Ya estamos en la recta final, espero que sigan ahi.

Esta historia es de mi autoria y traduccion asi que los errores son mios.

Espero les guste


Doble engaño

Capítulo 24

Condescendiente

Bella:

Dos semanas después:

La Sra. Biers estaba de pie a mi lado, estábamos vaciando los cajones de Jacob.

—Esto es... extraño–, dije, sosteniendo una pequeña caja.

La Sra. Biers miró la caja, frunciendo el ceño. —¿Qué es, querida?

—Es... no sé, una caja... parece un medicamento—, dije.

La Sra. Biers tomó la caja de mis manos y mientras la inspeccionaba, sus ojos se abrieron de par en par.

—¿Qué es? presioné.

—Pero cómo…—, dijo, volviéndose hacia mí. —¿Desde hace cuánto tiempo?

hizo una pausa, insegura.

—¿Cuánto tiempo llevabas intentando quedar embarazada? preguntó la Sra. Biers, su voz apenas era un murmullo.

La miré, desconcertada. —¿Qué quieres decir? ¿Por qué preguntas?

Ella me miró. —¿Hace cuánto tiempo que intentas quedar embarazada, Bella?

Su pregunta quedó suspendida en el aire como una niebla, espesa y confusa.

—Quedé embarazada de Jacob en nuestra luna de miel hace dos años. Perdí al bebé a las seis semanas. El médico me dijo que mis posibilidades de concebir eran escasas. Me sometí a un tratamiento, pero no estaba satisfecha. Por eso busqué un nuevo médico y terminé en el consultorio de Edward —dije, con el corazón acelerado.

La señora Biers dejó la caja con cuidado sobre la cama, sin apartar los ojos de los míos. —Es que... esto no es algo que hubieras usado a menos que... —se quedó en silencio, con las mejillas sonrojadas.

Mi mente corría. —¿Qué es? —exigí, con la voz ligeramente temblorosa—. ¿Qué es?

La señora Biers respiró profundamente, con los ojos llenos de una mezcla de lástima y malestar. —Es espermicida, Bella —dijo finalmente—. Se usa para... prevenir embarazos.

La habitación me dio vueltas mientras intentaba procesar lo que estaba diciendo. ¿Jacob había estado tomando precauciones? ¿Por qué lo hizo?

Mi mano tembló cuando extendí la mano para tomar la caja de sus manos. El paquete era elegante, con una etiqueta azul que parecía burlarse de mí. —¿Jacob ha estado usando esto? susurré, mi voz apenas era audible.

La Sra. Biers asintió, sus ojos llenos de preocupación. —No sé, Bella, ¿tal vez? —dijo con suavidad.

Mi mente dio vueltas. Jacob y yo habíamos estado tratando de tener un bebé desde el aborto hacen dos años. Habíamos visto médicos, hecho pruebas y seguido cada consejo que nos dieron. ¿Y todo este tiempo había estado usando esto? Fue como si alguien me hubiera dado un puñetazo en el estómago. Jacob quería tener hijos conmigo, pero los tuvo con Leah? ¿Por eso actúo tan indiferente cuando le dije que estaba embarazada esta vez? ¿Por eso no le importo pegarme? El aún no sabe la verdad pero al parecer no le importa.

Recordé las palabras que dijo cuando descubrió que estaba embarazada la primera vez:

Dos años antes

Oh, por el amor de Dios, Isabella, ¿cómo puedes ser tan estúpida? me espetó.

¿No nos casamos para tener una familia juntos, Jacob? —pregunté.

Sí, eso es lo que quieren nuestros padres, pero no lo que yo quiero —dijo.

Jadeé—. ¿No quieres tener hijos conmigo? —pregunté mientras mis manos se dirigían a mi abdomen.

Sí, tal vez en unos años, no ahora, ¡eres una maldita niña, Isabella! —gritó.

¿Qué más iba a descubrir? ¡Ya es suficiente!

