Nota: El español no es mi lengua materna, por lo que puede haber algunos errores gramaticales. Intenté hacerlo lo mejor posible utilizando un traductor en línea. Si encuentras algún error o algo que no tiene sentido, envíame un mensaje en twitter /sorato_fan.
Espero que disfrute de la historia. Los comentarios son bienvenidos.
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Día 1 - Music: Una Noche Memorable
Takeru y Sora sorprenden a Yamato con un regalo de cumpleaños muy especial, pero acaban sorprendidos también.
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Sora y Takeru estaban fuera de la taquilla, en una larga fila para comprar entradas para uno de los grupos de rock favoritos de Yamato.
– ¡No tenía ni idea de que los Black Cats tuvieran tantos fans! – Exclamó Sora mientras echaba un vistazo a toda la fila que había delante y detrás de ellos. – Ni siquiera puedo ver el principio y el final de esta fila.
– ¿Verdad? – Takeru siguió su gesto. – Han pasado años desde que vinieron a Japón por última vez, así que los fans llevaban mucho tiempo esperando por este momento.
– No me cabe la menor duda. Me temo que no podremos conseguir entradas y decepcionaremos a Yamato.
– Todo va a salir bien. – Takeru caminó hacia la calle para ver dónde empezaba la fila y luego volvió a su lado. – Diría que estamos un poco antes de la mitad de la fila y, como el concierto es en un estadio, habrá miles de entradas a la venta.
– Eso es un alivio. Por cierto, ¿conoces a esta banda? Tengo la sensación de que voy a hacer el ridículo en el concierto porque no tengo ni idea de cuáles son sus canciones.
– ¿No te has enseñado Yamato alguna de sus canciones? – Preguntó sorprendido Takeru. – Conozco algunas, pero hace tiempo que no las escucho. Tengo que ver si tienen algo nuevo y ponerme al día, para no quedarme muy descolgado durante el concierto.
– No creo que lo haya hecho. – Sora intentó recordarlo. – Al menos, yo no lo recuerdo. No me suele gustar de la música heavy metal.
– Sí, para mí también son demasiado pesados. Pero podemos ponernos al día juntos si quieres.
– ¿En serio? – Ella no pudo evitar sonreír. – ¡Me encantaría!
– Genial.
– Takeru, ¿crees que le va a gustar? Estoy un poco aprensiva con esto.
– ¡Claro que le gustará! Es su banda favorita, quién no estaría feliz con eso?
– Sí, tienes razón. Va a estar encantado y muy feliz.
– Lo sé. – Takeru sonrió. – ¿Y si lo convertimos en una sorpresa de cumpleaños para él?
– ¿Una sorpresa de cumpleaños? – Preguntó Sora intrigada. – ¿Qué tienes pensado para esto?
– Podemos mantenerlo en secreto hasta el día del concierto y entonces decírselo.
– ¿Y se decide comprar una entrada por su cuenta y lo consigue?
– Eso sería un problema. Tendríamos que vigilarle todo el tiempo para asegurarnos de que no ocurra.
– ¿Cómo vamos a hacer esto? Todos tenemos nuestros trabajos y universidades y no podemos estar pendientes de él todo el día y toda la noche.
– Tienes razón. Tendremos que confiar en que funcionará. Además, ha estado ahorrando algo de dinero para los impuestos y las necesidades básicas, así que supongo que no podrá comprar una entrada para este concierto.
– Y nosotros tampoco, en ese sentido. Menos mal que podemos pagarlo poco a poco.
– Estoy de acuerdo. Pero oye, su reacción valdrá cualquier cosa. Ya me imagino cómo va a ser.
– Yo también. Se va a poner muy contento de verlos tan cerca. Puedo decir fácilmente que va a ser la noche de su vida.
– Absolutamente. – Takeru volvió a echar un vistazo a la taquilla. – Ya no estamos tan lejos.
– Oh, genial. Me estaba cansando de estar de pie sin parar.
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Takeru estaba tumbado en su cama, en el dormitorio que compartía con Yamato en el apartamento de su padre, mientras que Sora estaba en la misma posición, justo al lado de su novio, que estaba usando su portátil.
– No encuentro ninguna canción buena para poner. – Yamato se quejó después de mirar sus listas de reproducción.
– Hermano, ¿por qué no escuchamos esa banda que te gusta?
– ¿Eh? – Miró a Takeru con la ceja levantada. – ¿Los Black Cats? Ni siquiera te gustan.
– Me gustan algunas canciones, pero hoy me apetece mucho escucharlos.
– ¿Te importa? – Yamato miró a Sora, que asintió con la cabeza. – De acuerdo, entonces.
