Capítulo 2. Kioto
—Yuta...— aquella voz de nuevo lo llamaba desde la oscuridad.
Este hombre de verdad se lamentaba por aquel día, el último que estuvo junto a Maki. El cual, sus sueños siempre le hacían recordar con dolor. Quizás era la culpa que cargaba por no ir a buscarla cuando debía.
Si él tan solo hubiera visto las señales que ella venia dejando desde hacía varios días atrás, él hubiera entendido que nada estaba bien.
Parecía que ella le quería contar algo importante. Pero sus labios solo lograban decir su nombre en un susurro que parecía dolerle cada vez que lo llamaba.
—Yuta no tardes...— de nuevo escucho esa voz llamarlo.
—Maki— susurro Yuta mientras sus ojos se iban abriendo poco a poco, ante el toque de una palma en su hombro.
—Señor, despierte, ya estamos llegando a nuestro destino...— Katsumoto lo estaba despertando con cuidado, de verdad le tenía miedo a ese hechicero.
Yuta se había quedado dormido a mitad del viaje en tren bala, no había terminado de revisar el papeleo sobre la misión, debido al cansancio que aún le provocaba el cambio de horario.
—¿Dónde estamos?— pregunto Yuta tallando un poco sus ojos y peinando su cabello hacia atrás. Se sentía un poco entumecido, dormir en aquellos asientos poco reclinables y que contaban con una mesa en medio de esos cuatro asientos, de verdad era incómodo.
—Señor, ya hemos llegado a Kioto y debemos bajar antes de que este tren avance a su siguiente destino.— comento Katsumoto, mientras terminaba de acomodar los papeles que estaban en la mesa, como también estaba tomando a las prisas el equipaje de mano, así como la espada de este hechicero.
Yuta suspiro con pesadez y observo la estación a través de la ventana —Kioto...— susurro al ver donde estaban.
Había vuelto al lugar donde le habían roto el corazón.
Yuta bajo junto a su asistente. Se detuvo un momento para observar aquel lugar que era casi exactamente a como lo recordaba.
La estación había cambiado muy poco en esos siete años, quizás solo se había modernizado un poco más.
Escucho por el altavoz la última llamada para abordar ese tren y a su mente, vino otro recuerdo.
Miró hacia un lado, por el pasillo donde se sube a aquel transporte. Recordando que aquel día había mucha gente en la estación. Aquel día donde Maki lo abandono.
Y ahí, debajo de un reloj que tenían en el andén, recordó lo sucedido aquel día.
Flashback
—¡Vamos Maki! ¡Podemos iniciar una vida fuera de Japón! — Yuta sonaba muy entusiasmado.
Ella trago saliva —No puedo Yuta... Yo ... hay algo que debo decirte— dijo en voz muy baja y su mirada se veía inquieta. Parecía tener miedo mientras su mano temblaba con el agarre de la mano de Yuta.
—¡Esta es nuestra oportunidad de conocer el mundo! ¡Sí tomamos este tren que no tardara en salir, alcanzaremos a llegar al aeropuerto de Haneda! Por favor... hagamos esto juntos— respondió él aun tomando la mano de ella y mirándola.
Maki apretó los labios un momento antes de hablar.
—Esta bien... Hagamos lo juntos — rascó un poco su mejilla —pero antes de subir al tren, ¿Crees que podrías comprarme una botella de agua, Por favor? Me siento un poco mareada—
Yuta beso la frente de su novia —¡Si es así, entonces vuelvo en seguida!—
Una sonrisa apareció en los finos labios de Maki
—Yuta no tardes...— susurro antes de besarle en los labios y de soltarle la mano.
Aquel fue el último beso que sentiría de ella.
Yuta no tardo más de diez minutos en regresar con aquella botella de agua, pero en aquel lugar, solo estaba su maleta, pero no estaba ni Maki ni el equipaje de ella.
—¿Maki?
La busco con la mirada por todo el andén, entre toda la gente que seguía esperando el siguiente tren.
—¿Señor, no ha visto a una chica peliverde con anteojos, que estaba junto a esta maleta?— pregunto al encargado de seguridad del tren.
—Lo siento, no he visto a nadie con esas características.
—Disculpe ¿No ha visto a donde fue la chica que estaba aquí junto a esta maleta?— pregunto a otro chico que estaba muy cerca de ellos desde que llegaron a la estación.
