Nota: El español no es mi lengua materna, por lo que puede haber algunos errores gramaticales. Intenté hacerlo lo mejor posible utilizando un traductor en línea. Si encuentras algún error o algo que no tiene sentido, envíame un mensaje en twitter /sorato_fan.
Espero que disfrute de la historia. Los comentarios son bienvenidos.
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Día 6 - Fashion: El Desfile de Moda
Es el primer desfile de moda de Sora después de graduarse y está flipando.
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Sora se paseaba nerviosa por el taller. Sabía que todo iba bien y de maravilla, pero no podía evitar sentirse ansiosa. Miraba sus propios kimonos y sonreía orgullosa. Le habían llevado mucho trabajo, pero sin duda valieron la pena.
– Tus kimonos son increíbles. – Dijo Kira con admiración mientras se detenía junto a su socia. – Va a ser un gran desfile de moda.
– Eso espero. – Ella suspiró y bajó la mirada un momento. – Pero aún no estoy convencida con ellos.
– ¿Por qué no? Son increíbles y preciosos.
– No sé... Simplemente no creo que sean lo suficientemente buenos para estar en un desfile de moda.
– Eres una mujer perfeccionista. – Dijo Kira con una sonrisa. – Lo he notado desde el instituto.
– Pues sí. Necesito serlo especialmente ahora porque es nuestro primer desfile de moda desde que montamos nuestro taller. Y confiaste en mí para hacer todos los kimonos cuando los tuyos son igual de increíbles.
– El mundo merece ver tus creaciones. No me cabe duda de que muy pronto estarás asistiendo a todos esos importantes desfiles de moda por todo el mundo.
– Lo haremos. – Sora la corrigió. – No me gusta que rebajes tu talento para alabar el mío. Puedes hacerlo sin rebajar el tuyo. Y además, la próxima vez vamos a mostrar tus creaciones.
– Me parece justo.
– Me sorprende ver cómo puedes mantener la calma con esto. Realmente estoy flipando. ¿Y si no les gustan mis kimonos?
– Realmente no crees eso, ¿verdad?
– En realidad, sí lo creo. Creo que es muy posible.
– Pero eso no significa que sean malos ni nada parecido. Es sólo que no les gustaron especialmente por las razones que fueran. Además, ya has hecho desfiles de moda en la universidad.
– Es verdad, pero eran sólo para los estudiantes de Moda y no para especialistas como esta vez. Estábamos prácticamente en el mismo barco.
– Entonces finge que son estudiantes de Moda.
– Supongo que puedo hacer eso.
– Estupendo. – Kira sonrió feliz. – Cree en ti misma, Sora. Estás lista para esto.
– Gracias por tener fe en mí, Kira. – Sora le devolvió la sonrisa. – Significa mucho para mí.
– No necesitabas agradecérmelo. No me cabe duda de que tú harías lo mismo por mí. Estamos juntas en esto, no lo olvides.
– No lo haré, te lo prometo.
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Sora estaba sentada en su sala viendo la tele, pero apenas prestaba atención a lo que echaban. No podía dejar de pensar en su primer desfile de moda desde que se graduó en la universidad y se estaba poniendo nerviosa de nuevo. Sólo faltaban unos días para el evento, pero su ansiedad ya estaba sacando lo mejor de ella. Realmente deseaba que Piyomon estuviera allí con ella, estaría tan emocionada y orgullosa de su compañera en ese momento. Un dolor cruzó su corazón al pensar que Piyomon no iba a presenciar uno de los momentos más importantes de su vida y las lágrimas empezaron a caer de sus ojos al mismo tiempo que alcanzaba un bote de helado que había en su mesa y Yamato abría la puerta y entraba.
– Hola, baby. – Dijo con una sonrisa mientras la miraba desde la cocina. Trasladó su atención a una bolsa que había frente a él en la cocina y sacó un pote de ella. – He traído pizza y refresco.
Yamato se sentó a su lado después de poner el nuevo tarro de helado sobre la mesa. Luego la atrajo hacia sí y la abrazó con fuerza sin decir una palabra.
– ¿No tenías que estudiar para un examen muy importante la semana que viene?
– Sí que tengo. Traje mi mochila para estudiar aquí, pero eso puede esperar un poco. Alguien necesita consuelo en ese momento.
Sora no pudo evitar sonreír contra su camisa verde. – ¿Cómo supiste siquiera que estaba teniendo un ataque de ansiedad?
