- . My Hero Academia 180 grados. -
23. Donde Izuku tiene pensamientos negativos, All Might tiene dudas y Shigaraki certeza
Al cruzar la entrada, Midoriya no podía evitar sentirse fuera de lugar. La etiqueta con la palabra "quirkless" en su pecho parecía brillar más de lo que lo hacía la propia mansión. A su lado, Todoroki mantenía una expresión neutra, aunque la suya, con "fuego/hielo", no pasaba desapercibida entre los asistentes.
Era una enorme y elegante mansión que en ese momento contrastaba un poco con los jóvenes de apariencias singulares ahí reunidos.
—¡Hay demasiadas personas! —exclamó Midoriya, impresionado y algo intimidado al mismo tiempo. Su mano comenzó a moverse instintivamente, trazando el kanji de "persona" sobre su palma en un intento desesperado por calmar sus nervios.
Todoroki lo observó con curiosidad antes de añadir en su tono sereno:
—Dibujar el kanji de persona en tu mano alivia la ansiedad, pero no sirve de nada si no finges comerlo.
—E-esta bien— Midoriya obedeció torpemente, aunque no parecía que sus nervios disminuyeran demasiado. Su espalda seguía tensa, y su mirada, inquieta.
—¿También es tu primera vez en una fiesta? —preguntó Todoroki, claramente un poco más tranquilo, aunque quizás incómodo en este ambiente.
—S-sí —respondió Midoriya, con un ligero temblor en la voz.
—Creo que estarás bien... siempre y cuando sepas bailar.
Midoriya lo miró con sorpresa, antes de soltar:
—¿¡Tú sabes bailar, Todoroki?!
—No —admitió con naturalidad, llevándose una mano a la nuca—. Aunque no me importaría aprender si alguien quisiera enseñarme.
Aunque Midoriya no tenía un quirk de sexto sentido que lo alertara, pudo sentir el peligro aproximándose. Como si sombras oscuras acecharan a su alrededor.
—¡Oye, yo te enseño a bailar! —exclamó una chica, con un entusiasmo contagioso.
—¡No! ¡Ven conmigo! —intervino otra, agarrando a Todoroki del brazo.
—¡Yo lo vi primero! —dijo una tercera, empujando suavemente a las demás.
En un instante todas esas chicas se llevaron a Todoroki ante el asombro de Midoriya y sólo lo escuchó preguntando "¿Qué es esto?"
Izuku sólo pudo levantar una mano en su dirección pero ya se habían ido.
'Incluso siendo muy rápido en reaccionar durante las peleas, Todoroki no pudo con ellas. No cabe duda de que las chicas son realmente temibles'
Viéndose solo rodeado de gente que no conocía, Izuku intentó enfocarse en lo que tenía que hacer y empezó a murmurar.
—Tal vez debería irme. Pero vine para ver a Uraraka y creo que es importante dejarle en claro que esta entre mis prioridades, aunque parece que será bastante difícil encontrarla entre tantas personas. Y tampoco puedo abandonar a Todoroki... Podría llamarle a su celular, pero creo que seria difícil escuchar con este ruido. Y creo recordar que dijo que no traería su celular para evitar que su padre lo llame. En cuanto a Uraraka tal vez está divirtiéndose y no quiere hablar de algo tan serio ahora. ¿Debería mandarle un mensaje para decirle que estoy aquí? Tal vez debí pensar esto un poco más antes de venir. Ahora no estoy muy seguro de qué debería hacer...
—Entonces come queso— le sugirió un chico rubio con acento francés poniéndole realmente queso en la boca.
Midoriya no pudo evitar morder un pedazo de queso por inercia y retrocedió un poco.
'¡Me asustó! ¿Queso?!'
Mientras Midoriya masticaba para poder volver a hablar, vio que la etiqueta del otro muchacho también decía quirkless. Entonces dedujo que debía ser el anfitrión de la fiesta. Kirishima les había escrito al respecto y también les mencionó el hecho de que su familia era extranjera.
—¿D-de casualidad eres Aoyama Yuga?
El rubio sonrió con orgullo.
