Goku y 18 cayeron en un lugar sombrío, sus cuerpos golpeando el suelo frío y duro antes de que se dieran cuenta de su nueva prisión. Las celdas eran de hierro macizo, con barras gruesas y oscuras que bloqueaban la mayor parte del intento de escape, pero lo suficientemente amplias como para permitirles pasar al menos un brazo a través de ellas. Aunque estaban separados por una distancia corta, un campo de energía invisible impedía que los dos se acercaran más allá de lo que sus brazos podían alcanzar.

Goku, con el rostro sudoroso y la mente agitada, se arrodilló frente a la reja de su celda. Su esfuerzo por usar la teletransportación y sus poderes fue en vano. Cada esfera de energía que lanzó contra el campo chocaba con una barrera invisible, disipándose sin causar ningún daño. La frustración crecía en su pecho, el peso de la impotencia golpeándolo con cada intento fallido.

Al otro lado, 18 estaba furiosa. Su cabello, desordenado por el combate, caía en cascada alrededor de su rostro mientras se acercaba a la reja de su celda con una determinación feroz. Cada golpe que daba contra el campo de energía parecía hacer vibrar las rejas, pero no ofrecía ninguna solución. Su enojo era palpable, sus gritos resonaban en el espacio cerrado, pidiendo desesperadamente una forma de salir.

Cuando se dieron cuenta de que podían verse a través de las rejas, el contacto visual era un alivio amargo. Goku, con su mirada tensa y cansada, se encontró con los ojos de 18, que brillaban con furia y preocupación. Aunque no intentaron acercarse, el simple hecho de ver a su aliada le dio al saiyajin una pequeña chispa de esperanza. Sin embargo, ese consuelo se desvaneció rápidamente ante la realidad de su situación.

Goku muy dentro de su personalidad a pesar de las circunstancias le hizo un gesto de ánimo, su expresión demostrando su determinación a no rendirse. 18, por su parte, golpeó las rejas con más fuerza, sus gritos y maldiciones llenando el aire. La impotencia en su rostro era evidente, y su furia solo aumentaba al ver que sus esfuerzos eran en vano. La desesperación en ella crecía mientras ambos se enfrentaban a la dura realidad de su captura, sabiendo que necesitarían encontrar una forma de escapar y reunirse con sus amigos en medio de la devastación que los esperaba fuera.

Goku al sentir tan alterado su ki, se levantó con dificultad, su rostro cansado pero con una chispa de determinación en los ojos. Miró a través de las rejas que los separaban y, a pesar de la situación desesperada, una risa suave se le escapó.

— Bueno, no es la primera vez que nos encontramos en una situación complicada, ¿verdad? —dijo él, con un tono intentando transmitir optimismo a pesar del cansancio.

18, encajada en su celda, estaba furiosa. Sus puños estaban apretados y su respiración era rápida y agitada. Su cabello desordenado caía sobre su rostro, y sus ojos, llenos de frustración, no dejaban de mirar a Goku. Aun así, al escuchar la risa de Goku, una expresión de sorpresa pasó por su rostro, y luego una sonrisa escéptica.

— ¿En serio, Goku? ¿Estás riendo en medio de esto? —respondió 18, su voz dura pero con un matiz de incredulidad. — No es el momento para bromas. Necesitamos salir de aquí y encontrar una solución, no quedarnos aquí y hacer chistes —

Goku se apoyó contra las rejas, inclinando su cabeza hacia un lado, como si estuviera considerando la reacción de 18. Sus músculos estaban tensos, y la frustración se notaba en su postura, pero su risa y actitud mantenían una apariencia de calma.

— Lo sé, lo sé —dijo Goku, intentando sonar tranquilizador. — Pero si no mantenemos el ánimo alto, no vamos a resolver nada. Además, siempre hemos salido de cosas peores. Encontraremos una forma de salir de aquí, como siempre—

18 cruzó los brazos sobre el pecho, mirando a Goku con una mezcla de escepticismo y admiración. Aunque su actitud era dura, su mirada mostraba una chispa de esperanza al escuchar sus palabras. Sus movimientos eran rápidos y agitados, reflejando la frustración que sentía por estar atrapada, pero también una determinación subyacente.