– No era tan difícil de saber, en realidad. Siempre te pasa cuando estás bajo mucha presión anticipándote a un gran momento de tu vida. – Le entregó el bote de helado. – Así que pasé por el supermercado para traerte algo de postre. Pensé que tal vez querrías un poco.
– Eres un encanto. – Ella se sentó derecha y le miró a los profundos ojos azules. – Muchas gracias.
– No hace falta que me lo agradezcas. – Le acarició suavemente el brazo. – No me gusta verte tan ansiosa, aunque creo que es inevitable.
– No quería causarte problemas.
– No seas tonta, nunca podrías causarme problemas. Quería quedarme contigo esta noche. – Yamato miró hacia el bote de helado vacío cerca de Sora. – Y parece que he venido justo en el momento adecuado.
– Sí, estaba pensando en Piyomon y en cómo me gustaría que estuviera aquí en ese momento. Estaría tan emocionada de ver todo lo que está pasando. – Sora limpió las lágrimas en la esquina de sus ojos. - Probablemente estaría más ansiosa que yo.
– No me cabe duda. – Se rió. – Ojalá pudiera traértela de vuelta, pero estoy seguro de que estará aquí la próxima vez. Encontraremos la manera de cambiar eso. Aunque me ha preguntado una cosa.
– ¿Qué cosa?
– Me pidió que cuidara bien de ti. – Yamato se levantó y la cogió de la mano, levántandola.
– ¿Ah sí? – Ella le rodeó la cintura con los brazos y le miró.
– Naturalmente. Y le dije que lo haría, que no tenía que preocuparse en absoluto.
– Y ya puedo decir que cumpliste tu promesa.
– Por supuesto. Ya deberías saber que nunca rompo mis promesas.
– Oh, no lo sé. – Se puso de puntillas y le besó brevemente en los labios. – Gracias por cuidarme tan bien.
– De nada. Por cierto, eso no es ni la mitad de lo que te mereces.
– Si sigues así seré la persona más mimada del mundo.
– ¿Sería eso tan terrible?
– Dímelo tú. Tú serías lo que tendría que lidiar con esta faceta mía. Devo advertirte que a veces puedo ser muy molesta.
– Empiezo a pensar que sí. – No pudo evitar reírse. – Intentaré mimarte menos entonces.
– Sí, eso sería muy sabio.
– Venga. – Entrelazó sus dedos con los de ella y la llevó a la cocina. – Vamos a comer antes de que se enfríe la pizza.
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Sora sentía que se iba a desmayar en cualquier momento. Oía cada vez más ruido fuera. La gente empezaba a llegar para el desfile y algunas modelos aún no habían llegado. Pero estaba más preocupada por la ausencia de Mimi, ya que era la responsable de su maquillaje e iba a ser la primera en entrar en la pasarela.
– No puedo creer que no esté aquí. ¿Por qué tarda tanto?
– Llegará en cualquier momento, Sora. – Hikari la miró a través del espejo del camerino y le ofreció una sonrisa a su amiga. – Seguro que tiene una razón válida para llegar tarde.
– Eso espero.
– Siento mucho llegar tarde. – Mimi entró apresurada cargando una gran bolsa de maquillaje y se sentó en una silla cercana.
– ¡Mimi, deberías haber llegado hace dos horas! – Sora se quejó un poco demasiado alto.
– Lo sé, lo sé. Lo siento. Me entretuve en algo.
– Al menos podrías haberme llamado y avisado.
– Lo siento, pero ya estoy aquí. ¿Por dónde empiezo? ¿Con Hikari?
– Tengo que ver si necesita que le ajusten el kimono. Puedes maquillar a Kimi primero.
– De acuerdo. – Mimi volvió a coger su bolsa y se dirigió hacia la novia de Takeru.
Hikari se miró en el espejo y no pudo evitar pensar que estaba muy guapa con el kimono diseñado exclusivamente para ella. Sora había captado realmente su esencia y estaba absolutamente maravillada con cómo había quedado. Pensó que su amiga era una estilista con mucho talento y que llegaría muy lejos con él.
– Y creo que hemos terminado aquí. – Sora retrocedió unos pasos para verificar el kimono en su conjunto. Pensó que éste era uno de sus mejores, y también su favorito.
– Es increíble cómo has conseguido que sea el tipo exacto de kimono que yo me pondría. – Hikari se bajó del banco en el que estaba. – Siento que no quiero quitármelo nunca. Muchas gracias por dejar que me lo quedara después del desfile.
