- . My Hero Academia 180 grados. -

25. Donde hay un duelo guitarras, y Deku y Uraraka hablan sobre universos alternos


Hatsume tocaba la guitarra eléctrica y a su lado Ida cantaba en el escenario:

Al respirar, me ahogo más y mi alas se desprenden

Me esfumaré y dejaré una huella al caerme

(Tokoyami asentía al ritmo de la música tomando una bebida)

Como al cielo, esa luz me vuelve reluciente

¿De que color voy a brillar si el mundo me retuerce?

(Ojiro se sorprendió al ver la forma real de Hagakure cuando un rayo láser del escenario logró alcanzarla y ella intentó cubrirse el rostro para que no la viera)

Mientras la banda seguía tocando, de pronto la vista periférica de Aoyama captó movimiento en su jardín y al mirar con mayor atención por la ventana a su lado, se encontró con algo inesperado.

Su jardín, normalmente un refugio de elegancia y tranquilidad, se había convertido en un campo de batalla dinámico.

—¡Ah! ¡¿Qué creen que hacen en mi jardín?! —exclamó, horrorizado. Pero justo cuando estaba a punto de salir a reprenderlos, algo capturó su atención—. Es el chico quirkless de antes...

La curiosidad superó su molestia inicial, y Aoyama observó con más atención.

El sueño que ha nacido de mi ambición

Se encuentra dormido en mi interior

(Una mano robótica toco el teclado con gran habilidad)

Todo parecía desarrollarse en cámara lenta para Aoyama mientras observaba a Midoriya. Su cabello verde se agitaba mientras esquivaba ataques con una precisión asombrosa. Primero, una oleada de ácido pasó casi rozando su rostro cuando se inclinó hacia atrás, evitando el ataque de Ashido. En un movimiento fluido, giró hacia la derecha justo a tiempo para esquivar un rayo eléctrico que Kaminari había lanzado en su dirección.

He renacido miles de veces

Y no se quien soy

Mirando este enorme mundo devastado

Lo que me ha arrebatado sigo recordando

¿Me puedo levantar?

¿Me puedo arrastrar?

Aoyama sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al ver la escena. A pesar de estar montado en los hombros de Todoroki, quien controlaba el equilibrio con su hielo, Midoriya parecía liderar la pelea con una mente estratégica, anticipando cada movimiento de sus oponentes.

A pesar de la intensidad de la pelea, Midoriya nunca perdió la concentración. Cada movimiento era calculado. Aoyama podía ver la determinación en sus ojos, una llama que no se apagaba a pesar de las dificultades.

Sintió una extraña sensación de admiración. Aunque reconocía que hace un rato lo había mirado con desdén, ahora no pudo evitar sentirse inspirado por la tenacidad de Midoriya y esbozó una pequeña sonrisa mientras decidía seguir escuchando la banda que tocaba en ese momento.

Hacia ese prisma brillante quiero llegar

Incluso si mi exhausto cuerpo se extingue

Mi resplandor seguirá brillando sin morirse

Por el bien de alguien más brillaré sin parar

Otras manos robóticas tocaron la batería y Hatsume se paseó por todo el escenario tocando la guitarra, con una combinación de rayos láser de colores para hacerlo un espectáculo muy vistoso. Hatsume usaba unos visores parecidos a los de juegos de realidad virtual y a través de ellos percibía las reacciones del publico.

Jiro al fin llego a la escena.

—Lo sabía. ¡Son robots! —acusó con su mirada en los que tocaban la batería, el bajo y el teclado. Era una sospecha que había tenido desde el principio por la perfección de las notas logradas —De alguna forma no me parece correcto... —murmuró, sintiendo una extraña incomodidad. Pero lo que realmente captó su atención fue la guitarra que sostenía Hatsume.— Y también... —sus ojos se estrecharon al concentrarse en la guitarra—. Nunca había visto algo como eso, pero por la forma que mueve las manos, requiere menos esfuerzo para tocarla que una guitarra de verdad.

Una decisión se formó rápidamente en su mente. No iba a quedarse de brazos cruzados mientras una invención tecnológicamente avanzada le robaba la esencia y el alma a la música. — Yo le enseñaré

Rápidamente, Jiro se colocó su guitarra al hombro y, por suerte, encontró otro amplificador para conectarla. Mientras sus dedos ágiles ajustaban los controles, un recuerdo de su infancia emergió en su mente.