— Vaya, no eres un idiota como crei. Asi que si alguien puede salir de aquí, ese eres tu, asi que concédele toda tu atención a salir de aquí. —dijo 18, con una mezcla de exasperación y aprecio en su voz.

Goku asintió, aunque su sonrisa se desvaneció ligeramente al ver la seriedad en el rostro de 18 y sobre todo por su comentario.

De pronto mientras ambos calmaban sus respiraciones e intentaban hallar alguna forma de escapar, un eco ominoso comenzó a resonar en el oscuro recinto. La voz era fría y calculadora, reverberando a través de las paredes metálicas y llenando el aire con una amenaza palpable.

— Bienvenidos, Guerreros Z —dijo la voz, cada palabra cargada con una malicia sutil, con una sonrisa sadica de satisfacción. — He estado esperando este momento. Me alegra ver que están cómodos en sus nuevas habitaciones—

Goku y 18 se tensaron al escuchar las palabras. Él se acercó a la reja, mirando alrededor en busca de la fuente de la voz, mientras 18 apretaba los puños con rabia contenida.

— ¿Quién eres? —preguntó Goku con un tono desafiante. — ¿ Por qué no sales y te enfrentas a nosotros en lugar de esconderte? ¿o acaso eres un cobarde? —

La voz continuó, ignorando la provocación de Goku.

— Me llamo Kairon, sucesor de Makigero, y estoy aquí para hacerles vivir los peores días de sus vidas antes de que encuentren la muerte —la voz se volvió más amenazante. — Mi ejército de androides superpoderosos ha invadido su mundo con un propósito muy claro: eliminar cualquier amenaza y establecer un nuevo orden. Y ustedes, lamentablemente, son una de esas amenazas. —

Goku frunció el ceño, la mención de Makigero despertando recuerdos de viejas batallas y enemigos temibles. La mención de androides superpoderosos que invadían el mundo solo confirmaba que estaban enfrentando una amenaza muy grave.

— He estudiado cada técnica, cada movimiento registrado en mi memoria —continuó Kairon—. He perfeccionado sus habilidades para que mis androides sean invencibles. Lo que han visto hasta ahora es solo el comienzo. —

18, con el rostro enrojecido de furia, se adelantó hacia la reja, su voz cortante y llena de veneno.

— ¡Maldito seas! —exclamó. — Si crees que puedes amedrentarnos con tus palabras, estás muy equivocado. No somos un par de títeres para tus juegos. Si tienes el valor, ven y enfréntanos en persona y verás... como aplastaré tu craneo hasta hacerlo pedazos—

Ante aquellas palabras Goku giró totalmente sorprendido a verla mientras la voz de Kairon cambió, ahora cargada de irritación y furia.

— ¡Esa insolencia tendrá consecuencias! —gritó Kairon. — Te aseguro que pagarás por tu atrevimiento. Tus palabras te costarán más de lo que imaginas. No subestimes mi poder ni la determinación de mis androides... pedazo de chatarra— menciono eso en referencia a que ella también fue reconstruida como androide.

18 se adelantó aún más, con la mirada fija y un brillo desafiante en sus ojos.

— Te estaré esperando —respondió con frialdad. — No necesito tus amenazas para saber que lucharé hasta el final. Si crees que puedes asustarnos, estás muy equivocado, idiota—

El eco de la risa fría de Kairon resonó en la distancia, llena de desprecio. — Veremos si tu valentía se mantiene cuando el verdadero juego comience. ¡Hasta entonces! —

Con eso, el eco se desvaneció, dejándolos en la penumbra con la inquietante sensación de que su peor pesadilla estaba por empezar, y así fue, no paso mucho tiempo para que agua helada saliera con fuerza por agujeros pronunciados de las paredes y empiecen a azotarlos con fuerza, el agua estaba a una temperatura que golpeaba su piel como si quemara, generando que la temperatura del ambiente baje y ambos completamente mojados empiecen a sentir el estrago del caos.

El líquido frío arremetió contra ellos con una intensidad brutal, cada gota parecía golpear su piel como si ardiera en lugar de enfriarla. La temperatura del ambiente descendió drásticamente, y el frío penetrante hizo que sus cuerpos temblaran violentamente.

