Capitulo 12
Habían pasado varios días desde que Nphirea llegó a E-Rantel. Corría a toda prisa, ya que estaba oscureciendo y el gremio de aventureros estaba a punto de cerrar. Sabía que la mayoría de los aventureros trabajaban durante el día y por la noche descansaban, iban al gremio o se metían en algún bar. Quería contratar a un guerrero hoy mismo, incluso si era de noche. Tenía que visitar a su amiga en la aldea Carne y también necesitaba espiar al guerrero Momon. Su motivo era averiguar información sobre la poción roja y resolver una duda que tenía. Le tomó varios minutos correr hasta llegar al Gremio de Aventureros. Cuando finalmente llegó, se dio cuenta de que había pocos aventureros, lo cual era normal ya que era de noche ya estas horas la mayoría estarían en algún bar.
Caminó hasta llegar al frente de la recepcionista, estaba muy cansada, pero aún tenía fuerzas para hablar.
Nphirea: Buenas noches, ¿podría decirme dónde está Momon-sama en estos momentos? Necesito contratarlo urgentemente.
La recepcionista se sorprendió por la llegada arrepentida de Nphirea, pero respondió con calma.
Recepcionista: Eh, lo siento mucho, pero Momon-sama salió hace dos días en una misión.
Nphirea: Ehhhh, ¿y no sabe cuándo va a volver?
Recepcionista: No creo que vuelva en algunas semanas. Tengo entendido que fue contratado por algunos nobles para acabar con un nido de basiliscos.
Apenas terminó de hablar con la recepcionista, Nphirea casi se desmayó por la noticia. Sabía que para enfrentar a un basilisco, como mínimo, se necesitaba un equipo de rango Adamantita. No quería ni imaginar cuántos equipos de ese rango se necesitarían para hacerle frente a un nido de basiliscos.
Nphirea: Ya veo, un nido de basiliscos. Creo que van a necesitar varias semanas para eso...muchas gracias...
Nphirea no pudo terminar sus palabras, porque en ese momento las puertas del gremio se abrieron de golpe. Entraron dos figuras muy conocidas, haciendo que los pocos presentes en el gremio dejaran lo que estaban haciendo.
Eran Momon y Nabe, cargando varios sacos gigantes. Se acercaron a la recepcionista, alzaron los sacos y dejaron caer varias cabezas.
Eran cabezas enormes. Los dientes, todavía frescos y afilados como cuchillas, se asomaban entre las escalas gruesas y rugosas de su piel. Pero lo que más impactó a todos fue su mirada. Se decía que cazar basiliscos era casi imposible para cualquiera: eran increíblemente fuertes, rápidos, y lo más letal era su mirada, capaz de inmovilizar a quien se atreviera a mirarlos. Nadie sabía si eso era cierto, pero cuando vieron la cabeza del basilisco, no dudaron más.Sus ojos eran aterradores, como los de un dragón, capaces de infundir terror incluso en el corazón de un adulto.
Momon: Terminé la misión. ¿Podrías entregarme el pago?
Dijo Momón. Todos los pocos presentes miraron atónitos lo que tenían frente a ellos. Un par de cabezas de basiliscos adultos estaban justo ahí. Sintieron un enorme nudo en sus gargantas. Aunque sabía que Momon era capaz de hacer algo así, verlo por sí mismo era aún más sorprendente.
Recepcionista: Sí, sí, de inmediato... Momon-sama.
La recepcionista corrió inmediatamente y se comunicó con el maestro del gremio. Le tomó varios minutos bajar las escaleras arrastrando una bolsa de monedas de oro. Se acercó a la mesa y, con un esfuerzo sobrehumano, pudo levantar la bolsa de oro y ponerla sobre la mesa.
Recepcionista: Aquí está su pago. Muchas gracias, Momon-sama.
Dijo la recepcionista mientras inclinaba un poco la cabeza. Cuando estaba a punto de levantar por completa la cabeza, se encontró con la mirada temerosa de Nphirea. Tenía una idea de lo que el jovencito quería, así que decidió ayudarlo.
Recepcionista: Momon-sama, sé que recién llega de su misión, pero por favor, ¿podría escuchar la petición de este joven? Es muy urgente.
Momon se giró para mirar al pequeño que estaba a su lado. Cuando se dio cuenta de que se trataba del humano con un talento increíble, se volvió hacia él para hablarle.
Momon: Dime muchacho, ¿qué necesitas de mí?
Nphirea: Yo, usted... digo, necesito unos aventureros que me acompañen para protegerme mientras me dirijo hacia la aldea Carne.
Momon: "Carne, ¿no era esa pequeña aldea donde está esa joven y su hermanita?".
