¡Hola! ¿Qué tal?
Es momento de conocer un poquito de la historia de Fate, gracias a la curiosidad de Nanoha. Por cierto, me da algo de gracia que, al momento de escribir este capítulo, estaba escuchando en loop One of Us de Joan Osborne... Si alguien me hubiese dicho la primera vez que escuché esa canción que, muchos años después, la escucharía repetidas veces al momento de escribir algo, juraría que ese alguien estaba mintiendo jajaja.
Disclaimer: MSLN ni sus personajes me pertenecen. Todo el crédito a sus respectivos autores
Capítulo 9: Pesca matutina
Fate llamó a su puerta ese día mucho más temprano de lo que había esperado. Afortunadamente, la emoción por practicar al fin una actividad interesante en el campamento hizo que su sueño fuese escaso y, aprovechando la nueva soledad de la cabaña desde el retiro de sus compañeras, había optado por prepararse desde antes para estar atenta al llamado de la orientadora. Estaba segura que de haber estado dormida en ese momento, no hubiera sido capaz de escuchar el ligero golpeteo de los nudillos de la rubia sobre la madera.
Sintiéndose de pronto muy despierta, se apresuró a abrir con cuidado la puerta para encontrarse con Fate, quién sonreía ampliamente.
La orientadora había optado por una vestimenta deportiva, sustituyendo su habitual camiseta blanca por una gruesa sudadera con capucha. En uno de sus hombros apoyaba un par de cañas de pescar ligeras, y su mano estaba ocupada sosteniendo un pequeño cooler, o al menos eso alcanzaba a ver por la escasa luz de la mañana.
A esa hora tan absurda ni siquiera el cielo mostraba signos de aclararse pronto.
- ¿Estás lista? - susurró Fate, a manera de saludo.
Nanoha se apresuró a asentir ante esa interrogante.
- Bien, entonces en marcha. Toma, ayúdame con esto - pidió la rubia, mientras le entregaba el cooler.
Una vez Nanoha acomodó bien el cooler en una de sus manos, Fate le extendió su mano vacía.
- Está bastante oscuro aún y tenemos que caminar por uno de los senderos, pero conozco el camino. No podemos hacer mucho ruido, así que será más fácil si tomas mi mano.
Al terminar esa frase Fate parecía verla expectante, y Nanoha tuvo que empezar a agradecerle a Dios en ese mismo instante la falta de luz que reinaba en el lugar, porque no creía haberse sonrojado tanto con alguna propuesta similar en otro momento de su adolescencia. Casi con duda, extendió su mano para tomar la de Fate, y se estremeció ligeramente al sentir la cálida mano de la orientadora cerrarse sobre la suya.
Quizá, si en ese momento el cielo hubiese estado más iluminado, también habría sido capaz de ver el tenue rubor que apareció en el rostro de Fate ante la calidez de ese contacto.
Unos pocos segundos después Fate emprendió la marcha. La muchacha parecía conocer el área cómo la palma de su mano, porque a medida que se adentraban al sendero en medio de la penumbra no titubeó ni una vez. El caminar de la orientadora era calmado y, a pesar de que se mantuvieron en silencio durante todo el trayecto, Nanoha disfrutó mucho el pequeño paseo que estaba teniendo con Fate.
Luego de unos 10 minutos de caminata por el sendero que habían tomado, la rubia le hizo una señal para detenerse y señaló una corta escalinata que llevaba hacia una sección más solitaria del amplio lago que se encontraba en el campamento, oculta entre la espesa vegetación que parecía crecer en ese sector. Con cuidado, Nanoha descendió por la escalinata seguida de Fate, y se sorprendió al descubrir que, en ese pequeño espacio libre que les permitiría pescar tranquilamente sin llamar la atención, estaba estratégicamente ubicado un gran tronco que podía funcionar de manera perfecta como una improvisada banca.
- Wow - dejó escapar Nanoha al ver el lugar en el que se encontraban - No sabía que en el campamento había un lugar así.
- Es un pequeño secreto - confesó Fate - Aquí podremos pescar sin que nadie nos vea, al menos por un rato, hasta el amanecer. Igual le pedí a Yuuno que patrullara la zona, así que no corremos riesgo de que alguien aparezca.
Ante la mención del orientador Nanoha sonrió, aunque en su interior se instaló un ligero peso, sobre todo al darse cuenta de que, a pesar de haberse soltado, aún sentía la calidez de la mano de Fate sosteniendo la suya.
