Quienes las hemos escuchado sabemos el estremecimiento que causan al corazón y mente con una fantasía sin igual que nos deja con ganas de más.
Ellas y sus protagonistas buenos…
Ellas y sus noblezas heroicas…
Ellas y el bien triunfando sobre el mal…
Ellas y su "final feliz"…
Y en estas fechas, donde la magia y lo místico cruzan fronteras para encontrase y bailar al son del viento otoñal y toman una fuerza sin igual, que mejor forma de festejarlo que esta, reviviendo aquellos cuentos de ha(ho)das(rror) y embriagarse el alma con los sentimientos únicos de estos cuentos, por que al final…
¿Qué malo puede pasar si ya conocemos el final?
III. Un pro(ho)fun(rren)do(do) sueño.
Elizabeth x Meliodas
Warning: La siguiente historia puede contener lenguaje fuerte para el lector, se recomienda discreción.
Summary: Maléfica había hechizado a Aurora con un sueño de muerte, o eso se contaba en el cuento. Sin embargo, ¿y si el sueño era para protegerla de una macabra realidad?
—Y con suave ternura, el príncipe Felipe beso a la bella durmiente que yacía en aquella cama decorada con flores.
— ¡Que romántico, Merlín! —la dulce voz alegraba a cualquiera que la escuchara.
—Claro que sí, todas las historias que me pides son románticas.
La joven de cabellera albina que se encontraba en aquella cama voluptuosa, en medio de la lúgubre aura de la habitación respondió con la cálida sonrisa que la caracterizaba.
—Es que —sentenció la joven—, es lo único que puedo hacer encerrada aquí. Ni siquiera he visto a Meliodas.
—Sabes que siempre te viene a ver, y hasta donde he visto, pasan muy bien la noche.
La joven de ojos azulados solo pudo sonrojarse mientras era vista con una sonrisa amistosa de la joven, y si se lograba ver un poco, esa sonrisa era de culpabilidad y tristeza.
—Calma, querida Elizabeth, Meliodas siempre busca por ti, sin embargo por tu condición pasas aquí encerrada y débil.
«Lo mismo de siempre —pensó la joven»
—Pero no lo entiendo Merlín —el cansancio de aquella respuesta era notable—, ya debería estar sana, hace cuatro años que vinimos a este lugar para que pudiera sanar, hasta me prometiste que vería a mis hermanas y padre en el futuro.
—Y lo harás mi niña, más a un no es tiempo.
Elizabeth bajo la cabeza dando por terminada la conversación, en verdad no entendía lo que pasaba, hace más de cuatro años que su pareja, Meliodas y su mejor amiga, Merlín, habían decidido viajar con ella a una isla maravillosa, así lo había visto, recordaba el castillo rocoso, el jardín con rosales y arboles inmensos. Sin embargo, al intentar recordar más, el dolor fuerte llegaba a su cien haciendo agarrar su cabeza y volverse una bola humana.
—Elizabeth, contrólate, calma, todo está bien, mi pequeña Liz —con suavidad, Merlín abrazo a la joven y la consoló mientras esta gritaba que sentía su cabeza estallar.
— ¡Ahgr! ¡Duele, duele mucho!
—Pasara —susurró Merlín mientras sentía como la joven comenzaba a moverse con brusquedad.
«Por favor hoy no, hoy no, mi niña» Pensó la azabache mujer.
— ¡Merlín, ayúdame! ¡Déjame ir!
—No, no puedo hacer eso, mi querida, nos matara, nos encontrara, él siempre te encuentra.
— ¡No, no, no!
La joven comenzó a zangolotearse en los brazos de la joven mientras la mujer de cabellos de ébano la sostenía mientras sacaba del tocador cercano una jeringa con un líquido rojo.
— ¡No, no, no, Merlín! ¡Eso no! —entre los movimientos fuertes, la joven llamada Elizabeth había visto la jeringa, haciendo que su propio cuerpo despertara y recordara lo que pasaba cuando la tenía.
—Lo siento, ni niña —Merlín sostuvo el rostro de una Elizabeth que la miraba rogando, alterada y temerosa—, pero créeme que es mejor así, antes que sus torturas.
— ¡No, no, no!
Quizás fue la fuerza que la muchacha llevaba ocultado desde hace tiempo cuando inicio con los cuentos que hizo le hizo golpear a Merlín y salir corriendo, había visto que por primera vez la puerta estaba suelta, sin cerraduras, sin ataduras, sin estar dormida.
La mujer de cabellos blancos corrió por los pasadizos de aquella mansión espantosa, no la recordaba así, quizás se debía a que la había drogado y torturado con electroshocks para que su realidad se distorsionada, eso antes de que Merlín experimentara con ella y le comenzara a inyectar ese liquido carmín que la hacía ver todo en un sueño, sin embargo, aún era consciente de su realidad, la poca que logro recabar con los cuentos que le pedía que le leyera la mujer.
«¡Tengo que huir!»
«¡Tengo que salir de aquí!»
«¡Bebo escapar!»
Corrió con sus fuerzas hasta sentir los pies descalzos en el césped ya crecido, y vio lo que le rodeaba, una inmensa selva de espinos mortales la mantenían prisionera.
Elizabeth despertó de su contemplación cuando oyó la tenue voz de Merlín, era más que claro que ella también era una víctima, pero no podía quedarse, estaba harta de esta realidad de tener que dormir para ello de…
Su grito desgarrador fue lo que la hizo salir de sus pensamientos, el dolor la recorrido desde sus cabellos hasta la punta de sus dedos, y ahí, vio, había sido aprisionada por una cinta que se amarro a su cuerpo, la misma que contenía una toxina poderosa para causarle dolor.
