- Cuando eres genial, la gente te sigue sin pensarlo, es algo innato, no te das cuenta como comienza a rodearte la gente, te sientes como si fueras dios, ¿Puedes entenderlo? Cierto, no puedes, siempre has sido un nerd después de todo jajaja.
Mientras Clyde seguía comiendo su helado el pelirrojo no había dejado de hablar, era casi como si estuviese hablando solo y parecía que no le interesaba que le respondiese, más bien, parecía alegre de ser el único que había hablado la ultima hora, vanagloriándose de ser una persona increíble que con su dinero y poder podría lograr lo que sea, Clyde simplemente había dejado de prestar atención y se había concentrado en pensar sobre Lincoln y el helado que le habían regalado.
- Y luego estaba el idiota ese, Loud, tu amiguito, ohhh, no te vayas a enojar por insultarlo con esa cara de tarado que tiene, aunque eso hace que sean una pareja excelente, tonto y tarado, demonios, ¿Por qué no les llame así en quinto grado? Te estas oxidando McCann.
Una sonrisa se esbozó en Chandler, había dicho cuanto había querido y por alguna razón, el moreno a su lado había escuchado obedientemente mientras le acompañaba, pero aún con esa obediencia esperaba alguna reacción de queja por parte de su acompañante, notando que este ni siquiera le estaba mirando.
- Hey perdedor, dije que tú y tu novio son tonto y tarado respectivamente.
Pero Clyde no presentó ninguna reacción, casi como si no le hubiese escuchado.
- (Molesto) Oye, ¿Estás escuchando o además de ciego eres sordo?
- ¿Uh? ¿Dijiste algo?
- Pero, ¿Acaso? ¿Tú? ¡Ahg! - Se dejo caer con molestia sobre su silla. - Ni siquiera logro que el más tonto de los tontos me haga caso ahora.
- Tengo mis propios problemas en que pensar, además solo balbuceabas tonterías y de la nada dijiste que te acompañara, ¿Crees que una idea de tarde para mi es estar a tú lado escuchándote como te quejas?
- Bueno, al final me acompañaste y te comiste parte del helado, estás obligado a escucharme y hacerme caso.
Clyde no lo pensó demasiado y saco de su billetera el valor del helado que Chandler le había "regalado", sorprendiendo y enojando por igual al pelirrojo.
- Ten tu dinero entonces, no quiero deberte nada.
- ¡Oye! ¡¿Quién te crees que eres?!
Clyde pensó en responder enojado, pero aquella misma pregunta era algo que se había estado cuestionando.
¿Qué era él?
Algunas palabras venían a su mente cuando lo pensaba, cosas como cobarde, desgraciado o estúpido rápidamente inundaba su cabeza, culpándose de todas las acciones que había cometido hasta ese punto y que le habían orillado a eso, sentía que debía ganarse el perdón de su amigo y las cosas podría volver a la normalidad, todo empezó por una tonta pelea entre ambos y un arreglo debería enmendarlo, ¿No? Después de todo los amigos superan esos problemas, cuando hay problemas es cuando más se comprueba la amistad y ese problema ocurrido había dañado a Lincoln, él simplemente necesitaba arreglarlo y todo lo demás también lo haría por consecuencia, estaba seguro de ello, y aunque lo demás no se arreglase, Lincoln lo apoyaría a que la situación se calmara como tantas veces lo había hecho antes, su amigo era un experto en arreglar problemas después de todo.
Pero mientras esperaba ese consuelo, su cabeza seguía cuestionándolo, sus acciones habían sido juzgadas por su cabeza más de una vez, sus palabras y sus actos, aquel fatídico día había comenzado a reproducirse en su cabeza como si fuese una película cada tanto, y cuando lo pensaba, el padre de su amigo tenía razón, ni siquiera se había disculpado, y eso solo lo hacía sentía peor.
¿Qué era él?
- Soy alguien horrible, no necesito que tú de entre todas las personas me lo recuerde.
Harto de escuchar la diatriba de Chandler se marchó a su casa, quizás pensar le había cansado lo suficiente para necesitar descansar aunque fuese en aquel lugar hostil, su padre no le había dado instrucciones de volver inmediatamente pero pensaba que tal vez, bajo su situación, entendería si intentaba distraerse, su padre no era una persona mala después de todo, pero su intento se vio interrumpido cuando Chandler lo tiro de su suéter, reteniéndolo.