"Ya casi lo logras" la voz de su padre resonaba en su memoria. Era una escena cálida y familiar: su padre, agachado junto a ella, ayudándole a sostener la gran guitarra con sus pequeñas manos, mientras su yo de cuatro años sonreía con emoción.

De vuelta en el presente, Jiro sonrió ante el recuerdo, sus dedos moviéndose con confianza mientras preparaba su entrada y subió las pequeñas escaleras hacia el escenario.

—¡Oye, aún es nuestro turno! — levantó su mano Ida de forma recta frente a ella, pero su semblante cambió al reconocerla—. Oh... eres la chica de la otra banda —su tono se volvió más serio de nuevo—. Escucha, si esto es algún tipo de sabotaje para que ustedes ganen, eso no es...

Jiro, sin perder un segundo, le extendió la bolsa que contenía los celulares a Ida .—Sujeta esto, por favor— le pidió.

Ida la miró, desconcertado al principio, pero pronto comprendió su intención al ver la determinación en sus ojos. Y la forma en que sus dedos ya parecían tocar su guitarra en el aire con anticipación lo convenció. Con un asentimiento, tomó la bolsa y la dejó pasar.

Jiro se colocó en posición y comenzó a tocar la guitarra, siguiendo el ritmo de la canción que Hatsume había estado interpretando, pero lo hizo en otra escala, diferenciándose sutilmente de la otra guitarra. Su sonido era más crudo, más real, lleno de la pasión y la energía que solo alguien que ha vivido con la música desde pequeña podía infundir.

Hatsume, quien estaba completamente sumergida en su propia interpretación, de repente se detuvo al escuchar la nueva adición a la música. Se giró hacia Jiro, levantándose el visor de los ojos, que un momento antes había mostrado una alerta de emojis de sorpresa de prácticamente todo el público.

—¡Fantástico! —exclamó con entusiasmo, incapaz de contener su alegría—. ¡A la gente les encanta este tipo de cosas inesperadas!

Hatsume volvió a colocarse el visor, ajustándolo de tal manera que pudiera percibir la presencia de los celulares grabando el evento. Para ella, todo se trataba de la innovación, del espectáculo, de cómo su tecnología podía fascinar a las multitudes. Pero para Jiro, la música era algo más profundo.

Ahora era un duelo de guitarras.

...


—Esos sujetos son unos monstruos— comentó Monoma levemente inclinado para tomar aire, pero al final se dejo caer al pasto agotado junto a los demás que ya habían perdido.

Los últimos en quedar en pie eran Bakugo y Todoroki, que en ese momento se miraban de frente, aunque respirando con algo de dificultad por el cansancio.

De sus respectivos equipos, de un lado estaba tirado Midoriya con la cara algo chamuscada y del otro, Uraraka no podía erguirse al tener un bloque pesado de hielo para sus dos manos y otro para sus dos pies.

—Oigan, ¿no creen que será mejor dejarlo como un empate por ahora?!— propuso Kirishima— Si siguen así comenzaran a causar daños al terreno.

—Suena razonable — respondió Todoroki, su tono calmado, pero su cuerpo aún en tensión.

—¡Solo si admites que yo gané! —gritó Bakugo, su voz llena de desafío, como siempre.

Todoroki solo suspiró de nuevo, resignado a no entrar en la provocación.

La llegada de Ojiro interrumpió la tensión. El rubio se acercó con una sonrisa despreocupada.

—Oh! Con que aquí estaban! Los habíamos estado estado buscando—Ojiro les dio un rápido vistazo a todos —Por lo que veo se han estado divirtiendo sin nosotros, pero las cosas allá adentro también se están poniendo interesante. La chica de su banda lleva un buen rato disputándose el primer lugar en un duelo de guitarras. Tal vez quieran ir a verlas. Ninguna parece querer rendirse. Es un tanto inspirador.

—¡¿Jiro está tocando de nuevo?!— la cara de tonto que había tenido Kaminari un segundo antes se desvaneció —¡Y es un duelo de guitarras! ¡Tengo que ver eso! —exclamó adelantándose hacia la mansión.

Bakugo apretó los puños, su expresión feroz.

—¡Más le vale ganar o me las pagará! —amenazó, antes de dirigirse hacia adentro.

Mientras tanto, Todoroki ayudaba a Uraraka a descongelar el hielo que la mantenía atrapada. Y luego con un ligero temblor, la chica frotó sus manos para devolverles el calor.

—Gracias, Todoroki —dijo Uraraka, su voz suave, pero cargada de gratitud.