—Mira, Renata, ¿podemos continuar esta conversación más tarde? Realmente quiero llevar las pertenencias de Jacob a la casa de los Black antes de que llegue del hospital —señalé.

—Está bien, Bella, ¡pero necesitamos seguir hablando de esto! —dijo exasperada.

Terminamos de empacar todo y lo llevamos afuera. Dividimos las cajas y las bolsas de ropa entre el auto de Renata y el mío. Le dije a la Sra. Cope que iba a trabajar para los Black por un tiempo. Iban a necesitar ayuda con las tareas de la casa, ya que Sarah iba a cuidar de Jacob, aunque contrataron a un enfermero que los ayudaría unas horas al día. Gracias a Dios esquivé esa bala, aunque no sé por cuánto tiempo más iba a poder evadir a Jacob y los Black.

Me he centrado en la empresa y en el desorden que han dejado los tratos de Jacob y también en cuidar de Edward. Sopesé mis prioridades y Edward y la empresa eran primero. Renata y yo fuimos en coche a la casa de los Black. La casa parecía vacía, pero el Range Rover de Billy estaba afuera. Los jardineros estaban allí y nos ayudaron a descargar y llevar todo a la casa. Renata y yo colocamos todo en la antigua habitación de Jacob rápidamente. Convirtieron la sala de atrás en una habitación más accesible para él. Coloqué su ropa más cómoda y sus artículos de baño e higiene en esa área.

Mientras guardaba sus últimas cosas, apareció un tubo de lo que parecía crema, tenía la misma etiqueta que la caja que vimos en la gaveta. Lo agarré y salí de la habitación molesta.

—Bella, ¿te quedarás? preguntó Billy, sobresaltándome.

—Volveré más tarde, tengo algunas cosas más que hacer—.

—Ah, okay. Es solo que Jake ha estado preguntando por ti— me dijo Billy nuevamente. —Estuve allí todos los días cuando estaba en la UCI. También fui a verlo cuando lo colocaron en su habitación— le recordé.

—Sí, lo recuerdo, pero no has ido a verlo desde que se despertó y está completamente alerta— señaló.

¿Ves? Se dio cuenta de que solo había ido a ver a Jacob cuando sabía que estaba durmiendo debido a los medicamentos.

—Intentaré ir más tarde, Billy, ahora estoy un poco ocupada.

—No llevaremos a Jake a casa porque Sarah insistió en traerlo aquí, solo le estoy trayendo lo esencial.

—¿Lo esencial? —Arqueó una ceja—. Y algunas cosas más, ya que no sabía qué quería—. Me encogí de hombros. Billy me observó durante unos segundos, quería irme, pasaría la tarde con Edward.

—Hay algo diferente contigo, Bella —dijo Billy, afirmando lo obvio—. No me refiero a ti en sí, sino a tu relación con mi hijo —añadió.

—Jake y yo estábamos tratando de resolver nuestras 'diferencias', pero con todo lo que pasó todo está en terreno inestable en este momento.

—Lo entiendo, no estoy poniendo excusas aquí, sé lo que mi hijo te hizo esa noche, pero quiero que le des una oportunidad —suplicó.

¡Tenía que estar bromeando!

—Ya le di otra oportunidad y también la jodió. ¡No hay vuelta atrás de esto! exclamé y me fui.

~DE~

Edward se estaba recuperando de su cirugía por obstrucción intestinal. Se había estado quedando en la casa de sus padres, pero ahora estaba en nuestra casa. He venido a ofrecerle mi apoyo todos los días.

Cuando entré noté una atmósfera sombría que impregnaba el aire. Edward, una vez tan vibrante y carismático, ahora estaba acostado en la cama, con el rostro marcado por la tristeza.

Me dirigí hacia la cama. Cuando me senté, la mano de Edward se extendió hacia la mía. —Bella—, susurró con voz temblorosa.

Me incliné más cerca, mi corazón dolía por él. —¿Cómo te sientes? —pregunté.

