Hay demasiada luz.

Cuando abrió los ojos de nuevo solo observó la habitación inmensamente grande y a la vez completamente vacía en la que se encontraba. La sala estaba completamente cerrada desde todos los ángulos excepto por una gran puerta de acero que conectaba al cuarto con el resto del complejo.

El ilegible zumbido que salía de los parlantes incrustados en las paredes era molesto, no sabe que significa los sonidos que salen de ellos. Sabía que eran palabras, pero no podía identificarlas. No puede entender esos murmullos molestos.

Lentamente cambia su atención hacia su costado, donde la voz neutra de esa mujer con haori azul la llama por su nombre, "Nobu". No tardo en acomodar su gorra antes de responderle, la chica únicamente le está repitiendo que dijeron los altavoces.

Eso estaba bien para ella.

No es que sea buena diciendo cosas gratas, pero es agradable tener ayuda para ese tipo de pequeñeces. La chica rubia a su lado es una de las personas que ella sí es capaz de escuchar adecuadamente. No le importa demasiado tenerla rondando a su alrededor.

Desgraciadamente, hay personas molestas a las cuales también es capaz de entender sus palabras. Escuchar voces chillonas y fastidiosas no le gusta, preferiría que sus voces se quedarán como gruñidos sin sentido cual perro vagabundo.

La repentina aparición de pasos acercándose atrás de ella no pasó desapercibido por sus sentidos.

El sonido del metal crujiendo y estrechándose entre sí de múltiples fundas seguido por el de las pisadas que se dirigen hacia ella ya lo ha escuchado en el pasado, lo reconoce, y eso la molesta. Le molesta saber de quién se trata, porque simplemente no le agrada esa persona.

Con un suspiro simplemente se da vuelta y lamentablemente frente a ella los ojos verdes con dorado sobrenatural de esa mujer aún yacían dentro de sus cuencas.

— Lárgate de aquí budista loca — Oda Nobunaga gruño hacia la mujer recién llegada a la sala de simulación.

La mujer albina de sonrisa perpetua la estaba mirando fijamente. Al instante noto las ocho armas que cargaba en su espalda y colgaban de cintura respectivamente. No había motivo para que ella estuviera llevando todo eso equipamiento a la vez físicamente, excepto que quisiera que ellas dos las notarán.

No hubo necesidad de que el avatar que representaba la guerra dijera su propuesta, solo con su llegada anunciaba claramente sus intenciones. Las armas que portaba encima solo eran una reafirmación de ello.

— ¿Qué crees que haces aquí? Pensaba que los seguidores de Buda eras más apegados a las reglas

— Aún no han comenzado a combatir, ¿verdad? No creo que haya un problema si me uno — El leve tono petulante de su voz la irrita, su mirada fija en la de ella también lo hace.

— Oigan ustedes dos — La arquera demoniaca como la lancera maniática redirigieron su atención hacia la pequeña espadachina.

— ¡Hola capitana!

— Por favor no me llames así

— ¿Eh? ¿No que tú querías ser reconocida por el cargo de capitana? — Las palabras de la albina salieron con un aire confusión en su voz.

Okita solo sintió como sus mejillas se calentaban rápidamente ante la mención de su actitud durante una misión y desvió su mirada hacia el piso — Acordamos no hablar de eso….

Kagetora miro a la mujer de moño con el mismo desconcierto que antes. Su cara no reflejo aquella confusión. No entendía por qué el coloramiento de las mejillas, tampoco el cambió de tonalidad en la voz ni el movimiento descendiente de su cabeza.

— De cualquier forma — La mujer de cabello rubio se reincorporo y miro directamente al avatar que portaba ocho armas y luego a la mujer uniformada de negro.

Siempre le tocaba a ella resolver este tipo de disputas que causaba esa arquera. Cerro los ojos en un gesto de resignación antes de proseguir.

— No empiecen con esto de nuevo, se supone que hoy es mi reserva para usar esta sala. Ustedes pueden pelear luego de que terminé de entrenar con la señora amante de la pólvora, pero no durante mi turno — Sin vacilación apuntó su dedo a la arquera — ¡Te estoy mirando a ti, Nobu!

El demonio en la sala solo apuntó su propio dedo hacia ella misma y protesto en respuesta — ¡Esa lunática es la que sigue buscando pelea!

— ¡No trates de hacerte la inocente, sé que le envías cartas provocándola!

— ¿Yo? Que cruel acusación a tu mejor compañera de entrenamiento — La cabeza de los Oda poso la palma de su mano enguantada en su mejilla — Jamás me atrevería a hacer algo tan mezquino a la toda poderosa encarnación de Bishamonten

Su tono de voz paso de melodramatismo a uno asquerosamente sarcástico con cada palabra que salía de su boca. Sus intenciones fueron demasiado evidentes para la mujer espadachina, y lo suficientemente claras para la albina.

Casi parecía que la arquera demoniaca era considerada con su rival durante vida, o tal vez solo quería dejarle el mensaje lo bastante claro, incluso para alguien con una naturaleza tan distante como lo era la cabeza más fuerte de los Uesugi.

Era natural que en el momento en que se vieron las caras, su sangre empezará a hervir lentamente. La competitividad por el deseo de demostrar quién era superior con respecto a la otra se volvió una regla no escrita entre ambas.

Querían ver a la mujer en frente de ellas sangrando en el piso.

— Supongo que, si tenemos un problema, lo podemos resolver dentro de esta misma sala. ¿No crees que es una suerte que no tengas que dar ni un paso para poder probar la punta mi lanza? — La expresión de la aclamada Diosa se tornó en algo que Nobunaga solo podría describir como inhumano.

Unos orbes sobrenaturalmente brillantes carentes de emoción y retorcidos en algo peor que la locura la miraban fijamente desde donde tendría que haber solo un par de ojos irritantes. La postura impecablemente relajada de la albina era demasiado calmada para lo que su sonrisa era en este punto.

— ¡Ohohoho! — Una risa pomposa escapo de los labios de la arquera — Así que finalmente muestras tus verdaderos colores. No entiendo por qué siempre tratas de ocultar esa cara, ¿crees que te hace ver más como una persona? Yo solo veo un pobre intento de aparentar ser algo que se desconoce, solo es un fracaso

Su voz áspera raspó su garganta, era desprecio. La expresión de Kagetora no cambió, tampoco lo hizo su postura, menos dio una respuesta. Solo observo.

Paciencia.

— En verdad no me agrada esa sonrisa, me pone los pelos de punta — La mujer uniformada solo llevo la yema de sus dedos cubierta por su guante grisáceo a la prominencia de su cuello mientras aclaraba su garganta.

La mirada de la lancera sobre la arquera era una hambrienta. La sonrisa desafiante de la cabecilla de los Oda solo incentivo esa hambre.

Ambas tenían un deseo creciente que satisfacer.

La mano enguantada de la mujer pelinegra se deslizo por el traje militar hasta posarse en el mango de la espada que colgada de su cintura.

La lanza de siete puntas se encontró siendo tanteada en su asta por el tacto de los dedos callosos del avatar de la guerra.

La arquera solo presenció ese despliegue sin cambiar su expresión. La punta de esa lanza se tambaleaba casi imperceptiblemente frente a ella. Dedujo que lo pudo haber notado por su clase, aunque no sabía porque esa mujer hacia tambalear esa arma ahora, eso era un defecto de postura. Nunca la había visto cometer uno antes.

¿Acaso estaba tan emocionada por tratar de empalarla o solo se estaba burlando?

— Créeme que te voy a enseñar, Diosa, a respetar las reglas humanas de una forma que te entre en la cabe- — Un golpe aterrizo en la cara del rey demonio del sexto cielo.

La espadachina asesina de hombres había golpeado a Nobunaga.

— ¡OUCH! — Se quejo la arquera mientras se frotaba la frente — ¿¡Y eso por qué!?

— ¡Ustedes no me van a ignoran en mi propia reserva del simulador, mientras tienen su estúpida pelea de egos! — Okita gruño a la par que masajeaba su nudillo.

