Sólo sepan que esta historia va a ser terriblemente incorrecta en cuanto a lo histórico. xD
La verdad es que no tengo el tiempo para ponerme a investigar todo lo que debería de investigar para hacer una novela histórica como Dios manda, y tampoco es que la historia de Rurouni Kenshin sea que digamos enteramente real.
Anyway… He estado navegando con esta idea desde que volviera a leer fanfics KenKao, no soy la primera en considerar la opción de reescribir el pasado, igualmente espero que el trabajo que haga sea mínimo aceptable xD
Disclaimer: Rurouni Kenshin pertenece a Nobuhiro Watsuki, quien es su creador y quien nos ha dado el más hermoso y honorable romance histórico en manga: Kenshin y Kaoru.
Prólogo: "Si te hubiera conocido antes."
-¿Y si hubiera sido Kaoru?
Kenshin se congela por un segundo, la pregunta evidentemente lo tomó por sorpresa, ni siquiera su usual "oro" consigue salir de sus labios esta vez. Después de todo no hace ni dos noches de que rescataran a Kaoru de las manos de Enishi; todavía queda un eco en su psique que le hace sentirse en un incierto. Sus ojos se dirigen hacia el chico que se autonombra el mejor espadachín de Tokyo.
Yahiko, por una vez, comparte la misma seriedad y angustia que su ídolo. Hay fantasmas en esos ojos, nota Kenshin, ojos demasiado viejos para un niño de apenas once años. ¿Y no había sido él diferente? No realmente. El exsamurai tiene que recordarse que él no fue el único que la perdió. Lo que sólo sirve para aumentar su culpa, una culpa que a la vez se arrepiente de sentir.
No es fácil aprender a ser egoísta cuando se ha vivido más de una década sin amor a uno mismo.
Yahiko se remueve en su sitio incómodo, al notar la mirada de su compañero -¿Y si en lugar de Tomoe, hubiese sido Kaoru? -Repite.
Kenshin tiene que hacer un esfuerzo enorme por controlar el temblor de su corazón. La imagen de Kaoru en el lugar exacto de la muerte de Tomoe, en el lugar de Tomoe… Es muy pronto.
Es muy pronto para pensar siquiera en un escenario hipotético y más aún en uno que considere la muerte de quien es ahora su persona más valiosa.
Pero, al mismo tiempo, entiende la pregunta.
Kaoru no es el reemplazo de Tomoe.
Kaoru no es Tomoe.
Y esa es justamente la cuestión. Si Kaoru hubiese estado en la posición de Tomoe, ¿habría muerto igual que la misma? ¿Le habría siquiera traicionado? Y otra vez tendría que recordarse que aún si el motto de Kaoru era proteger y no matar, que aún si no tuviese razones para envolverse, su inocente y sincero corazón le impedirían el no involucrarse si con ello ayudaba a cualquiera que estuviese en apuros. Pero, estar en el lugar de Tomoe también implicaría el que Kaoru hubiese amado a alguien más con tanta intensidad para desear vengarse.
¿Había Kaoru amado a alguien así?
¿Lo amaba a él así?
Una gran parte de él esperaba, tenía esperanza, de que no; de que Kaoru jamás fuera capaz de albergar un sentimiento como ése. Mientras que otra parte, un tanto egoísta, deseaba ese sentimiento tan fuerte de ella hacia él.
-Sea como fuese, no puedo imaginar perderla de esa manera Yahiko -contestó al fin-. Aunque, también me pregunto si el deseo de vivir que Kaoru-dono implantó en mí hubiese sido igual de fuerte que ahora o si hubiese sucumbido ante la culpa que me siguió durante diez años con mayor intensidad. Pensó para sí.
El moreno parpadeó dándose cuenta de su error.
-Lo has entendido mal -le dijo, no sin cierta molestia-, no hay modo de que busu tomara el lugar de Tomoe; para empezar ni siquiera creo que se dejara matar tan fácilmente -aseguró, Kenshin estuvo de acuerdo-. Me refiero, a… ¿y si la hubieses conocido primero?
Antes de Tomoe.
-Hubiera sido apenas una bebé, sin duda -Kenshin suelta las palabras antes siquiera de tener que pensar nada. Kaoru es doce años más joven que él, si él tenía quince… -Me parece que tres años sigue siendo una bebé, sin duda -esta vez hay un pequeño atisbo de sonrisa en sus labios, ante la imagen borrosa de una pequeña niña de ojos azules en su mente.
Yahiko contiene el impulso de rodar los ojos.
-Los adultos son tan faltos de creatividad -se queja.
-¿Oro?
-Imagina Kenshin -le apremia-, que Kaoru hubiese sido más o menos de tu edad. Si sus destinos estuviesen determinados a cruzarse en Kyoto durante la revolución, o quizá incluso antes, en lugar de aquí en Tokyo… ¿qué tan lejos hubieras ido?
