CAPÍTULO 31

Hasta que se dignaba a volver, pensó Shoko, lo había enviado a Hyogo sin dar mucho detalle, con la ilusión de que pusieran orden en sus confusos sentimientos. Cuando no volvió por la noche o en la mañana del siguiente día, supuso que era una buena señal. Se veía animado, a comparación de lo apagado de su aura en las últimas semanas.

—No te veo desde hace dos días ¿me debo alegrar o voy preparando el papeleo? —dijo Shoko a modo de juego. La realidad es que sí estaba preocupada.

—A un amigo no se le tiende una emboscada, por cierto.

—Contigo no sirve de nada una advertencia. Y te recuerdo que no soy solo tu amiga. Me pidieron un favor y no me pude negar.

—Ya lo creo…

—Sin detalles sucios, por favor —pidió antes de encender su cigarrillo.

—Le quitas lo emocionante —se rio—. Ya está todo solucionado.

—Y por "solucionado" quiere decir que…

—Tu amigo ha pasado de ser un soltero codiciado a simplemente codiciado.

Shoko exhaló el humo del cigarro y luego se rio tranquilamente. Al fin sus días como celestina habían terminado.

—Felicidades, nunca pensé que llegaría este día. Me alegro mucho, en serio.

—¿Cómo pudiste permitir que tardara tanto tiempo? —renegó como niño pequeño. Exactamente como si hubiera hecho una travesura que acabó mal, pero culpaba a su padre por no detenerlo pese a que se le había advertido.

—¿Debía llevarte de la mano y explicarlo con peras y manzanas? Hice lo que pude desde mi trinchera, allá tú y ella con su testarudez.

Gojo se rio del comentario. La directora también sonrió al escucharlo genuinamente animado. Era mejor tener a Gojo alegre y fastidiando que verlo como león enjaulado en su oficina.

—Fue perfecto, Shoko. Lo digo honestamente.

—No lo arruines —le advirtió duramente.

—¿Tengo tu permiso para ausentarme de vez en cuando? —preguntó felizmente.

—Solo mantén tu celular cerca. No quiero traumatizar a Kiyotaka viendo algo que no quiere.

—De acuerdo.

Shoko volvió a exhalar el humo y habló de manera muy seria.

—Gojo…

—¿Sí?

—Arregla las cosas dentro de tu clan. Cuando ellos se enteren sabes que pasará.

Satoru hizo una mueca de fastidio, porque sabía lo que su amiga le quería dar a entender. Además, conocía a los suyos y de lo que eran capaces.

—Lo hablaré con Utahime tan pronto como pueda.

—Sí, porque no creo que vayas a ser muy discreto que digamos.

—No tiene nada malo.

—No. No tiene nada de malo.

Shoko levantó la comisura de sus labios, desde el fondo de su corazón estaba agradecida que al fin ambos se dieran la oportunidad de estar juntos, de hacerse felices mutuamente y compartir lo maravillosa que es la vida, al menos de lo poco que un hechicero puede disfrutar.

—Por cierto, espero el reporte de la misión hoy por la tarde —le dijo seriamente, de vuelta en su papel de directora.

—¡¿Qué?!

—Sin falta.

En serio ¿cómo era qué Ijichi la soportaba? Tal vez, solo tal vez, de la misma forma en que Utahime aguantaba su socarronería.

Tenía ya quince minutos esperando después de la hora que habían acordado. Sinceramente, no quería verse con él, pero tenía mucha curiosidad por saber lo que pasó la noche del club, Utahime no había dicho nada y no la había visto desde entonces.

Para cuando las manecillas de su reloj marcaron dieciocho minutos de retraso, él llegó campante y sonriente, cargaba en sus manos dos crepas, una ya mordisqueada.

—¡¿Para qué me citas a una hora a la cual no te vas a dignar a aparecer?! ¡¿Crees qué no tengo mejores cosas que hacer?!

Rápidamente lo increpó Haruhi, el peliblanco puso mala cara por ser regañado, pero de igual manera le daba lo mismo lo que dijera. Antes de saludar, le ofreció la crepa que no estaba comiendo.

—Utahime dijo que esta es tu favorita, come.