Goku, empapado y visiblemente incómodo, intentó mantener la calma, pero el agua incesante y helada estaba empezando a afectarlo. Se levantó tambaleándose, su rostro reflejando la frustración y el fastidio por la situación. A pesar del frío, su energía de ki comenzó a brillar con fuerza, como un faro de determinación en medio de la tormenta helada. Con un grito de enojo, concentró su energía y liberó una ola de ki que disipó el agua que lo rodeaba, creando una burbuja de calor alrededor de él.

— ¡Malditos estupidos! ¡Esto es ridículo! —gruñó Goku, mientras la energía de ki seguía envolviéndolo y secando el agua que caía. — ¿En serio creen que esto va a rompernos? Es solo una de las pruebas más estúpidas que he visto. —

18, a pesar de estar igualmente empapada y temblando, observó a Goku con una mezcla de sorpresa y admiración mientras él liberaba su energía de ki para contrarrestar el agua. Ella intentó seguir el ejemplo de Goku, pero el frío la debilitaba, dificultando su concentración.

— ¡Goku, no podemos quedarnos aquí más tiempo y que nos traten como basura! —gritó 18, mientras luchaba por mantener su voz firme a pesar del temblor. — Necesitamos encontrar una forma de salir y enfrentar a ese maldito antes de que se le ocurra algo más. —

Goku, ahora completamente seco en su burbuja de energía, se volvió hacia 18, sus ojos ardían con la misma determinación que su ki.

— No te preocupes. Vamos a salir de esto —dijo con firmeza—.¡Sólo tenemos que encontrar un punto débil en este lugar y romperlo! —

18, a pesar del frío y la incomodidad, le dio un asentimiento decidido. La mirada desafiante en su rostro reflejaba el mismo espíritu indomable que Goku demostraba.

— Entonces no perdamos más tiempo. Haz lo que puedas para mantener ese calor, mientras yo intento buscar alguna señal de una salida o algo que pueda ayudarnos. —

Él asintió, su energía de ki crepitando a su alrededor mientras mantenía el área libre de agua. Ambos sabían que debían ser astutos y mantener la esperanza viva mientras enfrentaban las crueles pruebas que su enemigo había diseñado para ellos.

Después de la intensa lucha contra el agua helada y la frustración por la falta de progreso, Goku y 18, agotados por la batalla y la falta de descanso, se apoyaron contra las frías paredes de sus celdas. Sus respiraciones eran profundas y entrecortadas, el sudor se mezclaba con el agua en sus cuerpos, y sus miradas reflejaban una creciente frustración. Habían intentado todo lo que estaba en sus manos para romper las paredes y encontrar una salida, pero la resistencia de la estructura parecía ser inquebrantable.

La sensación de desánimo comenzó a asentarse mientras el cansancio se hacía cada vez más palpable. Con el silencio que se había instalado en el lugar, ambos se permitieron un breve respiro, el sueño empezando a reclamar su atención. En esa pequeña calma, Goku y 18 se hundieron en un estado de descanso, sus cuerpos agotados finalmente cediendo al cansancio.

Pero la tranquilidad fue efímera. De repente, todo en el recinto se apagó. La oscuridad absoluta envolvió sus celdas, dejándolos sin visión y sin idea de lo que estaba ocurriendo. Un frío paralizante comenzó a apoderarse de la habitación, acentuando la desesperación de la situación.

Goku, en medio de la oscuridad, comenzó a quejarse en voz baja, sus movimientos erráticos y su respiración agitada.

— No... no puedo... algo no está bien... —murmuró Goku, su voz entrecortada y temblorosa, como si estuviera luchando contra una pesadilla.

18, completamente desorientada y separada de él por las rejas, intentó buscar algo con las manos a través de las barras de su celda, pero solo encontró el frío metal. La desesperación comenzó a apoderarse de ella al no poder ver ni comprender lo que estaba sucediendo. Sus manos se movían frenéticamente, buscando algún indicio de lo que pudiera estar pasando.

