Resulta que vivo en un país que ama celebrar las fiestas patrias y mi trabajo es bastante entusiasta al respecto (y bueno, yo también jeje)
En fin, solo nos queda un capítulo y se nos acaba El precio del amor
️️️
En un abrir y cerrar de ojos, Penelope estaba rodeada de los Bridgerton, recibiendo abrazos y sonrisas cálidas que, aunque abrumadoras, también le llenaban el corazón de una sensación reconfortante. Cada miembro de la familia, desde los más jóvenes hasta los mayores, le ofrecía palabras de cariño y felicitaciones por convertirse de forma extraoficial en una Bridgerton. El bullicio era ensordecedor, pero el sentimiento que la inundaba era completamente nuevo: una mezcla de aceptación y pertenencia que nunca había imaginado sentir con tanta intensidad.
Hyacinth la abrazó primero, como era su costumbre, con energía y entusiasmo.
—Esto era inevitable, lo sabes, ¿verdad? —dijo Daphne, sus ojos brillaban de emoción mientras la soltaba y Francesca ocupaba su lugar.
—Siempre fuiste una de nosotros, Pen —agregó con una sonrisa.
— Me alegro tanto que mi hermano por fin esté con la mujer de sus sueños — dijo Greg con una sonrisa traviesa.
Penelope estaba sorprendida por la cantidad de abrazos y palabras, trató de no dejar que su confusión asomara en su rostro. ¿Era esto real? ¿De verdad estaban todos tan felices por ella, por Colin… por lo que realmente era una farsa? Se recordó que era un acto, que esto no podía durar, pero por un momento se permitió disfrutar de la calidez que ofrecían.
Violet Bridgerton se acercó con una sonrisa serena, pero sus ojos brillaban de satisfacción.
—Penelope, querida —dijo mientras la abrazaba suavemente—, no tienes idea de lo feliz que me hace verte aquí, oficialmente como parte de nuestra familia.
Había algo en el tono de su voz, una certeza que solo una madre podía tener, que hizo que el corazón de Penelope diera un vuelco. ¿Sospechaba algo? ¿O simplemente estaba contenta de verla finalmente al lado de Colin?
—Gracias, señora Bridgerton, yo... no sé qué decir —respondió Penelope, intentando mantener la compostura mientras sentía la mirada de Colin sobre ella.
— Solo di que lo harás feliz —respondió Violet, dándole una palmada en la mano antes de apartarse con una sonrisa.
Penelope asintió y miró a Colin, quien se mantenía cerca, observando la escena con una mezcla de alivio y precaución. Él le sonrió, de una manera que parecía más real que cualquier otra cosa en ese momento, y por un instante Penelope se permitió olvidar la mentira que estaban viviendo.
— Bueno, ¿Dónde está la pequeña Bridgerton? — preguntó Colin tratando de desviar la atención.
— Ambas duermen — respondió Benedict con una sonrisa, creo que tendremos las presentaciones después de almuerzo.
Los Bridgerton comenzaron a moverse hacia el comedor, dejando a Penelope a solas con Colin por un segundo.
—¿Estás bien? —preguntó Colin en voz baja, acercándose lo suficiente como para que solo ella pudiera escucharlo.
Penelope asintió, todavía procesando la calidez que había recibido.
— Sí, solo… no esperaba que todo esto fuera tan… abrumador.
— Son así —dijo Colin con una sonrisa torcida—. Pero lo digo en serio, si en algún momento te sientes incómoda o necesitas un descanso, solo usa la palabra clave.
— Szeretlek —susurró ella, probando la palabra en sus labios.
Colin la miró de una manera que hizo que el mundo a su alrededor desapareciera por un momento. Luego, con un pequeño suspiro, se apartó y ambos caminaron hacia el comedor, conscientes de que, aunque el acto continuaba, la conexión entre ellos se sentía cada vez más real.
El almuerzo transcurrió entre risas y bromas hacia Colin que hicieron que el aludido, en más de una ocasión, se atragantara con la bebida. Cualquier otra persona en la posición de Penelope se habría dado cuenta de lo extraño que resultaba que todos los Bridgerton estuvieran tan emocionados de que finalmente estuvieran "juntos". Pero Penelope, fiel a su costumbre, encontraba excusas y explicaciones donde fuera. Para ella, la calidez y la alegría en la mesa solo eran una prueba del cariño genuino que la familia siempre le había tenido.