- No sé que tontería tengas en la cabeza, pero ya estás aquí y me vas a escuchar.
- ¿Siempre has sido tan malditamente molesto?
- Yo no soy molesto, nadie cree eso.
- Bueno, tampoco es que vea a nadie a tu lado, ¿Y tus matones de la primaria?
Chandler comenzaba a ponerse rojo de lo molesto que le resultaban las palabras de Clyde, por lo que sin pensarlo demasiado, termino dándole un puñetazo directo en la nariz, haciéndolo sangrar.
- ¡Ahhh!
- ¡Ja! Nerd.
Clyde solo pudo llorar del dolor de aquel puñetazo, estaba relativamente acostumbrado a sangrar de la nariz por muchas cosas, incluso cuando estornudaba demasiado tiempo por culpa de sus alergias podía llegar a sangrar, pero si lo combinaba con el dolor del golpe y las risas de burla del pelirrojo simplemente pudo ponerse a llorar sin oponer ninguna resistencia o deseos de remeter contra su oponente, algo que, por supuesto, termino llamando la atención de la gente de los alrededores, por lo que no tardo en aparecer un guardia del centro comercial.
- ¿Qué está pasando aquí?
Ese fue el momento donde Chandler finalmente dejo de reírse, mirando con nerviosismo al oficial.
- Eh… señor guardia, juro que tengo una explicación perfectamente razonable para esta situación.
No paso mucho tiempo antes de que Clyde y Chandler estuviesen en la oficina del guardia del centro comercial, ambos sentados tan lejos como podían sin separarse demasiado del escritorio del adulto quien los miraba con profunda desaprobación, sobre todo a Chandler.
- Entonces estaban conversando, tú amiguito dijo algo que te molesto y le pegaste, ¿Eso es?
- (Simultáneamente) ¡No somos amigos!
- Ok, ok, no son amigos, entiendo. - Se gira hacia Chandler. - ¿Entiendes que eso no corresponde verdad?
- Si, si, ya le pedí perdón al cuatro ojos.
El oficial solo pudo suspirar cansado, claramente el pelirrojo no estaba arrepentido en lo absoluto.
- Escuchen, este es un incidente menor y en una situación normal, ya los habría soltado, pero me entristece un poco ver lo poco arrepentidos que están de lo que hicieron.
- ¡Pero si yo no hice nada! - Clyde se levanto de golpe de su asiento, golpeando la mesa con sus palmas. - Él es el tonto que me pego solo porque le hice una pregunta.
- Aja, y tú chico, ¿Te dolió lo que te pregunto tu amiguito?
Chandler desvió la mirada, molesto.
- No es mi amigo, no es como si me importara lo que dice.
- (En voz baja) Estos niños… - El guardia se levanto de su asiento, encaminándose a la salida. - Con todos los programas anti bullying de las escuelas del distrito, al ver este patrón de acciones y que claramente no son amigos, debo proceder y llamar a sus padres, así que esperaran aquí dentro hasta que lleguen. - Y dicho eso, comenzó a salir por la puerta.
- ¡Espere! ¡En mi casa no…!
Pero el guardia cerró la puerta, ignorándolo por completo al pelirrojo antes de cerrar la puerta por fuera.
- Estoy seguro de que esto es ilegal.
- Ilegal mi trasero, si no me hubieras golpeado no estaríamos atrapados aquí. - Clyde llevo sus manos a su cabeza, preocupado. - De por sí estaba castigado y ahora papá estará aún más molesto conmigo.
- Tienes dos papás, se algo más específico.
- ¿Y qué te importa si tengo dos papás?
- No me interesa tarado, simplemente no se dé cual hablas.
- ¿Tienes algún problema que sean ambos hombres? Puedes joderme a mi pero no te metas con mis papás, ellos me aman mucho y me han cuidado desde que era muy pequeño.
- Ya te dije que no me interesa, por mi podrías tener tres papás y no me importaría.
- ¿Qué problema tienes con ellos entonces?