Dejó el portátil a un lado tras poner su lista de reproducción de Los Black Cats y Sora apoyó la cabeza en su pecho. Al principio la rodeó con el brazo, pero lo retiró cuando sonó un solo de batería. Fingió estar tocando una batería invisible.
– Deberías aprender a tocar la batería. – Sugirió Takeru después de mirar hacia la cama de Yamato. – No me cabe duda de que se te daría increíblemente bien.
– Yo también lo creo. – Sora se separó de Yamato y lo miró fijamente. – A menudo te pillo tocando la batería o la guitarra invisible, pero esta última ya la has aprendido, así que…
– Quizá debería, ¿quién sabe? – Se encogió de hombros. – Sólo creo que sería increíble tocar la batería en esta canción.
– ¿Es tu canción favorita de ellos?
– No, pero es una de ellas. Mi favorita no es tan pesada, es más como una balada. Una balada de amor.
– ¿Realmente tienen una balada de amor? – Sora trató de ocultar su sonrojo mirando a Takeru, aunque sabía que Yamato aún podía verla de todos modos.
– La tienen y siempre me recuerda de ti. – Le cogió la mano y entrelazó sus dedos con los de ella. – Es una canción increíble.
– ¿En serio? Quiero escucharla, ¿puedes ponerla?
– Claro. – Se inclinó sobre el portátil y buscó la canción en su lista de reproducción. No tardó mucho en encontrarla. – Ya está.
Los primeros acordes hicieron Sora apoyara la cabeza en el hombro de su novio y cerrara los ojos mientras llenaban sus oídos. Takeru se giró hacia su lado y observó como su hermano seguía su gesto y no pudo evitar pensar que tenían una conexión muy fuerte. Pero, en realidad, pensó que siempre había sido así, desde que se conocieron por primera vez.
– Es una pena que no pueda permitirme comprar entradas para su concierto. – Yamato habló con sus ojos aún cerrados. – Tenía muchas ganas de verlos en vivo, debe ser increíble. Creo que tendré que esperar a la próxima vez que vuelvan, sea cuando sea.
– Aww siento escuchar eso. – Dijo Sora suavemente. – Pero espero que no tarden mucho en volver de nuevo. Creo que deberías tener la oportunidad de ver a tu banda favorita al menos una vez. No puedo ni imaginarme cómo debe ser.
– Yo tampoco. Sólo puedo saber lo que se siente al estar en el escenario y no al revés.
– Vale, lo retiro. Tengo una idea de cómo es. Pero aun así, debe ser la sensación más especial ver a una banda a la que sigues desde hace años.
– Yo también lo creo. Espero poder presenciarlo antes de lo que creo. – Apoyó la cabeza sobre la de Sora.
– Lo harás, estoy segura.
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Una semana antes del concierto, Takeru fue al apartamento de Sora después de enviarle un mensaje de texto y no recibir respuesta. Tocó el timbre y contempló la vista desde el pasillo, esperando a que ella abra la puerta.
– ¿Takeru? – Preguntó sorprendida. – ¿Qué haces aquí?
– Te envié una mensaje. ¿No lo viste?
– No, lo siento mucho. – Ella se hizo a un lado para que él pudiera entrar. – ¡Entra, por favor! Espero que no te importe el desorden, hoy estoy haciendo limpieza.
– Oh, lo siento. No tenía ni idea. Puedo volver más tarde, o podemos hablar por teléfono.
– No seas tonto. – Sora sonrió amablemente a su futuro cuñado. – Has venido hasta aquí.
– Vale, entonces… resulta que la empresa responsable de llevar The Black Cats a Japón es para la que trabaja Kimi. Le estuve contando lo mucho que le gustan a Yamato y me dijo que intentaría darnos acceso a los bastidores.
– Vaya, ¿lo consiguió?
– Sí, lo consiguió. – Takeru respondió con una amplia sonrisa. – Me acababa de llamar para decírmelo.
– ¡Oh, Dios mío! – Exclamó la mujer. – ¡Eso sería genial! A Yamato le haría mucha ilusión.
– ¡Ya lo sé! Va a flipar.
– Yo misma estoy emocionada en ese momento. El próximo fin de semana a estas horas estaremos a punto de ir a su concierto.
– Yo siento lo mismo. Llevo escuchándolos todos los días desde aquel día en su apartamento. Ya memoricé todas sus canciones.
– Eso es algo muy inteligente, puede que yo también lo haga. – Sora se apartó dos mechones de pelo de la cara. – Sabes, ahora que vamos a conseguir un pase de bastidores, podemos contarle a Yamato lo del concierto y mantenerlo como una sorpresa. ¿Qué te parece?