Midoriya se levantó, sacudiéndose el polvo de la ropa, y dirigió una mirada llena de determinación hacia Uraraka, pero antes de que pudiera acercarse, sintió una mano en su hombro. Al girarse, se encontró con Monoma, quien lo miraba con una expresión extrañamente neutral.

—Bastante impresionante, y no lo digo porque seas un quirkless —reconoció Monoma, su tono sin la habitual burla que solía acompañar sus palabras.

—Gracias —respondió Midoriya, sorprendido por la falta de malicia en el comentario.

—No lo creo —intervino Kirishima, pasando un brazo por los hombros de Monoma—. Así que también puedes ser amable.

Monoma se defendió, su expresión entre indignada y divertida.

—¿Qué dices? ¡Si soy el de los mejores modales! Sólo que a veces la gente malinterpreta lo que digo de la peor manera, pero yo no tengo la culpa.

Kirishima negó con una risa.

—No creo que sea siempre así.

Ambos comenzaron a caminar hacia la mansión, conversando animadamente, mientras los otros los seguían. Midoriya, sin embargo, volvió su atención hacia Uraraka una vez más, quien aún intentaba recuperar el calor en sus manos.

—Uraraka —la llamó con suavidad al estar frente a ella—. ¿Crees que pueda hablar contigo un momento?

Uraraka levantó la vista, sorprendida por el tono serio en la voz de Deku, pero asintió con una leve sonrisa y un rubor que comenzaba a teñir sus mejillas.

—Claro.

Izuku y Uraraka se alejaron un poco del bullicio, buscando un lugar más tranquilo para hablar. El aire fresco y el suave murmullo de la música creaban un ambiente perfecto para la conversación que estaba por suceder, en el amplio jardín iluminado de Aoyama.

Bakugo miró un momento hacia atrás antes de entrar a la mansión y Todoroki también se detuvo y les dirigió una mirada a la pareja que se alejaba de los demás. Entonces Bakugo se molestó cuando Todoroki lo miró a él.

—Lo que sea que estés pensando, ¡ya basta!— prácticamente le gritó terminado de entrar y Todoroki simplemente lo siguió.


El cielo nocturno sobre el jardín estaba salpicado de estrellas brillantes, y el suave murmullo de la fiesta a lo lejos apenas alcanzaba a interrumpir el silencio entre Izuku y Uraraka mientras caminaban juntos. El aire fresco parecía calmar los nervios que Izuku sentía al prepararse para lo que estaba a punto de decir. Habían pasado tanto tiempo juntos en la construcción todos los días y, sin embargo, en las ultimas semanas, había sentido que una distancia sutil pero creciente se interponía entre ellos.

Izuku inspiró profundamente, deteniéndose y sin rodeos, decidió ir al grano, consciente de que las palabras que había estado guardando necesitaban ser dichas.

—Uraraka —comenzó, su voz cargada de una seriedad poco habitual en él—. El motivo principal por el que terminé viniendo a la fiesta esta noche es porque quería disculparme contigo.

Uraraka lo miró, claramente sorprendida.

—¿Disculparte? Pero, ¿por qué, Deku? Dudo mucho que hayas hecho algo malo —respondió con dulzura, su tono suave intentando calmar cualquier tormenta interna que él pudiera estar sintiendo.

Izuku negó con la cabeza, sus pensamientos ordenándose con cuidado antes de continuar.

—Hace un rato, en casa de Todoroki, me di cuenta de algo. Aunque ambos acordamos esperar para estar juntos, creo que me he estado distanciando de ti más de la cuenta... y también más de lo que hubiera querido. No quiero que pienses que mi meta de ser un héroe se ha hecho más importante que tú. Porque yo... aún quiero estar contigo, Uraraka. Mis sentimientos no han cambiado en absoluto y, de hecho... —hizo una pausa, su voz se alzó ligeramente, cargada de emoción—, creo que con cada día que pasa se hacen más fuertes!

El rubor subió rápidamente a sus mejillas, y aunque su corazón latía con fuerza, Izuku se obligó a mirarla directamente a los ojos. Bajo las estrellas, hubo una conexión brillante y llena de colores, como si vinieran de un prisma desde su corazón. Ambos sabían que había algo especial entre ellos, algo que había estado creciendo desde el primer día que se conocieron.