—Si no fuera Yuga Aoyama ¿Podría hacer esto?— preguntó al dar vueltas con sus patines e iluminado la bola disco en su cinturón, logrando que todos a su alrededor tuvieran que cubrirse los ojos ante la potente luz blanca —I'm sorry. I can not stop twinkling, que significa no puedo dejar de brillar.
El alarde fue recibido con aplausos breves de los presentes antes de que la fiesta continuara a su alrededor. Midoriya parpadeó, aún tratando de asimilar lo que acababa de pasar.
—Ah... gracias por dar esta fiesta para todos nosotros, pero me he estado preguntando ¿Por qué en la entrada nos hicieron poner estás etiquetas? ¿Lo más normal no es poner los nombres?"
—Creo que los nombres en realidad no dicen mucho de alguien. Es para tener un tema de conversación al hablar con personas nuevas.
—Supongo que el hecho de que estemos hablando en este momento comprueba que su efectividad.
—Así que tú eres como yo— Aoyama señaló la etiqueta de Midoriya —¿Y en verdad vas a aplicar para el examen de la UA o sólo quisiste colarte en mi asombrosa fiesta?
—Si. En definitiva daré mi mejor esfuerzo y lo conseguiré!— aseguró Midoriya con determinación, aunque después se percató de la implicación de su pregunta —¿Tú no vas a aplicar para el examen?
Aoyama comenzó a dar vueltas con sus patines a su alrededor.
—Hace un buen tiempo que desistí de mi idea de ser un héroe en el sentido convencional de la palabra. Supongo que de alguna forma eso demuestra que en realidad no tenía una convicción tan fuerte— al decirlo pretendió la pose de desmayarse para mostrar su gran tragedia, pero pareció recuperarse rápidamente —¿Pero quién lo necesita? Mi manera de apoyar a los héroes por ahora será animarlos a dar lo mejor y darles un momento de diversión antes de tanta presión. Creo que también daré otra fiesta para los que logren entrar"
—Eso suena... muy amable de tu parte. ¿Pero a tus padres no les molesta que hagas fiestas así?
—Se la pasan viajando por el mundo —respondió Aoyama, encogiéndose de hombros—. Mientras mantenga a mi mayordomo contento, ellos no se enterarán.
—Ya veo.
'Se escuchaba algo solitario'
—¿Quieres escuchar un dato interesante? Y quién no querría si viene de mi— preguntó Aoyama señalando tanto la etiqueta de Midoriya como la suya —Aunque la cifra oficial diga que el veinte por cierto de la población mundial sigue siendo quirkles, tengo datos que demuestran que el porcentaje es mucho más bajo que eso.
Midoriya parpadeó, tomando un momento para procesar la información.
—Ahora que lo dices, yo también he tenido la misma impresión —comentó Midoriya con una voz reflexiva—. Creo que eres el primero que conozco desde que tengo memoria. ¿Pero por qué habrían de mentir en algo como eso?
Antes de que Aoyama pudiera responder, una voz más grave interrumpió la conversación.
—Esa justamente es parte de la gran cuestión —dijo un muchacho con rostro de cuervo, su oscura presencia imponiéndose en la charla. En su etiqueta se leía "Dark Shadow" con letras elegantes—. Siento haber interrumpido su conversación, pero quería decir que pasa exactamente lo contrario con los heteromorfos. Parecen ser cada vez más, pero las cifras oficiales indican un porcentaje más bajo.
De repente Midoriya recordó a la triste mujer zorro con la que se había encontrado en ese día lluvioso.
—Alguien que conocí me comentó que en ocasiones son tratados como ciudadanos de segunda— se entristeció un poco Midoriya pensando que desde su experiencia personal también las personas sin don eran tratadas así. Así que que entendía un poco como se sentía.
Tokoyami lo observó con una expresión reflexiva, su mirada oscura fija en la etiqueta de "Quirkless" de Midoriya.
