Hola a todos.

Lo que está en negrita es de JK Rowling y no me pertenece.

Al final como siempre las notas de autor.


La persona señalada era la mamá de Remus; Taylor Lupin.

Ella simplemente convocó el libro, lo abrió y dijo: Capítulo 9. El dementor

Muchos de los que se habían enfrentado a esas horrendas criaturas, se encogieron de angustia y Sirius tembló quedando calmado por Remus.

A la mañana siguiente, Tom despertó a Harry, sonriendo como de costumbre con su boca desdentada y llevándole una taza de té. Harry se vistió, y trataba de convencer a Hedwig de que volviera a la jaula cuando Ron abrió de golpe la puerta y entró enfadado, poniéndose la camisa.
-¿Por qué estás enfadado ahora?- preguntó Scorp. -Porque Percy estaba pesado- replicó Ron. Muchos miraron al oído, quién bajó la cabeza y Taylor decidió seguir.

Cuanto antes subimos al tren, mejor —dijo—. Por lo menos en Hogwarts puedo alejarme de Percy. Ahora me acusa de haber manchado de té su foto de Penelope Clearwater.

-Entiendo Percy que te enojaras un poco- empezó Caro.

-Pero porque exageras- siguió Reg.

-Además de que es obvio que Ron no hizo nada, es obvio que fueron los gemelos- sentenció Lily un poco exasperada.

Taylor que estaba de acuerdo con las acotaciones siguió leyendo.

—Ron hizo una mueca—. Ya sabes, su novia. Ha ocultado la cara bajo el marco porque su nariz ha quedado manchada...

Tengo algo que contarte —comenzó Harry, pero lo interrumpieron Fred y George, que se asomaron a la habitación para felicitar a Ron por haber vuelto a enfadar a Percy. ( Es obvio que tuve razón y pensé en Lily.)

Bajaron a desayunar y encontraron al señor Weasley, que leía la primera página de El Profeta con el entrecejo fruncido, ya la señora Weasley, que hablaba a Ginny y Hermione de un filtro amoroso que había hecho de joven. Las tres se reían con risa floja.

-¿Qué es lo gracioso?- preguntó Caro que le desagradaban las pociones de amor al ver que muchas se empezaban a reír como la señora Weasley, Hermione y Ginny se habían reído en el libro.

-Cierto, esa poción no es para nada graciosa, es casi tan grave como el imperius porque le quita la voluntad a una persona de corresponsal a una persona o no- continuó Reg.

-Es una rama de la magia que no debería ser razón de risa para nadie y es típico de las mujeres de realizarlas para que alguien se case con ellas- informó Harry P.

Esas palabras hicieron que muchas bajaran la cabeza y que Taylor con semblante serio porque recordaba que una se la había querido dar a su esposo, (1) siguió leyendo.

¿Qué me ibas a contar? —preguntó Ron a Harry cuando se sentaron.

Más tarde —murmuró Harry, al mismo tiempo que Percy irrumpía en el comedor.

Con el ajetreo de la partida, Harry tampoco tuvo tiempo de hablar con Ron. Todos estaban muy ocupados bajando los baúles por la estrecha escalera del Caldero Chorreante y apilándolos en la puerta, con Hedwig y Hermes , la lechuza de Percy, encaramadas en sus jaulas. Al lado de los baúles había un pequeño cesto de mimbre que bufaba ruidosamente.

Vale, Crookshanks —susurró Hermione a través del mimbre—, te dejaré salir en el tren. ( Esto va a ser sinónimo de constantes peleas pensó Lily)

No lo harás —dijo Ron terminantemente—. ¿Y la pobre Scabbers ?

Se señaló el bolsillo del pecho, donde un bulto revelaba que Scabbers estaba allí acurrucada.

El señor Weasley, que había guardado fuera a los coches del Ministerio, se asoma al interior.

Aquí están —anunció—. Vamos, Harry. ( Pobre Harry están pesados con él pensó Caro.)

El señor Weasley condujo a Harry a través del corto trecho de acera hasta el primero de los dos coches antiguos de color verde oscuro, los dos conducidos por brujos de mirada furtiva con uniforme de terciopelo verde esmeralda. ( Como les gusta ese color a muchos pensó Hugo G.) (2)

Sube, Harry —dijo el señor Weasley, mirando a ambos lados de la calle llena de gente. Harry subió a la parte trasera del coche, y enseguida se reunió con él Hermione y Ron, y para disgusto de Ron, también Percy.

El viaje hasta King's Cross fue muy tranquilo, comparado con el que Harry había hecho en el autobús nocturno. ( Es normal, el autobús ni siquiera lo maneja alguien que ha bien pensó Jane G.) Los coches del Ministerio de Magia parecían bastante normales, aunque Harry vio que podía deslizarse por huecos que no podría haber traspasado el coche nuevo de la empresa de tío Vernón. ( Es porque la magia puede hacer cosas asombrosas pensó Petunia E.) Llegaron a King's Cross con veinte minutos de adelanto; los conductores del Ministerio les consiguieron carritos, descargaron los baúles, saludaron al señor Weasley y se alejaron, poniéndose, sin que se supiera cómo, en cabeza de una hilera de coches parados en el semáforo. ( Magia práctica en todo su esplendor pensó Hermione P. )

El señor Weasley se mantuvo muy pegado a Harry durante todo el camino de la estación.

Bien, pues —propuso mirándolos a todos—. Como somos muchos, vamos a entrar de dos en dos. Yo pasaré primero con Harry.

El señor Weasley fue hacia la barrera que había entre los andenes nueve y diez, empujando el carrito de Harry y, según parecía, muy interesado por el Intercity 125 que acababa de entrar por la vía 9. Dirigiendo a Harry una elocuente mirada, se ayudó contra la barrera como sin querer. Harry lo imitó.

-Gracias señor Weasley- dijo Sirius.

-Es un placer- empezó Arthur W y agregó- ¿Por qué me agradeces si lo estoy protegiendo de ti que eres inocente?

-Porque a pesar de todo y de que tu familia pueda estar en peligro porque soy un supuesto asesino, protege a Harry sin pensarlo- contestó Sirius.

-No pasa nada, Harry es un buen muchacho, necesita a veces que se preocupen por él- sentenció Arthur W.

-Gracias, señor Weasley- dijo abochornado Harry.

Taylor miró al hombre sonriéndole y siguió leyendo.

Un instante después, cayeron de lado a través del metal sólido y se encontraron en el andén nueve y tres cuartos. Levantaron la mirada y vieron el expreso de Hogwarts, un tren de vapor de color rojo que echaba humo sobre un andén repleto de magos y brujas que acompañaban al tren a sus hijos. De repente, detrás de Harry aparecieron Percy y Ginny. Jadeaban y parecía que habían atravesado la barrera corriendo. ( Eso hicimos por culpa de Percy que quería ver a su novia, pensó Ginny.)

¡Ah, ahí está Penélope! —dijo Percy, alisándose el pelo y sonrojándose.

Ginny miró a Harry, y ambos se volvieron para ocultar la risa en el momento en que Percy se acercó sacando pecho (para que ella no pudiera dejar de notar la insignia reluciente) ( Estúpido pensó Fred mientras George pensaba que mi hermano es un arrogante ) a una chica de pelo largo y rizado.

Después de que Hermione y el resto de los Weasley se reunieron con ellos, Harry y el señor Weasley se abrieron paso hasta el final del tren, pasaron ante compartimentos repletos de gente y llegaron finalmente a un vagón que estaba casi vacío. Subieron los baúles, pusieron a Hedwig y Crookshanks en la rejilla portaequipajes, y volvieron a salir para despedirse de los padres de Ron.

La señora Weasley besó a todos sus hijos, luego a Hermione y por último a Harry. Éste se sintió embarazado pero muy agradecido cuando ella le dio un abrazo de más.

-Gracias señora Weasley- empezó Charlus P.

-Por darle muestra de amor a nuestro Harry- terminó Dorea.

-No es nada, Harry se merece los cariños- replicó Molly W.

Taylor continuó leyendo luego del intercambio.

