Capítulo 2


A pesar de llevar tantos años recibiendo semidioses en el campamento en esas fechas de primero se junio, Quirón no se esperaba a las dos chicas inconscientes que trajo un sátiro.

Ninguna de las dos debía tener más de trece años. La primera tenía el cabello marrón rojizo, la piel olivácea y pecas. Era la nueva semidiosa que el sátiro había encontrado en España. Sin embargo la segunda, de piel oscura y cabello moreno, se la habían encontrado por el camino.

Por suerte solo necesitaban descansar un poco, así que pronto se despertaron. Cuando lo hicieron el centauro pudo ver que la chica española tenía los ojos del mismo color que su pelo y que era de esos mestizos que no paran nunca quietos y suelen hacer cosas más impulsivas. Lo primero que hizo cuando se despertó fue preguntar algo, pero hablaba español. Al ver que el Quirón no la entendía miró a su compañera y el centauro también se centró en ella.

Tenía los ojos dorados y le recordaba a alguien. Parecía muy tranquila, pero miraba con atención a sus alrededor, la clase de mestizo más subestimada y letal. Vaya, pensó Quirón, los dos tipos más peligrosos y distintos de semidiós juntos. La segunda chica, la de ojos dorados, habló:

-Mi amiga pregunta si es usted un centauro- dijo en inglés.

Quirón asintió con la cabeza. La chica siguió diciendo cosas en español dando prueba de su hiperactividad. Entonces el sátiro que era su protector le dijo algo. Dio la sensación de que la regañaba y luego ella dijo:

-Me llamo Nerea.

Quirón sabía lo suficiente de español para entender eso y le respondió:

-Welcome to Camp Half-Blood, Nerea. I am Chiron and yes, I am a centaur -la chica debía saber algo de ingles, porque pareció entenderle, así que se volvió hacia la otra chica-. And what's your name?

-Crystal- respondió simplemente la otra.

-Well, welcome too.

Nerea volvió a decir algo y Crystal le tradujo:

-What is this place?

-I'll explain it outside. Let's go.

Y todos salieron al exterior.

++Nerea++

No entendía nada. Entre el inglés y que nada tenía sentido... Cuando salimos vi que estábamos en la casa azul que vi desde lo alto de la colina. No podía dejar de mirar al centauro, que decía llamarse Quirón. Había aceptado que mi profesor era medio cabra pero... ¿Un centauro? Iba a tardar un rato en procesarlo y me daba de que no era la única cosa loca que iba a ver. Solo con recordar a las Furias... Quirón preguntó algo y Crystal me dijo que significaba al oído:

-¿Qué sabéis de dioses griegos?

Menos mal que estaba a Crystal, porque sino a ver como nos entendíamos... Sacudí la cabeza y me concentré en la pregunta.

-¿No eran esos que estaban en el monte de los juego olímpicos y tenían un rey con un rayo que se pasaba todo en rato ligando?

A mi profesor medio cabra se le quedó una cara... Y, cuando Crystal lo repitió en inglés, Quirón se me quedó mirando como si estuviera loca. Yo me encogí de hombros, la gente suele mirarme así. Entonces un voz dijo por detrás, y Crystal me tradujo:

-¿A qué vienen esas caras? La chica tiene razón.

-Ya bueno, pero no es la manera más respetuosa de decirlo-respondió Quirón.

-Los juegos se llaman así por el monte Olimpo y es verdad que mi padre Zeus tiene un rayo y es un promiscuo-replicó la voz.

Pobre Crystal, haciéndome de traductora todo el rato. Debería esforzarme más en aprender inglés. Un momento...

-¿Su padre Zeus?-preguntamos Crystal y yo a la vez en dos idiomas mientras nos dábamos la vuelta.

Quien había hablado era un hombre gordinflón, con cabello moreno casi morado y la nariz roja. tenía una camiseta de estampado de tigre y unas zapatillas de deporte (aunque me da a mí que mucho deporte no hace).

-Sí-dijo él, y me dio la sensación de que hablaba a la vez en inglés y español-. Mi padre Zeus, porque yo soy Dioniso. Llamadme señor D. Y ahora marchaos si no queréis que os convierta en delfines.

No estaba de buen humor. Mejor nos vamos. Aunque molaría ser un delfín y ver el fondo del mar. Da igual.

-Él es Dioniso, dios griego del vino y la fiesta-dijo Quirón.

-Entonces... ¿Los dioses griegos son reales?-preguntó Crystal.

-Sí. Llevan vivos desde siempre y se mueven con la civilización. Por eso ahora están aquí, en Ámerica.

-¿Y el resto de mitos? ¿Todos los monstruos y criaturas horribles? ¿También...?

Quirón asintió. Yo me estremecí. Había leído varios mitos en el colegio y había algunos monstruos realmente terroríficos. Si estaban vivos, si eran reales...

Dos chicos aparecieron junto al pino que dominaba la colina.

