Más tarde ese día, Orihime seguía desnuda. Se habían bañado y los hombres se habían vestido y dictaminado que Orihime no usaría ropa en todo el día. Al principio, se había resistido y sentido ofendida. No podía andar caminando así a plena luz del día. Especialmente si ellos iban a estar totalmente vestidos.

Sin embargo, sus quejas habían caído en oídos sordos. No se podía acostumbrar a eso, pero sí le veía los beneficios. Cuando estaba en la cocina limpiando el desorden del desayuno, Ichigo había aparecido detrás de ella, inmovilizándola contra el mostrador, besado, tocado y lamido su espalda hasta que gritó su orgasmo. Luego tomó una botella de agua del frigorífico y se alejó, sin siquiera decirle una palabra.

Después, exploró la casa y sus diferentes habitaciones. Los encontró en la sala de juegos jugando al billar, y Grimmjow la agarró por la cintura, la depositó sobre la mesa de fieltro verde, acomodó sus piernas sobre sus hombros y la lamió y lengüeteó hasta que estuvo gritando de nuevo. Mientras Ichigo había observado y bebido su agua, susurrando suaves palabras de estímulo para ellos.

Después de darle no uno sino dos orgasmos alucinantes, Grimjow la ayudó a bajar de la mesa y la echó fuera de la habitación para poder continuar con su juego.

Todo el día estuvo presionada contra paredes o arrastrada al suelo, todo para su placer. Con dedos o bocas la llevaban a un pico demoledor tras otro y luego la dejaban temblorosa y jadeante.

Se preguntaba cuándo terminarían con esta locura y finalmente la tomarían. Anhelaba el estremecedor clímax que solo llegaba de sus pollas enterradas profundamente dentro de ella. Sabía que querían tomarla. Era evidente en sus constantes erecciones y por la forma en que no podían mantenerse lejos de ella. Pero resistieron, y no sabía por qué.

Cerca de las cinco de las tarde, los tres estaban en el sofá viendo en la televisión una película antigua que a Orihime le encantaba. Grimmjow e Ichigo estaban sentados uno al lado del otro con Orihime estirada sobre sus regazos.

Su cara estaba apoyada en un cojín al lado de la cadera de Ichigo mientras ambos acariciaban y toqueteaban su trasero y la tierna carne entre sus piernas. Era difícil concentrarse porque, sin previo aviso, un largo dedo se deslizaba dentro de su húmeda vagina y luego se retiraba. Después otro se empapaba con su humedad y se hundía rápido y profundo en su culo.

Luego desaparecía. Era relajante y lento y cuando comenzaba a gemir y a retorcerse, queriendo más, retrocedían. Frotaban su espalda y sus piernas y le decían que se quedara quieta y viera la película. Era solo algo más que agregar a las ya catastróficas experiencias por las que había pasado.

Orihime se esforzó por memorizar cada momento y sensación que sentía. Esperando que los recuerdos que estaba creando nunca se desvanecieran, así podría atesorar este momento con ellos por el resto de su vida.

Grimmjow estaba haciendo pequeños círculos sobre su clítoris cuando Ichigo hundió su dedo en su apretado agujero trasero.

-Maldita sea, -le dijo Grimmjow- Eso pinta muy bien. ¿Lo ves? -Orihime se ruborizó de emoción cuando Ichigo se movió para obtener una mejor visión de su dedo hundido en su culo.

-Oh sí -respondió con voz profunda y sensual -Luce jodidamente bien -su otra mano tomó su cadera y la acomodó para que su espalda se arqueara y le diera una mejor vista -Le gusta. Mira esto -dijo y Orihime sintió un segundo dedo estirar su agujero.

Gimió y mordió la almohada bajo su cabeza e intentó no moverse. Entendía ahora lo que estaban haciendo. Querían que viera la película y pretendiera que no sabía lo que le estaban haciendo. Cada vez que respondía o se movía, se detenían. Si quería que continuaran, tendría que quedarse quieta y actuar como si no pudiera escucharlos. Ni sentirlos. O se detendrían.

-Oh, sí -dijo Grimmjow de nuevo, su voz bajando a ese tono grave que tanto le gustaba.- Está casi lista, Ichi. Se sentirá tan bien tomarla por este dulce agujero -sonrió y rió entre dientes con maldad cuando sus músculos se contrajeron ante sus palabras.

