Parte 01
Mi cuerpo dolía, sentía mis extremidades retorcerse al querer moverme. La sangre escurría por mis fosas nasales. Mis tímpanos timbraban, y no entendía el porqué. ¿Qué había hecho yo para merecer esto? Nada. Absolutamente nada. Todo lo que he hecho en mi vida es ayudar a las persones cuando más lo necesitaban. Los Dioses pueden ser testigos de la bondad que habita en mi corazón. No había ni siquiera una pizca de maldad en ella. ¿Entonces por qué?
Con la poca fuerza que tenía, empecé a pestañear. Lo primero que vieron mis ojos fueron las paredes blancas. Aquellas que adornaban el hospital. Apoye mi brazo derecho sobre la camilla para poder enderezarme, pero un agudo dolor de cabeza hizo que mi vista se nublara. Sin embargo, no fue impedimento para que yo moviera mi cuerpo hacia un costado, quería averiguar en donde rayos me encontraba. Entonces, mis pies pisaron los fríos ladrillos, y muy cuidadosamente empecé a caminar hacia la puerta. Sentía el cuerpo pesado, pero, aun así, seguí con mi camino. De ninguna manera iba a quedarme parada sin saber que estaba pasando.
Como iba avanzando, iba analizando el lugar. Y todo indicaba que me encontraba en el cuarto de emergencia que teníamos en el gremio. Extrañamente estaba muy silencioso el pasillo, lo cual me resultaba muy extraño, ya que incluso este pequeño espacio, siempre se escuchaban gritos por parte de mis dos compañeros, Sting y Rogue.
¡Oh, Sting! ¡Mi querido y hermoso Sting!
¿Él sabrá de mi estado? ¿Todos los demás también? Pensé.
Llegue a la escalera. Todo parecía estar bien, claro, hasta que escuché los gritos de una persona que conocía muy bien: Minerva Orland.
- ¿Qué quieres decir, Sting?! -su voz sonaba molesta. Irritada.
Provenía de abajo, así que no dude en empezar a bajar de uno en uno los escalones. Obviamente con cuidado. No quería lastimarme más de lo que ya estaba.
-Lo que escuchaste, Orga -dice Sting con una voz seca y desagradable. Nunca le había escuchado hablar así. Pude apreciar con la mirada una vez llegando al final, como miraba a mi amiga con frialdad- Esa traidora se atrevió a golpear a una de nuestras compañeras. ¡Lucy lastimó a Lisanna!
Fue entonces cuando me quede en shock. No pudiendo creer lo que acababa de escuchar. ¿Yo, lastimar a Lisanna? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué? No entendía.
-No tienes pruebas, no puedes simplemente confiarte de la palabra de Lisanna -cuestiono Orga con los brazos cruzados sobre el pecho- Conozco a Lucy desde hace tiempo, ella no sería capaz ni siquiera de matar una mosca. ¡¿Entonces, como te atreves a sentenciarla?!
El ambiente se estaba volviendo tenso y frío. Odiaba esto. Pero más odiaba que Sting me traicionara de esa manera. ¿Significa acaso que nunca llegó a confiar en mí? Pero si yo lo di todo para que lo haga. Mirando de un lado a otro, podía darme cuenta de la realidad. Ninguno de aquí, confiaba en mi realmente. Un sollozo sin querer se escapó de mis labios, este sentimiento no se lo podía desear ni siquiera a mi peor enemigo. Pues podía sentir como mi corazón estaba latiendo muy fuerte, como si quisiera escaparse de mi cuerpo. Estaba segura de que pronto entraría en ansiedad. Aquella en la que tarde en salir hace poco. ¿Todos los momentos felices que tuvimos no valen nada, acaso? La pesadez provocó que cayera de rodillas, e hizo que ellos se dieran cuenta de mi presencia. Oh, Dios, no podía con sus miradas. Quería simplemente desaparecer
-Tenemos que salir de aquí, ahora -dijo una voz delicada. Yo sabía de quién provenía. Mi confidente de secretos. Yukino Agria - No puedo permitir que te hagan más daño. No cuando tienes una vida que proteger -susurro muy cerca de mi oído para que nadie más la escuchara- Y Sting es un idiota por no creer en ti -esas palabras me rompieron aún más. Pues no podía refutarle nada, ya que estaba diciendo la verdad. Y como dolía un que el hombre que amabas desconfiara así de ti. Aprete mis dientes por la rabia que llegue a sentir. No podía creer lo estúpido que había sido al creer ciegamente en sus palabras cuando se me confeso aquella noche bajo la lluvia.
Pero entonces, sucedió. Justo cuando iba a levantarme, él comenzó a dirigirse hacia nosotras. Su mirada reflejando odio.
-Nosotros no necesitamos pruebas -dice de pronto empujando a Yukino. Después prosiguió a coger mi muñeca, lo apretó con fuerza. Chillé de dolor – Yo confío en las palabras de Lisanna -soltó con tanta seguridad que no le importó en absoluto mis sentimientos hacia él. Siguió- Por eso, Lucy necesita recibir un castigo.
Ya veo. Con que así son las cosas. Rei con sorna. No me amó. No confió en mí. Sus palabras carecieron de sinceridad. Y la promesa que me hizo decidió romperla. Ja. Fui una estúpida al pensar lo contrario. Estaba destrozada, traicionada, humillada,
¿Qué más faltaba? Ah sí, ser quemada en la muñeca por Sting. Pero eso no le importaba ¿verdad? Pues según yo lo había traicionado, que estupidez.