– Gracias por aceptar ser modelo en mi primer desfile de moda. Tú y Mimi sois realmente las mejores amigas que podría pedir.
– No necesitas agradecérmelo, y estoy segura de que ella siente lo mismo. Ya has hecho mucho por nosotras.
– Oh Díos, voy a llorar. – Sora se giró hacia el espejo y verificó su maquillaje. – Intentaba con todas mis fuerzas no hacerlo.
– No pasa nada llorar. – Hikari la tranquilizó. – Has trabajado muy duro para llegar hasta aquí y por fin ha llegado tu momento. Es hora de disfrutarlo y agradecer la oportunidad que te ha dado la vida. Yo diría que es cuestión de tiempo que recibas tantos pedidos que vas a necesitar contratar a más gente para que te ayude. Sin duda, pronto compraré más para mí.
– Me encantaría. – Sora se limpió las lágrimas de la comisura de los ojos y sonrió suavemente. – Os estaré eternamente agradecida por todo el apoyo que me estáis dando. Realmente no sé como os lo voy a devolver.
– Puedes devolvérnoslo siendo la increíble persona que eres. Y también haciendo ropa tan bonita.
La sonrisa de Sora se convirtió en una carcajada. – Supongo que puedo hacerlo.
– Estupendo. Yo también tengo que ir a que me peinen y me maquillen. Casi me toca salir al escenario.
– Sí, y yo debería comprobar cómo está todo en el camerino.
Mientras las dos mujeres se dirigían de vuelta al camerino, oyeron algunos gritos y pasos nerviosos por todo el lugar. Sora empezó a entrar en pánico incluso antes de abrir la puerta y entrar. Había un kimono en un maniquí que Kira intentaba arreglar. Había un gran agujero en la parte inferior del mismo, en la parte que serían los muslos.
– ¿Qué ha pasado? – Sora corrió hacia su socia para averiguar qué pasaba.
– El kimono de una de las modelos se atascó en la silla cuando la estaban maquillando y no lo vio. Cuando se levantó esta parte fue arrancada.
– Es un agujero enorme. No tenemos tiempo para arreglarlo. El espectáculo está a punto de empezar. – Dijo desesperadamente. – Esto se está convirtiendo en un desastre. Deberíamos cancelarlo todo.
– Respira hondo, Sora. – Kira la miró por un momento. – Ella va a ser una de las últimas en entrar. Podemos arreglar este kimono para entonces.
– Va a quedar horrible, Kira. – Sora insistió y empezó a temblar del nerviosismo. – Es completamente diferente de la impresión que usamos en él.
– ¿Por qué no nos sentamos un momento? – Hikari agarró a su amiga por los antebrazos y la llevó a la habitación en la que se encontraban antes. – Mimi, ¿puedes traerle un vaso de agua?
– Claro. Vuelvo enseguida.
– Hola. – Una voz suave resonó alrededor y a través de sus oídos y un par de brazos envolvieron su cuerpo y la acercaron al suyo. - ¿Estás más tranquila ahora?
– Todo se está desmoronando. – Su tono volvía a ser nervioso. – Sabía que era un error hacer esto.
– No es un error en absoluto. Has trabajado duro para esto. Deberías estar orgullosa.
– Sí, pero Mimi llegó tarde y también hubo un incidente con uno de los kimonos. Es que... ugh. – Sora se sentó recta y le miró. Sus ojos se abrieron de par en par cuando vio lo que llevaba puesto.
– ¿Por qué llevas un kimono?
– Porque también voy a desfilar para ti.
– Espera, ¡¿qué?! – Preguntó sorprendida. – ¿Desfilarás y mostrarás este kimono azul oscuro que te hice?
– Así es. – Había una amplia sonrisa en sus labios cuando contestó. – Me lo llevé antes de salir de casa. Fue idea mía desde entonces, así que hablé con Kira en algún momento después de llegar y lo preparé todo. Debería ser una sorpresa para ti, pero… como puedes ver no funcionó, porque odio verte tan ansiosa y nerviosa y también porque realmente no puedo mantener la boca cerrada.
Sora se quedó estupefacta donde estaba, aún intentando asimilarlo todo. Se sentía como si hubiera estado en una montaña rusa de emociones todo el día. - Vaya, no puedo creer que realmente hayas planeado esto a mis espaldas.
