Hola! Nos encontramos en tierras Korvira otra vez.
No podía con esta prompt que era "El beso de la vida", refiriéndose a RCP o quizás algo mágico también, pero eso. Pensé en algo dramático, tal vez un accidente durante otra cita, pero simplemente no fluía.
No todos tenemos "eventos canónicos" que fuercen nuestro desarrollo de personaje, casi siempre tenemos que tomarlo nosotros mismos y hacerlo suceder. Igual me trabé un poco con la trama que siguió al descarte del accidente, y queda este. Pero al final se resolvió así.
Capítulo 3
"Segunda Opción"
—¡Korra! —gruñó Kuvira, cerrando fuerte la puerta de su propio apartamento tras ellas.
—¿Qué? —le respondió su novia en casi el mismo tono.
Korra estaba tratando de no exaltarse más. Sabía bien su temperamento y que no era bueno empezar una pelea… porque ella no estaba por empezarlas, pero que dejara de llamarse Korra si no las terminaba. El viaje en el taxi no había sido nada cómodo. Entendía que Kuvira era alguien privada, pero de eso a que le retirara la mano sin más… El rechazo no le sabía bien a la peleadora cuando ella no había hecho nada malo.
—¿Qué fue todo eso?
—No sé de qué estás hablando —respondió Korra, retando a Kuvira a pensar mejor su pregunta otra vez, porque ya se estaba cansando de ser comprensiva.
—¿Qué hacías con ella? Con Asami —dijo Kuvira, sus ojos reflejando una mezcla de celos y desconfianza.
Korra soltó un suspiro pesado, dándose cuenta de que esta conversación iba a ser más complicada de lo que esperaba.
—Estaba ayudándola con un problema mecánico. Sabes que es mi amiga y que siempre hemos trabajado bien juntas en cosas así.
—Eso no parecía solo trabajo —replicó Kuvira, cruzando los brazos. —Parecía que estaban muy... cercanas.
—¿De verdad vamos a hacer esto, Kuvira? —Korra se pasó una mano por el cabello, tratando de mantener la calma. —No hay nada entre Asami y yo más allá de una amistad. No tienes por qué preocuparte.
—No es solo eso —dijo Kuvira, su voz bajando pero manteniendo el filo. —Es la forma en que te miras con ella, la forma en que hablas. Parece que hay algo más, algo que no me estás contando.
Kuvira sabía esto era probablemente una tontería. Nadie la había tratado como Korra, pero a veces seguía sin entender del todo la profunda amistad entre las dos mujeres. Aun cuando su novia le contó con todo detalle cómo se conocían desde hace años y lograron mantener una amistad tan fuerte pese a la distancia y los años. Tal vez fue mala idea de parte de Korra confesarle a la maestra metal que entre el conflicto muy pasado de Mako y Járgala, hubo algunos besos experimentales entre la rica ingeniero y la peleadora. Por otro lado, tal vez era hora de que Kuvira le contara a Korra sobre su adopción y el problema que tenía con sentirse la segunda opción, aunque solamente llevaban saliendo un par de meses de manera oficial.
—Kuvira, mírame —dijo suavemente, acercándose. —No quiero que haya malentendidos entre nosotras. Asami es importante para mí, sí, pero no de la manera que estás pensando.
Kuvira bajó la mirada, sus hombros tensos.
—No es fácil, Korra. No es fácil verte tan cerca de alguien más y no sentirme... insegura.
—¿Pero por qué, Kuvira? Eres una mujer maravillosa, hermosa y fuerte y estoy segura de que lo sabes —admitió Korra, tomándole las manos. —Y lamento que te sientas así. Quiero que confíes en mí, igual que yo confío en ti. Pero no puedo conque simplemente me quieras aplicar la ley del hielo e ignorarme… no me gusta sentir que le hablo a la pared.
Se sentaron en el sofá de Kuvira, bailando en el borde entre una pelea y una plática incómoda.
—Y a mí no me gusta cómo te llevas con Asami, pero estoy tratando de entender.
—Estás sonando como Mako —dijo Korra sin pensarlo.
—¿Qué dijiste? —preguntó Kuvira más escéptica que molesta pero Korra no supo interpretar bien su expresión y su tono.
—¡Que él también se quedaba callado cuando algo lo molestaba, en vez de decírmelo claramente! ¡Y yo lo buscaba y me ignoraba hasta que el señorito lograba digerir lo que sea que pasara en su cabeza y después venía a disculparse! —y como segundo pensamiento, ya bastante exasperada, dijo poniéndose de pie—¡Y no pienso volver a pasar por eso!
El asombro y el enojo estaban peleando dentro de la gerente por ser la emoción dominante, miró a la maestra agua boquiabierta. Estaba sorprendida de la repentina explosión de Korra, la comparación entre ella y el ex novio. No le gustaba el tono de su novia pero entendía que tenía un punto en estar molesta. Ignorarla en el camino no fue lo más maduro de Kuvira, lo podía ver ahora que Korra lo decía pero… ese tampoco era el modo de expresarlo.
