Parte 7
-¡Hola, Storm!, no sabes que gusto me da el poder hablar contigo, pero me resulta muy grosero que me estés evitando. -Habló un chico en tono amigable.
El mencionado vió de pies a cabeza a quién le hablaba.
-No te des tanta importancia y a mí no me da gusto.
El competidor novato sonrió.
-Da igual, mucha suerte en la pista. La necesitarás porque hoy de nuevo ganaré.
-Suerte de principiante y no te emociones por una victoria.
-Ya verás, pronto la copa será mía y cuando menos te lo esperes te dejaré fuera de la pista.
-Buena charla, pero tengo una carrera que ganar.
El chico sonrió arrogante y luego se dió la vuelta, antes de comenzar su andar el novato llamó de nuevo su atención.
-¡Hey!, ¿a dónde vas?, estrechemos manos, por los viejos tiempos.
Storm lo dudo por un momento, pero le estrecho la mano, el sabía que debía cambiar muchas cosas, y una de ellas era su soberbia.
-¡Hoy no quedarás para la final!. -Mencionó el chico con malicia.
El ojigris sintió un piquete en la mano, se asustó y la retiró bruscamente.
El novato añadió. -Lo importante es ganar, no importa cómo, ¿no es así?.
Ese chico necesitaba eliminar a su mayor competencia, así podría regodearse por ganar su primer campeonato y asegurarse el puesto de piloto principal, ya que en ese momento estaba siendo un suplente.
Storm lo miró con sorpresa. Ese chico estaba loco, pensó y luego comenzó a examinar su muñeca. No debía ser nada, arriesgarse a algo con tanta gente alrededor sería demasiado tonto.
Cruz y McQueen se encontraban en el Paddock, con gorras y chaquetas en un intento de pasar desapercibidos. Era ingenuo pensar que eso funcionaría.
Cruz quería sorprender y desearle suerte a Storm antes de la carrera, mientras que McQueen solo la acompañaba para asegurarse de que no hiciera nada imprudente.
Ella se adelantó cuando alguien reconoció a McQueen y comenzó a platicar con el. En su trayecto en busca del chico, observó la escena entre el novato y su amado, se preguntó por qué él nunca le había tendido la mano a ella. Luego se acercó a él y le sonrió.
-¿Listo para perder?.
Él salió de sus pensamiento y se sorprendió al verla.
-¿Perder?, nena, confía en mi, yo seré el primer lugar.
-Que arrogante. -Mencionó de manera juguetona. -¿Quién era ese chico?.
Antes de que pueda responder Storm comenzó a sentirse un poco extraño.
-Maldición. -Murmuró mientras ponía una mano sobre su cabeza.
Cruz no pasó por alto esa acción.
-¿Estás bien?.
-Yo... me siento... un poco mareado.
-Vamos al remolque, talvez solo necesitas descansar.
Comenzaron a caminar y en un momento Cruz lo ayudó a sostenerse, sin importarle que los vieran juntos en ese instante.
Gale se encontraba afuera, los vio y preguntó.
-¿Olvidaste algo?.
Cruz fue quien le respondió.
-No se siente bien.
Una vez dentro, el chico se desplomó en el suelo. Ambas se asustaron y Cruz gritó "¡Jackson!", antes de arrojarse al suelo para revisarlo.
-Debo decirle a Ray, el sabrá que hacer.
-¡No!. -Gritó Cruz y Gale se le quedó viendo.
-El Sr. Reverham no puede hacer nada más que retirarse, y él no podrá correr. ¡No es justo!, ¡el novato le hizo algo!, estoy segura. -Exclamó de repente.
Levantó una ceja Gale y preguntó extrañada.
-¿De que hablas?.
-Él se encontraba cerca del Paddock de manera normal hasta que se encontró con ese chico nuevo, luego le tendió la mano y después de unos minutos, comenzó a sentirse mal. -La chica guardó silencio un momento y luego mencionó. -¡Él sabrá qué hacer!.
Gale la miró con extrañeza. -No te entiendo nada y ¿de quién estás hablando?, ¿Quién sabrá que hacer?.
-Habló del Sr. McQueen. ¡Ve por él, por favor!, tráelo.
Gale salió corriendo, preguntándose por qué le hacía caso a esa chica. Debería ir con Ray en lugar de ir con McQueen. Lo ubicó y le pidió que por favor la acompañara, ya que Cruz lo buscaba con urgencia.
Cuando llegó McQueen, vio la escena y preguntó qué había sucedido. Cruz le contó la anécdota de lo que había visto.
