Capitulo 1: El viajero.

- "Hey, estoy cuerdo" – Personajes hablando normalmente.

- {Tal vez no tanto} - Pensamientos.

Disclaimer: El mundo, razas, artilugios y personajes presentados pertenecen a Kenkou Cross, autor de Monster girl encyclopedia. No soy dueño de nada.

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Recuerdo colores, formas y manchas nunca antes vistas, como si fuera una especie de collage o caleidoscopio celestial, algo verde que cambiaba a algo rojo, o algo azul que cambiaba a amarillo, me dolían mis ojos, supongo que no era algo para ser presenciado por cualquiera.

En mi mente se reproducían risas maniacas, múltiples personas que se encontraban llorando o gritando, las caras aterradas de mis compañeros Jaguar, Purple Dragon, Kabuto, Kamaitachi, Bloodsucker, King lich, Demon Man, Angel Girl y muchos otros que no cayeron ante la locura, edificios derrumbándose y sangre hasta las rodillas...

Estaba cayendo en algo parecido a un pozo sin fondo, y con la cara entumecida me era imposible gritar, no quería morir... aún tenía que borrarles la sonrisa de sus caras a esos imbéciles con capas y mallas.

Mi mente se detuvo de girar en torno a pistolas, cuchillos y formas de tortura, y repentinamente los colores desaparecieron a mi alrededor, solo había negro...

- {Bueno, hasta acá llegué...} - Cerré los ojos, sentía como se hacía realidad lo que más temía, pero... fue entonces que alguien me toco en la cara, una mano femenina de tacto suave y maternal. Eso me hizo abrir los ojos de sorpresa, el calor volvía a mí.

- Hijo mío, haz vuelto, te has perdido de tanto... - Hablo con dulzura antes de parar. No logre ver nada.

Fue entonces que la oscuridad debajo mío se vio interrumpida por una pequeña mancha de luz, pequeña, del tamaño de un garbanzo que poco a poco se fue volviendo más grande hasta que esa luz cálida y extraña me envolvió.

Y de un momento a otro, estaba rodando por una colina, creo que era eso ya que solo podía ver manchas azules, cafés y verdes, no era un rodar suave, era más bien de ese tipo donde chocabas con todas la piedras y espinas.

- "¡Maldita seaaaa!" - Solo pude gritar mientras seguía girando, era un dolor bastante grande el que sentía, no solo eran los golpes de las piedras y las espinas, no, era también una sensación de derrota, había perdido, esos cabrones, esos traidores, esos lunáticos.

El movimiento estaba comenzando a parar hasta finalmente me detuve totalmente, me quede boca arriba, podía notar que se alzaba el cielo más azul de los que alguna vez haya visto en mi casa, con el sol en su punto máximo que evidenciaba el medio día, y alrededor mío había arboles de todos tamaños, hace más de 100 años que no veía tal cantidad de plantas en la intemperie y que no fueran en una de esas hortalizas que estaban dentro de algunos edificios.

Tenía que levantarme...

Con un poco de dolor y esfuerzo me arrodille en el pasto, por el polvo y los pedazos de hierba aun pegados a mi chaqueta de cuero verde casi negro, me comencé a sacudir con la esperanza de sacar la suciedad, este era nuestro primer traje cuando me separe de la milicia, de mi "era de cobre", cuando las "maravillas" comenzamos a hacernos más conocidos entre el público como servidores públicos eternos, o al menos, eso era lo que yo quería creer hasta que ocurrió ese "accidente" …

Retire mi mascara negra de fibra inteligente con cuidado, y las lentillas redondas rojas brillaron, sentía que no respiraba bien, que me faltaba el aire.

- "Dios, respira... respira... respira... calma... calma, calma, tú puedes..." – Bien, habiendo solucionado el problema de aire con reforzamiento positivo fui emboscado por otra horrible sensación, ganas de vomitar. - "vamos... ugh, no te rindas... ugh" -

Lleve mis manos cubiertas por guantes negros con placas hasta mi boca, intentando evitar soltar mi última comida en el suelo de alguna dimensión desconocida.

Decidí levantarme con rapidez, mientras a su vez sacudía mis pantalones de mezclilla de la tierra, en principio esto pareció una buena idea, pero la sensación de un golpe en el estómago y de algo subiendo por mi garganta daban a entender que no fue una buena decisión...