Nabe: Momon-sama, estás cansado, lamen...
Momon: Lo siento, Nabe, por el malentendido, pero creo que podríamos aceptar.
Nabe: Si es lo que dice Ai…... Momon-sama.
Dijo Nabe, lo que provocó otro suspiro de Ainz. Desde que habían llegado a este nuevo mundo, Nabe no paraba de confundirse y llamarlo Ainz-sama, aunque intentara controlarse.
Momon: Bueno, tenemos algo de tiempo, así que podríamos acompañarte.
Nphirea: Gracias, Momon-sama.
El trío comenzó a salir del gremio de aventureros. Estaban a punto de cruzar las puertas cuando Momon se dio cuenta de algo.
Momon: Casi lo olvido, afuera hay unos cuantos sacos con las cabezas de los demás basiliscos. Lesía agradecería si pudieran recogerlo y pagarme por esas cabezas….. Gracias.
Momon y Nabe cruzaron las puertas. Cuando finalmente se fueron, los pocos aventureros que quedaban en el gremio se miraron entre ellos, sin saber qué decir. Solo después de un momento, algunos comenzaron a gritar.
A Nphirea le tomó varios minutos alistar toda su mercadería en su carreta junto con algunos víveres que tenía que llevar para la aldea Carne.
El trayecto fue tranquilo. A pesar de que ya era muy tarde y todo estaba muy oscuro, ningún monstruo o criatura los acechaba.
Nphirea: Ehhhh, qué raro. Se supone que de noche debería ser muy peligroso, pero no siento que haya monstruos acechándonos.
Momon: Supongo que debe ser por el Dragón. Es normal que muchos monstruos estén escondidos.
La palabra " Dragón" hizo que Nphirea comenzara a temblar de miedo. Uno tuvo la suerte de mirar uno y también la suerte de sobrevivir cuando uno atacó su ciudad. Miró hacia Momon y se dio cuenta de que estaba calmado. A pesar de llevar casco, sentí que para Momon hablar de un Dragón era algo poco importante.
Nphirea: No te veo tan preocupado por un Dragón. No esperaba menos de alguien que ya derrotó a uno.
Dijo Nphirea mientras inclinaba un poco la cabeza y cambiaba la dirección de su mirada.
Momon: Tal vez en parte tengas razón, pero, aunque no lo parezca, siempre estoy alerta y pensando en varios planos. "Si supieras que mi cuerpo de no-muerto me obliga a estar calmado".
Nphirea: Ah, ya veo. Supongo que tiene que ver con la experiencia. ¿Cómo es que te volviste tan poderoso, Momon-sama?
Momon: Con puro esfuerzo, Nphirea. Sé que suena un poco común, pero es la verdad. Me costó mucho esfuerzo. Varias veces estuve al borde de la muerte, pero aún así no me rendía. Tenía muchos motivos para seguir adelante, y uno de ellos era proteger lo que más quería en mi vida.
Momon miró en dirección a Nabe, quien había permanecido callada desde que salió de E-Rantel. Nabe se dio cuenta de esto y comenzó a sonrojarse.
Momon: "Bueno, técnicamente es verdad. Cuando estaba en Yggdrazil, casi me cuesta la vida dedicarme tanto al juego. Además, me esforcé mucho para que Nazarick no decayese en el ranking mundial".
Nphirea: Ya veo. Supongo que cuando tienes a alguien a quien quieres proteger, haces todo lo posible para volverte más fuerte. Ojalá pudiera ser como tú, Momon-sa...
Nphirea no pudo terminar sus palabras cuando unos mercenarios comenzaron a rodear la carreta que los estaba llevando.
Nphirea: Momon-sama, tenemos que irnos.
Nphirea quería irse, pero fue detenida por varios de los mercenarios que apuntaban varias espadas a su cuello.
Mercenario: No te muevas, mocoso, un movimiento y te quedas sin cabeza.
Dijo el mercenario mientras todos los demás comenzaban a rodear más el carruaje.
Uno de ellos se estaba acercando a Momon, estaba a punto de amenazarlo, pero en un instante su cabeza cayó rodando hacia el piso.
Momon: No, cálmate.
Nabe: Sí, señor Momon.
El líder de este pequeño grupo se dio cuenta de lo que le había pasado a uno de sus compañeros. Caminó hasta estar lo más cerca posible, y cuando se dio cuenta de quién se refería, comenzó a reírse como loco.
Líder: Así que tenemos al legendario guerrero Momon con nosotros. Es un honor poder tenerlo en persona, legendario guerrero.
Dijo el líder del grupo de mercenarios, sus palabras tenían un toque de burla que provocó risas entre todos ellos.