Uraraka lo miró con ternura, su corazón latiendo al mismo ritmo que el de Deku. El viento jugueteaba con su cabello, y ella lo acomodó detrás de su oreja, una acción simple pero que a los ojos de Izuku, la hacía parecer aún más hermosa.

—Sabes? Es curioso cómo a veces podemos estar tan cerca de alguien y sentirlo tan distante. Así que me alegra que me lo digas, Deku. Muchas gracias. Era justo lo que necesitaba escuchar de ti! —respondió Uraraka, su voz impregnada de sinceridad y un suave agradecimiento que llenó de calidez el ambiente.

Izuku sintió un alivio inmenso al escuchar sus palabras, la ansiedad que había estado acumulando en su pecho se disolvió como el hielo bajo el sol. Sonrió, y esa sonrisa era diferente, más segura, más decidida. Valió la pena armarse de valor para decirlo directamente, y no a través de un mensaje o una llamada. Juntos, continuaron su caminata, el silencio entre ellos ya no era tan incómodo, sino más bien una confirmación del entendimiento mutuo.

—Por un tiempo, me estuve cuestionando si había estado bien hablarte de mis sentimientos ahora que tienes tantas cosas en la cabeza —dijo Uraraka después de un momento, su voz suave y reflexiva—. Para las chicas, lo más normal es dar señales y esperar que quien nos gusta note nuestros sentimientos —hizo una pequeña pausa y miró a Izuku de reojo —. Aunque supongo que puede resultar un tanto exasperante cuando no notan las señales más obvias. Me pregunto cuánto tiempo te hubiera tomado darte cuenta de que me gustas si no te lo hubiera dicho —dejó escapar una pequeña risa, una mezcla de diversión y ternura.

Izuku sonrió con cierta vergüenza, consciente de lo despistado que podía ser en esos temas.

—Creo que si no hubieras dicho nada —admitió, rascándose la cabeza—, hubiera continuado pensando que me sentía nervioso cerca de ti simplemente porque te me acercabas mucho. No estoy acostumbrado a eso. Por mucho tiempo estuve solo, y para mí es algo totalmente nuevo. Así que, respondiendo a tu pregunta, es posible que me hubiera tomado... de tres a diez años en darme cuenta.

—¡¿Tanto?! —Uraraka lo miró con incredulidad, riéndose al mismo tiempo, y él asintió, con una sonrisa divertida pero pensando que no mentía ni exageraba.

El ambiente se relajó aún más, y ambos compartieron una risa ligera, sintiendo cómo la tensión que había existido entre ellos comenzaba a desvanecerse por completo. De repente, Izuku golpeó su puño contra la palma de su mano, recordando algo de lo que había querido hablarle hace tiempo.

—Ah, eso me recuerda. Uraraka, ¿has oído hablar de la teoría de los universos paralelos? —preguntó, su tono cambiando ligeramente, como si estuviera emocionado.

—¿Eh? —Uraraka lo miró con sorpresa, sin entender muy bien qué tenía que ver eso con la conversación que estaban teniendo. Parte de ella quería seguir hablando de sus sentimientos mutuos y explorar un poco más esa nueva cercanía que estaban construyendo, antes de pasar a otro tema.

Por un momento, Izuku se sintió inseguro al ver su reacción, temiendo parecer un friki obsesionado con la ciencia ficción. Pero ya había comenzado, así que decidió continuar.

—Es solo... que a veces me he preguntado cómo serían las personas o nuestras vidas si pequeñas cosas hubieran sido diferentes —explicó, su voz volviéndose más seria mientras sus pensamientos tomaban forma—. Me pregunto, por ejemplo, qué estaría haciendo ahora si no te hubiera conocido a ti el día que caí de ese edificio, o si no hubiera conocido al señor Yagi un poco después de eso. Creo que pude haber terminado bastante mal. Incluso he llegado a pensar que pude haber llegado a convertirme en un villano de lo mal que me sentía.

Uraraka no pudo evitar soltar una risa suave, pero al ver la preocupación en los ojos de Izuku, rápidamente intentó aclararlo.

—Lo siento, es solo que creo que eso nunca podría pasar. Eres demasiado bueno, Deku —dijo, su tono lleno de una seguridad inquebrantable en su creencia de que él siempre sería una buena persona, sin importar que universo fuera.

Izuku intentó sonreír ante su respuesta, aunque parte de él aún se aferraba a esa posibilidad oscura.