-¿Lo sabe Reverham?
-No. -Dijo Gale.
-Si se entera no participarán. -Añadió la castaña.
-Cruz está inconsciente, es obvio que eso no sucederá -Mencionó McQueen exasperado. -Necesito hacer una llamada, ahora vuelvo. -Añadió antes de salir.
-Tu jefe tiene razón, iré por Ray.
Cruz se negaba a quedarse de brazos cruzados.
-¡Espera!, tengo una idea, pero necesitas ayudarme a quitarle la ropa.
-¿Qué?, ¡no!. Además tu eres la experta en quitársela, hazlo sola. -Y comenzó a reír.
Cruz se puso roja y la miró molesta.
-No es momento para chistes.
McQueen regresó y al ver la escena, levantó una ceja y preguntó.
-Cruz, ¿qué estás haciendo?.
-Necesito su traje, competiré por él.
-¿Estás loca?, en primer lugar, debe haber otro traje, no tienes que quitarle el suyo. En segunda, notarán la diferencia en estatura, complexión y algo adicional que él no tiene.
Ella se quedó pensando, era cierto. En un momento volteó a ver a McQueen y sugirió.
-Tú puedes ocupar su lugar. Nadie sospechará de ti.
-¿Qué?, ¡no!. Cruz, basta, no podemos ayudarlo. Es su carrera, no la nuestra.
-Pero es injusto.
-No podemos hacer nada.
~§~
-¿Dónde está?. -Preguntó un molesto Ray.
Todos hicieron un ademán de no saber. Estaba apuntó de ir por él cuando apareció, con el casco puesto.
-Maldición, Jackson, llegas tarde y ¿por qué traes el maldito casco?. Bueno, no importa.
Se subió al coche sin decir nada, levantó el pulgar y le colocaron el cinturón de seguridad. Ahora McQueen se encontraba en una carrera que no era suya. ¡Ash!, ¿cómo me convenció?. Bueno, ya que estoy aquí, que tengan cuidado, ¡porque está a punto de caer un rayo!, pensó y comenzó a reír.
Ray le preguntó por qué se reía, McQueen intentó imitar la voz de Storm y comentó.
-Nada.
Salió a la pista y disfrutó de la adrenalina de la carrera.
-¡Cómo extrañaba esto y sigo siendo el mejor!. -Alardeó el rubio.
-Vamos chico, esta carrera es tuya. -Alentó Ray.
-Lo sé. -Respondió McQueen mientras pisaba más el acelerador y ensanchaba su sonrisa.
~§~
La llamada que había hecho McQueen era para que un amigo suyo, que era médico, fuera a revisar a Storm. Le habían inyectado un anestésico. Si hubiera sido una cantidad grande, lo habría matado, pero solo lo durmió. Estaría bien en unas horas.
Les recomendó llevarlo al hospital para verificar que no haya algún problema, les prometió que habría mucha discreción si todo estaba bien con él.
Gale y Cruz lo llevaron con sumo cuidado. No fue tarea fácil, pero no podían arriesgarse a que lo descubrieran en el autódromo, ya que podrían descalificarlo.
Después de unas horas, él comenzó a reaccionar. Por momentos decía tonterías sin sentido y algunas cosas vergonzosas que tenían que ver con él y Cruz. La chica agradecía que no hubiera nadie más para escucharlo.
Ella estaba a un lado de la cama acariciando su cabello con cariño, cuando el abrió los ojos, la vio con extrañeza y se incorporó con un poco de dificultad.
-¿Cruz?.
-¿Cómo te sientes?.
-¡La carrera!.
-Terminó hace horas pero tranquilo, aún estás en la final.
-¿Cómo?. -La vio en modo de sorpresa.
-El Sr. McQueen participó por ti.
-¿Qué?, ¿por qué?, yo podía hacerlo.
-¿Estás loco?, ¡Claro que no podías salir a la pista en esa condición!, si lo hicieras, podrías causar un accidente, lastimarte o incluso algo peor.
-Podía hacerlo.
-Es obvio que no, por eso le pedí al Sr. McQueen que salga de tu parte.
-¡No necesito de su ayuda!, Además, ¿quién eres tú para decidir por mí?.
Esa pregunta le dolió. Lo miró con molestia y respondió.
-Alguien que quiere apoyarte. Lo hice con el afán de que puedas estar en la final, no lo hice con mala intención, solo quería ayudar.
