Episodio 1
El evento de la primera carrera de la temporada había llegando a su fin. El aire estaba lleno de murmullos de conversaciones y risas del público, que comentaban el emocionante final de la carrera mientras los corredores y sus equipos comenzaban a recoger sus cosas. La entrega de premios había concluido, al igual que las entrevistas con los afortunados ganadores, marcando el cierre de una jornada llena de adrenalina y espectáculo.
Después de su entrevista en el podio, en la que se limitó a hablar del evento, Storm intentó evitar a los reporteros, pero sin éxito. Antes le encantaba recibir toda la atención; era parte del encanto de ser una estrella en ascenso. Pero desde el incidente en California, donde perdió los estribos y casi lastimó a la chica de los disfraces, todo había cambiado. Ahora lo acosaban sin descanso, y detestaba que estuvieran constantemente sobre él.
Storm estaba junto a Ray, rodeado por un mar de voces y una avalancha de comentarios predecibles. Aunque odiaba escuchar la misma sarta de estupideces de siempre, mantenía la cabeza en alto con una mirada de superioridad y una sonrisa de autoconfianza que derretía a más de una chica y que sus fans adoraban. En el fondo, se sentía atrapado, pero sabía que su imagen era crucial en este mundo de apariencias.
Aquella situación se había vuelto desgastante para Storm; estaba harto de escuchar las mismas preguntas, comparaciones y críticas una y otra vez. Comenzaba a sentirse sofocado, los constantes flashes de las cámaras lo cegaban, y el bullicio incesante de las voces le provocaba un dolor de cabeza. Storm empezó a sudar frío y a sentirse ansioso. Ray se dio cuenta de lo que ocurría y, con rapidez, se interpuso entre los reporteros y el muchacho, buscando darle un respiro.
-Yo seguiré con la entrevista. Quiero preguntas serias; no responderé nada que se salga de la tangente.
Eso le dio pie a escapar. Comenzó a caminar con el estómago revuelto y una ansiedad terrible. Necesitaba aire. En su trayecto, chocó con alguien, se disculpó, y sin prestar más atención, siguió adelante.
La persona con la que había chocado era Cruz. Ella notó su conducta inusual de inmediato; sabía que algo estaba mal, así que decidió seguirlo. Cuando estuvo a su lado, se dio cuenta de que estaba más pálido de lo normal y que tenía la frente perlada de sudor.
-¿Storm, te encuentras bien?.
El chico la miró y luego volteó el rostro para ignorarla. En ese momento, era la persona que menos quería ver.
Al no recibir respuesta, Cruz estuvo a punto de retirarse, pero se detuvo al ver que Storm tapaba su boca con la mano y tenía arcadas.
Su instinto la llevó a buscar rápidamente un lugar donde el joven pudiera vomitar. Lo condujo hacia una maceta cercana. Cuando terminó de devolverlo todo, Cruz le ofreció una servilleta para que pudiera limpiarse. Él la tomó y se limpió la boca.
Storm se sentía avergonzado y molesto. Odiaba que lo vieran vulnerable, así que se recompuso rápidamente, se irguió, se pasó la mano por el cabello y respiró profundamente.
-¿Ya te sientes mejor?. -Preguntó Cruz con preocupación.
-Estoy magnífico. Ahora dime por qué me estás siguiendo.
-Bueno, es que no te veías bien, así que me preocupé.
Storm abrió los ojos sorprendido. ¿Ella se preocupó? Eso era absurdo. Cruz, al notar que él no decía nada, añadió.
-¿Quieres que vaya por una botella de agua?.
-Solo aléjate, tu voz me da dolor de cabeza.
-Si gustas, tengo medicamento para el dolor.
-Creo que no estás entendiendo. Tú me provocas ese dolor, no te soporto y me sacas de quicio. -Respondió en un tono cínico.
-Yo solo quería ayudarte.
-Ayúdame saliendo de mi vista y, si es posible, también de las carreras.
-¿Por qué eres tan grosero conmigo? Yo no te he hecho nada.
El chico comenzó a reírse cínicamente.
-Ya has hecho mucho, Ramírez. Me jodiste la existencia desde el día que me ganaste. Los malditos reporteros no dejan de acosarme y fastidiarme contigo, siempre hacen las mismas preguntas y me comparan con Chick Hicks. Yo tengo más clase que ese anciano. Ambos sabemos que tú no perteneces a este medio y que solo has estado ganando por pura suerte. Deberías haberte quedado como entrenadora en ese mediocre...