—No, yo creo que todos podemos ser algo malos o, más bien, sentirnos incomprendidos y actuar de forma irracional ante la sociedad a partir de eso —dijo, su voz volviéndose más introspectiva—. Pero recientemente, me he sentido muy agradecido por vivir en este universo, asumiendo que hay más, porque he recibido mucha ayuda de personas amables como tú y el señor Yagi. Me siento realmente bendecido.

Uraraka sonrió, esta vez más suavemente, sintiendo cómo sus palabras resonaban en su propio corazón.

—Yo no me imagino a mi misma en una versión de villana de otro universo, pero sí he llegado a pensar que no soy lo suficientemente buena como podría llegar a ser si me esforzara más. Tal como tú, Deku. Yo quisiera ser tan buena amiga como lo has sido con Bakugo y Todoroki. A pesar de haber sido acosado por Bakugo desde que eran pequeños, me da la impresión de que nunca le darías la espalda si lo vieras pasando por alguna dificultad. Y a Todoroki lo ayudaste sin saber prácticamente nada sobre él. Eres realmente genial!

Izuku negó con la cabeza vehementemente.

—No, Uraraka!, Yo quiero ser como tú! A pesar de pasar por cosas difíciles, siempre mantienes tu sonrisa para no preocupar a los demás. ¿Sabes? Yo siempre he admirado a All Might desde lejos por salvar a todos con una sonrisa, pero ahora tú eres la maravillosa persona en mi vida diaria que me inspira a dar lo mejor e intentar sonreír siempre.

—Pero tú también me inspiras a sonreír, Deku! Siempre das lo mejor de ti, sin importar lo difícil que sea.

Izuku se quedó en silencio por un momento, asimilando eso. Nunca había pensado en sí mismo como alguien inspirador.

—Y... creo que por eso me gustas tanto, Deku —continuó Uraraka, su voz suave pero cargada de emoción, su rostro teñido de un rubor que la hacía ver aún más adorable bajo la luz de la luna.

Izuku sintió su corazón dar un vuelco al escuchar esas palabras, y aunque los nervios lo invadían, no podía dejar que el miedo lo detuviera.

—Tu también me gustas mucho, Uraraka— correspondió a sus sentimientos Deku, aunque después empezó a ponerse realmente rojo y nervioso al querer continuar con una declaración mayor— Pero he pensado que es más que eso... he pensado que yo... Uraraka yo ...

— Ah, mira! —se distrajo de pronto Uraraka corriendo hacia adelante bastante rápido.

— ¡Espera! ¡Quería decirte algo!— la llamó pero ella ya había corrido varios metros adelante.

Izuku se apresuró a alcanzarla, sus pasos resonando en la quietud de la noche. Cuando finalmente llegó a su lado, Izuku al fin comprendió que le había llamado tanto la atención a Uraraka y él también lo contempló con admiración: Era un mirador a los limites del terreno de la mansión. Desde allí, la ciudad se extendía bajo un cielo estrellado, brillando como un océano de luces parpadeantes. La vista era casi surrealista, como si hubieran cruzado un umbral hacia otro un mundo.

Mientras Izuku contemplaba la ciudad, su mente volvía una y otra vez a Uraraka. Recordaba cada pequeño detalle, cada gesto que le había hecho sentir que entre ellos había algo más que un simple romance pasajero de adolescentes. Pero justo cuando iba a hablar para retomar lo que había querido decirle antes, Uraraka hizo algo inesperado: se subió al barandal que separaba el mirador del vacío.

—¡AHHHH! ¿Qué haces, Uraraka? —La preocupación lo golpeó como una descarga eléctrica, y su corazón latió frenéticamente.

—Ven, mira. Desde aquí se ve todo mucho mejor —respondió ella con una despreocupación que lo dejó atónito, mientras se sostenía del barandal con una sola mano.

—¡Uraraka, baja de ahí! —le pidió Izuku, su voz temblando de alarma—. ¡Es demasiado peligroso!

—Te preocupas demasiado, Deku, pero si insistes...

Cuando Uraraka intentó regresar al otro lado del barandal, su mano se deslizó inesperadamente, y en un instante que pareció eterno, comenzó a inclinarse hacia atrás.

Izuku no lo pensó dos veces. Se lanzó hacia ella con una rapidez casi instintiva, logrando agarrarla del brazo justo a tiempo. Pero, en lugar de encontrar miedo en los ojos de Uraraka, vio una chispa de diversión.

—¡Caíste! —exclamó ella, y antes de que él pudiera reaccionar, lo jaló con fuerza hacia abajo y ambos empezaron a caer al vacío de cabeza.