Con pesadez, imitó a Fate y se sentó en el improvisado tronco, colocando el cooler entre ellas.
- Aún es bastante temprano, pero espero que tengamos algo de suerte - comentó Fate, mientras le pasaba una de las cañas de pescar.
A medida que iban preparando el anzuelo y enganchando los señuelos, el cielo empezó a iluminarse de manera tan tenue que apenas fue perceptible para ellas, quienes habían acostumbrado su vista a la noche cerrada por la caminata anterior. Según sus arriesgados cálculos, no creía que tuviesen a su disposición más de un par de horas antes de que el sol se desplegara radiante ante ellas, y tuvieran que retirarse para no levantar sospechas.
Minutos después, y con ambos anzuelos esperando pacientemente en el lago, entablaron una charla en medio de susurros.
- Veo que tienes algo de experiencia - comentó animadamente Fate, en voz baja - ¿Habías pescado en un lago antes?
- Sí - afirmó Nanoha, sonriendo melancólicamente - Mi padre me llevaba con él a pescar cuando era más pequeña, y lo más cerca que teníamos era un lago, aunque también alcanzamos a pescar en el río un par de veces. A él le gustaba mucho pescar, así que aprendí una que otra cosa. ¿Y a ti? ¿Quién te enseñó?
- Bueno, en mi caso a mi padre también le interesaba la pesca, pero nunca me dejó tocar su caña de pescar, así que tuve que aprender por mi cuenta observando como lo hacía, y también observando a los otros miembros de la iglesia.
- Por un momento pensé que me dirías que te había enseñado Yuuno.
- ¡Pff! ¿Qué? - soltó Fate, con una risita - Yo le tuve que enseñar a él.
¿Por qué rayos había mencionado a Yuuno en esos momentos?
- ¿Te llevas muy bien con él? - preguntó Nanoha, con ganas de que se la tragara la tierra en ese mismo instante.
- Somos buenos amigos - respondió Fate con una sonrisa, sin mayor detalle.
El silencio rápidamente se instauró entre ellas. A pesar de que estar junto a Fate en silencio no le molestaba, si le irritaba que estaba desperdiciando minutos valiosos sin hablar, cuando en el fondo moría por conocer más de esa pescadora autodidacta.
Su salvación llegó casi al instante.
- ¿Podrías contarme más de ti? - consultó tímidamente Fate - ¿Tienes hermanos? ¿Amigos en la secundaria?
- Tengo dos hermanos - empezó a decir Nanoha - Los dos son mayores que yo, así que a veces no nos entendemos muy bien. Mi madre y mi hermano mayor, Kyoka, son muy parecidos en su manera de ver las cosas, así que fueron los que insistieron en inscribirme en el campamento. Miyuki, mi hermana, es un poco más flexible. No soy de muchos amigos así que paso más el tiempo con ellos, ayudándolos en la pastelería de la familia. ¿Y tú? ¿También tienes hermanos?
- Tengo una. Se llama Alicia.
- ¿También trabaja en el campamento?
- No - contestó la orientadora, suspirando - Ella… Se fue de casa hace varios años.
- Lo siento Fate - murmuró la cobriza, apenada - No debí…
- No te preocupes, no pasa nada - la interrumpió Fate, con una sonrisa - Se siente bien hablar de ella con alguien. Era mayor que yo y bueno, era bisexual, así que cuando mis padres se enteraron armaron un alboroto. Se fue de casa antes de que mi madre abriera el campamento, y desde esa vez no he vuelto a saber de ella. Me gustaría verla de nuevo alguna vez.
En ese ambiente tan íntimo, sentadas tan cerca que sus codos se rozaban, la orientadora parecía estar abriéndose ante ella de una manera en la que no la había visto hacerlo antes. Su voz estaba tan cargada de emoción, que Nanoha estaba muy segura de que ese tema no era algo que la rubia tocase frecuentemente con otras personas. El que hubiese decidido compartir eso con ella la conmovía.
Tener acceso a la Fate real era algo que anteriormente solo hubiese podido soñar.
- Fate, ¿Puedo hacerte una pregunta un poco personal?
- Claro. Dime.
- ¿Cómo supiste que te gustaban las chicas?
Fate, con una sonrisa, se tomó unos segundos para contestar. Esa pregunta en verdad era personal. Si alguien más le hubiese preguntado eso mismo contestaría solo con evasivas, pero estaba dándose cuenta de que estaba desarrollando cierta debilidad por complacer a la joven sentada junto a ella en todos sus caprichos y, por cada deseo cumplido, un agradable calor se extendía en su interior contrarrestando el frío de la madrugada.
