Era un poco tarde, podía decirlo porque el sol se había metido en el horizonte hace algunos minutos, el cielo estaba de un color negro, pero el borde del horizonte era de un color azul que se iba degradando hasta quedar un color amarillo, que poco a poco se volvía naranja.
Reinhard se sentó en la terraza del "hotel" donde se estaban quedando, al parecer un hotel es el equivalente a un posada, de igual manera esto era nuevo para él, hotel o posada él nunca había estado en ninguno de los dos antes de llegar a este mundo, la televisión, la radio, los celulares aunque estos últimos poco comunes algunos de esos objetos solo los había visto de pasada, pero estaba impresionado, muchos de ellos podrían ser considerado mitias muy valioso, pero en este mundo eran bastante comunes en algunos lugares más que en otros.
fue increíble, si tan solo hubiera llegado bajo otras circunstancias entonces le podría haberse tomado todo el tiempo del mundo para maravillarse con las increíbles diferencias entre su mundo de origen y este.
pero él no lo hizo, no podía sentirse emocionado cuando su situación se estaba complicando cada vez más.
un suspiro derrotado escapó de los labios.
El clima era agradable, no era ni muy frio, ni muy caluroso, simplemente era perfecto, según Griselda habían llegado en una buena temporada.
sus ojos celestes se enfocaron en el contorno de los edificios que rodeaban el hotel donde estaba, las luces haciendo que este paisaje fuera maravilloso, al igual que en la capital de Lugunica, era la primera vez desde hace mucho tiempo que él estaba en un lugar con tanta gente.
incluso cuando estaba en su mundo, su padre rara vez lo llevaba a la capital, tenía entendido que en algún momento tendría que ir a la capital para comenzar con su entrenamiento como caballero, pero hasta este momento podía contar con los dedos las veces que había visitado la capital de Lugunica. Aunque las visitas de diferentes nobles o personajes "importantes" eran frecuentes.
Reinhard dio un pequeño suspiro y luego se dio la vuelta entrando a la habitación, luego de eso se acostó en la cama.
Debía de dormirse temprano, porque mañana tendrían que salir igual de temprano.
Cerro sus ojos, esperando que las cosas salieran bien.
En la mañana las cosas fueron incomodas en el mejor de los casos, Asia había mantenido una actitud callada y retraída cuando se enteró que sería separada de Reinhard. Pero eso no era todo, también estaba todo lo que había pasado en las últimas semanas, incluso si Asia era una niña fuerte, dentro de lo que se podría esperar de una niña, se había estado apoyando en el pelirrojo para sobreponerse a todo.
Pero ahora estaría sola.
Griselda había sido muy enfática en el hecho de que ella estaría en un buen lugar, pero Asia no quería estar en un buen lugar, solo quería estar con su único amigo.
Claro, que había poco que ella pudiera opinar sobre esto, el mismo Reinhard no podía hacer mucho, es por eso que ella lo acepto con resignación, al final del día siguen siendo solo niños. Reinhard había mantenido una actitud calmado y se había sentido culpable por Asia, pero en el fondo sabía que era lo mejor, al menos en las circunstancias actuales.
Por otro lado, Jeanne, era completamente indiferente a esto, y de hecho no se molestó en preguntar nada, porque si era sincera consigo mismo no le importaba, y no que ir fingir que lo hacía.
Cuando llegaron al "aeropuerto" había una mujer algo mayor, tal vez de 50 años, usando su habito de monja de color negro y blanco, esperándolos, ella se presentó y dijo que era la que llevaría a hacia al lugar donde se quedaría a partir de ahora, Asia solo tenía una pequeña maleta, y poco más.
Cuando llego el momento de la despedida, primero fue Griselda, deseándole suerte a la niña, y prometiendo que ellos se volverían a reunir en algún momento de futuro, asique no debía de estar triste.
Jeanne, solo se despidió con pocas palabras, no habían hablado mucho durante el tiempo que estuvieron juntas.
Y al final estaba Reinhard.
Miro a Asia con una expresión abatida, pero se las arregló para sonreír de manera forzada. Desde que había hablado con Isabel, y luego de escuchar sus palabras de despedida, él había tenido problemas para sonreír sin sentirse culpable de alguna manera.
― Asia . . . ― el comenzó, pero rápidamente se dio cuenta que no encontraba las palabras adecuadas, a pesar de haber metido sobre este momento durante mucho tiempo. ― leí que el lugar al que vas es un poco frio en esta época del año . . .
