Capítulo 2
Lunes. 1er día.
Lin POV
Sesshoumaru y yo bajamos del avión y fuimos por las maletas en silencio, después caminamos hacia la salida. Estaba por conocer a su familia, o por lo menos parte de ella. Su padre y la esposa de él irían a recibirnos al aeropuerto, los demás llegarían esa noche.
Según me explicó sus padres se divorciaron cuando él era niño y se tomaron turnos para criarlo, su madre era una profesionista tan entregada al trabajo como él, nunca se casó de nuevo y la relación que mantenían ahora era más como de dos conocidos. Su padre por otro lado era más bien un hombre de familia. Después de que su primer matrimonio terminó, encontró a otra mujer y se casó con ella, tuvieron un hijo juntos y hasta la fecha tenían una relación que hasta donde Sesshoumaru sabía era más o menos perfecta.
- ¿Estás preparada? –me preguntó cuando estuvimos en las puertas que nos llevarían al área común.
- Lo estoy. - contesté sin estar segura de verdad.
Cruzamos las puertas y busqué entre la gente esperando, no tuvo que decirme quiénes eran porque de inmediato los reconocí. Su padre era demasiado parecido a él, apenas con pocos signos de la edad marcados en el rostro y el cuerpo un poco más delgado. La mujer a su lado, Izayoi, tenía la mirada dulce y una sonrisa en los labios. Ambos nos miraron y de inmediato sentí una punzada de culpabilidad… no la primera, ni tampoco la última. De eso estaba segura.
- Hijo. –lo saludó el hombre mayor dándole un abrazo fraternal, su pareja me vio a los ojos y también me abrazó de repente.
- Nos alegra mucho conocerte, al fin. –susurró en mi oído y luego me besó la mejilla.
- También me alegra conocerlos. –le sonreí y luego hice lo mismo con el padre de Sesshoumaru, él igual me abrazó.
- Gracias por venir, siéntete como en casa. Y cualquier cosa que necesites, sólo dilo. –me pidió y me besó la frente.
- Gracias por la invitación.
- ¿Cómo estuvo el viaje? –inquirió Izayoi mientras empezábamos a caminar, Sesshoumaru llevaba las maletas de ambos pero su padre tomó una casi de inmediato.
- Estuvo bien. Muy tranquilo. –contesté por hacer plática, además, la pregunta fue obviamente para mí.
- ¿Estás muy cansada? –inquirió amable la mujer y supe que era sólo la primera de muchas atenciones para la chica con cáncer.
- Un poco, pero estoy bien. –sonreí y me concentré en sonar natural.
- Espero que te guste la casa. La vista a la playa es lo más pacífico que existe.
- Estoy ansiosa de conocerla.
El camino fue más de lo mismo. Ellos actualizaron un poco a Sesshoumaru, y a mí, de asuntos de la familia. En su mayoría eran cosas sobre propiedades que vendieron y cosas de sus trabajos. Izayoi en algún momento le preguntó a Sesshoumaru sobre su madre y él contestó con pocas palabras. La relación entre ellos dos me intrigaba, al parecer Izayoi era alguien muy maternal y lo quería mucho, pero con él… no había manea de decirlo. Quizás sólo era porque apenas lo conocía.
Cuando por fin llegamos a la casa me maravillé por completo. El lugar era grande y con un toque antiguo. Puertas altas y escaleras anchas mezclados con muebles modernos y desde luego la parte trasera era de cristal casi por completo y el mar se veía cálido y suave, de inmediato me dieron ganas de ir y nadar… pero no, porque debería estar cansada después del vuelo y mi trabajo ahí era interpretar bien mi papel.
- ¿Tienen hambre? –inquirió Izayoi.
- En realidad, no. ¿Tú? –respondí con una mentira y luego me dirigí a Sesshoumaru como una buena prometida.
- No. Es mejor instalarnos para que descanses un rato.