— ¡Goku! ¡¿Qué pasa?! —gritó 18, su voz cargada de pánico. — ¿Qué te ocurre? —

De repente, un grito aterrador de Goku rompió la oscuridad, su voz cargada de terror.— ¡Las inyecciones! ¡Me asustan las inyecciones! —gritó Goku, su tono bajo pero lleno de un miedo palpable.

La luz se encendió de nuevo, pero de manera tenue, revelando la figura de Goku tirado en el suelo, moviéndose de manera inquietante. Sus ojos estaban medio cerrados, y su cuerpo se agitaba como si estuviera bajo el efecto de una droga. 18, al ver esto a través de las rejas, sintió un escalofrío recorrer su espalda.

— ¿Qué te han hecho? —dijo 18, con la voz temblando mientras observaba a Goku desde el otro lado de las rejas.

Goku, con la voz aún temblorosa y baja, intentó explicar mientras luchaba por mantenerse consciente.

— Algo me... me inyectaron. Me siento... extraño... No puedo pensar con claridad... —dijo, sus palabras entrecortadas por el miedo y la confusión.

18 se arrodilló junto a la reja de su celda, tratando de alcanzar a Goku con la mano extendida a través de las barras, pero sin poder tocarlo, su rostro reflejando una mezcla de horror y preocupación. Las implicaciones de lo que Kairon había hecho eran terroríficas. No solo estaban atrapados y sometidos a pruebas crueles, sino que ahora Goku estaba claramente alterado por algún tipo de droga o sustancia desconocida.

— ¡Demonios! —exclamó 18, su voz cargada de ansiedad. — No sé qué te han dado, pero no podemos permitir que te afecte. Necesito que te concentres y trata de respirar con calma. —

Goku, con dificultad, intentó enfocarse en las palabras de 18. La situación era cada vez más desesperante y aterradora, y el miedo de que Kairon tuviera aún más sorpresas desagradables para ellos pesaba sobre sus hombros.

—Me siento extraño... — menciono el saiyajin empezando a tocar su cabeza, sintiendose aturdido pero extrañamente complacido, era como si de pronto empezará a sentir una energia inquietante con ganas de reir inconscientemente. —Esto es demasiado raro— menciono él sintiendo sus pensamientos deliberados.

18, al observar el comportamiento de Goku a través de las rejas, se dio cuenta de inmediato de que la situación era más grave de lo que había supuesto. La forma en que él parecía estar afectado por algo desconocido la espantó profundamente. La idea de que Kairon hubiera diseñado un plan tan siniestro, usando drogas o sustancias para debilitarlo, le resultaba aterradora. El pensamiento de que su amigo estaba siendo manipulado de esta manera la hizo sentir impotente y furiosa.

Goku, mientras tanto, empezó a reír de forma extraña, su cuerpo moviéndose de manera incontrolada. Parecía que la sustancia estaba afectando no solo su mente, sino también su capacidad para controlar sus movimientos y su energía. Se arrastró por el suelo, su risa descontrolada y sus movimientos erráticos.

— ¡Goku, resiste maldita sea! —gritó 18, desesperada mientras extendía su mano a través de las rejas, intentando calmarlo. — Tienes que intentar resistir. No te dejes llevar por esto. ¡Lucha contra la puta sustancia! —

A pesar de sus esfuerzos, Goku parecía cada vez más inmovilizado por la droga. Su risa se transformó en gritos agudos y desesperados, mientras su cuerpo temblaba y sus movimientos se volvían más erráticos. De repente, comenzó a gritar de dolor y frustración, su voz cargada de terror.

— ¡No puedo controlar... mi cuerpo! —gritó Goku, su tono entrecortado por la desesperación. — ¡No puedo parar... de moverse! —

Su energía de ki, que normalmente brillaba con una fuerza deslumbrante, parecía desvanecerse, su capacidad para usarla se veía gravemente afectada. El poder que antes podía controlar con facilidad ahora parecía fuera de su alcance, como si estuviera siendo absorbido o bloqueado por la sustancia. Goku, por primera vez en mucho tiempo, se sentía como un humano común, completamente vulnerable y sin las habilidades que solían ser sus mayores fortalezas.

