Mackenzie, estando en frente de la puerta de la oficina de la directora, con su mano hizo giro a la perilla para empujarla hacia dentro, dejando a sus ojos a la directora en su asiento y a su "amigo" con derechos de guardar silencio y no molestarle, justo a su lado estaba el chico nuevo a quien ignoro por completo, ya que no tenía interés en él su visto regreso a ver a la directora a los ojos.

—¿Me mandó a llamar, directora?

—Oh, puta madre.

Todos se le quedaron viendo a la directora por su manera de hablar, que si por mí fuera arrancarle la lengua no es problema.

—Lo siento mucho, no debí reaccionar así, entonces, ¿los dos ahora son del género contrario del otro?

—Sí —respondieron los dos, encontrándose con la mirada.

—Bien, creo sus nombres les ayudan con el cambio, aunque claro que esto puede que se les haga extraño a sus compañeros. Ahora, Bluey, Mackenzie, van a darle el Tur a su compañero de intercambio por todo el plantel, por favor, gracias. Pueden retirarse.

Los tres chicos tenían una mirada seria al escuchar las palabras de la directora, pero ¿qué podía hacer?, decirle que era una mandona, tal vez, pero como buenas personas solo se dieron la vuelta para comenzar el Tur.

—Bien, estamos fuera de la dirección, ella es la subdirectora Dóberman, aunque todos en la escuela saben que ella es la secretaria de la directora —presentó terminando por susurrar.

—¡Oye!, ¡escuche eso! —renegó.

Bluey agarró a Jean-Luc y Mackenzie de los brazos para salir de la zona. No obstante, Mackenzie comenzó a quejarse.

—¡Auch!, me aprietas mucho Bluey.

—Lo siento mi amor, no fue intencional.

—No me llames así, que tú y yo no somos nada —gruñó Mackenzie.

—Creo que Mackenzie tiene un buen punto Bluey.

—Ah… No le des la razón que por eso no me pela.

—Al menos él sabe de lo que hablo —replico Mackenzie.

—Sigamos el recorrido.

—Gracias.

Mackenzie tomó la mano izquierda para llevarlo a la cafetería de la escuela.

—Esta es la cafetería, aquí bien o mal, todos tenemos que traer los alimentos desde casa.

—¿Por qué debemos traerlos desde casa? —preguntó dudoso.

—La señora Rotterman sirve alimentos sorpresa que… La verdad es cuestionable lo que ella llega a servir como alimento.

—Oh.

—¡Sí!, se cree que compra carne de canes muertos para hacerlos como comida.

—Eso no es lo que dije Bluey.

—Ja, ja, ja —se rio Jean-Luc.

—Chistositos —se molestó Mackenzie viendo.

—Oh, vamos Mackenzie, no tienes por qué enojarte.

—¿Así?, ¿y el señorito como sabe si lo que dice es verdad?

—Solo es una broma Mackenzie.

—Pues muy gracioso.

Bluey molesto dio media vuelta saliendo por la puerta de la cafetería.

—Bien, aquí hay internet por si necesitas terminar o comenzar alguna tarea o trabajo escolar.

—Gracias —le coqueteó.

—Es un placer.

El labrador no esperaba a que Mackenzie le hablara con tanta frialdad, pues para ser una Border Collie, era muy fría con los machos. Ambos salieron corriendo detrás del Blue Heeler siguiendo el recorrido con del plantel de la escuela.

—Este es aula de ciencias, el de la izquierda es el gimnasio, este es el cuarto del conserje, y tememos el fondo una salida de emergencia en caso de que Bluey haga alguna de sus bromas cada 28 de diciembre y 1 de abril.

—¡Oye! ¡Me haces ver como un lunático!

—¡Ay, no!, MI MEJOR AMIGO DE LA INFANCIA ES UNA PERSONA QUE NO SABE CUÁNDO PONERSE UN LÍMITE.

—¿Por qué me gritas? Si no estoy gritando —lloriqueo al escuchar al Border Collie.

—Perdón amigo, no quise hacerte sentir mal con mi comentario —se disculpó.

—Quiero un abrazo como compensación —argumento.

Mackenzie no estaba muy segura de lo que haría, más no le convenía parecer la villana, con un abrazo forzado de parte de ambos, los dos se vieron a los ojos, Bluey cerró los ojos para darle un beso a Mackenzie, sin embargo, Mackenzie se notó sus malas intenciones, dirigiendo su mano derecha con velocidad para impactar en la mejilla del Blue Heeler.

—¡Auch!

—No seas travieso Heeler —Bufoneó.

—Ja, ja, ja, La chica es picante, ¿no es así Bluey? —se burló el Labrador.

—¡Mackenzie!

La Border Collie con una sonrisa victoriosa siguió su camino con rumbo a su aula de clases. La Border Collie llevo antes la maestra de que tenía que dar su clase a fin de que ella presentara al Labrador.

—¿Entonces tú eres el estudiante de intercambio?

—Ouais (Sí)

—Bien, entonces, yo tengo que entrar a calmar las aguas porque tus compañeros se dieron cuenta de que sus compañeros son del género contrario.

La profesora entró con unos tapones en sus orejas para entrar al aula y así soplar un silbato que hizo que todos los alumnos cayeran al suelo retorciéndose del dolor que les producía el silbido.

—Bien, me da gusto tener su atención ahora que todos están atentos a mi clase, quiero que le den la bienvenida a su compañero de intercambio, Jean-Luc.

El Labrador abrió la puerta para dejarse ver antes sus compañeros de clase, las chicas con y sin novio lo vieron de pies a cabeza queriendo saber quién era el chico nuevo.

Cuando de pronto el chico habló.

—Bonjour à tous. Su traducción sería: Hola, a todos. Es un placer estar en Australia y mostrar un poco de la cultura canadiense.

—Gracias, Juan Lucas, puedes tomar asiento, hay uno disponible al saldo de Mackenzie, que, por cierta, la ahora señorita duerme muy feliz —se molestó al ver a la Border Collie dormir muy tranquila.

—Gracias.

—Bien, todos, saquen su libro en la 10, vamos a empezar con la clase de Cálculo, Ah, y cuidado con quejarse porque ya saben que es lo que puede suceder —dijo acariciando su silbato que tenía como colgante, los alumnos tragaron saliva por el miedo que le tenía a la clase, en ese instante Bluey llego haciendo que la profesora lo viera con una mirada que lo hacía sentir frío en su piel y debajo de su piel.

—Hola, Bluey llegas a tiempo para la demostración.

—¡¿Qué?!

La profesora tomó su silbato para llevarlo a su boca.

—¡No…! ¡Ah…!