Él dijo, entonces comenzó a quitarse la bufanda de color carmesí como su cabello, doblo la bufanda cuidadosamente, y la extendió hacia la niña.
― te la prestare. ― él dijo, Asia tomo la bufanda lentamente. ― me la devolverás cuando nos volvamos a encontrar.
― . . . ¿es una promesa? ― Asia dijo mientras abrazaba la bufanda, Reinhard asintió con resolución, entonces Asia se abalanzó sobre él y lo abrazo con fuerza, Reinhard sintió la calidez del abrazo, pero no hizo nada más, solo se quedó parado, esperando que Asia dejara de hacerlo, luego de unos momentos, ella se fue alejando lentamente.
Con una ligera sonrisa, Asia se despidió de todos, y se perdió entre la gente, luego ellos comenzaron su viaje hacia su último destino.
En vez de ser interrogado en el vaticano como debió de ser, Reinhard fue llevado a otro lugar, al parecer en ese lugar se engarban de entrenar a los futuros "exorcistas" que son las personas que luchaban contra los demonios y los ángeles caídos que provocaban caos en el territorio de la iglesia.
Reinhard escucho que las personas que lo atacaron el lugar donde vivía, eran ángeles caídos, eso dijeron las personas que lo interrogaron luego de escuchar su declaración, Reinhard omitió varias cosas, solo dijo que ellos destruyeron la iglesia, pero que la hermana que había ido a ver a Asia lo había protegido de morir en ese ataque.
Omito por completo su pequeño enfrentamiento y también el hecho de que mato sus atacantes, principalmente porque sabía mejor que nadie, que cuando su verdadero potencial fuera descubierto, las cosas se podrían complicadas.
En interrogatorio dura algunas horas, con preguntas y más preguntas, Reinhard contesto todo con claridad y serenidad, impropia de un niño.
― eso sería todo. ― Uno de los hombres que lo había estado interrogando dijo finalmente, otro hombre estaba sentado en un sofá al otro lado, Reinhard también lo estaban, el interrogatorio se llevó acabo en una habitación común y corriente, era elegante y los muebles parecían viejos y caros, que no perderían con los muebles hechos por los mejores artesanos de Lugunica.
Esta habitación era una de las muchas habitación que había en este lugar donde entrenaban a los futuros exorcistas, cabe mencionar que la mayoría de ellos eran niños huérfanos recogidos por la iglesia y que de alguna manera demostraban tener talento o algo que los hacia especiales.
Jeanne se había ido junto con Griselda para llevarla a su habitación, mientras que Reinhard fue traído a este lugar.
Los hombres estaban usado ropa similar a la que usaba ese hombre de cabello blanco que ataco al orfanato, pero ellos se encargaron de explicarle que ese hombre era un desertor, que se únio a los ángeles caídos.
Reinhard lo entendió, pero todavía se sentía un poco incómodo con toda esta situación.
Alguien toco la puerta de madera, el hombre alzo su voz y le indico a la persona que entrará.
― disculpen la intromisión. ― Griselda dijo con su suave voz. ― ya terminaron.
― si, gracias por su ayuda. ― Uno de los hombres dijo mientras se ponía de pie. ― puede acompañar al niño a su habitación.
― ya veo, muchas gracias por su trabajo.
― hermana Griselda. ― Uno de los hombres la llamo mientras Griselda y Reinhard salían de la habitación. ― vamos a realizar una reunión mañana, y necesitaremos que vaya al vaticano.
― mmm, ya veo, muchas gracias por informarme.
Ella contesto y luego siguió detrás del niño.
Cuando ambos hombres se quedaron solos en la habitación uno de ellos soltó un profundo suspiro.
― oye, Marco. ― el hombre que estaba sentado en el sofá, y que durante todo el interrogatorio no dijo ni una palabra repentinamente hablo, su compañero se giró y lo miro con un deje de curiosidad. ― Ese niño. . . . Es aterrador, ¿no crees?
― hmmm, ¿Por qué dices eso Felipe?. ― Marco pregunto sin entender realmente de que estaba hablando su compañero.
Felipe llevo una mano a su mentón y pareció reflexionar un momento, tal vez solo fue su imaginación., pero al ver a ese niño no mayor que muchos de los huérfanos que eran recogidos por al iglesia en los distintos orfanatos, simplemente no pudo ignorar la mirada en sus ojos.
― Un niño no debería de tener esa mirado. ― él pensó, pero luego negó con la cabeza, tal vez solo estaba viendo cosas donde no había nada. ― olvídalo, no es nada
El comento mientras se ponía de pie.
