Del amor y otras molestias

Historia XI – Parte 2

En la soledad no se oye mejor el corazón

Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Masashi Kishimoto, esta historia es de mi total autoría no está permitida su publicación en otros sitios sin previa autorización. -Azulen-

Ooc (Un poco, por el bien de la trama)

Nota: Esta es una colección de capítulos no lineales algunos largos, otros tipo viñeta, en este universo la masacre Uchiha y el ataque del zorro no ocurrieron.

Género del capítulo: Angustia/Romance.

•••

Caminó cabizbaja tras él a lo largo del pasillo hasta la puerta del piso que compartían, el tintineo de las llaves rompió el tenso silencio que se había instalado entre ellos desde el momento en el que dejaron el hospital.

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Haciendo uso de su fuerza sobrehumana Sakura había cargado a Itachi corriendo a toda la velocidad que le permitieron sus piernas hasta el hospital donde algunas enfermeras que se encontraban ordenando camillas cerca de la puerta se apresuraron a auxiliarlos.

-¡Resucitador!- atinó a gritar corriendo tras la camilla en la que lo transportaban al área de cirugía para intentar reanimarlo, en un momento así no tuvieron tiempo de reparar que él se encontraba en ropa de cama y ella completamente desnuda bajo aquella fina bata blanca de algodón y fue así rompiendo en dos la camiseta oscura que usaba Itachi para dormir que inició el protocolo de resucitación antes de que fuera demasiado tarde.

-No me hagas esto…- susurró- por favor no me hagas esto ¡Itachi!- rogó con la vista nublada y al borde de la hiperventilación.

-Haruno-sensei…- se acercó una de las jóvenes enfermeras que le asistían- Ha-Haruno-sensei por favor no puede intervenir… no está en condiciones.

-¡Suéltame!- se desenganchó del agarre de la jovencita con violencia y pronto sintió sobre su hombro unas uñas enterrarse en su piel desagarrándola y un fuerte tironeo que la lanzó del otro lado de la sala.

-¡No puedes intervenir mocosa!- exclamó la rubia mujer de ojos mieles a la que llamaba maestra antes de empujarla nuevamente con brusquedad fuera del quirófano al tiempo que solicitaba información sobre el estado del paciente y se preparaba para reanimar.

-T-tsunade-shisou…-no se había dado cuenta de cómo gruesas lagrimas nublaban su vista el temblor en sus manos le impediría por completo operar, estaba fuera de sí, sintiéndose tan culpable, cayó de rodillas frente a la gruesa puerta metálica, su llanto desgarrador podía oírse en toda la planta hasta que habiendo perdido la noción del tiempo y la vergüenza de ser vista con lástima y recelo por tantos pares de ojos seguramente juzgándola. Unos fuertes brazos la elevaron como una muñeca de trapo, en automático se acurrucó contra el pecho de aquel que ahora la cargaba como si repentinamente sus piernas se hubieran vuelto incapaces de moverse y gemía adolorida en medio del shock.

Más pasos apresurados y voces preocupadas revoloteaban a su alrededor inentendibles, se sentía completamente sumergida en un profundo pozo repleto de aguas oscuras empeñadas en absorberla hasta que el fondo se convirtiera en su última morada.

Los gemidos desgarradores y lamentos pronto fueron atenuándose hasta convertirse en suaves sollozos ahogados contra el pecho de aquel que tanto amaba y que únicamente se había dedicado a abrazarla protectoramente en todo ese tiempo pero podía sentir ahora con claridad la tensión en sus brazos, su mandíbula fuertemente apretada y sus profundos ojos negros evitando mirarla directamente, se había calmado y perdido por completo en el agitado latido de su corazón expectante por noticias, por el revoloteo de su mente ansiosa repleta de preguntas sin responder.

-¿A-amor?- llamó suavemente.

-Sakura.

A su nombre le acompañó un profundo suspiro, por fin sus opacos ojos negros se posaron en ella casi sin vida y vislumbró con claridad un único brillo herido cruzar sus irises al hacer contacto visual, casi le salpicó el rostro la sangre de su corazón apuñalado cuando mordió fuertemente su labio inferior reprimiéndose de decirle todo lo que seguramente quería despotricar contra ella y solo pudo sentir sus manos recogerse sobre su piel apretándola con algo de fuerza y se removió adolorida antes de suplicar en un hilo de voz.