La mujer uniformada iba a protestar en respuesta cuando otro puño se estrelló con su cara. La mujer rubia solo vio como la albina parecía haber tomado su reprimenda hacia Nobu como el movimiento de apertura de una pelea.

Kagetora se había abalanzado sobre la arquera. No entendía por qué con solo ver a esa mujer de gorra sentía ganas de derribarla.

¿Acaso fue porqué ella fue su rival durante la etapa final de su vida?

No sabía de donde salía esa clase de impulsos, solo estaba segura que nacían de ella. Ella debía de querer hacerlo, no importaba el por qué, nunca llego a hacerlo en primera instancia. Solo importaba la acción y la repercusión.

Esa misma repercusión se manifestó en el indistinguible silbido de una katana siendo desenvainada. El mango de la espada se posó en el centro de su campo de visión junto al rostro impasible de Okita Souji mirándola devuelta.

Toda su visión se tapó cuando el pomo se estrelló contra su cara.

…..

Vació.

Una vista ordinaria sin nada nuevo a la vista. Un largo pasillo blanco y extenso se presentaba delante de ella, las parades a su lado no cambiaban sin importar cuantos pasos diera o cuanta distancia recorriera.

No importaba si entraba a una habitación o si simplemente se quedaba quieta, la misma vista monótona era lo único que podía observar.

Los pocos miembros del personal que recorrían el mismo corredor no parecían importarles ese hecho, se veían apurados. Las personas siempre que están ocupadas no tienen tiempo para pensar en cosas planas o aburridas.

Ellas están activas.

Detuvo su caminata cuando llegó a uno de los extremos de la instalación. No era difícil identificar dichos sectores, era uno de los pocos lugares donde uno podía observar algo más que las paredes monótonas, en estos lugares se podía mirar el exterior.

A través de un ventanal se podía apreciar el paisaje congelado de esta isla de hielo. Un paisaje con planicies tan bastas de hielo que jamás lo podría haber imaginado. La nieve era algo natural para ella, pero la magnitud que tenía en frente no era nada comparable con lo que logro ver en vida.

Desde su perspectiva todo el exterior se veía un tanto oscuro, una vez la chica escudera le dijo algo sobre que Chaldea usaba un cristal polarizado o algo así. Si trataba de enfocarse en el paisaje, podía notar como el sol ya se había asentado en lo alto del cielo.

Aún era bastante temprano, eso era decepcionante.

Estaba bastante aburrida, le gustaría beber sake para olvidarse que estaba aburrida. No había podido consumir ni una sola gota de ese liquido hecho de arroz que le ponía a dar pequeñas vueltas a su cabeza.

Ya llevaba dos días completos sin beber alcohol. Para su última misión no tuvo tiempo de llevarse ninguna botella de la despensa consigo. No es que haya lamentado la ausencia de esa clase de líquidos. Era fácil para ella mantener su mente embriagada por el combate, pero ahora que regreso a Chaldea durante la madrugada, no podía simplemente ignorar la ausencia de esa bebida.

Hoy no tenía planeada ninguna actividad que realizar, no había misiones, tampoco revisiones ni entrenamientos programados. Escucho que había sido por una clase de error de coordinación por parte del personal técnico que este día quedo vació en la agenda.

Los empleados del personal humano parecían ser los únicos que mantuvieron sus actividades regulares. Por otro lado, el resto de los servants parecían querer ocupar este día para hacer cualquier actividad menos entrenar en el simulador.

Los espíritus con los que entrenaba habitualmente simplemente se alejaban apenas la miraban, ni siquiera le daban la oportunidad de proponerles pelear. Pensó en buscar al arquero sin nombre, pero no estaba en la cocina y no tenía idea de dónde podía estar. Chaldea es un lugar bastante amplió para tratar de encontrarlo sin alguna pista.

Prácticamente el único lugar donde se está permitido pelear estaba sin contendientes a los cuales retar, y no parecía que el número de espíritus queriendo entrenar fuera a aumentar. Esa mujer con ojos de asesina y la pequeña mujer demonio fueron las únicas personas en registrarse en lo que llevaban de día.

Eso también había sido su mayor entretención desde que regreso del Rayshift. De ese encuentro recordaba golpear con su puño y ser golpeada de vuelta, se había convertido en una lucha de superioridad, no en una de habilidad o destreza. La cara fruncida de la arquera era divertida de ver, y solo parecía volverse más graciosa entre más sonreía ella.

Una razón más para seguir sonriendo.

Al cabo de unos minutos llego su maestra a la habitación y le pidió que abandonará la sala. Ella le había jurado seguir a esa mujer, así que no protesto y cumplió con su palabra, era importante cuidar su juramento.

Entendía lo de las normas de Chaldea, ella sabía que no se podía meterse dentro de un entrenamiento, pero a pesar de saber eso, no pudo comprender su aplicación práctica. Claro, estas reglas eran para cuidar el orden.

Sin embargo, esas reglas son para humanos, siempre han sido para humanos. Durante su adolescencia comprendió la fragilidad de los cuerpos hechos de carne y hueso. En Chaldea solo quería enfrentar a servants, no quería apegarse a las limitaciones de los cuerpos de carne.

Quería golpear y ser golpeada como si su vida dependiera de ello. Cuando llegas al campo de batalla real, no existen reglas que te limiten, no hay nada que te impida entrometerte en un conflicto para destruir a los bandos en disputa. Mientras una de las facciones terminará como indiscutible vencedor entonces no habría un problema del cual quejarse.

El ganador tiene el derecho de imponer sus propias normas después de todo.

Esa regla seguía sin ser aplicada en Chaldea. Así fue como terminó marchándose de ahí y empezó a deambular por los pasillos. No sabía hacia donde ella se dirigía, conocía el camino que estaba tomando y conocía donde la llevaría cada bifurcación que tomaba, pero no sabía en que punto debía terminar su caminata.

¿Qué se supone que hace la gente en este tipo de casos?

No lo tenía claro, solo escuchaba el ruido producido por el de sus pisadas en el suelo. Camino por unos minutos más aburriéndose por la falta de detalles hasta que una idea medianamente razonable llego a su cabeza.

Ir a un lugar que no haya visitado podría entretenerla, tal vez incluso el tiempo suficiente para que la sala de simulación quedará desocupada. La reserva hecha por Okita no era una estándar, esta duraba alrededor de cuatro horas, el doble del tiempo máximo de un entrenamiento, pero supuso que por la casi inexistente actividad en esa sala este día, se le permitió hacer esa clase de reservación.

Solo le hubiera gustado ser ella quien hubiera hecho la reserva antes.

Un error que no piensa volver a repetir.

Avanzó con un ritmo renovado en sus pasos y acelero su ritmo. Camino frente a cientos de dormitorios y habitaciones que yacían ubicados en los pasillos. A ella no se le hacía conocido alguno de esos dormitorios, tampoco sabía si conocía a su residente, probablemente no lo hiciera.

Eran puertas hechas de metal que se deslizaban desapareciendo en el marco de la entrada, cada habitación contaba con un numero distinto que escalaban exponencialmente entre más avanzaba hacia su objetivo.

Los primeros días que estuvo en las instalaciones no sabía cómo ubicarse, el lugar era muy grade para memorizarlo en poco tiempo. La falta de puntos de referencia también influyo en ello. Actualmente eso era diferente, ya podía moverse con completa libertad por el complejo, sabía hacia donde se dirigía y que camino tomar para llegar él.

Una gran entrada con un marco hecho de pino. Contrario al resto de cuartos, esta no contaba con puerta alguna para poder ingresar, era un gran acceso a la habitación permitiendo que cualquier persona pudiera entrar.

Sus pasos se detuvieron ante dicha abertura de portón, casi no había ruido saliendo de esa sala. Ella solo alzó su mirada para asegurarse de estar en el lugar correcto.

Un letrero por encima del marco de madera resaltaba del propio sistema de enumeración de habitaciones. Sin ningún número que clasificara el lugar, ese letrero tan solo contenía una palabra.

Biblioteca

…..

El primer pensamiento que tuvo de la habitación desde que entro era que había demasiados libros. Parecía redundante, pero la habitación simplemente era enorme, y los estantes llenos de libros estaban en toda dirección que mirara.