- ¡Ya te dije que no tengo problemas con ellos!
- ¿Entonces qué?
- Ahg, eres solo un bebé grande que oye lo que quiere, con razón el abuelo te odia ahora.
Clyde apretó con furia sus puños esta vez, mirando con claro desprecio al pelirrojo.
- ¡¿Y qué te importa eso?! ¡¿No estabas ocupado siendo un bully estúpido?!
- Tengo al vejete sentado frente todo el tiempo y tiene una pésima costumbre de hablar con la nada, algo se de sus problemas maritales, tampoco es que me interese pero dios, si eres tan desesperante como mencionaba.
- ¿Él cree que soy desesperante?
- ¿Ahora me quieres escuchar? Mal toooooonto, perdiste la Chandportunidad.
- Eres… la persona más insoportable que he tenido la desgracia de conocer, desde la primaria que solo sirves para ser una persona horrible, ¿Qué sacas con decirme eso si no me vas a contar más? ¿Por qué te gusta tanto molestarme a mí y a Lincoln?
- Porque son perdedores de los cuales es gracioso reírse y no se defienden, ¿Qué esperabas?
- Al menos, que no estuvieras solo y golpeado dentro de un casillero esta tarde.
Chandler quiso replicar, pero ese fue el momento donde se quedó en silencio.
- No quiero hablar de eso.
- Tampoco quieres hablar de lo que me interesa, así que ya somos dos los que realmente no queremos hablar y todo por tu culpa.
- Si hubieras fingido que era un juego no hubiera pasado esto.
- Me rompiste la nariz, no puedo fingir que no duele, además tu fuiste el tonto que comenzó a burlarse.
Ambos volvieron a alejarse, Clyde aun sentía dolor en su nariz y no tenía ganas de continuar hablando, pero nuevamente el silencio se vio interrumpido por la voz de Chandler.
- No me gustan los silencios incomodos.
- ¿No sabes callarte?
- Se podría decir, ¿Quieres saber que dijo el anciano de ti?
- ¿Ahora cooperaras?
- Estaremos un buen rato aquí, es una buena manera de matar el tiempo y principalmente lo que decía es que estaba molesto por lo infantil que eras.
- ¿Infantil? ¿Yo? Yo no soy infantil.
- También dijo que eras incapaz de disculparte, eso es lo que escuche y me acuerdo, en serio, ese tipo necesita terapia, le habla mucho al aire.
- Él hacía eso por el ambiente en su casa, narraba su vida para sentirse algo especial ya que tiene un fuerte complejo de inferioridad con sus hermanas, o lo tenía, lo único que me he dado cuenta es que ya no lo conozco.
Clyde relajo un poco su cuerpo, soltando sus brazos mientras su rostro volvía a adquirir una expresión entristecida.
- No es que me importe, ¿Pero que diablos paso entre ustedes? Parecían casi una pareja de lo juntos que estaban en la primaria.
- Supongo que maduramos de maneras diferentes y ya no compatibilizamos.
- ¿Tiene que ver con su brazo roto?
- ¿No que no te interesaba?
- Te lo dije, tengo tiempo.
- ¿No iras de chismoso si conversamos?
- No es que tenga muchos con quien conversar actualmente. - Chandler hablo entre dientes, evitando mirar a Clyde.
Clyde lo pensó por un momento, la doctora López le había mencionado que en ocasiones era útil pensar desde la perspectiva de un tercero las cosas para poder resolver problemas, había intentado ponerlo en práctica antes y con esta situación había intentado usar la perspectiva de sus padres y amigos, pero todos tenían alguna opinión remarcada sobre el embrollo y la doctora López le dijo que era algo que tendría que resolver por su cuenta con Lincoln ya que ello le permitiría madurar, algo normal para su edad y los cambios que tenía que pasar, Chandler no era su mejor opción para una vista imparcial, pero notando que había escuchado en parte las quejas de Lincoln y no sentía especial simpatía por ninguno, tal vez podría ayudarle en su pesar.
- Bueno… es algo largo.
- ¿Vas a seguir alargando esto? Va a anochecer antes de que empieces a hablar.
Sintiendo como la molestia volvía a su cabeza Clyde resoplo un poco, pues la tristeza no tardo en invadirlo cuando comenzó a pensar en Lincoln.
