Hola a todos y bienvenidos a un nuevo capítulo de esta historia. Espero que hayan disfrutado del nuevo inicio de este fic y les haya gustado la forma en que decidí desarrollarlo. Por otro lado, les pido disculpas por haberme demorado en traerles esta actualización, espero sepan comprender las razones de carácter laboral que ocasionan estos retrasos.
Regresando a esta historia, en esta oportunidad les traigo el que era el primer capítulo original. Este como ya imaginaran, ha sido trabajado para que sea un capítulo nuevo pese a los elementos que todavía conserva. Seguramente algunos lo recordaran, y seguro otros lo están leyendo por primera vez. Sea cual sea el caso, espero lo disfruten.
Sin más que decir, comencemos con esto.
Guardián — Capítulo 2
Ciudad de ángeles y reyes
Había pasado casi un mes de la llegada de los Loud a Great Lake City, tiempo en el cual supieron adaptarse con calma y paciencia. El inicio no fue una fácil para casi todos, no solo tuvieron que aprender a vivir en una nueva casa, sino que tuvieron que adaptarse por completo a vivir en una nueva ciudad. Primero empezaron por familiarizarse con la casa en la que iban a vivir por tiempo indefinido.
La casa en la que ahora vivían era muy distinta a su antiguo hogar. Siendo un edificio de tres pisos más una azotea y un sótano que funcionaba de lavandería, estaba hecha de ladrillo y contaba con un patio trasero más amplio que el que tenía su antigua casa. En el primer piso funcionaba la sala, el comedor, la cocina y un espacio vacío que no tenía indicios de ser algo en concreto. Aparte, tenía un baño de visitas bajo las escaleras.
Estas tres primeras habitaciones no eran muy diferentes a las de su antiguo hogar, la distribución era la misma y el tamaño era casi el mismo. En cuanto al espacio vacío, hubo mucha disputa entre los hermanos Loud para darle un uso. Lynn quería hacerlo su gimnasio, Luna su cuarto de ensayo, Lisa su laboratorio y Lola un salón dedicado a sus triunfos. En sí, todos querían que fuera un área dedicada a uno solo de ellos, pero como sus padres obviamente no iban a dejar que aquel espacio esté dedicado a una sola persona, hicieron plantear una verdadera solución, por lo que al final ese espacio se convirtió en biblioteca y salón de juegos de mesa.
El segundo y tercer piso eran idénticos, pero aquellos pisos además de tener habitaciones donde dormir, también contaban con un baño para cada piso. Aquello fue algo que emociono a todos tras haber pasado una larga temporada cargando baldes. Además, por fin podían olvidarse de hacer filas eternas y de preocuparse por despertarse a tiempo para tener el suficiente tiempo para bañarse.
En cuanto a las habitaciones, había tres en cada piso, lo que daba un total de seis habitaciones para la familia. Se las repartieron de la misma forma en que lo habían hecho en Royal Woods. Las del segundo piso fueron tomadas por Lori y Leni, Luna y Luan, Lynn y Lucy, siendo la cuarta para los señores Loud.
La del tercer piso fueron para Lana y Lola, Lisa y Lily, y la tercera para Lincoln quien celebro al ver que tenía un cuarto más amplio que el que tenía en su antigua casa. Si bien era del mismo tamaño del que tenían sus hermanas, para él era como si estuviera en una mansión.
En cuanto a la última habitación, esta fue entregada a sus abuelos, Albert y Myrtle, los cuales fueron invitados a vivir junto con ellos y de esa forma evitaron seguir en aquel asilo que estaba pasando por la misma situación que toda la ciudad.
En cuanto a su ubicación, su nuevo hogar estaba un lugar bastante tranquilo para lo que era una gran ciudad. No estaba muy lejos de la estación del metro, del parque y de un supermercado. Además de que estaba a buena distancia de donde vivían sus amigos Bobby y Ronnie Anne Santiago, aunque esto último era un beneficio más que nada para Lori y Lincoln.
En cuanto a la ciudad, el acostumbrarse fue algo que cada quien hizo a su ritmo, tomando rutas cortas para conocer los alrededores y luego ampliando su recorrido poco a poco. Tras conocer lo que estaba al alcance de sus pies, empezaron a aprender sobre las distintas líneas de buses que había en la ciudad, así como las del metro. Aquello fue un poco más complicado y llegaron a perderse tomando aquellos transportes, pero cada que alguien se perdía, Lori, Lincoln e incluso Bobby y Ronnie Anne iban a ayudarlos.
Regresando al presente, las cosas en la casa Loud eran idénticas a las que uno veía cuando estaban en Royal Woods. El ruido se volvió parte de aquella cuadra y los vecinos tanto los que venían de Royal Woods, como los que siempre habían vivido ahí, tuvieron que aprender a acostumbrarse a ellos quisieran o no.
—¡Oye, Loud! ¡¿Podrían bajarle a su ruido?! —grito el Sr. Grouse, quien nuevamente era su vecino y vivía en la casa de al lado como en el pasado.
—Les diré a mis hermanas que se moderen —dijo Lincoln subiendo a su bicicleta y partiendo con rumbo a una cita muy importante.
Aquel era un mediodía bastante agradable, no había tanto calor, el cielo era celeste y el sonido de las aves no era opacado por el ruido de autos y demás sonidos. El peliblanco iba feliz en su bicicleta mientras escuchaba música con sus audífonos, en este caso, era música latina que su amiga nada más, Ronnie Anne le había recomendado. Pedaleo por un rato hasta que llego a la puerta de una casa con un letrero de vendida, en donde lo estaban esperando sus amigos Clyde, Rusty, Liam y Zack con un par de cañones de confeti, un cartel de bienvenida y varias bolsas con dulces y bebidas.
—Hola, chicos. Veo que llegaron temprano —dijo Lincoln mientras bajaba de su bicicleta.
—Tenía que hacerlo. Hoy es un gran día —dijo Rusty.
—Es verdad. Después de mucha espera, al fin estamos todos juntos —dijo Clyde.
—No creo que haya sido tanta la espera en realidad. Pero si fue una considerable – dijo Liam.
