*~Amistad~*
Storm se encontraba en alguna parte de la carretera, sufriendo ya que su auto se había averiado.
-Agrrr, ¿cuánto tiempo puede tardarse?. -Gritó Storm molesto.
Hace una hora y media exactamente le había hablado a Ray para pedirle ayuda; este le había mandado a Gale, pero simplemente no llegaba. Podría hablarle a quien sea, pero su móvil se había descargado.
-¡Maldita sea!, ¿por qué a mí?.
¿Por qué nadie pasaba a esas altas horas de la noche? Gente aburrida que no sabía apreciar la tranquilidad de la noche. Pensó para sí Storm.
-Eso me pasa por no hacerle caso a Ray. Era mejor salir temprano. ¡Diablos!.
Había perdido toda esperanza hasta que vio las luces de un auto. Salió de su auto y pidió ayuda; el auto detuvo su andar y él sonrió.
-Al fin un poco de suerte.
Su sonrisa desapareció cuando notó quién era la persona que manejaba.
-¡No puede ser!, ¡Ahora sí, qué porquería de día!.
Cruz bajó de su auto y se sorprendió al ver al chico en ese lugar.
-¿Jackson, qué te pasó?, ¿Estás bien?.
-Estoy fantástico, Cruz. ¿No lo notas?. Solo me bajé a ver la luna. -Dijo en forma sarcástica.
-¡Oh!, lo siento, creí que necesitabas ayuda. -Cruz no notó el sarcasmo. -Entonces me retiro.
-¡NO!, ¡ESPERA! Sí, necesito ayuda. -Dijo resignado.
Cruz sonrió. -¿Quieres que te lleve? Voy a Radiator Springs.
-No necesito que me lleves, solo dame tu móvil.
-¿Estás seguro?.
Cruz le prestó su móvil y él rápidamente le habló a Ray. Storm escuchaba impacientemente el tono de la llamada. Cuando escuchó la voz de Ray adormilada, comenzó a hablar sin darle oportunidad al contrario de responderle.
-¡Ray!, ¿qué carajos pasó? Llevo no sé cuántas horas esperando en medio de la nada, mi maldito móvil no tiene carga y escuché aullar a los coyotes; esas cosas son peligrosas, sabes que ellos podrían matarme, ¿cierto?. -Mencionó alterado Storm.
Cruz comenzó a reír por lo último mencionado.
-¿Qué?, ¿Cómo que no pudo?, ¿Se averió? ¡Eso no me importa! ¡NO! ¡No esperaré más tiempo! ¡Tampoco voy a buscar dónde quedarme! Sí, ya sé que yo decidí viajar de noche. Pero... ¡RAY, ESPERA! Maldita sea, me colgó.
Storm intentó volver a marcar, pero Ray había apagado su móvil.
-Hijo de...
Cruz lo interrumpió y le preguntó en un tono dulce
-¿Estás bien?.
-¿En serio? Acabas de escuchar toda la maldita plática y ¿me preguntas si estoy bien?.
-Tranquilo, sé que la estás pasando mal. Si gustas, puedes venir conmigo; le pediré a Mate que venga por tu auto. Al final, no estamos tan lejos. Podrías quedarte a dormir en el hotel de Sally, así los coyotes no tendrán por qué comerte. -Eso último lo dijo riendo.
Storm la fulminó con la mirada.
-Bien. -Pasó sus cosas al auto de Cruz y subió al asiento del copiloto.
Ella encendió el auto y comenzó su andar.
-¿Qué hacías a esta hora en la carretera?.
-Me gusta viajar de noche, me gusta su tranquilidad.
-¿Y tú?, ¿Qué haces a esta hora?.
-Tenía varios pendientes que resolver y se me hizo muy tarde.
Después de unos minutos de silencio incómodo, habló de nuevo Cruz.
-¿Te molesta si escucho música? No me gusta mucho el silencio.
-Me da igual. -Dijo sin voltear a verla y viendo hacia la ventana.
Ella puso una canción en francés con un ritmo pegajoso. Cuando Storm escuchó la letra, comenzó a reír.
-¿Sabes lo que dice esa canción?
-Pues entiendo algunas palabras, ya que he comenzado a tomar clases de francés. -Dijo emocionada. -El ritmo es pegajoso, ¿no?. -Cruz comenzó a mover los hombros simulando bailar mientras manejaba. -¡Oh!, ¿Esperas, tú sabes francés?.