—Físicamente, estoy mejorando— respondió, —pero emocionalmente... estoy perdido—.

Compartió conmigo su angustia por los gemelos, la traición que había sentido. Escuché atentamente, ofreciéndole palabras de consuelo y aliento. Él quería hablar más sobre esto hoy y lo dejé.

—¿Estás bien? me preguntó después de sollozar y aclararse la garganta tratando de contener las lágrimas.

—No puedo con toda esta presión de los padres de Jacob. No puedo estar en dos lugares a la vez. Todo lo que quiero es estar contigo y cuidarte. Lis Black actúan como si no supieran nada y me está cabreando porque no sé con certeza si en realidad no saben o están haciendo la vista gorda. ¿Y si estuvieron involucrados todo este tiempo? Me están exigiendo que esté con Jacob. Me están echando en cara que solo he estado con él en el hospital mientras está dormido. Billy tuvo la audacia de pedirme que fuera más tarde para verlo despierto. Si supieran lo que quiero hacer, no me estarían pidiendo que esté a su lado, no me rogarían que estuviera allí. ¡Estoy harta!

Agarré mi bolso para sacar un pañuelo y se cayó parte de su contenido. Edward vio la caja de espermicida y el tubo de crema.

—Bella, ¿por qué tienes esto?

—Renata y yo lo encontramos entre las cosas de Jacob— admití.

Edward respiró profundamente.

—Supuestamente tuviste dificultades para concebir, pero estaban usando espermicida?

—Yo no tenía idea, Edward— admití.

Me explicó cómo se usaban las hojas de espermicida: se insertan para bloquear el cuello uterino y evitar el embarazo. También me mostró el tubo de gel, que se utilizaba para una protección adicional.

—¿Nunca te diste cuenta cuando usó esto? Negué con la cabeza.

—Siempre se las arreglaba para distraerme…

¿Por qué siempre me cohibía al hablar de estas cosas?

—Ahora entiendo por qué siempre me estimulaba con los dedos. Siempre me pedía que cerrara los ojos. Yo lo obedecía como una tonta—.

Un silencio cayó entre nosotros mientras lidiamos con esta revelación. Jacob no estaba planeando tener hijos conmigo. Tenía la prueba en la cara.

—Bella— continuó Edward, —no te estoy diciendo esto para lastimarte. Sé que es difícil escuchar esto. Pero quiero que sepas la verdad—.

Asentí lentamente, tratando de procesar todo. —Entiendo—dije. —Pero Edward, ¿cómo pudo hacer esto? Si no me quería porque se casó conmigo? Porque firmó un acuerdo si lo iba a romper al final?

—Quizás pensó que nunca se descubriría— supuso Edward.

—Yo me sentía culpable por lo que hicimos, por esa primera noche que estuvimos juntos tú y yo, mientras él estuvo con quien sabe cuántas!

Edward suspiró profundamente, extendió su mano y tomó la mía.

—Bella— dijo, su voz suave, —Ambos cometimos errores—.

Las lágrimas corrieron por mi rostro cuando me di cuenta de que mis padres probablemente me iban a condenar.

—Edward— dije, —estoy un poco ansiosa por todo esto. Temo la reacción de mis padres cuando se enteren de lo que pasó entre nosotros. No pensaba decirles sabes—.

—Shhh—, susurró. —Está bien, Bella. Superaremos esto juntos—.

Los dos habíamos cometido actos de traición, en estos días puse las cosas en perspectiva, y unos pocos meses que es lo que llevamos Edward y yo no se comparan con nueve años. No estoy diciendo que debimos haber traicionado a nuestros cónyuges, pero ellos ya nos habían traicionado primero desde quien sabe cuándo.

—¿Has pensado en lo que vas a hacer con la custodia de Hayden? ¿Y el apellido de los gemelos?— pregunte para cambiar el tema, aunque este era peor.