-P-por favor… vamos a casa…

-Llevaré a Sakura a casa, necesita descansar- se limitó a anunciar a su madre quien con una mirada tan adolorida como confundida simplemente asintió viéndolo ponerse de pie con ella en brazos, Sakura podía adivinar sus pensamientos, podía adivinar los de todos en esa sala puesto que era una votación unánime en donde ella era una zorra y Sasuke una víctima.

Absolutamente todos en esa sala voltearon al unísono contemplándola con pena ajena y lástima compartiendo una misma idea.

Había engañado a Uchiha Sasuke con su propio hermano.

Después de todo… ¿Qué hacía a una mujer comprometida aparecer en el hospital a horas de la madrugada semidesnuda y cargando con el cuerpo del hermano de su pareja? Por supuesto buscaba salvarle la vida, pero… ¿y la bata?

La invadieron unas horrorosas ganas de reír y llorar y morir… porque estaba segura de que dijera lo que dijera Sasuke jamás la perdonaría, así que no empeoraría las cosas…

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El click de la puerta al cerrarse se sintió suave contra su espalda, la vibración sobre la madera atravesó la delgada tela blanca que cubría su piel ahora manchada de barro, sangre y vergüenza.

-¿Qué estabas haciendo en el rio?

No espero nada para comenzar a interrogarla.

Que caso tenía mentir.

-Me bañaba…

-¿De madrugada?

Asintió con la mirada perdida en los zapatos de Sasuke, se deslizó por la madera clara de la puerta hasta hacerse un ovillo tembloroso en el suelo, desde su posición de pie frente a ella elevó la mirada encontrándose con el rostro altivo, serio y decepcionado de su prometido el hombre que tanto había amado durante la mayor parte de su vida y que en este momento según como estaban las cosas daba completamente por perdido.

Pero aún no estaba lista para perderlo…

Por eso diría la verdad.

-¿Por qué estabas con Itachi?

-Él llegó ahí por sí mismo… no fue intencional…- se apresuró a responder, el ceño fruncido de Sasuke la intimidó haciendo que su voz se apagara un poco más tras cada silaba.

-¿Y te quedaste ahí desnuda charlando con él?- jadeó una risa irónica y retrocedió algunos pasos paseando su mano por sus alborotados cabellos visiblemente frustrado.

Sakura le miró herida contra su cruda inquisición.

-Lo siento…- susurró y los sollozos inundaron su pecho sin piedad, se levantó lentamente del suelo trastabillando un poco con sus adoloridos pies al haber corrido descalza por la aldea y se aferró a su torso en un abrazo que Sasuke luchó por deshacer casi asqueado, pero se aferró con todas las fuerzas que le quedaban negando frenéticamente su intento de abandono.

-No quiero… por favor no te vayas…- rogó- tienes que escucharme, no es lo que crees, ¡No pasó lo que todos están pensando!- sus ojos verdes buscaron los suyos desesperada, en silencio los ojos de Sasuke se clavaron sobre los jades nublados y finalmente dejó caer sus brazos a sus costados sin fuerzas para discutir.

-Entonces dime que fue lo que pasó, quiero la verdad… sabré si me mientes Sakura…

-Míralo por ti mismo- susurró incitándole a activar su sharingan y observar en sus recuerdos, sería doloroso para los dos, pero realmente no quería ocultarle nada pues lo conocía y sabía que tarde o temprano lo sabría todo sea por ella o por Itachi, pero tampoco quería perderlo, lo arreglarían, sabía que podrían arreglarlo.

Sasuke la perdonaría.

Sasuke la amaba.

Tentado por sus ojos verdes suplicantes activó su sharingan por un segundo con la intención de adentrarse en su mente y entonces lo desactivó negando con suavidad.