—Hay quienes piensan que la sociedad simplemente no está lista para admitir que la estructura está rota. Si te interesan esos temas, podrías venir a este lugar. Es donde nos reunimos de vez en cuando— Tokoyami le extendió la tarjeta de una cafetería a Midoriya, pero Aoyama fue más rápido en tomarla.
—¡No me gustan los temas tan serios en mis fiestas! ¡ya lo saben! — Aoyama de nuevo activó el brillo de su cinturón y dio vueltas. El brillo está vez pareció incluso mayor que la vez anterior.
Midoriya entrecerró los ojos, la luz intensa dificultándole ver claramente. Tokoyami se cubrió el rostro con el brazo, también afectado por el destello.
—Lo siento. Mi quirk no tolera demasiado bien el brillo excesivo— se excusó Tokoyami al retirase, cubriéndose un poco con el brazo.
Un murmullo de aprobación y vítores surgió de los chicos alrededor, quienes parecían encantados con el espectáculo de Aoyama. Él parecía que disfrutaba ser el centro de atención. Pero Izuku, aunque apreciaba la energía del anfitrión, no podía dejar de preocuparse por la forma en que había tratado a Tokoyami.
—¿No fuiste un poco descortés con él? — le cuestionó Midoriya.
Aoyama se encogió de hombros, sin parecer molesto por la pregunta.
—No lo creo. Además, ya los conozco. Ese chico es de un grupo de jóvenes entusiastas de la biografía de Destro. Se pone de moda cada cierto tiempo y la gente empieza a hablar de ella como si fuera la gran maravilla —dijo con desdén—. Te lo recomiendo solo si te gusta pasar horas hablando de cuestiones filosóficas sobre los quirks.
Aoyama entregó la tarjeta de Tokoyami a Midoriya, sonriendo con un brillo en los ojos.
—Personalmente, alguien que no puede dejar de moverse y brillar por cuenta propia no se adaptaría bien con ellos.
Midoriya guardo la tarjeta en su bolsillo y por un momento retomó su búsqueda de Uraraka y Todoroki con la vista. Para su sorpresa encontró a Uraraka a unos metros de distancia conversando animadamente con un muchacho rubio que en ese momento le mostraba algo de electricidad surgiendo de su palma y al acercar la mano a Uraraka se le alzaron los pelos de puntas, haciéndola reír. Sin percatarse de ello su expresión se volvió muy seria.
—Oh, estás pensando que se la están pasando muy bien juntos sin ti ¿No es así?— intervino Aoyama como si fuera parte de sus pensamientos —Acaso... ¿Estás celoso porque ella te gusta?"
Midoriya no pudo evitar sonrojarse totalmente e intentó cubrirse la cara con ambos antebrazos.
—N-no sé si son celos, pero es cierto que ella me gusta— reconoció a pesar de su timidez y aún cubriéndose el rostro —En realidad vine a hablarle, pero ahora no se cómo hacerlo.
—Eso parece ser algo que tendrás que resolver por tu cuenta. Los temas del corazón son muy delicados como para entrometerse— Aoyama hizo una pequeña acrobacia giratoria en un pie frente a él antes de empezar a hacerse paso —Si me disculpas tengo que atender al resto de mis invitados.
—S-si, nos vemos y gracias por hablar conmigo.
—Ni lo menciones! Nos vemos!— se despidió, aunque después susurró para si mismo —Aunque no sé si nos volveremos a ver.
Midoriya retomó su observación de Uraraka con el mismo muchacho y podría jurar que empezaba a sentirse algo irritado, aunque al mismo tiempo pensó que Uraraka se veía realmente linda riendo.
Odiaba sentirse mal al ver a Uraraka con otros, pero no podía evitar tener un creciente deseo en su pecho de que sólo él pudiera ver su bonita sonrisa. Que solamente fuera para él.
Izuku negó con la cabeza ¿Eso no era algo muy egoísta que pensar? ¿Qué le estaba pasando? Él no solía tener ese tipo de pensamientos.
Ahora el muchacho a lado de Uraraka le mostró pequeñas esferas de energía eléctrica surgiendo de cada uno de sus dedos y pareció obtener todo su atención al explicarle algo.
