Y finalmente conseguí terminar esta madre a pesar de que Dios está demasiado ocupado jodiéndome. Me tomó bastante tiempo poder terminarlo porque me costaba hallarle un desenlace que funcionara, pero finalmente lo conseguí.
Habrá ligero Angst en esta historia, pero nada que deban temer... por ahora. Jejejeje.
05- Kiss-Kiss
Blitz no llevaba la cuenta del tiempo que había permanecido observando con adoración a su pareja mientras esté yacía con los ojos cerrados, recostado contra las almohadas a la cabecera de su cama y tarareando una melodía desconocida y que resultaba tan hermosa como triste. Desde que ambos habían formalizado su noviazgo, para Blitz se había convertido en un maravilloso hábito el contemplar al majestuoso príncipe tararear diferentes melodías en momentos azarosos del día; mientras leía un libro, cuando se dedicaba a alimentar a sus plantas del jardín… o como lo era ese instante tras un breve descanso de su último encuentro sexual en la habitación de Stolas.
Era una canción sin letra y sin aparente dueño que resonaba como una apaciguada melodía de cuna olvidada por el paso del tiempo y conservada en la memoria de unos pocos afortunados.
Una tonada que en el interior de su inconsciente le parecía familiar y a la vez no. Tal vez algún recuerdo sepultado o alguna coincidencia al azar.
¿Dónde había escuchado esa canción?
Era bellísima y a la vez culpable de evocar un cruel sentimiento de dolor.
Era semejante a…
…
…
Abruptamente su cabeza pareció sufrir un profundo vuelco cuando una imagen borrosa de infancia lo logró alcanzar antes de que el olvido surgiese una vez más.
La difuminada figura y rostro de su madre en algún momento de su pasado anterior a las desgracias que por accidente había causado a los demás aquel fatídico día cuando el circo ardió por el fuego infernal.
No. Este recuerdo fragmentado era de mucho antes ¿Quizás de sus primeras memorias conscientes? No estaba seguro de tener certeza de la fecha exacta de ese instante, pero sí comenzó a recordar lo que acompañaba a ese momento de su historia.
Un llanto proveniente de su propia garganta a causa de la fiebre ardiente, una sensación gentil y cálida sobre su cabeza, una mano cariñosa acariciando sus cuernos y el borde de su mejilla, una sensación somnolienta…
Y una canción sin letra que se tarareaba como un pequeño secreto especial que solo podía transmitirse a un ser amado para conservarse como una reliquia familiar.
Una triste melodía maternal que ahora se replicaba de forma semejante en la acompasada voz de Stolas por alguna razón desconocida.
Blitz fue incapaz de disimular su asombro entremezclado con la angustiante nostalgia que esa canción le estaba provocando y sus ojos lo delataron mediante el encogimiento paulatino de sus pupilas y la acción entreabierta de su boca, incapaz de alejar su atención de la voz melodiosa e hipnotizante de su novio, llegando al punto de que no se percató de las silenciosas lágrimas que comenzaron a brotar de sus ojos y deslizarse por sus mejillas. Un suceso inconsciente que al ser notado por el príncipe, provocó que este detuviera su entonación delicada y dibujara una expresión consternada en su hermoso rostro.
- ¿Blitz? – lo llamó con preocupación mientras le acunaba una mejilla al diablillo – Cariño ¿qué sucede?
Su interrogante despertó del letargo al asesino, quien dio un pequeño sobresalto sin alejarse del gentil tacto de su novio.
- Stols – musitó con la voz quebrada – ¿En dónde… escuchaste esa canción?
El susodicho lo observó con la misma expresión inicial unos segundos antes de dibujar una sonrisa triste en su boca y acariciar con el pulgar la mejilla ajena que aún sostenía.
- ¿No lo recuerdas, querido? – le preguntó con expresión nostálgica – Tú me la enseñaste.
El diablillo solo pudo inhalar con asombro mientras sus labios se cerraban en una línea torcida que delataba un posible llanto a porvenir.