—No me trates como a una chiquilla —dijo ofendida, aun así, tomó el postre.

—Hablemos en el parque —sugirió Gojo, señalando a donde quería ir.

—¿Para qué quieres hablar conmigo?

—¿Quieres aprender a exorcizar maldiciones?

—¿Qué?

—Creo que podrías con las muy débiles, como tú.

—Déjate de bromas… —farfulló tomando asiento en una banca.

—Puedo decirle a Ino que te ayude con eso… —sonrió felizmente, luego comió de su crepa.

—N–no necesito que él me ayude.

—¿Entonces no quieres? —dijo Gojo con sorpresa. Se acomodó al lado de Haru.

—No quiero ocultarle más cosas a Iori–san.

—Si se lo cuentas, entonces, tal vez ella pueda enseñarte.

—¿A eso viniste? ¿A buscarme un maestro?

—No. En realidad, no.

—¿Sabes qué tan complicado fue cubrirte aquella noche? Rayos, ¡si vas a hacer algo raro como eso deberías avisarme antes!

—Bueno, podríamos explicarlo la próxima vez que nos reunamos.

—¿Te arreglaste con Iori–san? —dijo con un poco de tristeza, porque sabía que cosas implicaba estar en paz. Que Gojo la hubiera citado era solo porque debía decirle algo importante.

—¿No te da gusto? ¿Por qué eres tan tsundare?

—Sabes que ella me gusta ¿verdad? Me gusta, de verdad, y aunque me rechazó… Yo…

—Te dije que iría en serio cuando llegara el momento.

—Lo sé…

—¿No vas a preguntar que dijo? —Gojo alzó las cejas ante la poca curiosidad de Haru.

—No estarías tan feliz si te hubiera rechazado… Así que no, no quiero saberlo.

—No tienes de que preocuparte.

—¿Por qué eres tú el que me está diciendo esto? —dijo molesta—. Hubiera preferido que fuera Iori–san la que me lo dijera.

—"Seremos buenos rivales", eso fue lo que le dijimos a Utahime.

—Solo lo dijiste tú…

—Aun así me avisaste lo que ocurría en el club. Gracias.

—No seas amable, me das repelús… —Haru arrugó la nariz y Gojo de rio de eso.

—Ella hablará contigo, pero yo quería ser el primero.

Haru se quedó en silencio. A Gojo solo le quedaba la mitad de su crepa. Su corazón se disputaba entre la ambivalencia de la alegría por saber que ella sería feliz y el amargo dolor de entregarla a alguien más.

—¿Planeas llevártela a Tokio? —dijo, con la voz a un hilo del quiebre.

—¿Por qué haría eso? Utahime se quedará aquí…

"O en Hokkaido" pensó no tan animado. Aún tenían esa charla pendiente.

—¿Lo dices en serio? —el alivio de ello se notó en su cara.

—Muy en serio.

—¿Planeas mudarte a Kioto?

—Absolutamente no —dijo con mala cara. La idea de estar en Kioto le parecía muy desagradable.

—¿Tendrán una relación a distancia…?

—Por lo pronto así será —Gojo sonrió tranquilo. Terminó de meterse el último trozo de crepa a la boca.

—Sí la descuidas, no dudaré en quitártela ¿me oyes?

—Como si pudieras…

—Una vez le robé un beso…

—Tú, mequetrefa… —refunfuñó ante la idea de Haru.

Gojo la tomó de la cabeza, apretándola para molestarla, sus dedos eran tan grandes y Haru tan pequeñita que podía abarcarla toda sin problema. Haru pataleó, intentando zafarse del albino. Eran como un par de hermanos fastidiándose el uno al otro.

—Déjala en paz.

Utahime llegó y golpeó a Gojo para que dejara de molestar a su amiga. Ambos rivales sonrieron al ver a la mujer de sus sueños aparecer.

—Iori–san ¿qué haces aquí? —dijo con sorpresa e ilusión.

—¿Tú qué haces aquí?

—Tu fastidioso novio me pidió que viniera.

—No te vayas a morder la lengua… —refutó Gojo. Admitía que se sintió bien escucharla decir "tu novio".

—¿Para eso me llamaste? —preguntó Utahime luego de un gran suspiro.