-Solo dime que fue lo que pasó- susurró dejándose caer resignado sobre el sofá con ella a cuestas, temblorosa se acurrucó contra su cuerpo buscando su calor, en casa hacían como treinta grados, pero ella sentía tanto frío que podría morir de hipotermia en cualquier momento.

-Me bañaba en ese sitio secreto del rio, allí donde solía entrenar hace años… Itachi apareció y hablamos…

-¿Solo hablaron?

-Itachi me pidió huir con él y Hanae…- susurró, en seguida Sasuke apretó los puños furioso y si no fuera porque su hermano estaba debatiéndose entre la vida y la muerte en ese momento entonces iría el mismo y acabaría con él, jamás lo creyó capaz de atreverse a tanto, sabía que no había superado a Sakura, sabía que aun la amaba, pero no lo creyó capaz de intentar arrebatársela a estas alturas de sus vidas.

Pensaba que ese debate había tenido resolución el día en que se marcharon, él ya había renunciado a ella, pero había intentado seducirla, convencerla de avivar aquel amor del pasado y huir con él como todo un canalla sin vergüenza.

Sakura tembló entre sus brazos y entonces soltó el último clavo en su tumba.

-Me confesó que aún me amaba, me besó… y- yo le correspondí, Sasuke- su voz se distorsionó rompió a llorar contra su pecho y entonces ocurrió, Sasuke se puso de pie y llevado por la ira la arrancó de su cuerpo dejándola caer sin ningún cuidado sobre el sofá.

-Cómo pudiste…

-¡NO! Yo no quería que eso pase… lo detuve, nunca quise hacerte daño ¡Dios! Sasuke te estoy diciendo la verdad- gimoteó desesperada- ¿No puedes verlo? Te amo… estoy contigo… aquí…

-¿Me amas?- bufó una risa irónica y la observó fríamente en su mirada no había dolor ni decepción solo un profundo desdén- eres una mentirosa…

-S-sa-suke…-sorbió su nariz a penas podía respirar sus sollozos se habían vuelto incontrolables y el dolor que la invadió al ver aquella amorosa mirada distorsionada por el agitado oleaje de la cólera, los trozos de su corazón implosionado casi llovieron frente a ella y se puso de pie sujetándole para impedir su huida.

-Si te amo… te amo muchísimo…

Lagrimas desenfrenadas corrieron por sus mejillas aferrándose al dorso de su camiseta, afuera había comenzado a llover, pero la tormenta en su alma le empapaba el corazón desde hace mucho.

-No me amas Sakura… solo te estás conformando conmigo- su voz tembló adolorido y con un profundo suspiro abandonó la ira dejando solo paso a la tristeza, sin fuerzas deshizo el agarre de Sakura que destrozada intentó volver a tocarle siendo evadida.

-No me toques ya no quiero seguir escuchándote… se acabó.

La decepción impregnada en su voz, sus palabras sonaron vacías.

-Sasuke por favor… podemos arreglarlo…

-No no ¡no!- preso del huracán de emociones negó frenéticamente y la agitó por los hombros bruscamente intentando hacer que reaccionara- ¡No tengo que hacerlo Sakura! ¡No tengo! - le gritó a la cara, los sollozos de Sakura incrementaron su fuerza y gimió frustrada deshaciendo el agarre.

Cerró sus ojos con fuerza hipando entre lágrimas, Sasuke la observó afligido y arrepentido por reaccionar de esa manera, la estaba lastimando, pero ella le había lastimado primero, exhaló todo el aire de sus pulmones en un intento por liberar algo de su frustración, la vio de pie apretando los puños sin dejar de llorar completamente destrozada y sintió que quizás, solo quizás…

Ella no le estaba mintiendo, sus ojos verdes repletos de dolor y vergüenza eran incapaces de engañarlo, Itachi, toda la culpa era del cínico traidor que tenía por hermano…

Se acercó lentamente a ella, desanudó la bata sucia observando con profundo pesar y culpa las marcas rojizas que se habían formado sobre sus hombros tras su bestial apretón, incapaz de quejarse Sakura buscó rodearle con los brazos nuevamente en búsqueda de refugio.

-N-no quiero… lastimarte…- hipó con dificultad.

