Parte 02
¡Lucy está embarazada!
Aquellas palabras hicieron quedarme en shock- De tu hijo, Sting Eucliffe.
Estaba paralizado, no podía ni siquiera asimilar las palabras que soltó de pronto Yukino . No lo creía cierto, pero la conocía muy bien y sería incapaz de mentir cuando de algo delicado se trataba. Entonces, mis ojos se fijaron en dirección hacia Lucy. Ella parecía no poder resistir más el veneno que las raíces le inyectaron. Me sentía culpable al verla en ese estado, pero también era mi sed de hacerla sufrir por el daño que le había ocasionado a Lisanna. Ella que era un rayo de luz, fue víctima de una traición.
Para cuando reaccioné, mi cuerpo ya estaba corriendo hacia ella. Quería tratar de salvarla a ella y al bebé, pero creo que fue demasiado tarde. Pues al momento de llegar, había colapsado.
Me hinqué. Y me tome el atrevimiento de moverla a un costado para tomarle el pulso. Pero es que, lo sentía muy débil. Asustado y con el corazón en un puño, la cogí entre mis brazos con la intención de llevarla al cuarto de emergencia, no quería que muriera, No cuando me acabo de enterar que está esperando un hijo mío. Nuestro.
No obstante, algo me detuvo abruptamente. Una esfera frente a mí comenzó a crearse. Y de ahí, salió una persona con capucha. Relamí mis labios para preguntar:
- ¿Quién eres y con qué propósito invades este lugar? -dije con autoridad. La persona no contesto, sin embargo, comenzó a acercarse más a mí. Se quedo viendo a la mujer entre mis brazos.
Estiró el brazo para intentar tocarla, no lo permití. Así que retrocedí. Ante este acto, se dejó caer la cubierta sobre su cabeza, dejando ver a un apuesto joven de cabello dorado, ojos verde pasto, nariz respingada y labios rojizos haciéndole parecer que llevaba algún labial. Por alguna extraña razón, tenía un parentesco enorme con Lucy.
- Lo siento, lo siento mucho en verdad, pequeña -comenzó a decir de repente. Sorprendiéndonos a todos. ¿Acaso la conocía? -Es mi culpa. Nunca debí dejarte sola con estos insectos.
Dejó salir esas palabras con tanto odio que llegó a intimidar a más de uno de mis compañeros, menos a mí- Entrégamela, ahora –ordeno mientras extendía sus brazos. ¿Pensaba acaso que le iba a escuchar? Que estupidez. Al ver que no obtuvo una respuesta salir de mis labios, hizo lo siguiente, apretó su puño y sin que pudiera sentir una energía mágica termine golpeado por una chispa electrizante, esto provoco que mi espalda chocara fuertemente con la pared. Sentí el dolor reflejarse, y no tardo mucho cuando escupí sangre
- Puedes estar tranquila, pequeña. Ahora yo te voy a proteger -decía él al verla flotar. Después vimos como la envolvía en una burbuja de agua con la intención de protegerla de algún futuro ataque- Nadie, absolutamente nadie te volverá a dañar, lo juro.
Luego, con un chasquido de dedos, la hizo desaparecer. No, ¡eso no! Grité para mis adentros. Me levanté de golpe sin importarme el dolor que sentía, pero un mareo hizo que tambaleara. Casi perdía el equilibrio. Pero eso no me detuvo, cree una bola de luz y lo terminé lanzándolo a su dirección. Falle miserablemente. Tenía una barrera a su alrededor lo cual le permitía protegerse. Maldito imbécil.
Pensé que iniciaría una pelea en la cual él tendría que defenderse solo contra nosotros, terminé equivocándome otra vez. Simplemente giro sobre sus talones y comenzó a caminar hacia el mismo portal en el que salió. Pero yo no lo iba a permitir, antes tenía que decirme dónde carajos se había llevado a Lucy.
- ¡No te atrevas! ¡No huyas maldito cobarde! -ladre, lanzándole esfera tras esfera de luz. No obstante, basto con girarse y decir unas palabras para cancelar mi hechizo. Tsk
- Pensaba irme de aquí una vez logrando salvarla, pero veo que me será imposible -soltó, con total desagrado- No me importaría golpearte un par de veces para hacerte ver el mismo dolor por el cual Lucy paso –dijo con una mirada decidida.
- ¡Cuando quieras, maldito bastardo! -gruñí golpeando mi puño contra mi palma. Rejuvenecido, totalmente decidido a golpearlo, pero una voz me detuvo.
- Lucy se merecía eso y más por haberme golpeado de esta manera.
Ambos volteamos en dirección hacia la voz. Era precisamente Lisanna quien había hablado.