—Eso si es que nos fijamos en todo lo que tuvimos que hacer para que pudiéramos estar aquí –dijo Zack.
Tal como Lincoln había prometido, este logro reunirse nuevamente con sus amigos, y sin que haya pasado mucho tiempo. El plan de hacer que la gente de Royal Woods se fijara en Great Lake City fue un éxito y la cantidad de habitantes que paso de una ciudad a otra fue tal que la gente de Great Lake City pronto noto que algo en su ciudad era muy distinto casi de la noche a la mañana.
Aquello había sido bueno para sus hermanas, ya que sus amigos se fueron mudando poco a poco y no perdieron ninguna amistad. El caso de los amigos de Lincoln fue de la siguiente forma. El primero en llegar fue Clyde quien junto a sus padres se enamoraron de inmediato de la ciudad, más concretamente de todas las tiendas de antigüedades y de los museos de historia que mostraban una gran variedad de piezas históricas.
Liam fue el segundo. La familia de este se mudó a la ciudad con el fin de construir la primera granja de esa ciudad, o la primera después de muchas décadas de que hubieran desaparecido. Tuvieron no solo que construir una granja desde cero, sino que también pasaron por un infierno burocrático lleno de papeleo para poder comprar el terreno y que le dejaran tener animales. Si bien era el único con una granja, esperaba que la cosa fuera cambiando poco a poco.
El tercero fue Rusty, quien si bien no tuvo tanto problema al conseguir un local en donde vender la ropa que elaboraba junto a su padre, sí tuvo el problema de tener que ganarse a una clientela que ya tenía donde comprar su ropa, por lo que sus ventas eran apenas un 40% de lo que eran en Royal Wood.
El cuarto fue Zack, cuya familia se cambió de apellido alegando que no era buena idea tener el mismo apellido que tenían en Royal Wood, ya que tanto Templarios como Vengadores estaban al tanto de las investigaciones que estos hacían de ellos. Estos por su parte pusieron una lavandería cuyo servicio era decente, el problema es que lo usaban como fachada para "investigar" las distintas conspiraciones en las que ellos creían.
En cuanto a Stella, lo suyo era un poco más complejo.
Ella ya había dicho que su familia tenía pensado mudarse, lo que no imaginaron, fue que ya tenían casi todo definido, habiendo elegido Connecticut como punto para vivir. Pero por suerte, o mejor dicho gracias al esfuerzo de Lincoln y sus amigos, esta evito el mudarse para esa ciudad he hizo que sus padres se decidieran por Great Lake City. Lo único que necesito, fue presentar los mismos argumentos que usaron Lincoln y Lori con su familia, adaptándolos a su realidad. Aparte, Stella agrego el argumento de que permanecer con un grupo de amigos sólido la ayudaría a desarrollarse como persona.
Ese día, al fin podrían estar juntos nuevamente como el grupo que eran. Si bien ya se habían juntado para celebrar cada que llegaba alguien del grupo, esta vez era la reunión definitiva. Aquello fue una alegría para Lincoln, ya que el adaptarse a su nueva realidad, hizo que no pudieran juntarse tanto como quisieran, por lo que más allá de los encuentros que tenia con Clyde, este paso a juntarse con Ronnie Anne y su grupo de amigos, casi de forma exclusiva. En ese tiempo descubrió que eran muy buenos amigos y prácticamente se volvió uno más del grupo, es verdad que tenia que soportar una que otra broma de estos haciendo referencia al clásico emparejamiento de este con Ronnie Anne, pero lo toleraba con facilidad.
Luego de diez minutos de espera, vieron un auto y un camión de mudanzas acercándose, al ver que se trataba de su amiga, estos extendieron el cartel y dispararon los cañones en cuanto esta puso un pie en la calle. El lugar se llenó de confeti al tiempo que Stella se acercaba, caminando con algo de dificultad tras tres horas de viaje a abrazar a sus amigos con fuerza.
—¡Los extrañé mucho! – dijo Stella llena de alegría.
—Nosotros también —dijo Lincoln.
—¡Lincoln! ¡Gracias por todo! Es por ti que puedo estar con ustedes —dijo agradecida mientras lo abrasaba a este.
—De nada. No podría estar aquí sin ustedes.
—Vamos amigo, no seas modesto. Moviste a toda una ciudad y le diste una nueva vida —dijo Liam.
—Mi hermana Lori ayudo, así como Ronnie Anne y su hermano.
—Pues tenemos que darles las gracias también a ellos de alguna forma —dijo Clyde.
—Ya pensaremos en algo. Por ahora vamos a disfrutar de este momento festejando —dijo Rusty.
—Ah, Rusty —dijo Stella interrumpiéndolo— la casa todavía no tiene muebles ni nada.
—En ese caso, te ayudaremos a meter las cosas —dijo Zack.
—¿Estás seguro?
—Por supuesto. Que tan difícil puede ser —dijo Clyde.
La ayuda ofrecida fue aceptada por esta y sus padres, los cuales les dijeron que ayudaran a llevar todas las cosas de Stella a su cuarto. Al inicio les fue bien con aquella tarea, pero tras llevar a la habitación de esta las cajas con ropa, les toco pasar a los libros y otros objetos personales más pesados, para luego pasar a la cama y los muebles, entre los que destacaba un sillón morado.
Poco a poco la carga se les hacía más y más pesada, tuvieron que parar a descansar muchas veces por el agotamiento, mientras que el personal de mudanza trataba de contener la risa al verlos realizar aquel trabajo. El sillón lo tuvieron que subir entre todos con gran coordinación y suerte de no caerse con el por las escaleras, cuando llegaron al cuarto de su amiga por poco y se desmayaron por el agotamiento.
—Vamos, chicos. Solo un poco más y acabamos —dijo Lincoln.
—Ojalá que podamos con ese colchón, se ve pesado y muy caro —dijo Clyde.
—No entiendo por qué gastan tanto en esas cosas, cuando el heno es más cómodo —dijo Liam.
—Tú solo ayuda a cargar y luego hablamos de ese tema – dijo Rusty enfadado y agotado.