- No hay habitaciones en la planta baja, querida, lo siento. Pensé en adecuarles el estudio, pero simplemente no funcionaba. ¿Está bien que tengas que estar subiendo y bajando escaleras? –intervino de nuevo la mujer mayor.
- No hay problema. Puedo hacerlo. –sonreí y sentí la mano de Sesshoumaru sobre mi cintura guiándome hacia los amplios escalones.
- Su habitación es la primera. –nos aclaró su padre y subimos en silencio.
Él me abrió la puerta y entró detrás de mí cerrándola con seguro. El cuarto era simplemente perfecto. La decoración en tonos neutros reflejaba paz al igual que el resto de lo que había visto. La cama gigante y perfectamente tendida era una invitación para probarla, el sillón se veía casi igual de bien y pude ver el baño con una tina adentro. Menos mal que era nada más para una persona.
- ¿En verdad no tienes hambre? –me preguntó Sesshoumaru.
- Algo, pero traje chocolates suponiendo que no deben verme comer mucho. –le aclaré sonriendo y él curvó apenas la comisura de los labios.
- La conexión a internet no tiene clave y puedes sintonizar casi cualquier canal en la televisión, para que no te aburras mientras descansas.
- Gracias. –contesté subiendo mi maleta a la cama para abrirla y empezar a desempacar. - ¿Quiénes son Sango y Miroku? –le pregunté pues en el camino se mencionaron sus nombres y él nunca me habló de ellos mientras preparamos nuestra mentira.
- Amigos de Inuyasha y su novia. Es común que se unan a la familia en fiestas y para vacaciones, no me avisaron que también vendrían.
- Supongo que es lo mismo. –me encogí de hombros y comencé a llevar ropa al clóset. – Sólo hay una cama. -señalé lo obvio esperando que me confirmara si la compartiríamos o no. La verdad no deseaba dormir tan cerca de él. Aún podía ser un psicópata.
- Voy a dormir en el sillón. Ahora, descansa. –su tono fue definitivo y se marchó.
Yo me quedé ahí observándolo todo e intentando convencerme a mí misma de que no podía ser tan malo. Yo no estaba hiriendo a esas personas, era él. Yo sólo estaba llevando a cabo un viaje de negocios. Aunque todo eso me sonara a nada más que mentiras para apaciguar mi consciencia. De todas formas, tuve suficientes razones para aceptar…
FLASHBACK
Estaba sentada en mi cama, era sábado por la mañana y casi no pude dormir la noche anterior mientras le daba vueltas al asunto de Sesshoumaru. Ahora que sabía exactamente lo que me estaba pidiendo me parecía más acertado que nunca pensar que era un psicópata, y que yo estaba loca por siquiera considerarlo.
La computadora reposaba sobre mis piernas y ya tenía la respuesta escrita, era el simple hecho de enviarla lo que no me atrevía a hacer.
Yo no tenía razones válidas para aceptar. Ni siquiera me hacía falta el dinero, además, ese tipo de vacaciones no sonaban como algo que no hubiera tenido ya. Pero aún así… quería decirle que sí a pesar de lo terrible que me parecía toda la mentira. Sólo de pensar en las miradas de compasión, las preguntas… todo lo que implicaría actuar diciendo que tenía cáncer…
Sin embargo por otro lado… había algo que me incitaba más a aceptar y que apenas me atrevía a reconocer para mí misma. Era la idea de tener a alguien que me amara así. Estúpido, lo entendía, pero de todas formas lo anhelaba mucho. Pensar en que alguien deseara lo suficiente estar a mi lado para quedarse a atravesar el infierno juntos, y que yo fuera capaz de amarlo lo suficiente también.
No tenía sentido. Era una tontería… pero… ¿qué daño podría hacerme? A mí misma, ninguno. Quizás a la familia de Sesshoumaru, sí, pero si a cambio de eso era capaz de conseguir esos días de paz viviendo una vida diferente a la mía… quizás valiera la pena.