-Venid chicas-dijo Quirón y le seguimos.

Llegamos a lo alto. Miré con atención a los chicos. Debían ser gemelos. Ambos tenían la misma piel cobriza que les daba un aire latino y el mismo cabello moreno y rizado. Pero un tenía los ojos de un negro puro y el otro tenía los ojos de un color verde intenso que parecía casi imposible. Debían ser de mi edad más o menos. Parecían algo cansados, pero se encontraban bien. Tenían un aire familiar. ¿Dónde los podría haber visto? Quirón les preguntó sus nombre y el ojiverde respondió:

-Yo soy Daniel Díaz y este es mi hermano Nathaniel.

-Nate- añadió el otro- Llamadme Nate. ¿Qué está pasando? ¿Por que es medio caballo?

- Yo soy Quirón, y soy un centauro. Y también tengo una pregunta para vosotros, ¿que sabéis de dioses griegos?-les preguntó Quirón igual que a nosotras.

-Eh... Zeus, Poseidón... -dijo Daniel.

-Los doce dioses del Olimpo- respondió Nathaniel, no, Nate.

-Pues los dioses griegos existen.

Fliparon bastante, normal. Pero yo tenía una pregunta.

-Genial que los dioses griegos sigan vivos, ¿pero a nosotros que nos importa?

-Tienes razón, buena pregunta.

Miré a Daniel sorprendida. Toda la conversación había sido en inglés y Crystal me había traducido lo que decían y ahora, cuando hablo español, él va y me responde.

-¿Sabes español?

-Es obvio que sí-respondió él.

-Yo también- añadió su hermano-. Pero ahora,-pasó al inglés- can you answer the question, Chiron?

-Os importa saber que los dioses griegos existen, porque sois semidioses. Así que algún dios griego es vuestro padre.

Ninguno de los cuatro supo que responder.

- Esa noche - ++Narrador++

En la cena, los nuevos mestizos que habían llegado ese día llenaban la mesa de Hermes más de lo normal. Los primeros eran dos amigos que habían llegado por la mañana con un sátiro que les había encontrado a ambos en un internado en Virginia. Uno se llamaba Jayden y tenía el pelo rubio casi blanco, la piel pálida y los ojos azul casi transparente, como el hielo. El otro se llamaba Noah y sus ojos eran color chocolate, al igual que su piel, y el cabello muy rizado y moreno.

Poco después del mediodía había llegado un chico pelirrojo, con pecas y ojos color aguamarina muy guapo. Su nombre era Alexander y al parecer su madre le había llevado desde Washington DC hasta Long Island y le había dejado al pie de la colina.

Unas horas más tarde llegó un sátiro con dos chicas inconscientes. Una se llamaba Nerea, era española, tenía el pelo y los ojos marrón rojizo, la piel olivácea y no sabía casi nada de inglés. La otra chica le hacía de traductora. Se llamaba Crystal, tenía los ojos dorados, la piel muy oscura y el cabello moreno. Al parecer, ambas se habían encontrado en el aeropuerto cuando la primera llegaba en avión desde España, las habían atacado las Furias y el sátiro que acompañaba a la primera las había llevado al campamento.

Por último unos gemelos llamados Daniel y Nathaniel habían llegado al anochecer. Los dos tenían la piel cobriza y el pelo medio rizado y moreno, pero el primero tenía los ojos verdes y brillantes y el segundo de color oscuro casi negro. Ellos decían que un monstruo les había encontrado en la excursión de fin de curso y les había perseguido cruzando el estado de Nueva York, pero llegando a Long Island se habían peleado con él y Daniel lo había destruido. Todos estaban sorprendidos por eso, pues por lo que los chicos contaban el monstruo era una mantícora.

-Antes de que os marchéis a vuestra estúpida hoguera-dijo Dioniso-, dad la bienvenida a los nuevos niñatos malcriados... digo campistas.

Cuando los siete estuvieron de pie Quirón y algunos de los campistas más veteranos tuvieron un escalofrío. Habían pasado catorce años desde la guerra contra Gaia, pero el siete seguía siendo un número de mala suerte. Apartaron esos pensamientos de su mente y aplaudieron como el resto. Pero los aplausos se apagaron cuando unas imágenes aparecieron encimas de tres de los mestizos.

La primera era un arco con flechas en forma de corazón.

-Salve Alexander Miller (los chicos le habían dicho sus apellidos) hijo de Eros, dios del amor y el deseo sexual.

El chico estaba miraba fijamente a Quirón como si esperara que fuera una broma. Pero este siguió hablando.

-Salve Jayden White hijo de Bóreas, dios del viento del norte.

Sobre la cabeza del chico se veía la silueta de un ventus tormentoso, que formaba una tormenta de nieve.

La última figura también era un ventus pero este era una extraña mezcla de tormenta y fuego.

-Salve Noah Brown hijo de Noto, dios del viento del sur.