El líder luego dirigió su mirada hacia Nabe, en ese momento quedó maravillado por su belleza. Su deseo comenzó a consumirlo.
Líder: Seré el primero en disfrutar de tu cuerpo, preciosa.
Dijo el líder mientras le lanzaba una mirada lujuriosa a Nabe. Al escuchar esas palabras, Nabe sintió asco, pero no reaccionó, ya que su maestro le había ordenado que se mantuviera en silencio. Nabe vio cómo su señor apretaba el puño, lo que la alegre, pero supo mantener la compostura.
Líder: Vamos, Momon, sígueme. No querrás que le pase algo a tu pregunta, ¿verdad?
Dijo el líder mientras ponía una espada sobre el cuello de Nabe.
Momon: Continúa.
El lídere comenzó a caminar fuera del camino principal, adentrándose entre los árboles. Los demás mercenarios lo siguieron en silencio, con sus espadas apuntando hacia Nabe, Momon y Nphirea.
Nphirea sintió que el corazón se le iba a salir del pecho. De vez en cuando, lanzaba miradas rápidas a Momon; Sabía que él podría acabar fácilmente con esos mercenarios, pero no entendía por qué no hacía algo. Finalmente, Momon se volvió hacia él, y por un momento, Nphirea juraría haber visto llamas en sus ojos, un destello hipnotizante que desapareció tan rápido como apareció. Al notar la mirada nerviosa de Nphirea, Momon levantó una mano y llevó un dedo hacia donde deberían estar sus labios, un gesto que Nphirea entendió de inmediato.
Decidió seguirle el juego, aunque el miedo seguía dominándolo. Con cada segundo que pasaba, lo único que lo calmaba era saber que Momon y Nabe estaban a su lado. De vez en cuando, dirigió su mirada hacia Nabe, y vio que el hermoso rostro de la "princesa de hielo" permanecía tan sereno y frío como siempre.
Les tomó cerca de una hora llegar a lo que parecía ser una especie de refugio, una vieja residencia abandonada que en otro tiempo debía pertenecer a un noble. El lugar estaba ubicado en medio de un bosque desolado, con árboles marchitos y maleza seca que rodeaba la estructura. Las ventanas estaban rotas y las paredes de piedra mostraban signos de deterioro y abandono.
Cuando se acercaron a las puertas de entrada, se encontraron con varios guardias. Eran hombres de aspecto rudo, con ropa rota y sucia, y empuñaban espadas oxidadas y mal cuidadas. A primera vista, era evidente que se trataba de mercenarios de bajo rango, tal vez bandoleros. Todos ellos se giraron para mirar al grupo que se acercaba, en particular al guerrero con armadura negra que marchaba al frente. No había duda de que habían oído las historias sobre Momon. Sin embargo, lo que realmente llamo su atención fue la presencia de Nabe, quien caminaba junto a él. Su belleza se quedó corta con lo que habían escuchado e hizo que incluso algunos se quedaran mirándola.
Al cruzar la puerta principal, el grupo se adentró en un pasillo amplio, y pudo ver a varios mercenarios moviéndose de un lado a otro, llevando cajas llenas de armas y armaduras desgastadas. A un lado del pasillo, había varias jaulas de hierro; dentro de ellas, mujeres en condiciones inhumanas. Sus cuerpos mostraban signos de abuso, y sus miradas estaban vacías, como si ya hubieran perdido toda esperanza.
A medida que avanzaban, los gemidos y sollozos provenientes de los cuartos cercanos se hacían más claros. Nphirea, echó un vistazo por una de las puertas entreabiertas y lo que vio lo dejó paralizado. Dentro, varios hombres estaban abusando de algunas de las mujeres. La escena era tan brutal y desgarradora que Nphirea sintió que el aire se le escapaba de los pulmones. Su rostro se puso pálido, y un temblor incontrolable recorrió sus manos mientras intentaba similar la horrenda realidad de lo que estaba presenciando.
Nphirea :No... no... esto es... los Ocho Dedos...
El líder: Bienvenido, Nphirea. Estoy muy seguro de que tu abuela pagará un muy buen dinero por tu liberación.
Nphirea comenzó a temblar. Nunca debí haber intentado ir a ver a su amiga justo hoy, pero aún tenían una pequeña esperanza, esa esperanza estaba frente a ellos, representada en dos personas.
Momon, Nabe y los demás llegaron a lo más alto de un pequeño edificio, donde se encontraron con un hombre que estaba con las piernas sobre la mesa. Kuro era el líder de este pequeño grupo, que era una parte de los 8 Dedos, una de sus bases. Él miró a todos los presentes y una sonrisa se formó en su rostro.
Kuro: Pagarán mucho por ti, preciosa, pero primero debo probarte, aliviarás mi frustración.