— ¿Intentaste escapar de mí?
«No, no, no, todos menos él, se supone que aún no llegaría»
Los gritos de Elizabeth resonaron al igual que la risa del joven entra las sombras.
—Mi Eli, no puedes dejar, como mi princesa puede abandonar el castillo mientras lucho con el dragón que te mantiene atrapada.
— ¡Déjame ir! ¡Meliodas te lo imploro, déjame ir!
—No implores, mi Eli —la poca luz nocturna hacía que el joven se viera más tenebroso al acercarse y tomar el rostro de la muchacha con fuerza hasta hacer que los ojos azules de la muchacha chocaran con la tempestad de los ojos verdes—, ¿Otra vez planeas abandonarme?
—Por favor, Meliodas…
—Mi diosa —la suavidad ante el tacto hizo por un momento que la muchacha confiara—, tan hermosa, tan amable —sin embargo ese fue su error—, tan traicionera al abandonarme.
El piquete duro poco, pero por la forma en que brillaron los ojos verdes, el destello violeta que vio en ellos, supo que no era el elixir que siempre la ponía a dormir.
Este era el peor, aquel que la hacía estar presente, ansiosa, con ganas de probar el dolor y placer que podía causarle ese hombre que alguna vez amo, que se corrompió al intentar mantenerla a su lado, el que intento por todos sus medios salvarla de morir por su complexión débil, pero quien desconfió de todos, hasta de ella, haciéndola prisionera, manteniéndola dormida mientras hacía de ella lo que quisiera, sobre todo en las épocas donde intento escapar.
[…]
Los sonidos guturales fueron aplacados por doceava vez, el dolor en todo su cuerpo era tan intenso, más no podía decir nada, su mente estaba contaminada por aquel elixir que la hacía pensar y sentir que lo disfruta.
Una completa mentira.
Nadie disfrutaría de ser ultrajada, golpeada y maltratada hasta el punto de que solo su rostro fuera visible, pues era la forma en la que ese maldito la mantenía. Elizabeth lo sintió salir de ella, el escozor y asco la inundaron, más aún al saber que si miraba más abajo estaría viendo fluidos rojos y blancos por todo su cuerpo, además de que vería los magullados y moretones.
—Mi dulce Eli —el rostro del muchacho fue lo primero que vio a pesar de estar adormecida, esperaba que en algunas horas ya pasara el horrible efecto—, si tan solo dejaras de huir y soñar por siempre como lo hago, no haría esto, tu misma sabes que disfrutamos esto cuando es por las buenas.
Nada era por las buenas, las drogas que Merlín había hecho tenían la función de manipular su mente, sus sensaciones y recuerdos, cada uno con una experimentación con muertos por debajo.
Sintió el beso del hombre y la frente y se estremeció, lo odiaba, y él lo noto, eso le hizo conocer cuando él abofeteo el rostro y la atrajo hacia el para besarla a la fuerza mordiéndole y haciendo sangrar aún más sus labios. Elizabeth sintió cuando la soltó y llamo a Merlín pidiéndole que le arreglara el desastre y que esta vez lo hiciera bien.
—Perdóname, mi niña —la voz de la joven se escuchaba lastimosa y hasta llorosa—, no debí hacer esto, y a estas alturas no sé cómo ayudarte más que con esto.
La albina notó cuando la azabache le inyecto aquel líquido, suponía que debía ser el rojo, ese era suave al tacto y al entrar al sistema, ese va hacia dormir, dormir tan profundo que lo que pasaba a su alrededor se volvía un recuerdo maravilloso si se susurraban las palabras correctas para que quedaran grabadas en la mente y este creara sus ilusiones, y con la única arma que la hechicera podía salvar a la joven princesa del horrendo príncipe y la espantosa realidad que la tenía encerrada en este castillo.
—M-Merlín… por favor.
—Duerme —silenció la joven—, cuando despiertes todo habrá acabado, será un nuevo día.
No era cierto, ellas lo sabían, Merlín seguiría siendo amenazada por Meliodas para que lo ayudara y así salvarle la vida a su pareja y a ella misma, y ella, Elizabeth, seguiría dormida en un horrendo sueño sin fin.
Vamos conociendo hermosos cuentos de ha(ho)das(rror), ¿cómo les va pareciendo delicadas criaturas de B612? Desean que disfruten mucho esta hermosa lectura en esta época de brujas, criaturas espantosas y magia de cualquier orden.
Para cuando escribo esto, el bello staff de la página de Mundo Fanfics Inuyasha y Ranma acaba de sacar su dinámica del horror, y entre las temáticas que tienen están #cuentos_de_terror_fantasía_o_mitos. Y como buena bruja que soy, el hermoso presente que les tengo va de la mano con una de sus temáticas. Reitero mi anhelo de que lo disfruten y tengan mi agradecimiento por la labor maravillosa que hacen y tener en cuenta a cada escritor de fics, y para cada lector que esperamos sus recomendaciones, ponen a esta bruja brincar en su escoba por la ilusión de que puedan ser mis acompañantes de lectura y vivencia en este grimorio de fantasía y oscuridad.
Ya saben que cualquier duda, queja, lloro o lamento a mis redes, o por medio de señales paranormales, estaré gustosa de presentarme ante ustedes como una dulce anciana dispuesta a quitarle el alma y trasladarlos a este mundo de felicidad otoñal.
Nos vemos en las tiras cómicas
