Katsuki estaba que se lo llevaba el mismo diablo. Sus empleados ni siquiera se atrevían a respirar ya que un movimiento en falso, los haría mierda sin misericordia.

Aunque encontraron al causante de su pérdida millonaria y le regresarían su dinero en poco tiempo, tuvo que pagar de su puta bolsa lo que faltaba por cubrir ya que eran bastantes cosas que ocupaban.

Y obviamente todos sabían que su dinero y su familia son dos cosas con las cuales jamás debes meterte si quieres mantener la cabeza en su lugar.

Masajeó sus sienes intentando mantener la poca paciencia que le quedaba.

La puerta de su despacho fue tocada provocando que su lado alfa casi saliera a flote.

-¿Qué carajos quieren?-dijo con su voz de alfa tan dominante y cargada de furia, que de seguro la persona del otro lado de la puerta estaba cagada del miedo

-Su...su sobrino vi...viene a ve...verlo se...señor-apenas pudo decirlo y salió corriendo del lugar

-¿Qué?-levantó la vista y la puerta se abrió dejando ver el cabello de su pelusita asomarse-Hm, pasa cielo

El menor entró a la oficina vestido con un hermoso kimono verde con adornos de flores de sakura en él.

El alfa al ver vestido a su precioso conejito de esa forma sintió cómo su enfado se esfumaba y de pronto todo volvía a tener paz.

-E...espero no mo...molestarte tío Kacchan-dijo jugando con sus manos y un leve sonrojo en sus mejillas-me...me dijeron que...que la estabas pasando mal y...quería ver si te encontrabas bien-levantó su vista dejando ver sus ojos acuosos

Sintiéndose como la mierda por haber preocupado a su pelusita, se levantó de su asiento y lo abrazó con fuerza.

Su omega lloró en su pecho haciéndolo sentir aun peor por haberlo angustiado. Había olvidado que estaban enlazados.

-Mi amor, perdóname por hacerte sentir mal-limpió sus lágrimas y besó su frente con cariño-si tuve un mal día, pero nunca pensé que te estaba afectando de esta forma también

-¿Ya no estás enojado?-le miró sorbiendo su nariz

-Ahora que estás aquí, ya no lo estoy-le sonrió dulcemente y le besó soltando su aroma para calmarlo

El peliverde al sentirlo tranquilo también liberó su aroma provocando que todo el lugar e incluso el edificio completa pudieran suspirar aliviados.

La próxima vez el omega del señor Bakugo pasaría directo con él sin ningún pero.


Mientras lo tenía sentado en su regazo dándole besos por toda la cara continuó con su trabajo mucho más relajado.

El pequeño peliverde al verlo tan concentrado, bajó los pantalones un poco de su alfa junto con su ropa interior para liberar el enorme pene semi despierto.

Se quitó sus bragas y como el kimono cubría las partes bajas de ambos, introdujo el falo en su entrada.

Soltó un pequeño que hizo al cenizo voltear a verlo.

-¿Hm? Ah, con que mi conejito anda de travieso-comentó con una sonrisa de lado tomando su mentón-Entonces juguemos cielo

Comenzaron a moverse de manera tranquila sin ninguna prisa. Se dieron besos cortos y varios largos provocando que el menor le abrazara del cuello y este le tomara de la cintura con uno de sus brazos mientras que con la otra libre, se colocó sus lentes para seguir revisando los documentos.

El toquido de la puerta lo hizo verla de reojo. Con un pase le dio entrada a la persona.