—Sí. Yo ya me voy, tengo cosas que hacer…

—No uses el tiempo de los demás a tu antojo —lo regañó Utahime. Gojo solo se rio inocentemente.

—Adiós, mocosa —Gojo le sacó la lengua, Haru le respondió igual—. Te veré luego.

Satoru miró a Utahime, con una devoción nunca vista, acarició su rostro con sumo cariño; por lo que pudo notar Haru, uno distinto del que antes había tenido. Ambos se sonrieron. El peliblanco se perdió entre la gente que iba por la calle.

—Ya te lo dijo… —Utahime tomó asiento al lado de Haru.

—Me alegra que hayas puesto en orden tus sentimientos por él. Aunque no significa que me agrade —Haru miró su crepa, no tenía ni una mordida, se veía muy apetitosa.

—En el fondo él te ve como a uno de sus estudiantes, quiere cuidarte… A su manera, obvio.

—No soy tan joven, soy una adulta como él —alegó haciendo un puchero no muy maduro de su parte.

—A penas cumplirás los veintidós, disfruta tu juventud.

—Iori–san…, ahora que sé que están juntos, quiero decirte que yo…, de cierta forma, confabulé con Gojo para que estuviera contigo. Sé que debía apoyarte a ti, pero… Era más fácil ver desde fuera cuanto querías estar con él, aunque lo negaras.

—¿Se me notaba mucho? —le preguntó con evidente pena, sus mejillas adquirieron un bonito color rosado.

—Cuando estás enamorada… Se nota.

—Gracias, por ser una buena amiga.

—Cuando amas a alguien tanto… tienes que hacer sacrificios —su voz estaba temblorosa por la aflicción de sus sentimientos, mismos que comenzaban a reflejarse en su rostro—. No me imagino cuantos tuvieron que hacer ustedes dos para esperar hasta este momento.

—Nuestras vidas no han sido fáciles…, especialmente la de Gojo —dijo cabizbaja y triste.

—¿Por ser hechicero?

—Sí, ha tenido que pasar por mucho debido a su posición de… —soltó sin pensarlo, porque estaba recordando toda la basura que habían tenido que vivir—. Espera… ¿cómo sabes eso? —dijo atónita al recapacitar las palabras de Haru.

—Siempre lo supe, pero lo mantuve en secreto. Lo lamento.

—No. Lamento yo no haberme dado cuenta. No quería que se preocuparan o tuvieran miedo de acercarse a mí.

—Sí lo dices por lo que pasó en todo Japón hace dos años… Descuida.

—Gracias —dijo con mucho alivio. Temía que pudiera pensar que había sido culpa suya y de sus colegas.

—Aunque, todavía no entiendo quién es Gojo. Él parece como alguien super importante.

—Gojo… Gojo es… —miró al cielo, tratando de encontrar la respuesta ahí—. Gojo solo es un idiota al que le gustan los dulces.

Haru se rio muy quedito de la respuesta. Miró su crepa, de queso y fresas, antes de darle el primer mordisco, ya estaba fría.

—Me parece bien. Yo… Les deseo mucha felicidad —dijo con los ojos llorosos e irremediablemente rompió en llanto.

—Haru…

Utahime la rodeó con sus brazos y besó su cabeza, como una madre intentando reconfortar a su hija. Haruhi se perdió en su abrazo y se permitió ser consolada por la pelinegra. Esa sería la última vez que lloraría por el amor que no pudo conseguir. Un amor puro e inocente que había nacido desde la completa admiración. Sin embargo, su conciencia estaba tranquila, porque sabía que Utahime estaba con el hombre con el que siempre había querido estar.

…..

Aun así, la vida no se detenía, el mundo seguía girando independientemente de lo feliz o triste que estuviera, afortunadamente sus días parecían ahora mucho más coloridos y brillantes.

Era muy notorio que algo bueno le había pasado en los últimos días.

—¡Profe, ya se ve mejor! —dijo Horishi.

—Yo siempre me veo bien.

—No, de ánimos —le corrigió Mio.

—Parecía que estaba a un chasquido de borrar a Japón del planeta —comentó Akane.

—No seas exagerada —Koji le dio un manotazo en la cabeza—. Pero sí se veía mal.