Los pasillos de estantes que había para avanzar por el cuarto eran algo estrechos, prácticamente el lomo de los libros rozaba sus hombreras con cada paso que daba. Cada cubierta que veía en los estantes era diferente a la anterior. Estas variaban en color y diseño, algunos libros contaban con detalles dorados y otros tenían una tapa verde con líneas rojas.

No era su primera vez en este sitio, ya le habían presentado esta habitación unas horas tras su invocación, al igual que se le enseño el resto de áreas principales de Chaldea. Solo fue una visita breve a cada sala, esta fue una de muchas las cuales nunca se tomó la molestia de volver hasta ahora.

No tenía una razón real para regresar, y ahora tampoco está totalmente segura de su decisión en venir.

Pero siguió avanzando.

Cada bifurcación que se encontraba contenía un pequeño cartel que indicaba la temática de cada sección en la biblioteca, desde manuscritos hasta biografías como también había diversos tipos de novelas con distintos géneros cada una.

Podría detenerse a mirar un corto plazo de tiempo cada sección y probablemente gastaría más de la mitad del tiempo que debía esperar para ir a la sala de simulación.

Durante caminaba había logrado dar con el centro del cuarto, una especie de zona de lectura amplía llena de mesas y sillas para su uso de ocio. Ya había personas sentadas en algunos de esos muebles leyendo sus propios libros, eran algunos de los miembros del personal humano.

En el momento en que puso un pie en esta área su presencia pareció sacar a todos los humanos de su lectura silenciosa. Todos se quedaron observándola con expresiones que no entendía.

De nuevo, ¿qué significaba cuando las cejas de alguien temblaban?

Si volteaba a otro lado podía ver como otros empleados ocultaban su rostro en sus libros. Luego estaba esa chica humana quien se quedó completamente quieta al mirarla. No supo que hacer, así que la miro de vuelta, parecía ser lo correcto.

Ambas se miraron mutuamente por un par de segundos sin moverse despegar su mirada ni un centímetro. Ella tenía que avanzar para ver el resto de la habitación, aún le quedaban varios pasillos por recorrer, así que optó por despedirse con un gesto de mano antes de seguir caminando.

La chica reaccionó ante su acto y le devolvió el gesto, pero de una forma bastante tosca y rígida. Era un comportamiento extraño, todos los humanos respondían diferente cuando interactuaba con ellos.

Esa mujer en particular fue la primera en colorear sus mejillas.

Entre más camina más se encontraba con miembros del personal humano, y ya había visto a cuatro servants en lo que llevaba de exploración. La biblioteca parecía ser un lugar bastante popular para los miembros humanos de la instalación y para ciertos espíritus que también llegaban aquí a leer.

Según le contaron, esto se debía a la incomodidad que tenían los empleados a la presencia tan cercana de los espíritus heroicos. Aparentemente un mes antes de su invocación se produjo un conflicto muy dañino en uno de los pasillos. Por ello los humanos empezaron a buscar lugares más calmados y poco concurridos donde poder tomar sus descansos.

O eso le dijo ese arquero sin nombre.

Por su parte, ella no podía comprender ese sentimiento de incomodidad, sabía perfectamente su significado en palabras. Pero no tenía idea de cómo se sentía, nunca lo había experimentado.

Tampoco descifro como el personal podría sentirse incomodo, dudaba que lo estuvieran ahora, no había hecho nada más que caminar. En cierta medida le recordó al rostro de sus vasallos, pero ellos la miraban con algo más.

Ellos tenían un brillo especial en sus ojos cuando la veían, no estaba segura de que podía ser ese brillo. Cuando les preguntaba solo evadían su pregunta o se retiraban, se negaron a darle una respuesta.

Tal vez podría preguntarle a ese arquero por ello. Era extraño, ese hombre era el único que les daba una respuesta concreta a sus preguntas. Siempre trata de evadirlas al principio o solo las ignora, pero al final las responde, no vacila en su voz, no parece que mienta o trate de justificar su punto de vista.

¿Quizás por eso le gustaba preguntarle cosas?

Sus pasos a través de la habitación eventualmente la condujeron al final de esta donde la última sección de toda la biblioteca yacía frente a ella.

Cocina y Recetas

Normalmente ignoraría esta sección tras leer su título como hizo con la mayoría de secciones anteriores a esta, pero una memoria particular llego a su cabeza.

Ella había estado entrenando con ese arquero moreno regularmente desde su primer combate de entrenamiento. Ya habían pasados semanas de ese evento y hace tan solo unos días había aprovechado de preguntarle por el nombre de otros tipos de licores.

Debía estar preparada para cuando obtuviera su aumento.

La primera respuesta que obtuvo fue que lo buscara ella misma, pero si algo había aprendido, era que insistir era la clave para obtener respuestas. De esa manera el hombre solo le termino dando un papel con el nombre de un libro de licores antes de largarse.

Ella aún tenía ese papel consigo, no había pensado que lo usaría, pero ahora parecía ser el momento de usarlo, no volvería a la biblioteca de todas formas.

Una búsqueda rápido entre los libros del estante basto, para que ella diera con el dichoso libro. Su portada estaba algo gastada, ni siquiera podía leer el nombre escrito en la tapa, solo lo pudo distinguirlo por el nombre que tenía incrustado en el lomo. Parecía bastante viejo comparado al montón de libros que lo rodeaban.

Ahora que tenía el dichoso escrito entre sus manos, solo lo llevo a la zona con mesas para leerlo. No tardó demasiado en encontrar una mesa con una silla libre, aunque los demás asientos también se vaciaron apenas se sentó, excepto por una servant con pelo rosa que permaneció sentada con ella.

Cerveza.

Ginebra.

Ron.

Tequila.

Vodka.

Muchos tipos de alcoholes estaban descritos entre las hojas de ese libro. Había demasiado por leer. La sección de cocteles era una de las más largas. No logro terminarla.

Kagetora despego sus ojos de las páginas y miro atrás de ella, donde había otro de esos relojes con marco de mármol colgando en un espacio libre del muro. Se sentía como una especie de sueño repetitivo ver el mismo modelo en tantos lugares de la instalación.

Desde que había entrado a este cuarto hasta ahora solo habían pasado cerca de tres horas según el artefacto. Podía elegir quedarse a seguir leyendo como lo había hecho hasta ahora. El problema era que cada página que leía le generaba más ganas de ir a buscar varias botellas de licor.

La segunda alternativa era más tentadora, ir a buscar su porción diaria de sake al comedor. Siempre estaba la posibilidad de que ya hubieran reparado el sistema de reposición. Si ese no fuera el caso, aún podría sacar una botella extra cuando nadie se diera cuenta.

Ella terminó por levantarse de la mesa preparada para visitar la cocina. Dio sus primeros pasos, pero se devolvió al instante para llevarse consigo el libro que dejo sobre la mesa. No había terminado de leer todo su contenido, al fin y al cabo.

Tendría que dejar el escrito en su dormitorio primero.

Estaba por retirarse nuevamente, sin embargo, decidió despedirse de la mujer zorro que se había quedado con ella leyendo en la mesa, no sabía de qué trataba lo que leía esa mujer, era una novela de la cual jamás había oído siquiera el nombre.

Tamamo no mae con la cabeza aún entre las hojas de su libro, miro de reojo a la autoproclamada Diosa frente a ella. No supo que pensar exactamente, nunca había pensado en ver a esa mujer aquí. Solo opto por despedirse de ella al notar que se estaba por ir de la biblioteca.

Demostrar amabilidad era un rasgo que uno buena esposa debía demostrar tener después de todo. La albina solo le devolvió la despedida antes de irse caminando hacia la salida con una sonrisa en la cara.

Se preguntó si acaso sonreía porque le gusto la lectura o si es que había otra razón en específico. No conocía mucho de la mujer más allá de lo obvio y nadie le había comentado algo relevante de ella tampoco, aparte de que le gustaba demasiado pelear.

Aunque, no estaba enterada de que ella padeciera de un extraño tic nervioso en las manos, se le hacía bastante raro que nadie lo hubiera mencionado, pero de seguro era algo normal en ella, si no, alguien ya habría dicho algo.