- Terminó traicionando nuestra amistad, y aún más, la confianza de todos en el gremio
- Lisanna -dije con la voz en un hilo al verla en ese estado. Su cabeza vendada, parte de su rostro tenía heridas, el labio lo tenía un poco partido. Sujetaba su peso con muletas para no lastimar la pierna herida. Inmediatamente sentí una opresión en el pecho. No me gustaba verla así, menos si sabía que la mujer que amaba la dejó en ese estado.
- ¿Qué estás haciendo aquí afuera? -dijo Rogue con una preocupación reflejándose en su mirada. Al igual que yo, no deseábamos que se lastimará más. Ya suficiente tenía- Deberías estar descansando.
- Ya me siento mucho mejor, Rogue -respondió Lisanna, con una sonrisa de lado. Algo que a todos nosotros nos gustaba- Aun así, gracias a todos por preocuparse por mi estado -Rogue camino hacia ella. Y prosiguió a extenderle la mano cuando intentaba cuidadosamente bajar la escalera. Seguidamente le siguió su hermana mayor, Mirajanne.
- No debes confiarte demasiado, hermanita. Las heridas pueden abrirse nuevamente -dijo y yo me encargue de opinar lo mismo.
De repente, sentí la mirada de alguien. Provenía de ese chico, sus ojos literalmente ardían de fuego- Ahora que lo pienso, invadí este lugar sin siquiera presentarme -soltó dejando salir una risa sarcástica. Eso me llego a molestar. En si hasta su misma presencia me cabreaba.
- No solo te atreves a invadir este lugar, sino que también te llevaste a Lucy. Con que derecho, ella es mi mujer y futura madre de mi hijo.
Aquello le molesto. Me dirigió una mirada que no supe cómo interpretarlo- ¿Tu mujer? -río con ganas- Mira que eres imbécil. Mi hermana dejó de ser tuya cuando decidiste darle la espalda por esa perra- declaró, señalando con el dedo a mi compañera. Espera, ¿acaso había escuchado bien? ¿su hermana? Lucy nunca me dijo que tenía un hermano.
- Preferiste dejarte llevar por las palabras, que te olvidaste si quiera de descubrir la verdad antes- decía palabra tras palabra. Pero yo no lo escuchaba con exactitud, seguía en esa parte donde el confeso que era pariente directo de mi Lucy. Yo conocía todo de ella. Platique con sus padres, creamos una buena relación, claro, hasta que fallecieron hace aproximadamente medio año atrás. Pero, nunca escuché sobre que tenían otro hijo. ¿Significa acaso que no la conocía del todo?
Aprete mis puños. Traicionado. Me encontraba dolido.
- Aun así, te sigues atreviendo con llamarla tu mujer -movía la cabeza de un lado a otro, en señal de negación- Ahora verás la verdadera realidad, Eucliffe. Y entonces, querrás morirte por haberle ocasionado tanto dolor a Lucy.
Dirigió su mirada hacia Lisanna. Examinándola de pies a cabeza. Cuando termino su recorrido, se transportó frente a ella, asustándola- Tú fuiste demasiado inteligente, supiste planearlo muy bien. He de admirarlo. Pero déjame decirte una cosa.
Se acerco a su oído, susurrándole:
Esta felicidad que sientes ahora, por deshacerte de mi hermana, no durara mucho.
Lisanna no mostraba más que confusión en su mirada.
- N… no sé a qué te refieres –balbuceo con un poco de miedo en su voz
- Oh, pero si lo sabes perfectamente, Strauss -decía con una sonrisa burlona. Lisanna retrocedió, algo temerosa. Mirajanne como hermana sobreprotectora que era, decidió interponerse entre los dos. Había hecho bien. Pues con él no se sabía cuál iba hacer su siguiente movimiento.
- ¿Por qué no puedes aceptar que Lucy es la causante de mis heridas? -dijo de pronto con la voz entrecortada y no pudiendo controlar el llanto- Duele que me llame mentirosa- con la palma de su mano, comenzó a limpiarse las lágrimas.
- Aah, veo que es un caso perdido -suspiro pesadamente- Trate por las buenas, pero es que, eres increíble. Sigues siendo una vil perra mentirosa -entonces, sucedió lo siguiente: quito a Mirajanne de en medio, y sin medir su fuerza, cogió a Lisanna por las muñecas. Eso provocó que las muletas chocaran con el piso y ella no pudo con el peso de su cuerpo, lo cual termino por caer de rodillas- Hare que te retuerzas de dolor hasta que cedas y digas la verdad. Aunque supliques, no pararé.
- Eh… A que te… refier… ¡aah! -gritó de pronto, tras recibir un apretón. Haciéndome reaccionar. De ninguna manera iba a permitir que la lastimara aún más, por lo que, sin dudarlo, corrí hacia ellos con la intención de atacarlo por la espalda, pero al momento de recibirlo, fui noqueado por un ataque que no provenía precisamente de él.
