¡Hola! Llego, dejo un capítulo por aquí y me voy ¡Suerte!

Capítulo 20 - ¿En la misma cama?

ZORO RORONOA

¡¿Qué pasó?! Estábamos almorzando tranquilamente con la familia de Luffy, luego recuerdo un riesgoso sexo oral en el auto y luego…- ¡Sanji!

Alguien saltó a mi lado y me dio un susto de muerte. La habitación blanca me era desconocida, la mujer que estaba sentada a mi lado era Tashigi– ¡RORO! –Me abrazó con fuerza y me quejé del dolor generado por el apretón- ¡Lo siento! ¡Iré a llamar al médico, no te muevas!

La detuve antes de que se marche y pregunté por quien me importaba más que yo- ¿Dónde está Sanji?

-Él está bien, fue a darse una ducha y cambiarse de ropa –Tenía lágrimas en los ojos– Nos diste un susto grande. Iré por el médico.

Tashigi regresó a los pocos minutos, acompañada de un doctor y Mihawk. Este último me miraba enojado. No había rastros del humito que tiene mi hermana cómo esposo, así que deduzco la falta de interés que tiene en el accidente o casi atentado que tuvo su cuñado.

La bala, gracias al cielo perdió fuerza al rebotar en el vehículo y no perjudicó a ni un órgano vital. Había rozado el riñón izquierdo y se alojo dentro de mí cuerpo pacientemente. El disparo a la cabeza, solo dejará una cicatriz. Pues la bala pasó de largo y nada más alcanzo a rozarme- ¿Cómo está Sanji? –Ya que mi colaboradora familia no ayuda, me tendrá que contar el médico.

No tenía heridas visibles, e insistió en que la mayor preocupación era él "roce" que tuvo en uno de sus brazos. El cuál no se lo quiso enseñar a la enfermera por más que le insistió. Antes de que pudiera reclamar la falta absoluta de preocupación por la salud del rubio este apareció por la puerta. Tenía el cabello húmedo y algunos cortes visibles en las manos.

-¡Zoro! –Pensé erróneamente que correría a mi lado. Pero solo sé quedó quieto, en una esquina - ¿Te encuentras bien? Yo les avise a todos sobre tu estado, ellos te han acompañado en todo momento y yo.

-Ven aquí –dudo un par de segundos en acatar el pedido. Camina con vergüenza, la cabeza agachada y los pies casi chocando entre ellos.

Sujeté su brazo mas o menos a la altura donde el médico había hecho el gesto de su herida. Un poco por encima del codo. Su respuesta fue automática, arrugo las facciones con dolor. Lo solté y la expresión permaneció por unos segundos más– No es nada.

-Estás en un maldito hospital, deja que te traten esa herida –Miré al personal de blanco e intenté ponerme de pie para acompañarlo, más no me dejaron. Todos saltaron preocupados por mis heridas.

-¡Iré a que la revisen! Tu no te muevas.

Al final Tashigi le insistió al doctor para que trajeran a las enfermeras aquí, pues había leído mis intenciones de seguirlos. Tenía un corte profundo, fueron siete puntos en total los que le dieron. Quise reprenderlo, decirle que no podía ponerse en último lugar. Pero eso no es lo que necesita ahora.

Cuando sólo estábamos mi hermana, Sanji y yo; le pedí que se acerque. Mihawk había ido a hablar con la administración- ¿Estás bien? –Asintió y acortó la distancia. Ni bien llego a mi lado, lo abracé. Él se quedó congelado en su lugar- ¿No tienes alguna otra herida?

-Eres tú quién terminó inconsciente –Golpeó suavemente mi hombro– Tú fuiste quien sangraba en el auto sin moverse –Noté el quiebre en su voz– Tardas más de cinco horas en despertar… ¿y tienes la cara para decirme que me preocupé por mi primero?

Ya se encontraba llorando, le pedí a mi hermana privacidad con la mirada y ella se alejó tranquila. Cuando la puerta se cerró, las gruesas cascadas se comenzaron a desbordar por sus mejillas. Se aferró a la bata del hospital que llevo puesta– Ya paso –La herida del costado me dio una puntada al moverme para abrazarlo con más fuerza– Cálmate Sanji, llorar te dejará los ojos hinchados.

-¡¿Crees que me importa eso?! –Busqué su rostro con una de mis manos y mientras se quejaba por algo que no escuché, lo besé– Lo haces para callarme –Hizo un puchero con los labios y me causo ternura. Volví a unir nuestras bocas y esta vez sí me correspondió.