Edward exhaló, —mi abogado ya está trabajando en eso. Presenté la solicitud de custodia exclusiva de Hayden. Estoy seguro de que Leah querrá cambiar el apellido de los niños. ¿Debería pedirlo o dejar que ella me lo pida? —Me pregunto.

—No lo sé, pero busca la vía más rápida. Cuanto más rápido te ocupes de todo, mejor— sugerí.

—Probablemente me pedirán una prueba de paternidad para los tres chicos—, asentí.

—¿Dijiste que tienes pruebas del engaño? —Asentí de nuevo.

—¿Puedes conseguirme copias? Las necesito para el caso—.

—Te enviaré un correo electrónico—. Ya no quería ver más ese maldito folder con las fotos. Esperaba que fuera un proceso rápido y que no tuviera que enfrentarse más a esa perra.

—¿Vas a hablar con ella?

—No, todo será a través de mi abogado. Intenté llamarla, pero está esquivando mis llamadas, creo que me bloqueo. La llamé a la que era nuestra casa y nadie respondió, llamé a sus padres y me dieron excusas—, suspiró exasperado.

—Fui un idiota, caí en su trampa. Ella era la araña y yo era la mosca que usaba para saciar su hambre momentánea. Tengo que dejar de pensar y preguntarme si ella alguna vez me amó de verdad o si yo era solo una distracción. Un pequeño obstáculo en el camino hasta que pudiera tener a quien de verdad quería —dijo Edward su voz quebrada una vez más por culpa de la perra de Leah Clearwater.

—No sé qué le dijo a lo largo de los años, pero estoy seguro de que le prometió que estarían juntos en algún momento—, Edward asintió a mi comentario.

—No sé cómo vamos a salir de este lío.

—Lo superaremos porque nos tenemos el uno al otro—, me besó la sien. Me acurruque más cerca de él y suspiré.

Me quedé con Edward el resto del día, hablando, riendo y llorando.

—Te amo, Bella—, susurró. —Yo también te amo, Edward—, respondí.

El camino por delante podría ser incierto, pero sabía que lo enfrentaríamos juntos.

Después de que Edward, Renata y yo cenáramos, decidí ir a la casa de los Black para salvar las apariencias. Le dije a Edward que no tardaría mucho, no mentía.

Sarah venía del pasillo con una bandeja vacía cuando llegué.

—¡Por fin estás aquí! Jacob acaba de cenar y está viendo un poco de televisión—, dijo Sarah sonriente.

—Ah, okay, estaré con él un rato—.

—¿Tienes hambre? La señora Cope preparó un guiso—, dijo mientras entraba a la cocina.

—No, gracias —podía oler el estofado de carne y mi estómago se revolvió, la carne roja me daba náuseas, apenas y podía comer pollo o pescado—. Bella, ¡estás demasiado delgada! ¡Estás embarazada, necesitas comer! —insistió—.

—Acabo de cenar, Sarah, gracias.

—¿Quieres llevar algo para más tarde? Puedo ponerte un poco para llevar.

—No, Sarah, gracias —dije de nuevo. ¿Por qué tanta insistencia?

—Iré a ver a Jacob ahora —anuncié.

—¡Oh, estará tan feliz! —Ella sonrió radiante.

Mi corazón se aceleró mientras caminaba por el pasillo. Golpeé en el marco de la puerta.

—Jacob —llamé.

No me respondió, así que entré en la habitación, la televisión estaba encendida, pero Jacob estaba dormido. Las vendas de su cabeza y pecho se habían quitado, estaba sin camisa, las secuelas del accidente a la vista. Su pierna estaba elevada, pero semicubierta por las sábanas.

Una plétora de preguntas invadió mi mente mientras lo miraba, él parecía dormir tranquilo mientras yo estaba furiosa por dentro.

¡Quería gritarle todas sus verdades en la cara!

Pero el momento justo llegará, sabía que me hundiría con él, pero todos sabrían lo que había hecho. Nada de esto quedaría impune. Tenía influencias y las iba a usar.


Gracias por leer, espero sus comentarios.