Al mirar a Colin, que le devolvía una sonrisa llena de complicidad, Penelope comprendió que, aunque la relación fuera fingida, había algo real en la forma en que todos los rodeaban con afecto. El pasado quedaba atrás, y ahora entendía que esa felicidad que veían en Colin, aunque fuera parte de un plan, era suficiente para mantener a todos tranquilos… incluso a ella.
Mientras miraba a Colin, quien se reía con Hyacinth de alguna broma interna, sintió una punzada en el corazón. Sabía que Colin no la había lastimado con intención en el pasado, pero el eco de aquellas palabras seguía rondando en su mente, recordándole que, por mucho que fingieran, lo que tenían ahora no podía ser real.
Pero, por un segundo, dejó de lado esos pensamientos oscuros. Colin la miró en ese preciso instante y le sonrió, como si pudiera leer sus pensamientos y quisiera asegurarle que todo estaba bien, aunque fuera solo una fachada. Penelope le devolvió la sonrisa, aunque en su interior la duda seguía acechando. Sabía que, por más que quisiera, no podía evitar preguntarse cuánto más podría soportar este juego antes de que el peso de la verdad cayera sobre ellos.
— Todo sigue igual —pensó Penelope — nada ha cambiado realmente.
Pero, tal vez, solo tal vez, se equivocaba.
La llegada de Sophie y su bebé finalmente desvió la atención hacia quien debía ser la verdadera protagonista de la velada:
— Violet Bridgerton II — anunció Benedict con una solemnidad que atrapó la atención de todos, pero en especial la de su madre.
— Benedict — respondió Violet, visiblemente emocionada, con los ojos brillando.
— Es una belleza, ¿no? — continuó Benedict con una sonrisa orgullosa—. Debía tener un nombre que estuviera a su altura.
— Sin duda hará honor a ese nombre — intervino Anthony, tomando con ternura en brazos a la nueva integrante de la familia—. Solo espero que tenga un carácter más dócil que el de su abuela.
— ¡Anthony! — protestó Violet, riendo ante el comentario, aunque visiblemente conmovida.
Durante la tarde, los hermanos Bridgerton se sumergieron en un animado juego de Croquet, con risas y bromas por doquier. Al final, para espanto de Anthony, la vencedora resultó ser su hermana Eloise.
— Es obvio que no se puede ganar si ustedes se alían en mi contra — se quejó Anthony, mirando a Colin y Eloise con una mezcla de frustración y diversión.
— ¿Qué tal si brindamos? — sugirió Benedict, llamando a una de sus empleadas. Luego de que todos recibieran una copa, continuó—. Quiero agradecerles por estar con nosotros este día. Les diría que no saben lo feliz que me hace tenerlos a todos aquí hoy, pero tengo claro que lo saben. Porque es lo que somos: nos amamos, nos apoyamos y nos acompañamos. Sé que esta felicidad que siento, que sentimos hoy, también la sienten ustedes. Solo puedo decir… gracias.
El brindis de Benedict llenó el aire con un sentimiento de calidez y gratitud, un reflejo del amor y la unión que definían a la familia Bridgerton. Cada copa levantada y cada palabra compartida subrayaban el profundo lazo que los unía, haciendo de este día una celebración de la familia en toda su plenitud.
Al cabo de unas horas, Sophie se acercó a Colin y le susurró algo que solo él y Penelope pudieron oír.
— Tienes prohibido dormirte hasta que tu hermano esté en su habitación. Hoy es su día para celebrar, pero yo me voy a dormir — dijo, antes de marcharse.
Colin asintió, observando cómo Sophie se alejaba mientras Benedict, Anthony y Simon se embarcaban en una competencia sobre paternidad que, aunque un tanto confusa, claramente implicaba beber para el perdedor. Eloise, aprovechando el momento, se acercó a Penelope para hablar en privado.
— He hablado con Philip — dijo Eloise sin preámbulos.
— ¿Y cómo ha resultado? — preguntó Penelope, curiosa.
— Como esperaba… lo que no es bueno realmente. A veces siento que él no busca una pareja, sino una madre para sus hijos…
— Oh… ¿lo has dejado?
— No, solo hemos acordado vernos sin los niños por ahora… el problema es que ahora los extraño. Son tan dulces, Pen. Y no saber de ellos me desespera… Philip no es muy atento con ellos, y ellos necesitan tanto… sobre todo Amanda, la conocieras, es una niña adorable… traviesa como ella sola, sí. Pero es un encanto.
— Eloise… — intentó decir Penelope con una sonrisa comprensiva.
