Parte 20

Storm había recibido una llamada inesperada de Cruz. Al oír su voz, el corazón le dio un vuelco; no necesitaba verla para saber que había estado llorando. El tono quebrado y el leve sollozo que intentaba disimular le resultaron inconfundibles.

En esa llamada, Cruz le pedía encontrarse con alguien en un lugar específico y sin acompañantes. Storm sabía perfectamente para qué era ese encuentro. Si participar en esa carrera significaba recuperarla, lo haría sin dudar ni objetar.

Para McMissile, aquello era una excelente noticia, incluso mejor de lo que había planeado. Ahora se encontraban reunidos con Holley, discutiendo la estrategia a seguir mientras revisaban algunos artefactos que llevarían como apoyo.

Storm observaba los dispositivos con atención; había objetos útiles e interesantes. Entre ellos, tomó uno que parecía un anillo. Lo examinó detenidamente, intentando adivinar para qué podría servir.

-¿Y este anillo?, ¿Qué tiene de especial?. -Preguntó con curiosidad.

-¡Déjame te explico, amigo! ¡Te va a sorprender!. -Respondió Mate con entusiasmo. -Computadora, disfraz del corredor Rayo McQueen.

De repente, Mate cambió su apariencia y Storm quedó boquiabierto.

-¡Vaya! ¿Pero cómo es posible?.

-Es un dispositivo holográfico que cambia tu apariencia y se activa con la voz. -Explicó Holley.

-Increíble.

-Crea un holograma perfecto, la gente te verá y no dudará de quién eres.

-¿Puedo transformarme en quien yo quiera?.

-Puedes cambiar tu apariencia si está cargada en la memoria. Y si necesitas la imagen de alguien en específico en ese momento, puedes escanearlo desde lejos. Pero es recomendable solo adaptar tu apariencia a tu género.

Storm levantó una ceja, algo incrédulo.

-Entonces, ¿no puedo transformarme en quien yo quiera?.

-Dije que es recomendable, no que no puedas.

-¿A qué te refieres?. -Preguntó el pelinegro, cruzando los brazos.

-Hagamos de cuenta que tienes bigote o barba y tu misión es adoptar el holograma de una chica. Nadie dudaría de lo que ve, pero digamos que alguien te toca el rostro. Sentiría algo extraño, comenzaría a dudar y podrían descubrirte.

-Eso fue un "si me transformo en una chica y me tocan el pecho, no sentirán un montículo suave".

-Sí, exactamente. No quería dar ese ejemplo, pero sí. -Holley rodó los ojos.

Mate cambió de forma una vez más y, con una sonrisa traviesa, anunció.

-¡Miren, ahora soy la señorita Sally!

-¿La voz no cambia?. -Preguntó Storm, intrigado por el detalle.

-Debo reprogramar el de Mate. Hice que su dispositivo no modifique la voz ni el color de sus ojos. Todo eso porque lo usó para hacer bromas.

-No me arrepiento de nada. ¡Debieron ver la cara de Rayo cuando descubrió que no era la señorita Sally! -Mate comenzó a carcajearse, al recordar su travesura.

-Bien, ya estamos listos para la misión. -Dijo McMissile.

-Jackson, Mate, no pierdan nada de lo que se les ha dado, son cruciales para esta misión y no lo olviden, la idea es mantener un bajo perfil. -Dijo Holley, con tono firme.

-Yo siempre mantengo un bajo perfil.

Holley entrecerró los ojos y lanzó una mirada suspicaz hacia Mate, luego se dirigió a Storm.

-Jackson, recuerda que somos un equipo y que juntos saldremos de esto.

-Sí, sí, lo que sea. -Respondió Storm, con indiferencia.

-Ya saben el plan. Cuando lleguemos, nos dividimos. Ahora en marcha, Siddeley nos espera. -Añadió McMissile, dando la señal para comenzar la operación.

~§~

Habían llegado al lugar del encuentro, un espacio público y tranquilo. Storm esperaba atento y paciente al principio, pero la inquietud comenzaba a apoderarse de él tras varios minutos sin señales de movimiento. Justo cuando estaba a punto de perder la calma, dos personas se le acercaron sigilosamente por la espalda.

-Empieza a caminar, y no intentes nada estúpido. -Le pidió uno de los sujetos.

Storm reconoció al instante al hombre. Había estado en la bodega el día anterior. Mientras avanzaban, el segundo individuo se quedó atrás para asegurarse de que no los estuvieran siguiendo. Fue en ese momento que McMissile aprovechó la oportunidad, lo noqueó, adoptó su apariencia y rápidamente se intercambió en su lugar. Sin levantar sospechas, alcanzó a Storm y al otro sujeto.