Está perplejo, y se deja notar en su rostro.
Si Kaoru, su dulce Kaoru -tan viva y decidida-, hubiese sido adolescente igual que él, si la hubiese conocido entonces…
¿Siquiera habría habido una Tomoe?
Y no es que ame a una menos que a otra. Son amores diferentes, simplemente. Pero tiene que reconocer que no hubo tiempo suficiente para que su primer amor floreciera realmente, un amor joven e inmaduro, torpe y trágico…
Con Kaoru es diferente por todos los mejores motivos. Porque Kaoru, aun a pesar de sus propias pérdidas, no estaba rota… no al menos destrozada. Y, aun teniendo motivos para estarlo, su deseo de vivir y amor por la vida misma, era un faro de luz intensa que fácilmente podía convertir en un hogar para cualquiera. Y no se imagina, el conocerla sin enamorarse igual que ahora, por muy diferentes que hubiesen sido sus circunstancias.
Kenshin se queda en silencio. Yahiko se remueve ansioso.
-Ya sé, que eso implicaría el que mi historia con ustedes cambiaría igualmente, pero… una parte de mí tiene fe en que volvería a encontrarlos, de uno u otro modo.
Y Kenshin lo entiende. Ha habido muchas heridas desde la conformación de su pequeña familia. Una familia por elección, una que a pesar de todos los contratiempos se quedó. En donde todos ganaron, todo el tiempo, salvo una.
Kaoru.
Quien les abrió las puertas de su casa junto con las de su corazón, quien los amó y se preocupó por cada uno de ellos, y quien sufrió su ausencia en la misma medida.
Cuando piensa en esto, Kenshin siente el deseo de hacer más por ella. Y entiende el porqué los eventos previos generaron la duda en Yahiko… Enishi bien pudo haber sido él mismo… si Kaoru no le hubiese enseñado el valor de una vida.
-Kaoru dice que no sufrió estando allá pero -la voz se le quiebra un instante, Kenshin sabe lo que pasa por la mente del chico, él también vio las marcas en el cuello y las muñecas de su compañera-, sólo quiero verla feliz -confiesa al fin- Verdaderamente feliz.
El exvagabundo entiende la indirecta, sus labios forman una sonrisa que no alcanza a tocar sus ojos, tan sólo porque siente que aún no es digno del todo.
-Tengo mi objetivo fijo en la mira, Yahiko. Puedes contar con ello.
El chico, ya no del todo un niño, finalmente parece tranquilo y asiente.
…
Durante el resto de la noche Kenshin sigue dándole vueltas a la idea de un escenario hipotético. ¿Qué tal si?
Si hay alguien que merece tener un deseo así, piensa, sin duda tendría que ser Kaoru. Con el corazón tan grande y puro que tiene, es normal descubrir el deseo de la misma de sanar a todos los que ama. Y realmente, no es un mal deseo, está falto de malos sentimientos, de posibles egoísmos o segundo motivos. No. Kaoru, quien tiene el mismo deseo de vida que él mismo, vive para los demás. Que ella haya decidido vivir para él, es prácticamente una bendición.
El hombre deja salir el aire que había estado conteniendo en un suspiro. Mira al cielo tan falto de estrellas y luego atisba una luz a la distancia que parpadea para luego desvanecerse. Una estrella fugaz, reconoce.
"¿Y si?" Piensa.
Kenshin jamás ha sido especialmente religioso, aunque conserva las tradiciones shintoistas de Japón, lo cierto es que muy pocas veces se ha parado a rezar en un templo. Pero por vez primera, inspirado por una voz en su conciencia, la cual le dicta que tiene derecho -por todo el trabajo de su redención- a pedir aquello; Kenshin, reza.
Y en sus plegarias, desearía que las palabras de Yahiko fuesen posibles… que su destino con Kaoru se hubiese hecho realidad antes.
La tormenta llega cuando ya todos están dormidos. Kenshin ignora la fecha y lo que ésta representa. Pero arriba, en los cielos, dos deidades se juntan. Dos enamorados que celebran su reencuentro y que, al ver aquella estrella de amor tan latente en el espíritu del rurouni, deciden hacer uso de divinidad y cambiar el curso de la historia.
Después de todo, el tiempo es un círculo, y no una línea eterna.
Así es como la historia comienza a reescribirse.
A/N: En mi afán de ir corrigiendo errores en la historia, cometí el error de reemplazar un capítulo donde no debía, y aunque según yo lo había corregido, no sé por qué la página seguía marcando en desorden los capítulos. Así que perdí las correcciones que tardé cerca de tres horas en hacer para todos los actuales capítulos xO y tuve que revisar con AO3 para "recuperar" la historia aquí. Grrrrr...