Un sonoro golpe resonó en el lugar; la chica lo había abofeteado.
-Yo merezco estar aquí al igual que tú o como cualquier otro. Me he esforzado desde pequeña, no tengo suerte, me he preparado y soy muy capaz de estar en la pista. Siempre ha sido mi sueño y no voy a dejar esto solo por tu maldito ego. Te comportas como un niño malcriado. Crece un poco y madura.
Él se agarró el área afectada y la miró sorprendido. Era la primera vez que alguien lo ponía en su lugar, estaba acostumbrado a salirse siempre con la suya, no importaba el método que usara.
Ella no dijo más, se dio media vuelta y comenzó a caminar.
-¿A dónde vas?. -Añadió el chico.
Storm la jaló de la muñeca y la acorraló contra la pared.
-¿Crees que te dejaré ir así nada más después de que me golpeaste?. -Una sonrisa lenta y peligrosa se dibujó en su rostro.
-Te lo merecías, y si no me sueltas, te irá peor. -Amenazó la castaña.
-Eso me encantaría verlo. -La retó, acercando más su rostro al de la chica.
Esa mirada gris azulada se cruzó con la desafiante mirada color chocolate. Antes de que alguien pudiera decir algo más, unos flashes llamaron su atención.
Storm vio a los reporteros y, en un instante, pensó que podían interpretar la situación como si él estuviera atacando a Cruz. La sensación de malestar regresó, sintió una opresión en el pecho y un asfixiante nudo en la garganta. Escuchó su nombre siendo pronunciado varias veces por la castaña antes de que todo se desvaneciera y él cayera entre sus brazos.
~§~
El silencio en la habitación era absoluto. El débil resplandor de la luz de la tarde se filtraba a través de las cortinas, bañando el espacio en un suave resplandor. Al abrir los ojos, Storm parpadeó varias veces, tratando de ubicarse. El blanco impoluto de las paredes y el inconfundible olor a desinfectante le indicaron que estaba en un hospital. Al ladear el rostro, descubrió a alguien durmiendo sobre la cama, con la cabeza apoyada en los brazos. Hizo una mueca de disgusto al reconocer a la persona que menos esperaba ver allí.
"¿Qué diablos hace aquí esa odiosa mujer?".
Estaba a punto de despertarla y echarla sin ninguna consideración, cuando su mirada se detuvo en su rostro sereno. Algo en su expresión relajada le llamó la atención.
Se incorporó lentamente y retiró con cuidado unos mechones de cabello que cubrían su cara, y se tomó un momento para admirarla. Nunca se había detenido a observarla de verdad, pero ahora notó las facciones delicadas, las largas pestañas y las pequeñas pecas que adornaban su piel apiñonada. Su rostro revelaba una belleza natural que le resultó inesperadamente atractiva.
Finalmente, su mirada se posó en sus labios carnosos y primorosos, que parecían tan tentadores, como si estuvieran hechos para ser devorados y marcados.
Storm se reprendió a sí mismo. ¿En qué diablos estaba pensando? Seguramente se había golpeado la cabeza, eso tenía que ser la explicación más lógica para ese absurdo pensamiento.
De pronto, Cruz comenzó a moverse en la cama, abrió los ojos y lo miró. Al verla, Storm se sobresaltó y desvió la mirada hacia otro lado.
-Storm, me alegra ver que estás despierto. Estaba preocupada.
Él volvió a mirar a la castaña. Otra vez con ese comentario sin sentido.
-Ray me dijo que ya te habías sentido mal antes, pero que nunca te habías desmayado. Luego, el doctor dijo que tuviste un ataque de pánico. ¿Esto te sucede por los reporteros?.
-Ramírez... Me babeaste la cama. -Mencionó el chico, cambiando el tema.
-Yo no babeo. -Respondió Cruz, llevándose una mano a la boca y limpiándose, avergonzada.
-Por cierto, ¿qué haces aquí?. -Preguntó Storm con seriedad.
-Ya te dije que estaba preocupada. Oye, ¿te sientes bien?, ¿Te duele algo?, ¿Quieres que vaya por algo para que estés más cómodo?.
-No tiene sentido que estés aquí. Tú y yo no somos nada.
-¿Y eso qué tiene que ver?. Storm, te desmayaste sobre mí, ¿cómo no me voy a preocupar?, ¿Y por qué aún no me respondes a lo que te pregunté?.