Pese a que les quedaban pocas fuerzas para realizar esa tarea, los cinco bajaron, tomaron el colchón y lo subieron usando toda la fuerza y energía que les quedaba. Mientras lo subían maldecían en su mente con cuanta grosería conocieran y tras una dura lucha lograron llegar a su destino, soltándolo en el suelo y haciendo temblar la casa en el proceso.
—¡Lo logra…! —dijo Lincoln antes de caer al suelo junto con el resto de sus amigos.
—Vaya. Se ve que se esforzaron mucho —dijo Stella al ver en el suelo a sus amigos.
—No fue nada. Nos gusta ayudar —dijo Clyde hablando con dificultad.
—Les traeré algo en recompensa por su trabajo. Ustedes descansen y yo me encargo de ello —dijo para luego salir del cuarto.
Luego de un rato, los cinco se recompusieron y se pusieron de pie mientras que Rusty se acercó a una de las cajas que estaban ahí.
—Creo que sería buena idea empezar a desempacar. Fácil y nos llevamos algunos puntos por ello.
—Dijimos que no buscaríamos nada con ella. Es solo nuestra amiga –dijo Lincoln.
—Lo sé. Pero yo me refiero a otro tipo de cosas. Quién sabe cuando se necesita de un favor.
Rusty abrió una de las cajas y miro su contenido. Cerrándola inmediatamente y notándose claramente como si hubiera visto algo que no quería ver.
—¿Qué paso? —pregunto Liam.
—Nada. Solo que no creo que quiera que nos encarguemos de eso ahora —dijo tratando de olvidar eso.
—Mejor, ni siquiera sabemos donde va cada cosa —dijo Zack.
—¿Seguro que fue eso? Parece como si hubieras visto algo aterrador —pregunto Lincoln.
—Digamos que en esa caja está su ropa, pero no una que vemos a diario.
—Tanta cosa por eso, la gente no usa la misma ropa todos los días —dijo Clyde.
—Es más que eso —dijo Rusty.
—Pues démosle una mirada —dijo Lincoln.
—¡No! —grito Rusty mientras todos abrían la caja y veían el interior.
Al ver el contenido se quedaron paralizados. La caja contenía la ropa interior de su amiga, lo cual hizo que tras unos segundo procesando lo que acabaran de ver, cerraran la caja y rojos de vergüenza se regresaran a sus lugares.
—No hablemos de esto nunca —dijo Lincoln.
—Estoy de acuerdo —dijo Clyde.
—Y yo – dijo Liam.
—Y yo —dijo Zack.
—Les dije que no la abrieran —dijo Rusty.
—Bueno, olvidemos esto. Además, es ropa interior nada más, he visto la de mis hermanas toda mi vida, no es la gran cosa.
—Es cierto —dijo Clyde.
—Coincido con ello —dijo Liam.
—No me imaginaba que usara de girasoles.
—¡Zack! —le gritaron todos.
—Ok, ok, disculpen por ello.
—¿De qué hablan? —pregunto Stella entrando con una jarra de jugo de naranja y unos vasos en una fuente.
Todos en ese momento buscaron una respuesta rápida, por suerte Liam dio una respuesta algo convincente.
—De los alados que enloquecieron y sus seguidores.
—Sí. De eso estábamos hablando —dijo Lincoln.
—No sabía que les llamara la atención ese tipo de cosas —dijo Stella.
—Bueno, ya sabes. Han sido años interesantes últimamente. Un ataque de seres de la oscuridad, un alzamiento de villanos, el regreso de los dioses olímpicos y una invasión de monstruos interdimencionales —dijo Clyde.
—Sin olvidar que tras vencerlos se multiplicó la cantidad de gente con poderes y que aparecieron esas chicas con alas de libélula. Creo que les llaman hadas o algo así —dijo Rusty.
—Así les llaman —dijo Stella— en fin, aquí les traje esto por su gran trabajo. Les agradezco mucho su ayuda.
—Lo que sea por una amiga —dijo Zack mientras se ponía de pie junto con sus amigos para tomar un vaso.
Tras ese merecido premio, entre todos ayudaron a arreglar la habitación y tras ello pudieron tener una pequeña fiesta en la nueva casa de su amiga. Bailaron, jugaron juegos de mesa y comieron bocadillos de todo tipo. Mientras estaban divirtiéndose, Lincoln pensó en su otro grupo de amigos, cosa que le preocupo un poco en vista de que tendría que dividir su tiempo entre ambos. Pero aquello le duro poco, ya que se le ocurrió un plan nuevo que si tenía éxito, mejoraría aún más las cosas.
Para poner en marcha ese plan, recurrió a su gran amiga Ronnie Anne para que esta le diera una mano con ello.
—Hola, Lincoln.
—Hola, Ronnie Anne – dijo saludándola a través de la pantalla de su laptop.
—¿Qué tal este día? ¿Lograste juntar a todo tu grupo?
—Por supuesto. Los seis estamos al fin reunidos.
—Te felicito. Me alegra que estén juntos, ese grupo de torpes se ve que te tiene cariño, aunque con respecto a esa amiga nueva que tienen prefiero no opinar.
—Son un grupo bastante especial, al igual que el tuyo. Y es por eso que quería hablarte de algo, verás. En estas semanas y desde que conocí a Syd, Nikki, Sammer, Casey y Laird, he disfrutado mucho de su compañía y debo agradecerles el apoyo que me dieron tras mi llegada a esta ciudad. Y como no quiero dejar de juntarme con ustedes y tener que hacer un horario para alternar entre ustedes y mis viejos amigos de Royal Woods. Pensé que quizás sería buena idea que integremos a ambos grupos en uno.
Ronnie Anne se quedó sorprendida con aquella propuesta. Pero se veía en su rostro que era una sorpresa positiva y mostró interés en ella.
—¿Estás seguro de que aquello funcionaria? Es decir, somos grupos distintos y nos gustan distintas cosas.
—Lo sé. Pero eso no quiere decir que no pueda funcionar. Solo hay que saber como encajan las piezas.