- Hace algunos años me enamoré de una compañera de clases - respondió Fate - Era la chica más bonita del salón, y la niña más amable que había conocido. Por mucho tiempo pensé que para ella solo era una compañera más, hasta que un día tuvimos que quedarnos un rato en la escuela después de clases, y me dijo que le gustaba. No se si fue la primera chica que me gustó, pero creo que fue la primera de la que me enamoré. Y todo terminó muy mal. En el colegio se enteraron y me expulsaron, así que mi madre tomó la decisión de educarme acá en el campamento. Desde ese momento me he dedicado a la oración. ¿Y a ti? ¿Cómo te fue en tu caso?
- Fatal - admitió Nanoha con una risita - Creo que siempre tuve más afinidad con las chicas, pero tenía un poco de temor acerca de lo que podía pasar, así que empecé a ir a la iglesia con mi madre, y terminé besuquéandome con una de las coristas detrás de la iglesia.
- ¿Qué? Jajajaja - largo a reír Fate - ¿Con una corista? ¿Y detrás de la iglesia? Jajajaja.
- ¡No te burles! - pidió Nanoha, contagiándose de su risa - Solo pasó, no es como si hubiese empezado a ir a la iglesia con esa intención.
- Ya, está bien, no me reiré más. ¿Y tu madre se lo tomó horrible?
- Horrible es poco. Esa es la razón por la cuál estoy aquí en este campamento. Aunque este campamento no está resultando tan malo - murmuró la cobriza, sonriendo - Si no hubiese pasado lo que pasó no estaría aquí de madrugada pescando contigo.
- Los designios del Señor son un misterio - comentó Fate, crípticamente.
Luego de esa interacción se mantuvieron en silencio por unos minutos más, solo roto por el leve movimiento del hilo sobre el agua del lago. Ahora que sentía que conocía a una Fate más honesta, se atrevió a hacer una pregunta más.
- Fate.
- Dime
- Tú… ¿Realmente crees que Dios me condenará al infierno por lo que siento?
Al escuchar la pregunta Fate se giró y, gracias a la ayuda de la ligera iluminación que empezaba a mostrarse en el cielo, Nanoha pudo detallar la intensidad de la mirada de Fate sobre la suya.
Fate tenía unos ojos muy bonitos. Si la rubia se lo permitiera podría mirarlos todo el día.
En el fondo, Fate también tenía que admitir que se había planteado muchas veces esa misma interrogante.
- Creo que no tengo la respuesta exacta a tu pregunta Nanoha - habló Fate - Pero lo que sí sé es que Dios es amor, no creo que sea un Dios castigador. También, creo que, si se pusiera a juzgarnos a todos, no solo lo haría por lo que sentimos. Al fin y al cabo, hay muchas personas que cometen pecados atroces todos los días ¿No?. Tengo la esperanza de que mientras nos esforcemos en ser buenas personas todo estará bien, y eso valdrá más. O al menos en eso elijo confiar.
- ¿Sabes qué creo?
- ¿Qué?
- Creo que me gusta tu manera de pensar - contestó Nanoha, sonriendo ampliamente.
Quería ver más de esos sonrojos en la orientadora, tan sinceros como los que veía ante la luz del alba.
- ¿No sales mucho del campamento? - se aventuró a preguntar la cobriza.
- No, la verdad no salgo casi nunca. Vivo aquí, además el campamento está algo lejos del pueblo más cercano, así que no tengo tantas oportunidades de salir.
- ¡Ya sé! Entonces, me gustaría hacerte una propuesta.
Juntando valor, habló nuevamente.
- Cuando tengas oportunidad de salir ¿Te gustaría ir a visitarme a la ciudad? - preguntó esperanzada Nanoha - La ciudad donde vivo no es tan grande, pero hay cosas interesantes que podría mostrarte, si quieres, claro.
Sonriendo ante esa esperanzadora propuesta, aún a sabiendas de que era un deseo imposible mientras Precia la tuviera encerrada en esa prisión, Fate asintió.
- Me encantaría - contestó Fate, sin dejar de sonreír.
- ¡Bien! - exclamó Nanoha, eufórica - Entonces cuan… ¡Oh! ¡Picó algo!
El ligero jalón que sintió Nanoha en su caña de pescar la puso alerta, mientras veía el característico movimiento del corcho de pesca en medio de las aguas. Con hábiles movimientos, inició la tarea de tensar el sedal mientras manipulaba el carrete y, muy pronto, pudo tener una vista cercana de su botín.