Kuro se acercó lentamente a Nabe, con una sonrisa lasciva en su rostro. Justo cuando estaba a punto de extender la mano para tocar su pecho, un puño apareció repentinamente frente a su cara con una velocidad increíble. En un instante, la cabeza de Kuro explotó como una arena aplastada, esparciendo sangre y pedazos de sesos por toda la sala. El repentino estallido dejó a todos atónitos.
La conmoción dura solo un momento antes de que los mercados reaccionen. Desenvainaron sus espadas y se lanzaron en grupo hacia Momon, intentando rodearlo y abrumarlo con su número. Cada uno de ellos saltó hacia adelante, acortando rápidamente la distancia que los separaba del guerrero. Sin embargo, antes de que pudiera siquiera acercarse a lo suficiente, una espada cortó el aire en un arco, y en un abrir y cerrar de ojos, los cuerpos de los mercenarios fueron partidos por la mitad, cayendo al suelo como muñecos de trapo rotos.
Momon: Nabe, lleva a Nphirea fuera de este edificio.
Nabe ascendió sin dudarlo y, extendiendo una mano hacia Nphirea, murmuró un hechizo. En un instante, ambos se elevaron en el aire utilizando [Fly, escapando rápidamente del edificio abandonado.
Cuando finalmente Momon quedó solo en la sala. Lentamente, se quitó el casco, revelando lo que ocultaba debajo. Al instante, un escalofrío recorrió la sala: todos los mercenarios quedaron petrificados al ver la calavera desnuda de un esqueleto, un cráneo vacío que irradiaba una presencia aterradora.
Con una voz que se sintió un odio hacia toda la vida:
Momon: Van a pagar muy caro por lo que han hecho. Ninguno de ustedes saldrá de aquí con vida.
Sus ojos empezaron a brillar más de lo normal. Dio un paso adelante, y el aire a su alrededor pareció volverse más pesado, como si la muerte misma se acercara, lista para llevarse a los mercenarios.
Momon: Hay pocas cosas que detesto en esta vida…, y una de ellas es la esclavitud. Pero hay algo que odio más que eso: que alguien piense que puede abusar de mi compañera. Eso nunca lo voy a permitir. Mis amigos me la confiaron para protegerla...
Hizo una pausa, sus ojos ardientes recorriendo a cada uno de los mercenarios aterrados.
Momon: Y ustedes van a pagar muy caro por ello.
De repente, toda su armadura se desvaneció y en su lugar apareció un esqueleto, uno muy aterrador y alto. Los mercenarios no pudieron evitar fijarse en sus elegantes vestimentas y las joyas que adornaban su mano. Por un momento, el miedo se esfumó, sustituido por el deseo de apoderarse de las joyas del no-muerto. Todo lo que veían era un tesoro a sus ojos.
Pero antes de que pudieran lanzarse, Ainz los inmovilizó a todos. Apenas activó el hechizo y quedaron petrificados, sin poder mover un solo músculo. Sus ojos, abiertos de par en par, no podían cerrarse, y lo único que podía hacer era ver cómo el no-muerto se acercaba lentamente.
Ainz: Rogarán por mil muertes, pero jamás les dará la gracia de morir.
Esas simples palabras hicieron que el miedo se apoderara de todos en la habitación. Lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas; Querían huir, querían suplicar, pero no podían. Estaban completamente acorralados frente a la misma muerte.
Los prisioneros y las mujeres empezaron a entrar en pánico por lo que estaba sucediendo. El caos se apoderó del lugar; cada madre apretaba a sus hijos contra su pecho mientras los gritos de terror se escuchaban por todo el edificio. El miedo se sentía en el aire, y los llantos eran cada vez más desesperados. Sin embargo, tras unos momentos, esos gritos cesaron de arrepentimiento, dejando un silencio inquietante en su lugar.
Una madre, que mantenía a su hijo firmemente abrazado, abrió lentamente los ojos, todavía temblando de miedo. Delante de ella, vio a un guerrero con una armadura oscura, imponente y aterradora, pero había algo en su mirada que la calmó. Momon se inclinó un poco.
Momon: Salgan, ya son libres.
Esas palabras fueron como un rayo de esperanza en medio de la oscuridad. La madre sintió cómo se le llenaban los ojos de lágrimas, y sin poder contenerse, estas empezaron a caer por su rostro, al igual que las de su hijo.
Momon no perdió tiempo y continuó avanzando por el edificio, liberando a todas las mujeres y sus familias que habían sido esclavizadas por los Ocho Dedos. Con cada persona que rescataba, veía el mismo alivio reflejado en sus ojos, pero también el dolor de quienes habían sufrido tanto.