Las figuras se desvanecieron. Todos felicitaban a los tres chicos, que aún intentaban procesar que aquellos dioses nombrados por Quirón eran sus padres. Mientras iban a la hoguera Quirón les dijo que les guiaría a sus nuevas cabañas, pues estas estaban vacías. En realidad, salvo las cabañas de Hades y los olímpicos, todas estaban vacías.

Nerea, Daniel, Nate y Crystal les hicieron varias preguntas y estuvieron hablando un rato. Las conversación era un poco rara porque tenían que traducir a Nerea y esta les daba las gracias cada dos frases. Al final Crystal se hartó un poco y le dijo:

-Oye, Nerea, no hace falta que nos des la gracias todo el rato.

-Ya lo sé-respondió-. Pero es que hablo mucho y me traducís todo el rato, cuando lo que debería hacer es fastidiarme y aprender inglés.

-Sí que deberías aprender, pero no me importa traducirte. Eres mi amiga, no es un problema ayudarte.

-¿En serio?-preguntó Nerea- ¿De verdad que somos amigas?

-Claro que sí. Luchamos juntas contra tres viejas con alas. Me parece una gran prueba de amistad.

Las chicas se dieron un abrazo y, cuando se separaron unas alas con destellos negros y azules parecieron a los lados de Crystal.

-Salve Crystal Ruiz hija de Tánatos, dios de la muerte no violenta.

-¿Tienes que repetir eso todo el rato, Quirón?-preguntó Nerea.

Todos rieron a su pregunta y Nate le tradujo a Quirón, que respondió:

-Sí, tengo que hacerlo. Es la manera de recibir a los hijos de los dioses. Aunque no suelo repetirlo tantas veces en tan poco tiempo.

Mientras, Daniel le preguntó a Crystal, mientras las alas espectrales desaparecían:

-¿Te apellidas Ruiz? No es un apellido muy común.

-Aquí no-respondió ella a la defensiva-. Es colombiano.

Daniel quiso preguntar algo más, pero ella se dio la vuelta y se puso a hablar con Alexander.

Todos se sentaron alrededor de la hoguera y cantaron varias canciones. Pero Nerea no las entendía, porque estaban en inglés. Miró a su alrededor y vio a una niña de ocho años vestida de marrón avivando la hoguera. Se acercó a ella y la saludó:

-Hola. ¿No eres muy pequeña para estar en aquí?-preguntó, pues allí ella era de los más pequeños y cumplía los trece en un mes.

La niña la miró un momento y Nerea cayó en la cuenta de que no debió entenderla porque no hablaba español. Y se sorprendió cuando le respondió en ese idioma:

-En realidad, soy mucho más mayor que todos los que están aquí.

Nerea miró a la niña a los ojos, que eran cálidos como una hoguera. La invadió una sensación de paz, la sensación de que ese era su sitio. Pero pronto se sintió incómoda con eso y apartó la mirada.

-¿A qué te refieres?-preguntó.

-Bueno, tengo cuatro mil años.

-Cuatro mil... ¿Eres una diosa, verdad?

-Sí. Soy Hestia, diosa del hogar.

-Guau. ¿Y siempre estás aquí?

-Sí. Este es el hogar de todos los hijos de los dioses, o debería-añadió en un susurro.

-¿Qué has dicho?

-Nada -Hestia le sonrió-. Hacía mucho que nadie venía a hablar conmigo.

-¿Por qué? Eres muy agradable.

-No tienen tiempo.

-Ya... La verdad yo vine porque no entiendo las canciones y me aburro un poco. Lo mío no es prestar atención.

-No pasa nada. Si has venido es porque debías hacerlo. No todos se dan cuenta de que estoy aquí.

-Vaya. ¿Y por qué no?

-Depende de vosotros, no de mí.

Nerea se armó de valor para hacer la pregunta que le comía la cabeza.

-Señora Hestia, yo tengo un padre y una madre y ambos son mortales. Ahora se supone que uno de mis progenitores es un dios, ¿pero cual?

-Yo no puedo decirte eso. La Luna te revelará quien eres.

-Justo lo que dijo mi madre...

Nerea se perdió en sus pensamientos, mientras hacía rodar su collar.

-Una última cosa, Nerea.

-¿Si?

-Sé fuerte. Será complicado y difícil, pero al final encontrarás un hogar y merecerá la pena.

-¿A que se refiere?

Antes de que la diosa pudiera responder, algo distrajo a Nerea. Dos nueva imágenes habían aparecido sobre las cabezas de los gemelos pero... no eran iguales. Sobre Nate brillaban dos antorchas y sobre Daniel una rueda a la que le faltaba un trozo.

-Salve Daniel Díaz hijo de Némesis, diosa de la venganza y la justicia-dijo, o más bien gritó, Quirón, por encima del revuelo-. Salve Nathaniel Díaz hijo de Hécate, diosa de la magia y la Niebla.

Los gemelos se miraron, dándose cuenta por primera vez de que no eran hermanos realmente.