- Oh my, no era mi intención, pero como están las cosas, no podía permitir que lo lastimes -dijo de pronto Minerva, con el semblante oscuro. ¿Enserio terminaría ayudando a ese gilipollas, en vez de a nosotros, sus compañeros? – No me malentiendas, Eucliffe. Estaré de su lado siempre, pero esta injusticia hacia Lucy me parece imperdonable. Si no hago algo al respecto, el Maestro estaría muy decepcionado de mí. Eso es algo que no pienso permitir.
Así que, sin dudarlo, atacó. Su don de ella se basaba en marcar territorios. Podía permitirse teletransportarse a cualquier lugar con solo pensarlo. Al igual, contaba con una fuerza sobre humana que pocos miembros del gremio tenían. Bastaba con asestarle un golpe a su oponente para dejarlo sin aire, no obstante, al parecer media su fuerza conmigo. Aun así, no podía confiarme, pues en cualquier momento podría simplemente noquearme para no ser una molestia para ella.
- ¡Aah! ¡Detente! -gritaba de agonía. Él no hacía mucho, solo se limitaba en apretarle fuertemente la muñeca, no obstante, era demasiado para Lisanna.
- ¡Basta! ¡No la lastimes más, por favor! -suplico Mirajanne con una mirada lamentable. Aun así, el desconocido se rehusó a escucharla. Ni siquiera se le ablando el corazón por verla en ese estado, realmente era un ser desagradable. No obstante, yo no podía hacer nada para ayudar a Lisanna, sin embargo, mi estimado amigo Rogue, sí. Al ver que compartía señales con él, no dudo en avanzar hacia asestarle un golpe. No fue lo suficiente fuerte para tumbarlo al suelo, pero basto para que soltara a Lisanna y esta pudiera correr hacia su hermana mayor. ¡Ja, eso no te lo esperabas, ¿verdad? -Oh, por los Dioses. Realmente hubiera preferido no usar esto, pero a este paso como van las cosas no me queda otra alternativa.
Entonces, sucedió lo siguiente, en un abrir y cerrar de ojos, frente a nuestros ojos, se alzó una majestuosa esfera. Y en ella, al momento en que dejo de brillar nos mostró algo que hubiera preferido no ver. Una Lucy herida de pies a cabeza. En bolita protegiendo su vientre de los golpes proporcionadas por una Lisanna que no conocía. Pues esta estaba cegada de ira y no le importaba lastimar a una de las nuestras.
- ¡Si digo que la que me golpeo fue Lucy, no dudaran de mí! ¡¿Sabes, por qué?! ¡Porque todos me aman, y precisamente Sting creerá más en mí porque me ve como una hermana menor! -exclamaba con orgullo esas palabras. La pobre Lucy, chillaba de dolor y se retorcía. Era una imagen que no daba placer ver.
Gire mi cabeza hacia Lisanna, ella miraba la esfera con temor, mientras cubría su boca con las manos.
- Si tan solo, te hubieras apartado de él, entonces no hubiera llegado a este extremo, querida compañera –se carcajeaba sin arrepentimientos alguno. Esta no era la Lisanna que conocía, ¿quién era ella?
Lucy no se defendía, Solo se limitaba a chillar de dolor. Lucy nunca… nunca se defendió pese a que su vida corría peligro.
Quería que el tiempo se detuviera y retrocediera para poder evitar esta gran tragedia que arruino por completo mi vida. Quería evitar el momento en que la lastime, humille frente a todos. Se que sonara incluso egoísta de mi parte, pero quisiera tenerla aquí, conmigo, en este preciso momento para suplicarle de rodillas si era necesario que me perdonara por lo estúpido que había sido al no creerle a ella. A la mujer que siempre he amado.
- ¡¿Dime que lo que estoy viendo es una farsa, Liss?! -bramo Mirajanne, quien al igual que yo, tenía los puños cerrados, apretándolos con tanta fuerza que nuestras venas podían reflejarse. Pero sus lágrimas no pudieron resistirse, salieron empapando sus rosadas mejillas. Todos nos encontrábamos traicionados- ¡Responde Lisanna!
- Por su... por supuesto que es una farsa, hermana –dijo apresuradamente, cogiéndole de los brazos y hacer que la mirase cara a cara- ¡Tú me conoces perfectamente, Mirajanne, sería incapaz de mentir con algo tan delicado! ¡Este joven me está difamando! -pero sus palabras no eran muy convincentes después de haber visto el video- ¡Chicos, en verdad, tienen que creerme! ¿Sting? -escuché que me llamo, pero simplemente la ignore. Apartando la mirada, mirando hacia la nada.