-Para sentirte bien, ¿por qué tú no puedes estar en la carrera?. Estarías en ella si no hubieras sido tan descuidada. No tienes derecho a decidir por mí, ¡era mi carrera, no la tuya!.
Estaba tan molesta con sus comentarios que lo abofeteó.
-En serio, eres un gran tonto.
Él se tocó el área afectada, le ardía. Apretó la quijada y se contuvo de hacer alguna estupidez en contra de ella.
Ray entró a la habitación y sintió el ambiente tenso. Analizó la conducta de ambos y notó que estaban molestos, él se agarraba la mejilla y tenía cara de pocos amigos, mientras ella estaba de pie, con el ceño fruncido y bastante alejada de él.
Ray se acercó a la cama ignorado la situación.
-Qué bueno que estés despierto, me alegra saber que estás bien. Tenemos que hablar sobre qué dirás en las entrevistas después de este incidente.
-Que entrevisten a Rayo. -Habló de manera arisca.
Deja de ser tan idiota. -Respondió Cruz con voz molesta.
-Tu no te metas. -Dijo con brusquedad. Luego mencionó de manera sarcástica. -Cierto, olvidé que tú tomas las decisiones por mí. ¿Acaso eres mi nueva jefa de equipo?.
-Si lo fuera, creeme que ya te hubiera despedido.
McQueen entró al escuchar bastante ruido en la habitación.
-¿Todo bien?.
-¡No!. -Gritaron al unísono Cruz y Storm.
-¡Vamos!, te espero en el coche. -Mencionó Cruz mientras salía muy molesta.
McQueen quedó perplejo por esa escena. Estaba a punto de irse cuando Storm llamó su atención.
-¿Te divertiste, campeón?, ¿por qué no vas con la prensa y respondes por mí?. Eso te encantaría, ¿no?. ¡Ustedes no son nadie para haber decidido por mí!. -Su voz sonaba irritada.
McQueen se acercó, lo sujetó del cuello de la bata y se aproximó a su rostro.
-Deja de comportarte como un maldito arrogante, egoísta hijo de perra. Ella estuvo a punto de salir por ti, arriesgando mucho y sin importarle nada, era obvio que se notaría la maldita diferencia. Yo solo accedí porque ella me lo pidió. -Lo soltó con brusquedad. -Sabes, al principio era como tú. Agradezco haber conocido a las personas correctas que cambiaron mi vida. Si no, ¡ahora sería una basura como tú!.
El rubio se dió la media vuelta y se fue, dejando a Storm pensativo.
~§~
McQueen vio a Cruz en el estacionamiento, estaba pegada al coche esperándolo, con los ojos rojos por estar llorando.
-Lamento todo lo sucedido.
-No te sientas culpable, hiciste lo que creíste correcto. Además, fue divertido volver a la pista... ¡y gané!. -Alardeó y rió arrogante.
-Deberías participar en la carrera de veteranos. -Sugirió en forma divertida.
-Cruz, no soy tan grande. -La vio con disgusto.
-Vámonos, antepasado. -Sonrió la chica.
-Primero debo tomar mi siesta. -Le devolvió la sonrisa y subieron al coche.
~§~
Después de todo el drama que había pasado, Ray comenzó a hablar con Storm sobre lo que debía decir ante los reporteros, pero notó que no estaba prestando mucha atención.
-Bien, mejor cancelo las entrevistas, buscaré qué inventar. -Se levantó de su asiento y comenzó a caminar para salir, detuvo su andar cuando escuchó a Storm hablar.
-Eché a perder todo, soy un idiota.
-Hey chico, tranquilo. Perdiste una chica, pero tienes cientos de ellas. Estarán por tu fama o dinero, pero nunca te faltará una. ¡Qué más da!.
-No quiero a cualquiera, ¡la quiero a ella!. -Exclamó.
-Entonces, cuando estés mejor, ve a resolver tus problemas como un adulto y no como un niño malcriado.
Storm se sorprendió con esa respuesta. Luego sonrió al darse cuenta que Ray tenía razón.
-Ahora descansa. Te quiero al cien para la final.
~§~
Storm llegó a Radiador Springs, estacionó en el hotel y fue directo a la habitación de Cruz. Tocó la puerta y esperó a que abriera.
Al abrir, ella se sorprendió e intentó cerrar la puerta, pero Storm lo impidió. Cruz comenzó a retroceder, y él azotó la puerta para cerrarla.
-¿Qué haces aquí?, no tengo nada que hablar contigo. -Mencionó enfadada.
-¡Me vas a escuchar, quieras o no!. -Exclamó.