Además, suena inconsistente que una mujer que se supone representa al Dios de la guerra le tiemblen las manos, un arma se maneja mal cuando el agarre no es firme.

De cualquier manera, eso no era importante ahora. Solo acomodo su postura y centro su atención nuevamente en su lectura.

En verdad le gustaban las novelas románticas.

…..

Debía terminar de ordenar.

La figura de Minamoto no Raikou estaba agachada detrás de la barra de la cocina guardando algunos de los vasos que había lavado recientemente en los pequeños estantes debajo de la barra.

No era una tarea difícil la que le tocaba realizar actualmente, nunca quedaban demasiadas tareas difíciles a esta hora. Normalmente de eso se encargaba otro miembro del personal de cocina, pero ella se ofreció a tomar su turno por él, ese hombre debía de descansar más a menudo.

Hace un par de minutos había llegado a la cocina a atender el turno mañanero. Estaba pasando por una de esas horas que su equipo denomino como muertas, debido a la poca actividad en la cocina, prácticamente el comedor estaba vació.

Muchos de los miembros del personal humano seguían ocupados trabajando en este mismo momento en mantener la instalación funcional y operativa. Por otro lado, los espíritus heroicos se ocupan de hacer entrenamientos programados con la maestra, pero como estos fueron cancelados durante todo el día, prácticamente todos los pequeños clubes de servants iniciaron sus actividades horas antes de lo usual.

Se levantó alzándose fuera del nivel de los estantes inferiores de la cocina. Ya parada, adoptó una posición más relajada dejando sus brazos apoyados en el mármol que recubría el exterior de la barra.

Debía quedarse a esperar pacientemente a que alguien fuera a hacer su pedido. Hace unos minutos había visto a esa proclamada Diosa de la guerra, pasar corriendo por enfrente de la entrada al comedor con un libro entre sus manos.

Eso era extraño.

La vista de esa mujer había sido lo único destacable de su turno hasta ahora, dejando de lado sus tareas ya terminadas. Suponía que nunca era tarde para interesarse en la lectura, no es que fuera a hacer relevante el hecho de que ella pudiera leer, solo era inusual que estuviera cargando un escrito en sus manos en vez de una lanza.

No tenía demasiadas cosas que hacer en este punto más que ser paciente, a esta hora el encargado de turno solía llegar a la cocina únicamente a preparar los alimentos para el almuerzo, pero esta vez parecía que Boudica, quiso adelantarse un poco al plan aprovechando la ausencia de ese hombre y dejo los platos más tardados hechos de antemano en el turno anterior.

Ya tendría algo de suerte si llegaba alguien a pedir alguna bebida dentro de esta hora.

Una silueta femenina se asomó por la entrada al comedor haciendo que ella dejará de divagar en sus pensamientos. Conocía la silueta de esa mujer bastante bien, tal vez su suerte si estaba cambiando, además podría aprovechar de hablar con ella un poco. Tenía curiosidad respecto a esa chica.

Simplemente era una buena oportunidad de matar a dos pájaros de un tiro.

— ¡Hola! — Saludó Nagao Kagetora enérgicamente mientras tomaba asiento en una de las sillas frente a la barra.

— Buenos días señorita Nagao — Raikou saludo con su mano dándose cuenta del detalle de su posición. Al instante se apresuró en corregir su postura, enderezando su espalda y retirando sus codos de la barra

— Perdona mis modales. ¿En qué puedo ayudarte? ¿Has venido de nuevo a pedir un tazón de sake?

— ¿Cómo supiste?

— Es lo que sueles ordenar cada vez que vienes — la mujer más alta le sonrió a la albina mientras sacaba un sakazuki guardado bajo del mostrador— Servido en cuenco con algo de sal, ¿verdad?

— ¡Sí!

El ánimo en la voz de la albina la hizo reír, a pesar de que su expresión no había cambiado ni un poco, solo el tono en su voz expresaba lo que la mujer parecía sentir. Era un comportamiento entrañable, le alegraba que esa mujer siempre pareciera estar rebosante de energía.

Dejo el recipiente sobre la superficie de la barra y le vertió parte del contenido de una botella de sake junto a unos cuantos finos granos de sal. Mientras preparaba el trago, no pudo evitar notar que la mujer en frente suyo parecía estar más ansiosa de lo usual.

Una vez dejo servido el sake sobre el mostrador, la aclamada Diosa de la guerra le agradeció antes de beber todo el contenido del cuenco como si fuera un vaso de agua en pleno desierto.

Kagetora soltó un suspiro sintiéndose resuelta con ella misma tras volver a probar esa bebida — ¡Gracias!

— Parece que en verdad tenías bastantes ganas de beber, incluso te ves más tranquila. Hace unos momentos tus manos temblaban un poco. ¿No necesitaras ir a visitar a la señorita Florence?

— ¿Temblando…? — La albina sonó confundida y solo se quedó callada un instante, mientras se volteaba su mirada a sus manos antes continuar como si esa pausa nunca hubiera ocurrido.

— Ah, ¿te refieres a eso? No es nada, no necesito ninguna revisión, solo mi cuerpo comienza a temblar un poco cuando no bebo sake después de un tiempo

— ¿Eso es así?

Algo en esa declaración le recordó a algo bastante similar que oyó esa misma mañana. Tamamo-cat le había comentado que el licor había dejado de desaparecer por completo de la despensa desde hace dos días, luego solo empezó a murmurar una historia donde ella había cazado al ladrón de licores.

Si lo pensaba en retrospectiva, la mujer delante de ella podía ser la responsable de robar el alcohol, aunque duda que la representación de un Dios tan bueno como Bishamonten lo hiciera. En cambio, aún estaba ese molestó insecto Oni rondando por las instalaciones como si fuera en verdad bienvenido.

Esa criatura despreciable solo contaminaba este lugar con su presencia, para ella era insólito que si quiera se le dejará permanecer en un lugar dedicado a preservar a la humanidad.

Shuten Douji, ¿quién más robaría sake si no era ese Oni? Aún recordaba como ella se llegó a jactar del origen de su nombre.

Kagetora solo se quedó observando como la mujer al otro lado de la barra empezaba a murmurar cosas al aire nuevamente. No era la primera vez que esa mujer susurraba palabras como "insecto" o "Oni" mientras la atendía, pero ya era algo que había normalizado.

No entendía porque lo hacía exactamente, aunque una vez su maestra le comentó que la mujer de pelo morado que atiende la cocina, Minamoto no Raikou, asesina demonios, así que debía tener sentido que murmurara sobre exterminarlos.

Tomo la botella de sake sobre la mesa y se sirvió otro trago, bebió fácilmente el líquido y desvió su mirada hacia un trozo de papel pegado en la pared detrás del mostrador, era un calendario.

Si se enfocaba en ver lo que decía, solo llegaba a leer pequeñas notas sobre distintos nombres de comidas. Únicamente llamo su atención un cuadro que correspondía a este mismo día, solamente tenía una palabra escrita con un color rojo diferente al negro del resto de letras.

Alivio

— Oye, ¿qué se supone que pasa hoy? — La albina uso sus codos como apoyo en la barra y apuntó hacia el calendario que había estado mirando. La cazadora de Onis pareció reaccionar ante la pregunta y volteó su mirada para ver adonde apuntaba el avatar de la guerra.

— ¿Hablas de hoy? Bueno, hoy finalmente arreglaron el sistema de reabastecimiento de suministros. El personal estaba bastante contento por la noticia, por eso está escrito en rojo

— ¿Significa que ya puedo tener mi aumento de sake?

— ¿Aumento de sake? — Raikou repitió lentamente con incredulidad buscando algún recuerdo en su mente de oír algo similar — Ahora que lo mencionas, Archer dijo que le debía disminuir la restricción del consumo de licor a alguien muy molestó

Solo le tomo unos segundos procesar lo que había dicho antes de parpadear repentinamente y fijar su mirada nuevamente en Kagetora, causando que una leve risa escapara de sus labios ya entreabiertos.

La mujer sentada frente al mostrador se preguntó únicamente que era tan divertido en que ella buscará un aumento de su porción de alcohol, para que esa cazadora de demonios se riera de repente.