Cuídate, Harry ¿Lo harás? —dijo separándose de él, con los ojos especialmente brillantes. Luego abrió su enorme bolso y dijo—: He preparado bocadillos para todos. Aquí los tenéis, Ron... no, no son de conserva de buey.. Fred... ¿dónde está Fred? ¡Ah, estás ahí, cariño...!

Harry —le dijo en voz baja el señor Weasley—, ven aquí un momento. (¿Qué querrá hablar con mi hijo? pensó cuestionante Lily.)

Señaló una columna con la cabeza y Harry lo siguió hasta ella. Se pusieron detrás, dejando a los otros con la señora Weasley.

Tengo que decirte una cosa antes de que te vayas —dijo el señor Weasley con voz tensa.

No es necesario, señor Weasley Ya lo sé.

¿ Qué lo sabes? ¿Cómo has podido saberlo?

-Lo sabe porque le gusta escuchar conversaciones ajenas a veces- empezó Luna W.

-Y es peor su instinto cuando esa conversación se trata de él- siguió Hermione P.

-Lo más probable sin embargo es que se entere más sobre verdades ajenas que propias- terminó Ron W.

Muchos se rieron por la cara de ofendidos de ambos Harry y Taylor continuaron con el capítulo.

Yo... eh... les oí anoche a usted ya su mujer. No pude evitarlo. Lo siento...

No quería que te enteraras de esa forma —dijo el señor Weasley, nervioso.

No... Ha sido la mejor manera. Así me he podido enterar y usted no ha faltado a la palabra que le dio a Fudge. ( Tiene razón pensó el Ministro)

Harry, debes de estar muy asustado...

No lo estoy —contestó Harry con sinceridad—. De verdad —añadió, porque el señor Weasley lo miraba incrédulo—. No trato de parecer un héroe, pero Sirius Black no puede ser peor que Voldemort, ¿verdad?

El señor Weasley se estremeció al oír aquel nombre, pero no comentó nada. ( Ya estoy acostumbrado a que diga el nombre falso de ese mago malvado, pensó Arthur W.)

Harry, sabía que estabas hecho..., bueno, de una pasta más dura de lo que Fudge cree. Me alegra que no tengas miedo, pero...

¡Arturo! —gritó la señora Weasley, que ya hacía subir a los demás al tren—.

¡Arthur!, ¿qué haces? ¡Está a punto de irse!

Ya vamos, Molly —dijo el señor Weasley Pero se volvió a Harry y siguió hablando, más bajo y más aprisa—. Escucha, quiero que me des tu palabra ( Qué cosa quiere que le prometa mi nieto pensaron curiosos Charlus y Dorea.)

¿De que será un buen chico y me quedaré en el castillo? —Preguntó a Harry con tristeza.

No exactamente —respondió el señor Weasley, más serio que nunca—. Harry, prométeme que no irás en busca de Black.

-¡Qué!- exclamó confundido Lunático.

-¿Por qué Harry va a querer buscar a alguien que quiere matarlo?- preguntó confundida Lily.

-Exacto, si ya sabe que va supuestamente detrás de él, porque lo buscaría- agregó Dorea.

-A menos que algo más le oculten, algo que no tienen derecho a guardarse, porque es su vida y por más que crean que es muy joven él debe decidir cuando se lo cuentan y no ustedes- replicó con rabia tranquila Caro.

-Exactamente, Harry es quien para juzgar eso- sentenció Albus P.

Taylor pensó que aunque les cueste tiene derecho a enterarse de cosas relacionadas con él ; Luego agitó la cabeza y siguió con la lectura.

Harry lo miró fijamente.

¿Qué?

Se oyó un potente silbido y pasaron unos guardias cerrando todas las puertas del

tren.

Prométeme, Harry —dijo el señor Weasley hablando aún más aprisa—, que

ocurre lo que ocurre...

¿Por qué iba a ir yo detrás de alguien que sé que quiere matarme? —preguntó Harry, sin comprender. ( Normal, yo tampoco entendería nada pensó Remus.)

Prométeme que, oigas lo que oigas...

¡Arturo; aprisa! —gritó la señora Weasley.

Salía vapor del tren. Éste había comenzado a moverse. Harry corrió hacia la puerta del vagón, y Ron la abrió y se echó atrás para dejarle paso. Se asomaron por la ventanilla y dijeron adiós con la mano a los padres de los Weasley hasta que el tren dobló una curva y se perdió de vista. ( Que tiernos los tíos y mis pap is pensó Albus P.) (3)

Tengo que hablaros a solas —dijo entre dientes a Ron y Hermione en cuanto el tren cogió velocidad.

—Vete , Ginny —dijo Ron.

¡Qué agradable eres! —respondió Ginny de mal humor; y se marchó muy ofendida.

Harry, Ron y Hermione fueron por el pasillo en busca de un compartimento vacío, pero todos estaban llenos salvo uno que se encontraba justo al final.

En éste sólo había un ocupante: un hombre que estaba sentado al lado de la ventana y profundamente dormido. (-¿Quién será?- preguntó Petunia a Lily en susurros. -No sé- contestó Lily en voz baja.) Harry, Ron y Hermione se detuvieron ante la puerta. El expreso de Hogwarts estaba reservado para estudiantes y nunca había visto a un adulto en él, salvo la bruja que llevaba el carrito de la comida.

El extraño llevaba una túnica de mago muy raída y remendada. Parecía enfermo y exhausto. Aunque joven, su pelo castaño claro estaba veteado de gris.

-Eres tú, Lunático- dijo sonriendo James.

-Si, viajaba en el tren porque el día anterior salió mi pequeño problema peludo- contestó Remus mirando específicamente a Sirius.

El ojo gris se acercó y Taylor que ya sabía de la condición de su hijo continuaba.

¿Quién será? —susurró Ron en el momento en que se sentaban y cerraban la puerta, eligiendo los asientos más alejados de la ventana.

Es el profesor RJ Lupin —susurró Hermione de inmediato.

-¡Es el mejor profesor!- exclamó Dean.

Eso provocó un aplauso general, que Remus se sonrojara y que muchos docentes suspiraron tranquilos mientras pensaban por fin un docente de defensa como la gente.

Taylor le escuchó a su hijo y siguió leyendo.

¿Cómo lo sabes?

Lo pone en su maleta —respondió Hermione señalando el portaequipajes que había encima del hombre dormido, donde había una maleta pequeña y vieja atada con una gran cantidad de nudos. El nombre, «Profesor RJ Lupin», apareció en una de las esquinas, en letras medio desprendidas.

Me pregunto qué enseñará —dijo Ron frunciendo el entrecejo y mirando el pálido perfil del profesor Lupin. ( Es obvio que defe nsa recordando lo bueno en esa materia que era Remus pensó Charlus.)

Está claro —susurró Hermione—. Sólo hay una vacante, ¿no es así? Defensa Contra las Artes Oscuras.

Harry, Ron y Hermione ya habían tenido dos profesores de Defensa Contra las Artes Oscuras, que habían durado sólo un año cada uno. Se decía que el puesto estaba gafado.

Bueno, espero que no sea como los anteriores —dijo Ron no muy convencido—. No parece capaz de sobrevivir a un maleficio hecho como Dios manda.

-Ron, jamás dejes que las apariencias te engañen- empezó Harry P.

-Esto también va para todos, siempre hay que estar alerta y mirar nuestro entorno- siguió Scorp.

-Exactamente- terminó Filius.

Alastor se mostró de acuerdo y Taylor continuó.

Pero bueno,

¿Qué nos ibas a contar?

Harry explicó la conversación entre los padres de Ron y las advertencias que el señor Weasley acababa de hacerle. Cuando terminó, Ron parecía atónito y Hermione se tapaba la boca con las manos. ( Ahora me tienen miedo pensó triste Sirius.) Las apartó para decir:

¿Sirius Black escapó para ir detrás de ti? ¡Ah, Harry, tendrás que tener muchísimo cuidado! No vayas en busca de problemas...

Yo no busco problemas —respondió Harry, molesto—. Los problemas normalmente me encuentran a mí.

-Tú también buscas algunos de los problemas aunque otros te busquen a ti- empezó Caro.

-Por ejemplo, podrías haber pedido a un director que se encargue del Dragón- ejemplificó Reg.