-Detente, Sting -suplicó Yukino con la voz entrecortada.
-No hasta que acepte su crimen -sentencio cogiendo esta vez mi cabello. ¿Qué crimen? ¿Por qué no podía recordar nada? ¡Qué alguien me explique! - No hagas esto más difícil. Por lo buenos momentos que pasamos juntos, no me gustaría lastimarte.
¡Oh, pero que sabías palabras! Pensé con ironía.
- ¡Cortadora de agua! -Grito Juvia. Sting soltó inmediatamente mi cabellera para protegerse del ataque. No dándole oportunidad alguna de lastimarme. Frunció el ceño al mirarla- ¡Basta, no la lastimes más! -rogó con lágrimas deslizándose sobre sus mejillas. No obstante, decidió ignorar sus palabras y ¡dejar ver el don que poseía. la Luz-Quítate del camino -No hizo caso. Ignoro por completo sus palabras y prefirió correr hacia mi dirección para protegerme.
-Esto no tiene nada que ver contigo -soltó esas palabras con demanda.
-Lucy es mi amiga -ladró y por unos segundos pareció sorprenderse. ¿Pues qué pensaba? Que estaba sola en este mundo, ¿qué acaso no podía tener aliados de mi parte? Oh, cuan equivocado estas, cariño- Confió en ella. Por lo que no dudare en querer protegerla. Incluso si eso significa darte la espalda a ti, a ustedes.
La intensidad de la Luz en sus puños incrementó más.
-Ya veo. Decide darnos la espalda al querer proteger a una traidora. Es decepcionante, Juvia
¡Oh, por Dios, no eres el único!
Pero quien creía que iba atacarla, no lo hizo. Fue Rogue, quien con el don de las sombras evito que contraataque a su compañero-Aunque seas tú, no me detendré -sentencio con la mirada a su oponente.
-Lo mismo digo yo, Juvia – Farfullo.
Aun cuando yo decidí apoyarle en sus peores momentos, veo que le importo muy poco. El collar en mi cuello empezó a brillar. Eso solo podía significar que mis espíritus saldrían en cualquier momento, listos para protegerme.
Me levanté con dificultad, No quería pelear con ellos, aunque me tachen de cobarde, preferiría huir antes de lastimarlos, aun cuando ellos me dieron la espalda en mi momento más vulnerable. Pero, alguien me lo impidió. Era Sting. Otra vez Sting.
Fue ahí cuando me decidí.
-Termina con esto -digo con la voz rota, ya no tenía energía para siquiera defenderme con palabras- Es lo que quieres, ¿no? Al no creer en mí, ¿qué caso tiene seguir con vida? Siempre he sido débil, no tengo el don más fuerte y tampoco puedo proteger a mis compañeros cuando estén en peligro porque mis espíritus agotan toda mi fuerza. No me gustaría seguir presenciando esta escena donde se lastiman entre sí, por mí. Por querer defenderme de algo que ni siquiera puedo recordar
- ¡Detente, no puedes matarla! ¡No puedes! -gritó Yukino.
Dirigí mi mirada hacia ella. Después cuando se encontró con la mía, lleve un dedo hacia mis labios. Quería que guardara mi secreto, preferiría morir con el bebé, antes de que sufriera en este mundo. Como yo, ahora.
Aprete mis dientes cuando sentí un apretón en mi muñeca lastimada. No lo vi venir por lo distraída que estaba - ¿Por qué lo hiciste? -hice una mueca de dolor.
Sin embargo, decidí callarme. Al ver este acto, le di a entender todo. Me soltó bruscamente, haciéndome caer de rodillas. Ya no quería seguir presenciando esto. Se dio la vuelta, pero su objetivo de acabar conmigo todavía seguía presente, por lo que decidió darle la orden a Haru con la mirada. Su don de él en si era muy bonito, pero igualmente podía ser peligroso. Bastaba con señalarme con el dedo e invocar flores alrededor mío para con sus raíces sujetarme fuertemente por el cuello, después ir yendo hacia mis muñecas y por último terminar envolviendo mi cuerpo completo. Sus pétalos rojos brillaban, intensamente. pero ese mismo brillo seria mi perdición. Pues era veneno que poco a poco se introduciría en mi piel hasta llegar a mi corazón. De pronto no me parecía una mala forma de morir.
Dicen que cuando estás al borde de la muerte, los recuerdos más hermosos que hiciste en vida empiezan a mostrarse uno en uno para ver si alguno de ellos te logra salvar. Pero viendo cómo están las cosas, no pareciera que valiera la pena.
Mi vista comenzaba a nublarse. Eso se debía a que el veneno había comenzado a hacer efecto.
- ¡Lucy está embarazada!
Para cuando esas palabras salieron al descubierto, era demasiado tarde para mí. El veneno había rodeado por completo mis extremidades, haciéndome respirar dificultosamente. No sentía que hubiera salvación para mí pese a que las raíces me soltaron bruscamente. Entonces, en el momento en que Sting decidió auxiliarme, tras escuchar las palabras de Levy, yo había perdido la consciencia. Simplemente sentí paz cuando la oscuridad decidió llevarme con ella.