— Ara, ara, ya veo, asumo que eras tú, de quien Archer se refería

— ¿Eso quiere decir que ya puedo pedir más sake?

La miembro del clan Minamoto llevó un dedo a la comisura de sus labios como si tratara de recordar algo más de lo que le dijo el hombre moreno — Mmm, déjame pensar, él dijo que nos avisaría personalmente cuando podríamos aumentar tu tasa de consumo

— ¿En persona?

— Precisamente, ¿acaso no viniste aquí para preguntar por ello también?

— En realidad solo había venido a buscar sake, es muy aburrido no poder beber ni entrenar. ¡Esas cosas son las que hacen vibrar el espíritu!

— ¿No has ido a entrenar? Pensaba que ya habrías tenido un combate a esta altura del día

— El simulador ha estado reservado y tampoco he encontrado a una pareja para luchar

La mujer albina hundió su cabeza en la superficie de la barra. Su cara rojiza por el alcohol escondida entre sus brazos se alzó levemente mirando a directamente a la mujer delante de ella — ¿Pelearías conmigo?

Raikou solo volvió a esbozar una sonrisa ante la propuesta.

— Sería un verdadero honor enfrentar al avatar de Bishamonten en un duelo, pero me temó que debo quedarme unas horas más en mi turno. ¿No has probado aun yendo a buscar a Archer? Últimamente he visto como lo sacas de la cocina para entrenar

— Es bastante divertido enfrentar la técnica de ese hombre. Él se niega al principio, pero siempre termina aceptando luchar, en realidad pienso que solo no le gusta admitir que está en su naturaleza luchar y finge ser ese hombre malhumorado. Aunque no lo he visto en todo el día. ¿No estará por allí?

— Hoy él no ha puesto ni un pie dentro de este cuarto. Lo presionamos para que hoy desistiera de manejar la cocina, sin embargo, conociéndolo en vez de aprovechar su tiempo para descansar su mente, probablemente esté usándolo para realizar más aseo o tal vez se haya encerrado en su cuarto por horas para no hablar con nadie

La mujer más alta suspiro un poco ante ese pensamiento tomando un breve respiro luego de eso antes de continuar.

— Archer es uno de miembros del personal que más ayuda en las tareas, pero prácticamente no ha tomado ningún descanso desde que fue invocado. Apenas termina con una actividad, él va y salta a la siguiente. Cuando se queda sin ninguna tarea, solamente se encierra en su cuarto hasta nuevo aviso, incluso ha llegado a estar horas ahí

— No entiendo su facilidad para quedarse en un único lugar por tanto tiempo, ¿crees que hará algo allí?

— ¿Algo? ¿A qué te refieres co- — Raikou calló en ese instante, casi se había mordido la lengua cuando cerro sus labios. Nunca se había preguntado qué clase de cosas hacia Archer cuando iba a su habitación, las palabras de la albina fueron como la repetición de esa pequeña voz en su cabeza que le insinuaba sus pensamientos más morbosos de cada persona.

Pero ese no podría ser el caso, esa mujer sonriente sonaba tan casual, que no podría estar insinuándole algo de esa índole.

— ¿Y qué hay con los días libres? Pensé que como era una actividad voluntaria a la que podían simplemente no ir cuando se aburrieran

Volviendo a la realidad, la mujer peli-morada respondió — Realmente cuando uno se une al equipo se compromete a estar disponible para asistir activamente en cualquier tarea con tal de apoyar al personal humano, aunque no quita el hecho de que podamos tomar descansos. Nuestros cuerpos a pesar de estar hechos de od son unas copias de nuestros cuerpos en vida, y por ello, conservan gran parte de sus características fisiológicas, el agotamiento mental no es algo que podamos evitar

— ¿Sabes dónde podría encontrarlo?

— Mmm, probablemente debe de estarse encargando de alguna sala de ocio por el ala derecha de Chaldea. Escuche que últimamente las habitaciones allí son un desastre, no creó que Archer haya podido ignorar eso

— ¡Entonces iré allá a reclamar mi sake! — El tono entusiasta en su voz provoque que la mujer parada detrás de la barra esbozara una sonrisa.

— Veo a una mujer con una meta clara entre manos. Por cierto, si vas a estar yendo a buscar a ese arquero frecuentemente, me gustaría que tuvieras esto

Raikou se separó del mostrador y camino hacia la despensa dejando a la mujer albina sola por durante minutos antes de volver con papel en su mano.

— ¿Un papel?

— Por favor acéptalo, es una copia de los horarios de la cocina de este mes, así sabrás cuando venir a buscar a Archer. Normalmente lo cambiamos de manera mensual, pero este te debería servir para lo que queda de mes, cuando sea el primero del siguiente mes puedes venir conmigo para que te de una copia del horario siguiente.

Kagetora miro fijamente el papel en la mano de la mujer tratando de comprender el motivo tras ese ofrecimiento — ¿Es una clase de ofrenda? Bishamonten es quien debe recibir esa clase de cosas, no yo

— Es para ti avatar de Bishamonten, pienso que deberías tenerlo. Tú vas a ir a sacar a ese hombre de la cocina para entrenar otros días, ¿no es así? Te será útil en ese caso

La albina agacho la mirada para ver ese papel fijamente antes de aceptarlo y guardarlo. No entendió exactamente porqué la mujer de pelo morado quería que ella pudiera rastrear a ese hombre sin nombre de manera más rápida.

No comprendía cuál era la finalidad de ello o que ganaba esa mujer. La respuesta siempre fue la misma, esa mujer cortés no gana nada entregándole esa hoja.

Pero tampoco le iba a importar demasiado esa clase de dudas, la cazadora de Onis tenía un punto, aún tenía motivos por los cuales enfrentar al hombre de armadura negra, no había logrado declararse ganadora totalmente en sus enfrentamientos.

Aumentar el número de sus entrenamientos con el arquero le haría dar con la victoria eventualmente. Si ella tuviera el conocimiento de cuando estaría libre el hombre moreno para poder enfrentarlo, podría alcanzar más rápido su objetivo.

Declarar su victoria sobre todo rival que haya enfrentado.

El avatar de la guerra agradeció por el horario de la cocina y se despidió llevándose la botella de sake a medio terminar que había estado bebiendo en mano.

Raikou le devolvió el gesto a la mujer con una seña mientras la veía alejarse hacia la entrada del comedor. La asesina de Onis se relajó apoyando sus codos nuevamente sobre el mostrador.

Mientras se acomodaba en la superficie de la barra empezó a reflexionar, sabía que, lo que le entrego a la mujer albina haría enfadar a Archer, pero una parte de ella se alegró por el hecho de que una persona tratara activamente de pasar tiempo con ese hombre y que lo estuviera logrando.

Entiende que ese arquero puede ser bastante molestó y reacio a pasar su tiempo en cosas que él cataloga "irrelevantes" como lo es el descanso, o en este caso, enfrentar tantas veces a un mismo oponente.

Sin embargo, que ese hombre llegue a aceptar tener esos entrenamientos con la Diosa de la guerra debe significar que no le desagrado tanto como podría parecer. Únicamente aún no comprende como es que esa mujer ha manejado la actitud apática de Archer y logrado hacer que entrene con ella.

No estaba segura del todo, tal vez la divinidad tenga un papel en ese asunto. Desconoce si ella tiene una clase de objetivo final con el hombre o solamente desea derrotarlo.

Pero mientras sea capaz de despegar al arquero de trabajar, aunque sea por un momento. Entonces ella iba a apoyarla en ello, no le importaría recibir un sermón, mientras tuviera la certeza que su compañero ocuparía su tiempo en algo más que trabajar.

Y que no gastaría ese tiempo solo.

Ya había tomado la decisión de quedarse en esa cómoda posición hasta que sus ojos captaron por fuera del comedor a ese insecto enano rondando alrededor de Kintoki de nuevo.

Eso era el colmo para ella, tendría que dejar su agradable posición y turno antes de lo acordado para atender este importante asunto.

Luego podría disculparse con el resto del personal y con su maestra por el desorden, ella lo limpiaría si es que fuera necesario. Limpiar los insectos aplastados en el piso jamás había sido una tarea difícil después de todo.