—Lo siento, estaba entretenido en mi celular y la verdad, no vi hacia donde se fue — se disculpó aquel chico antes de subir en aquel tren.
—¿Disculpen, No han visto a la chica que estaba aquí junto a esta maleta? Es alta, de cabello verde y anteojos— pregunto Yuta a una pareja que estaba sentada cerca de donde ellos dos habían estado parados.
—Lo siento, yo no la vi— contesto el hombre.
—Vi a esa chica pasar con su maleta, pero no vi si entró a los baños o salió de aquí — contesto la mujer.
—Gracias— respondió Yuta preocupado.
El hechicero sentía un raro presentimiento, no veía a Maki por ningún lado y lo peor del caso, al ser alguien sin energía maldita, no lograba detectar donde pudiera estar.
El tren no tardaría en partir de la estación. Así que saco su celular, quizás estaría en el baño como dijo aquella mujer, así que pensó en marcarle.
Una vez saco su celular, miro una notificación que venía del teléfono de Maki.
Yuta sintió un dolor indescriptible desde el fondo de su alma mientras leía lo que decía aquel último mensaje.
—Lo siento... no puedo acompañarte más en este viaje... ni en esta vida...
Fueron las palabras que lo terminarían todo. Ella lo había abandonado en aquella estación de tren.
Trato de comunicarse con ella, pero su teléfono sonaba fuera de línea. Como si lo hubiera apagado.
El tren estaba a punto de salir de la estación. Yuta tenía que elegir en aquel momento, entre sí partir hacia el aeropuerto o salir a buscarla y pedirle una explicación.
Y cuando estaba a punto de decidir que hacer... una mano lo tomó desde el hombro, arrastrándolo a su destino fuera de Japón.
Fin del flashback
Yuta recordó con tal exactitud aquel momento, que volvió a sentir con demasiado dolor, aquella sensación de una espina clavándose en su pecho, así fue como sintió que Maki se llevó con ella su corazón.
No podía creer que después de siete años, volvía a aquel triste lugar.
—Se... Señor, ¿Se encuentra bien?— pregunto Katsumoto con temor al ver a Yuta muy distraído sin quitar su vista del andén.
—Lo estoy. Ahora vámonos que nos están esperando en la escena del crimen — contesto Yuta secamente mientras se acomodaba en el hombro, su funda donde cargaba su espada.
Y así empezó a caminar junto a los otros asistentes y hechiceros que esperaban por él en aquella estación.
Aquellos hechiceros y asistentes habían llegado a una antigua casa muy cerca de la parte moderna de la ciudad de Kioto, la cual marcaba la división entre la parte moderna con la antigua de la ciudad.
Aquel lugar se encontraba situado muy cerca de un santuario y que de paso, era un lugar turístico que administraban algunos hechiceros de grados inferiores.
Aquella escena era una masacre total.
El tatami estaba lleno de sangre, las finas puertas corredizas también estaban manchadas pero para nada estaban forzadas. Al parecer habían sido deslizadas con total normalidad.
Aquel hombre de mediana edad, se encontraba sin vida sobre la mesita de té y a un lado, también se encontraba un hombre ya mayor.
Ambos hechiceros eran de segundo grado, y eran reconocidos por algunos de sus trabajos de exorcismos en aquella ciudad. Así como eran conocidos por ser los monjes que cuidaban el santuario que se encontraba más abajo de aquella antigua casa.
Un asistente empezó a explicar la situación —Al parecer estos dos hechiceros eran padre e hijo, ambos servían a la aún escuela de hechicería de esta ciudad, así como sirvieron por varios años al clan Zenin como sirvientes externos de la residencia.
Al parecer ambos fueron apuñalados con algún objeto maldito de grado especial que inhibe o extingue momentáneamente la energía maldita— termino de leer aquel primer informe.
—¿En serio no se detecta nada de energía maldita por la zona? ¿Cómo saben que fue una persona y no una maldición?— cuestiono Katsumoto sorprendido por toda la escena, la cual también otros hechiceros especialistas en ciencias forenses estaban levantando las pruebas.