-Sé muy bien que no me amas como a él porque no puedo ser él… y tampoco quiero serlo…- murmuró pesaroso contra sus rosados cabellos antes de buscar ese rostro angelical bañado en lágrimas sujetándolo con delicadeza entre sus manos- solo desearía que me amaras por ser yo y no por ser su hermano…

Entonces la besó, presionó su lengua suavemente entre sus labios, entre lágrimas ella le dio permiso de explorar su boca, aunque se la supiera de memoria pues no había un solo lugar en su cuerpo que no hubiese besado ya, Sasuke la amaba con profundidad y lo había hecho incluso desde antes de ser consciente de ello, desde antes de convertirse en un hombre capaz de demostrar afecto, incluso cuando era un niño esquivando esos jades que lo perturbaban, la bata resbaló por su cuerpo y se sintió tentando a hacerla suya una vez más, reafirmarle a su cuerpo y a su corazón que ella le pertenecía, que no sería entregada a Itachi jamás, que se quedaría con él para siempre porque era su mujer.

Porque le había elegido a él.

Sintió el temblor de su cuerpo, sabía que ella estaba dispuesta pero no… no tomaría ventaja de su inestable estado mental y solo la tomó delicadamente entre sus brazos llevándola hasta la habitación.

Con delicadeza la recostó en la cama en seguida ella desvió la mirada llorosa cubriendo la desnudez de sus pechos con sus brazos al tiempo que cruzaba las piernas con el rostro ardiendo profundamente avergonzada y entonces balbuceo muy quedamente:

-Sa-sasuke-kun… ¿quieres…

-No- la cortó- así no.

Abrió el cajón sacando de este una de sus camisetas y se sentó a su lado en el borde de la cama contemplándola en silencio, ella se reincorporó con su mirada precavida atenta a sus movimientos y aprovechó para deslizar la camiseta por su cabeza y brazos buscando cubrirla antes de rendirse tentado a desestresarse de una forma poco correcta a sabiendas que estaría abusando de su vulnerabilidad así que solo eligió retirarse.

-Duerme- susurró.

-N-no- se aferró a su camiseta y nuevas lagrimas inundaron sus ojos- quédate, por favor Sasuke no te vayas…- sollozó- ¿Vas a dejarme? ¿Vamos a terminar?

-No- negó suspirando- necesitas descansar y yo necesito un momento a solas… volveré luego…- besó su frente apenas rozándole los labios y activó su sharingan, ella no despegó sus ojos de los suyos quizás inconscientemente buscando una salida de la realidad y entonces se desvaneció sobre la almohada sumida en un profundo sueño sin pesadillas como le había ordenado su mirada carmesí, le acarició los cabellos rosas con amor antes de cubrirla con una fina sabana, la lluvia de la madrugada había refrescado el ambiente y ahora no era más que una suave llovizna contra el cristal.

•••

-Tiempo sin verte- saludó el alto hombre de ondulados cabellos azabaches y ojos como los suyos.

-Shisui- devolvió el saludo con un asentimiento sintiendo la presencia de su viejo amigo acercarse hasta sentarse junto a él en silencio.

Sus pasos le habían llevado hasta la montaña de las caras había olvidado lo majestuoso del amanecer desde ese punto, el sol bañando la aldea lentamente ascendiendo por el horizonte.

El sol siempre brillaba después de la tormenta y sonrió con suavidad sintiendo el viento mecer sus cabellos echándolos hacia atrás soplando en su rostro memorias de días en donde la vida no parecía ser tan complicada.

-Siento que todo lo que está ocurriendo habría podido evitarse si no hubiera empujado a Sakura a dejar el equipo- murmuró al aire casi para sí mismo, pero Shisui lo escuchó claramente y pensativo suspiró antes de responder con ese aire intelectual y misterioso que lo caracterizaba.

-Entonces ella no sería la persona de quien te enamoraste ¿No crees?

Sasuke negó con un tenue movimiento de su cabeza y sus ojos negros voltearon a mirarle con un pequeño brillo enigmático en ellos antes de revelar.