Subieron a un auto negro con ventanas polarizadas. El conductor, mientras mantenía la vista en la carretera, hablaba con alguien por el móvil.

-Sí, lo tenemos. Todo en orden.

El plan estaba en marcha. Holley, Mate y Sidd mantenían el vehículo en su radar, gracias a un rastreador en forma de arete que traía Storm. Con ese pequeño dispositivo, estaban seguros de poder seguirles el rastro sin levantar sospechas.

~§~

Llegó el momento de trasladarse a la sede de la carrera. Cruz y McQueen, con las manos atadas y los ojos vendados, sentían el roce del metal del arma que los mantenía amenazados. El trayecto se les hizo eterno y cada segundo se volvía una tortura. Finalmente, el vehículo se detuvo abruptamente, y sin ningún tipo de delicadeza, los obligaron a bajar. Cuando les quitaron las vendas, lo primero que sus ojos reconocieron fue a una persona conocida y desagradable, cuya sonrisa enarcada y retorcida parecía deleitarse al verlos en esa situación.

Al mirar a su alrededor, se dieron cuenta de que estaban en lo que alguna vez fue una pista de carreras. El lugar, ahora deteriorado, estaba invadido por maleza y árboles que brotaban por doquier, reclamando parte del asfalto con su crecimiento descontrolado.

-¿Les gusta la sede?. -Preguntó Samir, emocionado, como si les estuviera mostrando una obra maestra.

-Es imposible correr aquí. -Murmuró McQueen, evaluando el deterioro de la pista.

-De eso se trata. -Replicó Samir, con una sonrisa maliciosa. -Esta no es una carrera justa.

-Debí suponerlo, viniendo de ti.

-Pensé que te gustaban los retos, Rayo. Supongo que ya estás demasiado viejo para esto.

-Para ser un viejo, ya te he ganado antes.

Samir se sorprendió y entendió a qué se refería. Los dos presentes habían ayudado a Storm durante el campeonato.

-Entonces, darás un buen espectáculo. Cuando vean sus nombres, la mayoría apostará por ustedes. Qué lástima que ya tenemos al ganador designado.

-Ustedes mismos apuestan por esa persona y se quedan con todo el dinero. Todo está perfectamente planeado.

-Touché, Rayo.

-Son realmente nefastos. Solo les interesa el dinero, estoy segura de que no les importa si alguno de ellos sale herido. -Dijo Cruz, con tono lleno de desaprobación.

-Negocios son negocios, princesa. Además, ellos saben a lo que se enfrentan. Vienen por reconocimiento, para demostrar que son buenos en lo que hacen y por una oportunidad de llegar a ser alguien.

-Como tú, ¿no es cierto?. -Mencionó McQueen.

-¡Oh, vaya! Eres muy astuto. Ahora veo de dónde aprendió esta preciosura. -Dijo Samir, sonriendo mientras dirigía una mirada hacia Cruz. Luego se giró hacia McQueen. -Así es, Rayo, gané la carrera, aunque ya estaba arreglada. Eso los sorprendió. Me dieron una pequeña oportunidad y les demostré que podían confiar en mí, que tengo talento y que soy un magnífico estratega. Les hice ganar millones que es lo más importante.

McQueen lo observaba con asombro, incapaz de ocultar su desconcierto. Samir irradiaba una confianza perturbadora, y era evidente que estaba obsesionado con el poder.

-No te saldrás con la tuya. Las cosas malas siempre caen por su propio peso.

-¿Y quién nos va a detener princesa? ¿Acaso serás tú?. -Samir soltó una carcajada sarcástica y tiró bruscamente de las ataduras de Cruz, acercándola a su cuerpo. Ella intentó zafarse, pero Samir la retuvo con fuerza. -Tienes suerte, vendrás conmigo. Nos iremos a otro continente para expandir el negocio. -Le sonrió con malicia, clavando sus ojos en los de ella. -Ahí me encargaré de pervertirte y quitarte lo puritana cada noche.

Cruz soltó un gemido de dolor cuando Samir hundió sus uñas en su torso.

-Déjala en paz.

-¿Y qué haremos contigo, Rayo?. -Dijo Samir con un tono burlón. -Tengo una idea. Si ganas la carrera, aunque lo dudo, podrías quedar libre. ¿Qué te parece?. -Rió de manera cínica.

-Tus palabras son vacías, Samir. Ahora suelta a Cruz, sabes que no puedes lastimarla.