Pasaron varias horas hasta que Momon logró liberar a todas las esclavas y sus hijos. El grupo, compuesto por más de un centenar de personas, finalmente emergió del oscuro y lúgubre edificio abandonado que había sido su prisión durante tanto tiempo. Tan pronto como salen de ese edificio, muchos cayeron de rodillas, sus cuerpos temblando por la mezcla de alivio y agotamiento. Lágrimas de felicidad empezaron a rodar por sus mejillas, sus sollozos llenando el aire, expresando el dolor acumulado y la alegría de finalmente ser libres.
Algunas mujeres se dejaron caer al suelo, besando la tierra como si fuera un tesoro sagrado, mientras otras alzaban sus rostros al cielo, viendo las estrellas que tantas veces se le fue negada.
Gracias, muchas gracias, Héroe-sama —dijeron muchas de las mujeres entre lágrimas.
Momon: Mi nombre es Momon, y no tienen por qué agradecerme. Esto es lo que cualquier persona haría. Por favor, síganme. Conozco un lugar donde podrán quedarse y empezar a reconstruir sus vidas.
Al escuchar estas palabras, un nuevo llanto estalló entre los rescatados, esta vez lleno de esperanza. Las personas se abrazaban entre sí, lágrimas de alegría corrían libremente mientras se daban cuenta de que su terrible pesadilla había terminado. Podrían recuperar las vidas que les habían sido arrebatadas, podrían comenzar de nuevo.
Momon caminó hacia la carreta donde Nabe y Nphirea lo esperaban pacientemente.
Momon: Creo que tendremos algunas visitas.
Dijo Momon, señalando al grupo de mujeres y niños que ahora los seguían.
Nphirea: Supongo que ahora tenemos más prisa para llegar a la aldea Carne.
El viaje hasta la pequeña aldea les tomó varias horas, y al llegar, los rescatados quedaron sorprendidos ante lo que estaba frente a ellos. La muralla que rodeaba la aldea no era lo que habían esperado: hecha de madera robusta y de alta calidad.
En lo alto de las murallas, una multitud de guardias patrullaba. A medida que los rescatados se acercaban, pronto se dieron cuenta de un detalle que los asusto: los guardias eran duendes. Una oleada de temor recorrió a las mujeres y los niños, muchos de los cuales comenzaron a temblar al reconocer a las criaturas.
Pero antes de que el pánico pudiera propagarse, Nphirea habló.
Nphirea: Tranquilos, ellos son amigos.
Las mujeres y los niños se tranquilizaron un poco, pero el miedo seguía ahí. Temían a los goblins, y estos goblins eran diferentes: más grandes y fuertes. No tenían ese aspecto salvaje y horrible de los duendes que sus torturadores a veces traían cuando limpiaban las cercanías de su base.
Nphirea: Jugen…Soy Nphirea. Déjanos entrar, por favor.
Un duende con una armadura se asoma por el borde de la muralla. Sus ojos se abrieron casi como si se salieran mientras observaba al grupo de cientos de personas que estaban a las afueras de la aldea.
Jugen: Rápido, avisen a la general Enri….¡Esto es urgente!"
Gritó Jugen. Uno de los duendes se movió rápidamente, bajando de su puesto de vigilancia hasta tocar el suelo. Sin perder tiempo, corrió hacia la casa de Enri para transmitir la orden a su superior.
Jugen: Hola, Nphirea. Cuánto tiempo.
Nphirea: Gracias, necesito tu ayuda. Por favor, ¿podrías permitir que estas personas se queden en tu aldea?
Jugen: No creo que haya problema, pero necesitamos la confirmación de la general.
Esas palabras trajeron un alivio inmediato. Poco a poco, comenzó a respirar con más tranquilidad, sus hombros relajándose mientras la tensión se disipaba de sus cuerpos agotados. Los niños, que hasta ese momento habían estado pegados a sus madres, también sintieron la atmósfera cambiar, aunque sus ojos grandes y asustados seguían buscando señales de peligro.
Tomó varios minutos de espera. Finalmente, las puertas se abrieron con un suave rechinar, y de ellas salió una joven, acompañada de una niña más pequeña que sostenía su mano.
Enri: ¡Nphirea, tiempo cuánto sin verte!
Antes de que Enri pudiera decir algo más, Nphirea corrió hacia ella, y la envolvió en un abrazo.
Nphirea :Cuánto tiempo sin verte…Por favor, podríamos hablar después. Necesito que cuides a estas personas por algún tiempo. Han sufrido mucho, Enri... por favor.
Enri se apartó del abrazo lo suficiente como para mirar a Nphirea a los ojos. Notó la preocupación en ellos. Luego, Enri giró su mirada hacia las mujeres que se encontraban detrás de él. Los rostros estaban demacrados, los ojos hundidos y vacíos de esperanza, y sus cuerpos llevaban marcas de un viaje difícil. La ropa sucia y rasgada apenas cubría su dignidad.