- Deja toda esta farsa, Strauss –dijo el desconocido. Acercándose hacia ellas. Lisanna lo miraba con un semblante oscuro e intimidante. Al ver que nadie intentaba creerle, no le quedo otra opción que confesar lo siguiente:
- Oh, bien. Mentí -confeso cruzándose de brazos. ¿Pero que carajos? -Lucy jamás me golpeo... en realidad fue todo lo contrario. Estaba harta de ver su cara de niña buena, incapaz de matar una hormiga. Quería... solo apartarla de Sting y los demás.
No vi en qué momento Minerva llego hacia Isla. Pero nadie intento detenerla cuando le sembró una cachetada lo sufrientemente fuerte como tumbarla al suelo- Mi...nerva -balbuceo algo confundida, mientras se frotaba la mejilla- No puedo creer lo que hiciste, ¡¿cómo pudiste?! -exclamaba y todos la veíamos en silencio- ¡Arruinaste el futuro de Lucy, ella que te apoyaba tanto cuando más lo necesitabas! -Minerva le agarro de la camisa, llorando como nunca lo había hecho- Te dejaste cegar por la envidia, fuiste consumida por la oscuridad, este maldito corazón tuyo, está podrido y dices amar a Sting, ¡Ja, no digas estupideces! Obviamente no sabes lo que significa amar –la soltó de un empujón. Mirándola con frialdad.
- Lo... siento, chicos.
- ¡Para! ¡No digas más, Strauss! -Bramé con frialdad reflejándose en mi voz. Esta Lisanna no es la misma chiquilla de la cual me encariñe y trate como una hermana pequeña. La que estaba viendo era un ser despreciable que no le importo lastimar a un ser indefenso con tal de conseguir lo que quiere.
- ¡Lo siento, lo siento, Sting! -decía mientras se intentaba levantar del suelo e ir después acercándose a mí, no se lo permití. No quería escuchar sus falsas disculpas- ¡Perdóname!
- ¡Aléjate! ¡No quiero verte, mucho menos escucharte, traidora!
- ¡Debes entender que esa mujer era un obstáculo entre los dos! - ¿Obstáculo? ¿Lucy? ¡Qué carajos! La mire con frialdad, ella retrocedió temerosa que pudiera hacerle daño.
- Vete del gremio –Mirajanne dijo de pronto. Me sorprendí por unos momentos porque nunca habría imaginado que le diera la espalda así, pero supongo que era lo mejor. Si ella se quedaba aquí por más tiempo, lo único que provocaría en nosotros seria recordarnos lo estúpido que habíamos sido al no creer en Lucy.
Mi Lucy.
Un destello se abrió frente a nosotros. Sabía lo que significaba, él se iría ahora que sabíamos la verdad. No podía permitirlo. Así que me arrodille, deje caer mi cabeza en el suelo y suplique:
- Por... por favor, dime donde está Lucy -no me importaba humillarme. Pues esto no era nada de que yo le había hecho a ella. Me dolía el pecho, sentía que me asfixiaba, era agonizante. Pero lo sería más si no lograba saber sobre su paradero. De repente, vi por el rabillo de mi ojo, todos los demás estaban igual que yo. Suplicándole.
Silencio. Un absurdo y doloroso silencio.
El portal no dejo de brillar, es más, veíamos que el brillo se intensificaba. Como si le dijera que era hora de salir de aquí, y así lo hizo. Escuchamos sus pasos, uno tras otro, las maderas chirriando al ser contacto. Justo cuando pensábamos que era el final, soltó lo siguiente:
- Laxus Dreyar, ese es mi nombre. Recuérdalo la próximamente que nos veamos, Eucliffe.
Después desapareció. Golpee las maderas del suelo con tanta fuerza que terminaron rompiéndose. No me importo la sangre que salía. No sentía dolor en absoluto. Solo quería tenerla a ella de vuelta.
- S...ting -sentí su presencia acercándose. Decía mi nombre con inocencia, como si todo este desastre no lo hubiera ocasionado en primer lugar. Rei con sarcasmo, ¿hasta dónde planea llegar? - Cariño.
- ¡No me llames así!
- Pe... pero –trato de decir, no le deje terminar.
- Esfúmate, hazlo antes de que cometa otra tontería -quería matarla. Enserio quería hacerlo. Pero no me gustaría ver a Mirajanne llorar después. Ella no tenía la culpa que su hermanita resultara una traidora capaz de matar a un miembro de la familia.
Porque eso éramos nosotros. Hasta que decidimos romper ese lazo por las mentiras dañinas de Lisanna Strauss.
- Yo te amo –trato de tocarme el hombro. Inmediatamente la aparte con un manotazo. No quería que me tocara.
- ¡Pero yo a ti, no!
Me levante, pero mi cuerpo se sentía como un cascarón vacío. Como no, si me habían quitado la fuente de mi vida. A Lucy. A mi hijo.
Nada volvería hacer lo mismo. Yo no volvería si quiera a sonreír.