—Negativo, no se detectó ningún rastro de energía maldita ajena a estos dos individuos y suponemos que fue una persona por la forma tan directa que atacó a estos dos. También dicha persona debió utilizar alguna herramienta maldita en forma de espada o puñal, por el tipo de corte que tienen los cadáveres y sobre todo, lo ha hecho para que estos dos no renazcan como maldiciones... aunque tenemos la hipótesis de que quien ejecuto este crimen, era alguien que les guardaba rencor o les conocía — contesto un forense, quien tomaba algunas fotos de los cuerpos y revisaba un poco más aquellas heridas.
—¿Hubo testigos?— pregunto Yuta observando el lugar con detenimiento.
—Acabamos de entrevistar a los demás sirvientes y asistentes en turno, pero dicen que no hubo nada fuera de lo común y más que a la hora que se suscitó este crimen, fue en la hora en que más turistas están atendiendo en el templo— empezó a explicar el anterior asistente —al parecer la última persona que los vio con vida, fue una miko quien les trajo el té, pero se retiró rápido de esta habitación porque parecía que estos dos estaban hablando de algo importante y ella cuenta que por eso la corrieron del lugar, para que no escuchara nada—
—Que extraño...— Katsumoto suspiro ante todo lo sucedido.
Yuta analizo el lugar, de verdad no sentía rastros de energía maldita.
—¿Dices que eran parte del clan Zenin?— pregunto con curiosidad.
—Así es señor, al parecer servían como mensajeros, pero no tenían un papel muy reconocido dentro del clan. Por ese motivo se les dejaba estar fuera de dicha residencia — contesto el asistente.
Yuta suspiro al escuchar como nombraban a aquel clan.
Quizás pedirían cuentas por lo sucedido, y si era así, él quizás podría negociar un intercambio de información sobre Maki a cambio de encontrar al asesino de sus sirvientes. Si es que a ese clan les interesaba saber quién masacro a sus mensajeros.
Algo llamó demasiado la atención de Yuta en aquel instante y eso fue una pluma de un ave en color negro, la cual estaba combinada entre la sangre de aquellos sujetos.
Aquello se le hacía muy inusual para una escena casi perfecta.
En aquel momento, algo asusto a los ahí presentes y eso fue el sonido de un cuervo, el cual, parecía haber entrado por la gran ventana de aquella habitación llena de sangre.
—¿Un cuervo?— pregunto Katsumoto algo asustado.
—Que extraño... — dijo Yuta en voz baja y mirando aquel animal graznar antes de salir volando de ahí.
Para Yuta, aquel animal no encajaba en la escena.
—Bueno, supongo que todos los resultados e informes los tendremos listos en un rato más ¿Usted que opina señor Okkotsu?— pregunto uno de los asistentes mientras acompañaba a Yuta y a Katsumoto hacia afuera de aquella antigua casa.
—Definitivamente, esto lo hizo una persona sin energia maldita, debió ser alguien que sabía a qué hora se encontrarían estos dos en aquella habitación — respondió Yuta fríamente. —Y Si esto no se trató de "algún ajuste de cuentas", definitivamente pudo haberse tratado de una cacería de hechiceros —
—¿Por qué está seguro de eso, mi señor?— pregunto Katsumoto sorprendido por aquella respuesta.
—Por qué en primer lugar, esto fue algo planeado, empezando con eso del horario en que fueron atacados. Su asesino debía conocer muy bien sus horarios y movimientos dentro de este lugar — levanto dos dedos mientras seguía hablando.
—Y en segundo lugar, no hay restos ni señales de energía maldita ahí dentro, y como sabemos, solo hay una forma de matar hechiceros y ambos fueron asesinados con un arma pulso cortante que definitivamente debió suprimir su energía para así poder cortarles el cuello... sí les hizo ese corte, en definitiva lo hizo para que no hablaran nunca más... además, una maldición no dejaría el lugar así de intacto, mucho menos dejaría que las tazas de te estuvieran como si nada en la mesa— respondió Yuta.
Katsumoto estaba sorprendido por la deducción de su jefe.
—En fin, los resultados de las autopsias, así como todos los demás informes tanto de los peritos como las entrevistas a todo el personal que trabajaba con ellos, las tendremos listas al anochecer, quizás así usted pueda sacar más deducciones y empecemos a investigar quien está detrás de todo esto— comento el otro asistente.