18, al ver el sufrimiento de Goku, se sintió completamente impotente y aterrorizada. No podía hacer nada más que observar cómo su amigo se desplomaba y se retorcía en el suelo. Cada grito y cada movimiento de él reflejaban la magnitud de la tortura a la que estaba sometido, y el pánico creció en su interior al darse cuenta de la gravedad de la situación.

— ¡Basta, basta maldito bastardo! —exclamó 18 para aquel quien seguramente observaba con gusto aquella atrocidad, su voz llena de desesperación mientras trataba de pensar en una forma de ayudar a su amigo en medio de la confusión y el miedo.

La desesperación en la voz de 18 resonó en el pequeño espacio de la celda, mientras la tensión y el temor crecían con cada momento que pasaba, en eso Kairo volvió a hablar desde las sombras, su voz fría y calculadora rompiendo el silencio opresivo.

— Puedo detener el efecto de la droga, pero solo si aceptas ser la sumisa de mis androides. — Su tono era implacable, sin piedad en sus palabras. —

18 se quedó estupefacta ante la propuesta, sus ojos se abrieron con incredulidad. La magnitud de lo que Kairo estaba sugiriendo la dejó sin palabras, la realidad de la situación parecía ser demasiado cruel para ser cierta. La oferta era horrenda, pero el desesperado estado de Goku y la amenaza implícita en la voz de Kairo no dejaban mucho margen para la negociación.

— ¡No puedes hacer esto! —gritó 18, su voz cargada de frustración y rabia. — ¡No puedes obligarme a aceptar esto! ¡Que enfermo pediria eso!—

Kairo permaneció impasible, su voz resonando con una frialdad implacable. — Es eso o tu amigo no aguantará mucho más. La dosis que le di es considerablemente potente, y está en un estado crítico. Si intentas algo que no me agrade, lo matará —dijo Kairo, sus palabras claramente amenazadoras.

18, al ver la desesperación en los ojos de Goku y al comprender la gravedad de la situación, sintió una oleada de desesperación. Su cuerpo temblaba de rabia e impotencia mientras su mente trataba de encontrar una solución. Pero la amenaza de Kairo y la inminente posibilidad de perder a su unico aliado para salir de ahí, la llevaron a aceptar la oferta a regañadientes.

— ¡Juro que te mataré por esto con mis propias manos! —exclamó 18, su voz llena de derrota mientras trataba de mantener el control. — Haré lo que pidas, pero debes retirar esa droga de él. ¡Deja que se recupere! —

Kairo dejó escapar una risa fría al escuchar la aceptación de 18. Sin perder tiempo, un equipo de androides, de aspecto imponente y enigmático, entró en la celda de Goku. Estos androides eran hombres musculosos, con cuerpos tallados en metal y un aura de fuerza inhumana. Se movían con precisión y eficiencia, aplicando una sustancia antídoto que parecía calmar a Goku. Los movimientos de los androides eran metódicos y calculados, cada uno de ellos ejecutando su tarea con una profesionalidad fría.

Goku, lentamente, comenzó a respirar con normalidad, sus sentidos volviendo a la normalidad a medida que la droga era neutralizada. Sin embargo, el efecto de la sustancia aún lo dejaba debilitado, incapaz de levantarse o moverse con agilidad. Sus ojos se abrieron lentamente, observando el entorno con una mezcla de confusión y desesperanza.

Mientras tanto, en la celda de 18, la situación se volvía cada vez más siniestra. Los androides musculosos, con expresiones impasibles, comenzaron a entrar uno a uno. 18 estaba atrapada en la celda, sus movimientos restringidos por las rejas y su cuerpo temblando de indignación y miedo. Los androides se acercaban a ella, sus movimientos implacables y despiadados.

—Mira que tenemos aca—dijo uno con una sonrisa torcida.

—El jefe esta vez, nos esta complaciendo demasiado, estas preciosa— menciono otro mientras se desabotonaba la camiseta.

El sonido de la puerta de la celda se cerró con un estruendo metálico, y los androides de Kairo comenzaron a moverse con una precisión inquietante. Mientras Goku, aún tambaleante y débil, observaba con creciente desesperación, la tensión en el ambiente se volvía casi tangible. Los androides se acercaron a 18, su presencia imponente y despiadada.