—Pues… la verdad es que es una idea interesante. ¿Qué te parece este sábado? Eso me da tiempo a consultarle a los chicos y pensar en lo que podemos hacer.
—Eso suena bien. Yo haré lo mismo y les preguntaré si les gusta la idea.
—En ese caso, te veo el sábado, Lincoln.
—Nos vemos Ronnie Anne.
Lincoln estaba feliz de que su idea tuviera apoyo, pero más que nada le hacía feliz el tener a toda la gente que quería nuevamente con él. Es verdad que no era su ciudad, pero eso no le importaba. Sus amigos y hermanas estaban con él, y la gente que era un verdadero dolor aguantar, por lo que sabía, estaban en otras ciudades. Aquel era el caso de Chandler que se mudó a una ciudad al sur cuyo nombre no recordaba. Sintiéndose feliz por aquel éxito, salió de su cuarto con el fin de ir a la cocina por un helado para celebrar por su éxito.
Al llegar a esta, noto que la puerta que daba al patio estaba abierta, salió y encontró a sus abuelos sentados en unas de las sillas del jardín.
—Hola abuelos. ¿Qué hacen? —pregunto Lincoln.
—Nada, solo disfrutamos del fresco de la noche. Es mejor que esos ventiladores —dijo Albert.
—Qué tal si nos acompañas también. Nos vendría bien un poco de compañía —dijo Myrtle.
—Está bien.
Lincoln tomó una silla y se sentó junto a sus abuelos. Tal como estos dijeron, la noche era fresca y el aire frío ayudaba a tolerar el calor de esa noche. Mientras estaban sentados, Albert le pregunto por su día, y este conto sobre la llegada de Stella y como al fin todo su grupo de amigos estaba reunido. Eso trajo la historia de cuando se tuvieron que separar brevemente y lo mucho que habían confiado en volverse a ver gracias a ese plan de interferir la señal de radio.
Pero aparte de contar aquello, Lincoln también menciono algo que Lucy le había dicho al momento de partir, si bien lo había olvidado, el recordarlo hizo que se le generara una interrogante.
—Lucy dijo que tenían como amigo a un guardián. Pero no sé qué significa eso.
—Es un concepto interesante y que no escuchaba desde hacía un buen tiempo. Verás, pese a lo que su nombre indica a la ligera, un guardián no es solo el que cuida un lugar y evita que alguien se meta sin permiso. Es un poco más profundo, incluso más del que Los Vengadores Unidos o Los Caballeros Templarios quieren darle. Yo diría que esos que son conocidos como Los Héroes de la Calle son los que más se ajustan.
—¿Esos que ayudan a la gente de bajos recursos?
—Exacto. A lo largo de la historia ha habido muchos de ellos, estos se encargaban de ayudar a la gente de sus pueblos o sus ciudades. Alimentaban en momentos de hambre, construían para el bien de todos, curaban a los enfermos o heridos y luchaban cuando alguien los atacaba. Eran gente entregada al bien de todos y quienes veían en el bien general algo por encima de ellos.
Lincoln sintió interés por ello, así que pregunto un poco más.
—¿Has visto a alguna vez a alguno?
—Sí. Cuando estuve en la guerra conocí a muchos que adoptaron ese papel, no tenían un pueblo o algo así, pero ponían a sus amigos por sobre ellos y los protegían en cada batalla con cada gramo de su ser. Creo que eso es lo que Lucy vio en ti.
—Pero… ¿Eso no es algo que cualquiera haría en un momento como ese?
—No todos. En situaciones en las que las cosas se ponen difíciles, solo unos pocos son quienes se ponen al frente. Y por lo visto, tú empiezas a cumplir algunos de esos requisitos.
Al día siguiente, Lincoln se juntó con sus amigos para mostrarle la ciudad a Stella. Aprovechando aquello, este les comento a estos de su propuesta y si bien estos dudaron un poco, aceptaron el reunirse con los amigos de Ronnie Anne.
Por su parte, la latina tuvo el mismo resultado. No la tuvo tan difícil en vista de que Lincoln ya era un conocido de estos y ya tenían algunas nociones de aquel otro grupo.
Con todos de acuerdo, Lincoln y Ronnie Anne pensaron en ideas que funcionaran para integrar a sus grupos. Pensaron en ideas como hacer un recorrido por la ciudad, ir a un salón de videojuegos, hacer una fiesta en la azotea de Ronnie Anne o en el patio de la casa de Lincoln. Tras revisar y descartar ideas, hubo una que les gusto mucho y que se caracterizó por su sencillez. La cual, consistía en realizar una serie de juegos al aire libre.
Ese sábado, la casa Loud estaba tan movida como cada fin de semana que tenían en Royal Woods. Algunas hermanas Loud realizaban alguna actividad en casa, mientras que otras estaban de salida al igual que Lincoln. El peliblanco se encontraba bajando por las escaleras, llevando consigo un balón de futbol y trayendo puesto su casco para bicicleta, cuando se encontró con su hermana Lucy.
—Hola, Lucy. ¿Vas a algún lado?
—A una convención gótica. El tema principal es un homenaje a Drana, la vampira que salvo al mundo de los eldrazi.
Los eldrazi, eran unos seres venidos de lo que parecía ser otra dimensión, los cuales aparecieron de la nada y que durante ocho meses estuvieron devastando todo aquello que se cruzase en su camino. Algunos eran de tamaño humano, otros eran del tamaño de edificios, otros eran del tamaño de perros, pero el que destaco por sobre todo fue un titán de enormes proporciones conocido como Ulamog, que parecía ser el origen de los anteriores mencionados.
Al principio Los Vengadores Unidos, Los Caballeros Templarios, Los Héroes de la Calle y cuanto héroe y ejército hubo se enfrentaron a estos. Ganaron muchas batallas, pero por cada ciudad salvada, caían otras tres. En esos meses la gente de Royal Woods vivió preocupada pensando en el día en que la progenie de aquel titán llegara a su ciudad, pero para su suerte esto nunca paso.
En esa primera etapa, aparecieron diversos héroes, pero entre los que más destacaron estaba aquella vampira que formo un ejército en el corazón de África y con el cual llego hasta las calles de Londres. Ella, si bien no salvo al mundo de la forma en que Lucy se refería, fue una parte crucial al momento de enfrentar aquellos enjambres.