….

— No creí que observar y quedarte quieta fuera tu fuerte. ¿Acaso no tienes a nadie más a quien espiar? — El tono cansado de Emiya salió de sus labios resonando por todo el cuarto.

No había nadie además de él dentro de la habitación, pero sus palabras no iban dirigidas para alguien adentro, sino, que eran para la persona que estaba observándolo desde afuera.

En este punto, ya estaba cansado de tener esa mirada fija encima de él.

Había empezado a ordenar esta sala de ocio desde hace un par de minutos cuando el sonido de varias puertas corredizas una abriéndose una detrás de otra captó su atención. El sonido se escuchaba más cercano conforme pasaban los segundos, era claro que alguien estaba revisando cada habitación de forma apresurada.

En algún punto la puerta de este mismo cuartó también se abrió y desvelo una silueta familiar apoya en uno de los extremos del marco metálico con una botella sin tapa en mano. Largo cabello blanco, irregularidades negras y una sonrisa permanente en su rostro.

Ya conocía a esa mujer.

Era la persona que últimamente había estado interrumpía sus labores, incluso podría esperar que vino a hacer lo mismo ahora. Pero una vez que la puerta se abrió simplemente ella no se movió.

Se quedó parada a plena vista sin decir palabra alguna. Por su parte solo le echo un breve vistazo de reojo antes de seguir con sus actividades. No estaba interesado en lo que tuviera que decir la mujer por ahora. Tampoco le preguntó.

Los minutos desde que esa situación comenzó aumentaban, causando que se empezará a preguntar por el objetivo de la mujer. No por interés real, pero sí por atisbos de curiosidad. Si el avatar de la guerra quisiera tratar de volver a pedirle una revancha ya lo habría hecho en vez de quedarse quieta a observarlo.

Si ella quisiera sake, tal vez sí esperaría el momento oportuno para pedírselo. Aunque tenía una botella de esa misma bebida a medio terminar en mano, tendría que haber pasado por la cocina para conseguirla. Pero no pudo haberla robado, es difícil que ella haya tenido una ventana de acción entre turnos para escabullirse a la despensa, hoy no hay ninguna misión o entrenamiento programados, y la última rotación del personal fue hace dos horas.

Dudaba que Nagao Kagetora no se hubiera terminado esa botella de licor en tanto tiempo, ni tampoco que Minamoto no Raikou sea una persona descuidada para no ver a la albina escabullirse en la despensa.

Y aunque ella en realidad hubiera simplemente entrado al comedor caminando a pedir sake, ¿el personal no le habría avisado que ya puede reclamar su parte del acuerdo, en vez de venir a exigírsela a él? Con ese permiso ella no necesitaba pedirle sake a nadie.

Juraba haberles dicho a los demás miembros algo similar en la mañana, al menos haberles avisado. Nadie más que esa mujer albina sabía de ese acuerdo, nadie lo pudo haber solicitado excepto por ella misma.

Si una de las tres suposiciones fuera verdad, no estaría siendo observado desde afuera del cuarto. Esa incertidumbre lo molestó, no le gustaba que ese par de ojos lo estuviera mirando, aborrecía que ambos orbes verdes y dorados le recordarán a ese mundo repleto de espadas.

— Me preguntaba por qué no decías nada. ¿Acaso te gusto que te observara?

— Tú eres quien se quedó parada en el marco de la puerta como una acosadora que, por cierto, debería de buscar más candidatos para pelear en vez de sacarme de la cocina para solamente entrenar

— No sería divertido buscar a más personas sin haber superado a cada rival contra los que he peleado

— No puedes simplemente conformarte con empatar, ¿verdad? De cualquier manera, ¿qué es lo que quieres? Dudo que el avatar de la guerra haya venido hasta aquí únicamente para observar cómo limpió una habitación

— Vine a reclamar el aumento de mi porción de sake

— Si eso es lo que quieres solo ve a la cocina y pídela. Debería estar Raikou para atenderte, aunque, veo que ya tienes una botella, ¿la robaste? Podría simplemente pensar que rompiste el acuerdo

— Esa mujer de pelo morado me entrego esta botella y me dijo que tú me darías el aumento

— Nunca le he dicho a alguien que yo específicamente debó conceder ese permiso

— ¿No lo hiciste?

Emiya solo alzó una ceja ante esa pregunta. Le hizo cuestionarse de nuevo la situación.

¿Qué cosa le habrá dicho Raikou a esa mujer? ¿Si quiera fue ella quien mandó al avatar de la guerra a molestarlo? No tenía sentido sí él aclaro específicamente que le dieran el aumento sin mayores preguntas de por medio.

— ¿A qué clase de juego estas jugando ahora? Si tanto quieres sake, solo ve y tómalo

— ¿Juego? No entiendo, solo quiero que vayas a la cocina para que pueda beber todo el sake que quiera

— Estoy limpiando

— ¿No puedes simplemente dejar de limpiar por un momento? Hoy es tu día libre, ¿no?

— Pienso que es más entretenido terminar de trabajar aquí antes que ayudarte, pero ni si quiera entiendes como algo así puede ser más preferible

— ¿Eh…? — Un imperceptible movimiento de pestaña se produjo en la albina frente a él, como si fuera una clase de reflejo.

¿Ella lo habría escuchado mal? Probablemente.

— Olvídalo, simplemente prefiero quedarme y terminar de limpiar antes que preocuparme por tu dependencia al licor

— ¿Por qué deseas tanto limpiar una sala que ni siquiera vas a ocupar?

— Oh, ¿y como sabes que no la usaré?

— Esa mujer alta caza demonios me dijo que solo gastas tu tiempo libre limpiando o encerrado en tu cuarto por horas. Realmente no me imagino que clase cosas pueda llegar a hacer un hombre cuando se encierra tanto tiempo solo en su habitación

Los labios de Kagetora se torcieron ampliando su sonrisa de una forma apresurada y torpe, volviéndola a primera vista en una expresión ilegible, como si estuviera recién tanteando su acción. Su tono descarado fue lo único natural que ella expreso con ese gesto.

Él solo frunció su ceño ante ese comentario. La mujer ni siquiera debería saber de lo que ella misma está hablando, solo debe de estar escupiendo palabras molestas para fastidiarlo.

— No te hagas ideas raras, mujer. Yo ocupo mi tiempo de la forma en la que yo lo deseo

— ¿Y es por eso que decides encerarte tanto tiempo en tu cuarto?

— Tú… — Emiya cargo su voz en respuesta raspando parte de su garganta antes de relajar lentamente su expresión. Decidió dejar morir ese pequeño juego. No quería darle más margen a la mujer para molestarlo con sus estupideces.

El arquero se dio la vuelta ignorando a la mujer parada en el marco de la puerta, dándole vía libre para entrar a la habitación.

…..

No podía concentrarse.

Ya llevaba un tiempo ignorando que esa mujer ingreso al cuarto. No le gustaba tenerla rondando de lado a lado, no podía concentrarse adecuadamente en la limpieza. Ni siquiera el leve sonido familiar que producía su paño al pasar sobre la superficie de una de las cómodas de la sala podía distraerlo, pues había sido totalmente opacado por el ruido que provenía los pasos de la Diosa de Echigo.

Kagetora solo estaba caminando de izquierda a derecha a sus espaldas viendo cada mueble moderno con curiosidad como si nunca los hubiera visto desde que llegó a las instalaciones de Chaldea. Parecía una niña pequeña explorando una casa ajena.

Su cabeza no paraba de decirle que, si le quitaba un ojo de encima a la albina, esta terminaría dejando la habitación peor que cuando llegó. Por otro lado, en la última semana había aprendido que tratar de lidiar con Nagao Kagetora directamente suele ser bastante contraproducente en todo aspecto, cualquier advertencia que él haga, ella la tomará como un reto a superar.

Había momentos, intervalos cortos de segundos donde esa mujer se le quedaba mirando directamente con ojos de lince, analizando cada movimiento que hacía por más meticuloso que fuera. Lo miraba directamente, mientras él la observaba de reojo.

