Disclaimer: Los personajes no me pertenecen.
Estúpido amor en la ciencia.
Robado por el calor del momento.
Kohaku sentía que bien iba a derretirse entera en ese instante. Los labios de Senku contra los suyos le provocaban una sensación desconocida, como si alas de mariposa revolotearan en su sensible piel, causándole un hormigueo agradable que se extendía por todo su cuerpo. En ese beso, el aire parecía no llegarle a los pulmones, y un cosquilleo en su vientre se unía al ritmo de su corazón acelerado. Kohaku tenía los sentidos tan despiertos... y el cerebro tan apagado.
Desde la perspectiva de Senku, el momento era una mezcla de curiosidad científica, una inesperada intensidad emocional y a la vez un aturdimiento de mas de la mitad de su cerebro. Sentía la suavidad de los labios de Kohaku, cálidos y ligeramente temblorosos. El aroma a lilas que aún persistía en su cabello lo envolvían en una experiencia multisensorial que lo desconcertaba y fascinaba a la vez junto con el calor que desprendía del cuerpo de la chica sobre él.
Ambos en medio de la sala, con Senku tumbado y Kohaku a horcajadas sobre él, la blanca luz de la bombilla apenas iluminaba el espacio. Los dos se sumergieron en el beso, incluso era difícil saber si Senku fue consciente o no del momento en que ladeó el rostro para profundizar algo más ese beso, rozando sus labios con los ojos cerrados.
Kohaku, más abrumada e inconsciente que Senku de lo que hacía, movió sus caderas apenas perceptiblemente contra él para acomodarse mejor. Senku sintió de inmediato el movimiento de Kohaku, como un pequeño corrientazo de cosquilleo que lo hubiera recorrido. Sólo hasta entonces le regresó la consciencia y supo en ese momento que debía detenerse.
Senku se separó poco a poco del rostro de Kohaku, pero no así de su cuerpo. Después de separarse, se miraron en silencio durante 13 segundos, según contó Senku. Kohaku, asombrada después de caer en la cuenta de que no la había alejado y también consciente de que ella mantenía los brazos alrededor del cuello del chico.
El presidente del club de ciencias desvió sus rojizas pupilas hacia otro lado de la habitación, mientras que ella dirigió sus azules pupilas al pecho del chico, que aún se veía respirar agitadamente, al igual que ella.
Kohaku se sintió bien al besarlo, pero al separarse y notar que él evitaba mirarla, la realidad de lo que acababan de hacer le pegó fuerte y le recordó con quién estaba tratando: el chico que ya le había mencionado que rechazaba cualquier posibilidad de relación y que había otra chica importante para él, Yuzuriha.
La tensión en el aire era palpable. Kohaku inhaló una gran bocanada de aire y al final exclamó:
—¡No digas nada!
Rompiendo el silencio incómodo que había invadido el espacio. Todavía estaba encima de él, tratando de procesar lo que acababa de hacer y el cúmulo de emociones que le había golpeado.
Después de escuchar sus palabras y comprender que la razón por la que había comenzado a odiarlo no era lo que parecía, algo en ella se soltó y su cuerpo reaccionó sin que alcanzara a controlarse a sí misma. Lo había deseado, había deseado besarlo con todas sus fuerzas. Y ahora su corazón no dejaba de latir fuerte contra su pecho.
—¿Qué no digas nada sobre cómo te me lanzaste encima para besarme? —preguntó Senku, con una sonrisa que era claramente irónica.
Kohaku se cruzó de brazos intentando parecer indiferente, pero su mirada delataba su nerviosismo interno, y asintió a pesar de eso.
—¿Segura que no estás enamorada? —cuestionó el chico, aún sonriendo ladino, rascándose la oreja con el meñique.
Por alguna razón, el notar su nerviosismo y pensar que él era el causante le hizo estirar su sonrisa.
—C-Claro que no, escoria. Te lo dije: jamás me enamoraría de una persona como tú...
—¿Entonces besas a todo aquel que te pone una bendita? —preguntó Ishigami, con una sonrisa sarcástica.
Debía admitir que no estaba en su momento más lucido, una estúpida parte de sí mismo le decía que tomara a la chica por la nuca para acercarla y volver a besarla.
Pero no, no haría tal cosa, porque esa era la parte de él que debía suprimir; era la parte de él a la que prefería no hacerle caso. Seguramente era su ilógica parte hormonal.
Así que Senku simplemente ignoró esa parte ilógica y soltó a la parte sarcástica, cínica y arrogante que sabía también tenía para molestarla, como ya se había dado cuenta que le gustaba hacer.