—Me alegra que estés acostumbrándote a la ciudad.
—Tiene sus cosas buenas. En fin, ya me voy. Los veo más tarde.
Tras bajar las escaleras y llegar a la sala, este se encontró con Lynn quien también iba de salida. Tenía puesto su ropa para hacer ejercicios y llevaba consigo un maletín deportivo.
—Déjame adivinar. ¿Vas a la prueba de futbol de la que estuviste hablando?
—Correcto. Veremos si ese equipo está listo para recibirnos a Paula, Margo y a mí —respondió Lynn confiada.
—Suerte con ello. Por cierto, gracias por prestarnos tu pelota nuevamente.
—De nada. No es un problema si se trata de ver a mi hermanito hacer ejercicio —dijo para luego tomar su bicicleta y salir de la casa junto con Lucy.
Luego de despedirse de sus hermanas, este se sentó en el sofá a ver televisión hasta que sonó el timbre de su casa. Lincoln abrió la puerta y se encontró con Clyde.
—Hola Lincoln. ¿Listo para el día de hoy?
—Por supuesto —dijo mientras subía a la bicicleta doble de su mejor amigo.
Los dos avanzaron por las calles un buen rato, hasta que se encontraron con sus amigos Liam, Rusty, Zack y Stella, quienes los esperaban en la puerta de la casa de esta última.
—Hola chicos. ¿Esperaron mucho? —pregunto Lincoln.
—Para nada, llegan gusto a tiempo —dijo Stella.
—En ese caso es hora de ponernos en marcha.
Los seis avanzaron en bicicleta por las calles de esa gran ciudad. Mientras avanzaban, Lincoln sonreía al ver que sus mejores amigos estaban junto con él en un momento como ese. No podía imaginar una nueva vida sin ellos y ese momento era la prueba perfecta. Ahora tocaba ver si las cosas podían mejorar aún más.
En su recorrido, se preguntaba si su plan había resultado tan bien para las demás personas de su ciudad. Por lo pronto, sabía que sus hermanas estaban reunidas nuevamente con sus amigos y que muchas otras personas que conocía estaban en esa gran ciudad, con eso en mente consideraba que todo su plan había alcanzado en punto de aprobado o estaba muy cerca al mismo.
Recorrer aquella ciudad que lo seguía maravillando día a día. Great Lake City era mucho más grande que Royal Wood, con edificios altos, negocios de todo tipo y un transporte mucho más complejo, el cual incluía un sistema de trenes subterráneos.
Si bien la infraestructura era algo que diferenciaba por mucho a las ciudades, lo que las acercaba era que ambas tenían un grupo de héroes que vivían en ella. Mientras Royal Wood era la ciudad de Los Vengadores Unidos, Great Lake City era la ciudad de Los Caballeros Templarios. Detalle que había causado cierta rivalidad amistosa entre ambas ciudades desde el 2014, siempre debatiendo cuál era mejor grupo que el otro. Incluso ahora que ya no existía Royal Wood como tal, sus habitantes se habían agrupado en la parte este de la ciudad, lugar en donde se encontraba la Torre Resilient, base de Los Vengadores Unidos. Mientras que en el oeste, estaba el Nuevo Krac de los Caballeros Templarios, un palacio que servía como base para aquel grupo, y aquella área era hacia donde se dirigían.
—¡Hola a todos! —dijo un coro de seis personas.
Lincoln sonrió al encontrar a Ronnie Anne y a su grupo de amigos. Pero más que nada por ver a su amiga vistiendo una blusa color lila y un short celeste. Los cuales la hacían ver más bonita en su opinión.
—Ronnie Anne, me alegro de verlos —dijo Lincoln.
—Y a nosotros nos alegra verlos a ustedes —contesto Ronnie Anne de vuelta.
—Déjenme presentarlos. Ellos son mis amigos Clyde, Zack, Rusty, Liam y Stella.
—Un gusto volver a verlos chicos, y un gusto conocerte Stella. Lincoln me ha hablado mucho de ti.
—Igualmente, Ronnie Anne —respondió Stella— tus amigos de Royal Woods también me han contado mucho de ti.
—Espero que hayan sido cosas buenas.
—Totalmente. Aunque enfatizaron mucho en que tú y Lincoln eran algo más que amigos.
Ambos grupos se rieron con aquel comentario, que en cierta forma ayudo a que se diera un primer paso.
—Bueno, chicos, estos son mis amigos. Syd, Nikki, Sammer, Casey y Laird —dijo Ronnie Anne presentando a su grupo, los cuales, a diferencia del grupo de Lincoln, iban todos en patinetas.
Ambos grupos se acercaron para saludarse, comentarse algunas cosas y tras aquello, se juntaron en un solo grupo que luego partió hacia el parque. Una vez ahí, tanto Lincoln como Ronnie Anne pusieron en marcha su plan y decidieron que empezarían jugando voleibol, para lo cual ambos se convirtieron en líderes de equipo y empezaron a formar los suyos eligiendo gente de ambos grupos. Aquel primer encuentro cumplió con que querían y dio paso que se repitiera el juego, esta vez con Clyde y Syd como líderes de equipo.
Tras esto, jugaron futbol, a pasarse la pelota unos a otros sin que esta tocara el suelo y a que uno se la arrojara a los demás y que estos intentaran ser alcanzados por esta, siendo al que le cayera la pelota el siguiente en encargarse de lanzarla.
En aquel último juego Lincoln puso atención no solo en el juego, sino en cada uno de los ahí presentes, veía como se divertían y como era su destreza en ese juego. Pero en un momento su atención se puso en Stella y en el recuerdo de lo ocurrido en aquel día. Se preguntó si esta, estaba usando en ese momento si estaría usando alguna de esas prendas íntimas que alcanzo a ver al abrir la caja. Pero ni bien formulo esa idea, este la rechazo de plano, negándose a relacionar esas ideas con su amiga.