Taylor continuó leyendo luego de pensar: frase típica de James lo de no buscar los problemas . (4)

¡Qué tonto tendría que ser Harry para ir detrás de un chalado que quiere matarlo!

exclamó Ron, temblando. ( Tiene razón , estos adultos tienen que explicarle a mi padrino todo porque sino queda confundido pensó Scorp.)

Se tomó la peor noticia de lo que Harry había esperado. Tanto Ron como Hermione parecían tenerle a Black más miedo que él.

Nadie sabe cómo se ha escapado de Azkaban —dijo Ron, incómodo—. Es el primero. Y estaba en régimen de alta seguridad.

Pero lo atraparán, ¿a que sí? —dijo Hermione convencida—. Bueno, están buscándolo también todos los muggles...

¿Qué es ese ruido? —Preguntó de arrepentimiento Ron. ( ¿Qué pasa ahora? pensó Lily preocupada.)

De algún lugar llegaba un leve silbido. Miraron por el compartimento.

Viene de tu baúl, Harry —dijo Ron poniéndose en pie y alcanzando el portaequipajes.

Un momento después, había sacado el chivatoscopio de bolsillo de entre la túnica de Harry. Daba vueltas muy aprisa sobre la palma de la mano de Ron, brillando muy intensamente.

¿Eso es un chivatoscopio? —preguntó Hermione con interés, levantándose para verlo mejor. ( Ese artefacto les está advirtiendo de algo pensó Caro.) —Sí... Pero claro, es de los más baratos —dijo Ron—. Se puso como loco cuando lo até a la pata de Errol para enviárselo a Harry.

¿No hacías nada malo en ese momento? —preguntó Hermione con perspicacia.

- ¡No! Bueno..., no debía utilizar a Errol . Ya sabes que no está preparado para viajes largos... ( No tenía nada que ver con eso pensó Ron.) (5) Pero ¿de qué otra manera hubiera podido hacerle llegar a Harry el regalo?

Vuélvelo a meter en el baúl —le aconsejó Harry, porque su silbido les perforaba los oídos— o le despertará.

Señaló al profesor Lupin con la cabeza. Ron metió el chivatoscopio en un calcetín especialmente horroroso de tío Vernon, que ahogó el silbido, (-Debimos hacerle caso, porque nos avisaba de Peter- murmuró Ron a Harry y Hermione. Los dos lo pensaron y asintieron de acuerdo.) y luego cerró el baúl.

Podríamos llevar a que lo revisen en Hogsmeade —dijo Ron, volviendo a sentarse. Fred y George me han dicho que en Dervish y Banges, una tienda de instrumentos mágicos, vende cosas de este tipo. ( Hay de todo tipo de instrumentos en es una tienda pensada por Arthur W.)

¿Sabes más cosas de Hogsmeade? —dijo Hermione con entusiasmo—. He leído que es la única población enteramente no muggle de Gran Bretaña...

Sí, eso creo —respondió Ron de modo brusco—. Pero no es por eso por lo que quiero ir. ¡Sólo quiero entrar en Honeydukes!

-A NOSOTROS TAMBIÉN NOS ENCANTA- gritaron los alumnos que ya la conocían.

Taylor se sacudió los oídos y con una sonrisa continuó con la lectura.

¿Qué es eso? —preguntó Hermione.

Es una tienda de golosinas —respondió Ron, poniendo cara de felicidad—, donde tienen de todo... Diablillos de pimienta que te hacen echar humo por la boca... y grandes bolas de chocolate rellenas de mousse de fresa y nata de Cornualles, y plumas de azúcar que puedes chupar en clase y parecer que pensando estás lo que vas a escribir a continuación ( Es una tienda con muchos dulces pensó Dudley con los ojos brillantes.)

Pero Hogsmeade es un lugar muy interesante —presionó Hermione con impaciencia—. En Lugares históricos de la brujería se dice que la taberna fue el centro en que se gestó la revuelta de los duendes de 1612. Y la Casa de los Gritos se considera el edificio más embrujado de Gran Bretaña ( Sería un buen lugar para videojuegos de terror pensó Dudley emocionado.)

... Y enormes bolas de helado que te levantan unos centímetros del suelo mientras les das lengüetazos —continuó Ron, que no oía nada de lo que decía Hermione.

Hermione se volvió hacia Harry.

¿No será estupendo salir del colegio para explorar Hogsmeade?

—Supongo que sí—respondió Harry apesadumbrado—. Ya me lo contaréis cuando lo hayáis descubierto. ( Pobre Harry debe ser difícil su vida pensó Jane G.)

¿Qué quieres decir? —preguntó Ron.

Yo no puedo ir. Los Dursley no firmaron la autorización y Fudge tampoco quiso hacerlo. ( Qué mal pensó James.)

Ron se quedó horrorizado.

¿Que no puedes venir? Pero... hay que buscar la forma... McGonagall o algún otro te dará permiso...

Harry se río con sarcasmo. La profesora McGonagall, jefa de la casa Gryffindor, era muy estricta.

Podemos preguntarle a Fred y a George. Ellos conocen todos los pasadizos secretos para salir del castillo...

¡Ron! —le interrumpió Hermione—. Creo que Harry no debería andar saliendo del colegio a escondidas estando suelto Black

-Si bien entiendo que estén preocupados creo que todos se comportan como Dobby en el libro anterior- dijo un poco enojada Caro.

Taylor que no entendía el argumento de las palabras de la muchacha decidió seguir leyendo al ver que nadie decía nada.

Ya, supongo que eso es lo que dirá McGonagall cuando le pida el permiso

—observó Harry.

-Si la profesora te lo explica se puede entender- dijo Reg.

-Pero sino lo hace sólo está siendo corrupta y nada más porque ella si pueda firmar tu permiso porque sos un criado de muggles- agregó Caro. (6)

Muchos miraron a la docente esperando una respuesta, ella bajó la cabeza y Taylor continuó para ayudar a su amiga a salir del peligro cuando miró a la cara de Charlus.

Pero si nosotros estamos con él... Black no se atreverá a...

No digas tonterías, Ron —interrumpió Hermione—. Black ha matado a un montón de gente en mitad de una calle concurrida. ¿Crees realmente que va a dejar de atacar a Harry porque estamos con él?

-A esto solo quiero decir dos cosas. Primero, Hermione tiene razón en algo si Sirius fuera un asesino no dudaría en matar a los demás para llegar a Harry- empezó Caro y agregó- es aquí dónde les digo que se comportan como Dobby; es decir, es como si solo les importara la seguridad de Harry y nada más.

-¿Por qué lo dices?- preguntó la curiosa Amelia.

-Porque si les importaba en serio la situación simplemente suspenderían las salidas al pueblo para todos y no pondrían excusas para ser corruptos con Harry prácticamente violando sus derechos al saber y mintiéndole sobre los ecos- replicó Caro.

-Es decir, dado que para ustedes Sirius está loco y no tiene escrúpulos, no deberían dejar salir a TODOS los estudiantes para poder protegerlos a TODOS- sentenció Lily.

Tienen razón pensaron los profesores y alumnos de Hogwarts. Taylor miró a todos lados y cuando supo que nadie iba a hablar, continuó.

Mientras hablaba, Hermione enredaba las manos en la correa de la cesta en que iba.

chanclas

¡No dejes suelta esa cosa! —exclamó Ron.

Pero ya era demasiado tarde. Crookshanks saltó con ligereza de la cesta, se desperezó, bostezó y se subió de un brinco a las rodillas de Ron; El bulto del bolsillo de Ron estaba temblando y él se quitó al gato de encima, dándole un empujón irritado. ( Normal, se quiere e comer a su mascota, pensó James.)

¡Apártate de aquí!

¡No, Ron! —exclamó Hermione con enfado.

Ron estaba a punto de responder cuando el profesor Lupin se movió. Lo miraron con aprensión, pero él se limitó a volver la cabeza hacia el otro lado, con la boca todavía ligeramente abierta, y siguió durmiendo. ( Es que estaba muerto de cansan cio pensó Remus.)

El expreso de Hogwarts seguía hacia el norte, sin detenerse. Y el paisaje que se veía por las ventanas se estaba volviendo más agresivo y oscuro mientras aumentaban las nubes.