Estaba siendo buena y no se movía mucho. Introdujo dos dedos gruesos en su jugosa vaina, asegurándose de rozar su punto G.- Tiene el coño más dulce. ¿No crees, Ichigo? Está mojada. Mira, escucha -movió rápidamente sus dedos adelante y atrás dentro de ella, golpeando contra sus paredes interiores y enviando rebotes de sensaciones por su cuerpo mientras el sonido mojado y jugoso llenaba el aire.- Mmm, cuando la tomemos ahí la primera vez -continuó Grimmjow- Quiero hacerlo en la silla colgante. ¿Qué opinas? –

Ichigo retorció los dedos que tenía en su culo y gimió cuando se contrajo alrededor de ellos, haciendo más difícil mantenerse quieta. -Está aprendiendo a ser una muy buena sub. Mírala. Es como una droga y creo que somos adictos. Sí… -otro giro y empuje de sus dedos- …la silla sería perfecta -Orihime no pudo soportarlo más y arqueó su culo contra esos dedos con un grito. ¡Golpe! Ichigo palmeó su culo con fiereza. Se arqueó y gritó, el escozor logró que perdiera el control y el flujo de su orgasmo se derramó fuera de ella como un maremoto.

-¡Mierda! -Dijo Grimmjow entre dientes.- No se suponía que te fueras a correrte, dulzura. Dios, eres una cosita caliente. -El timbre del teléfono móvil de Grimmjow lo interrumpió cuando estaba por extenderla sobre la mesita de café y saciar la lujuria que Ichigo y él habían estado lentamente acumulando durante el día.

Torturándose a sí mismos con cada caricia, con cada lamida. Conteniendo su propia necesidad de culminación, poniendo a prueba quién se rompería y la tomaría primero. Oh bueno, pensó, la distracción podría ser justo lo que necesitaba para aguantarse un poco más. Entonces Ichigo sería el que se rindiera primero.

-Grimmjow- respondió mientras admiraba la forma en que Orihime estaba tumbada jadeante sobre sus regazos, manteniendo una de sus manos enterrada en su carne temblorosa.

Escuchó a medias lo que su manager le contaba sobre algunas quejas bastantes básicas. Gente que llamaba enferma, al chef le había dado un arrebato de mal genio cuando un cliente había pedido un plato con instrucciones especiales y todas las situaciones normales que había llegado a esperar. Resignado, aceptó el hecho de que tendría que acudir.

Normalmente amaba su trabajo, los desafíos y la emoción de nutrir algo que él había creado y desarrollado. Saber que era todo suyo. Haber conseguido triunfar por sí mismo, no con ayuda de su familia, era una sorprendente fuente de orgullo para él. Sin embargo, con el lujurioso cuerpo actualmente enredado en su regazo, tratar con el drama del trabajo era lo último que quería ahora.

Miró a Ichigo. -Me tengo que ir.- dijo resignado

-¿Qué…? Oh no -Orihime movió la cabeza para mirarlo sobre su hombro-¿En serio?- estaba decepcionada quería que cumplieran todas las cosas que mencionaron.

Grimmjow sonrió al ver la expresión de disgusto en su cara. Se veía realmente molesta, como si se estuviera mudando en vez de solo ir a trabajar por la noche.

-Pero nosotros, umm…-

-No te preocupes, princesa- Grimmjow se inclinó para posar un suave beso en la mejilla de su culo. -Debería estar listo para las diez y luego podemos retomarlo donde lo dejamos -de mala gana, se deslizó de debajo de Orihime y se fue a vestir para el trabajo.

Aquí tenía una habitación y un armario lleno con sus pertenencias, igual que Ichigo en su ático. No consideraban que un lugar perteneciera a uno de ellos y no al otro. Ambos tenían suites en cada lugar e iban y venían dependiendo de cuál estuviera más cerca de donde se encontraran. Siempre había sido así entre ellos.

-Mantendremos las cosas calientes para ti, Grimm -dijo Ichigo, ajustando su agarre en Orihime ahora que sus manos eran las únicas sobre ella.

-Estoy seguro -envió a Ichigo una mirada que trasmitía una gran cantidad de emoción y humor. Luego se inclinó nariz a nariz con Orihime.- No dejes que te agote princesa. Planeo terminar lo que hemos empezado -la besó, su lengua llenó su boca como quería llenar su cuerpo. Cuando sus manos comenzaron a buscarlo, atrayéndolo más cerca, se alejó con un gruñido.

Orihime se echó sobre el sofá con un carraspeo y miró por sobre su hombro a Ichigo. -¿A las diez? -Le echó una mirada de lo más seductora y susurró con voz ronca.- ¿Qué vamos a hacer mientras tanto? -Se inclinó para deslizar la punta de su lengua en la curva de su oreja y su aliento cálido lo hizo estremecer cuando continuó- ¿Parchís? -Mordisqueó su lóbulo.- ¿Backgammon? -Su mano se movió bajo su camiseta gris para raspar suavemente sus pezones.- ¿O quizás ajedrez? -Sus dientes mordieron los músculos en su cuello y hombro. Se acomodó hasta que estuvo sentada en su regazo y su trasero se frotaba rítmicamente contra el hinchado bulto bajo su cierre.