Esa era otra parte que también sacaba Kohaku.
—Ja, solo fue el calor del momento —respondió Kohaku, espabilando, intentando parecer más indiferente.
La comisura del labio de Senku se alzó ligeramente al escuchar la respuesta de Kohaku, satisfecho de cómo había salido del paso con su respuesta. Sus rojizos ojos brillaban con un destello de diversión.
Que leona mas astuta, pensó.—Bien, porque espero que sea de ese modo, leona, ya que no puedo admitir relaciones complicadas de momento —dijo con voz baja, y sus ojos se clavaron en los de Kohaku.
—¡Que no me digas, leona! —exclamó Kohaku. Su rostro se sonrojó ligeramente, y sus ojos se desviaron hacia un lado, como si tratara de ocultar su turbación.
Senku se inclinó hacia adelante, su rostro a solo unos centímetros del de Kohaku, y solto ahora con una sonrisa de diversión:
—¿Y cuando planeas levantarte? ¿O es que aún sientes el calor del momento? —preguntó, rascando suavemente el interior de su propio oído. Su mirada aún clavada en la de Kohaku.
Kohaku se sonrojó nuevamente, y su mirada se desvió hacia un lado una vez mas, intentando ocultar su turbación. Sin embargo, en cuanto notó que Senku en ningún momento dejó de aferrarla por la cintura, su voz siguió siendo firme cuando respondió:
—Cuando tú logres soltarme.
Dijo y alzó más la barbilla.
Al instante, Senku abrió los dedos y alejó la mano que la había estado aferrando por la cintura. Casi quiso toser para aclarar su garganta.
—Levanta —le ordenó Senku, con un gesto brusco que contrastaba con la sonrisa juguetona de hacía instantes. Su mirada seguía insistente en la de Kohaku, como si desafiara a la joven a desobedecerle.
De un movimiento rápido, Kohaku se levantó de encima del chico, ajustándose la ropa mientras una sonrisa de victoria se esparció por su rostro ante la reacción de Senku.
El cosquilleo que le recorría el vientre persistía, haciéndole tener aún presente el beso por el que se había lanzado.
Senku aún en el suelo llevó ambos brazos hacia atrás para sostenerse y dejar caer su cabeza alcanzando a ver el techo con una expresión incredula. Su ágil mente contrarió a lo que parecía en un principio seguía asimilando lo sucedido.
Intentaba encontrarle sentido a la explosión de emociones.
Sin las ganas de impedirlo, la mitad de la línea de sus labios se estiró hacia arriba después de repetir en su cabeza una vez más lo último dicho por los labios de la chica combinado con la imagen de su rostro sonrojado y la mirada de suficiencia que le había dedicado.
El Ishigami no logró evitar tampoco una carcajada; es que quería burlarse, burlarse de sí mismo. Esa chica acababa de robarle su primer beso.
Le parecía que era lo más ridículo del mundo el conteo de los besos en la vida, pero tomando en cuenta que era el primero, tenía lógica que incluso él lo titulara.
Un primer beso con una leona, nada mal.
Kohaku lo fulminó con la mirada al escucharlo reír.
—¿Te burlas de mí, escoria?
Senku se incorporó mientras seguía considerando las implicaciones de lo que acababa de suceder.
—Me río de mí. Atacado por una leona.
—¿A-Ataque...?
¿El pensaba en su beso como un ataque?
El de ojos rojos solo negó un par de veces con la cabeza, ahora quería restarle importancia, no gastaría energía en algo que ya había quedado claro que no volvería a pasar.
Kohaku se cruzó de brazos y miró a un lado, intentando parecer indiferente.
—¡Que tengas bien claro que lo que pasó solo fue por el cansancio y sueño que tengo! Por un minuto bajé mis defensas y...
Toda explicación y justificación de Kohaku quedó inconclusa en el momento en que su estómago rugió sonoramente.
Senku se rió de nuevo, esta vez con más fuerza.
—¡Ah, el cansancio, sueño y hambre, claro! Eso explica por qué me saltaste encima.
Kohaku se sonrojó aún más.
—¡Cállate! ¡No fue así! —dijo, pero su estómago volvió a rugir, interrumpiéndola de nuevo. Traicionada completamente por su hambre.
Senku termino de levantarse del suelo, aún sonriendo.
—Bueno, sea como sea, parece que necesitas comer algo.