El chico no respondió y solo bajó la mirada.
-Oh, ¿quieres que me vaya, cierto? Porque soy irritante y eso. Je, je. Disculpa.
Antes de que ella se levantara de su asiento, entraron Ray y McQueen.
-Maldita sea, los reporteros están como locos. Debería tomarles algunas fotos juntos y dárselas para que se calmen un rato. -Mencionó el rubio.
-¡Estás loco! Nada de dárselas, hay que vendérselas al mejor postor.
Ambos hombres miraron a los jóvenes presentes, y el rubio añadió.
-Vaya, no sé cómo le hicieron para causar un gran alboroto.
-Yo sí sé cómo. -Dijo Ray, un poco disgustado. -Este tarado quería darle una paliza a tu chica.
-Oye, yo solo quería intimidarla, pero ella se me plantó. Además, me golpeó, ¿en dónde estaba la prensa para captar esa agresión?.
-Cállate, Jackson, en verdad eres un idiota.
-Quizá fue culpa mía. -Dijo Cruz, apenada. -Los medios se acercaron, pero los ignoré y me centré en Storm. Luego llegó Gale y se lo llevó. Intenté ir tras ellos, pero la prensa me acorraló y empezaron a hacerme preguntas. Traté de convencerlos de que no fue un altercado y que ahora somos amigos.
-Ahora entiendo, tu declaración y las fotos hicieron que se creara un rumor.
-¿Un rumor?. -Preguntó Cruz.
-¿De qué fotos hablas?. -Preguntó Storm.
-Claro, ustedes no lo han visto.
Ray sacó su móvil y se los mostró.
Storm leyó el título del artículo y habló en voz alta.
-¿Piensan que tenemos una relación?, ¿De dónde diablos sacan eso?.
-Observa las fotos y sigue leyendo. -Mencionó Ray.
Ambos observaron las fotos, pero había una en especial en la que la situación parecía romántica, como si estuvieran a punto de darse un beso.
-¡Todo esto es falso!. -Exclamó Storm.
-Vaya, somos tendencia. -Dijo Cruz.
-Oye, ¡concéntrate!.
-Ah, sí, pero podemos aclarar esto, ¿cierto?.
-La única forma de que esto acabe es que Jackson diga la verdad, pero su imagen saldrá afectada, de nuevo. -Comentó Ray, suspirando cansadamente al terminar de hablar.
-Tal vez sea hora de que te retires. -Soltó McQueen con una sonrisa maliciosa.
Storm lo miró con desagrado, sabía a qué venía ese comentario.
-Solo era una sugerencia. -Añadió el rubio, riendo descaradamente, mientras Ray y Cruz reían disimuladamente.
-Eso no va a suceder, anciano. -Respondió Storm con firmeza.
-¿Y entonces?. -Preguntó Cruz, intrigada.
-Hay otra opción y es seguirles el juego. -Añadió McQueen.
-¿Qué?, ¿Cómo?. -Preguntaron al unísono los dos jóvenes.
-Acepten que son pareja, actúen como tal y denles lo que quieren. Los medios son amarillistas y necesitan notas llamativas. En un mes o dos, serán historia vieja y podrán continuar como si nada.
-¿Y qué haremos mientras tanto? ¿Tomarnos de la mano y darnos besitos? Por favor, esto es completamente ridículo. Se darán cuenta de la farsa. -Protestó Storm con escepticismo.
-Solo convivan como amigos. Pueden tomarse de la mano, pero nada de besos. -Dijo McQueen en un tono serio.
Storm levantó la comisura de sus labios en una sonrisa socarrona y añadió.
-Y si ella quiere algo más que tomarnos de la mano, ¿qué hago? Ya sabes a qué me refiero. -Dijo el chico con un tono pícaro.
-¿Acaso quieres otra bofetada?. -Lo amenazó Cruz, entrecerrando los ojos.
-Fue una broma, qué sensible.
~§~
Horas después, Storm fue dado de alta del hospital. A su lado, Cruz permanecía firme, dispuesta a seguir con el estúpido espectáculo que habían decidido montar. Storm sentía que todo sería un desastre, una idea terrible que seguramente saldría mal. Sin embargo, Ray había logrado convencerlo, asegurándole que era la mejor manera de salir del embrollo en el que se habían metido.