A través de la puerta del compartimento se veía pasar gente hacia uno y otro lado. Crookshanks se había instalado en un asiento vacío, con su cara aplastada vuelta hacia Ron, y tenía los ojos amarillentos fijos en su bolsillo superior. ( Este gato tien e a Scaber entre ceja y ceja pensó Bill confundido.)

A la una en punto llegó la bruja regordeta que llevaba el carrito de la comida.

¿Crees que deberíamos despertarlo? —preguntó Ron, incómodo, señalando al profesor Lupin con la cabeza—. Por su aspecto, creo que le vendría bien tomar algo.

Hermione se acercó cautelosamente al profesor Lupin.

Eeh... ¿profesor? —dijo—. Disculpe... ¿profesor?

El dormido no se inmutó. (-Lunático siempre duerme como una piedra cuando está cansado- murmuró Canuto a James. Este avanzando de acuerdo.)

No te preocupes, querida —dijo la bruja, entregándole a Harry unos pasteles con forma de caldero—. Si se despierta con hambre, estará en la parte delantera, con el maquinista.

Está dormido, ¿verdad? —dijo Ron en voz baja, cuando la bruja cerró la puerta del compartimento—. Quiero decir que... no está muerto, claro. ( Que consideró el tío Ron pensó Albus P.)

No, no: respira —susurró Hermione, cogiendo el pastel en forma de caldero que le alargaba Harry

Tal vez no fuera un ameno compañero de viaje, pero la presencia del profesor Lupin en el compartimento tenía su lado bueno. A media tarde, cuando empezó a llover y la lluvia emborronaba las colinas, volvieron a oír a alguien por el pasillo, y las tres personas a las que tenían menos aprecio aparecieron en la puerta: Draco Malfoy y sus dos amigos, Vincent Crabbe y Gregory. Goyle. ( Parece que van para pagar peaje o como cábala o como tradición pensó Reg.)

Draco Malfoy y Harry se habían convertido en enemigos desde que se conocieron, en su primer viaje en tren a Hogwarts. Malfoy, que tenía una cara pálida, puntiaguda y como de asco, pertenecía a la casa de Slytherin. Era buscador en el equipo de quidditch de Slytherin, el mismo puesto que tenía Harry en el de Gryffindor. Crabbe y Goyle parecían no tener otro objeto en la vida que hacer lo que quisiera Malfoy. Los dos eran corpulentos y musculosos. Crabbe era el más alto, y llevaba un corte de pelo de taza y tenía el cuello muy grueso. Goyle llevaba el pelo corto y erizado, y tenía brazos de gorila.

Bueno, mirad quiénes están ahí —dijo Malfoy con su habitual manera de hablar; arrastrando las palabras. Abró la puerta del compartimento—. El chalado y la rata. ( En serio , es un patético, tal vez deba hablar con él pensó Severus sabiendo que su ahijado le mentía siempre porque le decía que Potter lo molestaba.) (7)

Crabbe y Goyle se rieron como bobos.

He oído que tu padre por fin ha tocado oro este verano —dijo Malfoy—. ¿No se habrá muerto tu madre del susto?

Ron se levantó tan aprisa que tiró al suelo el cesto de Crookshanks . El profesor Lupin roncó.

¿Quién es ese? —preguntó Malfoy, dando un paso atrás en cuanto se percató de la presencia de Lupin.

Un nuevo profesor —contestó Harry, que se había levantado también por si tenía que sujetar a Ron—. ¿Qué dices, Malfoy?

Malfoy entornó sus ojos claros. No era tan idiota como para pelearse delante de un profesor.

Vámonos —murmuró a Crabbe y Goyle, con rabia.

Y desaparecieron.

-Desaparecieron como Flash- dijo Scorp.

-El quiere decir que salen muy rápido. explicó Albus P.

-Salieron muy rápido como a la velocidad de la luz- sentenció Hermione P.

Taylor se rio por las caras de Draco, Vicent y Gregory y luego siguió leyendo.

Harry y Ron volvieron a sentarse. Ron se frotaba los nudillos.

No pienso aguantarle nada a Malfoy este curso —dijo enfadado—. Lo digo en serio. Si hace otro comentario así sobre mi familia, le cogeré la cabeza y...

Ron hizo un gesto violento.

Cuidado, Ron —susurró Hermione, señalando al profesor Lupin—. Cuidado... Pero el profesor Lupin seguía profundamente dormido. ( Parece como si estu viera en coma pensó Dudley sorprendido porque incluso él se despertaría)

La lluvia arreciaba a medida que el tren avanzaba hacia el norte; las ventanillas eran ahora de un gris brillante que se oscurecía poco a poco, hasta que encendieron las luces que había a lo largo del pasillo y en el techo de los compartimentos. El tren traqueteaba, la lluvia golpeaba contra las ventanas, el viento rugía, pero el profesor Lupin seguía durmiendo.

Debemos de estar llegando —dijo Ron, inclinándose hacia delante para mirar a través del reflejo del profesor Lupin por la ventanilla, ahora completamente negra. ( No debe faltar mucho pensó Lily.)

Acababa de decirlo cuando el tren empezó a reducir la velocidad.

Estupendo —dijo Ron, levantándose y yendo con cuidado hacia el otro lado del profesor Lupin, para ver algo fuera del tren—. Me muero de hambre. Tengo unas ganas de que empiece el banquete...

No podemos haber llegado aún —dijo Hermione mirando el reloj.

-Pero todavía debía faltar un poco- empezó James.

-Tengo un mal presentimiento- agregó Canuto.

-Tal vez, el tren iba muy rápido- propuso Peter.

Como nadie dijo nada más, Taylor asustada lo siguió.

Entonces, ¿por qué nos detenemos?

El tren iba cada vez más despacio. A medida que el ruido de los pistones se amortiguaba, el viento y la lluvia sonaban con más fuerza contra los cristales.

Harry, que era el que estaba más cerca de la puerta, se levantó para mirar por el pasillo. Por todo el vagón se asomaban cabezas curiosas. El tren se paró con una sacudida, y distintos golpes testimoniaron que algunos baúles se habían caído de los portaequipajes. A continuación, sin previo aviso, se apagaron todas las luces y quedaron sumidos en una oscuridad total.

-¿Qué está pasando?- preguntó asustada Alice.

-Si deja que la señora lea se van a enterar- replicó Albus P.

-Es cierto, enseguida lo dice- siguió Scorp.

-Bueno, Taylor puedes continuar- sentenció Dorea asustada.

Taylor decidió seguir leyendo.

¿Qué sucede? —dijo detrás de Harry la voz de Ron.

¡Ay! —gritó Hermione—. ¡Me has pisado, Ron! ( Pobre el pie de mamá lo pisó una barca pensó Albus P.)

Harry volvió a tientas a su asiento.

¿Habríamos tenido una avería?

-El Expreso de Hogwarts es un tren mágico, salvo que ocurrirn desastres mágicos no es posible que se rompan- dijeron Remus y Lunático.

-¿En serio?- preguntó Hermione sorprendida.

-Si, es en serio- sentenció Remus.

Muchos nacidos y criados de muggles que no lo sabían tenían un semblante de puro asombro. Taylor le escuchó sonriendo a ambas versiones de su hijo y luego continuó leyendo.

- Nariz...

Se oyó el sonido que produce la mano frotando un cristal mojado, y Harry vio la silueta negra y borrosa de Ron, que limpiaba el cristal y miraba fuera.

Algo pasa ahí fuera —dijo Ron—. Creo que está subiendo gente

-Eso no es posible- dijo Arthur W.

-Como todo vehículo Expreso no sube nadie en todo el recorrido salvo en el origen- dijo Luna.

-Muchos asintieron y Taylor siguió.

La puerta del compartimento se abrió de repente y alguien cayó sobre las piernas de Harry, haciéndole daño.

¡Perdón! ¿Tienes alguna idea de lo que pasa? ¡Sí! Lo siento...

Hola, Neville —dijo Harry, tanteando en la oscuridad, y tirando hacia arriba de la capa de Neville.

—¿Harry ? ¿Eres tú? ¿Qué sucede?

¡No tengo ni idea! Siéntete...

Se oyó un bufido y un chillido de dolor. Neville había ido a sentarse sobre

Crookshank . ( Pobre gato, su primer viaje y lo patean o lo aplastan pensó Reg.)

