Capítulo 3
++Nerea++
Cuando me desperté tardé un momento en recordar donde estaba. Luego lo recordé y tuve que respirar hondo para asegurarme de que no era un sueño.
Estaba en una litera en lo que parecía una cabaña normal de campamento. La cabaña de Hermes. El día anterior había quedado con Crystal en que ella dormiría debajo mía en la litera. Pero no había nadie. Ella estaría sola en la cabaña de su padre.
Al momento me puse triste. ¡Habían reconocido a todos menos a mí! ¿Tendría relación con el hecho de que yo tuviera dos progenitores mortales? Aparté esos pensamientos y me levanté. Por mucho que mi padre/madre divino pasara de mí, yo iba a disfrutar todo lo posible del hecho de estar en un campamento para semidioses.
Bajé al suelo y salí de la cabaña en silencio. No sabía que hora era, pero los hijos de Hermes seguían durmiendo. Fuera hacía algo de frío, pero me dio igual. El rocío brillaba en la hierba y yo avancé sin saber a donde iba. Parecía que no había nadie despierto, pero oí unos ruidos. Me dirigí al ruedo de lucha y vi a una mujer practicando con la espada. Estaba destrozando a los maniquíes de paja que había allí para practicar. Cuando acabó se dio la vuelta y me miró. Tenía más de treinta años y el cabello castaño. Era una semidiosa? Me parecía extraño, por que si algo había entendido ya era que los mestizos no solían pasar de la adolescencia.
-Who are you? What are you doing here at this time? It's five am, girl- me dijo.
Yo solo pillé algo de las cinco de la mañana, así que supuse que era la hora. Sí que era pronto. El jet lag, supongo.
-Hello- respondí-. I don't speak English. I am from Spain.
Creo que me entendió, porque intentó hablar más despacio para que pudiera entenderla.
-I am Clarisse La Rue. Who are you?-volvió a preguntar.
Esta vez entendí la pregunta.
-I am Nerea Rodríguez. I am a demigod. I went here yesterday. -estaba segura de que me estaba equivocando, pero ella parecía entenderme igualmente.
-Who is your godly parent? -reconocí esas palabras, alguien me había dicho "godly parent" era lo mismo que padre divino.
-I don't now. And you?
-Ares. The god of war.
-You are very old to be a half-blood -se qué sonó insultante, pero ella pareció entender que no quería ofenderla.
-Yes. I'm very lucky to be alive. What are you doing here anyway? It's very early.
-I woke up and went outside. Because the time in Span is not the same. And you?
-I am training. In order to teach demigods to fight I also need to train myself.
-Why you are in the camp? I think old demigods go to the real world.
-I chose to stay here and teach other half-bloods to survive.
-Thanks- ella sonrió cuando le di las gracias.
-You said you're Spanish, right? That's not exactly near here.
-I know. But now I am here and I think I not return in a lot of time.
-When you are a half-blood is not always easy to go back home.
-I want to see the rest of the camp. Bye.
-See you aorund.
Me di la vuelta y me fui mientras ella se ponía a practicar de nuevo. No me cayó mal, pero tuve la sensación de que sería una profesora muy dura.
Seguí andando y vi el bosque, las fraguas y subí hasta la gigantesca estatua (que era una estatua de Atenea muy poderosa, según me dijeron). Después bajé hasta la playa y regresé al comedor cuando el resto de campistas empezaban a llegar.
A excepción de un par de hombres de unos veintimuchos años y Clarisse todos eran adolescentes de entre trece y veinte años. Se me hacía raro pensar que todos eran (éramos) hijos de dioses griegos. Es decir, éramos alrededor de ochenta campistas. Los dioses tuvieron que estar muy ocupados.
Me senté a desayunar en la mesa de Hermes. Me sentí mal al hacerlo. Los hijos de Hermes eran muy majos y graciosos, estaba a gusto con ellos, pero veía sola a Crystal, y a los demás, y me sentía culpable por estar divirtiéndome con el resto de la cabaña once.