'Si tuviera un quirk tal vez podría impresionar al menos una vez a Uraraka como ese muchacho' pensó Izuku mirando su mano.
'Por ejemplo si tuviera la fuerza de All Might para mandar a volar a una persona con la fuerza de un sólo dedo...'
Repitió el movimiento con el dedo pulgar e índice hacia el suelo con la otra mano, y se sorprendió al descubrir que le resultaba más tranquilizador que dibujar el kanji de "persona" en su palma. Luego alzó la mano que había estado mirando, y apuntó con una expresión seria en la dirección ese muchacho ¿Se lo estaba imaginando o ese tipo tenía una expresión cada vez más tonta?
Izuku volvió a sacudir la cabeza, pero seguía sintiéndose mal.
'Tal vez si tuviera un quirk no tendría que esforzarme mucho más que los demás y tendría más tiempo libre para salir' pensó cerrando los ojos por un instante y al abrirlos siguió apuntando. Por algún motivo sintió que su cuerpo se llenaba de una energía desconocida que le indicó que algo realmente iba a pasar si se atrevía a soltar su dedo y le tembló un poco la mano.
''Vamos, no seas ridículo. Nada espectacular va a pasar. Eres un quirkless, y eso ya nunca va a cambiar.' se dijo de manera cruel pero realista. Recordó esos días de infancia, cuando soplaba con todas sus fuerzas, una y otra vez, esperando ver el destello de fuego salir de su boca, pero por más que lo intentaba, lo único que conseguía era sentir el sabor de la decepción en sus labios. Esa chispa de esperanza que alguna vez tuvo por tener un don, se extinguió con cada intento fallido.
La mano de Izuku bajo un poco pero luego volvió a subir ligeramente
'¿Qué tenía que perder entonces? Tal vez se sentiría mejor'
Aunque a un segundo de soltar su dedo una mano le toco el hombro.
—¡Midoriya! ¡Qué sorpresa verte aquí después de que dijiste que no vendrías!— lo saludó Kirishima con su usual entusiasmo, su sonrisa amplia y genuina iluminando el lugar.
Izuku, quien aún intentaba recomponerse de sus pensamientos, se sobresaltó un poco al escuchar la voz de su amigo. Sintió cómo su corazón daba un vuelco, como si lo hubieran atrapado haciendo algo indebido.
—Parece que el interés tiene pies— intervino una voz detrás de él con un tono juguetón. El escalofrío que recorrió la espalda de Midoriya lo hizo girar de inmediato. Era Ashido, sonriendo con picardía.
—¡A-Ashido! ¡Kirishima!— tartamudeó Midoriya, sintiendo que las palabras se le escapaban de la boca, tratando de disimular lo nervioso que estaba.
Kirishima, con la mirada curiosa, ladeó la cabeza ligeramente al notar cómo Midoriya se ponía entre él y la dirección en la que había estado mirando segundos antes. —Eh... ¿Qué estabas haciendo hace un momento?— le preguntó Kirishima, intentando asomarse hacia donde Midoriya intentaba ocultar algo.
—¡Na-nada!— exclamó Midoriya rápidamente, agitando las manos frente a su rostro como si quisiera disipar cualquier malentendido. Sentía que su rostro ardía, su mente corriendo a toda velocidad mientras trataba de evitar que Kirishima viera lo que él estaba observando hacía un instante.
Desde su perspectiva Ashido si fue capaz de ver a Uraraka conversando con un muchacho y no le costó nada atar cabos. Entonces empezó a removerse en su lugar con las manos hechas puñitos como si le pareciera un gran hallazgo romántico.
—¿Qué pasa contigo?— le cuestionó Kirishima sin entender.
—¿Van a seguir parloteando o se van a abrir paso de una maldita vez?— interrumpió una voz familiar que hizo a todos erizarse. —Pensé que habías dicho que éramos los siguientes— gruñó Bakugo con evidente molestia, empujando a un lado a Kirishima.
—¿K-Kachan?— Midoriya retrocedió un paso, sorprendido, aunque la sorpresa fue mutua, pues Bakugo también parecía no haber esperado encontrarlo.