Respiré profundo y en un impulso mandé el correo electrónico. De inmediato dejé la computadora en la cama y fui al clóset para empezar a sacar las cosas que me llevaría. Me esperaba una semana de lo más agitada.
Fin del FLASHBACK
Suspiré por milésima vez e intenté concentrarme en desempacar y el sonido del mar del otro lado de la ventana. Si no me relajaba no lograría divertirme e iba a terminar por echar todo a perder. Tenía que hacer esto bien y sacarle el mayor provecho posible.
Fin Lin POV
…..
Sesshoumaru POV
Regresé a la cocina después de dejar a Lin instalándose. Hasta el momento todo marchaba bien pero era apenas el principio. Ella y yo armamos un poco la historia para coincidir en los puntos importantes y como parte del contrato teníamos que ser cuidadosos a la hora de contar historias. Yo tuve que preguntarle algunas cosas sobre sí misma y memorizarlas, obviamente mi familia iba a preguntarme sobre la mujer con la que me casaría.
- ¿Le gustó la habitación? –preguntó Izayoi tan pronto como entré a la cocina, ella estaba sentada en el desayunador mientras mi padre preparaba bebidas.
- Sí. Tiene la mejor vista. –le hice el cumplido sólo porque sí.
- ¿Y no crees que las escaleras sean problema? Me preocupa un poco…
- No. Si necesita ayuda, yo me encargo.
- Está bien, tú la conoces mejor. –me sonrió y asentí.
Mi relación con Izayoi siempre fue única. No la consideraba mi madre, ni siquiera a la mujer que lo era la sentía como tal, pero me simpatizaba lo suficiente para ser cortés como con el resto de los miembros de la familia. Además era muy consciente de que ella era la mejor arma que tenía a la hora de convencer a mi padre y ese era mi objetivo final.
- Hoy tenemos pensado cenar en la playa ¿hay algo que no pueda comer Lin? –inquirió mi padre.
- En lo absoluto. –contesté sin saber en realidad si ella tenía alergias o sus preferencias.
- ¿Qué dijo su familia sobre el viaje?
- Ella no tiene familia. Sus padres murieron hace algunos años y eran sus únicos parientes. –le contesté con seguridad pues eso ella me lo había confesado en el vuelo hacia acá.
- Qué bueno que te tiene a su lado, no me imagino pasar por algo así sola. –apuntó Izayoi con la mirada triste. Yo asentí e intenté desviar un poco el tema para sacarles más información y preparar a mi compañera de negocios.
- ¿Qué tanto saben Inuyasha y los demás?
- A él le conté lo que nos dijiste, sobre el cáncer, supongo que se encargó de contárselo por lo menos a Kagome. No tienes por qué preocuparte, cuento con que todos sean prudentes.
- ¿Qué tipo de cáncer es? –me soltó Izayoi la pregunta y yo tenía bien preparada ya la respuesta.
- Leucemia. Un tipo raro, no recuerdo el nombre exacto.
Sinceramente no había hecho una investigación tan profunda, no lo consideré necesario. En realidad eso de la leucemia fue idea de Lin pues me dijo que cuando hace calor le sangra la nariz a veces y su piel se marca con facilidad, supuso que si algo así sucedía nos sería de ayuda con el teatro.
- ¿También para eso necesita quimioterapias? –preguntó mi padre.
- Sí. De eso quiero hablar después contigo. –le aseguré viéndolo a los ojos, ese era todo el sentido de mi visita y toda la puesta en escena, la parte crucial.
- Lo entiendo. Podemos discutirlo después.
Me pasó un vaso con algún coctel y asentí tomándolo. Me quedaba una semana para abordar el tema, pero no lo dejaría pasar por mucho tiempo más, aunque aún no era el momento.