—¿Qué le preocupa a alguien como usted, profe?

—La absoluta felicidad de mis queridos alumnos —dijo muy jovial.

—Entonces ¿a dónde nos va a invitar a comer luego de la misión de mañana? —dijo Mio.

—¡Nagashi somen! —gritó Hiroshi como propuesta.

—Interesante —señaló Gojo—, pero solo los venden en verano.

—¡¿Qué?! Yo quería pescar fideos…

—¿Qué tal oden? Para el frío —sugirió Akane.

—Conozco un sitio donde hacen uno muy bueno —dijo Gojo.

—Por mí no hay problema.

—Los llevaré, con la condición de que terminen el trabajo en menos de treinta minutos.

Los cuatro alumnos protestaron entre quejidos. Pelearon con Satoru para intentar mediar en las negociaciones de la comida. Al final pudieron sacarle quince minutos extras.

Cuando la misión llegó, les tomó cincuenta y siete minutos completarla. Aun así, los llevó a comer al sitio más delicioso que conocía. Esas pequeñas recompensas que parecían insignificantes, para él significaban mucho. Así que sin importar que fuera, solía dar su brazo a torcer con ellos, claro, siempre y cuando dieran lo mejor.

Esa misma noche, más tarde, inició lo que sería en su vida una nueva rutina.

Utahime Iori

[Sigo esperando el reporte de misión]

[El tiempo de entrega está por expirar]

Satoru Gojo

[¿Qué misión?]

Utahime Iori

[¡La de Himeji!]

Satoru Gojo

[Ah, esa…]

Utahime Iori

[Sí, esa]

[Apresúrate]

Satoru Gojo

[¿Debo incluir los detalles sucios de tu plan?]

[Llevarme a un ryokan en las montañas]

[Para hacerme cosas pervertidas]

[Me gustaría alabar a la profesora Utahime por su magnífica planeación]

[Muy meticulosa en los preparativos]

[Magnífica ejecución y habilidades corporales]

[¿Qué opinas?]

Utahime Iori

[Eres un idiota!]

[Eso no fue así…]

Gojo Satoru

[Excelente tendiendo trampas para llevar al hechicero más fuerte de todos los tiempos a matar arañas a una casona vieja como pretexto]

Utahime Iori

[Eres de lo peor]

[No volveré a ser considerada contigo]

Gojo Satoru

[Demasiado tarde]

[Soy T-O-D-O tuyo y debes hacerte responsable]

Utahime Iori

[Sí eres mío, deberías hacerme caso]

Gojo Satoru

[Lo siento, creo que tus mensajes no están llegando correctamente]

Utahime Iori

[¡Entrega el reporte!]

[...]

Gojo Satoru

[Sí, sí…]

Utahime Iori

[Buenas noches]

Gojo Satoru

[Buenas noches]

Tenía una sensación de plenitud, como si el círculo de su vida estuviera casi completo y ahora solo se dedicara a disfrutar cómodamente en el asiento del copiloto el paisaje del viaje. Deseaba, de todo corazón, que la felicidad que sentía durara por mucho tiempo y que las preocupaciones que aquejaban su mente y corazón terminaran siendo pasajeras….

El reporte fue enviado fuera del periodo límite de recepción. Utahime recibió un regaño por ello.


NOTAS:

Un capítulo cortito, meramente de transición en lo que entramos en la segunda parte del fic. Quería darle este cierre a Gojo y Haruhi (que adoro ver juntos), si bien a Shoko la veo como la hermana mayor, a Haru la veo como su hermana menor, se nota ¿no?

Por una una u otra cosa mi ritmo de escritura ha disminuido a consideración de como lo venía manejando, usualmente iba ocho capítulos adelantada respecto al capítulo publicado, ahora estoy a cinco y medio, con varias partes sueltas que no tienen un capítulo en específico.

Consideré irme un mes a hiatus para aumentar mi brecha, pero voy a mantenerme con el formato de publicación de cada 10 días, es decir, subiré actualización los días: 10, 20 y 30 de cada mes!

Muchas gracias por todo su apoyo, ojalá sigan encontrando interesante esta historia. Lindo fin de semana!