- Verás… todo comenzó hace un par de meses, cuando Lincoln dijo de la nada que había comenzado a gustarle el fútbol americano, había pasado un tiempo desde que no nos veíamos tan seguido por la carga académica y todo, ¿Sabias que sus hermanas tienen muchos eventos y a él le gusta acompañarlas? En ocasiones se queja pero…
- Aja, si, tiene muchas hermanas, como 200, a nadie le importa, continua con lo tuyo.
- Bueno, no nos habíamos visto en un tiempo y él de la nada dijo que practicaría un deporte, mi Lincoln, una de las personas menos deportistas de Royal Woods.
- Solo superado por ti y ese enano pelirrojo jajaja.
- Ja, ja, muy gracioso.
- ¿Me vas a decir que es mentira?
- N..No se así, el problema es que después de eso muchas cosas fueron distintas para él, cuando conversábamos sus gustos cambiaron, ya no conversábamos como antes, sentí miedo de que él se distanciara de mi y luego, un día lo invite a andar en bicicleta para conversar y… yo… él tuvo el accidente cuando me desespere e intente alejarme de él, y desde ahí, solo hemos peleado hasta que recientemente él… él… me dijo que ya no quería ser mi amigo.
- Suena a melodrama de historia de internet.
- C..Cállate, a mi me importa mi amistad con él, pero creo que ya no le importo y el otro día yo... no importa.
- Si él ya no quiere estar cerca de ti, ¿Por qué no haces lo mismo? Es lamentable que te veas más patético de lo que ya eras por seguir a alguien que por lo visto ya supero su amistad por ti.
- ¡Una amistad no es así! ¡Él está enojado…! Pero sé que en el fondo sigue apreciando nuestra amistad.
- Si yo estuviera harto de alguien y esa persona siguiese acercándose a mi una y otra vez, yo también me terminaría hartando más, ¿Recuerdas lo popular que era en la primaria? Era lamentable ver cuando algunos intentaban acercarse a mi sin importar nada, al principio era fácil burlarme de ellos y todo, pero con el tiempo se volvía aburrido y simplemente los quería lejos, no es una barrera que simplemente por costumbre se derribe y de la nada haya aprecio, simplemente era lamentable y no me generaba más que asco por esos chicos.
- Y ahora por pensar así estás solo y un matón más grande te encerró en un casillero.
- C..Cállate. - Chandler se había ruborizado un poco. - Solo fue un intercambio de palabras que salió mal.
Ambos quedaron en silencio, mirando al piso sin volver a intercambiar palabra o siquiera gestos, Clyde analizaba las palabras que le había dicho el pelirrojo, sentía que no se había "arrastrado" por Lincoln, incluso pensaría que era lo contrario, pero su mente se había atascado al día del incidente donde todo había empezado.
Él fue quien lo llevo a esa vuelta, sabia el día importante que tendría Lincoln y podía recordar como se había comportado, como… había estado dejando que Lincoln hablase y hablase durante gran parte del trayecto mientras él solo se concentraba en la situación y su mente, fue un viaje que no hubiese diferido de ir solo ya que aunque su amigo conversaba fue principalmente ignorado… porque sabía que Lincoln intentaría hablarle.
Era… su forma de buscar llamar la atención de su amigo de una forma desesperada, aferrarse al pensamiento de su amigo para acercarlo a su propio mundo, solo para coronarlo con un accidente que no solo lo hirió físicamente, sino que también emocionalmente.
- Puede que si me haya arrastrado un poco por Lincoln y este se hubiese hartado de mí.
- ¿Y vas a seguir hablando de Lincoln? En serio que pareces su novio, ya déjalo un poco.
- ¿Crees que solo hablo de él?
- Maldita sea si, parezco consejero matrimonial desde que comenzaste a hablar.
Clyde cerro su boca, no quería seguir opinando al respecto y Chandler pensó en seguir hablando, pero en vez de eso, solo suspiro.
- ¿Crees que si te pido disculpas frente al guardia nos deje salir?
- Podríamos intentarlo, no me gustaría que papá venga y se preocupe más por mí.
- Yo no creo que papá venga, está muy ocupado trabajando.