Así me quedé conversando con ellos de otras cosas, aunque de alguna manera siempre regresaban al asunto de mi prometida, si tan sólo supieran cómo fue que en verdad le entregué el anillo de compromiso…
FLASHBACK
Eran las seis de la mañana y estaba en el aeropuerto esperando por Lin. Me mandó su correo aceptando el teatro el sábado por la mañana, después le envié una copia electrónica del contrato para que la revisara y en realidad no tuvo objeciones a él. Pero en cierta forma aún me preguntaba si en verdad aparecería o si se iba a echar para atrás.
Por fortuna no tuve que dudar mucho, cinco minutos después la vi llegar con su sonrisa inocente y los ojos llenos de incertidumbre, llevaba a cuestas una maleta con ruedas y se acercó sin dudarlo.
- Podemos pasar a la sala privada de espera y ahí firmar el contrato. –le ofrecí y ella asintió.
- Es un bonito recibimiento para tu futura esposa, muy cálido. –apuntó mientras íbamos hacia la zona donde revisaban los boletos.
- Estás loca. –le contesté con seriedad absoluta, pero la verdad era que su sentido del humor un poco irónico me parecía agradable. Si no fuera mi compañera de negocios, quizás hubiéramos tenido una oportunidad de divertirnos juntos.
Pasamos y la guie hasta la sala de espera de primera clase, así nos ofrecieron bebidas y ambos optamos por algo de jugo de naranja. Saqué del portafolios el contrato escrito y se lo entregué. Ella se tomó apenas unos minutos para asegurarse de que fuera una copia exacta de la versión electrónica y nuestros datos estuvieran correctos.
- ¿Dónde firmo? –preguntó alzando las cejas y con una expresión casi graciosa, era como si estuviera a punto de firmar por su alma.
- Al final de cada hoja. –le aclaré entregándole una pluma. Ella puso su firma en cada lugar y yo hice lo mismo justo después.
- ¿No se supone que yo tenga una copia también? –inquirió cuando vio que guardaba los papeles.
- Sin ofender, pero no quiero ningún riesgo de que esto se sepa.
- No voy a extorsionarte, psicópata. Además, pusiste una cláusula de confidencialidad.
- Cuento con eso, pero de todas formas no quiero tomar más riesgos de lo necesario. –hice una pausa y saqué un cheque para entregárselo. – Es una parte del pago total.
Ella lo recibió y luego de mirarlo lo guardó en su bolso. Lo siguiente era otro gesto de confianza hacia ella, pues no sólo le acababa de pagar por no hacer nada, sino que estaba por entregarle algo de mucho más valor.
- Esto es un préstamo. –le aclaré y saqué de mi bolsillo la caja de joyería, la puse en la mesa y ella la tomó de inmediato. Noté la sorpresa en sus ojos cuando vio el contenido, sí, el anillo de compromiso valía lo mismo o más que lo que iba a pagarle. Pero yo obtendría mucho más. – Obviamente es necesario que lo tengas puesto.
- ¿Es de verdad?
- Obviamente.
- Vaya… -murmuró sorprendida mientras lo tomaba y se lo colocaba en el dedo correcto. – Es hermoso. Vas a impresionarlos mucho.
Me sonrió ampliamente y extendió su mano izquierda para que la mirara. La piedra se le veía perfecta y la talla era justo la indicada, además esas cosas eran de las que siempre valoraban las mujeres y la mitad de los que teníamos que convencer lo eran.
- ¿Y bien? ¿Qué necesito saber sobre tu familia ahora que vamos a casarnos? –preguntó animada y casi le sonreí. Ese era el entusiasmo perfecto.
Fin del FLASHBACK
Mientras pasé el tiempo con Izayoi y mi padre me pregunté si Lin no estaría aburrida e hice la nota mental de llevar comida a la habitación para que tuviera algo siempre disponible, además de refrescos de cola, que según me dijo eran de esas cosas sin las que no podía vivir.
Fin Sesshoumaru POV
…..