En su lugar se fijó en Ronnie Anne casi de casualidad y en ella se quedó su atención. Le había parecido bonita al verla vestida así, pero por primera vez en lo que iba de esa mañana y parte de la tarde tuvo tiempo de apreciarla mejor. No solo en el sentido de su vestimenta sino en el hecho de que le parecía en general alguien bastante bonita. Luego, recordó a Lori y la relación que esta tenía con el hermano de Ronnie Anne y se preguntó si podía haber una posibilidad de que pudieran repetir la historia de estos de una forma no tan empalagosa. Pero un balonazo en la cara lo regreso a la realidad y lo mando al suelo.
Luego de ese golpe de realidad, Lincoln se levantó y siguió jugando con sus amigos. Después de jugar, comer helados y cuanta cosa se vendía en el parque, el grupo decidió que era buena idea irse a comer algo que realmente contara como comida.
—Oigan. ¿Les parece bien si vamos a almorzar a un buen lugar? —pregunto Ronnie Anne.
—Suena bien —dijo Liam— tanto deporte me dejo hambriento.
—Igual a mí —dijo Laird— creo que debí desayunar un poco más.
—Creo que ya se ha donde quieres ir —dijo Lincoln.
—Sí. Se refieren a ese lugar —dijo Nikki.
El sitio al que fueron era La Mesa Familiar. Restaurante creado en conjunto por Lynn Sr. y Rosa Casagrande, abuela de Ronnie Anne. Aquel restaurante había surgido prácticamente de casualidad, todo gracias a una reunión idea por Lori y Bobby para juntar a sus dos familias al día siguiente de la llegada de los Loud.
En dicha reunión, la cual se dio en el hogar de los Casagrande, tanto Lynn como Rosa habían preparado sus mejores comidas con el fin de mostrar una superioridad sobre el otro, cosa para la cual empezaron a darles de comer a su familia todo ese banquete que habían preparado al punto en que ya no sé sabía si lo que buscaban era probar destreza culinaria o hacer explotar a todos los presentes.
Sus familias tuvieron que pedir que por favor pararan de darles de comer antes de que su duelo llegara a la parte de los postres, diciéndoles que ambos tenían grandes talentos para la comida y que seguramente cada uno tenía algo que aprender del otro. Eso hizo que no solo se detuviera el conflicto, sino que empezaran a hablar de recetas y platos, cosa que fue aprovechado por todos los demás para salir poco a poco del lugar y evitar que les vuelvan a dar de comer a la fuerza. Luego de estar dos horas haciendo un tour por la ciudad, tanto los Loud como los Casagrande volvieron y se sorprendieron de ver a ambos escribiendo ideas para el menú de lo que sería su restaurante.
Para suerte de Lynn Sr. quien ya había gastado todo su dinero en la nueva casa Loud, fue Rosa quien se encargó del dinero para realizar aquel negocio, por lo que Lynn solo tuvo que aportar todos sus conocimientos.
Luego de dejar el parque, el grupo llego y entro al restaurante. Este era bastante amplio y daba la apariencia de ser el interior de una casa y no la de un lugar de comida. Lo cual causaba que mucha gente fuera a comer ahí, diciendo que se sentían cómodos en el lugar. Al entrar se encontraron de inmediato con el padre de Lincoln, el cual estaba hablando con algunos clientes.
—Hola chicos. Espero que hayan venido con hambre —dijo Lynn Sr.
—Hola papá —dijo Lincoln.
—Hola señor Loud —saludaron todos.
—Espero que esté disponible nuestra mesa de siempre —dijo Lincoln refiriéndose a la mesa que este solía usar junto con sus hermanas.
—Por supuesto. Completamente limpia y lista para que puedan pedir lo que gusten.
Casi todos avanzaron hacia esa mesa o hacia el baño. Solamente se quedaron Lincoln y Ronnie Anne en la entrada.
—Muchas gracias por todo. Por cierto, ¿cómo está…? —quiso preguntar Ronnie Anne cuando su abuela salió de la cocina y la abrazo con fuerza.
—¡Mi niña! Me alegra que vinieras el día de hoy, y que trajeras a tu novio y a todos tus amigos.
—¡No somos novios! —respondieron Lincoln y Ronnie Anne, causando varias risas entre los presentes.
Las risas se interrumpieron cuando de pronto la puerta se abrió y entro una joven de cabello largo castaño, vestida con un polo rosado, un short blanco y que tenía dos alas de ángel saliéndole de la espalda. Las cuales poco a poco se fueron reduciendo hasta que desaparecieron en su espalda. Todos los comensales y algunos miembros del personal de servicio se quedaron mirándola un rato para ver si se trataba de alguien conocido, pero al no tener ni idea de quién era volvieron a lo suyo.
—¡Nataly! Que bueno verte por aquí —dijo Lynn Sr.
Nataly, la amiga de Lori había llegado a la ciudad una semana después que los Loud. Desde su llegada, se había sentido muy bien acompañada al estar en una ciudad en la cual los alados eran muchos más que en Royal Woods. Pero, por otro lado, sentía que la gente no la veía con mucha confianza debido a lo que había ocurrido en Europa, con muchos alados y gente que tenía una gran fe religiosa.
—Igualmente señor Loud. Gusto en verte, Lincoln.
—De igual manera —dijo Lincoln.
—Espero que tú también tengas hambre. Los Templarios comen gratis —dijo Lynn Sr. ganándose un golpe de Rosa con un cucharón de madera.
—¡Aquí nadie come gratis, así sea familiar, templario, vengador o héroe! – dijo Rosa criticando duramente la oferta.
—Descuiden, no vengo a comer. Solo vine a ver a Lori —dijo Nataly poniendo calma.
—Lo siento. Pero Lori no ha venido hoy, dijo que iría a entrenar para un torneo, algo raro, ya que creí que ya lo había hecho.
—Lori… Una lástima que ya no trabaje junto con mi Roberto en La Bodega. Me encantaba verlos trabajando juntos —dijo Rosa.
—Qué raro. ¿Qué le habrá pasado? —pregunto Ronnie Anne.
—Tendrá sus motivos —dijo Nataly en un tono de voz distinto— bueno, si me disculpan iré a buscarla a otra parte. Nos vemos.