Enredó sus brazos alrededor de mi cuello y se sentó en la cama a mi lado para poder profundizar el contacto. Comenzamos una batalla en la cuál no importaba quien ganaba, pues era una victoria para ambos– Me gustas Sanji, haría todo lo que esté a mi alcance para protegerte.

-Yo también… -Esas palabras no sabía si se referían a que a él también le gustaba yo; o para algo más. Un día después, llegué a entender el significado real, tras esa confesión.

LUFFY MONKEY

No tiene idea, de cual es la diferencia entre querer hacer algo y hacerlo para sobrevivir. Para Torao no hay grises, sólo blancos y negros. En su cabeza, él es culpable de todo, a pesar de que apenas era un niño, cuando lo adoptaron…

Le pedí continuar la conversación más tarde. Cuando éste se hubiera calmado y dejara de tirar datos al azar. Pero a pesar de haber sido yo quien sugería esa calma, no podía quitarme una pregunta de la cabeza. Necesitaba conocerlo a fondo, pues el Torao que él muestra, no es el que yo conozco.

La actitud de mi hermano la entiendo, puesto que no conoce la verdad. Para Ace, solamente es un matón. No sabe su pasado, ni su presente, y le teme a su futuro. Papá sin embargo, lo trata con cariño y mamá se encarga de su hijo problemático, ya que no ha parado de mirar mal a Torao.

Reímos entre todos los que nos quedamos en la mesa. Law hacía comentarios graciosos, pero no se daba cuenta de eso, entonces eran diez veces más divertidos. Sanji y Zoro se retiraron a eso de las 19.30. Nosotros en vez de acompañarlos, fuimos al parque para conversar.

Ya con él visto bueno de Torao, hice la pregunta que rondaba en mi cabeza. Pensé que no lo recordaba, porque fue hace mucho tiempo. Pero su memoria, resulta ser más que buena. Me entristeció pensar en el pequeño niño, que se encontró sólo, en menos de un segundo. Acariciaba su mano, intentando consolarlo. Él se dejó, se lo notaba perplejo.

-¿Eso es lo que realmente quieres saber? –Asentí- ¿No indagaras en mis acciones del pasado?

-Prefiero conocer al Torao qué podía elegir su camino –Estaba genuinamente desconcertado– Me interesa el tú que eligió ser médico por ejemplo, o qué fue lo que te hizo decidirte por esa profesión.

-¿Por qué quise ser médico? ¿Eso quieres saber? –Asentí de nuevo, con una sonrisa en los labios–… Mis padres, los que me trajeron al mundo. Eran médicos, o eso recuerdo yo. Sus nombres y rostros no los retuve, pero si lo que hacían.

Me acomodé mejor en la banca y coloqué ambas manos a los costados de mis rodillas. Al mismo tiempo, balanceo mis pies– Ese Torao me interesa.

-Eres raro –Viniendo de alguien aun más extraño que yo, se siente cómo un halago– Me gusta lo raro.

-¿Eso quiere decir que te gusto yo?

-Sí –Sonreí y el hizo lo mismo.

Me alegra verlo con esa expresión en su rostro. No recuerdo si cuando lo conocí, alguna vez alcancé a verlo así. Se siente cómo una lluvia, luego de muchos días de sol– Gracias, por compartir sobre tu vida.

-Hay algo más que debes saber… -Su cara se había ensombrecido al decir eso– El motivo por el cual dejé de ejercer.

Me dijo que en la familia Donquixote había un total de cinco niños que crecieron juntos, casi como si fueran hermanos. Ikkaku (Su ex novia), Bepo, Shachi, Penguin y él. De todos ellos, le quedaba vivos, solo Shachi y Bepo. Del último ya conocía la historia, mientras que Shachi, según palabras de Torao, se había casado y vivía feliz con su familia, en otro país. Los otros dos integrantes, fallecieron demasiado jóvenes. Uno en un accidente de tránsito y el otro, se suicidó.

-¿Está relacionado alguno de esos eventos con tu renuncia a ser médico? –Asintió, mirando hacia el suelo. Estaba sentando en la banca, con la espalda encorvada, lo suficiente abajo cómo para que sus codos descansen en sus rodillas.

-Yo era el cirujano a cargo de la operación –Se miró las manos– No lo reconocí cuando entró en la sala, hasta que vi su tatuaje.