-Señor Bakugo, aquí tiene...-su secretaria se sonrojó hasta las orejas al ver a su jefe con un omega en su regazo

-¿Qué? ¿No puedo cogerme a mi omega en la oficina?-frunció el ceño al ver a la mujer mirar hacia otro lado sonrojada

-N...no e...es...eso señor-comentó nerviosa y le entregó una carpeta-aquí tiene el expediente de lo que fue robado. Incluso le darán una remuneración equivalente a la mitad de lo que perdió

-Bien, más les vale que no vuelva a pasar el tener que poner de mi puta bolsa para arreglar sus estupideces-le dijo de forma tan fría y amenazante, que la hizo tragar saliva con dificultad

-E...entendido señor-hizo una reverencia y se retiró rápidamente

-Ella no me agrada-comentó el peliverde con un lindo puchero

-Ni a mi pelusita, pero si no fuera tan eficiente en su trabajo, la despediría sin pensarlo

-Aún así sigue sin gustarme que esté aquí-el pelicenizo le miró con ternura

-Bueno, como no puedo correrla, aún, ¿te parece que te deje mandonearla y humillarla de la forma que quieras?

Los ojos del peliverde brillaron y asintió emocionado.

-¿Puedo hacer lo mismo con todos tus empleados?

-Por supuesto bebé, serán tus perras también

Lo besó apasionadamente siendo correspondido de igual forma y subieron de tono su encuentro sexual dentro de la oficina.


En cuanto su omega se fue, llamó a sus empleados y demás para aclarar unas cosas.

-A partir de ahora mi omega también va a ser jefe de todos ustedes. Él puede tratarlos como le dé su gana, así que no lo harán enojar porque es incluso peor que yo. ¿Quedó claro?

-Si señor Bakugo

-Vuelvan a sus trabajos y quiero todo en orden para que no pase de nuevo cierta situación que ocurrió-siseó amenazante provocando que todos se tensaran y se pusieran a trabajar con más empeño


El omega volvió al día siguiente trayendo consigo una canasta con comida.

Traía puesto una blusa blanca de manga corta abombada de los hombros, una falda larga de color azul, un sombrero tipo paja con un bonito moño azul y además guantes y botas de cuero largas de color negro.

-Buen día señor Midoriya-comentó la secretaria quien hizo una reverencia

-Buen día, vengo a ver a mi alfa-dijo viéndole de manera despectiva pasando a su lado

-Él está en una reunión ahora-lo vio detenerse a medio camino

-¿Y? Voy a su oficina, no a la puta junta-viró los ojos con molestia-en serio eres una estúpida

Lo vio caminar a paso rápido al ascensor. La mujer lo siguió preocupada ya que había recordado que el omega podía pasar sin excepciones.

-Se...señor me disculpo yo...-recibió una cachetada por parte del omega

-Aprende tu lugar, perra-le miró con molestia viendo las puertas del ascensor abrirse-mi alfa va a enterarse de esto

Entró al elevador y vio las puertas cerrarse junto a una clara cara de angustia y horror por parte de la secretaria.

Los empleados estaban desconcertados. ¿Cómo un omega que era un dulce de miel podía ser también un hijo de perra como el señor Bakugo?


Al terminar la junta e ir directo a su oficina, vio a su querida pelusita quien traía los ojos llorosos.

Frunció el ceño al saber que alguno de sus estúpidos empleados lo había molestado.

-¿Quién te puso así conejito?-lo vio tallar uno de sus ojos y hacer un puchero provocando que se enfureciera más

-Fue tu secretaria-las lágrimas caían de sus ojos-le dije que venía a tu oficina y ella me dijo que estabas en reunión. Prácticamente ella creyó que iba a interrumpir tu junta

-Pelusita, incluso aunque esté en plena guerra, siempre vas a poder entrar a donde sea-besó su frente para calmarlo-ella recibirá su castigo, pero primero quiero ver qué trajiste de comer

-Si, te va a gustar-comentó ya más animado-encontré una salsa que dice ser muy picante y quise ver si realmente lo es ya que eres amante de este

-Siempre sabes cómo consentirme cielo-besó sus labios siendo correspondido y entraron a la oficina


La secretaria fue llamada tiempo después a la oficina de Bakugo donde éste la obligó a pedirle perdón de rodillas a su omega.

Estando satisfecho con la disculpa (más bien humillación) la perdonó y dejaron que continuara con su trabajo. Sin duda fue un día bastante productivo.