— Dios… ya estoy preparada, ¿verdad? — dijo abriendo los ojos de la impresión.
— Te respondería, pero creo que ya sabes la respuesta — dijo Penelope con una risita, acercando su vaso a su amiga para brindar. Eloise imitó a su amiga y, tras chocar los vasos, bebió de un solo trago.
— Necesito que nos embriaguemos.
— Eloise, está tu madre — susurró Penelope.
— Descuida, se fue a dormir Sophie, luego se irá mi madre, y luego Francesca.
Como si fuera una premonición, las mencionadas comenzaron a retirarse una por una, dejando a los demás en el salón, inmersos en un juego de adivinanzas donde el que acertaba tenía que beber. Con el paso de las horas, Penelope sentía su cabeza latir al ritmo de la música y apenas lograba seguir el ritmo de Eloise, Hyacinth y Kate, que seguían animadas y riendo a carcajadas.
— Esas son las ventajas de que tus hijos no sean tan pequeños y duerman toda la noche — dijo Kate, bebiendo un corto de tequila. — Disfruta mientras puedas. A los Bridgerton les gustan mucho los hijos — añadió, dándole un codazo sutil a Penelope, quien se sonrojó por el comentario.
— Aún no sabemos si esto va a resultar, solo estamos… — intentó decir Penelope, repitiendo la misma frase que había dicho varias veces ese día.
— Oh, vamos, Pen. Nunca había visto a mi hermano tan feliz… sin duda es por ti — agregó Daphne, sentándose junto a ellas. Para corroborar sus palabras, todas voltearon a ver al tercer Bridgerton, que justo estaba observando a la pelirroja de sus sueños, logrando que ambos se sonrojaran aún más.
— Adorables — dijo Kate.
— Amo el período de "luna de miel" — dijo Daphne con ojos soñadores.
— Cariño, es hora de dormir — dijo Anthony de pronto, bebiendo un último trago y levantándose con dificultad.
— Sí, creo que es una buena idea — respondió Kate, llevándose a su marido — Buenas noches a todos.
— ¡Pero si la noche es joven! — se quejó Benedict.
— Creo que también es un buen momento para los demás — dijo Colin con seriedad. — Vamos, Greg, ayúdame con tu hermano.
El menor de los varones Bridgerton asintió y caminó junto a Colin y Benedict. Fue en ese momento cuando Penelope se dio cuenta de que… ella y Colin debían compartir habitación.
— ¿Nos vamos, querida? — dijo Simon con una voz tan tentadora que cualquier mujer se habría ido con él.
— Buenas noches — dijo Daphne a las demás mujeres, tomando la mano de su marido y desapareciendo del lugar.
— Supongo que somos tú y yo, hermana — dijo Hyacinth, buscando una nueva botella.
— Dios, Hy, no sé de dónde sacas tanta energía — se quejó Eloise, estirando los brazos mientras bostezaba.
— ¡Vamos! Hay que celebrar, no solo la llegada de Violet, sino también la llegada de Pen.
— Pen siempre ha sido parte de MI familia — respondió Eloise, con un tono protector.
— Sí, pero ahora es oficial para todos. "Penelope Bridgerton", suena increíble, ¿no crees? — dijo Hyacinth, mirando a Penelope con una sonrisa traviesa.
— Recuerden que…
— "No es algo totalmente serio, nos estamos conociendo…" — repitieron ambas Bridgerton, imitando la frase que Penelope había dicho varias veces ese día.
— ¿Por qué no dejas de decir eso? — se quejó Eloise—. Es como si no quisieras que funcionara.
— ¿Qué? Claro que no… es solo que siento que todos están poniendo tantas expectativas… y no sabemos…
— Claro que lo sabemos. ¿O piensas que fuimos así con las relaciones anteriores de Colin? — preguntó Eloise, mirándola con seriedad.
— Puaj, claro que no — intervino Hyacinth, haciendo una mueca de asco.
— Bueno, de todas formas, no creo que…
— Pen, habría que ser ciego para no notarlo. Por favor, no seas tú la ciega — insistió Eloise empujando suavemente a su amiga.
Penelope observaba el karaoke más desafinado de su vida, cortesía de las hermanas Bridgerton, cuando Colin regresó a su lado.
— Creo que también es hora de que ellas se vayan a dormir — susurró él al oído, y el aliento cálido en su cuello le erizó la piel.
Después de despedirse, subieron en silencio a su dormitorio. Al entrar, Colin examinó la habitación con nerviosismo.