La empujó hacia la cama, se colocó sobre ella para inmovilizarla y tomó sus muñecas para que no pudiera agredirlo.
Ella estaba asustada por la brusquedad con la que la estaba sujetando.
-Suéltame. -Soltó la chica mientras intentaba liberarse del agarre.
-Sólo escucha. Sé que siempre arruino las cosas por mi maldito orgullo y carácter. Lo acepto y lo siento. Agradezco lo que hiciste y lamento mi comportamiento. Rayo tenía razón, solo soy un estúpido egoísta y arrogante.
Soltó el agarre de sus manos y acarició su mejilla con ternura.
-Me encantas y me atrevo a decir que te amo. En las carreras, verte y contemplar tu sonrisa era una motivación para competir. Ganar o perder contra ti me era indiferente. Cruz, no quiero perderte, pero tampoco quiero lastimarte. La verdad, no te merezco. -Dijo eso último mientras se levantaba de encima de ella y luego de la cama.
Ella tenía lágrimas en los ojos, sentía como se estaba desmoronando por dentro.
-Idiota.
Ella se incorporó de golpe en la cama y lo encaró.
-¿Y así termina todo?, solo eres un cobarde.
Él no dijo nada, sabía que era cierto. Era mejor irse y terminar todo.
Ella anticipó sus pensamientos, saltó de la cama y se interpuso en su paso. Él se sorprendió por tal acción.
-Tú comenzaste esto. -Podía sentir cómo la voz se le quebraba y cómo se le nublaba la vista por las lágrimas. -Debiste detenerlo y ahorrarme el dolor que siento. -Y comenzó a llorar.
Ella se acercó lo suficiente para colocar su frente sobré el pecho del chico.
-¡Te amo!. -Declaró sollozando.
Ante esas palabras, no pudo evitar abrazarla con fuerza y pedirle perdón de nuevo.
-No quiero fingir ser una extraña en tu vida. Por favor, no me ignores cuando estés cerca de mí. -Se quedaron en silencio unos minutos y ella agregó. -Será mejor que te vayas. Estoy segura de que el Sr. Reverham estará molesto si no vuelves pronto".
Él tomó la barbilla de Cruz, la vio a los ojos y preguntó.
-¿Qué viste en mí?. Tengo más defectos que virtudes.
-Me gustan los desafíos. -Sollozó un poco y se rió.
Él sonrió de forma divertida y le limpió las lágrimas de sus mejillas
-¿No puedes ver qué eres especial?, Eres persistente, competitivo, encantador, muy dulce, protector...
Ella fue interrumpida por un beso apasionado, el cual correspondió gustosa. Solo se separaron por la falta de aire en sus pulmones.
-¿Entonces estamos bien?.
La joven sonrió y asintió con la cabeza en señal de afirmación.
Con esa respuesta, Storm la recostó en la cama y se acercó a ella, comenzando a besarle el cuello con fervor.
-¡Jackson!, ¡Ahmm!, ¿qué hacés?.
-Tendremos sexo de reconciliación cariño. -Habló sin dejar su actividad a un lado.
-Detente, no quiero.
-¿Qué?, ¡oh, vamos!, dicen que el sexo de reconciliación es muy bueno. -Levantó su rostro para ver la cara de la chica.
Ella lo vio estupefacta y le empujó la cara con la palma de la mano.
-¡No vamos a hacer nada!.
El tomó su mano, le pasó la lengua en forma sensual y añadió.
-¿Estás segura?.
-Si. -Habló firme la chica.
El chico se recostó a un lado, mostrando su decepción, pero luego la abrazó por la cintura, acercándose a ella con la intención de cambiar su estrategia. Puso un gesto adorable, y preguntó.
-Pero puedo quedarme a dormir contigo, ¿cierto?.
-¡No!.
Ella empujó el pecho del chico e intentó zafarse de esos musculosos brazos.
-¿Me dejarás durmiendo en la calle?. -Mencionó esta acción con un puchero en su rostro.
-Pídele a Sally una habitación. -Ella seguía intentando zafarse de ese agarre.
-Prometo no tocarte.
-Eso estás haciendo ahora. ¡Suéltame!.
-Bien, tú ganas, iré con Sally. -Habló decepcionado por no lograr su cometido, la soltó y salió de la habitación.
Un suspiro de alivio escapó de los labios de Cruz. Aunque en su interior anhelaba ceder, no se lo dejaría tan fácilmente; estaba decidida a castigar al chico por ser un tonto.