-Hime -gimió ichigo. -Me estás matando. Mmm, para, oh Dios -sus manos fueron hasta sus labios para alejarla, pero, en cambio, cuando su pequeña lengua avanzó hasta su boca, la atrajo más cerca y la ayudó a ponerse a horcajadas. -Vas a hacer que pierda. Grimmjow iba a romperse primero. Dios, nena, Dios -sus manos se aferraron como tornillos a sus caderas, moviendo su coñito caliente sobre su verga tan dura como para romper sus vaqueros entre ellos. Su voluntad de hierro se desmoronaba bajo su tierno asalto.

-¿A quién le importa? -Dijo contra su boca, frotando sus senos en su pecho, presionándose sobre él -Además, ¿cómo puedes llamar a esto perder?-

Se movió un poco sobre él.

-Tienes razón -entonces estiró una mano entre ellos para abrirse la bragueta. Su carne se liberó y lo tomó por la base con una mano mientras la guiaba con la otra. Ambos gruñeron cuando se deslizó por él. Flexionó sus muslos contra sus caderas y se aferró tan fuerte como pudo con sus músculos internos, esforzándose por llevar su gruesa polla dura tan profunda como pudiera.

Adoró por fin tenerlo en ella después de horas de un increíblemente tormentoso juego previo. Sus uñas se hundieron en sus hombros y su cabeza cayó hacia atrás, un millón de terminaciones nerviosas zumbaron por todo su cuerpo.

Ichigo añadió su fuerza a sus embestidas, hundiéndola hacia abajo cada vez que se elevaba. Los músculos de su estómago se flexionaban como hierro, frenando apenas el clímax que luchaba por explotar y devorarlo. Ella lucía como una diosa pagana sobre él.

Su pelo era una cascada atardecer que bajaba por su espalda hasta sus piernas. Sus pechos, mmm, esos hermosos y perfectos pechos, se balanceaban y rebotaban en su esbelto cuerpo mientras se movía arriba y abajo. Las firmes puntas le llamaron la atención y se inclinó para atrapar una entre sus dientes.

Esa fue la visión que se encontró Grimmjow cuando volvió por las escaleras al salir. Ichigo aún totalmente vestido, Orihime aún gloriosamente desnuda. Un delicioso seno atrapado en la boca de Ichigo, su increíble culo atrapado en sus manos mientras la movía arriba y abajo en su regazo. Era una visión que lo torturaría toda la noche. Burlándose de él y poniéndolo duro cada vez, estaba seguro. ¿Su único consuelo?

-He ganado -se acercó hasta acunar la cabeza de Orihime en la palma de su mano y se inclinó para robarle un beso a su boca abierta y jadeante.

-¿A quién le importa? -Fue la respuesta de Ichigo, haciendo eco del sentimiento de Orihime, sin aminorar el paso cuando miró a Grimmjow a los ojos.

Grimmjow bajó la mirada a Orihime, apretó la mano en su cabello y ella abrió los ojos para mirarlo con ojos desenfocados. -Yo gano, princesa -mordió brevemente su labio inferior. Deslizó un dedo alrededor de la apertura donde Ichigo se movía dentro y fuera de ella. Luego ese dedo se hundió en su apretado agujero trasero. -Puedo follar esto primero -se contrajo alrededor de ellos, de su dedo y de la polla de Ichigo.

-Ah, Dios, Grimmjow -exclamó Ichigo .-Ahh ¿Qué le estás haciendo? -

Grimmjow sonrió sombríamente a su amigo.

-¿Qué ocurre compañero? -Se burló el peliazul y se acomodó para bombear sus dedos dos veces en ella. -¿No puedes contenerte? ¿Tienes miedo de que haga que te corras demasiado pronto? -Grimmjow chasqueó la lengua a su amigo, intentando ignorar lo caliente que se estaba poniendo y en cambio se enfocó en llevarlos a ambos al orgasmo. -Creía que tenías un mayor control.- se burlo

-Vete a la mierda -dijo Ichigo con los dientes apretados, sabiendo que no tenía oportunidad de refrenarse si ella seguía contrayéndose en su polla de esa forma. Sus apretados músculos internos se ondeaban a su alrededor sin parar.

Pero fue orihime quién se rompió primero. Sus manos golpearon contra el pecho de Ichigo, le clavó las uñas y gimió mientras su cuerpo ondulaba sobre él. Grimmjow empujó más profundo y flexionó sus dedos en su culo, gimiendo, estaba tan excitado. Eso fue todo lo que ichigo estaba esperando, y sus brazos se aferraron a su cintura cuando llenó su útero con su liberación.

Grimmjow gruñó y la mordió en el hombro cuando gentilmente deslizó sus dedos del apretado agujero y luego mojó el mordisco con su lengua tibia antes de alejarse. Con otro gruñido se dirigió hacia la puerta. Envió una última mirada ardiente a los dos. Ichigo había movido a Orihime hasta que estuvo acunada como un niño en su regazo y le daba un ligero beso en la frente. Luego levantó la mirada para encontrar los ojos de Grimmjow y le envió un guiño travieso. Esta iba a ser una larga noche.