El corazón de Enri se encogió al ver el sufrimiento en sus rostros, pero lo que realmente la conmovió fue la condición de los pequeños que se aferraban a sus madres.
Enri: Claro que sí….por favor, entren. No tengan miedo de los duendes; son nuestros guardianes, y están aquí para protegernos a todos.
Mientras hablaba, Enri hizo un gesto con la mano, invitándolos a pasar. Las mujeres, aunque todavía un poco inseguras, comenzaron a moverse hacia adelante. Los duendes, lejos de parecer amenazantes, los observaban con ojos grandes y curiosos. Algunos incluso inclinaban la cabeza, tratando de mostrar su simpatía de la mejor manera que podían. Mientras las mujeres y los niños avanzaban, algunos duendes intentaban sonreír, aunque sus sonrisas eran un poco torcidas y desiguales. Otros saludaban con un gesto de la mano, algo torpe pero sincero, en un intento de hacer que los recién llegados se sintieran bienvenidos.
No se preocupen, están en buenas manos- murmuró uno de los duendes.
Al principio, todas las mujeres parecían un poco asustadas, sus miradas iban de un lado a otro, pero al toparse con los aldeanos, notaron algo distinto. Los habitantes del pequeño pueblo comenzaron a acercarse, cada uno con una expresión cálida y hospitalaria.
Pueden quedarse en nuestra casa-ofreció una mujer mayor, con una manta en sus manos, lista para arropar a los niños.
No se preocupen, aquí estarán a salvo-añadió otro aldeano, con una sonrisa sincera.
Poco a poco, el miedo empezó a desvanecerse. Las mujeres comenzaron a relajarse, Los niños, al ver la hospitalidad de los aldeanos y la amabilidad de los duendes, soltaron sus manos nerviosas y, tímidamente.
Pasaron varias horas. Los aldeanos, trabajando juntos, ayudandoon a limpiar a las mujeres y los niños, ofreciendo ropa limpia y seca.
Finalmente, Enri llamó a todos al centro de la aldea. Las mujeres y los niños, ahora más relajados y limpios, salen lentamente, todavía un poco asustados, pero con menos miedo en sus rostros. Al llegar, se encontraron con una escena que les dejó sin palabras: largas mesas llenas de platos de comida caliente y refrescos. El aroma a guisos, pan recién horneado y frutas frescas llenaba el aire.
El olor les trajo recuerdos, y no pudieron evitar que las lágrimas rodaran por sus mejillas. Para muchos de los pequeños, las lágrimas se convirtieron en sollozos. Habían pasado meses desde la última vez que probaron un plato casero.
Enri: Por favor, sírvanse.
Apenas Enri terminó de hablar, todos se lanzaron a las sillas como si no hubiera mañana. En cuestión de segundos, todas las sillas ya estaban ocupadas. Enri se dirigió a uno de los extremos de la mesa, tomó una bocanada de aire y levantó la voz tanto como pudo.
Enri: Muy buenas noches a todos. Quiero agradecer a todos los que hicieron posible este banquete. Gracias a Nphirea por contarme sobre ustedes, pero, sobre todo, gracias a Momon-sama. Creo que hablo en nombre de todos cuando digo... bueno, una vez estuve al borde de la muerte, y alguien vino a salvarme. No solo me salvó a mí, sino también a toda mi aldea. Ahora tenemos aquí a alguien que ha arriesgado su vida por nosotros. Muchas gracias, Momon-sama.
En ese momento, un guerrero oscuro apareció en la entrada. Todos dejaron de hacer lo que estaban haciendo y lo miraron con. El guerrero se acercó, y con un gesto lento, se quitó el casco. Un suspiro se escuchó al ver que el hombre que había debajo era sorprendentemente puesto.
Momon: "Espero que con esto no sospechen".
Momon se sentó junto a Nabe, quien no le quitaba los ojos de encima. Era la primera vez que veía ese rostro en su señor, lo cual era comprensible, ya que esa apariencia había sido idea de Pandora, y solo unos pocos en Nazarick sabían de su propósito.
Momon miró a su alrededor y se dio cuenta de que debía decir algo. Todos lo observaban, pero él tomó aire y habló con calma.
Momon: Lo único que les puedo decir es que, a partir de ahora, pueden contar conmigo. No voy a dejar que nadie les haga daño de nuevo. Prometo, por mi nombre y mi honor, que, bajo mi protección, ustedes recuperarán la vida que les fue arrebatada.