-Sí, aprendí en la universidad, es una optativa.
-Yo tomé otra optativa; elegí español.
-¿Tú hablas español?. Eso es hacer trampa.
-Sí, lo sé, pero en aquel tiempo tenía que trabajar y no pensaba memorizar un nuevo idioma.
-¿Trabajaste mientras estudiabas?, ¿Acaso era para salir a divertirte?.
-Me gustaba ayudar con los gastos de la casa. No era justo que mis padres tuvieran que pagar por todo.
Storm la miró fijamente. A Cruz le pareció un poco extraño, ya que él siempre la evitaba; muy pocas veces habían cruzado palabras. Al menos en el transcurso del viaje podría conocerlo un poco más y tal vez volverse amigos. Ella le sonrió y bajó la música.
-¿Puedo practicar contigo francés?.
-No. -Dijo Storm con los brazos cruzados.
-S'il vous plaît. (Por favor).
-Non. Laisse-moi tranquille. (No, déjame tranquilo).
-¡Oh, vamos! No seas así.
-Tal vez luego.
Ella sonrió. De nuevo se quedaron en silencio. Pasaron unos minutos y Cruz volvió a intentar entablar una plática.
-Y dime, ¿qué tipo de música te gusta?.
-Música electrónica. -Dijo de manera seca.
-¿Artista favorito?.
-Cruz, hablas mucho. ¿Por qué no solo te dedicas a manejar?.
-Solo quería amenizar el ambiente.
-Pues no lo hagas. Eres irritante.
-¿Por qué siempre eres tan grosero?.
Storm suspiró y se masajeó el puente de la nariz.
-Lo siento, hoy he tenido un mal día.
-¡Wow! ¿Te acabas de disculpar?.
Storm la fulminó con la mirada.
-Yo solo me dedicaré a manejar. Oye, ¿puedo volver a poner algo de música?.
-Sí. -Dijo con fastidio el chico.
Después de escuchar cuatro canciones irritantes de Cruz, Storm consideró que prefería escuchar la molesta voz de la chica.
-¿Falta mucho?.
-Ya estamos cerca.
-¿A qué vas al pueblo?
A Cruz le sorprendió que Storm le estuviera haciendo plática.
-Pues ahí vivo. Por cierto, si gustas puedes quedarte en mi casa, o si te sientes más cómodo, puedes ir al hotel de Sally.
-Iré al hotel. No me gusta ser una molestia.
-¡Oh, vamos! No es ninguna molestia. Entre compañeros hay que ayudarnos.
Storm la vio con asombro. ¿En serio, esta chica lo dejaría quedarse en su casa? No eran para nada cercanos.
-Llegamos al pueblo. -Dijo en voz cantarina Cruz. -Mañana temprano le diré a Mate que vaya por tu auto.
Cruz estacionó cerca del hotel y ambos bajaron del auto. Ella estaba a punto de despedirse cuando escuchó unas risas familiares. Vio a los chicos no muy lejos de ella y se acercó.
-Hey, chicos, ¿qué hacen despiertos a esta hora?. -Mencionó de forma alegre Cruz.
-¿Acaso dos buenos amigos no pueden estar juntos a esta hora?. -Dijo McQueen.
-Solo platicábamos. Para nada fuimos al cementerio a buscar al famoso hombre lobo que reside ahí cuando hay luna llena.
-¡Mate, basta!
Mate se acercó a Cruz y le dijo: -Todo es verdad. Tengo evidencia grabada del móvil de Rayo.
-Mate era un husky, no un lobo, y para nada parecía un licántropo.
-¿Cómo lo sabes? Te desmayaste. Tuve que cargarlo hasta el auto. Aunque se vea delgado, pesa demasiado.
-¡Mate, me golpeaste muy fuerte en la cabeza! ¿Cómo no me iba a desmayar?. -Dijo en forma de reclamo McQueen.
-Entonces se la pasaron bien.
-Fue increíble. Para la próxima, acompáñanos. -Dijo Mate contento. -¿Y qué haces despierta a esta hora?.
-La sesión de fotos terminó tarde y luego pasé a ver algunos pendientes.