-Al menos no... por ahora. -Samir acercó su rostro al cuello de Cruz, rozando su nariz contra su piel para inhalar su aroma. Luego volteó hacia McQueen, mientras acariciaba la espalda baja de la joven, buscando enfurecer a su mentor, y lo estaba logrando.

Con una última mirada de satisfacción, Samir se apartó de Cruz y dio instrucciones a sus secuaces. Después, se dirigió a sus invitados para despedirse.

-Pónganse cómodos. En unas horas nos veremos para divertirnos. -Dijo con una sonrisa perversa antes de alejarse.

~§~

Ya era de noche cuando Storm y McMissile llegaron a su destino. Al bajar del auto, una chica rubia los esperaba, su postura reflejaba arrogancia.

-Me alegra que todo haya salido según lo planeado. -Mencionó la rubia con una sonrisa satisfecha.

La joven dirigió una mirada de desprecio a Storm, a lo que él respondió del mismo modo.

-Veo que no pusiste resistencia... ¿tanto la quieres?.

-¿Dónde está?. -Preguntó Storm.

-No te impacientes, la verás en la carrera.

-¿Qué hacemos con él, Gwen?. -Preguntó uno de los secuaces.

Con un gesto firme de autoridad, les indicó.

-Llévenlo a un lugar seguro. Y no lo pierdan de vista. Él es un invitado especial.

Ella se dio la vuelta y se retiró, dejando a los secuaces presentes para que escoltaran a Storm. Al llegar a un remolque y entrar, McMissile actuó con rapidez, noqueando con un golpe certero al enemigo.

-Vamos, escanea su imagen y toma su forma. -Mencionó McMissile con una sonrisa. -Tenemos pase libre, muchacho.

Ambos comenzaron a caminar por el lugar, rodeados de varios remolques y gente moviéndose de un lado a otro.

McMissile recorrió el área con la mirada, asegurándose de que no hubiera nadie cerca, buscó un lugar apartado, lejos de miradas curiosas, y activó su intercomunicador para ponerse en contacto con Holley.

-Holley. -Susurró. -¡Estamos dentro! ¿Dónde se encuentran?.

-Finn, estamos cerca.

-Perfecto. Voy a buscar la sala de control desde donde transmitirán todo, así podré conectarte al sistema.

-¡Hey! ¿Qué demonios están haciendo ahí, tarados?. -Les gritó una voz a sus espaldas. -¡Muevan sus traseros y vayan a ayudar en la pista o en la sala de control!

-Amo las coincidencias. -Murmuró McMissile con una sonrisa en los labios. -¿En qué dirección está la sala de control?.

-A la izquierda, ¿acaso no prestaste atención en la junta?. -Respondió el hombre, visiblemente irritado.

McMissile sonrió, agradecido por la información, y comenzó a caminar en la dirección indicada. Storm, sin decir una palabra, lo siguió, pero el mismo sujeto lo detuvo.

-¡Hey, tú! ¿A dónde crees que vas? Ve a la pista.

Storm lo miró con los brazos cruzados y una ceja arqueada, sin decir nada.

-¿En serio necesitas que te diga por dónde ir?. -El hombre se sobó la sien y suspiró, frustrado. -Sigue ese camino, y llegarás directo.

Storm comenzó a caminar hacia la dirección indicada mientras escuchaba al hombre quejarse a sus espaldas.

-¡Por Dios! ¡Todos aquí son unos inútiles! ¡Arrrg!

McMissile llegó a la sala de control y, al ver que nadie le prestaba atención, comenzó a caminar por el lugar, buscando la forma de conectarse a la red.

-Muy confiados. Me sorprende que no los hayan descubierto. ¿Holley, me escuchas?.

-Fuerte y claro, Finn. Ya estoy dentro del sistema.

-Bien, haz tu magia.

-Tienen bastante seguridad. -Añadió la chica.

-Por eso están tan confiados.

Holley comenzó a trabajar con rapidez y precisión. Mate y Sidd observaban expectantes la pantalla, atentos a cada movimiento.

-Solo me falta una última contraseña... Mmm... No es esta... tampoco... Quizá...

De repente, la pantalla de Holley mostró: "¡Acceso denegado!"

-¡Carajo! Si sigo fallando, nos descubrirán. -Exclamó la chica, mientras empezaba a morderse el pulgar.

-¿Qué tal si pruebas con "patatas"? Nadie pensaría que fuera una contraseña. -Sugirió Mate.

-Debe ser algo más complejo que "patatas".

-¿Qué tal "patatas fritas con sal"? Es más elaborado.