Lin estaba aún en la habitación pero no pensaba quedarse por mucho tiempo más. Tenía ahí por lo menos cinco horas y la tarde ya comenzaba a caer. Había visto la televisión y revisado su computadora hasta que se aburrió de ambas cosas. Después optó por molestar a Sesshoumaru con mensajes, sólo por el gusto de hacerlo y eso logró entretenerla pero no mucho más. Así se lo advirtió minutos antes y no le extrañó nada que de repente llamara a la puerta y pasara.
- Ya estoy aquí. –le anunció con un toque de enfado en su voz fría.
- ¿Vienes a entretenerme o a dejarme salir?
- Creo que ya descansaste lo suficiente.
- Qué bueno, porque tengo hambre y ya me cansé de los chocolates. Además, nadie ha notado mi anillo y quiero presumirlo un poco.
- Es un préstamo. –le recordó.
- No importa, de todas formas por la próxima semana, es mío. Ahora vamos a la cocina. ¿Hay novedades?
- Saben que es leucemia y que no tienes familia. Pero no les he dado más detalles.
- Porque no los tenemos. –aclaró ella con una media sonrisa algo burlona. – Pero está bien. Voy a bajar y a comer algo.
- Ponte un suéter. –le ordenó y ella se quedó helada, viéndolo como si le hubiera crecido otra cabeza… pero después recordó que era algo así como su "jefe" aunque la llamara compañera y el cubrirse un poco bien podía ayudar.
- Sólo un rato. –le advirtió yendo hacia el clóset.
- Más tarde vamos a cenar en la playa, no vayas muy descubierta. –abrió la puerta y la esperó ahí para bajar juntos.
Lin tuvo que tragarse el hecho de que no le gustaba que le ordenara nada, nunca fue buena obedeciendo ni siquiera a sus padres, mucho menos a alguien más. Pero tenía que hacerlo. Ya se había metido en esa aventura y ahora debería cumplir con sus obligaciones.
- Hola, hija. –la recibió Izayoi en la cocina con las manos ocupadas. - ¿Descansaste?
- Sí, gracias. La habitación es maravillosa. –miró a Sesshoumaru buscando algo de ayuda y él le señaló las sillas en el desayunador. Lin fue y se sentó esperando que él no hubiera olvidado que tenía hambre.
- Hijo, tu padre está afuera arreglando todo para la cena, quizás necesite algo de ayuda. –contestó mientras abría el refrigerador y sacaba varias cosas.
Sesshoumaru necesitaba comportase como un hombre preocupado, uno que estaba al lado de la mujer que amaba para cuidarla y prepararle algo de comer se le hacía lo más natural del mundo en esas circunstancias. Y como no conocía los gustos de Lin decidió ir y hacerle un pequeño plato con carnes frías y agua mineral, eso que la vio probar la noche en la que se conocieron.
- En un momento voy con él.
- ¿Te puedo ayudar? –lo cuestionó Izayoi.
- No, gracias. Es sólo que Lin tiene que comer algo para tomarse unas medicinas.
- Esperaría hasta la cena, en verdad no tengo hambre, pero ya me retrasé un par de horas con esas pastillas. –agregó la joven en un tono tranquilo y sincero.
- Por supuesto. Tiene sentido. –la mujer mayor sonrió y continuó con los vegetales que estaba picando. – La cocina siempre está abierta, sólo pasa y toma lo que quieras cuando lo desees o dile a quién sea y podemos prepararte algo.
- Gracias. Lo haré. –afirmó con convicción y todos se quedaron en silencio mientras Sesshoumaru terminaba de elaborar el bocadillo.
Al final le pasó un plato pequeño a Lin y una botella de agua mineral. Ella le dedicó una sonrisa muy dulce y le besó la mejilla aprovechando que lo tenía cerca e Izayoi estaba observando.