- Cuando nos conocimos en mi cumpleaños – explicó Stolas con la mirada desviada levemente hacia abajo – Y después de que hablamos sobre nuestros planes y sueños del futuro, por un momento te distrajiste mirando el árbol donde estábamos jugando… y comenzaste a tararear esa melodía. Te veías tan dulce y concentrado en esa canción que no me atreví a decirte algo y me quedé escuchándote, aunque quizás no me viste porque…
Stolas detuvo el relato de su recuerdo de infancia cuando escuchó al hombre que amaba exhalar un pequeño sollozo mal encubierto. Nuevamente alzó la mirada y descubrió el rostro empapado en lágrimas de su amado diablillo y sintió que su corazón se rompía en pedazos en su nombre.
- ¡Blitz! – exclamó acunando el rostro ajeno con sus dos manos de negro manto nocturno – Mi amor… ¿Qué sucede? ¿Dije algo malo o…?
Una vez más se vio interrumpido cuando en un movimiento rápido e inesperado, su novio se arrojó a sus brazos en una acción desesperada y necesitada de consuelo. Podía sentir a la perfección como sus garras se aferraban con tal fuerza a su cuerpo que varias plumas se desprendieron sin causar dolencias, aterrado de la idea de que Stolas desapareciera en ese mismo instante y lo dejara abandonado y completamente solo.
- ¿Blitzy? – musitó Stolas correspondiendo a su gesto y sosteniéndolo con delicadeza – Cariño… ¿Qué sucede?
- ¡No es nada! – mintió de mala forma el diablillo en sus brazos mientras exhalaba nuevos sollozos – Es solo que… que y-yo… e-esa canción…
Allí estaba. Tal vez se trataba de otro más de los ladrillos que construían los muros de Blitz, los cuales Stolas luchaba por derrumbar con aprendida paciencia ahora que comenzaba a comprender la profundidad del dolor que su amado diablillo arrastraba día a día.
No podía derribarlo a la fuerza.
Solo guardó silencio un largo momento antes de arriesgarse a volver a hablar.
- Shhh – susurró el príncipe con sentimiento empático mientras le acariciaba su espalda y sus cuernos – No te fuerces a decirlo, querido.
- Stols… y-yo…
- No te obligues a explicármelo si ahora te duele demasiado. Solo… déjame sostenerte hasta que te sientas mejor.
Stolas era consciente de que a pesar de ya saber reconocer el doloroso conflicto interno de su enamorado, todavía faltaría un buen tiempo para que este pudiese confesarle las historias que constituían la raíz de sus heridas del alma y sus cicatrices físicas y emocionales. Sería un proceso largo y tedioso, pero al menos ahora tendría la seguridad de que cuando Blitz lo dijese, lo haría con la voluntad de desnudar su verdadero ser por confianza mutua y no por sentirse forzado a compensar algo.
Con aquella idea consolando ese instante de melancólica tristeza, Stolas apartó levemente a Blitz de su abrazo para poder mirarlo a los ojos mientras limpiaba sus tibias lágrimas.
- Mi dulce querido – musitó en voz baja – Te prometo que te ayudaré a sanar tus heridas. Incluso si eso me toma el resto de mi vida… nunca me rendiré contigo.
Y selló esa promesa uniendo su boca a la de su enamorado, saboreando de por medio la triste salinidad. Blitz le correspondió en el acto mientras se aferraba a los hombros de su príncipe como si fuese un salvavidas en la marea más salvaje.
Un beso que no se quedó en uno solo y se convirtió en un conteo infinito de ósculos suaves entre ambos mientras sus manos buscaban el cuerpo del otro en un intento de aferrarse por siempre. Pequeños besos simples alejados de un enredo de lenguas y más semejantes a un roce adorable e inocente entre dos demonios enamorados hasta más allá de lo imposible.
Tal vez buscando que con cada roce de labios, también lograsen sanar las heridas del otro como el acto de ternura más puro que podían ofrecer como prueba de su amor correspondido.
Y con este one-shot doy por finalizado este desafío atrasado Stolitz que ahora sirve como terapia a todo el desmadre sentimental que los fans del Stolitz estamos sufriendo al por mayor y que sabemos que está MUY lejos de terminar.
¡Vivizepop, paganos la MALDITA terapia!
Y sin nada más que agregar, nos vemos en la próxima actualización de algún otro fanfic de mi autoría.
¡Saludos!