— De acuerdo — murmuró—, puedo dormir en el sofá — dijo, mirando el sofá bastante grande frente a la cama matrimonial.
— No es necesario — respondió Penelope sin pensar demasiado, culpando al alcohol—. No es como si no hubiéramos dormido juntos antes.
Colin levantó una ceja, sorprendido.
— ¿En serio no te molesta?
— Parece que a ti sí — replicó Penelope, tratando de sonar despreocupada.
— En absoluto — aseguró Colin.
Ambos se cambiaron y se acostaron, quedando frente a frente en la enorme cama. El silencio entre ellos no era incómodo, pero sí cargado de algo más profundo.
— Gracias por hoy — dijo Colin de pronto, mirándola con sinceridad— estar con mi familia no es fácil…
— Colin — lo interrumpió suavemente Penelope—, nunca ha sido un esfuerzo pasar tiempo con tu familia.
Él desvió la mirada, incómodo.
— Pero fingir estar conmigo... eso sí debe ser un esfuerzo, ¿no?
Penelope sonrió, intentando aliviar la tensión.
— ¿Cómo podría serlo, si eres tan encantador? — bromeó, levantando las manos y tomándole las mejillas, en un gesto que pretendía ser ligero.
Pero el contacto tuvo el efecto contrario. Apenas tocó su piel, sintió cómo una chispa recorrió su cuerpo, encendiendo algo dentro de ella. Colin cerró los ojos, disfrutando del tacto, y su respiración se hizo más pesada.
— Eso dicen — murmuró él, con la voz ronca.
Colin abrió los ojos lentamente, y por un momento, el ambiente cambió. El silencio que los envolvía estaba cargado de algo más profundo, algo que ninguno de los dos podía ignorar.
— Pen... — dijo Colin en voz baja, su mirada estaba fija en los ojos de ella, tan intensa que le costaba respirar. Penelope se quedó en silencio, sus manos aún en las mejillas de Colin. Había querido hacer una broma para aligerar el ambiente, pero el calor que sintió al tocarlo no era algo que pudiera ignorar. Colin tampoco parecía inmune; había cerrado los ojos, y su respiración se había vuelto más pesada.
Penelope sintió su corazón acelerarse, y antes de que pudiera pensar en qué decir, Colin tomó una de sus manos, que aún descansaba en su mejilla.
— Colin… — susurró la mujer— por favor… no confundamos más las cosas— le suplicó.
El aludido agradeció al cielo que su frustración no se viera reflejada en su rostro ante aquel rechazo. No podía volver a intentarlo. ¿Cuántas veces más tenía que rechazarlo para que entendiera que todo era una farsa?
— Lo siento — murmuró, antes que de quitar su mano y darle la espalda — que descanses.
— También tú — susurró la pelirroja, ahogando la decepción. Era lo mejor, por mucho que lo amara no podía volverse su pasatiempo, en la mujer que está disponible cada vez que él así lo requiere.
A la mañana siguiente, Penelope percibió la tensión palpable entre ellos. Aprovechó sus horas de teletrabajo como una excusa perfecta para mantenerse ocupada y evitar verlo por un tiempo.
El almuerzo transcurrió en relativa tranquilidad, aunque en varias ocasiones sintió las miradas de Violet sobre ella, escrutándola con una intuición que la asustaba profundamente. La facilidad con la que aquella mujer parecía leerlos le resultaba inquietante.
Y durante la tarde, y como en los viejos tiempos, los hermanos Bridgerton se sentaron a jugar cartas, esta vez, sin alcohol de por medio, mientras Kate y Sophie conversaban sobre sus hijos y cómo la maternidad las había transformado.
Violet se acercó a Penelope, quien observaba desde el sofá cómo Colin disfrutaba con sus hermanos y reía ante un nuevo truco de Hyacinth.
— Cuando le dije a Colin que debía casarse o lo desheredaría, esperaba en el fondo de mi corazón que finalmente te buscara — se sinceró Violet, mirando a Penelope con una sinceridad palpable.
Penelope abrió los ojos con asombro ante la confesión.
— Mi hijo es un romántico y un testarudo. Más de una vez ha necesitado un empujón para ver lo que es evidente… pero ahora, por fin, puedo estar tranquila al verlos tan unidos.
— Sra. Bridgerton, yo… solo estamos viendo si esto resulta, no sabemos si...
— Tonterías, ustedes son el uno para el otro… lo supe desde que te conocí.