- "¡Ugghhhh!" - Una sensación relajante, me invadió una vez que solté lo que quedaba de la pasta nutritiva que había comido hace algunas horas, cerca de mis botas metálicas. - {¡¿Como pueden llamar a eso comida?!} -

Mas calmado, mire a mi alrededor, campos y colinas verdes repletas de trigo aun sin madurar, pequeñas cercas de piedra, los mismos árboles que había notado antes y un molino como los que había en Holanda en esas postales baratas de hace 400 años, okey, ahora sabía que había seres inteligentes, en el fondo de mi mente rezaba que fueran como los humanos, o, al menos que fueran parecidos.

Respiré y pude oler a mi alrededor, el olor a flores desconocidas, a heno, totalmente libre de gasolina o ese aroma quemado de carne y jugos gástricos, también pude oír el trino de las aves, ¿acaso era eso un ruiseñor o un azulejo?, sentir la frescura de ese aire nuevo, era intoxicante.

Tan melancólico, hacia más de 250 años que no veía, olía, oía y sentía un lugar así...

Hace tiempo, de donde yo vengo, solo podías ver ciudades con rascacielos tan altos que se pierden sus puntas entre las nubes negras y contaminadas, autos y naves cuyas estridentes bocinas y motores no permitían que se escucharan a las personas hablar, calles sucias y malolientes pobladas por maquinas, humanos, sus intermedios y la ocasional "maravilla".

Vi nuevamente hacia los campos, era como si tuvieran una belleza mística o fantástica. Había un camino de tierra que parecía estar a unos 50 metros aproximadamente.

Como es natural, en mi mente llego un pensamiento que arruinaba las buenas sensaciones que tenía en el momento, estas "maravillas" fueron las que me trajeron acá, por lo que también podrían llegar en cualquier momento e irán por mí, como los sabuesos ante la presa de un cazador, un cazador que se hace llamar Godshine.

Mire mi mascara en el piso, la había soltado cuando lleve mis manos a mi boca intentando no vomitar, era mi deber, era mi misión autoimpuesta, cuando estos cabrones lleguen... los asesinare, cueste lo que cueste, tal vez sienta un poco de culpa por los habitantes de esta dimensión, en teoría no deberían sufrir las consecuencias de mi presencia, pero también, en teoría no debería estar acá.

Es más peligroso que las "maravillas" como yo, sigamos vivos...

Me agache y recogí la máscara, y la coloque en mi cara, aceptando lo que sea que venga de ahora en adelante.

Me dirigí hacia la terracería a paso lento, mientras hacía esto decidí ver si mi poder estaba funcionando correctamente, con esto en mente, levante mi mano mientras observaba como el aire cercano a mi palma comenzaba a ondear como si fuera agua.

Y, repentinamente, surgió una pistola, después pensé que sería mejor una escopeta... y la pistola se convirtió en una escopeta. Pensé, además, que no era necesaria un arma en ese instante, por lo que decidí desaparecerla.

Okey, funciona correctamente...

Ya había cruzado el campo de trigo y me encontraba cerca del camino.

- {¿Por cuál dirección será?} - Me pregunté, sin esperar una respuesta rápida de mi ambiente, ya estando sin árboles que cubrieran la vista total del lugar pude ver en la lejanía un campanario de campanas doradas y de blanco mármol alzándose entre las colinas acompañada de una pequeña torre de humo gris, ¿algún herrero o una fogata?

Comencé a avanzar por el camino con una dirección en mente, por donde algunos árboles hacían sombra con sus ramas enmarañadas, vi con más detalle la iglesia prístina adornada con techos y punta de color azul oscuro, y lo más impresionante de esto era su hermosa arquitectura medieval ligeramente goti-

¡SPLAT!

- "Mierda..." -

Bueno, al menos sé que los perros existen acá... en fin, era hora de avanzar, un nómada, un trotamundos, un viajero nunca se queda en un mismo lugar pues nunca hay suficiente tiempo.

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Mas allá de la existencia regular de los demás mortales, en un lugar divino, donde el cielo y el mar de cristal son uno mismo, donde la moral y la pureza está por encima de todo, una diosa de blancos ropajes festeja feliz la llegada de alguien a sus dominios, algo que había perdido hace tiempo.

- "Finalmente, mi pieza perdida, mi as bajo la manga, mi carta estrella ha aparecido en el tablero, te has perdido de tanto..." - Observa una bola de cristal, con la imagen del viajero en ropajes extraños.

Cientos de Ángeles y Valkirias vuelan alrededor con un baile sagrado e indescriptible por igual, con canticos de hermosa, pero ominosa naturaleza. Festejando la llegada de aquel viajero, de aquel que decidirá el fin de este juego sagrado.