Sus palabras hicieron que muchos empezaran a agradecerle, sintiéndose afortunados de tener a un héroe entre ellos.
El almuerzo transcurrió sin problemas. Todos comieron con entusiasmo, ya que para muchos era su primera comida decente en años. Incluso algunos pidieron aumento y otros guardaron las sobras para disfrutarlas más tarde.
Momon también finge que comía. El aroma de la comida casera era algo en lo que no podía dejar de pensar. A pesar de haber probado las delicias de Nazarick, que parecían hechas para los dioses, no podía quitarse de la cabeza la comida casera. Mientras finía comer, se llevaba una cuchara de comida a la boca, pero apenas cruzaba sus labios, la comida se desintegraba. Momon se puso muy triste, pero no podía hacer nada. Tenía que seguir, ya que el anillo Doppelganger solo le daba una piel.
Después de terminar todos los platos, Momon miró a Nabe, quien ni siquiera había tocado su plato. Esto no lo sorprendió, ya que era algo que ya esperaba.
Momon: "Bueno, al menos está mirando su plato."…. Muchas gracias por todo, pero tengo que retirarme con mi compañera para realizar mis patrullas.
Momon salió de comer y junto a Nabe se dirigieron a una parte apartada de la aldea Carne. Cuando estaba lo más lejos posible, Ainz estaba en un punto de comunicación con Demiurge para enviarle un mensaje, pero fue interrumpido por un joven que los había seguido.
Nphirea: Esp…per…re, Momon-sama.
Dijo Nphirea, estaba muy cansada, pero pudo hablar.
Nphirea: Señor Momon, ¿usted es Ainz Ooal Gown?
Estas palabras sorprendieron a Nabe de inmediato, quien se posicionó detrás de Nphirea con su espada en su cuello.
Nphirea no sabía cómo reaccionar. Trató de calmarse, y por un momento se arrepintió de haber dicho eso. Pero luego recordó cómo Momon había salvado a tantas personas, y sin dudarlo decidió ser sincero. Después de todo, debía ser honesto con el hombre que había salvado a su amada.
Momon: Sí, soy Ainz Ooal Gown. Dime, ¿cómo lo supiste?
Nphirea: Yo, yo... De casualidad. Una vez me dio una poción roja, ya Enri también. Un tal Ainz Ooal Gown le entregó la poción roja a Enri. Así que supuse que tal vez usted podría ser Ainz Ooal Gown.
Ainz: "Maldición, estaba asumiendo. No debería haberle dicho mi identidad tan fácil."…Ya veo, supongo que entonces esta misión era una farsa.
En ese momento, Nabe comenzó a apretar su agarre, y la punta de su espada tocó la piel de Nfirea.
Ainz: Distensión, Nabe.
Nabe obedeció y retrocedió un poco con su espada.
Ainz: Explícamelo.
Nfirea: Yo... yo lo había contratado para obtener información sobre la poción roja, tal vez pagándole con oro por esa información o algo así.
Ainz: Jamás te daría información sobre esa poción, ni siquiera por oro. ¿No pensaba que tenías un concepto así de mí?
Nfirea: Yo... no quise ofenderlo, Momon-sama. También dudaba de que alguien como usted aceptara ese tipo de sobornos. Así que por favor discúlpeme.
Ainz: No hay problema, pero diez centavos, ¿qué pensabas hacer con la poción roja?
Nfirea: La verdad es que no había pensado en eso, solo obtenerla queríala.
Ainz: Ya veo. En cierta forma entiendo tu curiosidad por obtener más información, pero eres muy ingenuo. Dime, si te diera la fórmula para crear esa poción, ¿me servirías?
Nfirea levantó su rostro para encontrarse con la mirada de Ainz, dio un trago en su garganta. No sabía en qué se estaba metiendo, pero sabía que estaba del lado correcto.
Nfirea: Tendría que avisarle a mi abuela, pero sí, aceptaría. Por favor, esto es como un agradecimiento por haber salvado a la mujer que tanto amo. En serio, muchas gracias. Yo... yo no soportaría perder a mi mejor amiga... No creo que pueda seguir viviendo si la pierdo.
Ainz: Está bien, muchacho. Puedes quedarte unos días en la aldea, pero no digas nada de lo que sabes. Dentro de unos días, aparecerá alguien que vendrá en mi nombre. Desde ese momento, ¿trabajarás para mí?
Nfirea se acercó y comenzó a retirarse, despidiéndose de Ainz y Nabe.
Ainz: ¿Qué te parece ese joven, Nabe?
Nabe: Una criatura inferior, Ainz-sama.
Ainz se volteó para poder mirar el rostro de Nabe, quien estaba como siempre, muy seria y sin ninguna expresión. Nabe se dio cuenta y pensó en algo que podría agregar, algo que compartía con Nfirea.