- ¿Y tú mamá?
- En otro país, supongo, no lo sé, no la conozco.
- ¿Madrastra?
- Nop.
- O sea…
- Que no tienes porque meterte en más en mi vida, si te lo dije fue porque me habías contado algo sobre ti y tu novio, estamos a mano.
El pelirrojo se levanto de su asiento, encaminándose hasta la puerta donde comenzó a golpearla y gritar para ver si podía llamar la atención del guardia, tiempo que Clyde dejo para meditar.
Pasaron casi 10 minutos antes de que el guardia volviese, y notando que ambos chicos habían dialogado y quedado en paz los dejo ir, pero Clyde se había mantenido especialmente tranquilo ese tiempo pese a los intentos de Chandler por seguir hablando, casi como si no pudiese quedarse callado, por lo que en el momento que fueron liberados este simplemente se marchó, despidiéndose con una seña rápida con su mano la cual apenas pudo ser notada por Clyde, el moreno no quería pensar demasiado en ello y se encamino a su hogar.
Por el momento, sentía que tendría que estar un tiempo avanzando a su propio ritmo.
Tal como lo estaba haciendo Lincoln.
Esa noche, casa Loud
Lincoln se encontraba recostado tranquilamente en su cama, la cena, la sesión de entrenamiento especializada de Lynn para nada obligatoria y el control de Lisa para revisar el estado de su brazo habían finalmente terminado y podía dejarse llevar por los pensamientos en su cabeza, y eso era… nada.
Se sentía algo agotado, pero entre todo lo que había hecho en su día podía sentir algo de satisfacción en el resultado, seguirle la corriente a Rusty y Liam, no pensar demasiado en ello o en como se sintiesen para divertirse plenamente él, podía sonar egoísta, pero antes siempre había dejado parte de su mente pensando sobre las consecuencias con sus cercanos, por más que actuase egoístamente con sus hermanas o McBride, siempre dejaba que al final ganase el bien común, ahora con ellos no lo había hecho, había priorizado directamente su propio disfrute, había peleado un poco con ellos por culpa de eso y no le molestaba, llegar a un consenso en vez de dejar de lado sus intereses era… agradable.
¿Tenían que ser así las amistades? ¿Se puede ser egoísta con alguien y aun así mantener el aprecio y respeto mutuo?
Con McBride normalmente compartían los gustos o cedían ante el otro, si podía recordar una situación donde lo conversasen fue referente al gusto por la magia e ilusionismo suyo contra el gusto por antigüedades de McBride, en lo demás, siempre había cedido alguno de los dos.
Esa era su idea de amistad, y entre más lo pensaba, más sentía que había entrado en un ciclo bastante desagradable con McBride.
- Debo dejar de pensar en ese sujeto, ya no somos amigos.
Un mensaje llego a su teléfono, era Rusty invitándolo a una pijamada junto a Liam la noche del sábado, algo que esbozo una sonrisa en el peliblanco quien no tardo en contestar afirmativamente sabiendo que era poco probable que sus padres se negaran.
- Lo estás haciendo bien Linc.
En ese momento, su teléfono comenzó a sonar, una llamada que le confundió por un momento hasta que, luego de ver el emisor, provoco que Lincoln frunciese el ceño, exhalando aire antes de decidirse y contestar.
- ¿Qué quieres?
- ¿Podemos hablar?
- No tengo mucho que hablar contigo.
- ¿Entonces porque contestaste?
- Porque tal vez podría haber sido tu padre y no tengo nada en contra de ellos.
- Ya veo, realmente me odias, ¿No Lincoln?
- ¿Tengo que recordarte lo que me hiciste?
- Yo… me tarde un poco en pensarlo, asimilarlo mejor dicho, ¿Podemos juntarnos y conversar?
Lincoln lo pensó por un momento, mirando como el cielo comenzaba a oscurecerse.
- ¿No es algo tarde? Literalmente hablando.
- Acabas de sonar como Lori jejeje.
El peliblanco solo pudo fruncir más el ceño.
- ¿Quieres que vaya a tú casa?
- Si quieres papá puede ir a buscarte.
- Está bien.