-Tardé años en darme cuenta de que Sakura no era un fastidio, simplemente estaba enamorado y odiaba sentirme tan vulnerable a su alrededor… cada vez que aparecía conseguía ponerme nervioso hasta sacarme de quicio… llegué a creer que simplemente la destetaba por ser débil.

-Siempre creí que había empezado a interesarte cuando ya no podías vencerla en taijutsu- rio amenamente.

-En parte- se encogió de hombros- llegué a aborrecer que ella… adorara tanto a Itachi y pasara de mi como si fuera una basura, realmente… me obsesionó, quería recuperar su atención- sonrió de medio lado- quería que volviera a decirme que soy el mejor.

-Eres tan infantil…- rodó los ojos divertido.

•••

-No estoy interesado.

-P-pero Sasuke-kun… - lagrimas cristalinas se arremolinaron en las comisuras de los ojos pardos de la jovencita, la cuarta esa mañana en declararle sus sentimientos y como a sus predecesoras se limitó a rechazarlas sin rastro de cortesía.

-¡¿Es que a-acaso no te interesan las chicas?!- reclamó visiblemente ofendida.

Uh… al parecer esta era de las que no toleraban un no por respuesta, finalmente desvió la vista de la diana y de reojo reparó en la kunoichi, largos cabellos como la miel y ojos pardos, su piel ligeramente bronceada lucía tersa, su cuerpo estaba muy bien dotado para su edad, cualquiera diría que era fácilmente una de las señoritas más bellas de la aldea, pero…

-No estoy interesado- repitió con frialdad- en ti- sonrió de medio lado arrogante y entonces ella corrió alejándose con el rostro lleno de lágrimas y chillando frustrada.

-Con esta fuiste especialmente cruel ¿no?- Itachi apareció a pocos pasos de distancia con las manos en los bolsillos y observando desinteresado la estela de polvo que había levantado la chiquilla en su carrera.

-Detesto salir en este día ¿Lo hiciste a propósito verdad?- inquirió con su afilada mirada oscura pesando sobre el rostro risueño de su hermano mayor.

-Claro que no…- desvió la mirada con presunta inocencia desentendiéndose totalmente del tema- no es como si me gustara salir a recibir chocolates gratis contigo…- rio.

-Lo estás disfrutando- aseveró y vio asqueado a Itachi llevarse un bombón relleno a los labios, cuánto detestaba lo dulce, a Itachi parecía encantarle.

-No disfruto especialmente la atención femenina, pero regalos son regalos- se encogió de hombros y repentinamente desapareció otra vez, volteó sobre su hombro sospechando a que se debería su repentino accionar y vislumbró una larga coleta rubia meciéndose al son de los apresurados pasos de su portadora.

Otra pesada.

-¡Sasuke-kun!- agitó su brazo sonriente y elevó con ligereza un bento.

-Yamanaka, no estoy interesado- se adelantó con la mirada entrecerrada ya aburrido de aquel desfile absurdo que parecían haber montado las chicas de la aldea casi como si se turnaran para arruinarle el día con sus absurdas declaraciones de amor.

Ino rio abiertamente y negó con la cabeza.

-Este año no, ya estoy saliendo con alguien- se sonrojó riendo nerviosamente- me encontré a tu madre cuando venía de camino y me pidió darles esto a ti y a Itachi-san, en fin, mi equipo me espera para entrenar así que nos vemos…- se despidió agitando su mano amigablemente.

-Una menos- pensó aliviado.

-Vaya, has perdido a la presidenta de tu club de fans Sasuke ¿Algo que decir al respecto?-se burló el pelinegro mayor saltando desde la rama del árbol en donde se había ocultado para husmear en las cajas de almuerzo.

-Gracias a Dios- puso los ojos en blanco disponiéndose a lanzar más kunais contra las dianas ocultas entre las ramas y arbustos escuchando de fondo las carcajadas de su hermano.

-¡SASUKE! ¡SASUKE!- los gritos formaron un eco en el bosque e Itachi sonrió más que divertido a punto de soltar alguna burrada y le lanzó una amenazante mirada.

-¿Qué quieres Dobe?- inquirió seriamente.