Voy a preguntarle al maquinista qué sucede. —Harry notó que pasaba por su lado, oyó abrirse de nueva la puerta, y después un golpe y dos fuertes chillidos de dolor.

¿Quién eres?

¿Quién eres?

—¿Ginny ?

—¿Hermione ?

¿Qué haces?

Buscaba a Ron...

Entra y siéntate...

Aquí no —dijo Harry apresuradamente—. ¡Estoy yo!

-Si arriba de mi marido que no se siente- dijo Hermione P.

-Mamá es muy celosa cuando quiere- agregó Albus P.

Eso provocó que Hermione y Hermione P se sonrojaran y que todos los demás se rieran. Cuando las risas se calmaron, Taylor pudo seguir con la lectura.

¡Ay! —exclamó Neville.

¡Silencio! —dijo de repente una voz ronca.

Por fin se había despertado el profesor Lupin. Harry oyó que algo se movía en el rincón que él ocupaba. Nadie dijo nada.

Se oyó un chisporroteo y una luz parpadeante iluminó el compartimento. El profesor Lupin parecía tener en la mano un puñado de llamas que le iluminaban la cansada cara gris. Pero sus ojos se mostraron cautelosos. ( Ahí está mi hijo en modo guardián pensó John L.)

No os mováis —dijo con la misma voz ronca, y se puso de pie, despacio, con el puñado de llamas enfrente de él. La puerta se abrió lentamente antes de que Lupin pudiera alcanzarla.

De pie, en el umbral, iluminado por las llamas que tenía Lupin en la mano, había una figura cubierta con capa y que llegaba hasta el techo. Tenía la cara completamente oculta por una capucha. Harry miró hacia abajo y lo que vio le hizo contraer el estómago. De la capa quirúrgica una mano gris, viscosa y con pústulas. Como algo que estaría muerto y se hubiera corrompido bajo el agua...

-Eso es porque esas criaturas- empezó Albus D.

-Son seres demoníacos que son- siguió Harry P.

-Las peores cosas que pueden existir- sentencia Alastor.

Taylor ascendió, suspendió y continuó.

Sólo estuvo a la vista una fracción de segundo. Como si el ser que se ocultaba bajo la capa hubiera notado la mirada de Harry, la mano se metió entre los pliegues de la tela negra.

Y entonces aspiró larga, lenta, ruidosamente, como si quisiera succionar algo más que aire.

-¿Qué están absorbiendo?- preguntó asustada y curiosa Jane G.

-Si bien no deberían porque lo tienen supuestamente prohibido- contestó Reg.

-Parece que el alma de los que están ahí- sentenció furiosa Caro.

Muchos se estremecieron y Taylor luego de respirar una vez más profunda, continuó.

Un frío intenso se extiende por encima de todos. Harry era consciente del aire que retenía en el pecho. El frío penetró más allá de su piel, le penetró en el pecho, en el corazón...

Los ojos de Harry se quedaron en blanco. No podía ver nada. Se ahogaba de frío. Oyó correr agua. Algo lo arrastraba hacia abajo y el rugido del agua se hacía más fuerte...

Y entonces, a lo lejos, oyó unos aterrorizados gritos de súplica. ( Qué serán esos gritos pensó preguntando a James.) Quería ayudar a quien fuera. Intentó mover los brazos, pero no pudo. Una niebla espesa y blanca lo rodeaba, y también estaba dentro de él...

¡Harry! ¡Acosar! ¿Estás bien? Alguien le daba palmadas en la cara.

¿Qué?

Harry abrió los ojos. Sobre él había algunas luces y el suelo temblaba... El expreso de Hogwarts se ponía en marcha y la luz había vuelto. Por lo visto había resbalado del asiento y caído al suelo. Ron y Hermione estaban arrodillados a su lado, y por encima de ellos vio a Neville y al profesor Lupin, mirándolo. Harry sintió ganas de vomitar. Al levantar la mano para subirse las gafas, notó su cara cubierta por un sudor frío.

-Normal, esos seres causan eso- dijo Albus D.

-Causan un malestar total con su sola presencia- agregó Minerva.

Taylor avanzó y continuó leyendo.

Ron y Hermione lo ayudaron a levantarse ya sentarse en el asiento.

¿Te encuentras bien? —preguntó Ron, asustado.

Sí —dijo Harry, mirando rápidamente hacia la puerta. El ser encapuchado había desaparecido—. ¿Qué ha sucedido? ¿Dónde está ese... ese ser? ¿Quién gritaba?

-Muchas preguntas de una- dijo Alastor.

-Es cierto, no se encuentra nada bien pero ya quiere respuestas- agregó Dora.

Taylor continuó cuando nadie agregó nada más.

No gritaba nadie —respondió Ron, aún más asustado.

Harry examinó el compartimento iluminado. Ginny y Neville lo miraron, muy pálidos. ( Estaba asustada/o por la situación pensaron Ginny y Neville.)

Pero he oído gritos...

Todos se sobresaltaron al oír un chasquido. El profesor Lupin partía en trozos una tableta de chocolate.

-¡Por fin un profesor que conoce los remedios y sabe de defensa!- dijo Charlus sonriendo a Remus.

Él audido sonriendo y su madre continuó leyendo luego de dedicarle una amplia sonrisa.

Toma —le dijo a Harry, entregándole un trozo especialmente grande—.

Cómetelo. Te ayudaré.

Harry cogió el chocolate, pero no se lo comió.

¿Qué era ese ser? —le preguntó a Lupin.

Un dementor —respondió Lupin, repartiendo el chocolate entre los demás—.

Era uno de los dementores de Azkaban.

-Una monstruosidad de Azkaban querrás decir- dijo Caro un poco enfadada porque esos seres habían querido extraer el alma a su sobrino.

-Puede ser pero él no necesitaba esas palabras si quería calmarlo- sentenció Remus.

Muchos asintieron y Taylor siguió leyendo.

Todos lo miraron. El profesor Lupin arrugó el envoltorio vacío de la tableta de chocolate y se lo guardó en el bolsillo.

—Coméoslo —insistió—. Os vendrá bien. Disculpadme, tengo que hablar con el maquinista...

Pasó por delante de Harry y desapareció por el pasillo.

¿Seguro que estás bien, Harry? —preguntó Hermione con preocupación, mirando a Harry

No entiendo... ¿Qué ha sucedido? —preguntó Harry, secándose el sudor de la cara.

Bueno, ese ser... el dementor... se quedó ahí mirándonos (es decir; creo que nos miraba, porque no pude verle la cara), y tú, tú

-Nadie que esté bien sabe cómo es su cara. Sólo se la sacan cuando van pegar sus bocas a la de sus víctimas- sentenció Charlus.

Taylor con un temblor decidió continuar.

Creí que te estaba dando un ataque o algo así —dijo Ron, que parecía todavía asustado—. Te quedaste como rígido, te caíste del asiento y empezaste a agitarte...

Y entonces el profesor Lupin pasó por encima de ti, se dirigió al dementor y sacó su varita —explicó Hermione—. Y dijo: «Ninguno de nosotros esconde a Sirius Black bajo la capa. Vete.» Pero el dementor no se movió, así que Lupin murmuró algo y de la varita salió una cosa plateada hacia el dementor. Y éste dio media vuelta y se fue

-Le lancé el único hechizo que sirve contra ellos, el encantamiento patronus, más adelante si quieren se los explico- informó Remus al ver que todos los alumnos lo miraban.

Los alumnos le sonrieron y Taylor contentos por su hijo siguió leyendo.

Ha sido horrible —dijo Neville, en voz más alta de lo normal—. ¿Notasteis el frío cuando entraste?

Yo tuve una sensación muy rara —respondió Ron, moviendo los hombros con inquietud—, como si no pudiera ya volver a sentirme contento...

Ginny, que estaba acogida en su rincón parecía y sentirse casi tan mal como Harry, sollozó. Hermione se le acercó y le pasó un brazo por detrás, para reconfortarla . ( Normal con lo que le pasó el año pasado pensó Colin) (8)

¿Pero no os habéis caído del asiento? —preguntó Harry, extrañado.

No —respondió Ron, volviendo a mirar a Harry con preocupación—. Ginny temblaba como loca, aunque...