—Bien, le echaré un vistazo a todo ese papeleo más tarde, por ahora quiero ir a dar una vuelta por la ciudad — comento Yuta mirando hacia arriba.
De nuevo algo le llamo la atención y eso fue ver varios cuervos en los cables de luz sobre ellos.
Aquello de verdad le parecía muy extraño, aquel animal le recordaba a alguien en específico. Pero aquello mejor lo dejo pasar por esa ocasión.
—¿Gusta que lo acompañe?— pregunto Katsumoto.
—No, esta vez quiero ir yo solo para ver qué tanto a cambiado esta maldita ciudad. Además, Katsumoto tienes trabajo que hacer. Te he dado una misión especial y quiero que aproveches que estamos aquí para cumplirla — comento Yuta dándole unas palmadas al hombro antes de empezar a alejarse de ahí.
—De acuerdo señor, no dude en marcarme si necesita algo— respondió el asistente mientras veía a Yuta alejarse de ahí.
Realmente aquel hechicero de grado especial, sentía la necesidad de dar una vuelta por ahí. Tenía un extraño presentimiento de que quizás el asesino estaba cerca.
Una notificación había llegado a aquel celular que se encontraba sobre una lujosa mesa de un restaurante al aire libre.
—Como amo cuando llegan las notificaciones sobre depósitos bancarios y más cuando suceden después de un trabajo bien hecho— dijo Mei Mei, tomando su celular con elegancia una vez dejó su taza de té.
No solo a ella le había llegado un jugoso depósito bancario, también a su acompañante le había llegado una notificación sobre una jugosa cantidad de dinero por su última misión.
—Supongo que este pago compensará todo el trabajo que he tenido que hacer este día, también compensará la ropa que he tenido que desechar por la sangre ¿Cierto? — contesto Maki, antes de tomar de su tasa de café.
—Podría decirse que sí, incluso te puede alcanzar para darte algunos lujos y gustos, esos a quienes eliminaste nos dejaron mucho dinero de por medio — dijo Mei frotando sus dedos medio e índice en señal de dinero.
—Bueno, el único lujo que quiero darme en este momento es poder pasar tiempo con mis hijos y darles las vacaciones que tanto me han pedido— contesto Maki cruzando los brazos, recargándose en la silla, mientras veía a Mei.
Aquella de cabellos cortos y plateados soltó una leve risa —Eso aún está en negociación, aunque si no salen misiones pronto, quizás puedas darte unas vacaciones este fin de semana con tus hijos—
—Eso espero, porque de verdad estoy muy cansada...
—¡Mami! ¡Mami!— gritaron Yurika y Yuudai, quienes primero corrieron a abrazar a su madre.
—¡Mis bebés!— decía Maki mientras a ambos los rodeaba con sus brazos y les llenaba de besos la cara.
El sonido de sus risas la llenaban de vida y la motivaban a seguir de pie.
—¿Cómo les fue hoy en la escuela? ¿Se portaron bien?— pregunto Maki abrazando a sus hijos.
—¡Nos fue bien!— comento Yurika con alegría.
—Esta vez no nos metimos en problemas — respondió Yuudai con una sonrisa.
—¡Además yo tuve una nota alta en matemáticas y también en deportes!— comento Yurika con mucha alegría.
—¡Y yo pase con nota alta el examen de japonés! ¡También ayude a cosechar!— dijo Yuudai sonriendo.
—Me alegra oír eso mis amores, se merecen un premio por ser muy disciplinados — sonrió Maki, aun llenando de besos las mejillas de sus mellizos.
Eso hasta que Mei se aclaró la garganta para llamar la atención de esa familia.
—¿Qué? ¿Acaso ya se olvidaron de mi?— preguntó Mei mirando aquella tierna escena.
—¡Abuela Mei!
—¡Abuela Mei!
Dijeron en coro Yurika y Yuudai, quienes corrieron rodeando aquella mesa para acercarse a esa mujer.
—Miren, que guapos se ven ustedes dos con esos bellos uniformes— decía Mei con una gran sonrisa y pellizcando las mejillas de ambos niños.
—¡Gracias abuela Mei!— respondieron en coro.
Ambos niños vestían sus uniformes escolares. Mientras detrás de ellos y con sus mochilas en cada hombro, venía ya un adulto Ui Ui. Quien de vez en cuando, le hacía de niñera de esos dos a petición de su hermana.