-S-sak- se inclinó con las palmas sobre sus rodillas jadeando desesperadamente para recuperar el aire en sus pulmones- m-mamá- tomó una profunda bocanada de aire incorporándose- mamá me dijo que Sakura-chan vuelve mañana- sonrió ampliamente- terminó su entrenamiento con la abuela Tsunade- rio con las manos enlazadas tras su nuca despreocupado.

Sakura

-¿Por qué debería importarnos? Ella ya no es parte del equipo, además no estuviste aquí la primera vez que regresó y nos trató como basura- lanzó los kunai con calculada frivolidad acertando todas en el blanco- y tampoco pienso que quiera regresar después de eso…

-No seas tan negativo- Naruto amplió su sonrisa sin perder el ánimo- encontrémonos mañana temprano para recibirla en la puerta, anda, no seas tan amargado hasta Kakashi-sensei y Sai se han apuntado- exclamó y se encogió de hombros.

-Hm… lárgate, esa rara de los Hyuga está esperándote en la puerta- señaló con su cabeza hacia el portón metálico que numeraba la explanada #7.

-¿Quién?- Naruto volteó y vislumbró unos ojos perlas expectantes sobresaltando a su portadora al hacer contacto visual- Ah Hinata- elevó su mano agitándola de un lado al otro para saludar, la chica se sonrojó como un tomate a punto de hiperventilar y agitó delicadamente su mano hacia ellos.

Sasuke la miró brevemente con seriedad y luego al Dobe.

-Ciego idiota- le insultó mentalmente.

-Ya lárgate imbecil, interrumpes mi entrenamiento- lo pateó por la espalda impulsándolo a irse entre quejidos sobre lo injusto y teme que era provocándole bufar irritado y considerando seriamente irse a casa cuando los cabellos negros y rostro sonrojado de otra tonta chica de la aldea entraron en su campo de visión.

Odiaba el día de San Valentin.

-¡Hey! ¿Entonces planeaban ir a recibirme? ¡Que tiernos!

Esa voz…

-¡Sakura-chan!- Naruto regresó corriendo sobre sus pasos y se lanzó hacia la pelirosa quien esquivó su abrazo con gracia haciendo que cayera de cara contra el suelo.

-Que mala eres…- lloriqueó- ¿Qué haces aquí? Mamá dijo que volverías mañana por la mañana.

Ella se encogió de hombros restándole importancia al asunto.

-Quería llegar antes, ya sabes- sonrió pícara- en cuanto los chicos sepan que he vuelto van a llover chocolates…- presumió echando su larguísimo cabello hacia atrás sintiéndose vanidosa.

-¡Sakura-chan!- lloriqueó- y yo que pensaba darte el mío mañana- Naruto se sonrojó y vio de reojo a la pobre chica Hyuga retirarse a paso lento casi sintiendo lástima por ella entonces alguien se le adelantó.

-Oye Naruto ¿No crees que estás siendo un poco grosero con Hinata-chan?- puso los ojos en blanco Itachi señalando con su mentón los largos cabellos azulados que se alejaban a paso calmo- creo que quería darte algo.

-Oh…- se rascó los cabellos nervioso- es cierto… yo también a penas llegué ayer y aún tengo muchos amigos que saludar, supongo que iré a disculparme- murmuró desviando la mirada hacia la joven en la distancia- Sakura-chan ¿Quieres ir a almorzar a Ichiraku como en los viejos tiempos?- sonrió con ánimos renovados y las mejillas arreboladas.

-Claro, nos vemos ahí más tarde- sonrió de oreja a oreja picándole las costillas- ahora vete, tienes que alcanzar a Hinata pedazo de idiota- su sonrisa se desvaneció y le plantó un puñetazo en la cara mandándolo a volar tan lejos que directamente le acortó el camino.

-Uf… que buena derecha- halagó el mayor ganándose la atención de los ojos jade de Sakura que le observaron iluminándose- Hola Sakura, es bueno verte de nuevo- sonrió.

Sasuke no perdió detalle del profundo sonrojo que coloreó el rostro de su excompañera enmudeciéndola totalmente como si repentinamente hubiese olvidado su idioma natal.