Luego Bakugo lo observó por un segundo, su mirada afilada como siempre.
—Oye...
—Tienes razón, Bakugo— asintió Kirishima, recuperando el enfoque. —Ya somos los siguientes. No hay tiempo para iniciar una pelea con Midoriya—. Y con eso, Kirishima comenzó a avanzar hacia el escenario, seguido de una Ashido que aún lanzaba miradas significativas hacia Midoriya para intentar incomodarlo.
Bakugo, con las manos en los bolsillos y la mandíbula tensa, caminó detrás de ellos, sin decir nada más, seguido del resto de su banda.
Midoriya, nuevamente solo, sintió cómo sus pensamientos volvían a agolparse.
'¿Que había estado pensando hace un momento?' se cuestionó Izuku mirando nuevamente su mano ¿Desde cuándo pensaba todas esas cosas? se preguntó sacudiendo la cabeza y luego respiró muy hondo para luego exhalar.
Midoriya se sintió un poco más animado y se distrajo al pensar que podría ver a sus amigos tocar por primera vez, al verlos subir al escenario.
Después observó a Kachan dibujando algo con él dedo en su palma y luego comiéndoselo con una pequeña explosión.
'Increible. Él también puede ponerse nervioso' reflexionó Midoriya.
Recordaba con claridad cómo Kachan había comenzado a practicar con la batería hace unos años, y no pudo evitar rememorar el momento en que Kachan, en un acto de demostración de su habilidad, usó su cabeza para mostrar su destreza con las baquetas en la escuela. Aunque en ese momento le había dolido un poco, no le guardaba rencor y, de hecho, le causaba cierta gracia ahora.
Después pensó que se quedaría ahí viéndolos tocar antes de decidir si iría a hablar con Uraraka, aunque eso implicara tener que interrumpirla con su nuevo amigo. Y vaya que no le importaría hacerlo.
...
Toshinori Yagi acababa de cepillarse los dientes, inclinándose ligeramente hacia el espejo del baño mientras examinaba su sonrisa desde todos los ángulos posibles. Estaba satisfecho, como siempre, con su apariencia cuidada, incluso si ya no podía mantener su forma musculosa durante mucho tiempo. —Sí, todo en orden— murmuró para sí mismo, admirando el brillo de su dentadura. —Una sonrisa digna del símbolo de la paz, aunque yo mismo lo diga— se dijo con orgullo.
Justo cuando pensaba retirarse, algo extraño sucedió. Unas marcas rojas, luminosas, comenzaron a surgir por todo su cuerpo, recorriéndolo como si se tratara de venas de luz. Al principio, no le dio mayor importancia, como si fuera algo natural del mundo, pero apenas reaccionó, las marcas comenzaron a expandirse, palpitando con una intensidad que no pudo ignorar.
—¡¿Qué rayos es esto?!— gritó, retrocediendo bruscamente. Su corazón latía con fuerza mientras intentaba sacudirse, como si de alguna manera pudiera quitarse aquellas marcas de encima. Sin embargo, tan rápido como habían aparecido, las marcas desaparecieron, dejándolo de pie frente al espejo, respirando agitado, pero sin rastro alguno de lo sucedido.
El baño volvió a su tranquilidad habitual. Toshinori exhaló, aún confundido, y trató de calmarse mientras estudiaba su reflejo. —¿Cuál es el significado de esto...?— murmuró, sintiendo que algo más profundo se escondía tras ese incidente.
Sin esperarlo la imagen de Nana Shimura apareció en su mente de espaldas y al girar la cabeza su semblante parecía algo serio en su perfil.
—No puede ser que...
El recuerdo de su reciente reunión con Sir Nighteye invadió su mente de inmediato. La conversación había sido tensa, llena de palabras afiladas que aún resonaban en sus oídos:
—¡Le diste tu poder a un estudiante común y corriente sin ningún don! ¿Es acaso una broma?!— Nighteye lo había mirado con incredulidad, sus ojos llenos de decepción y rabia.