La llamada no duro mucho más, era todo demasiado precipitado y no entendía las intenciones de McBride, pero había algo en el tono de voz del muchacho que logro confundir a Lincoln, pese a lo molesto que seguía, no podía evitar pensar que algo había cambiado, y quizás, solo quizás… no, era casi imposible, si después de tantos intentos y conversaciones el chico no había admitido sus acciones, era poco probable que finalmente lo hiciese, pero aun así, aun con esa rabia en su interior, decidió darle una última oportunidad al moreno.
Sus padres se sobresaltaron ante la petición de Lincoln, pero este con calma los logro convencer, más cuando indico que los señores McBride se encargarían de llevarlo y traerlo, no tenía certeza de lo segundo pero los conocía lo suficiente para saber que de pedirlo, aunque estuviese destruida la amistad con McBride, ellos lo ayudarían, por lo que no paso demasiado antes de que apareciese el vehículo con el robusto padre de Clyde, al cual Lincoln acompaño pese a las quejas de algunas de sus hermanas, principalmente Lynn.
Ya en el vehículo, quien se veía más nervioso era el propio adulto.
- Entonces, Lincoln, ¿Cómo has estado este tiempo?
- Bien señor McBride, ¿Y usted?
- Bueno, preocupados por Clyde y por ti, ya sabes que la última vez que nos vimos nos diste una gran sorpresa.
- Tenía mis problemas con su hijo, lo siento si los incomode.
El adulto suspiro un poco antes de reírse apenado.
- Eres un buen chico, más que incomodarnos, nos entristeció que una amistad tan bonita como la que tenían se rompiese.
- Bonita…
- ¿No lo crees?
- Este último tiempo he podido pensar sobre ello y he recibido varios consejos, y por eso no se si podría definir de esa forma la amistad que tenía con él, quizás… esto fue para el bien de ambos.
- Es triste escuchar eso cuando creía que su amistad sería para siempre, pero supongo que parte de crecer es que las cosas cambian.
- ¿No está molesto?
- Como dije, se que eres un buen chico Lincoln, incluso cuando le dijiste a Clyde tus sentimientos lo hiciste de frente, lo hiciste de forma respetuosa y no hiciste ninguna demanda irracional, podrá haber herido el corazón de mi Clyde, pero no puedo culparte por ello, siguen siendo tus propios sentimientos.
- Gracias por entenderme y no culparme por lo que… hizo hace unos días.
- Eso fue horrible, pero por suerte no fue nada grave, me preocupa más lo que causo en mi querido eso sí, pero Clyde hoy llego diferente a casa, si todo eso sirvió para que él mejorase, quizás hay algo bueno en todo esto.
La sonrisa del robusto hombre era una bastante melancólica, casi como si fuese a romper en llanto en cualquier momento, Lincoln no tenía que ser un experto en leer a las personas para saber que aquello había sido dicho con sumo dolor por parte de él, por lo que mantuvo su boca cerrada el resto del viaje, no era demasiado, pero ahora comprendía bien que el silencio en ocasiones ayudaba más que las palabras vacías o que son dichas sin entenderlas.
Por lo que, al llegar, observo con una extraña calma la casa de su antiguo mejor amigo.
- ¿Vamos dentro Lincoln?
- Si señor McBride.
Y al entrar, pudo notar en el centro de la sala a Clyde, quien estaba sentado con las manos entrelazadas, de un rápido vistazo pudo notar que estaba nervioso, lo conocía bien, más bien de lo que le gustaría admitir en ese momento, pero al fijarse en su mirada pudo notar que no era la de alguien que estaba completamente sumido en sus nervios, sino más bien, era la de alguien pensativo, quizás, finalmente, algo había cambiado en él.
- Hola Lincoln, pasa por favor.
- Hola, gracias.
Ambos habían hablado con cierta neutralidad, casi con formalidad, como si no pudiese recordar los tiempos donde había caminado por esa misma sala con total libertad para tirarse sobre el sofá a comer frituras y ver caricaturas, jugar videojuegos o hacer tareas con el moreno que se hallaba en el sofá a su lado, estando ahora ambos sentados rectamente en sus asientos, sin mirarse fijamente, solo… pensando, pero al final, fue Lincoln quién rompió el silencio.