- ¿Necesitas algo más? –cuestionó él utilizando su eterna frialdad exterior para ocultar la sorpresa que ella le acababa de dar con ese gesto. No era que le molestara pero según su contrato el contacto físico no era parte de aquello, aunque un beso inocente en la mejilla le pareció un buen toque frente a la familia.
- No. Gracias. Eres el mejor. –volvió a sonreírle y él asintió antes de marcharse.
Lin trató de tomarse eso de comer con calma. Quizás fuera el viaje pero estaba hambrienta y se tuvo que recordar mil veces que debería fingir alimentarse casi a la fuerza. Suspiró y tomó la botella para darle un sorbo y ganar tiempo, además, se aseguró de dejar que su anillo de compromiso fuera visible.
- Es increíble lo que has hecho en él. –habló Izayoi llevando la conversación por un rumbo que Lin no entendió de inmediato, dudó un poco… ¿cometería un error al preguntar a qué se refería? – Está muy cambiado. Nunca me imaginé verlo atender así a alguien. –le aclaró cuando notó la duda en sus facciones.
- Ha sido maravilloso conmigo. –contestó algo que creyó no diría mucho pero lo suficiente para dejar la impresión correcta.
- Supongo que a estas alturas sabes mucho más de él que cualquiera de nosotros, pero en verdad… es diferente. Eres la primera persona por la que está haciendo algo además de él mismo y su ambición por ser un gran hombre de negocios.
- Yo haría lo mismo por él. –sonrió y tomó un bocado. – Creo que fue nuestro destino encontrarnos.
- Definitivamente lo fue. Espero no estar metiéndome de más, pero Sesshoumaru nos dijo que no tienes a tus padres contigo… -inquirió frunciendo el seño con expresión preocupada.
- Murieron hace algunos años en un accidente.
- No puedo imaginarme lo terrible que debió ser. –afirmó viéndola a los ojos y Lin sintió que los suyos se humedecieron, Izayoi tenía razón, nadie podía imaginarse lo horrible que fue eso. – Lo siento, querida. Olvida lo que dije. –se preocupó al ver su reacción y fue para tomarle una mano.
- Está bien. Fue hace mucho. –trató de quitarse la sensación de tristeza y melancolía que le llegó de repente pues no quería que sus emociones interfirieran con su actuación.
- Sólo recuerda siempre que aquí tienes una familia más. –la abrazó fuerte por unos segundos y después le tomó la mano izquierda para ver el anillo. – Es precioso.
- Gracias, lo es. Nunca me imaginé algo tan bello. –contestó con la verdad a medias y sintiéndose mucho más segura en ese terreno. – Pero supongo que así es él, lleno de sorpresas y detalles.
- Sorpresas, sí. Como tú misma lo eres. –Izayoi se rio y Lin no estuvo muy segura de qué contestar. – Lo siento, querida, es que en verdad todos nos quedamos sin palabras cuando nos dijo que iba a casarse. Su padre es un hombre de familia, e Inuyasha va por el mismo camino, pero Sesshoumaru… no lo sé. Nunca esperamos que en verdad sentara cabeza, siempre supusimos que era más bien como la primera esposa de mi marido, entregado a su trabajo y con amor por la diversión.
- Lo sé, él es más bien así. –afirmó riendo también esta vez para seguir la corriente y comenzando a explicarse un poco más toda la situación del teatro. Sesshoumaru no tenía intención alguna de meterse en una relación seria y prefería pagar por la mentira.
- Supongo que siempre va a tener esa parte consigo, pero me alegra que ahora estés tú para enseñarle lo bello que es amar a alguien de verdad. Además, eres hermosa, van a tener los bebés más bellos del mundo. –aseguró y volvió a su labor de picar vegetales.
- ¿Te ayudo? –ofreció Lin luego de un breve silencio y dos bocados más. Después de recordar a sus padres y ver toda la amabilidad de Izayoi se le había ido el hambre de repente.
- ¿No estás cansada?