—No es ninguna broma. Y tú, mejor que nadie, sabes que yo también nací sin un don— respondió Toshinori con calma, intentando mantener su resolución, pero sintiendo el peso de las palabras de su antiguo compañero.
—¡Pero tú eres un caso excepcional, All Might! ¡Esto es una gran tontería!— La frustración en la voz de Nighteye era palpable.
—Mi decisión ya está tomada— insistió Toshinori, tratando de no dejarse llevar por la presión. Sabía que había tomado la elección correcta al elegir a Midoriya, pero la duda comenzaba a asomarse en su interior con cada palabra de su antiguo aliado.
—Entonces dime quién es y te probaré con hechos que Mirio es una opción mucho mejor. Tal vez aún no sea demasiado tarde si la transferencia de poder no se ha completado. ¡O podemos convencerlo de que se lo transfiera a Mirio!— Nighteye había adoptado un tono más urgente, casi suplicante.
—Sabes que no me estás vendiendo la mejor versión de ti para decírtelo, ¿verdad? De hecho, creo que prefiero mantenerlo en secreto por su seguridad, al menos hasta que te calmes y me asegures que respetarás mi decisión— respondió Toshinori, su voz llena de una determinación tranquila. No podía permitir que el poder de One for All fuera arrebatado de las manos de Midoriya, no cuando ya había demostrado ser digno.
Nighteye se puso de pie, su semblante serio y su voz más fría de lo habitual. —Entonces parece que no nos veremos en algún tiempo, All Might— dijo, dando por concluida la conversación.
Toshinori también se levantó, sintiendo el peso de aquella separación definitiva entre ambos. —Lamento escuchar eso—, respondió, con una tristeza que apenas dejó entrever.
De vuelta en el presente, Toshinori se sujetó la barbilla, pensativo. La imagen de Nana Shimura seguía rondando en su mente, su mirada severa, aunque distante. —Maestra...— murmuró. —No creo que tú también pienses que cometí un error al elegir al joven Midoriya, ¿verdad?— La duda se colaba en su voz mientras se preguntaba si había sido demasiado impulsivo en su elección.
Sus pensamientos se despejaron momentáneamente cuando recordó otra conversación con su maestra, en un día soleado, con un cielo azul tan claro que aún lo podía sentir. Nana descendía suavemente desde el aire, flotando con esa gracia característica, mientras le sonreía.
—El One for All es un preciado regalo para quien está dispuesto a dar todo de sí por los demás sin esperar nada a cambio— le había dicho con una convicción que aún resonaba en su corazón.
Toshinori respiró profundamente, aferrándose a ese recuerdo. Midoriya había demostrado, una y otra vez, que era digno de ese poder. Sabía que ese joven haría grandes cosas, que su corazón puro y su determinación lo llevarían a superar los mayores desafíos. Lo sabia bien pero entonces... ¿cual era el significado de esas marcas rojas que le habían aparecido?
...
Shigaraki se encontraba de pie en un callejón oscuro, su figura apenas iluminada por la tenue luz de los postes cercanos, con charcos de agua estancada a sus pies. El olor a humedad llenaba el aire, y el eco de gotas que caian de los techos cercanos aún resonaba en las calles vacías. Detrás de él, una pequeña tienda de videojuegos brillaba con luces de neón, el único rastro de color en un mundo que para él siempre había sido gris. Su mirada, perdida en la nada, mostraba un semblante contemplativo mientras se rascaba compulsivamente la mano, una vieja costumbre que nunca había podido abandonar.
—De vez en cuando, la humedad después de la lluvia aún me lastima la piel— murmuró Shigaraki, su voz apenas un susurro que se mezclaba con el ruido lejano de la ciudad. —Tal y como cuando era niño— añadió, con un toque de amargura en su tono, como si el recuerdo le irritara tanto como la sensación en su piel.
Del oscuro rincón de la calle, una figura emergió lentamente. Spinner, su compañero de tantos años, se acercó con pasos cautelosos, sus ojos brillando con una mezcla de preocupación y lealtad.