- Entonces, ¿Para qué me llamaste Clyde?
- Pues… si te soy honesto había preparado el discurso y lo deje por escrito, pero estaba tan nervioso cuando papá fue a buscarte que mis manos humedecieron las hojas y ahora esta todo ilegible ya que se arruino el papel.
- Se directo, yo lo hice la última vez que vine.
Clyde trago saliva, no podía acostumbrarse a esa actitud fría de Lincoln con él pese a que contaba con ella para esa conversación.
- B..Bueno, Lincoln… yo… q..quería… uff… quería pedirte disculpas.
- ¿Un poco tarde no crees?
- Lo sé, tuve… mucho tiempo para pensarlo, y hoy creo que finalmente llegue a la resolución de realmente me equivoque mucho contigo, sobre todo por esa patada, realmente lo siento mucho.
- Si… soy sincero… siento que ya es algo tarde para escuchar tus disculpas sobre eso, estuve muy enojado al respecto y fue la causa de que decidiera alejarme de ti, aunque agradezco que te dieras cuenta, el daño ya está hecho.
- Lo sé, realmente… no esperaba que esas disculpas fuesen a reconstruir nuestra amistad.
La expresión de Clyde comenzó a distorsionarse por una de dolor mientras que la de Lincoln por una de impresión, cuando fue citado no esperaba en si unas disculpas sinceras por parte de Clyde, pero si algo no tenia contemplado en absoluto es una declaración así por parte de él.
- ¿Entiendes que sigo enfadado por lo que hiciste y como actuaste entonces?
- Si, creo… que lo arruine con ganas y seguí haciéndolo hasta el punto de tomar una decisión estúpida al punto que termine destruyendo al grupo, por eso y por todo, realmente lo siento Lincoln.
- Como dije… creo que ya es algo tarde… pero lo agradezco.
- No es suficiente para que volvamos a ser amigos, ¿No?
- Así es.
La mirada de Clyde se desvió nuevamente, pasando su brazo por sobre sus ojos pese a que empujo sus lentes sin decoro, limpiando el leve rastro de lo que parecían ser lágrimas.
- Creo que lo mejor es que me vaya.
- Lincoln, se que lo arruine todo, pero crees que, tal vez, en el futuro…
- Honestamente, no lo sé, antes que pasara esto. - Lincoln levanto su brazo enyesado. - Nunca siquiera me imagine que podríamos alejarnos así, yo… sigh, sigo molesto, lo que me hiciste realmente me hirió mucho, nuestros amigos se dividieron, Stella se alejó, pero… también me sirvió para pensar mejor las cosas y darme cuenta de otras, yo… estoy molesto, pero no te odio Clyde.
Lincoln se volteó, directo hacía la puerta.
- Y yo que creía que había madurado lo suficiente estos días… creo que será bueno que sigamos nuestros caminos por separado Linc.
- Si, aunque quien sabe, quizás… esos caminos vuelvan a entrelazarse, ¿No?
Clyde no pudo mirar la expresión de Lincoln cuando pronuncio esas palabras, su tono había sido neutro, no pudo sentir sarcasmo o sinceridad, simplemente habían sido dichas por Lincoln, quién ya no sabía si era su amigo, enemigo, era una persona neutra en todo sentido, eran dos conocidos que se habían reunido para tranzar los últimos eventos entre ambos, el moreno sentía deseos de insistir pero había comprendido lo suficiente para entender que eso no disuadiría los sentimientos de Lincoln.
Ya no lo detuvo más, el muchacho continúo hacia la puerta y salió por esta, la charla había sido considerablemente más corta de lo que había esperado pero sentía que era suficiente, realmente lo era, le dolía, pero al mismo tiempo estaba tranquilo, si se esforzaba las cosas podrían cambiar, lo que creyó era odio no era más que una molestia que sentía ahora podría sanar naturalmente, era su esperanza, aquella amistad era algo que seguía apreciando y precisamente por eso, no insistiría más, no forzaría más al chico, cuando lo intento lo daño mucho y sentía que ahora lo entendía, eso no era sano, eso no era una amistad sincera.
Y mirando por la ventana como terminaba de ponerse el sol, pudo sentir como aquello cerraba una etapa de su vida.