-Estoy de acuerdo con Mate, podría ser una buena contraseña.

-¡Sidd, no lo apoyes, y Mate, no voy a escribir eso!.

-Déjame intentarlo.

-Mate, esto no es un juego. -Respondió Holley con firmeza.

-¡Oigan, miren! ¿No es ese Finn?.

Mate aprovechó la distracción para colocar la contraseña y Holley se fue sobre él para detenerlo.

-¡NO, MATE! ¡ESPERA!.

Un pitido corto sonó, y la pantalla mostró que había accedido al sistema.

-¡No puedo creer que esa fuera la contraseña!. -Dijo Holley, sorprendida mirando a Mate -¡Tenías razón, eres increíble!

El joven se ruborizó y sonrió.

-¡Tu halago me hace sentir más feliz que un político en Navidad!

Ella rió ante el comentario y le dio un beso. A sus espaldas, alguien se aclaró la garganta, buscando llamar su atención.

-Chicos, no me gusta interrumpir, pero tenemos una misión. -Mencionó Sidd.

-Oh, cierto. Bien, veamos qué tenemos aquí... -Ella sonrió y contactó a Finn. -Tengo la información que necesitábamos.

-Perfecto. La enviaremos a la base y ellos se encargarán del resto. Ahora, vamos a detener a estos infelices.

~§~

Storm deambulaba por el lugar buscando a Cruz y a McQueen. En su trayecto, vio a la chica rubia con Samir caminando hacia su dirección. Cuando pasó junto a ellos, Samir extendió la mano y lo tomó del brazo con fuerza, deteniéndolo de golpe. Storm se quedó inmóvil, sorprendido por el contacto inesperado.

-¿Qué haces aquí?.

El joven miró fijamente a Samir y este levantó una ceja, desconcertado por la mirada retadora que le devolvía.

-¿Y?. -Inquirió Gwen, visiblemente impaciente.

-Me perdí. -Respondió Storm, improvisando una excusa.

-¿Qué has dicho?. -Preguntó Samir, incrédulo.

En ese momento, una persona llegó corriendo hacia Gwen y exclamó:

-¡Se escapó!

-¿Quién?. -Preguntó Samir.

-El chico que trajimos.

El joven soltó el brazo de Storm, mostrando una expresión de confusión, mientras Gwen abría los ojos de golpe, sorprendida.

-Maldición, de todos modos no se irá sin ella. -Murmuró la chica.

Samir jaló del brazo a la rubia y la miró con intensidad.

-¿De quién estás hablando?.

Ella lo miró con superioridad, y las comisuras de sus labios se elevaron en una sonrisa.

-Conseguí lo que tú no lograste. Traje a Storm.

Samir hizo una mueca de disgusto.

-No tienes idea de los inconvenientes que pasé para intentar traerlo.

-Bueno, ya lo traje. Después de la carrera, puedes hacer lo que quieras con él.

-¿Esto es por la chica, cierto? No voy a cambiar mi plan; ella viene conmigo.

Gwen apretó los dientes.

-Pero gracias por el regalo. Pienso saciarme con él antes de irme y, tal vez, te deje participar.

A Storm ya no le estaba gustando esa conversación, así que decidió dejar de prestarle atención. Ahora su mente estaba ocupada pensando en cómo obtener información sobre la ubicación de Cruz y McQueen. Aunque se le pasaron ideas imprudentes por la cabeza, sabía que debía seguir el plan. Holley había sido clara: eran un equipo y debían salir de esta juntos. Regreso a la realidad cuando Gwen gritó.

-¿QUÉ HACEN AQUÍ PARADOS? ¡VAYAN EN BUSCA DE ÉL!

Ambos chicos se alejaron para ir en busca de su objetivo. Ahora Storm necesitaba contactar a McMissile para avisarle que ya estaban alertados de su desaparición, pero primero debía deshacerse del sujeto que estaba con él. El pelinegro se detuvo y añadió.

-Dividámonos.

-Bien, ve a la derecha y busca apoyo. Aplicaremos el protocolo. ¿Entendido?

-Sí, sí, entendido. -Cuando el sujeto se dio la vuelta, Storm añadió en tono burlón. -Claro, como no.

Esperó a que el individuo se alejara y, observó a su alrededor para asegurarse de que estaba solo. Luego usó el intercomunicador que le habían dado para contactar a McMissile.

-¿Y ahora qué? Ya saben que no estoy en el remolque; me están buscando.

-Nos veremos cerca de la pista. Holley, Mate y Sidd ya están aquí. La base tiene la información requerida, así que comenzamos con la siguiente parte del plan.