¡Oh por Dios! Me hago a la idea de cómo se debe haber sentido en ese momento y lo traumático del asunto. Me puse en cuclillas frente a él y tomé sus manos entre las mías. Tenía la mirada perdida, batallando con sus recuerdos más dolorosos. Por mas que estuviéramos cara a cara, sabía que no me veía a mí.

-Tendría que haber delegado su caso a otro compañero, pero no lo hice. No había tiempo y… era una cirugía de emergencia, sabía lo complicado que seria pero…

-Trataste de salvar a tu amigo –Él se sentía culpable de cosas que no podía manejar. La muerte de su familia, las acciones que tomó bajo amenaza– Torao… ¿Por qué decidiste salir de la familia? –Pareció regresar del trance.

-Porque casi maté a Doffy –El apodo se escucha tierno, pero no creo que lo sea.

-¿Por qué hiciste eso?

-Iba a matar a Corazón –Tenía el rostro de un niño. Sus facciones normalmente imperturbables, fueron olvidadas de momento. Fue cómo si mi pregunta lo hubiera descolocado.

-¿Por qué no lo hiciste antes? ¿Por qué no huiste cuando pudiste?

-Podía haberlos matado cómo venganza –Coloqué mi mano en su mejilla.

-¿Quisiste protegerlos? –Asintió– Tu pasado no es quien eres Torao, tú decides en qué te vas a convertir. Puedes ser un médico exitoso o un luchador profesional. Elijas lo que elijas, estará bien. Siempre y cuando sea lo que tú quieres.

-¿Y si elijo regresar a ese mundo?

-Llamaré a la policía para que te arreste –Sonrió. Fue una expresión tan dulce– Aunque sinceramente, espero que no hagas eso. Odiaría ver tu foto con ese horrendo uniforme naranja.

-¿Irías a visitarme?

-Si eres un criminal, dudo mucho que papá me deje siquiera mencionar tu nombre –Ese comentario lo alteró, pude escuchar los latidos de su corazón desde donde estaba– Pero no eres uno.

-Pero lo fui.

-Y ya no más.

-Aunque mi historial está sellado, aún podría haber gente cómo la novia de tu hermano. En cualquier momento pueden reconocerme y –Si Torao quiere pasar desapercibido, lo voy a ayudar.

-En ese caso –Me paré, tomé su mano y lo invite a seguirme– Te daré algo que solucionará tu problema.

Algo dudoso aceptó y tomó mi mano. Técnicamente hablando, no cambiará casi nada su apariencia, pero solo necesito que la mente de su primer paso. El siente mucha culpa y miedo de que sus problemas del pasado lo alcancen. Por lo cuál, le daré algo que tal vez lo haga sentir un poco mejor.

LAW TRAFALGAR

A pesar de haberle contado a Luffy los aspectos más oscuros de mi ser, él se ve tranquilo. Realmente cree en mi cambio y a pesar de saber en mi cabeza que soy diferente al Law del pasado, tengo miedo. Jamás me perdonaría si le hacen daño por mi culpa.

Me llevó al centro comercial a pasear. Supuestamente aquí podríamos encontrar una manera en la que esconderme del pasado. Solamente lo seguía, pues sabia perfectamente que una muda de ropa no me hará otra persona. Entramos a una tienda de gorros y lo veía ponerse varios, buscando alguno que fuera perfecto para mí. Lo dejé ser, él se veía feliz.

Se metió de lleno en una pila de sombreros- ¡Este! –La dependienta sonreía al ver su rostro de emoción.

Escondió el dichoso sombrero tras su espalda y caminó despacio. Con una sonrisa picara- ¿Qué?

-Cierra los ojos –Obedecí. Una vez que estuvo cerca, me agaché un poco cuando me lo indicó y ya con él articulo sobre la cabeza me permitió abrir los ojos- ¡TARAN! ¡Mira!

No puedo describir la emoción que experimenté al verme en el espejo, es casi igual al que tenía antes de entrar a la familia Donquixote… Blanco con manchas negras. La única diferencia es que este tiene una visera blanca. Los mismos patrones, hasta la textura es casi idéntica…

-¡Torao! –Luffy corrió hasta mi lado y me abrazó. No entendí que pasó, hasta que sentí sus manos en mis mejillas. Estaba llorando…- ¿No te gusta? ¡Pensé que se parecía al diseño de tu segundo casco de la moto! ¡Creí que podía gustarte!