― de todas formas debemos de entregar nuestro reporte, al parecer la situación entre nosotros y los ángeles caídos se pondrán muy tensas durante algún tiempo.
Marco asintió con una expresión solemne, los dos hombres salieron de la habitación.
― esta será tu habitación desde ahora. ― Griselda dijo con una media sonrisa mientras habría la puerta, Reinhard miro el interior de la habitación, no había muchas cosas, una cama, un escritorio y una silla, había una lámpara en el techo que iluminaba el interior de la habitación con una luz amarillenta.
Era diferente a la habitación que había tenido en su hogar, y la que tuvo temporalmente en el orfanato.
― por ahora puedes descansar, mañana en la mañana alguien vendrá y te dirá todo lo que tienes que saber sobre este lugar.
― si, muchas gracias por su ayuda ― Reinhard dijo con una sonrisa.
Griselda lo miro un momento, antes de ponerse colocar una mano sobre el cabello del niño.
― puede que te cueste acostumbraste a este lugar pero estoy segura que lo conseguirás, si necesitas algo puedes preguntar por mí en cualquier momento. ¿Bien?
― Si. ― Reinhard respondió.
Griselda dijo un par de cosas más que él debía de tener en cuanta mientras estaba en este lugar, lego de eso se despidió y se fue.
Cuando Reinhard quedo solo, miro por la ventana de habitación.
El lugar donde estaba era grande, al nivel de la mansión donde había vivido en Lugunica, pudo notar a algunos niños usando ropas de color blanco y negro corriendo por el jardín.
Reinhard se dio la vuelta, y se sentó en el escritorio, rápidamente saco un par de libros que Griselda le había dado y comenzó a leer, su conocimiento de este mundo aún era muy superficial, quería saber más, mucho mas.
De la geografía, de los países, de la cultura, quería saber todo eso.
Sobre los ángeles, ángeles caídos y los llamados demonios.
Cuando el sol apenas se estaba asomando en el horizonte, Reinhard se había levantado de su cama, se vistió y coloco sus zapatos, luego salió y comenzó a caminar por los pasillos, solo le tomo unos 10 minutos salir al exterior.
Sintió la brisa fresca del aire golpearlo en la cara, y lleno sus pulmones de este aire tan refrescante.
Rápidamente comenzó a caminar alejándose un poco de edificio principal, pero no demasiado. Cuando estuvo en lugar donde estaba seguro que nadie lo vería, Reinhard se acercó a un árbol, con un salto de llego a las ramas de este, tomo una de ellas y la rompió.
La rama era más o menos del mismo tamaño de su brazo.
Reinhard la sostuvo en sus manos unos momentos.
"en este lugar te entrenaran para volverte alguien como yo, pero no te preocupes si sientes que este lugar no es para ti, podrás dejarlo luego de unos meses"
Esas fueron las palabras de Griselda, Reinhard podía decir que ella no estaba contenta con dejarlo entrenando en este lugar, pero al parecer todo esto fue parte de las indicaciones que ella recibió. Así que poco había que se pudiera hacer.
De todas maneras, Reinhard estaba preocupado.
No especialmente por el entrenamiento, o lo que pudiera pasarle mientras estaba en este lugar.
Tenía miedo de herir a los demás niños de este lugar.
Volviendo al pasado, el nunca había entrenado seriamente en su vida, desde el momento en que toco una espada fue capaz de derrotar a su padre, un caballero con años de experiencia, en ese momento él lo había herido.
La segunda vez que tomo una espada, mato a dos personas.
Siempre que tocaba una espada alguien moría, si en este lugar entrenaba para poder combatir a los ángeles caídos y los demonios, Reinhard supuso que la iglesia, o al menos una parte de ella, era parecida a los caballeros del reino, entonces una parte del entrenamiento seria aprender a pelear.
No quería lastimar a alguien mientras entrenaba, entonces había dos soluciones, en primer lugar evitar eso de cualquier manera, y la segunda aprender a controlar su fuerza de alguna manera.
No tenía un maestro, pero sentía que no lo necesitaba.
Balanceo la rama con un movimiento casi perezoso, repitió lo mismo por 10 minutos, frunció el ceño, ¿estaba bien esto? ¿Esta era la manera adecuada de entrenar?
Normalmente lo que busca al entrenar es mejorar, volverte más rápido, más fuerte, mejorar tu técnica. Pero si Reinhard era sincero, el no necesitaba ninguna de esas cosas. Lo que el necesitaba era mejorar su control, el problema era que al tener la bendición del santo de la espada, todo era instintivo, no necesitaba pensar sobre el mejor movimiento, su cuerpo se movía casi con una conciencia propia.