Kairo, desde una posición oculta, dejó que su voz cortante rompiera el silencio.

— Has hecho lo correcto. Ahora, el antídoto para tu amigo esta haciendo efecto —dijo, su tono implacable. — Pero no esperes que esto sea fácil. Las consecuencias de tu decisión apenas están comenzando. —

18, con los ojos llenos de horror y desesperación, observó cómo los androides de Kairo se acercaban. Su cuerpo estaba temblando, y su respiración se volvió entrecortada mientras trataba de mantenerse firme. La frustración y la rabia en su rostro eran evidentes.

Uno de los androides, con una expresión inhumana y fría, avanzó hacia ella. Sus músculos se tensaban bajo la piel de metal, y sus movimientos eran precisos y sin emoción. A medida que el androide se acercaba, 18 intentó retroceder, pero sus movimientos eran limitados por las rejas que la mantenían atrapada. Su rostro reflejaba una mezcla de miedo y determinación mientras se esforzaba por mantener la calma.

— ¡Suéltenme! ¡Si vuelves a tocarme los despedazaré! —exclamó 18, su voz cargada de desesperación. — ¡Ustedes no tienen que hacer esto! —

Kairo interrumpio aquello. —Ese no fue el trato, si sigues resistiendote, sabes lo que haré, es la ultima oportunidad que te doy chatarra—

Ante aquellas palabras, ella miro hacia el suelo, dejando caer sus brazos con cierto aire de desesperanza.

Los androides, sin inmutarse, comenzaron a someter a 18. Su brutalidad era evidente en cada movimiento, y el sonido de sus acciones resonaba con un eco aterrador en la celda. A pesar de sus intentos por calmarlos, 18 se encontraba cada vez más impotente frente a la fuerza inhumana de sus agresores.

Goku, desde su celda, observaba con una mezcla de horror y impotencia. La debilidad que sentía le impedía moverse con eficacia, y el efecto residual de la droga aún nublaba su mente. La visión de su amiga siendo sometida de esa manera lo dejó completamente abatido, cada grito de 18 resonando en sus oídos como una tortura emocional.

Los gritos de 18 resonaban en la celda con una intensidad desgarradora. Al principio, sus gritos eran agudos y desesperados, llenos de una mezcla de miedo y frustración. Cada sonido que emitía parecía estar cargado de una desesperación palpable, mientras trataba de luchar contra los androides que la sometían. Su voz, antes firme y segura, ahora se rompía en una cacofonía de angustia, un eco desgarrador que llenaba el espacio sombrío de la celda.

A medida que los androides comenzaban a hacer su brutal trabajo, los gritos de 18 se tornaron cada vez más intensos. Su tono se volvía más agudo y desesperado, como si cada grito fuera una súplica por piedad. Los sonidos que producía eran una mezcla de gemidos y gritos que se entrelazaban, reflejando un dolor físico y emocional que parecía ir en aumento. Cada vez que un androide la tocaba o la sometía, sus gritos se volvían más estridentes, cargados de un dolor y una desesperación que se podían sentir incluso a través de las rejas.

Goku, desde la celda opuesta, estaba atrapado en una agonía emocional que se sumaba a su debilidad física. Aunque la droga que había recibido aún nublaba su mente, el horror de lo que estaba ocurriendo frente a él era innegable. La impotencia que sentía era abrumadora; su cuerpo debilitado no le permitía moverse ni hacer nada para ayudar a 18, y sus intentos por concentrarse eran frustrantes.

Al ver los brutales abusos que 18 estaba sufriendo, una mezcla de rabia y desesperación llenaba su pecho. Los gritos de 18 llegaban a sus oídos con una claridad escalofriante, cada uno resonando con una intensidad que parecía cortar a través del dolor físico que él mismo sentía. Sus ojos, aunque nublados por la confusión de la droga, estaban fijos en la escena, incapaces de apartar la vista de su amiga en sufrimiento.