Nabe: Yooooo…. Admiro esa voluntad de morir por las personas a las que amas. Yo tampoco podría seguir viviendo si perdiera a las personas que amo.
Una sonrisa imaginaria se dibujó en su mente. Era la primera vez que escuchaba algo positivo de alguien en Nazarick, y eso solo reforzó su idea de dejar salir a más NPCs. Sabía que tenían un odio profundo hacia todo lo que no fuera de Nazarick, pero Ainz quería cambiar eso. Quería mostrarles que este mundo era hermoso y valía mucho más de lo que ellos pensaban.
Ainz: Muy bien, Nabe, ha cambiado mucho desde que llegaste a este mundo. Me pregunto qué será.
Justo en ese momento se comunicó Demiurge mediante mensaje, al parecer ya había terminado lo que le ordenó su señor.
Demiurgo: [Mensaje]
Ainz: [Mensaje: Dime, Demiurgo]
Demiurge: [Mensaje: Ainz-sama, le informo que ya estamos en la base de los Ocho Dedos, como usted indicó. En estos momentos lo estamos esperando.]
Ainz: [Mensaje: Entiendo, en unos minutos estará allí.]
Demiurgo: [Mensaje: Entendido, Ainz-sama]
Ainz y Nabe se dirigieron a una de las casas que les habían ofrecido para descansar. Cuando finalmente estuvieron solos dentro de la casa, Ainz le ordenó a Nabe que se quedara allí hasta que volviera. Un portal se abrió dentro de la casa y de él comenzó a salir el Actor de Pandora.
Pandora: Buenas noches, Ainz-sama, él vino como usted me ordenó.
Ainz: Excelente, por favor, cuida a Nabe de cualquier peligro.
Con esas últimas palabras, Ainz cruzó el portal y apareció muy cerca del edificio abandonado donde operaban los Ocho Dedos. Le tomó algunos minutos llegar, pero cuando lo hizo, se encontró con varios demonios de bajo nivel. Algunos estaban llevando algunos cuerpos y otros patrullaban la zona. Todos se arrodillaron al ver a su señor, pero con un gesto de Ainz, esto se detuvo. Ainz caminó hasta encontrar a Demiurge.
Demiurge se dio cuenta de la presencia de su señor y de inmediato se arrodillo.
Ainz: Levántate, Demiurge, no es necesario arrodillarse... Dime rápido lo que estás haciendo.
Demiurge obedeció y se levantó de inmediato. Comenzó a caminar junto a su maestro en dirección al cuarto donde estaba el cuerpo del jefe de los 8 dedos.
Demiurge: Ainz-sama, como verá, su plan de infiltración ya está listo. Jamás pensé que con un solo movimiento estaríamos a punto de gobernar el bajo mundo.
Ainz: "Ahí vas de nuevo con eso, Demiurge. No puedes entender que no tengo ningún plan, Demiurge."…Efectivamente, Demiurge, debes ver tus errores. Aunque confío plenamente en que tus planes también saldrían bien, solo quiero mostrarte que hay maneras más sutiles de lograr el mismo objetivo.
Demiurge: Oh, ya veo, Ainz-sama. Muchas gracias, recordaré sus palabras.
Ainz: No hay problema, Demiurge. Es bueno saber que estás mejorando, así podrás ayudar mejor a Nazarick.
Demiurge: Gracias, Ainz-sama.
Los dos comenzaron a caminar hasta estar frente al cuarto. Cuando entraron, se encontraron con varios cuerpos muertos y varios Doppelganger, incluido uno del líder junto a varios de los mercenarios más peligrosos.
Ainz: Así que Doppelganger, ya veo, ya veo.
Demiurge: Así es, Ainz-sama. Estos son algunos de los Doppelganger del líder y de algunos de sus subordinados. Vamos a hacer que estos Doppelganger se hagan pasar por supervivientes e infiltrarse. Cuando se infiltren en los 8 dedos, podremos obtener a los 8 dedos y cuando llegue el momento, por fin sustituirlos. Con esto podremos tener todo el bajo mundo de Re-Estize en nuestras manos…Ainz-sama aún no puedo asimilarlo, esto es demasiado para mí, adelantarse tanto y con menos daños colaterales se está adueñando del bajo mundo del Reino Re-Estize.
Ainz: "¿Ehhhh?", Sí, Demiurge.
Ambos continuaron recorriendo el edificio. En muchas partes aún había varios cuerpos sin vida. Esto era parte del plan, pues hacía que solo hubiera pocos sobrevivientes de la masacre y que estos sobrevivientes serían los que informarían a los 8 dedos sobre el ataque del aventurero Momon.