Después de coger su desayuno todos se levantaban y tiraban una parte a la hoguera en ofrenda a los dioses. Cuando me tocó a mí me pregunté a que dios dar mi ofrenda. Todos le daban la ofrenda a su padre, pero yo no iba a hacer eso después de que me dejara tirada. Así que tiré una tostada y susurré Hestia. Sonreía al imaginar a una pequeña niña de ocho años sonriendo ante la ofrenda.
Después de desayunar todos los recién llegados tuvimos que ir a la Casa Grande. Vi que Daniel tenía cara de no haber dormido en toda la noche. Y le pregunté:
-¿Dormiste algo esta noche? Porque no lo parece.
-Tuve unos sueños muy raros-admitió él-. Y no pude volver a dormir.
-¿Qué sueños?
-Pues... Al principio estaba en mi casa, en Pensilvania. Mi padre estaba en el salón, pero estaba varios años más joven. Llamaban a la puerta y aparecía una mujer con un bebé en brazos. El bebé tenía los ojos negros.
-¿Era tu hermano?
-Sí. Sus ojos eran iguales que los de la mujer. Mi padre se levantaba y decía "Hola, Hécate". Y ella le daba el bebé mientras decía "Este es tu hijo". Mi padre solo cogió al bebé y preguntó "Te tienes que marchar, verdad?". Hécate, la madre de mi hermano, asintió con la cabeza y desapareció en una niebla blanca. El bebé empezó a llorar cuando ella se fue. Mi padre calmó al bebé y dijo "Tú serás Nathaniel". Luego entró en otra habitación y lo dejó en una cuna. Pero había otra cuna más. Él volvió al salón y apareció otra mujer distinta. Su rostro era difícil de distinguir, pero tenía unos ojos verdes muy intensos. Y también llevaba un bebé. Y, también como la otra, se lo entregó a mi padre mientras decía "Este es tu hijo". Él lo cogió, me cogió, y respondió "Adiós, Némesis". Y, una vez más como la otra, desapareció. Mi padre entró de nuevo en la habitación y le dijo al nuevo bebé "Entonces, tú serás Daniel". Por último cogió al otro bebé y teniéndonos a los dos en brazos dijo "Nathaniel, este es tu hermano Daniel. Daniel, este es tu hermano Nathaniel". Y entonces me desperté.
-Vaya-no sabía que decir-. Erais vosotros. Es... No sé que decir.
-Ni yo. No he podido dormir en toda la noche. No paraba de recordar como mi padre nos cogía y nos hablaba. Y no paraba de recordar a... mi madre. No podía dejar de pensar que mi padre nos engañó y que... que...
-¿Qué pasa?-le pregunté, pues no parecía poder terminar la frase.
-No paraba de pensar que... Deberíamos vengarnos de él por ocultarnos la verdad, por engañar a dos diosas-Daniel parecía confuso-. Pero a la vez no quiero hacerle daño. Él nos crió, y créeme que no fue fácil.
-Creo que ya lo entiendo-respondí-. Tu padre te ha traicionado y tu quieres vengarte aunque no le quieres hacer daño. Eso es cosa de tu madre. Es la diosa de la venganza, ¿no?
-Tienes razón, supongo.
En ese momento llegamos a la Casa Grande. Allí nos esperaban los dos hombres de veintitantos que vi en el desayuno. Uno era rubio y el otro moreno. Daniel me tradujo lo que dijeron:
-Bienvenidos, nuevos campistas. Yo soy Nico Di Angelo y este es Will Solace.
++Narrador++
Subieron al desván de la casa grande. Antes era el hogar de la momia del oráculo de Delfos. Ahora era...
-Una biblioteca. Vais en serio?-preguntó Jayden.
-Estamos en un sitio lleno de semidioses disléxicos y tenéis una biblioteca?-añadió Noah.