– Creo que podríamos mantener todo como una sorpresa, aunque será difícil mantener la verdad hasta que lleguemos al estadio el próximo fin de semana. Pero te está costando mucho ocultárselo, ¿verdad?
– ¡Sí! – Sora no pudo evitar reírse. – Estoy desesperada por decírselo, porque tengo muchas ganas de ver su reacción. Pero al mismo tiempo, me gusta la idea de sorprenderle con un regalo de cumpleaños como éste. Así que no sé qué hacer.
– ¿No ha hablado de ello contigo a propósito?
– No desde entonces. Creo que porque no he escuchado a The Black Cats desde entonces, pero estoy segura de que me cuestionaría si lo hubiera hecho.
– ¿Puedes guardar el secreto esta semana? Es la última.
– Por supuesto. ¿Y luego decírselo el día del concierto?
– Sí, excepto la parte de los bastidores.
– De acuerdo.
– Estupendo. – Takeru sonrió. – Debería volver ya, para que puedas seguir limpiando tu apartamento.
– Te acompaño a la puerta. – Sora pasó junto a él hacia la puerta principal y él la siguió de cerca. – Gracias por venir y por meterte en este plan conmigo. Yamato va a tener el mejor cumpleaños de su vida.
– Realmente va. No hace falta que me des las gracias. Me asombra cómo siempre se te ocurren sorpresas para fechas especiales para Yamato. Es realmente inspirador.
– Me siento halagada al oír eso. – Sora se sonrojó un poco. – Acuérdate de darle las gracias a Kimi de mi parte.
– Lo haré. Así que nos vemos el próximo fin de semana.
– Claro. Adiós.
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Yamato llegó al apartamento de Sora el día del concierto con algo de comida para que cenaran por la noche y se dirigió hacia el pasillo. No pudo evitar darse cuenta de que ella estaba escuchando The Black Cats bastante alto. – ¿Sora?
– Estoy en mi dormitorio. – La voz de Sora resonó a su alrededor. – Estoy un poco ocupada ahora, ven aquí.
Se quedó completamente sorprendido por ella en el momento exacto en que entró en su dormitorio. Llevaba una camiseta de los Black Cats, pantalones cortos vaqueros y zapatillas negras. Llevaba los ojos maquillados de negro, los labios pintados de rojo y el pelo recogido en una coleta alta. No recordaba haberla visto antes vestida para un concierto de rock, ni siquiera cuando estaba en las bandas de su colegio.
– ¿Qué pasa? ¿Por qué estás vestidas así?
– Ven aquí, baby. – Ella fue a sentarse en su cama y dio unos golpecitos en el lugar a su lado para que él se sentara. Ella le cogió las manos suavemente y le miró. – Hay algo que tengo que decirte, pero primero tienes que cerrar los ojos y poner las palmas hacia arriba.
– De acuerdo. – Yamato estaba más que desconfiado con toda la situación, pero cerró los ojos de todos modos.
Sora cogió entonces una entrada para el concierto que llevaba en la bolsa y se la puso en las manos. Sus cejas se alzaron cuando el papel tocó con sus manos.
– Ya puedes abrirlos.
– ¿Qué es esto? – La pregunta salió de sus labios antes de darse cuenta. Por supuesto que sabía lo que era, pero estaba más que confundido.
– Es una entrada para el concierto de los Black Cats de esta noche.
– Eso lo sé, ¿pero la ganaste en un concurso o algo así?
– No, baby. – Una sonrisa apareció en sus labios. – Takeru y yo la compramos como regalo de cumpleaños para ti. Va a ser una pequeña celebración anticipada con nosotros tres solos.
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– ¡No puedo creer que hayas hecho todo esto por mí! – Yamato seguía sorprendido con su regalo de cumpleaños. Había perdido la cuenta de cuántas veces lo había dicho ya, y seguía en la fila junto a Sora y Takeru esperando para entrar en el estadio para el concierto.
– ¿Qué te parece? - Preguntó Sora con una sonrisa.
– ¡Estoy muy emocionado! Es el mejor regalo de cumpleaños de mi vida, vaya. – Miró su entrada. – ¿Y hasta has conseguido esconderlo durante tres meses?
– Aunque no fue fácil. Me mataba mantenerlo en secreto cada vez que te veía porque tenía muchas ganas de ver tu reacción.
– Es verdad, a menudo se quejaba conmigo de que no creía que fuera capaz de aguantarlo más, pero lo hizo y al final todo salió bien.
– Es verdad. – Sora asintió. – Sin embargo, ¿te pareció sospechoso?
