Gracias si siguen conmigo, me importa mucho todavía.
DG
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Capítulo / Día 25. Poker.
Harry estaba por salir del Ministerio de magia cuando se encontró con Luna. Maldición.
No era que no quisiera ver a su amiga, era la intención con la que ella caminó hacía él y la firmeza con la que le habló.
-Ella sigue segura. Ninguna se lo rebelaría a nadie peligroso y lo sabes.
Harry sabía desde antes de escuchárselo, aun así, le dolió porque se hizo real. Y le pareció increíble que el peso en su estómago pudiera aumentar y el nudo en su garganta apretarse.
-No es tan simple, Luna.
-Si lo es. Siempre lo ha sido. Puedes ir y constatarlo todo lo que quieras, Harry. Pero sólo te harás daño y es obvio que no van a separarse solo porque te apareces en su puerta.
-¿Y si lo siguieron? ¿Y si se aparece alguien más?
-Ni Draco ni Ginny son ajenos al peligro en que estarán apenas salgan de su departamento incontrable y dudo que elijan huir o renunciar a sus vidas esta vez.
-¿Y entonces qué se supone que haga, Luna?
-Esperar.
-¿Esperar qué diablos?
-Esperar a que hablen, al menos. Si estas saliendo de tu oficina es que sabes que se rebeló el secreto y por eso vine antes, para decirte que yo le di la dirección, pero si el secreto fue abierto, es que Ginny decidió rebelarlo ella misma.
-¡Qué hablen! –repitió Harry con incredulidad.
-Si los siguió alguien o están en peligro recibiremos el patronus de Ginny –Luna, tranquilizadora y sabia, fue acercándose al capitán Potter mientras hablaba-, si fuera el caso, te acompañaría. Pero no se han visto en años, así que déjalos hablar por favor.
Lentamente, Harry fue dejando que las manos de Luna lo tomaran por detrás del cuello y lo acercaran a un abrazo.
-¿Cuánto tiempo?
DG
-Estoy seguro de que Harry Potter y otros aurores están movilizándose—murmuró la voz de la persona en la chimenea-. El capitán se retiró temprano, no dejó a nadie a cargo ni se sabe que tenga algún objetivo. De momento se habla de un coordinador solamente.
-¿Podría tratarse de algo personal?
-Al capitán no se le conoce otra novia que Ginevra Weasley. Y honestamente, no es de los que abandonan su puesto por una conquista.
-¿Algo más?
-No, señor.
-Vuelve a tu puesto y no dejes de comunicarme cualquier cambio.
La persona de la chimenea saludó a su líder y se retiró de las llamas entonces.
Lucius Malfoy permaneció un instante en el crepitar de su chimenea a la espera de que su siguiente mensajero llegara.
Mikel Arron tenía buenas noticias de Hungría. Aunque todos supieran que arriesgaban todo si perdían de vista a Draco y Ginevra; si volvían y el testamento de los Malfoy se ejecutaba, su organización lo perdería todo.
Los seguidores de Lucius se conducían entre las sombras y como espías porque en el fondo, sabían que ninguno podía enfrentar a Harry Potter abiertamente, ni siquiera los mejores de ellos, ni emboscándolo, ni en su trampa más planeada a lo largo de los años.
Harry Potter era un mago excepcionalmente poderoso de niño y después de entrenarse como auror y con sus años de experiencia, era un rival colosal. En lo teórico debían evitarlo.
En lo práctico, haber escogido a una mujer que era tan importante para Harry Potter, había sido el movimiento más decisivo de Draco.
Ginevra Weasley era la reina clavada del juego.
En la familia Weasley no habían nacido brujas en muchas generaciones antes que ella, lo que volvía su ancestral sangre, pura y poderosa. Pocas mujeres en el actual Reino Unido cubrirían los requisitos de herencia de Abraxas Malfoy tan exactamente como ella. Y si llegaba a engendrar un hijo con Draco, como familia podrían reclamar por completo la herencia y fortuna de los Malfoy.
Sin importar si Draco lo quería o no, incluso si pretendía jugar a utilizar sus recursos y trabajo propios, serían decisiones inútiles; las leyes mágicas no funcionaban así y el pergamino-testamento de Abraxas se ejecutaría. Lucius perdería sus derechos como heredero y su capacidad económica de sostener su red de espías. Todos brujas y magos que lento pero seguro, iban encargándose de que disminuyera la población de nacidos de muggles que ingresaba a su mundo.
Un trabajo que todos en su grupo seguían considerando necesario: la búsqueda de la pureza de los magos.
Lucius devolvió sus ojos a la silueta de Mikel que seguía en su chimenea. Si esta vez asesinaban a Ginevra Weasley, ¿podría su grupo con la ira de su hijo y del propio Harry Potter?
-El grupo de Hungría espera órdenes, señor.
Con el control completo de sus emociones, conseguido después de la prisión, la guerra y la reconstrucción, Lucius disimuló su propia desconfianza y compuso su cara de póker sabiendo que a Potter y los aurores les costaría comprobarle responsabilidad.
-Que se encarguen.