Bueno, era lo que podía esperar de un monstruo como él.
Un fuerte suspiro escapo de su boca.
― entrenar es muy difícil. ― él dijo con resignación.
―eh. ― Reinhard escucho una voz detrás de él, ya sabía que alguien se estaba acercando, así que no estaba sorprendido, de tomas maneras se dio la vuelta y miro a la persona que había venido.
Era una niña, probablemente de su edad.
Tenía el cabello largo de un color azul claro, y ojos de un color café suave. Ella estaba vestida con una camisa de color blanco, y una falda de color negro, según pudo ver Reinhard, en este lugar eran algo estrictos con la ropa que usaban todos, el mismo recibió algunas prendas de Griselda por ese motivo.
Pero lo que llamo la atención del niño fue la espada de madera que estaba en la cintura de la niña.
― ¿Quién eres?
Ella fue directa, mientras inclinaba la cabeza con curiosidad.
― oh, lo siento, mi nombre es Reinhard.
― mmm, que extraño no te había visto antes. ― ella dijo con una expresión seria, y tranquila. Aun así ella comenzó a dar vueltas alrededor del él mientras lo examinaba.
Reinhard llevo una mano a su cabello y lo froto
― bueno, soy nuevo en este lugar, llegué ayer. Hoy es mi primer día.
― oh. ― ella comento, luego miro a la rama en la mano del niño. ― ¿Qué es eso?
Ella pregunto.
― una rama.
Ella lo miro como si el fuera un idiota.
― ya se, pero, ¿Por qué las estas sosteniendo?
― oh, bueno. . . . Estaba entrenando.
El comento, ella lo miro un momento, y luego soltó una pequeña risa, esa risa aumento y se convirtió en una carcajada.
― hahaha que gracioso. ― ella dijo, luego lo miro mientras se limpiaba unas lágrimas de su sus ojos. ― entrenar con una rama es muy raro, pero el hecho de que estés entrenando desde tan temprana debe significar que era alguien bueno.
Ella dijo, y extendió su mano.
― Mi nombre es Xenovia Quarta. ― Reinhard miro la mano de la chica, y la tomo, de inmediato noto algo, las manos de la niña a pesar de su corta edad podía sentir los cayos que se forman por sostener una espada, los mismo que había tenido su padre, aunque últimamente había descuida su entrenamiento, pensándolo bien esta niña estaba entrenando desde muy temprano.
― Mucho gusto, Xenovia. ― Reinhard dijo con su mejor sonrisa.
― Ya se. ― ella dijo repentinamente, ― ¿Por qué no entrenamos juntos?
― eh. ― Reinhard se tomó un momento para procesar esas palabras, luego estaba a punto de negarse pero se detuvo. Necesitaba aprender a controlar su fuerza, la mejor manera era con alguien más, pero ¿y si terminaba lastimándola?. ― lo siento, no creo que eso este bien. Yo . . . no creo ser la persona adecuada para entrenar contigo.
― mmm, ¿porque? ― Xenovia preguntó mientras fruncía el ceño y lo mira con un podo de molestia, Reinhard tuvo que admirar la facilidad con que ella mostraba sus emociones. ― no creas que porque soy una niña, soy débil, estoy segura que podría ganarle a cualquier niño de este lugar.
Ella dijo mientras inflaba su pecho llena de orgullo.
― no es eso. . . es solo que. . yo no tengo ninguna experiencia entrenando con la espada, solo te retrasaría.
― oh, ya veo. ― ella comento. ― ¡ya se!.
Ella dijo mientras lo miraba con una sonrisa.
― yo te entrenare, y cuando seas lo suficientemente bueno entonces podrás practicar conmigo.
― eh.
― esta bien, primero debes de correr 50 vueltas a la escuela.
― eh.
― luego tienes que hacer 100 sentadillas, 100 flexiones. Luego te enseñare lo básico de como usar una espada.
― espera. . .
Reinhard la miro con una gota de sudor bajando por su cabeza.
― vamos. ―Xenovia lo miro con una sonrisa. Y extendió sus manos. ― no te preocupes, no te dejare por que seas débil, te ayudare.
Reinhard miro la espalda de la niña mientras se alejaba, diciendo entrenamiento que incluso Reinhard dudaba que fueran los mejores para alguien que apenas estaba empezando, luego de un momento sonrió y comenzó a caminar detrás de ella.
― me pregunto, ¿Cómo le estará yendo a Asia?. ― el pensó mientras miraba el cielo.