Ella estaba analizando la habitación. La sala cambiaba rápidamente por la intervención de ese hombre, no parecía ser la misma a la que había entrado hace apenas minutos. Claro que los seguían estando los mismos muebles que vio en un principio en su respectivo lugar.

Aunque a la vez no parecían ser los mismos objetos. El suelo una vez opaco por la mugre estaba brillante, lo suficiente para poder ver su propio rostro reflejado en él. Los pequeños adornos de las repisas estaban nuevamente colocados encima de ellas, y no en el piso o sobre el polvoriento sofá, que ahora, era completamente claro.

Parecía como si nadie hubiera entrado esta sala en primer lugar.

La mayoría de cambios que hacía y seguía realizando el arquero eran prácticamente minúsculos, pero combinados generaban un impacto mayor. Ella había empezado a ordenar su cuarto cada vez que su maestra venía a visitarla en señal de hospitalidad. Nunca había ordenado con ese nivel de detalle.

Llego a cuestionarse si acaso él lo limpiaba de esa manera por alguna clase de evento especial, sin embargo, con todas las habitaciones que visitó antes de dar con el hombre, podía afirmar que no parecía ser cosa de una sola vez.

Quedarse parada a observar dejaba de ser divertido, él arquero se movía de un lado a otra sin decirle nada. Si ese hombre iba a ser tan aburrido mientras limpiaba, entonces ella bebería licor hasta que él terminará.

Recostando su espalda en el respaldo del sofá, Kagetora dejo apoyada su botella de sake verticalmente contra la almohada más cercana en lo que buscaba su sakazuki entre sus prendas.

— ¿Qué crees que haces dejando esa botella sin tapa ahí? — Emiya finalmente se dignó a dirigirle la palabra a la mujer nuevamente.

— ¿Mmm? Te estabas demorando demasiado y es aburrido esperar tanto, así que pensé en beber sake para matar el tiempo

— Saca esa botella de ahí antes de que se derrame sobre todo el asiento, eso es lo último que me falta, luego de que hayas entrado

El arquero se acero a ella para arrebatarle la botella antes de inspeccionar el cuarto buscando la tapa antes de suspirar y solamente apoyar la botella sobre un pequeño escritorio que aún no había limpiado fuera del alcancé de la albina.

Kagetora no dejó pasar esa acción, levantándose en ese mismo momento a recuperar su licor para volver a tomar asiento en el sofá sin soltar en ningún momento el cuello de la botella de su mano.

— ¿Siempre eres tan gruñón cuando trabajas? Pensé que era porque estabas de mal humor el resto de los días — Olvidándose de usar su cuenco, el avatar de la guerra solo tomo un pequeño trago directamente de los labios del contenedor de vidrió.

— Tu eres quien me pone de mal humor, me gusta trabajar rápidamente y sin retrasos estúpidos de por medio

— ¿Mover esta botella no contaría como un retraso? — La mujer cuestionó mientras mecía levemente la botella en diminutos círculos de forma despreocupada.

— Hablar contigo ya es un retraso — Espeto el hombre de armadura negra en respuesta.

El movimiento del licor se detuvo y al Diosa de la guerra fijó su mirada en el contenido del recipiente. Él solo optó por darse la vuelta para continuar, aunque una pregunta llegó a sus oídos antes de que pudiera si quiera empezar.

— Hay algo que no entiendo

— ¿No escuchaste lo que te dije sobre hablar contigo?

— Acabas de volver a limpiar y no pareces tener problemas con hablar mientras trabajas, así que no veo en que te pueda retrasar

La sonrisa de la mujer se había vuelto a ensanchar por unos segundos antes de volver a su posición original. Emiya solo vio ese cambió en la expresión de la albina y suspiro a la par que seguía haciendo su labor.

— Pregunta rápido — Comentó Emiya con resignación y cansancio a la mujer albina.

Kagetora se percató del cambió de tonalidad en la voz del arquero. No podía afirmar si era uno catalogable como feliz o no. Solo sabía que no sonaba igual a como sonaba hace un momento.

Desde su punto de vista era bastante difícil discernir si también había cambiado su expresión junto con su tono, debido a que el hombre no despegaba su cara de su trabajo, aunque aún podía notar perfectamente que la estaba mirando de reojo sin despegarle jamás la mirada.

— ¿Por qué te esfuerzas tanto en limpiar?

— ¿Qué clase de pregunta en esa? Solamente disfruto de hacer bien mi trabajo

— Tú estás haciendo bien tu trabajo, pero, ¿por qué hacer tan bien? ¿Por qué hacerlo tan minuciosamente, acaso no querías disfrutar?

— Disfruto trabajando así, es satisfactorio

— ¿No preferirías hacer algo más divertido? Se ve aburrido centrarse en cosas tan pequeñas

— ¿Si pudieras hacer otra cosa además de pelear por ser más divertida, lo harías?

—¿No era yo la que estaba preguntando?

— Te responderé una vez respondas tú primero

— Mmm, yo seguiría peleando

Era un caso hipoteco, pero no pensaba que pudiera haber algo mejor que pelear para divertirse. No había actividad que lo superara.

— Porque eso es lo que más te satisface, ¿no? Aunque hubiera algo mejor, probablemente no te daría la misma satisfacción propia que pelear

— ¿Vas a responder ahora?

— Yo prefiero limpiar o cocinar a pelear si es eso lo que en realidad estas preguntando

Kagetora lo miro unos segundos pensando en las palabras del hombre, nunca le había mencionado algo como eso, pero lo tuvo que haber inferido de alguna forma. ¿Era tan obvia?

— ¿Tan feliz te puede hacer limpiar?

— ¿En serio vas a seguir preguntando?

— Trato de entender. Entiendo que las personas puedan tener preferencias a ciertas áreas, pero tú no parecer ser alguien que pueda disfrutar de esa clase de actividad

— ¿No lo hago?

— No parece que sea algo que pueda satisfacerte, por como peleas, es como si fueras un individuo en crecimiento constante en cuanto a técnica. Tus espadas parecen buscar expandirse como alas en vez de refinar sus plumas. Tampoco bajas tu guardia, solo parece que esperas a ser atacado

— No sería el único que no baja su guardia

— Es como si solo supieras pelear o vivieras por ese fin. Me es complicada comprender como puedes conformarte con limpiar

— Viniendo de ti, no sé si es un alago o solamente me estas degradando

Era bastante confuso de por sí entablar una conversación decente con esa mujer. Era complicado saber lo que en verdad quería cuando ella buscaba más que sake o pelear.

Esa mujer en ciertos momentos se mostraba bastante curiosa por comprender ciertos actos humanos, tanto el de los demás como el de él. Ella hacía preguntas y él se las respondía esperando satisfacer su curiosidad lo suficiente para que se vaya.

La albina podría ir y decirle que entendió, solamente le bastaría con asentir con la cabeza y él no trataría de asegurarse que en verdad lo hubiera entendido. Nunca podría asegurar que ella recuerde sus conversaciones. No le interesaba si ella lo hacía o no.

Aunque era curioso que seguirá preguntando, preguntaba y no paraba. ¿Qué haría ella si en algún punto sí lograra entender mejor al humano?

¿Lloraría por sus actos?

¿Se jactaría aún más de sus hazañas y títulos?

¿Lo dejaría trabajar en paz?

¿Volvería a tratar de entender más?

No se consideraba una persona adecuada entender el comportamiento de una persona. Claro que podía entender y procesar los comportamientos humanos, pero estaba consciente que su visión de ciertas cosas estaba distorsionada. No se veía a primera vista, sin embargo, sus bases estaban torcidas desde su renacimiento.

— Solamente me recuerdas a la guerra, hay algo en el aire que he notado cada vez que converso contigo, incluso ahora. Este cuarto huele como el acero Tamahagane que se impregnaba en el aire durante mis campañas. Es tan familiar como una buena botella de sake luego de una victoria

— No veo tu punto

— ¡Hueles como la guerra! — Kagetora vitoreo con fuerza en su voz raspada por el calor del licor que había estado tomando. La mujer bebió otro pequeño trago de su botella de sake a casi terminar generando una sonrisa en su cara ya enrojecida por el alcohol.