Definitivamente no era el pez más grande que había capturado, pero era el primero que atrapaba en muchos años luego de la muerte de su padre, así que sonrió satisfecha hacia Fate luego de verlo, mientras se disponía a soltar el pez del anzuelo para liberarlo nuevamente al lago.
La rubia estaba dándole una cálida felicitación cuando sintió un tirón en su propia caña de pescar. De manera rápida inició el juego de tirar hacia ella el sedal, extrañada de no sentir tanta resistencia.
Cuando su botín salió a la superficie lo entendió todo. Su anzuelo había terminado enganchado en una lata gracias a la ligera corriente.
- Jajajajajajaja - estalló en risas Nanoha.
- ¡Oye! ¡No te burles! - se quejó Fate.
- Ese es un pez bien curioso, ¿A que sí? Jajajaja
- Ja, ja, muy chistosa - murmuró la rubia, con una mueca.
Luego de reír se sentía liberada. Por un momento, a Nanoha le dejó de importar su situación. Ya no le importaba estar en un campamento lleno de gente odiosa que la obligaba a orar hasta el cansancio, y tampoco sentía que estaba desperdiciando su verano. Por ese instante, una vez su risa se calmó y sus ojos estaban humedecidos por haber estado a punto de llorar de la risa, solo fueron Fate y ella, escondidas entre la vegetación que bordeaba el lago, compartiendo un instante que solamente les pertenecía a ellas dos y a nadie más.
- Gracias, Fate - susurró Nanoha - Tenía tanto tiempo sin reír de verdad, que había olvidado cómo se sentía.
Las palabras de Nanoha calaron profundo en Fate, quién sentía como su corazón empezaba a latir desbocado en su pecho. Frente a ella Nanoha la miraba sonriente, con las mejillas tenuemente enrojecidas por su reciente risa, y el cabello ligeramente humedecido por la bruma matutina. Sus ojos se posaron en esos labios que la invitaban a acercarse más y, sin querer, su cuerpo obedeció a esa orden.
En el último segundo se frenó, y terminó poniendo su mano en el hombro de la cobriza.
Lo deseaba, pero estaba aterrada.
Lo que estaba sintiendo en esos momentos era tan intenso, que la abrumaba.
Si la besaba en ese momento, no habría vuelta atrás.
- Tenemos que irnos - murmuró con voz ronca, mientras se levantaba.
Nanoha, aún intoxicada por la recién cercanía a Fate, tardó unos segundos en reaccionar, antes de unirse a la orientadora en la tarea de recoger todas las herramientas que habían usado en su pequeña sesión de pesca.
Cuando retomaron el camino por el sendero ya la iluminación del cielo les permitía ver mejor el camino, por lo que Fate no intentó darle nuevamente la mano, así que avanzaron por ese corto trayecto manteniendo un poco más de distancia que en la madrugada.
Fate terminó por escoltarla hasta la cabaña, y se despidió con una sonrisa antes de partir con rumbo desconocido.
Nanoha solo la miró perderse entre la bruma, cayendo en cuenta de dos cosas.
La primera era que no sólo se había enamorado de Fate Testarossa, la persona menos indicada en el lugar más inadecuado del mundo, si no que se había enamorado PERDIDAMENTE de ella, lo que era aún peor. Ahora era un hecho oficial e incambiable, así que tendría que sobrevivir por el resto del campamento con esa certeza.
La segunda era que podía jurar que Fate había estado a punto de besarla, y algo le había impedido hacerlo.
Así que aún tenía esperanzas.
Nadaoriginal: Justo eso, la verdad... A su alrededor, realmente nadie la está protegiendo. Al menos los que deberían hacerlo definitivamente no lo hacen. A lo más, Yuuno y ella intentan protegerse mutuamente pero, si somos realistas, ¿Cómo podrían defenderse esos dos, a esa edad, contra todo un sistema?. Creo que justamente eso viene a ser uno de los trasfondos grandes que tiene Fate como personaje en esta historia. ¡Un gran abrazo!
Chat'de'Lune: Bueno, como uno no va a rogarle al señor al ver lo que le pasa a la pobre jajaja. Sin embargo, algunos sentimientos son tan grandes que no pueden ser eternamente reprimidos... Y me da la impresión que ya Fate se dio cuenta de eso. ¡Qué tengas una excelente semana!
¡Nos leemos la próxima semana!