- No. Dormí lo suficiente. Tengo energía para varias horas. –aseguró poniéndose de pie y la otra mujer le indicó qué hacer.
Así las dos se quedaron ya entre conversaciones más triviales intercaladas con silencios breves y llenos de paz. A Lin no le pasó desapercibido el hecho de que se sentía como en casa… aunque sólo fuera una impostora.
…..
Lin POV
Terminé de colocarme el maquillaje en el espejo del baño que aún tenía vapor. Era casi hora de bajar a cenar en la playa y Sesshoumaru estaba en la habitación acabando de alistarse, yo escogí tomar una ducha después que él y arreglarme ahí dentro, detrás de la seguridad de una puerta. Su familia era demasiado buena para que él resultara ser un psicópata de verdad… pero aún no quería arriesgarme demasiado poniéndole tentaciones.
Ahora llevaba puesto un vestido rosa a la rodilla y me colocaría un suéter lila y muy ligero encima. El clima era cálido pero me informaron que afuera el viento soplaba de repente a más baja temperatura y por la farsa tenía que abrigarme aunque fuera un poco.
Él me dijo que el resto de los invitados habían llegado directo a sus habitaciones para alistarse y que los conocería durante la cena. Eso me puso un poco nerviosa, porque contaba con enfrentarlos poco a poco al principio, pero hasta el momento todo iba bien y tenía cierta confianza en que las cosas siguieran así y no nos volvieran el centro de la conversación.
- ¿Lin? ¿Estás lista? –me preguntó desde el otro lado de la puerta y me di una última mirada al espejo.
Salí casi de inmediato y él me observó de arriba abajo como evaluando un proyecto, al final casi sonrió y asintió a manera de aprobación. Por lo menos acerté con la manera de arreglarme.
- Por lo menos el veredicto fue bueno. –le dije burlándome un poco de su escrutinio.
- Te ves bien, dulce e inocente como debe ser.
- Gracias, pero no sigas, estás en el borde de hacer que me sienta ofendida. ¿Ya es hora de bajar?
- Todos están en la mesa ya.
Sesshoumaru fue directo hacia la puerta y la abrió. Noté que sus facciones no cambiaron con mi comentario pero su falta de réplica al respecto me indicó que estaba aceptando el límite que acababa de poner.
En cuanto salimos a la playa sentí la brisa húmeda y salada golpearme y sonreí. Ese lugar era fantástico. La arena fina y de color beige se extendía por toda la costa y cerca de nosotros había una mesa grande totalmente lista y con personas sonrientes. La iluminación provenía sólo del interior de la casa pero era más que suficiente.
Conforme nos acercamos él me tomó de la mano y lo recibí con la naturalidad propia de nuestra actuación, los demás esperaron hasta que estuvimos muy cerca para ponerse de pie e ir a saludar.
- Hola, mucho gusto, soy Kagome. –me dijo la chica que era cuñada de Sesshoumaru, tenía el cabello largo y negro que caía libre por su espalda, era hermosa y sus ojos castaños estaban llenos de fuego y alegría. Me abrazó sin dudarlo y luego se separó para dar espacio a la siguiente mujer.
- Sango. Es un placer. –se presentó y me besó la mejilla. Ella era un poco más alta y tenía el cabello castaño recogido, pero sus facciones eran tan hermosas como las de Kagome. Por un momento me sentí insegura como una adolescente en el baile escolar, pero tuve que recomponerme de inmediato.
- Inuyasha. –se presentó mi supuesto cuñado igual besándome la mejilla y me impresionó su parecido con los otros dos hombres de la familia. No era tan alto como Sesshoumaru ni se notaba un trabajo de gimnasio tan perfecto debajo de su camisa medio desabotonada, pero sus ojos y cabello eran de los mismos colores hermosos e imposibles.
- Soy Miroku, señorita. Encantado de conocerla. –dijo el último con una sonrisa que iba bien acompañando a los ojos azules de niño, él tomó mi mano libre y besó el dorso.