Los ojos de Penelope se llenaron de lágrimas ante la honesta confesión. La calidez y el apoyo de Violet, tan inesperados como sinceros, tocaban el fondo de su corazón. Fue imposible no compararla con la rección que había tenido su propia madre y le dolió estar mintiéndole.
— Eres una jovencita maravillosa, y no hay nada que me haga más feliz que ahora seas parte de la familia — dijo Violet con una sonrisa, tomando la mano de Penelope con ternura — ha sido un gran día.
Penelope sintió un nudo en el estómago al darse cuenta de la profundidad del gesto de Violet. No podía seguir con esto; una cosa era jugar con sus propias emociones y el amor, a estas alturas irracional, que sentía por Colin, pero no podía jugar con los sentimientos de Violet. La mujer le estaba abriendo su corazón y su familia de par en par, y en ese momento, Penelope se dio cuenta de que ella y Colin estaban en un juego que iba más allá de lo que habían planeado.
La sinceridad y la generosidad de Violet eran reales, y Penelope sintió un peso sobre sus hombros al reconocer que no podía seguir engañándola ni a sí misma. La situación se volvía cada vez más complicada, y las decisiones que tomarían en el futuro no solo afectarían sus propias vidas, sino también las de aquellos que les mostraban su afecto incondicionalmente.
La pelirroja aprovechó el momento en que Sophie llamó a Violet para escabullirse a su habitación. Sentía el pecho oprimido, como si el aire se le escapara. Sin duda, no podía más, debía terminar con esto de una vez por todas.
Se suponía que regresarían a la ciudad al día siguiente, pero Penelope no podía soportar pasar otra noche en la misma cama que Colin. No podía enfrentar una vez más los ojos ilusionados de Hy y Greg, ni seguir engañando a la única mujer que había llegado a ver como una figura materna cariñosa y bondadosa.
Su corazón ya no lo soportaba más. Buscó sus cosas con desesperación y llamó a un taxi de la zona. Estaría allí en una hora; le echaría la culpa al trabajo y todo estaría solucionado. Luego, hablaría con Colin y pondrían fin a su romance falso. Colin se iría de la ciudad por meses, como solía hacer, y cuando lo volviera a ver, todo estaría bien.
— P-perfecto — susurró—. Todo… saldrá… p-perfecto.
¿Entonces por qué estaba llorando?
La pelirroja se sentó en la cama, dejando escapar todo aquello que había guardado por tanto tiempo. Jamás pensó que fingir amar a quien más amaba le dolería tanto.
— Pen — dijo Colin al entrar de pronto. Al verla en ese estado, cerró la puerta con seguro tras de él y se sentó a su lado—. ¿Qué ha pasado? — preguntó con preocupación.
— N-no, no, no… No puedo, Colin — dijo Penelope, tratando de recuperar la respiración—. Me duele.
— ¿Qué? ¿Estás enferma? ¿Debería llamar a un médico? — Colin, ante cada pregunta, vio cómo la pelirroja negaba con frenesí—. ¿Qué ocurre, Pen?
— T-tu madre… yo no… no puedo…
— ¿Mi madre? — preguntó Colin, visiblemente confundido—. ¿Qué te dijo mi madre?
Sin embargo, Penelope no podía articular palabras. Colin optó por buscar un vaso de agua y esperó a que la joven se calmara antes de interrogarla nuevamente.
— ¿Ahora puedes hablar? — preguntó con ternura, tomando sus manos entre las suyas.
— Basta, por favor — le suplicó, soltándose del agarre—. Aquí nadie nos está viendo.
— ¿Qué? — preguntó Colin, aún confundido—. Pen…
— No puedo seguir con esto — dijo Penelope, señalando a ambos—. Creí que podría, pero tu madre, tus hermanos, tú… — comenzó a enumerar, y las lágrimas volvieron a brotar—. Me duele, Colin. Ya no puedo fingir más.
Colin miró a Penelope con una mezcla de sorpresa y preocupación. No sabía cómo responder, pero el dolor en los ojos de Penelope le desgarraba el corazón, la miró fijamente, sus pensamientos revoloteaban a toda velocidad. Tomó un profundo respiro, intentando organizar sus ideas mientras observaba la angustia en el rostro de Penelope.
— ¿Por qué no me lo dijiste antes? — preguntó Colin con voz quebrada, sintiendo un peso en su pecho. — Tenemos una palabra clave, ¿recuerdas? — agregó con una maldita sonrisa que la derretía por completo.