– Espero que no estés enfadada conmigo por esto.
– ¡¿Enfadada?! ¿Por qué iba a enfadarme contigo? De hecho, desearía que lo hubieras mantenido en secreto, así podría sorprenderme.
– Maldita sea. – Puso los ojos en blanco un poco frustrado. – Lo haré la próxima vez.
– Ya no será una sorpresa, puesto que ya estaré esperando. – Ella se rió y luego le puso la mano en la mejilla. – Eres increíble, me siento una mujer afortunada. – Se acercó a él y le besó. – Te quiero mucho.
– Yo también te quiero.
– Ah y de hecho… – Le miró con una sonrisa pícara mientras ella lo levantaba de la mano. – No me importaría que 'sorprendentemente' aparecieras al final del desfile de hoy.
Sora estaba entre bastidores sólo escuchando lo que ocurría fuera. Se sentía cada vez más aliviada cada vez que la gente aplaudía y vibraba con una de sus creaciones. Tal vez no eran tan malos Kira estaba fuera para dar el discurso final. Sora se maquillaba y se miraba en el espejo para ver si su kimono rojo estaba bien.
– Muchas gracias por venir. Significa mucho para nosotras. – La voz de Kira resonó en los bastidores debido al micrófono. – Esperamos que todos hayan disfrutado de nuestro primer desfile de moda y de nuestras creaciones para este. Todo fue planeado con mucho cuidado y amor.
El público comenzó a aplaudir de nuevo y Sora no pudo evitar pensar que Kira era una animadora natural. Sentía que su socia pertenecía al escenario. Las modelos empezaron a salir de la pasarela y se dirigieron al camerino charlando alegremente sobre su experiencia. Sora se encontró teniendo que estar de acuerdo con Kira y Yamato: todo resultó ser genial.
– ¿Sora? – Hikari la llamó suavemente y le hizo un gesto con la mano. – ¿No vas al escenario? Creo que el público te está esperando.
– No lo creo. – Sora parpadeó y sacudió la cabeza. – Kira es mucho mejor que yo en esto. Seguro que lo hará genial.
– Pero es tu creación, deberías estar allí para ver las reacciones de todos. Les encantó, puedes verlo en sus caras.
– Hikari tiene razón, deberías estar allí. – Mimi se unió a la conversación. – Trabajaste muy duro en ellos y mereces ser reconocida y elogiada por ellos.
– No sé. Me sentiría muy avergonzada con ello.
– ¿Por qué? Es tu momento de brillar, deberías disfrutarlo.
– Lo hago, pero desde aquí.
De repente ambas chicas sujetaron los antebrazos de Sora y empezaron a empujarla hacia el pasadizo que conectaba los bastidores con el escenario al mismo tiempo que Kira decía su nombre por el micrófono, pidiéndole que entrara.
– ¿Qué están haciendo ustedes dos? – Preguntó desesperada la estilista mientras miraba de una mujer a otra. – Suéltame.
– Ya has oído a Kira, vaya allí y reciba todos los elogios y reconocimientos que te mereces.
– Pero…
– Vamos, Sora. Te están esperando. Puedo garantizarte que valdrá la pena.
– Yo…
– No me hagas pedirle a Yamato que vengas para convencerte de que subas al escenario.
– No necesito que Yamato me convenza de hacer nada. – Dijo Sora con firmeza y un poco molesta. – Él sabe que odio que me obliguen a hacer cosas que no quiero. ¿Ahora pueden dejarme ir, por favor?
– ¿Qué está pasando aquí? – La cabeza de Yamato asomó por un segundo y luego entró. – La gente puede oírte desde allí.
– Sora no quiere ir allí. – Contestó Mimi después de soltar el brazo de su amiga y Hikari la siguió.
– Bueno, es su elección. En realidad no le gusta ser el centro de atención y está totalmente bien. Seguro que se está enterando de todo y lo está disfrutando igual.
– Gracias, baby.
– De nada. – Sonrió. – Aunque estoy de acuerdo con ellas. Todo el mundo estaba maravillado y impresionado con todos los kimonos que hiciste.
– Oh no, tú también no.
– Por favor, reciba a mi socia y la que ha diseñado todos estos preciosos, ¡Sora Takenouchi!
– ¡Kira, te voy a matar! – Sora puso los ojos en blanco y murmuró antes de sonreír y coger la mano de Yamato antes de subir por fin al escenario.