-Lo hace -¿Es acaso nostalgia?– Me gusta mucho, de verdad –El siguió limpiando mis ojos hasta que me calmé. No dijo nada, sólo se quedó a mi lado apoyándome– Iré a pagarlo.

Me lo arrancó de la mano y corrió a la caja para pagar. La dependienta había tenido la delicadeza de dejarnos solos- ¡Es mi regalo!

-¿Así te debo uno a ti? –Hizo un puchero, pero luego su sonrisa se extendía de oreja a oreja.

-Shishishi ¡Es una buena idea!

-En ese caso elegiré uno para ti –Me miró interrogante– Un sombrero –Aceptó. Yo busqué lo más parecido al sombrero de paja que tenía puesto en la fotografía de la empresa. Se veía feliz con eso puesto. El que encontré no tenía el listón rojo, pero uno lila tampoco le quedará mal.

-¡Mira que bonito! Shishishi –Se lo probó frente al espejo– Lo quiero.

-Es tuyo ahora –Luffy estaba tan contento, que la sonrisa no se le quitó del rostro en todo el camino de regreso hasta su departamento. Sólo se lo quitó para ponerse el casco durante el viaje en la motocicleta.

Lo acompañé hasta la puerta de entrada de su departamento, al llegar me invito a pasar cuando no vio los zapatos de Sanji en la entrada– Seguro se quedará con Zoro -Afirmó, esperando con paciencia que diera un paso dentro del lugar.

-¿Estás tratando de que me quede a dormir? –Miró hacía otro lado e hizo una boca de pato graciosa.

-Sólo si está funcionando -Reí por la expresión, y terminé cediendo ante su mirada de cachorro inocente– iré a darme una ducha, ya vengo.

Pasó dentro de ese lugar más tiempo del que esperaba. Casi me quedé dormido en el sofá mientras aguardaba mi turno en la ducha. El tenía las mejillas al rojo vivo y los ojos le brillaban como estrellas cuando salió. Me tendió una toalla y me dejó ingresar al cuarto de aseo. En cual yo demoré más de 10 minutos. Luffy seguía en su bata de baño sobre el mueble y estuvo a nada de caerse de este, cuando notó mi presencia.

-¿Ocurre algo? –Acorte la distancia en dos zancadas. Él jugaba con sus manos de manera nerviosa- ¿Luffy?

-Torao yo… Quise decir, nosotros… ¡Fu! –Se dio unas palmadas en las mejillas– Quiero acostarme contigo.

-¿En la misma cama?

-¡Sí! ¡No! ¡No me refería a dormir! -¿Acaso está intentando decirme lo que creo?

-¿Quieres que tengamos sexo? –No esperé que se pegara a mi pecho, escondiendo la cabeza. De la impresión solté la toalla y esta terminó en el suelo– Luffy.

-¡Si quiero! –Ok, de acuerdo. Iríamos poco a poco, primero lo voy a besar y.

Mi plan murió en ese mismo instante. El pequeño se dejó caer sobre sus rodillas en el suelo y alineó mi miembro a media erección frente a su boca. Me miró un segundo y se la engulló hasta donde pudo. Mis pupilas casi vieron el otro lado de mi cabeza con esa acción ¿De dónde sacó tal habilidad? Comenzó a moverse a un ritmo lento, pero se sentía demasiado bien.

Luego de algunos minutos de lamidas, chupones y mucha saliva, escuché un pop y la voz ronca de Luffy. Miré hacia abajo, soltando sus cabellos que no se cuando comencé a sostener- ¿Te gustó? -Este adorable ser, logrará volverme loco. Me gusta, acepta mi pasado y por sus actitudes, siento que quiere un futuro donde esté yo.

SANJI VINSMOKE

Lo que ocurrió con Zoro, fue la gota que derramó el vaso. Estaba harto, no volvería a tolerar uno más de los atropellos e intentos de asesinato por parte del asqueroso de Gin. No creí que tendría el coraje de enfrentarme a ellos aún, pero no puedo seguir posponiendo esto.

Mientras el guardia sigue internado, iré a verlo. A esta altura de mi vida, puede golpearme si desea y no me importará. Siempre que acabe con esta pesadilla, aceptaré gustoso cualquier acción de su parte.

Le había pedido a Reiju que me acompañe a verlo. Ella luego de lo que paso Zoro, no dudo un solo segundo– Adelante –El soldado cerró la puerta tras nosotros.