—Entiendo sin que tengas que levantar la voz, Korra —dijo fríamente Kuvira.
Esto sin duda calificaba como su primer pelea seria. La peleadora volvió a pasarse las manos por el cabello suelto y se sentó cruzando los brazos.
—Lo siento… tienes razón. No debí decirlo así —volvió a respirar y centró sus turbados ojos azules en la mujer todavía al otro extremo del sofá. —Es solo que de verdad no tengo la energía para lidiar con otra relación así… Si necesitas espacio, ¿podrías decirme antes? Para no sentirme ignorada.
Una parte de Kuvira temblaba ante el velado comentario de Korra sobre no querer una relación problemática. Porque ella era problemas, toda su vida; Kuvira era un problema.
—Creo que es justo.
—Perdón por portarme como una idiota… tú me estabas diciendo algo importante. Y no quería compararte con Mako, lo siento.
—No, no me gustó eso… —¿todavía quería decirle a Korra? De pronto recordó que Bolin y Mako también eran huérfanos. Y Korra terminó con él… una extraña relación se formó en la mente de la gerente y se le llenaron los ojos de lágrimas.
—¿Kuv? —la maestra agua sonó alarmada de inmediato —¡Lo siento en serio, no quería hacerte llorar! Perdóname —se le acercó y buscó sus manos —no llores, por favor.
—¿Conoces a Baatar? —preguntó la gerente sin poder evitar un par de lágrimas. Esto era tan complicado sin necesidad.
—¿Tu padre? —preguntó a su vez Korra, un poco fuera del sentido de la pregunta.
—No… Baatar Junior —como había odiado Kuvira esa distinción pero comprendía la confusión de Korra. Eso haría esto todavía un poco más extraño. Quizás debió empezar de otro modo. La maestra agua le asintió. —Olvídalo… lo que quería decir… Korra, tengo problemas de confianza porque… mis padres no me querían —le sonaba tan patético, pero era la pura verdad y admitirlo en voz alta fue más duro de lo que pensó.
—Pero… Suyin y…
—Ellos no son mis padres —dijo al fin con la voz temblorosa, Korra solo la miró con la expresión en blanco —mis verdaderos padres no pudieron controlarme y me dieron a Suyin cuando era niña. Todos los Beifong no son en realidad mis hermanos. Es mi familia adoptiva. Llegué con ellos con la edad necesaria para entender que mis padres no podían con una niña como yo.
—¿Quieres contarme más de eso? —preguntó Korra después de un momento y sentándose a su lado.
Kuvira la aceptó y le empezó a contar con mejor detalle cómo fue crecer con sus padres en una ciudad pequeña no muy lejos de Zaofu. Como casi no existían otros maestros en su aldea y como era temperamental, igual que sus padres, sus poderes amenazaban la integridad de su casa sencilla de adobe. Le tenían miedo. Solo Suyin pudo con ella, pero tampoco fue algo rápido o fácil.
—Kuvira… de verdad lo siento —Korra entendió la mala mirada de la otra mujer —no, no lo siento por lo que te pasó, lo siento por haberte hecho sentir como la segunda opción.
Sin pensarlo, Korra le envolvió en sus brazos y le habló claramente al oído:
—Tal vez la primera vez que salimos no fue nuestra libre elección —dijo con suavidad, tratando de traer ligereza a sus corazones. Kuvira, todavía sorprendida del abrazo, asintió un poco como pudo —pero desde entonces cada salida, cada llamada, cada detalle… cada beso, he sido yo eligiéndote. A ti.
—Korra… —la maestra metal no podía decir otra cosa.
Korra la liberó del abrazo y la dejó alejarse, regalándole una sonrisa como un sol. Las lágrimas se detuvieron.
—Te quiero, Kuvira —dijo con fuerza y casi obligó a la maestra metal a que sus labios se encontraran otra vez —te quiero —repitió entre besos.
Kuvira no tenía palabras para responder, pero sí besos para dar. Se colgó de Korra cuando las manos le respondieron y ahora el beso fue enteramente de dos. Solo de ellas dos.
Un beso hambriento y algo desesperado, sin las trazas de dulzura que la peleadora propició, sustituida por la pasión y la fuerza de la vida que les recorría las venas.
Esta vez fue Korra la que la tomó de los muslos, para llevarla entre caricias y suspiros a la cama de la gerente. Casi se caen en el proceso y se rieron entre dientes. Cuando alcanzaron la cama, las risas se acabaron y la ropa desapareció. Korra no quería sexo de reconciliación de nuevo en sus relaciones, pero podía tener de reafirmación y derretir a Kuvira con sus dedos, sus labios y sus palabras:
"Te quiero."
"Eres hermosa."
"Me encanta tu sonrisa."
"Te quiero…"
N.A.
Espero que les guste!
Vendrá el último cap para esta parte de su historia. uwu
Gracias por leer y comentar!
Carpe Diem