Los siete se pusieron a protestar. Por parte de Nerea salió más de una palabrota que nadie entendió. Will les pidió que mantuvieran la calma.
-Tranqulizaros- dijo-. Nadie aquí tiene un gran amor por las bibliotecas.
-Bueno, los hijos de Atenea...-empezó Nico, siendo cortado por una mirada de su novio-No importa. La cosa es que todos los semidioses tienen poderes que heredan de sus padres. Y Will y yo somos los encargados de enseñaros a desarrollar esos poderes.
-Vale-dijo Alexander- ¿Y qué hacemos en una biblioteca?
-Buena pregunta. Para poder conocer vuestros poderes primero debéis saber lo que pueden hacer vuestros padres-explicó Will-. Por ejemplo, mi padre es Apolo y como es dios de la medicina soy buen médico. O Nico. Su padre es Hades y él puede notar cuando alguien que le importa muere. Qué sabes sobre tu padre?
-Bueno... Eros es un dios del amor. Como los angelitos de San Valentín, pero violento-contestó Alexander.
Todos se rieron salvo Nico, que se estremeció con el recuerdo del dios del amor, y siguió explicando.
-El primer paso para descubrir vuestros poderes es conocer a vuestros padres. Por eso vuestra primera tarea será leer sobre vuestro progenitor divino. La mayoría de libros están traducidos al griego antiguo, latín, español, portugués, francés, chino e italiano, además de inglés, por supuesto. Así que no deberíais tener problemas -miró a Nerea cuando lo dijo.
-¿Italiano?-preguntó Nate- ¿Quién habla italiano?
-Le persone che vengono dall'Italia, non credi?-dijo Nico.
De nuevo todos estallaron en risas mientras Nate se ponía rojo.
-Venga, a ello-dijo Will y empezó a ayudar a los semidioses a buscar libros sobre sus padres. Nerea se acercó a Nico y le dijo algo en español. No sabía que era pero se lo imaginó.
-What I can do?-preguntó ella de nuevo en inglés, aunque un poco mal- I don't know who is my godly parent.
-Read any book you want. In our world it's also important to know about mythology. It can save your life -respondió el hombre moreno.
Nerea no quería leer libros de mitología en los que puede que saliera su padre/madre que le había ignorado. Se fue hacía las estanterías con libros en español y vio lo que parecían cuadernos entre ellos. "Historia reciente de los semidioses I: la guerra contra Cronos". Había dos más: "La profecía de los siete" y "Las puebas de Apolo como mortal". Tenían aspecto de haber sido escritos por algún campista hacía no demasiado tiempo.
Nerea decidió leer eso. Al parecer era lo que escribió alguien sobre tres guerras recientes. A pesar de la dislexia se esforzó en leerlos. No se podía creer que alguien hubiera hecho todo eso. Y además gente que era como ella. En algún momento pensó que, en realidad, solo habían pasado quince años de que vencieran a Cronos. Es decir que no había pasado casi nada.
Días más tarde, cuando estaba leyendo lo que les pasó a Percy Jackson, Thalia Grace y Annabeth Chase en el Westover Hall creería que la dislexia le estaba jugando una pasada más mala de lo normal. ¿De verdad ese niño friki de diez años que estaba con su hermana era el mismo hombre de veintitantos ligeramente siniestro que tenía delante?
-¿De verdad este eras tú?-le preguntaría Nerea.
Nico di Angelo no la entendería, pero al ver el libro que ella tenía respondería:
-Yes, that was me -en su voz se distinguiría la nostalgia.
-What pass to you?-preguntaría ella, dando muestra de nuevo del poco inglés que sabía.
-My sister died. My father was the god of the dead and I fought in two wars. I think that changes anyone- contestaría él seco.
-Sorry. It sound sad-dría ella.
Se quedarían en silencio. Nerea no sabría que decir. La vida de Nico sonaba muy dura y hacía que sus problemas parecieran insignificantes.