— Porque no sabía qué decir, ¿de acuerdo? — respondió Penelope, con la voz temblando —. Yo... necesito tiempo. ¿Puedes decirle a tu familia que debo irme por trabajo? — le pidió, con una expresión de desesperación en su rostro.
— Déjame llevarte... — ofreció Colin, con el rostro lleno de preocupación.
— Ya llamé un taxi — respondió Penelope, tratando de contener sus lágrimas.
— Por favor, hablemos... Pen — le suplicó Colin, acercándose más a ella.
— Yo... necesito tiempo — repitió Penelope, su voz quebrándose ante cada palabra. — Por favor.
— No puedo — dijo Colin, con firmeza y una tristeza palpable en sus ojos.
— Por favor — pidió ella nuevamente, susurrando casi desesperada.
— No puedo Pen, no puedo dejarte ir, no puedo darte tiempo — dijo Colin tomando sus manos nuevamente. Ante el silencio de la pelirroja continuó hablando — porque algo me dice que si te dejo ir te perderé para siempre.
— Colin…
— Pero tengo miedo que al hablar, te pierda de todas formas — se sinceró— no sé cómo llegamos aquí, pero lo que siento cuando estoy contigo, lo que siempre he sentido... — Colin se detuvo, como si buscara las palabras adecuadas—. Tampoco sé cómo fingir más… estoy enamorado de ti, Penelope.
El corazón de Penelope latía con fuerza en su pecho. Todo este tiempo, habían estado fingiendo para los demás, pero ¿Qué pasaba cuando ambos sabían que había algo más, algo real? Sentía una mezcla de emociones, de miedo y esperanza.
— Colin, yo...nosotros — comenzó a decir, pero su voz se quebró. ¿Cómo podría poner en palabras todo lo que sentía? El miedo de que todo esto fuera solo una ilusión, pero también el deseo de que, por fin, fuera algo real era evidente y solo había algo claro: — somos amigos.
— Lo sé, pero... ha sido tan diferente esta temporada — Colin, tomó un respiro, era el momento de la verdad, sin duda ya nada volvería a ser lo mismo — El tiempo que hemos pasado juntos ha sido como un sueño del que no quiero despertar. Me has envuelto con tu ternura, has tocado lo más profundo de mi ser, y me haces soñar despierto contigo. Cada segundo que estoy lejos de ti, mi mente solo puede pensar en ti, en tus risas, en tu calidez. No puedo creer que estos momentos hayan sido solo ilusiones de un corazón enamorado. No me pidas que ignore lo que siento, porque cada momento contigo ha sido una bendición que ilumina mi vida de una manera que nunca imaginé y si he alargado esta falsa relación ha sido porque no quiero ni puedo tenerte lejos. Dime que lo quieres también, Pen — susurró, su voz apenas un suspiro—. Porque si no es real para ti, no podría soportarlo.
Penelope tragó saliva, consciente de que este era el momento de la verdad. No había más disfraces ni juegos entre ellos, solo la realidad de lo que ambos sentían. Su respuesta sería lo que definiría el futuro de ambos.
Colin apretó su mano con suavidad, como si comprendiera lo que ella estaba sintiendo. Luego, sin romper el contacto visual, se inclinó hacia ella. La cercanía hacía que todo su cuerpo temblara de anticipación, pero cuando sus labios casi se rozaron, Colin se detuvo.
Ella asintió con suavidad y emitió sus palabras al borde de un susurro.
— Lo quiero, Colin. Siempre lo he querido.
Y con eso, todo lo demás dejó de importar. Los labios de Colin se encontraron con los suyos en un beso lleno de todo lo que había estado oculto durante tanto tiempo. Fue suave, lleno de ternura, pero también cargado de una pasión contenida que ambos habían reprimido durante años porque ahora era real.
Cuando se separaron, ambos respiraban con dificultad, y Colin no pudo evitar sonreír, rozando con suavidad la frente de Penelope.
— Entonces, ya no fingimos más, — dijo con una sonrisa—. Esto es real.
Penelope sonrió, con el corazón aún acelerado.
— Esto es real.
Ambos se encontraban tan ensimismados el uno del otro que no notaron cuando el teléfono de Penelope comenzó a vibrar con un mensaje.
"Penelope, necesito que vuelvas enseguida. Cressida se ha enterado de la identidad de Lady Wistledown y está vendiendo la primicia a la maldita revista de "Moore Goosip", tenemos que hacer algo pronto".
️️️️️
Espero actualizar después de las fiestas (sí, aun no son, acá celebramos antes, durante y después).
Gracias por leer ️