-Pero si es mi adorada hija –Abrazó a mi hermana y me miró a mí– y Sanji.

-Hola –Retorcía mis manos tras la espalda– Gracias por recibirnos.

-Fue por la sorpresa –Se sentó en su escritorio y nos invitó a imitarlo en los asientos de visitas.

Era exactamente igual a cuando me fui de la casa. Imponente, orgulloso, con una mirada fría que hiela la sangre de quien se ponga en su camino– Me imagino que recibiste mi mensaje –Reiju logró que dejara de mirarme– Necesitamos tu ayuda.

-¿Ambos? –Respira Sanji, ya no tienes siete, mucho menos catorce o dieciséis.

-No, en realidad es mi problema –Su rostro reflejó sorpresa por unos segundos– El hijo de uno de tus amigos ha estado acosándome.

-¿Quién?

-Don Krieg. Su hijo se llama Gin y ha intentado matarme un par de veces desde que terminamos –Estaba enojado– Hace unos días dispararon el auto donde me encontraba y mi acompañante terminó en cirugía por culpa de protegerme.

-¿Eso es todo? –Reiju se molestó con su comentario. Se puso de pie y golpeo la mesa.

-¡¿Eso es todo?! ¿Acaso vas a esperar que lo maten para intervenir? Pensé que querías enmendar las cosas, pero veo que no hablabas más que mentiras.

-No vengo a pedir que me adhieran de nuevo a la familia, ni tampoco que lo persigan. Sólo quiero que dejes de protegerlo, así la policía hará su trabajo –No dijo nada. Me miró con el ceño fruncido por cinco minutos, hasta que mi hermana se hartó.

-¡Vámonos! –tomó mi mano y tiró de mí- ¡Me sorprende que te prestes para esa bajeza! Ni siquiera pienses en venir a ver a tu nieto cuando nazca.

Con esas últimas palabras salimos de la oficina. Estaba descolocado por todo lo que había dicho Reiju ¿Jude quiso reconciliarse con ella? ¿Desde cuando está embarazada? Al salir de la base se encontraba tan enojada que casi cruzó la calle cuando el semáforo continuaba en verde. Por suerte alcancé a detenerla.

-No necesito a alguien más en el hospital –Me miró y suspiró– Lo intentamos.

-Es que no lo entiendo –Acarició mi mejilla– Dijo que quería solucionar las cosas con ambos, supuestamente había cambiado y se dio cuenta de sus errores.

-¿No se supone que soy su más grande error? –La boca de Reiju se curvo con molestia– Olvídate de Jude. Igualmente no esperaba nada de él.

*En la oficina de Jude Vinsmoke*

-Quiero a Don Krieg aquí –Le dijo a su secretario– Dile que le doy una hora. Sí inventa alguna excusa, reduce el tiempo a treinta minutos.

-¡Sí señor!

-Me debe unas cuantas explicaciones…

*De regreso con Sanji*

Reiju tuvo la cortesía de pasar a saludar a Zoro. Le deseo una pronta recuperación y luego de un rato hablando de tonterías se retiró. No sin antes, delatar nuestra visita a Jude. Bueno, no le contó casi nada la verdad. Sólo me dijo que no me preocupará– Encontraremos una manera de encerrar a ese bastardo sin ayuda de papá. Se me cuidan los dos, nos vemos.

-¿Qué tiene que ver tu papá? –Sabía que no se le iba a pasar. Ni siquiera esperó a que la puerta terminara de cerrarse.

-Nada, hoy fuimos a verlo –Enarcó una ceja– Pensé que, si sabía sobre los acontecimientos, por lo menos dejaría de apoyar a Gin.

-¿Y? –Me encogí de hombros. No esperaba nada de Jude, y aún así me decepciona.

-Nada. Las cosas siguen igual que hasta ahora.

-No creo –Me tendió la mano– De alguna manera se solucionará todo, ya verás.

Tengo la horrible sensación de que este problema no se va a acabar hasta que uno de los dos esté muerto. Si me dan a elegir, por supuesto Gin sería el cordero a sacrificar. Pero siendo sinceros, ni si tengo un arma en las manos y me lo ponen enfrente, seré capaz de disparar. Aunque, creo que si llega a estar en peligro, la vida de alguno de mis seres queridos, he de jalar el gatillo sin dudar.

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Nos vemos en el siguiente capítulo #_#