Harry no seguiría entendido. Estaba débil y tembloroso, como si se estuviera recuperando de una mala gripe. También sentí un poco de vergüenza. ¿Por qué había perdido el control de aquella manera, cuando los otros no lo habían hecho?

-Por muchos motivos y ninguno significa que eres débil- empezó Albus D.

-En su mayoría son detalles de tu vida tan profundos como terribles- agregó Caro.

-Pero podemos resumir en que tus horrores de muy joven de vida hace que esos seres repugnantes se sientan más atraídos hacia ti- siguió Lunático.

-Porque significa que los buenos momentos son maravillosos buenos- terminó Remus.

Harry que al principio había bajado la cabeza la volvió a subir sorprendido por esas palabras. Después de pensarlo mucho, agradeciendo la razón y luego Taylor continuó leyendo

El profesor Lupin regresó. Se detuvo al entrar; Miró alrededor y dijo con una breve sonrisa:

No he envenenado el chocolate, ¿sabéis?

Harry le dio un mordisquito y ante su sorpresa sintió que algo le calentaba el cuerpo y que el calor se extendía hasta los dedos de las manos y de los pies. ( Eso es lo que prov oca el chocolate pensó Caro.)

Llegaremos a Hogwarts en diez minutos —dijo el profesor Lupin—. ¿Te encuentras bien, Harry?

Harry no preguntó cómo se había enterado el profesor Lupin de su nombre.

Sí —dijo, un poco confundido.

No hablaron apenas durante el resto del viaje. Finalmente se detuvo el tren en la estación de Hogsmeade, y se formó mucho barullo para salir del tren: las lechuzas ululaban, los gatos maullaban y el sapo de Neville croaba debajo de su sombrero. En el pequeño andén hacía un frío que pelaba; la lluvia era una ducha de hielo. ( Justo lo que necesitaban luego de los Dementores pensó Andrómeda.) (9)

¡Por aquí los de primer curso! —gritaba una voz familiar. Harry, Ron y Hermione se volvieron y vieron la silueta gigante de Hagrid en el otro extremo del andén, indicando por señas a los nuevos estudiantes (que estaban algo asustados) que se adelantaron para iniciar el tradicional recorrido por el lago.

¿Estáis bien los tres? —gritó Hagrid, por encima de la multitud. ( Si empre preocupado por esos tres pensaron algunos adultos mientras de reojo le sonreían al gigantón.)

Lo saludaron con la mano, pero no pudieron hablarle porque la multitud los empujaba a lo largo del andén. Harry, Ron y Hermione siguieron al resto de los alumnos y salieron a un camino embarrado y desigual, donde aguardaban al resto de los alumnos al menos cien diligencias, todas tiradas (o eso suponía Harry) por caballos invisibles ( No son caballos invisibles en s í pensaron Luna, Neville y Theo) (10) , porque cuando subieron a una y cerraron la portezuela, se puso en marcha ella sola, dando botes.

La diligencia olía un poco a moho ya paja. Harry se sintió mejor después de tomar el chocolate, pero aún estaba débil. Ron y Hermione lo miraban todo el tiempo de reojo, como si tuvieran miedo de que perdiera de nuevo el conocimiento.

-Creo chicos que por ahora lo peor ya había pasado- dijo Caro.

Ron y Hermione asintieron y Taylor continuaron leyendo.

Mientras el coche avanzaba lentamente hacia unas suntuosas verjas de hierro flanqueadas por columnas de piedra coronadas por estatuillas de cerdos alados, Harry vio a otros dos dementores encapuchados y descomunales, que montaban guardia a cada lado. Estuvo a punto de darle otro frío vahído. Se reclinó en el asiento lleno de bultos y cerró los ojos hasta que hubieron atravesado la verja. El carruaje cogió velocidad por el largo y empinado camino que llevaba al castillo; Hermione se asomaba por la ventanilla para ver acercarse a las pequeñas torres. Finalmente, el carruaje se detuvo y Hermione y Ron bajaron.

Al bajar; Harry oyó una voz que arrastraba alegremente las sílabas:

¿Te has desmayado, Potter? ¿Es verdad lo que dice Longbottom? ¿Realmente te desmayaste?

-Sos un tonto Malfoy- dijo Daphne.

-Sabes perfectamente desde niño lo que causan los dementores y que alguien obviamente podría ser más susceptible a ellos- añadió Tracy.

-En definitiva, discúlpate hijo- ordenó Narcissa.

-Lo siento, Potter.

Harry lo miró, miró a las tres mujeres, les escuchó y luego volvió su cara al mimado de su compañero y dijo encogiéndose de hombros.

-Disculpas aceptadas.

Draco suspir de alivio porque algo le deca que si Potter no aceptaba sus disculpas iba a estar castigado hasta que se casara. Taylor miró a Harry, le sonrojó tiernamente porque le grababa a su Rem y luego siguió leyendo

Malfoy le dio con el codo a Hermione al pasar por su lado, y salió al paso de Harry, que subía al castillo por la escalinata de piedra. Sus ojos claros y su cara alegre brillaban de malicia.

¡Lárgate, Malfoy! —dijo Ron con las mandíbulas apretadas.

¿Tú también te desmayaste, Weasley? —preguntó Malfoy, levantando la voz—.

¿También te asustó a ti el viejo dementor , Weasley? ( Que estúpido que eres papá pensó Scorp con la cara crujiente del enojo.)

¿Hay algún problema? —preguntó una voz amable. El profesor Lupin acababa de bajarse de la diligencia que iba detrás de la de ellos.

Malfoy dirigió una mirada insolente al profesor Lupin, y vio los remiendos de su ropa y su maleta desvencijada. ( Deb o comprarle algún regalo, como una maleta nueva pensó Sirius.) (11) Con cierto sarcasmo en la voz, dijo:

Oh, no, eh... profesor...

Entonces se dirigieron a Crabbe y Goyle una sonrisita, y subieron los tres hacia el castillo.

Hermione pinchaba a Ron en la espalda para que se diera prisa, y los tres se unieron a la multitud apiñada en la parte superior; a través de las gigantescas puertas de roble, y en el interior del vestíbulo, que estaba iluminado con antorchas y acogía una magnífica escalera de mármol que conducía a los pisos superiores.

A la derecha, abierta, estaba la puerta que daba al Gran Comedor. Harry siguió a la multitud, pero apenas vislumbró el techo encantado, que aquella noche estaba negra y nublada, cuando lo llamó una voz:

¡Potter, Granger, quiero hablar con vosotros! ( Pero si no hicieron nada pensó James confundido.)

Harry y Hermione dieron media vuelta, sorprendidos. La profesora McGonagall, que daba clase de Transformaciones y era la jefa de la casa de Gryffindor; los llamaban por encima de las cabezas de la multitud. Tenía una expresión severa y un moño en la nuca; sus ojos penetrantes se enmarcaban en unas gafas cuadradas. Harry se abrió camino hasta ella con cierta dificultad y un poco de miedo. Había algo en la profesora McGonagall que solía hacer que Harry sintiera que había hecho algo malo. ( A mi me pasa lo mismo pensaron muchos alumnos y exalumnos.)

No tenéis que poner esa cara de asustados, sólo quiero hablar con vosotros en mi despacho —les dijo—. Ve con los demás, Weasley.

Ron se les quedó mirando mientras la profesora McGonagall se alejaba con Harry y Hermione de la bulliciosa multitud; la acompañaron a través del vestíbulo, subieron la escalera de mármol y recorrieron un pasillo.

Ya en el despacho (una pequeña habitación que tenía una chimenea en la que ardía un fuego abundante y acogedor), hizo una señal a Harry ya Hermione para que se sentaran. También ella se sentó, detrás del escritorio, y dijo de pronto:

El profesor Lupin ha enviado una lechuza comunicando que te sientes indispuesto en el tren, Potter.

Antes de que Harry pudiera responder; se oyó llamar suavemente a la puerta, y la señora Pomfrey, la enfermera, entró con paso raudo. Harry se sonrojó. Ya resultaba bastante embarazoso habiendo desmayado o lo que le hubiera pasado, para que encima armaran aquel lío.

-No es cualquier cosa Harry- empezó Dorea.