—AHHH! — gritó el pobre de Izuku sin comprender que estaba pasando, con la adrenalina corriendo por sus venas y se aferró a ella con todo su cuerpo, mientras Ochako también lo abrazó con todo su cariño y con un leve sonrojo al pegar su mejilla con la de Deku.

Entonces, ya a mitad de camino al suelo, Uraraka activó su Quirk, colocando sus meñiques en la espalda de Deku para completar los cinco dedos, y ambos quedaron suspendidos en el aire, de cabeza, flotando entre la ciudad y estrellas.

— Te dije que la vista era mejor desde aquí — le dijo pero al verlo con los ojos cerrados y aun asustado le acarició un poco la espalda para tranquilizarlo — ¿Me perdonas?

Izuku abrió los ojos lentamente y casi de inmediato paso de estar asustado a quedar maravillado. La ciudad, las luces, las estrellas... todo parecía más brillante, más hermoso desde esa perspectiva. Pero lo que realmente lo dejó sin aliento fue el reflejo de esas luces en los ojos de Uraraka, que lo miraban con una calidez que nunca antes había visto.

Por su parte Uraraka aprovechó para acurrucarse en su pecho, y hasta ese momento él pareció notar lo cerca que estaban sus cuerpos y lo mucho que se había aferrado a ella sin querer.

—Ah, lo siento... — Izuku hizo un intento por apartarse, su rostro enrojeciendo aún más.

Pero Uraraka no se lo permitió. Lo abrazó con más fuerza.

—Ya no dejaré que vuelvas a guardar tus distancias de mi—dijo con mucha más dulzura de la Izuku podía aguantar y sintió que su cuerpo se tensaba. Sus piernas también habían quedado entrelazadas y eso lo estaba matando lentamente.

'A pesar de lo que Uraraka lo había negado antes, si que podría llegar a ser una gran villana' pensó Izuku.

Uraraka levantó su vista hacia él por un momento, pero sin dejar de abrazarlo, y por un momento Izuku se preocupó de que hubiera notado alguna reacción rara en su cuerpo.

—¿Sabes? me he estado preguntando por qué hiciste eso en el tren, el otro día. Es decir, besarme el cabello. Fue muy lindo y me gusto mucho, pero quería saber… si había habido algún motivo especial para ello.

Izuku la miró y tuvo un rápido flashback de Kachan al salir del tren ese día y recordó también la mirada retadora que le había dirigido, pero no consideró nada oportuno hablarle de eso ahora.

—Eso fue porque... porque tienes un pelo precioso, Uraraka—prácticamente le susurro al oído por la cercanía y él mismo se sorprendió de lo íntimo que había sonado, pero al mismo tiempo lo sintió apropiado con respecto a sus sentimientos en ese momento.

Lentamente, Izuku se inclinó hacia ella, comenzando con un gesto tierno y le besó un mechón de cabello que caía por debajo de su oreja, disfrutando de la suavidad y de su aroma dulce. Luego, le plantó un segundo beso en su mejilla, con una inmensa ternura, como si quisiera que ese momento durara para siempre. Finalmente, sus rostros de frente quedaron peligrosamente cerca, pero en lugar de apresurarse, Izuku decidió prolongar lo más que pudiera el momento, disfrutando de la intimidad de esa cercanía.

Izuku tragó saliva, sintiendo que el momento había llegado. Y sabia exactamente lo que quería decirle antes de terminar de acortar las distancias.

—Uraraka, yo...yo.. quiero decirte... —comenzó, pero antes de que pudiera terminar, ella se acercó aún más, cerrando la distancia entre ellos y sintió los labios de Uraraka sobre los suyos en un beso suave y lleno de ternura.

El mundo pareció detenerse en ese instante. La brisa, la música, las luces de la ciudad... todo se desvaneció, dejando solo la sensación de sus labios encontrándose en un gesto que había sido inevitable desde hacía tiempo.

El temor que había sentido antes por la caída se transformó en una sensación de paz y calidez, como si estuviera exactamente donde debía estar y un sólo pensamiento le cruzó por mente de pronto:

'Si esto en realidad... es un sueño de muerte debido a la caída de ese día en que nos conocimos... No quiero despertar nunca. Y aceptaré con gusto lo que venga después.'


Notas de la autora.-

Listo el capitulo veinticinco! Sus comentarios siempre son bienvenidos! Muchas gracias por leer, seguir y darle like. Siempre me hace sonreír.