Pero volviendo al presente, donde aún se peleaba con las primeras páginas ...
-We're done for today. It's time for lunch -anunció Will. Todos se dirigieron a la escalera.
-¿A comer?-preguntó Nerea a Crystal- Pero si solo son las doce.
-¿Y cuando piensas comer?-respondió la otra chica.
-No se. Suelo comer sobre las tres de la tarde.
-¡Pero si eso es tardísimo!
-Bueno. Me toca aguantarme y acostumbrarme al horario estadounidense.
- Esa tarde -
Después de comer fueron a su primera clase de lucha. Allí les esperaba Clarisse. La mujer saludó a Nerea:
-Hello again, girl.
Nerea entendió a que hablaba de ella y se rió para sus adentros mientras la saludaba con la mano.
-I am Clarisse La Rue and I will be your fighting teacher. I don't care what your names are and I'll give you names as I go. Understood?-todos asintieron y ella siguió hablando-. The first thing, and what we will do today, will be to see what you are capable of. So grab whatever weapon you want and let's get started.
Todos se dirigieron a un montón de armas que había al límite de la palestra. Clarisse les ayudó a elegir un arma con la que pudieran empezar a practicar y les puso a luchar entre ellos. Después de un rato Clarisse les mandó parar y empezó a hablar. Crystal le tradujo a Nerea.
-La verdad, normal para ser un primer día. Rubito y Pelo afro-Jayden y Noah dieron un paso adelante-. No está mal, tenéis talento. Pecas -señaló a Alexander-. Tienes un claro talento para el arco. Mañana vete a practicar con los de la cabaña de Apolo. Guapita y gemelo de ojos verdes-Crystal y Daniel la miraron-. Se nota que no es la primera vez que lucháis, pero vais a tener que practicar mucho. Y por último, madrugadora y gemelo de ojos negros- Nerea y Nate la escucharon-. La verdad, la lucha no es lo vuestro. Y ahora a seguir practicando.
Nerea se fijó en que Daniel parecía enfadado. Se preocupó un poco. Lo que le había dicho Clarisse no era para tanto, pero si se lo tomaba mal... Empezaba a darse cuenta de que su amigo era muy vengativo. Claramente le venía de su madre.
Clarisse los puso a luchar de nuevo. Nerea se enfrentó a Nate y la pelea daba pena. Clarisse tenía razón sobre ellos, además de que no sabían nada de lucha. Pero entonces ambos se distrajeron cuando vieron a Daniel desarmar a Crystal con insultante facilidad. Todos se sorprendieron. Hacía unos minutos nadie se imaginaba que pudiera hacer eso.
-¿Es hijo de Némesis?-susurró Clarisse, para luego decir- Seguro que no tienes ese golpe de suerte otra vez, chico.
-¿Quieres comprobarlo?-respondió Daniel
-Venga, va-respondió la mujer.
Y en ese momento arremetió contra el chico. Pero él se echó a un lado, se acercó a Clarisse y la desarmó. Todos se quedaron con la boca abierta.
-Sí-dijo la mujer-Definitivamente es hijo de Némesis.
-¿A qué te refieres?-preguntó Daniel, mientras le devolvía su lanza.
-Un poder de los hijos de Némesis es que, cuando buscan venganza, sus capacidades mejoran. Yo te he insultado y te has enfadado. Has querido vengarte demostrando que no tenía razón y por eso has podido vencerme. Bien hecho-añadió-. Pero no siempre tendrás ese poder, así que tendrás que practicar.
Daniel asintió con la cabeza y se oyó un cuerno a lo lejos y Clarisse dijo:
-Todos a cenar.
-¡Pero si es prontísimo!-dijo Nerea.
Nate y Crystal se rieron mientras Daniel le explicaba que allí cenaban a esa hora.
Ese día, 22 de junio, fue su primer día en el campamento Mestizo.