- Es un placer estar aquí con todos ustedes. –les dije cuando me di cuenta de que estaban esperando que hablara.
- Vamos, chicos, se va a enfriar la cena. –llamó Izayoi la atención de todos y de inmediato fuimos a sentarnos, ella me sonrió y guiñó un ojo, yo le correspondí sonriendo en agradecimiento por su interrupción.
Y así comenzó la primera cena en familia. Los recién llegados hablaron de su viaje dando detalles graciosos y luego se remontaron a anécdotas de vacaciones pasadas, yo los escuché dando sorbos de mi agua mineral y probando bocados de la cena que estaba tan deliciosa que me invitaba a comer más de lo que debería.
- ¿Es la primera vez que vienes aquí? –se dirigió Kagome a mí de repente y asentí. – Entonces tenemos muchos lugares que visitar en la ciudad. Es pequeña pero hay por lo menos un par de cosas que vale la pena hacer.
- ¿Ya hay planes para mañana? –intervino Sango.
- Tenemos todo listo para dar paseos a caballo. –les avisó Inu no Taisho y sonreí de verdad.
Hacía años que no montaba pero siempre me gustó cuando tuve la oportunidad de hacerlo y me sonaba perfecto intentarlo en la playa bajo el sol cálido y con el viento salado. Ojalá que no tuviera que fingir estar demasiado cansada para hacerlo.
- ¿Y a qué te dedicas, Lin? –me preguntó Kagome de repente y decidí responder con la verdad, al cabo Sesshoumaru y yo ya habíamos acordado que era más fácil dejar esos detalles sin alterar para evitar contradecirnos.
- A nada, realidad. –me encogí de hombros y continué cuando vi más de una sorpresa en los presentes. – Cuando mis padres murieron dejé la universidad, vendí la casa y compré un departamento. Desde entonces me he dedicado a tomar sólo cursos que me han interesado y vivir la vida. –mi tono fue despreocupado, pero el silencio absoluto se instaló entre los comensales y sólo las olas del mar se escucharon.
- Pues, señorita, tu manera de vivir la vida merece un brindis. –dijo Miroku alzando su copa y todos lo imitaron, yo seguí la corriente y le agradecí en silencio por su comentario.
- ¿Cómo se conocieron ustedes dos? –intervino de repente Inuyasha frunciendo el seño. – Nunca imaginé a Sesshoumaru tomando un "curso".
- Tan idiota como siempre. –apuntó su hermano. – Nos conocimos en un bar.
- Me veía tan bien como las demás pero por algo resalté entre el resto, quizás porque soy más inteligente. –sonreí altiva y vi a mi "prometido" de reojo.
- Te lo dije, resaltaste porque siempre me pareciste una chiquilla loca. –respondió él curvando apenas la comisura de los labios, yo no supe qué responderle así que sólo alcé mi botella de agua mineral para brindar con él.
- Touché, psicópata. –él chocó su copa y ambos dimos un sorbo.
- Hacen una linda pareja. –observó Sango.
- La horma de su zapato. –intervino Inu no Taisho y después de que todos se rieron y Sesshoumaru se puso más serio, alguien cambió el tema de conversación.
Yo seguí escuchándolos y aprendiendo sobre sus vidas cosas que quizás ya debería saber, si no fuera nada más que una farsante.
Fin Lin POV
Continuará...
Holi! Primero que nada, muchísimas gracias. Me hicieron la semana con sus comentarios. Para aquellas personas que identificaron mi usuario y previamente han leído una historia, en verdad, alegraron mi espíritu.
Leí algunas sugerencias en referencia al nombre Lin/Rin y las acotaciones y voy a hacer algo de edición tomando los consejos y a ver si resulta bien. Los cambios les veremos la próxima semana.
Un abrazote y si tienen un minuto, les pido un comment para ser feliz. Nos leemos el sábado.