Kohaku dudó por un segundo, pero su estómago rugió de nuevo, recordándole que realmente necesitaba comer.
—Sí...
Senku asintió y se dirigió hacia la cocina.
—Voy a preparar algo rápido. ¿Ramen instantáneo?
Kohaku asintió, aún un poco confundida por la situación. ¿Cómo había pasado de besar a Senku a aceptar su oferta de comida? Pero su estómago no le dio tiempo para cuestionarse eso.
Siguió a Senku a la cocina, intentando mantener su compostura. Senku ya calentaba agua pars el ramen instantáneo, Kohaku se sentó en la mesa de la cocina y se esforzó por esconder su nerviosismo. Pero su estómago no paraba de rugir, delatando su hambre.
Senku se rió de nuevo mientras vertía el contenido del paquete.
—¿Quieres huevo o vegetales? —preguntó, sin dejar de sonreír.
Kohaku se sonrojó de nuevo, sintiéndose un poco ridícula.
—Ambos, por favor.
Senku asintió y agregó un huevo duro al tazón.
—Aquí tienes —dijo, entregándole el ramen despues de algunos minutos—. No esperes a que se enfrie; come antes de que te desmayes.
Kohaku tomó el tazón, sintiendo el aroma del ramen y el huevo. Su estómago rugió de nuevo, aún más fuerte, y comenzó a comer, intentando ignorar la mirada divertida de Senku. Aun así no podía evitar sentirse un poco incómoda después de lo que había pasado.
¿Qué pensaría Senku de ella ahora? Sorbiendo los fideos, Kohaku seguia preguntandose qué había pasado exactamente. ¿Cómo había terminado besando a Senku? Y ¿por qué se sentía tan confundida ahora? Pero su estómago estaba demasiado ocupado disfrutando del ramen como para pensar en eso por ahora.
Por un momento, desde que llegó al departamento y confrontó a Senku, y después terminó besándolo, olvidó que una de las primeras cosas que quería hacer era engullir lo primero que encontrara en el refrigerador.
Kohaku continuó comiendo, y Senku se sentó frente a ella, observándola sin que desapareciera su sonrisa divertida de su cara. Kohaku intentó ignorarlo, pero no podía evitar sentirse incómoda bajo su mirada.
—Toda una leona hambrienta —dijo Senku de repente.
La joven delante de él acotó su sugerencia y no esperó a que se enfriara para llevarse grandes bocados a la boca; Kohaku se quemaba entre cada bocado, pero seguía comiendo. Senku, por supuesto, permanecía molesto por la situación, pero se enfocaba en las prioridades que tenía delante: curarla, y, inmediatamente después de escuchar cómo rugía su estómago por hambre, la siguiente prioridad claramente era alimentarla. Por lo que los reproches y el pedir más explicaciones importantes tendrían que esperar.
Más tomando en cuenta que aún reconocía, aunque le molestara admitirlo, se encontraba algo aturdido por lo que había pasado. Así que sí, mientras se aclaraba, podía molestarla un poco. La fuerte, hábil y a veces grande Kohaku, porque sí, había comprobado ya que en los momentos en que se mostraba el valor de la leona, le parecía que crecía incluso en altura, aunque eso fuera físicamente imposible.
Por esa noche, era solo una chica hambrienta y herida, por más que Senku supiera bien que no lo era... Desde el momento en que abrió la puerta y la encontró del otro lado con las peores pintas que le había visto nunca... No, desde el momento en que la esperó y salió a buscarla, su subconsciente ya tenía decidido que esa noche la cuidaría. Lo necesitaba; Kohaku lo necesitaba. Aunque pareciera ser claro que ella nunca admitiría que necesitaba apoyo.
Kohaku estaba por terminar de comer; se sentía aliviada de haber saciado su hambre, pero también se sentía un poco incómoda bajo la mirada atenta y burlona de Senku.
—No me llames leona y gracias por la comida —agradeció, porque simultáneamente, a la par que a su mente llegaban de manera esporádica imágenes del beso, también le llegaba calidez al pecho cuando recordaba el momento en que Senku le curó las heridas para después ofrecerle comida.
Senku sonrió.
—De nada —dijo—. ¿Te sientes mejor?
Kohaku asintió.
—Sí, gracias.
Senku se levantó.
—Bueno, entonces —dijo—, me iré a descansar; deberías hacer lo mismo.
Tomando en cuenta que había notado sus párpados caídos, la siguiente prioridad era esa: irse a dormir. Kohaku asintió de nuevo. Sabía que necesitaba echarse a dormir.
