Disclaimer: El universo le pertenece a Rick Riordan.
Solo la trama es mía. No obtengo beneficios económicos ni lucrativos al escribir esta historia.
Aviso: Este fic forma parte del #Flufftober de #EsDeFanfics.
Notas: Cassandra y Kay le pertenecen a Afrodeija.
Fandom: Percy Jackson.
Emparejamiento: Personaje original, Annabelle/Personaje original, Kay.
Prompt 7. Apodos cariñosos.
El amor en sus térninos.
-¿Y tenéis algún apodo cariñoso Karma-Street y tú? -Elise le preguntó durante una de sus salidas.
Ella le pagaba bien por matar monstruos, algo que hacía gratis cuando iba solo, así que no le importaba vestirse bien e ir con ella y con su prima fea que ahora no parecía tan horrenda. No es que Kay se fijara en esas cosas, pero era un desperdicio de... ¿Cómo lo había llamado Elise? En resumen. No se cuidaba. Y el cuidado personal era importante.
Y no le molestaba cuando cotorreaban entre ellas, porque Heracles rondaba a Elise y su indignación le divertía, pero cuando sus chismorreos se volvían hacia su persona, quería destrozar algo. Y no podía hacerlo cuando no había monstruos cerca o algún entusiasta fan de la gente rica. Así que gruñía mucho, a ver si así se les iba el interés. A veces era grosero, pero ellas seguían y seguían. Como cuando lo de Annabelle.
¿Cómo eran tan pesadas? Al final resultó que sí, que se gustaban y esas mierdas, pero no iba a darles la satisfacción de admitir que tenían razón.
Así que allí estaban, viendo ropa cutre a precios insultantes mientras le bombardeaban con sus voces desagradables y preguntándole temas personales.
-Hemos oído a Karma-Street llamarte cosas, pero yo no sé si eso es cariñoso, o si te irrita aposta como preludio para el acto sexual.
-Longfellow, podrías morirte. -McFergus le dijo a Cassandra.
-Estás para evitar eso. -Ella se encogió de hombros.
Kay echaba de menos cuando ella le tenía tanto miedo que chillaba aterrorizada al verle. No tanto cuando le creía un violador. Eso le ofendía.
Sin embargo, ahora cotorreaba tanto como la Longfellow menos fea.
-Seguro que sus rituales sexuales consisten en luchar con sus espadas, insultarse lindamente y luego él le envaina la espada a ella...
-Elise, qué vulgar! -Cassandra se rió. -Pero es verdad. Creo que funcionan así.
¿Por qué tuvo que firmar un contrato? Kay se preguntó. ¿Por qué? Maldito fuera quien lo creó.
-¿Para qué querríamos apodos cariñosos? -Kay se estremeció de solo pensarlo. Como cuando Ludovic le propuso regalarle un poema a Annabelle por San Valentín. Qué asco. Conla le propuso algo más raro, pero como a su novia o lo que fueran le iban esas cosas porque era una loca...
-Es algo amoroso, denota compromiso, McFergus. Le dice a esa persona que es especial para ti, que piensas en ella.
-Le regalé una lanza por navidad. Pienso en ella y no tengo que llamarle algo absurdo.
-¿Te imaginas a Kay llamando a Karma-Street Pastelito? Creo que el mundo implosionaría.
Tal vez Kay le pediría a Conla que le pusiera una rata muerta a Longfellow en su cama. Lo haría él, pero no quería tocar algo así.
Pensaba en esa conversación mientras entrenaba con Annabelle. También en lo que habían dicho sobre el ritual sexual, las muy malpensadas marujas. Y odiaba distraerse del entrenamiento. No le gustaba que ella ganara. No es que se molestara durante mucho tiempo porque era Annabelle y él pediría la revancha si eso ocurría, pero esas molestias rubias le tenían pensativo y se notaba.
-Oye, McFlurry. Estás siendo lento. -La salida de compras te ha agotado? -Annabelle le preguntó agudizando la voz.
Él gruñó y lanzó una estocada que ella esquivó.
-¿Qué piensas de los apodos cariñosos? -Kay soltó.
Annabelle soltó su espada y se le quedó mirando.
-¿Por qué?
-Yo qué sé. Solo algo. -Gruñó.
-No pienso llamarte cachorrito, osito de miel ni mierdas de esas. Me daría a mí misma un puñetazo en la cara si se me ocurriera. Qué asco.
-La gente tiene ideas extrañas sobre lo que implica estar enamorado. -Kay estuvo de acuerdo.
Además lo estuvo pensando, y él tampoco se sentía cómodo llamándole algo tan insulso. No la amaba menos por ello.
Y los juegos de palabras con su apellido, comenzaron por irritarle. Quizá era algo cariñoso ahora. Pero él no sabía si contaba o no.
-Siempre puedes llamarme La mejor. -Ella se burló.
-En tus sueños, Karma-Street.
Y la pelea continuó.