- Flashback-
Una vez que McQueen y Cruz se fueron de la habitación, Ray aprovechó la ocasión para tener una conversación a solas con su muchacho. A pesar de que Ray realmente apreciaba a Storm y se preocupaba profundamente por él, no podía evitar pensar que, en ocasiones, el joven era un completo desastre.
-Me asusté bastante cuando me enteré de lo que te pasó. Me alegra saber que no fue nada grave, pero nada de esto habría sucedido si no fueras tan impulsivo y terco. Te dije que tomaras la medicina.
-No la necesitaba.
-Sí, eso noté. Por eso terminaste en el piso y sobre ella.
-Es una metiche, esto es culpa de ella.
-Como quieras verlo, ella te ayudó y te encubrió. Si no fuera por eso, ahora estarías siendo destrozado por la prensa. ¿Acaso quieres terminar dando noticias del deporte como Chick Hicks? Ese hombre se ganó el repudio de muchos.
-Odio que menciones a ese anciano.
-Pues deja de meter la pata. Eres mejor que él y que otros. Tienes potencial y lo sabes. Si quieres seguir en este medio, tendrás que aceptar este acuerdo.
- Fin del flashback-
Antes de salir del hospital, Storm sabía bien a lo que se enfrentaba: los reporteros estarían de nuevo sobre él. Solo pensar en el tumulto de preguntas y cámaras que lo acosarían le provocaba una sensación de malestar. Cruz, atenta a su estado, colocó una mano en su espalda en un intento de ofrecerle apoyo.
-Sé que no soy de tu agrado, pero estaré apoyándote y no te dejaré solo.
Storm miró el rostro de la chica, la sinceridad de su sonrisa era evidente.
-Ramírez.
-Sí. -Respondió ella, atenta.
-No me toques, me arrugas la ropa.
Cruz bajó la mirada y retiró su mano.
-Lo siento.
Con la ayuda de un contacto, lograron salir por una puerta trasera. Apenas comenzaron a caminar, una avalancha de flashes y voces inundó el espacio, bombardeándolos con preguntas. Ray, McQueen, Mate y Mac se interpusieron entre la prensa y los jovenes, intentando despejar el camino.
-Vaya, esto me recuerda a cuando estaba en la banda de heavy metal, Mate.
-Mate, ya hemos hablado de esto, eso nunca pasó. Mejor concédele atención a la situación.
-Oh, bueno, díselo a él que no está caminando.
Mate señaló a Storm, que permanecía estático con la respiración agitada.
-Cruz, haz algo. -Añadió McQueen.
Cruz se acercó, tomó a Storm del rostro y comenzó a hablarle. Luego entrelazó su mano con la de él, la apretó en señal de apoyo y lo guió hacia el auto donde los esperaba Gale.
Ambos subieron al vehículo, y Ray se unió a ellos poco después. Dentro del auto, Storm suspiró y desvió la mirada hacia la ventana con indiferencia. Cruz, bajando la vista, notó que sus manos seguían entrelazadas. Antes de que Storm le pidiera que lo soltara, Cruz intentó zafarse, pero él se lo impidió.
Ella se sorprendió, pero decidió no decir nada. Parecía que sujetar su mano le proporcionaba seguridad, así que sonrió al darse cuenta de que, al menos de esa manera, estaba ayudándolo.
~§~
La noche había caído y la luna estaba en su punto más alto cuando Gale la dejó en su casa. Cruz le agradeció por el aventón y se despidió, sintiéndose aliviada de finalmente estar de vuelta en su hogar. Al entrar, dejó escapar un suspiro pesado y contempló el techo mientras intentaba ordenar sus pensamientos. La idea de fingir ser la novia de Storm no era precisamente lo que había planeado para esa temporada.
-¿En qué diablos me metí?. -Murmuró la chica para sí misma.
Lidiar con Storm ya era complicado; cada intento de acercarse o ser amable con él había sido respondido con indiferencia o, peor aún, con una cortesía teñida de cinismo y sarcasmo. Cruz inhaló profundamente y buscó darse ánimos.
-Vamos, Cruz, te gustan los retos. Tomémoslo como uno. -Se dijo a sí misma en voz alta, intentando convencerse. -Además, cada uno seguirá con su rutina normal; tal vez nos veamos de vez en cuando, quizás platiquemos, y creo que eso es todo. -Reflexionó, intentando restarle importancia a la situación. -Solo será un mes o dos como máximo. ¿Qué más podría pasar en ese tiempo?.
Gracias, MagicShy:) Tu one-shot me inspiró a escribir esto.