— ¡Como si fueras una espada, vives para luchar en la guerra! ¡Solo guerra! ¡Supongo que puedes tomarlo como un cumplido, pues para mí, el avatar de Bishamonten, no hay nada mejor que vivir en la guerra!

Emiya se quedó quieto un momento, como si algo en su cabeza hubiera reaccionado por ese comentario. Como si fuera una broma de mal gusto hacia su ser.

La leve sensación fantasma de cuchillas brotando de su carne se presentó a lo largo de cada uno de sus tejidos en ese momento. La guerra no fue hecha por los humanos para combatirse con las manos al descubierto, ellos crearon armas para ese único propósito.

Él era una espada, un arma hecha de carne y huesos. Estaba hecho para la batalla tal y como el pequeño avatar de la guerra dijo.

Sonaba demasiado acertado para su gusto.

Era degradante.

— Sería mejor si esperaras afuera — El arquero se dio la vuelta mirando a la albina de frente con una expresión ilegible para alguien como ella en el rostro.

— ¿Eh? ¿No te gusto? Pensé que los cumplidos eran positivos

— Solo si se hacen adecuadamente

Kagetora lo miró fijamente con una sonrisa plana sin responderle una vez más. Él solo suspiro y masajeo su sien relajándola. Esa mujer en realidad había tratado de conseguir una reacción positiva de su parte a su manera. Una forma poco acertada, pero seguía siendo un intento a ciegas para ella.

Una parte de él no podía con ese sentimiento de tratar de apegarse al actuar como un individuo funcional sin saber cómo debería ser un individuo funcional en primer lugar, le irritaba recordarlo. No le gustaba recordarse a sí mismo. Pero no podía evitar empatizar.

Chaldea en verdad lo ha estado volviendo menos apático.

— Olvídalo, simplemente no soy la persona adecuada para tal cumplido, ese es un factor a tener en cuenta a la hora de felicitar a alguien

— ¿Entonces fue bueno? Haces una cara diferente a la de la maestra cuando le dije algo similar

— ¿Una cara?

— Tienes la frente arrugada, pocas personas tienen la frente así, pero de ellos, eres el único que no es un anciano — el avatar de la guerra comentó con un tono pícaro al borde de una fuerte carcajada.

— Tú….

Las facciones de aquel hombre solo se contrajeron antes de relajarse nuevamente. Esa clase de cambió de expresión siempre le parecían raros. Todas las personas parecían hacerlo, pero ella no podía sabes cuando debía realizarlos, así que se conformaba con sonreír ante cualquier escenario.

Es complicado para ella entender a las personas, sin embargo, entender a ese arquero le generaba gran curiosidad, porque hablar con él no se sentía como abalar con el resto e las personas, había algo diferente que le recordaba a ella misma.

Eso le parecía extraño.

Por eso le gustaba preguntarle cosas, sonaba adecuado en su cabeza, entender a otros también estaba conectado con entenderse a sí misma, ¿no?

— Lo acabas de hacer de nuevo

— Lo que sea — gruño Emiya.

— ¿Ya vendrás a darme el permiso del sake?

El arquero ante la pregunta miró a su alrededor buscando mínimamente algo que le haya faltado por hacer. No le faltaba nada, ni el más mínimo detalle. El cuarto estaba completamente limpió.

Chasqueando su lengua, el hombre descarto las herramientas de limpieza que había estado usando apoyándolas en una de las esquinas de la sala — Iré solo para darte esa autorización y luego volveré a seguir limpiando, nada más que eso

— ¿No te gustaría entrenar para celebrar que volvemos a tener entregas de suministros? Podrías beber sake con sal luego de pelear

— Aún me quedan habitaciones por este sector que limpiar, me gustaría encargarme de ellas en vez de enfrentarte de nuevo

— Aburrido

— Pensándolo mejor debería terminar de limpiar antes de ir y darte el permiso, así estaría libre luego de unas horas, supongo que eres capaz de esperar hasta-

— ¡Vamos ahora, no vale la pena esperar más tiempo para volver a beber! — Kagetora interrumpió al arquero rápidamente, mientras se levantaba del sofá de un salto.

Emiya solo vio esa acción con algo de diversión. Existía algo gracioso en ver a esa mujer despreocupada actuar de esa manera tan preocupada. Desde que hizo un trato con esa Diosa el número de botellas de sake desaparecidas había disminuido considerablemente.

Sin embargo, sabía que ella aún se infiltraba a beber una dosis extra de licor, tendría que ser ciego para no notar cuando faltaba una botella de sake por día. Podría usarlo para invalidar su acuerdo, pero el hecho de que ella se limitara a robar solo una botella no era tan malo.

Considerando la adicción de la mujer, no le sorprendió que ese fuera el resultado. Que ella se limitará en la cantidad extra que bebería si lo tomo más desprevenido. Solo un poco.

Sería descortés de su parte negarle su parte del acuerdo luego de tal despliegue, en especial cuando había otras formas de actuar ahora.

— Por cierto, el primer mes te voy a descontar todas las botellas extra que robaste, así que traga con cuidado — Una sonrisa descarada se formó en sus labios viendo como la mujer albina se detenía su caminar en seco.

— ¿¡EH!? ¿Es enserio?

— Te dejé bastante claro la parte de no sacar ninguna botella, en eso consistía el acuerdo. Considéralo un favor, perfectamente podría ir ahora a la cocina y negarte el permiso

— En ese caso me deberás un entrenamiento mañana

— ¿De dónde salió eso? Busca a alguien más, estaré ocupado todo el día

— Estarás libre a las 07:30 — el avatar de la guerra mencionó con una sonrisa viendo como las facciones faciales del arquero cambiaban al instante.

— ¿Cómo es que tú…?

Kagetora se terminó riendo de las últimas palabras que pronunció Archer, antes de dirigirse al marco metálico de la habitación. Prácticamente estaba lista para irse, pero volteó una última vez en dirección al interior de la sala asegurándose que el hombre la siguiera.

El olor que había quedado atrapado dentro del cuarto paso nuevamente por sus fosas nasales y se hacía algo más notario con cada paso del hombre hacia ella, permitiendo que lo captará mejor que hace unos minutos.

Apestaba a acero oxidado.

Podría acostumbrase a oler ese aroma más seguido de lo que ya lo hacía.

….

¡Y Corte! Ya extrañaba escribir esto.

Hola a todos… ¿Cómo están? Yo he estado bastante ocupado desde que volví al segundo semestre de mi colegio. Me llenaron de pruebas todas las semanas que pudieron. En verdad lamentó la demora en la publicación de este capituló, pero como estudiante, debo priorizar siempre mis estudios, así que este tipo de retrasos pueden volver a ocurrir.

¿Les gusto el capituló nuevo? Traté enfocarlo más en Kagetora, ya que los primeros dos están más centrados en la perspectiva de Emiya. Este capituló es lo más largo que he escrito, rodando las 10800 palabras, no sé como quedó tan largo si el borrado tenía únicamente 8500 y eso que borré contenido. Cosas del proceso creativo, supongo.

Me tarde un mes completo en terminar el borrador y la reescritura tomo otro mes completo y una semana. Bastante largo, dejaré esos plazos como el tiempo promedio de salida de capítulos hasta que llegué a vacaciones de verano, ahí probablemente el tiempo se acorte.

Por cierto, me cree una cuenta en Wattpad hace un tiempo donde también publico esta historia y también aprovecho la ventana de comunidad para hablar o comentar datos relevantes sobre el tiempo de escritura. Pueden seguirme allí para apoyarme o para saber si de repente va a ver un retraso en los capítulos, aunque eso ya cae en su propia elección.

En fin, iré dejando esta nota por aquí. Espero de verdad que les haya gustado el capitulo y lamentó el retraso, se que voy un mes tarde, pero no era algo que pudiera simplemente evitar, quería que fuera un buen capituló y no podía apresurar el proceso sin sacrificar calidad, y me niego rotundamente a ello.

Espero que tengan un buen día y nos vemos cuando logré publicar el capitulo 4. Esperemos que sea antes de noviembre, pero no estoy muy seguro de lograr ello.

Desconocido fuera.