Salió del lugar extendiendo sus alas e inicio su vuelo siendo observada por los cuatro.
—Nunca me acostumbraré a verlos —dijo Ronnie Anne.
—Yo tampoco —dijo Lincoln.
Luego de aquella charla, los dos se unieron al resto de sus amigos y almorzaron una gran cantidad de platos diferentes gracias al bajo costo de su menú. Aquella era una ventaja de ese lugar, cosa que le daba una gran cantidad de clientes y que pese al poco tiempo que llevaba funcionando, una fama que se extendía con mucha rapidez.
Tras terminar toda esa comida e incluso pedir postre, el grupo se despidió y volvió a la calle a una velocidad más lenta de la que tenían al inicio. Mientras regresaban, tanto Lincoln como Ronnie Anne se daban una que otra mirada sin que sus amigos se dieran cuenta a lo cual les agregaban una sonrisa de tanto en tanto.
Cuando cada quien se fue a su casa, Lincoln volvió a su habitación y se quedó echado en su cama mientras escuchaba música en su celular hasta quedarse dormido. Permaneció así hasta que sonó la alarma de su teléfono indicando que era hora de aquello que tenía planeado. Abrió su laptop y comenzó una videollamada con Ronnie Anne.
—Hola Lincoln.
—Hola Ronnie Anne.
—Qué gran día el de hoy.
—Sí. La verdad es que fue una buena idea el juntar a los dos grupos para integrarlos. Así no tenemos que preocuparnos por estar con uno o con otro.
—Es cierto. Lo único malo es que no hay un tiempo en ese plan para nosotros.
Desde que habían llegado, la relación de ambos se había fortalecido y se habían hecho mucho más unidos, el problema era que no había tiempo para que ellos dos estuvieran solos, ya que estaban acompañados por sus amigos. Ante esa idea, el hombre del plan había pensado en ideas para estar junto con su amiga, sin que tuviera que ser una cita.
—Lo sé. Es verdad que tenemos varios otros días para estar juntos. Aunque me gustaría que mis hermanas no lo tomaran como salidas de novios.
—Yo igual. Aunque supongo que se irán acostumbrando con el tiempo. Además, no estamos como para pensar en esas cosas aún.
—Tienes razón. Además, luego de lo de Paige no quiero pensar en romance y esas cosas.
—¿Sigues pensando en ella? —pregunto Ronnie Anne.
—No. Es solo que nunca llegue a declararme a una chica antes —respondió Lincoln.
—Pues espero que te sirva de lección. No puedes querer ser novio de una chica que solo te felicito por ganar en un videojuego.
—Un favor. No me lo recuerdes —dijo apenado.
Durante la invasión de los eldrazi, hubo un momento en el cual parecía que iban a derrotarlos al fin, usando magia para frenar a Ulamog. Pero el plan fallo por intervención de lo que muchos vieron como un demonio, el cual se robó la energía que iba a frenar a ese titán y de paso, causo que un segundo titán apareciera. Con ello, muchos pensaron que ya iba a ser el fin del mundo, entro ellos Lincoln, quien, entrando en pánico, el confeso unos sentimientos que realmente no tenía a esta chica con quien nunca había hablado más allá de medio centenar de palabras.
—Está bien. Por cierto, ¿has pensado en sumarte a ese curso de espadas? Escuche que el maestro es bastante bueno.
—Lo es, descubrir que es uno de los amigos de Lori.
Brynden también se había mudado. Y como una forma de ganarse unas monedas, este decidió empezar un curso de esgrima para jóvenes.
—Esa es una razón para llevarlo juntos.
—Déjame pensarlo un día más y te respondo.
—Está bien Lincoln. Bueno, tengo que ir a cenar. Nos vemos.
—Cuídate, nos vemos.
Al rato, Lincoln fue llamado para cenar. Bajo las escaleras y se sentó en el comedor donde toda su familia estaba presente. Al llegar, Lynn estaba emocionada contando lo bien que le había ido a ella y a sus amigos en su prueba, siendo elegidas para integrar el equipo. Lo mejor según ella, era que su nombre era conocido en esa ciudad desde hacía mucho tiempo.
Al verla, Lincoln se puso a pensar en cuanto había cambiado la vida de su familia desde que salió de Royal Wood, principalmente, en sus hermanas quienes dejaron una huella en aquella ciudad de una forma u otra.
Para empezar, Lori, quien ahora tenía dieciocho años, había pasado de ser la mejor golfista de la ciudad a tener que enfrentarse a una competencia distinta. Una competencia para la cual sus habilidades de siempre no alcanzaban y la obligaban a practicar con el doble de intensidad.
Por otra parte, está al inicio estaba feliz de mudarse a Great Lake City y una vez hecho esto incluso llego a trabajar junto a su novio Bobby en La Bodega, pero un día esta dejo de ir a ese sitio y prefirió ir donde su padre para ayudarlo como administradora.
Lincoln, al verla, se dio cuenta de que su energía era distinta, parecía como si estuviera apagada y con pocas ganas de siquiera comer.
Leni, por su parte, estaba en una mejor posición. Su gusto por la moda la había ayudado tanto en Royal Wood como en Great Lake City, haciendo que consiguiera trabajo con facilidad en una pequeña tienda de saldo junto a sus amigos Miguel y Fiona. Como tal, la tienda vendía ropa que no era considerada acta para ser vendida en una tienda normal debido a tener alguna imperfección. Por lo que esta se encargaba de transformar aquellas prendas, haciendo uso de su talento como modista, en algo que valía la pena usarse. El único problema de ello era que a veces lo que hacía gustaba a la gente y otras veces tenía que cambiar trabajos que a ella le gustaban para que el público los comprase.
Luna seguía siendo tan amante del rock como siempre, pero el pasar a una ciudad más grande hizo que la competencia se volviera mucho más dura. Los lugares donde ella quería tocar junto con su banda ya estaban prácticamente llenos en cuanto al calendario de artistas se refería. Dada esa situación, esta y su grupo, habían tenido que empezar de cero y repetir los pasos que ya habían dado.