-Lo que tienes que entender es que en este caso se debían asegurar aunque tú creas que es una exageración- terminó Charlus seriamente.

-Ya lo sé, pero me parecía con trece años que estaban poniendo más leña al fuego para que se burlaran de mí. Recuerden que yo no sabía nada de esos seres- informó Harry P.

Minerva afirmó porque en definitiva tenía razón y Taylor decidió seguir.

Estoy bien —dijo—, no necesito nada...

Ah, eres tú —dijo la señora Pomfrey, sin escuchar lo que decían e inclinándose para mirarlo de cerca—. Supongo que has estado otra vez metiéndote en algo peligroso.

—Ha sido un dementor; Poppy —dijo la profesora McGonagall.

Cambiaron una mirada sombría y la señora Pomfrey chascó la lengua con reprobación.

Poner dementores en un colegio —murmuró echando para atrás la silla de Harry y apoyando una mano en su frente—. No será el primero que se desmaya. Sí, está empapado en sudor. Son seres terribles, y el efecto que tienen en la gente que ya de por sí es delicada

-Si fuera delicado ya estaría muerto luego de la poción crecehuesos porque no los había podido hacer crecer de nuevo- dijo Caro.

-Tiene razón, esas pociones no sirven en personas con delicado núcleo mágico o con otras enfermedades, es más para ellos son mortales- dijo Augusta. (12)

Tylenol continuó leyendo cuando nadie dijo nada más.

¡Yo no soy delicado! —repuso Harry, ofendido.

Por supuesto que no —admitió distraídamente la señora Pomfrey, tomándole el pulso.

¿Qué le prescribo? —preguntó resueltamente la profesora McGonagall—.

¿Guardar cama? ¿Debería pasar esta noche en la enfermería?

¡Estoy bien! —repuso Harry, poniéndose en pie de un brinco. Le atormentaba pensar en lo que diría Malfoy si lo enviaban por aquello a la enfermería.

-Eso Harry no es lo que te tiene que preocupar- dijo Caro.

-Te tiene que preocupar tu salud y no la posible taradez que el imbecil te pueda decir- dijo ofendida Lily.

Taylor se acercó a la muchacha y siguió con la lectura.

—Bueno . Al menos tendría que tomar chocolate —dijo la señora Pomfrey, que intentaba examinar los ojos de Harry.

Ya he tomado un poco. El profesor Lupin me lo dio. Nos dio a todos.

¿Sí? —dijo con aprobación la señora Pomfrey—. ¡Así que por fin tenemos un profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras que conoce los remedios!

¿Estás seguro de que te sientes bien, Potter? —preguntó la profesora McGonagall.

—Sí —dijo Harry.

—Muy bien. Haz el favor de esperar fuera mientras hablo un momento con la señorita Granger sobre su horario. ( ¿ Qué pasará con el horario de Hermione? pensaron interrogantes y confusos Canuto, James y Peter.) Luego podremos bajar al banquete todos juntos.

Harry salió al corredor con la señora Pomfrey, que se marchó hacia la enfermería murmurando algo para sí. Harry sólo tuvo que esperar unos minutos. A continuación salió Hermione, radiante de felicidad, seguida por la profesora McGonagall, y los tres bajaron las escaleras de mármol hacia el Gran Comedor.

Estaba lleno de capirotes negros. Las cuatro mesas largas estaban llenas de estudiantes. Sus caras brillaban a la luz de miles de velas. El profesor Flitwick, que era un brujo bajito y con el pelo blanco, salió con un viejo sombrero y un taburete de tres patas.

¡Nos hemos perdido la selección! —dijo Hermione en voz baja. (P apá ya se las perdió dos veces pensó Albus P con una sonrisa.)

Los nuevos alumnos de Hogwarts obtuvieron casa por medio del Sombrero Seleccionador; que iba gritando el nombre de la casa más adecuada para cada uno (Gryffindor; Ravenclaw, Hufflepuff, Slytherin). La profesora McGonagall se dirigió con paso firme a su asiento en la mesa de los profesores, y Harry y Hermione se encaminaron en sentido contrario, hacia la mesa de Gryffindor, tan silenciosamente como les fue posible. La gente se volvió para mirarlos cuando pasaban por la parte trasera del Comedor y algunos señalaban a Harry. ¿Había corrido tan rápido la noticia de su desmayo delante del dementor?

Él y Hermione se sentaron a ambos lados de Ron, que les había guardado los asientos.

¿De qué iba la cosa? —le preguntó a Harry.

Comenzó a explicarse en un susurro, pero entonces el director se puso en pie para hablar y Harry se calló. ( Eso es lo que provocó el Director, pensaron Charlus y Dorea.)

El profesor Dumbledore, aunque viejo, siempre daba la impresión de tener mucha energía. Su pelo plateado y su barba tenían más de medio metro de longitud; llevaba gafas de media luna; y tenía una nariz extremadamente curvada. Solían referirse a él como al mayor mago de la época, pero no era por eso por lo que Harry le tenía tanto respeto. No se podía menos de confiar en Albus Dumbledore, y cuando Harry lo vio sonriendo con franqueza a todos los estudiantes, se sintió tranquilo por vez primera desde que el dementor había entrado en el compartimento del tren. ( A mi me pas ó lo mismo, su sola presencia me calmó pensaron los de primer año.)

—¡Bienvenidos ! —dijo Dumbledore, con la luz de la vela reflejándose en su barba—. ¡Bienvenidos a un nuevo curso en Hogwarts! Tengo algunas cosas que deciros a todos, y como una es muy seria, la explicaré antes de que nuestro excelente banquete os deje aturdidos. —Dumbledore se aclaró la garganta y continuó—: Como todos sabéis después del registro que ha tenido lugar en el expreso de Hogwarts, tenemos actualmente en nuestro colegio a algunos dementores de Azkaban, que están aquí por asuntos relacionados con el Ministerio de Magia. —Se hizo una pausa y Harry recordó que el señor Weasley había dicho sobre que a Dumbledore no lo le agradaba que los dementores custodiaran el colegio.

-Esas cosas no deberían gustarle a ninguna persona decente- dijo caro sonriendo al Director.

-¡Pero están aquí para protegerlos de Black!- exclamó Fudge ofendido.

-Eso es lo dice usted. Pero que nos asegura que esas cosas repugnantes atrapen a Black y no BESEN A HARRY oa cualquier otro alumno- exclamó enojadisima Caro parada con el pelo al viento y haciendo que afuera tronara mientras fulminaba al hombre.

Para que no mataran al Ministro que estaba pálido frente a la mirada de la muchacha, Taylor continuó leyendo.

. Están apostados en las entradas a los terrenos del colegio —continuó Dumbledore—, y tengo que dejar muy claro que mientras estén aquí nadie saldrá del colegio sin permiso. A los dementores no se les puede engañar con trucos o disfraces, ni siquiera con capas invisibles —añadió como quien no quiere la cosa, y Harry y Ron se miraron—. No está en la naturaleza de un dementor comprender ruegos o excusas. Por lo tanto, os advierto a todos y cada uno de vosotros que no debéis darles ningún motivo para que os hagan daño. Confío en los prefectos y en los últimos ganadores de los Premios Anuales para que se aseguren de que ningún alumno intenta burlarse de los dementores.

Percy, que se sentaba a unos asientos de distancia de Harry, volvió a sacar pecho y miró a su alrededor orgullosamente. Dumbledore hizo otra pausa. Recorrió la sala con una mirada muy seria y nadie movió un dedo ni dijo nada. ( Es más parecía que nadie respiraba pensó que Percy mientras miraba con un poco de temor a Caro que por suerte en algún momento se había sentado.)

Por hablar de algo más alegre —continuó—, este año estoy encantado de dar la bienvenida a nuestro colegio a dos nuevos profesores. En primer lugar, el profesor Lupin, que amablemente ha accedido a enseñar Defensa Contra las Artes Oscuras.

Hubo algún aplauso aislado y carente de entusiasmo. Sólo los que habían estado con él en el tren aplaudieron con ganas, Harry entre ellos. El profesor Lupin parecía un adán en medio de los demás profesores, que iban vestidos con sus mejores togas.

-Aunque la ropa estaba un poco vieja- empezó Caro.