– Me pareció raro que ambos quisieran escuchar a los Black Cats de repente, pero no le di demasiada importancia. Sólo cuando te vi vestida así y muy maquillada me di cuenta de que mi intuición estaba cierta. Aun así, no pensé que me habíais comprado una entrada para verlos. No eran nada baratas, sobre todo en primera fila.
– No te preocupes por eso, Sora y yo lo tenemos todo bajo control. Queremos que disfrutes del concierto, ¿vale?
– De acuerdo.
Yamato estaba encantado con el concierto. Ni en un millón de años pensaría que vería a los Black Cats en directo, gracias a su hermano y a su novia. No podía estar más feliz y agradecido por su vida y la gente que amaba.
– ¿Cómo te sientes? – Sora se puso de puntillas y le susurró al oído.
– Estoy tan feliz en ese momento. – Le rodeó los hombros con el brazo y le besó suavemente la coronilla. – Muchas gracias.
– De nada. – Ella le sonrió. – Me encanta verte así de feliz. Feliz cumpleaños, baby. Te quiero.
– Gracias. – La besó brevemente en los labios. – Yo también te quiero.
La banda tocó algunas canciones más y Yamato se lo pasó en grande cantándolas en voz alta y a veces incluso simulando tocar una guitarra o una batería imaginarias. No mucho después, Kimi encontró al trío y se dirigió hacia ellos, desde la sección de prensa situada entre el escenario y el público.
– Hola a todos.
– Hola. – Takeru se apoyó en la barandilla para saludar a su novia.
– Todo es una locura entre bastidores, pero por fin he tenido tiempo libre para disfrutar del concierto con vosotros. Feliz cumpleaños, Yamato. ¿Te está gustando el concierto?
– Gracias, Kimi. Es increíble, no puedo creer que esté aquí.
– Me alegro saberlo. – Se volvió hacia Takeru. – Tengo que volver pronto.
– Creía que ibas a disfrutar del resto del concierto aquí con nosotros.
– Ojalá pudiera, pero esta noche trabajo. Sólo vine a ver cómo estabas.
En ese momento, el vocalista de los Black Cats se acercó al borde del escenario, más concretamente a donde estaba el pequeño grupo de gente.
– Eh, tú, junto a la mujer pelirroja. – Se dirigió a Yamato, que se señaló confundido. – Sí, tú. Me he dado cuenta de que estabas fingiendo tocar la guitarra imaginaria durante algunas de nuestras canciones. ¿Te gustaría subir aquí y tocar una canción con nosotros?
– ¿Qué está pasando? – Sora también intentaba entender lo que estaba pasando y intercambió una mirada de sorpresa con Takeru, que estaba tan perdido como ella
– Ven aquí. – El vocalista de la banda volvió a hablar tras darse cuenta de que Yamato no iba a moverse.
– ¿Debería?
– ¡Por supuesto! – Takeru animó a su hermano. – Tienes la oportunidad de tocar con tu banda favorita delante de unas cincuenta o sesenta mil personas. Estarías loco si la dejaras pasar. Es la oportunidad de tu vida.
– Muy bien. – Intentó saltar la barandilla para llegar al otro lado y fue ayudado por Sora, Takeru, Kimi y algunos guardias de seguridad.
Yamato no podía decir lo que sentía mientras se dirigía al escenario desde los bastidores. Estaba emocionado y también muy nervioso. Iba a ser una gran responsabilidad tocar para tanta gente, sobre todo cuando pensaba que tocar para mil o dos mil personas ya era mucho. Pronto todo el público empezó a gritar cuando entró en el escenario y tanto Takeru como Sora pudieran notar que se sonrojaba de vergüenza.
– ¿Cómo ha pasado eso? – Sora bajó la mirada hacia sus amigos. – Todavía estoy mareada con esta situación. Fue todo de repente.
– Tú hiciste eso. – Los ojos de Takeru se clavaron en Kimi, que tenía una amplia sonrisa en la cara.
– Fui yo. Tuve acceso a ellos unos segundos antes del concierto y les hablé de Yamato. Inmediatamente dijeron que les encantaría tenerlo en el escenario como regalo de cumpleaños para él.
– Eres tan increíble.
– Gracias por hacerle esto. – Sora sonrió con gratitud a su futura cuñada.
– He oído que hoy es tu cumpleaños. – El vocalista volvió a hablar. – ¿Qué tal si le cantamos todos el cumpleaños feliz antes de tocar otra canción?
El público gritó y Yamato se sonrojó aún más. Sin duda era una noche y un cumpleaños que nunca olvidaría.