Luan era un caso interesante, ella había tenido suerte en cuanto a hacer shows de comedia, se refería. No solo encontraba lugar donde presentarse, sino que en cada una de sus presentaciones alegraba tanto a la gente, que el público poco a poco hizo correr su nombre. La parte mala, era que no podía realizar su negocio de cumpleaños de la forma en que siempre lo había hecho, porque a diferencia de Royal Wood, la gente vivía en lugares que no siempre contaban con suficiente espacio para realizar todos sus actos, por lo cual tenía que estar más limitada y eso le bajaba calidad a su negocio.
Lucy no se vio muy afectada, por el contrario. Mudarse de ciudad le abrió muchas posibilidades, ya que pudo conocer a más gente que compartía sus gustos y poder aprender mucho de ellos. Incluso había encontrado un par de revistas un tanto de perfil bajo en los que pudo publicar sus poemas.
Del resto de sus hermanas no hubo muchos cambio, solamente el de Lana fue el más notorio, se volvió una asidua visitante del zoológico y tal era su ánimo que se ganó la atención de la madre de Syd y la amistad de su hermana Adelaide, al compartir su amor por los animales.
Lola, por otra parte, solo tuvo una competencia más complicada en sus concursos de belleza, pero la presión y la competencia eran cosas a las que ella ya estaba acostumbrada.
Lisa era un caso distinto tras la destrucción de Royal Wood, por lo que ya no tenía ganas de inventar nada y únicamente se dedicaba a leer o a resolver ecuaciones matemáticas complejas. Y Lily seguía siendo una bebé que disfrutaba pintar con los dedos.
En cuanto a Lincoln, este no sentía ningún cambio en su vida más allá de vivir en otro lugar y tener nuevos amigos. De hecho, sentía que para él las cosas eran las mismas e incluso eran mucho mejores. Claro que entendía por lo que sus hermanas estaban pasando y les daba una mano cada que estas lo necesitaban, incluso podía jurar que la cantidad de ayuda que ofrecía se había multiplicado. Pero a eso a Lincoln no le importaba, disfrutaba de ayudarlas en lo que sea que necesitaran.
En cuanto a lo suyo, sentía que esa ciudad le había abierto un abanico de posibilidades. Si bien aún no tenía nada claro, en cuanto que cosa quería hacer con su vida, creía que la ciudad pronto le daría una señal.
Tras ver a sus hermanas y pensar en la situación de cada una de ellas, Lincoln paso a mirar su plato y a comer de este, hasta que de pronto los celulares de este y de su padre empezaron a sonar. Al verlos, vieron que se trataba de Rosa y de Ronnie Anne, les contestaron de inmediato y de aquellos aparatos salieron una serie de gritos alarmados.
—¡Tenemos una emergencia! ¡Necesitamos que vengan de inmediato! —gritaron ambas.
Los gritos hicieron que toda la familia se subiera a la van y manejaran hacia el edificio de los Casagrande. Mientras avanzaban a toda prisa, el sonido de las alarmas de lo que era una ambulancia y un camión de bomberos llamo su atención y genero un mayor pánico al verlos ir hacia el lugar al que ellos iban.
Llegaron pocos después que estos y al bajar del vehículo pudieron ver una escena desgarradora. Frente a ellos estaba el patriarca de esa familia, Héctor Casagrande, llorando arrodillado en el suelo, mientras que su esposa y su hija María intentaban hacer algo por él. Mientras estas ayudaban al anciano, Bobby, Carlota, C.J. y Ronnie Anne cargaban baldes de agua junto con todos sus vecinos para intentar apagar aquella tienda, conocida como La Bodega, que ahora ardía en llamas.
Y este, queridos lectores, ha sido el segundo capítulo de este fic. Nuevamente, les pido disculpas por no haber podido subir una actualización antes. Ya saben como es esto de la vida laboral.
Por si se lo preguntan, este fic tiene muchas referencias a lo que es Magic: The Gathering, un juego de cartas del cual solía disfrutar de su lore y del cual hice un crossovers allá por 2017. El fic no es perfecto y prácticamente me pase copiando y pegando partes de ese lore. Así que esta es una especie de redención en cuanto al uso de aquel elemento.
Por otro lado y como han podido ver, este capítulo todavía es introductorio, pero eso ya termino. A partir del siguiente capítulo vamos a avanzar con la historia y ver más de aquel incendio y de otras consecuencias que vendrán después.
Ahora pasemos a los saludos.
Jonas Nagera: No te preocupes si no recuerdas como era la primera versión de esta historia, en sí, es casi lo mismo que hay en este capítulo.
Sobre el uso de superhéroes, si bien hay de estos, es tal como dices. Los Loud están en un mundo donde hay todo esto, pero no son parte de aquellas historias, más allá de ser testigos por noticias o por los eventos que se muestran en vivo en la tele.
En cuanto al papel de Lisa en lo ocurrido en a Royal Woods, no quería buscar un origen en algo como un villano u otra cosa por el estilo y preferí algo más local y conocido.
Me alegra que te haya gustado ver el plan de Lincoln y Lori para mudarse con su familia y de paso llevarse a sus amigos. En cuanto a ellos acoplándose, espero te haya gustado lo visto en este capítulo y que te haya gustado en general.
Montana Hatsune: Gracias por entenderme en cuanto a lo del reinicio. Sobre Lisa, sí, lo suyo fue un gran desastre que Lisa. No recuerdo lo que hizo en los fics de El Legendario, aunque en lo de Renacimiento, eso fue por manos ajenas.
En cuanto a Lisa, es normal que se encuentre afectada, ya que si bien ha causado explosiones y daños a la salud. Nunca ha llegado tan lejos. Por suerte, pudo hacer algo para ayudar a que muchos empiecen de nuevo, aunque siga afectada pese a eso.
Sobre la mudanza a Great Lake City, espero te haya gustado este inicio.
Marati: Muchas gracias. Espero haya disfrutado este capítulo.
Llegados aquí. Espero poder tener el tercer capítulo pronto y les agradezco que este les haya gustado.
Nos vemos.