McQueen desvió la vista hacia un punto específico y notó la existencia de un individuo.
-¿Qué hace ese sujeto aquí?.
-Viene conmigo. -Dijo Cruz en forma tranquila.
McQueen y Mate se voltearon a mirarse y luego vieron a Cruz de forma sospechosa. Antes de que ella pudiera explicar la situación, Storm se acercó.
-¡Hola, Rayo! ¿No te dijo Cruz? Me quedaré a dormir en su casa, digo, si es que eso es posible. Tú me entiendes, ¿no?.
McQueen captó la insinuación y se molestó. Jaló a Cruz del brazo y la alejó del chico para que no escuchara su conversación. Mate había ido tras ellos.
-¿Y bien, qué hace aquí?. -La miró de forma molesta.
-Lo traje porque su auto se averió. En realidad, Mate te iba a pedir que fueras por su auto en la mañana.
-Sin problema, Damita. -Mencionó Mate.
-¿Entonces solo está aquí porque eres una buena samaritana?.
-No podía dejarlo ahí solo en medio de la oscuridad.
-Los coyotes podrían comérselo. -Mencionó Mate.
-No me jodan, hay luna llena, así que no está tan oscuro. Y creo que ya está grandecito para que resuelva sus problemas.
-Bueno, solo quise ayudarlo. No veo problema en ello.
-Ni se te ocurra meterlo a tu casa.
-¿Por qué? Soy adulta y es mi casa; creo que no molesto a nadie.
-Bueno, sí, tienes razón. -Dijo McQueen en forma derrotada. -Pero no confío en él.
-Sí, papá, tendré cuidado. Y no te preocupes, evitaré que se meta a mi cama. -Dijo en tono de burla Cruz.
-Dije casa, no cama. -McQueen la miró mal y ella solo se rió. Luego, la chica regresó con Storm.
-Vamos.
Storm volteó a ver a McQueen y le lanzó una sonrisa socarrona. Luego subió al auto para dirigirse al hogar de la chica. No tardaron mucho en llegar; ambos bajaron y Cruz abrió la puerta.
-Mi hogar, ponte cómodo. Puedes tomar lo que gustes; hay una recámara para invitados al final del pasillo.
Storm le hizo caso a la chica y se dirigió a la recámara que ella había mencionado. El lugar era acogedor y lindo. Se cambió de ropa y, extrañamente, pudo dormir plácidamente en un lugar ajeno.
La luz del sol se colaba por las ventanas y un olor agradable a comida invadía sus fosas nasales. Estar ahí le recordó a su infancia; sonrió inconscientemente. Se levantó, fue al baño de la habitación y luego salió rumbo a la cocina.
Se acercó a la barra de la cocina y, sin decir nada, se quedó viendo cómo la chica hacía el desayuno. Ella no notó su presencia hasta que se volteó para dejar en la barra los platos con hotcakes que había hecho.
-¿Cuánto tiempo llevas ahí?. -Preguntó avergonzada Cruz.
-El tiempo suficiente para saber que cantas terrible.
-El sentimiento es lo que cuenta, no la voz.
-No creo que funcione así. -Él se rió, mostrándole una sonrisa sincera a la chica.
-Nunca te había visto sonreír de esa forma. -Mencionó sin querer Cruz.
Él se avergonzó. Cruz notó su incomodidad y cambió de tema.
-Hice hotcakes; espero sean de tu agrado.
-¿Cómo entrenadora no deberías recomendar comer algo más saludable?.
-No. Pero si no quieres, mira, aquí hay un plátano; cómetelo. Yo comeré de esto. -Dijo mientras se metía una rebanada a la boca.
Él comenzó a reír y aceptó el plato.
-¿Qué más incluye el servicio de hospedaje?.
-Un paseo por el pueblo. Espero que traigas dinero, el servicio es caro.
-¿Qué pasa si no traigo dinero?, ¿Puedo pagar de otra forma?.
-Claro, servicio a la comunidad, y nos quedaremos con tu auto como garantía.
Storm estaba disfrutando de estar ahí, platicando en compañía de esa chica que según él odiaba. Terminaron de desayunar y Cruz fue a cambiarse. Cuando volvió, Storm le preguntó si en verdad lo llevaría a conocer el pueblo.
Cruz se emocionó y comenzó a hablar sobre los lugares que deberían ir a ver y las personas que le presentaría.
