así? - Interrumpió la joven, sin darse cuenta, mostrando una curiosidad genuina.
- Sí, a veces todavía me siento así. Pero he aprendido que no tengo que enfrentar todo sola - Explicó Luz, con una mirada tranquila y comprensiva.
La joven, animada por la honestidad de Luz, finalmente se sentó en el suelo, adoptando la misma postura que ella. Aunque estaban aún a cierta distancia en la cornisa, su proximidad en el suelo reflejaba un rastro de confianza y conexión. Esto hizo que Luz sonriera brevemente, agradecida por el pequeño pero significativo avance.
- Al principio pensaba que lidiar con todo yo sola era la mejor opción. Pero... la verdad es que a veces no estaría mal pedir ayuda - Dijo Luz, rascándose la nuca y riendo ligeramente ante su confesión - Aunque cueste creerlo, incluso Spider-Girl necesita una mano de vez en cuando.
La joven comenzó a llorar, el llanto cada vez más audible. Luz sintió una punzada en el corazón, pero se mantuvo firme, sin moverse, permitiendo que el silencio llenara el espacio. Sabía que, aunque las palabras eran importantes, el simple hecho de estar ahí, escuchando, era lo que realmente importaba.
La joven, con los ojos aún llenos de lágrimas, miró hacia Luz.
- ¿Pero, y si no hay nadie? - Preguntó, mientras acariciaba una foto que había sacado de su bolsillo de sudadera celeste. La miraba con un aire de melancolía - ¿Y si nadie escucha? - Su voz se quebraba brevemente con cada palabra.
Luz optó por una sonrisa empática y extendió su mano izquierda sobre su pecho, tratando de transmitir su sinceridad con ese gesto.
- Yo estoy escuchando ahora - Respondió Luz con calma, mientras la sonrisa en su rostro se mantenía suave - Sé que puede parecer que el mundo está en silencio, que nadie te escucha, pero te prometo que hay personas que quieren ayudarte, aunque aún no las hayas encontrado. A veces, solo necesitamos dar ese primer paso, confiar en que puede haber algo más allá de lo que conocemos.
Miró a la joven con empatía, esperando que sus palabras pudieran ofrecer un poco de consuelo. La joven seguía con sus ojos empapados en lágrimas, pero había algo en su postura que parecía indicar un pequeño resquicio de esperanza.
- Quisiera poder ayudar más, pero no creo ser la persona más calificada para esto... - Admitió Luz, con una expresión de pena en su rostro, pero manteniendo una mirada empática hacia la joven - Pero si solo necesitas a alguien que te escuche, estoy aquí contigo.
La joven asintió lentamente, limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano. Su voz temblaba mientras preguntaba:
- ¿De verdad crees que aún hay esperanza para mí?
- Sí. Siempre hay esperanza en el camino. Se puede decir que siempre hay una "telaraña" de esperanza - Comentó Luz, con una ligera sonrisa mientras hacía un juego de palabras relacionado con su identidad heroica - La esperanza siempre está con nosotros, incluso cuando no la vemos.
La joven respiró hondo y, lentamente, dejó ver una sonrisa que comenzaba a disipar su semblante melancólico, aunque aún tenía algunas lágrimas en los ojos. Luz, al ver el cambio, sacó un pañuelo de la bolsa de su sudadera que usaba como vestimenta de heroína.
- Aquí - Dijo Luz, tendiéndole el pañuelo con una sonrisa amable - Tómalo. No tienes que enfrentarlo todo sola.
La joven aceptó el pañuelo con una expresión de agradecimiento, limpiándose las lágrimas con cuidado. Luz, al ver la pequeña mejora en el ánimo de la joven, sintió un alivio y una satisfacción profunda por el simple acto de estar allí y ofrecer apoyo.
- Gracias, Luz... digo, Spider-Girl - Dijo Marah, tomando el pañuelo. Luz sonrió al notar el cambio en el ánimo de la chica.
- No hay de qué. Y no tienes por qué corregirte, puedes decirme Luz - Respondió Luz, con una sonrisa sincera, aunque un poco sonrojada por no haber escuchado el nombre de la joven antes - Aunque me avergüenza no saber tu nombre.
Marah soltó una risilla al escuchar las palabras de Luz, aliviada por el tono amistoso de la conversación.
- No hay problema - Contestó Marah - Mi nombre es Marah, Marah Garguire.
Luz sonrió al escuchar el nombre de la joven, aliviada por no tener que referirse a ella como "la joven" en sus pensamientos.
- Bueno, Marah, es un gusto conocerte y ofrecerte mi ayuda - Dijo Luz, alzando la mano hacia Marah. Esta aceptó el gesto y le dio un fuerte apretón a la mano de la arañita.
Luz se levantó del suelo junto con Marah, quien parecía más feliz en comparación con su estado anterior. Entonces, se le ocurrió una idea que podría ser divertida para Marah y ayudarle a despejarse de esos pensamientos sombríos.
- Marah, ¿qué opinarías de un recorrido al estilo arácnido por todo el distrito cultural? - Sugirió Luz mientras se volvía a poner su máscara, que tenía un diseño algo desordenado.
Marah sonrió con entusiasmo ante la sugerencia y asintió rápidamente con la cabeza.
- ¡Sí! - Exclamó con entusiasmo - Eso me encantaría.
Luz, ahora en su aspecto de Spider-Girl, sonrió bajo la máscara al ver la reacción positiva de Marah.
Minutos después, se veía a la arañita balanceándose por todo el distrito cultural de la gran manzana, con Marah aferrada a su abdomen. Luz se aseguraba de que Marah estuviera segura, manteniéndola con una mano derecha y utilizando un par de telarañas adicionales para estabilizarse y evitar que Marah se cayera durante el balanceo. Marah se veía realmente feliz mientras disfrutaba del paisaje que ese movimiento le ofrecía.
La ciudad se desplegaba ante ellos, y el viento fresco en sus rostros añadía un toque de emoción a la aventura. Marah reía, disfrutando cada momento del recorrido, y Luz no podía evitar sentirse satisfecha al ver la alegría en el rostro de su nueva amiga.
Es maravilloso ver cómo una pequeña ayuda de una persona puede marcar la diferencia en el día de alguien. Recuerda, si estás pasando por un momento realmente difícil, no estás solo. Busca ayuda con profesionales o habla con alguien en quien confíes. Siempre hay una "telaraña" de esperanza en el camino.