-Seguro que Remus era el más guapo- sentenció Lily.

-Exacto, es muy atractivo- comentó Penélope Clearwater sonrojada.

Percy la miró un poco ofendido, Remus se sonrojo hasta las orejas, Canuto, Peter y James silbaron y Taylor siguieron para ahorrarle la vergüenza a su hijo.

¡Mira a Snape! —le susurró Ron a Harry en el oído.

El profesor Snape, el especialista en Pociones, miraba al profesor Lupin desde el otro lado de la mesa de los profesores. Era sabido que Snape anhelaba aquel puesto, pero incluso a Harry, que aborrecía a Snape, le asombraba la expresión que tenía en aquel momento, crispando su rostro delgado y cetrino. Era más que enfado: era odioso. Harry conocía muy bien aquella expresión: era la que Snape adoptaba cada vez que lo veía a él. ( Eso es porque es un inmaduro pensó ofendido Albus P.)

En cuanto al otro último nombramiento —prosiguió Dumbledore cuando se apagó el tibio aplauso para el profesor Lupin—, siento deciros que el profesor Kettleburn, nuestro profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas, se retiró al final del pasado curso para poder aprovechar en la intimidad los miembros que le quedan. Sin embargo, estoy encantado de anunciar que su lugar lo ocupará nada menos que Rubeus Hagrid, que ha accedido a comparar estas clases con sus obligaciones de guardabosques. ( Esa es muy buena . A pesar de que no tiene muchos estudios, no hay nadie que sepa más de las criaturas mágicas que Hagrid pensó Caro.)

Harry, Ron y Hermione se miraron atónitos. Luego se unieron al aplauso, que fue especialmente caluroso en la mesa de Gryffindor. Harry se inclinó para ver a Hagrid, que estaba rojo como un tomate y miraba las enormes manos, con la amplia sonrisa oculta por la barba negra.

¡Tendríamos que haberlo adivinado! —dijo Ron, dando un puñetazo en la mesa—. ¿Qué otro habría sido capaz de mandarnos que compráramos un libro que muerde? (-Esa es buena hermanito- murmuró Fred a Ron. Ron asintió sonriendo.)

Harry, Ron y Hermione fueron los últimos en dejar de aplaudir; Y cuando el profesor Dumbledore volvió a hablar, pudo ver que Hagrid secaba los ojos con la repisa.

Bien, creo que ya he dicho todo lo importante —dijo Dumbledore—. ¡Que comience el banquete!

Las fuentes doradas y las copas que tenían delante se llenaron de pronto de comida y bebida. Harry, que de repente se dio cuenta de que tenía un hambre atroz, se sirvió de todo lo que estaba a su alcance, y empezó a comer. ( Sí que tenía hambre, mi niño pensó Lily.)

Fue un delicioso banquete. El Gran Comedor se llenó de conversaciones, de risas y del tintineo de los cuchillos y tenedores. Harry, Ron y Hermione, sin embargo, tenían ganas de que terminara para hablar con Hagrid. Sabían cuánto significaba para él ser profesor. Hagrid no era un mago totalmente cualificado; Había sido expulsado de Hogwarts en tercer curso por un delito que no había cometido. Fueron Harry, Ron y Hermione quienes, durante el curso anterior , habían limpiado el nombre de Hagrid.

-No del todo, todavía no habíamos podido que le devolvieran la oportunidad de tener varita y terminar sus estudios- dijo Hermione P.

-Por suerte el Ministro que tuvimos desde 1998 hasta 2003 nos ayudó a hacer el trámite y en 2004 Hagrid se graduó del colegio- informó Harry P. (13)

Eso provocó que los que querían al grandulón se pararon y aplaudieron mientras el aludido se sollozaba de la emoción. Taylor continuó cuando se hizo el silencio.

Finalmente, cuando los últimos bocados de tarta de calabaza de calabaza desaparecieron de las bandejas doradas, Dumbledore anunció que era hora de que todos se fueran a dormir y ellos vieron llegar su momento.

¡Enhorabuena, Hagrid! —gritó Hermione muy alegre, cuando llegaron a la mesa de los profesores.

Todo ha sido gracias a vosotros tres —dijo Hagrid mientras los miraba, secando su cara brillante en la servilleta—. No puedo creerlo... Un gran tipo, Dumbledore... Vino derecho a mi cabaña después de que el profesor Kettleburn dijera que ya no podía más. Es lo que siempre había querido.

-¿En serio?- preguntó Peter.

-Si enseñar mi amor por las criaturas es algo que siempre he querido- dijo Hagrid.

-Es algo gratificante enseñar algo que se ama- agregó de acuerdo con Hagrid el profesor Flitwick.

Taylor quién también creía que un buen profesor tenía que amar enseñar lo que ama continuó con la lectura .(14)

Embargado de emoción, ocultó la cara en la servilleta y la profesora McGonagall se fue.

Harry, Ron y Hermione se reunieron con los demás estudiantes de la casa Gryffindor que subieron en tropel la escalera de mármol y, ya muy cansados, siguieron por más corredores y subieron más escaleras, hasta que llegaron a la entrada secreta de la torre de Gryffindor. . Los interrogaron un retrato grande de señora gorda, vestida de rosa:

¿Contraseña?

—¡Déjame pasar; dejadme pasar! —gritaba Percy desde detrás de la multitud—.

¡La última contraseña es «Fortuna Maior»! (Contraseñas tan raras las de los Gryffindor pensaron algunos de Slytherin y Ravenclaw.)

- ¡Oh, no! —dijo con tristeza Neville Longbottom. Siempre tuve problemas para recordar las contraseñas.

Después de cruzar el retrato y recorrer la sala común, chicos y chicas se separaron hacia las respectivas escaleras. Harry subió la escalera de caracol sin otro pensamiento que la alegría de estar otra vez en Hogwarts. Llegaron al conocido dormitorio de forma circular; con sus cinco camas con dosel, y Harry, mirando a su alrededor; Sentí que por fin estaba en casa.

-En eso lo que yo creo también de Hogwarts- dijo Canuto.

-Para los que se sienten ajenos en casa, Hogwarts es nuestro lugar- agregó Severus.

Eileen agachó la cabeza porque sabía que parte de ese sentimiento de su hijo era culpa suya.

Taylor cerró el libro y dijo.

-Terminó el capítulo.


Hola a todos y todas.

Lamento la demora.

Ahora algunas notas de autor.

1) Lo inventé al suceso del padre de Remus. Es además lo que yo pienso de las pociones de amor.

2) Parece que a muchos les gusta el color verde esmeralda porque hay varias personas que visten de ese color.

3) Lo dice porque recién entran bien al tren cuando ven que Harry entra también.

4) Esto lo digo porque a pesar de que ambos encuentran problemas James los busca abiertamente porque sale a propósito a hacer bromas mientras que Harry solo sale para resolver problemas que los adultos deberían resolver.

5) Ahora Ron sabe que el objeto hace ruido por la presencia de Scabers/Peter

6) Esa regla la inventé porque es muy probable dado que ella ya sabe como es el tío de Harry y porque ella puede hacer los trámites para que sus alumnos tengan un giratiempo.

7)Bien. Nunca lo dice pero es poco probable que Draco le diga a su jefe de la casa que es él mismo quién molesta primero a otros.

8) Si bien Colin fue uno de los perjudicados por la cámara de los secretos, él tiene un alma amable y puede simpatizar con su compañera.

9) Que llueva hace que el frio de los dementores sea más intenso.

10) Tanto Luna, Neville como Theo pueden ver a los Thestral, como ya sabemos en la orden del fénix.

11)Si bien a Sirius le da igual el dinero o la falta de él. Sabe por su crianza que a veces para algunos la presencia es lo más importante y además le debe varios regalos a su amigo.

12)Lo inventé pero de todos modos recuerden que se supone que Augusta fue medimaga.

13)Lo inventé. Por lo menos es lo que creo que Kingsley haría en cuanto sea Ministro

14)Es lo que pienso. Un buen profesor tiene que amar su disciplina pero además tiene que mar enseñarla. Eso es lo que yo creo, Remus es uno de eso. Pero no creo eso de Snape, todo lo contrario.

Saludos a todos y todas nos leemos.

Kira.