-¡Oh! Te presentaré a Ramón; sus tatuajes son increíbles y su esposa, Flo, cocina delicioso. Rojo es grandioso, es bombero y le gusta la jardinería. A Fillmore...
Storm no prestó atención a los nombres que mencionaba Cruz; realmente le daba igual conocerlos. En ese momento, solo quería pasar un rato agradable con la chica. Quedarse encerrado en una habitación viendo televisión no le parecía tentador por ahora.
Habían recorrido Ornament Valley, visitado la pista Willy's Butte, el museo de Doc Hudson y le habían presentado a algunas personas que residían ahí. Ahora se disponían a ir a cenar en el restaurante de Flo cuando Mate se les acercó.
-¿Irán a cenar?. -Preguntó Mate.
-Sí, ¿quieres acompañarnos?. -Preguntó Cruz con una gran sonrisa.
-Claro. Por cierto, tu auto ya está listo, amigo.
Storm, al escuchar esto, no pudo ocultar su alegría.
-¡Oh, sí!.
¡Qué bien! Después de cenar podrías irte, ya que te gusta viajar de noche. -Dijo Cruz un poco desanimada.
En la cena, la energía de Cruz había bajado; ofrecía sonrisas forzadas y ni siquiera terminó de comer. Storm se fue con Mate a buscar su auto, y Cruz se adelantó a su hogar, lo que sorprendió al chico, ya que pensó que ella lo acompañaría hasta allí.
Cuando llegó a casa de Cruz, la vio en la cocina tomando un vaso de agua.
-Oye, ¿por qué no estás saltando como un conejo e irradiando alegría?.
-No entiendo. -Mencionó Cruz.
-Deberías estar feliz, me voy y tú puedes seguir con tus actividades tranquilamente.
-Sí, tienes razón. -Ella levantó las comisuras de los labios formando una sonrisa.
-Esa sonrisa está más forzada que las que yo ofrezco. ¿Qué sucede?.
-Es que creí que te la estabas pasando bien. De pronto, Mate te dice que tu auto ya está listo y quieres irte.
Storm levantó una ceja. Cruz se dio cuenta de que había dicho algo que no tenía sentido; él ni siquiera debería estar ahí. Él iba hacia otro lugar y, por azares del destino, se encontraron. Ni siquiera eran amigos.
-Lo siento. No quise ser molesta. Saldré; cuando te vayas, solo cierra la puerta.
Pasó a un lado de Storm y él la tomó de la muñeca para detenerla. Ella lo volteó a ver sorprendida.
-Me la he pasado bien, no eres tan molesta como pensaba. -Él le sonrió.
Realmente se la había pasado genial al lado de esa chica. Le bastó un día para comenzar a apreciarla y encariñarse con ella, pero no se lo diría.
-¿Entonces te irás ahora?.
Se atrevió a preguntar Cruz, sabiendo que era obvia la respuesta.
-No.
La castaña se sorprendió por la respuesta.
-Pero dijiste que te gusta viajar de noche.
-Aprendí mi lección. Mejor me voy mañana temprano. Además, quiero ir al Wheel Well a molestar a Rayo. -Storm sonrió de manera maliciosa.
-Tú no irás a molestar a nadie.
-Qué aburrida. ¿Y qué propones hacer?.
Cruz estaba a punto de hablar cuando Storm la interrumpió.
-Y no, no haremos esa cosa ridícula que me contaste que hacen con las vacas.
-¿Una película?. -Se encogió de hombros Cruz.
-Bien, pero después de que tome una ducha.
-Oye, Jackson, ¿entonces ahora somos amigos?. -Preguntó emocionada Cruz, mostrando una amplia sonrisa.
-Por ahora sí.
-¿Qué quieres decir con eso?.
Storm la miró con seriedad.
-¡Oh! Soy irritante, ¿cierto?. -Dijo apenada la chica.
-Cruz, ¿qué género cinematográfico te gusta?.
-Suspenso. -Respondió tímidamente la chica.
-Bien, será una película de suspenso. -Luego se retiró a la habitación para tomar una ducha.
Cruz sonrió; en ese momento se conformaría con saber que ya no la consideraba una enemiga. Tal vez más adelante, algo entre ellos pudiera cambiar.