—¡Oigan! ¡Más respeto, mi bella hermana aún no tiene la edad de una anciana para que le digan abuela!— Ui les llamo la atención a esos dos.
—Tranquilo, no me molesta que ellos me digan así. Al contrario, tienen el permiso de decirme abuela a pesar de que no somos familia de sangre. Gracias por tu trabajo Ui Ui, tú también te mereces un premio— respondió Mei con una sonrisa, que hizo que el corazón de su hermano, casi se saliera de su pecho.
—Lo que digas, bella hermana— respondió este con las mejillas rojas.
Ambos niños solo le sacaron la lengua a ese adulto. Quien sólo les hizo una mueca de desagrado por tener toda la atención de su hermana.
—Jajaja — Mei rio por aquel gesto de esos dos — ¡En serio me alegra verlos, mis dos minitas de oro!— dijo con una gran sonrisa, mientras acariciaba las mejillas de esos dos niños.
—Sabes que no me gusta que les digas así a mis hijos— contesto Maki en una mueca y un tanto molesta por esas palabras.
—Tranquila querida, para mí, estos dos son como mis hermosos nietos y los aprecio tanto como si fueran mis pequeños lingotes de oro, porque eso son lo que son, oro puro— le sonrió soberbiamente a la madre de esos niños, mientras les acariciaba el cabello.
Maki podía sentir las malas intenciones de Mei al decir aquello.
En aquel momento, el teléfono de Mei vibro al llegarle otra notificación.
Miró a esos pequeños y les sonrió tiernamente.
—Niños, ¿Qué les parece si van junto al tío Ui a comprase algún helado o algún regalo que ambos quieran? La hermosa abuela Mei invita con el dinero de Ui, además tengo cosas importantes que hablar con su madre sobre trabajo y me gustaría hablarlo en privado ¿De acuerdo?— comento esta con una sonrisa.
Ambos niños se emocionaron por la idea de obtener regalos.
—¡Yo quiero un sombrero!— respondió Yurika dando unos saltos.
—¡Yo si quiero un helado!— grito Yuudai muy feliz también dando unos saltos.
—¡También yo quiero helado!— respondió su hermana.
—¡Ya sé que sabor quiero! ¡Vamos! — respondió Yuudai.
Maki suspiro de cansancio. Ya sabía a qué iba aquella platica al ver a Mei. Pero a la vez quería que sus hijos no se alejaran demasiado.
—¡Con cuidado! ¡Y no se separen y sobre todo, no se metan en problemas! ¡Vayan siempre de la mano y no se separen del abuelo Ui! ¿De acuerdo?— dijo su madre, dándoles un beso en la frente a cada uno.
—¡De acuerdo!— dijeron en coro antes de salir corriendo de ahí.
—¡Tendremos mucho cuidado!— respondió Yurika dando unos saltos en un pie, pisando los cuadros del piso como si jugará a la rayuela.
—¡Y trataremos de no meternos en problemas !— respondió Yuudai con una sonrisa y corriendo detrás de su hermana copiando sus movimientos.
—Diviértanse y no hablen con extraños ni sigan maldiciones — comento su madre mirándolos partir.
—¡Regresamos pronto mami!— comentaron esos niños.
—Ui Ui, llévalos a comprarse lo que ellos quieran y por favor, cuida muy bien de mis minitas de oro— dijo ella con una sonrisa, que derretía el corazón de su hermano.
—¡Si hermana!— comento aquel adulto, mientras seguía a esos dos niños que estaban emocionados por la idea de comprarse algunos regalos.
Maki sentía un raro presentimiento cuando vio alejarse a sus hijos. Su corazón estaba un tanto inquieto. Sentía como si estuviera a punto de pasar algo.
Pero en ese instante decidió ignorar aquel sentir, mientras hablaba con Mei de su siguiente misión.
Pero no pudo dejar de pensar en el nombre de alguien en especial ante tal inquietud.
Yuta Okkotsu era el nombre de quien se le vino a la mente.
Notas:
Espero les haya gustado este capítulo porque se vienen los reencuentros.
Nos seguimos leyendo.
La actualización será un tanto lenta por el momento porque aun sigo armando esta historia sin tratar de descuidar todas las demás. Con razón soy un desastre de escritora jaja.
En fin, gracias por todo su apoyo