Su voz, una vez llena de determinación, ahora se desmoronaba en gritos de terror y agonía, resonando en la celda con un eco que parecía no tener fin. La intensidad de sus gritos reflejaba la brutalidad y el horror de la situación, creando una atmósfera cargada de desesperación mientras la tortura se prolongaba sin misericordia. Cada grito de 18 era un recordatorio cruel del sufrimiento que estaba experimentando, resonando con una claridad que subrayaba la gravedad del momento.

Goku estaba atrapado en una celda que lo mantenía al margen de la acción, incapaz de intervenir mientras los androides sometían a 18 con una brutalidad implacable. Su corazón latía con fuerza, el ritmo acelerado reflejando su desesperación. Cada grito de ella era un golpe directo a su espíritu, haciéndole sentir una mezcla de furia y desesperanza que no podía expresar ni controlar.

El sufrimiento de él era evidente en su rostro, donde la angustia y la rabia se manifestaban en cada línea de expresión. Sus puños estaban apretados, y aunque la droga le impedía moverse con eficacia, su mente estaba despierta y en alerta, atormentada por la impotencia de no poder hacer nada mientras a su amiga la ultrajaban. El dolor emocional que experimentaba parecía ser tan fuerte como el físico, creando un torbellino de desesperación que parecía no tener fin.

Goku, con el rostro pálido y temblando, trató de levantarse, a pesar de la debilidad que le provocaba la droga. Sus movimientos eran torpes, y cada intento de canalizar su ki era frustrante. Aun así, su desesperación por detener tal violencia y bajeza contra 18 lo mantenía en pie.

— ¡No! ¡No puedo dejar que esto siga! ¡Malditos, los mataré!—dijo con voz entrecortada, su mirada fija en los androides que atacaban a 18.

Intentó concentrar su energía, pero el ki no respondía como debía. Su cuerpo se tambaleaba, y con cada intento fallido, su frustración crecía.

— ¡Voy a encontrar una forma de salir de aquí! —gritó con desesperación, luchando por mantenerse consciente y activo.

Mientras su energía disminuía, Goku se desplomó de nuevo contra el suelo , su rostro contorsionado en una mueca de dolor y impotencia. La desesperación por no poder hacer nada mientras 18 sufría lo abrumaba, y el esfuerzo por levantarse se desvanecía ante la implacable acción de la droga.

18, a pesar de su propio sufrimiento, no podía apartar la vista del saiyajin. Sus ojos, llenos de dolor y frustración, se encontraron con los de él. La desesperación en el rostro de Goku era evidente, y cada intento fallido por levantarse solo subrayaba su impotencia.

Goku, desde su celda, miraba con ojos hinchados y enrojecidos por la mezcla de la droga y el sufrimiento. Las lágrimas que comenzaban a asomarse en sus ojos reflejaban su profunda impotencia.

— ¡Goku! —exclamó 18 con voz entrecortada, mientras observaba el sufrimiento en su rostro. La angustia en sus ojos se mezclaba con la desesperación de verlo intentar, sin éxito, levantarse.

Mientras el chicos de cabellos negros luchaba por contener las lágrimas, 18 se dio cuenta de la fragilidad en la que ambos se encontraban. Su corazón se rompía al ver la escena: el guerrero que una vez había sido un bastión de fuerza y esperanza estaba ahora completamente desamparado y en lágrimas, nunca antes lo habia visto llorar.

Las lágrimas comenzaron a deslizarse por las mejillas de 18, un signo de la impotencia que sentía al ver a Goku en tal estado. Sus ojos se llenaron de lágrimas, y la tristeza se reflejaba en cada uno de sus gestos. A través de la celda, se veía a aquel saiyajin con la cabeza baja, sus lágrimas cayendo lentamente, incapaz de hacer nada más que observar el dolor y el sufrimiento de su amiga.

Ambos se miraron en un momento de profunda conexión emocional, compartiendo un entendimiento mudo de la gravedad de su situación. La impotencia y la tristeza en sus ojos se entrelazaban, mientras la cruel realidad de su captura y tortura se hacía más palpable. A través de las rejas que los separaban, el vínculo que una vez fue de fuerza y determinación se convertía en un dolor compartido, reflejado en sus miradas desesperadas.

Continuará...

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AMAPOL