—Oye, ¿y estás realmente seguro de lo que quieres hacer?— preguntó Spinner, rompiendo el silencio que los envolvía. Sus palabras estaban cargadas de incertidumbre. — Creo que aún estás a tiempo si quieres cambiar de opinión.
Shigaraki, en lugar de responder de inmediato, soltó una pequeña y concisa risa que sorprendió a Spinner. Era raro ver a Shigaraki reírse, y cuando lo hacía, siempre había algo inquietante en ello.
—Los años que pasamos juntos como hikikomori jugando videojuegos fueron sin duda los más felices de mi vida— dijo Shigaraki, su voz ahora algo más suave, como si estuviera recordando esos momentos con una nostalgia extraña. Levantó la vista hacia el cielo, el cual aún tenía vestigios de la lluvia reciente, y esperó unos segundos antes de continuar. —Pero creo que al final, fue como ese sujeto dijo... ha llegado el momento de que siga adelante. No puedo quedarme en el nivel de prueba para siempre, por muy divertido que sea. Ahora tengo demasiada curiosidad por saber qué hay en los siguientes niveles.
Mientras hablaba, el rostro de Shigaraki cambió ligeramente, su semblante pasando de la calma a una expresión más oscura, más decidida. En su mente, las palabras de All for One resonaron con una claridad perturbadora. A veces, esa voz todavía le causaba escalofríos, como si el hombre que lo había moldeado aún tuviera el control sobre él:
—Así que has decidido abandonarme, Tomura— las palabras de All for One invadieron su mente, como un eco que no podía ignorar. —Jajaja... pero no tengas miedo. No tengo ni por asomo la intención de detenerte. Siempre has sido libre de decidir, de cierta manera. Aunque...— la voz se detuvo, y luego continuó con una frialdad casi paternal. —Tengo la certeza de que tarde o temprano te aburrirás de esta faceta rebelde que has decidido adoptar, y al final, intentarás ir más allá. Ya lo verás.
Shigaraki sintió un escalofrío recorriéndole la espalda, pero no dejó que esas palabras lo afectaran. Las expectativas de All for One ya no lo ataban... o al menos eso intentaba convencerse a sí mismo. Sin embargo, la sombra de su mentor seguía ahí, acechante.
—Sea lo que sea que decidas, yo te seguiré— la voz de Spinner lo sacó de sus pensamientos. Frente a él, su amigo lo miraba con una lealtad inquebrantable, su postura decidida. —¡Estoy convencido de que fue el destino lo que nos hizo encontrarnos con ese hombre que hablaba incoherencias en la calle!
Shigaraki entrecerró los ojos, dejando que las palabras de Spinner flotaran en el aire antes de responder. —El destino—, repitió lentamente, saboreando la palabra. —No creo mucho en eso, para ser honesto—. Se tomó un momento para meditar, rascando de nuevo la piel de su mano. —Pienso que la vida da vueltas y vueltas de manera inesperada. A veces todo parece claro, pero después, todo cambia por la menor cosa.
Levantó la vista, sus ojos brillando con una determinación feroz, una que Spinner no había visto antes. —Y yo quiero eso. Que el mundo, que esta sociedad que tanto desprecio, lo vea todo de cabeza, tal y como yo lo llevo viendo desde hace años—. Su voz, antes apática, ahora cargaba un peso oscuro, un propósito que iba más allá de cualquier juego o capricho.
El callejón, antes un lugar de refugio, ahora parecía pequeño, insuficiente para contener los pensamientos de destrucción que pasaban por la mente de Shigaraki. Los charcos de agua reflejaban el cielo gris, pero en sus ojos solo había caos. —Vamos a llevar todo esto al siguiente nivel, Spinner—, dijo con una calma que contrastaba con el monstruo que llevaba dentro. —Es hora de que el mundo se prepare para nosotros.
Y mientras el viento frío arrastraba las últimas gotas de la tormenta, Shigaraki sonrió, una sonrisa que nada tenía que ver con el consuelo o la paz.
Notas de la autora.-.
Listo el capitulo veintitrés! Sus comentarios siempre son bienvenidos! Muchas gracias por leer, seguir y darle like. Siempre me hace sonreír.