Kohaku se levantó de la mesa, sintiendo un poco de cansancio después de comer y de las emociones del día. Senku la miró y se acercó a ella, frunciendo el ceño al ver que la joven no avanzó dos pasos sin cojear.
Para Senku era diez billones de veces la tontería más grande que había escuchado: meterse en peleas callejeras.
—Te acompañaré a tu habitación —dijo, ofreciéndole su brazo. Ninguno de los dos noto, que Senku no estaba preguntando.
Kohaku dudó por un momento, pero luego aceptó su ofrecimiento. Después de todo lo que Senku había hecho, ¿qué más daba ya dejarse llevar?
Mientras caminaban hacia su habitación, Kohaku no podía evitar darse cuenta de su error al pensar que no importaba estar cerca de Senku; se sentía un poco incómoda por la proximidad del joven. Pero al mismo tiempo, se sentía segura.
Al llegar a la habitación, Senku se detuvo en la puerta y la observó.
—Descansa bien, Kohaku.
Kohaku asintió, sintiendo un poco de alivio de que Senku no presionara para seguir hablando con ella de esa noche.
—Gracias, Senku —dijo—. Por todo.
Senku sonrió y se inclinó hacia adelante, sus labios casi rozando su oreja.
—De nada, leona.—susurro antes de alejarse.
Kohaku rápidamente abrió la puerta para ingresar a su habitación y desaparecer de la vista de Senku. Se quedó parada en la puerta, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda.
¿Qué era esa absurda reacción por parte de ella? ¿Y Senku? ¿Por qué Senku siempre tenía que hacer eso? ¿Por qué siempre buscaba burlarse de ella después de ser tan atento...? Tan atento como nunca nadie lo había sido.
Incluso había grabado su número en su celular después de esperarla y no poder contactarla.
Se sacudió la cabeza y se dirigió hacia la cama, sabiendo que necesitaba dormir. Pero mientras se acostaba, no podía evitar pensar en Senku y en el beso que habían compartido.
-...-...-
—El calor del momento.
Menuda tontería, pensó Senku.
Sus pies plantados en el suelo, seguía justo frente a la habitación de la chica, a punto estaba de tocar la puerta con el puño cerrado.
¿Emocionante?
Pero, a nada de tocar, se detuvo y terminó por sacudir la cabeza.
—Maldita sea... ¿Qué estoy haciendo? —se preguntó, apretando más su mano ya empuñada, la que antes iba a usar para tocar la puerta de Kohaku.
¿Tendría que cambiar sus planes?
Ya podía intuir que sería otra noche de mal dormir.
Cambiando de idea, se retiró a su habitación.
-...-...-
Kohaku se acostó en la cama, intentando relajarse y dejar de pensar en Senku. Pero no podía evitar recordar la sensación de sus labios en los suyos, la forma en que su corazón latió más rápido y la temperatura de su cuerpo había aumentado.
Se llevó los dedos de una de sus manos a tocar sutilmente su labio inferior. Justo donde aún podía percibir la sensación de los labios de Senku respondiendo a su beso. Se sorprendio a si misma deseando que el beso compartido con Senku hubiese sido el primero.
Una sonrisa pequeña se formó en ellos al pensarlo, y solo hasta el momento en que sintió algo de dolor en su mejilla recordó la herida que tenía en ella. Era pequeña, no era gran cosa, pero le hizo fruncir el ceño. La persona que le había hecho el corte en la mejilla era la misma que le había hecho todas las demás heridas.
Estaba segura de que también tendría para mañana un gran morado en el costado izquierdo de su torso.
—Esa chica, era muy buena... —pensó en voz alta.
¿Hacía cuánto tiempo que no se topaba con un peleador como ella? ¿Y por qué parecía como si la hubiese estado esperando?
Kohaku finalmente se durmió, completamente agotada por el día y las emociones que había experimentado.
Holi.
Actualice, aunque fuera corto porque ya tenía ganas de traer el beso que no debió suceder entre estos 2, pero que se iba a hacer, la Kohaku en mi cabeza así lo hizo y no me dejo hacer más, ella dominando como siempre.
Tarde en traer continuación porque me dio covid y después me rompí mi pulgarcito derecho jajaja, pero ya traje lo que seguía porque tenia ganas de tenerlo plasmado.
Plis nótese la nueva portadita que también hice, tal cual lo imagine e inspiro todo el fic.
Gracias por leer 😊 y se agradece cualquier retroalimentación que me pueda ayudar a mejorar.
Saludos.