-I-Itachi-san-saludó en un nervioso hilillo de voz que le resultó irritante.

-¿Por qué estás aquí? Odio el chocolate- interrumpió sin mirarla, pero una arrogante sonrisa se dibujó en sus facciones en su intento por picarla.

-Es bueno saberlo porque no traje nada para ti, Sasuke- sonrió ladinamente y de su chaleco obtuvo una pequeña caja rosa con un lazo- lo compré en el camino- admitió con una suave sonrisa y extendió la caja hacia su hermano quien ligeramente asombrado, pero visiblemente complacido aceptó el presente con una sonrisa sincera- no pude agradecerte adecuadamente la última vez- la joven pelirosa sonrió dulcemente y luego se despidió de ambos dejándole ahí de pie completamente congelado y ¿ofendido?

Itachi tenía una estúpida sonrisa en su rostro mientras se despedía de ella dándole las gracias por el chocolate, desató el lazo y abrió la caja con ojos brillantes dispuesto a engullir el dulce premio e irritado atinó a darle un manotazo fracasando en su intento por tirar el chocolate al suelo debido a que Itachi fue más rápido y lo atrapó en el aire mirándole celosamente.

-Eso no se hace- lo regañó- envidioso…- entrecerró la mirada y desapareció a devorar su porquería a otro sitio.

Apretó los puños fuertemente e iracundo volteo hacia la joven pelinegra que se había quedado congelada cerca de la puerta advirtiéndole de no acercarse antes de desaparecer en una nube de humo.

Sakura había corrido una maratón hasta la aldea solo para darle un maldito chocolate a su estúpido hermano.

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-Que lindos son… muchas gracias- sonrió con ternura hacia el grupo de idiotas que la rodeaban aceptando las múltiples cajas de chocolate tranquilamente sentada en la barra del Ichiraku.

-Sakura-pronunció a secas a modo de saludo.

Su presencia amenazante hizo temblar a los bobalicones admiradores de la pelirrosa cuando se sentó a su lado con expresión de querer arrancarles la cabeza, del otro lado de la calle Naruto se acercaba riendo jovialmente aun acompañado de la tímida chica Hyuga que sonreía discretamente.

Volvió la mirada hacia los jovencitos percatándose de que se despedían uno a uno de la sonriente chica que ya empezaba a contar animosamente su "botín" metiendo todo en un pergamino de invocación inversa.

-¿Cómo va tu botín de San Valentín?- le preguntó ella agitando su mano hacia los recién llegados recibiendo el mismo gesto de regreso.

-Ya te dije que detesto el chocolate.

-Uhm si, es cierto- asintió- bien, parece que estarás ocupado- sonrió de medio lado divertida cuando un mediano grupo de chicas se acercó a ellos.

"Es Sakura-san"

"¿Cuándo volvió?"

"No puede ser… ¿Por qué tenía que volver ahora?"

-¡Vaya! Parece que soy popular ¿Algo que quieran decirme a la cara?- inquirió desafiante hacia el grupo de señoritas, algunas se encogieron levemente intimidadas otras un poco más osadas elevaron su mentón aceptando el reto.

-No puedo decir que sea grato verte de nuevo, Sakura, por lo visto sigues igual de frentona- se atrevió a enfrentarla la que parecía ser la líder del grupo.

Sakura sonrió ladinamente y de manera mordaz respondió:

-Bueno, eso es porque si hay un cerebro detrás de ella, a diferencia de ti Tsuki, por lo visto sigues igual de tarada- rio- suaves risas reprimidas sonaron en el fondo del grupo.

Sasuke sonrió ladinamente, siempre le había divertido ver a la dulce y tímida Sakura Haruno cambiar de faceta y defenderse de sus acosadoras de la infancia, quizás era de los pocos momentos de su infancia en los cuales no le parecía tan molesta.

De alguna forma siempre le había agradado ese carácter tan fuerte y de repente vio en ella la oportunidad perfecta para deshacerse de esas tontas.

-Sakura- llamó su voz profunda robando la atención de todos aquellos pares de ojos de diferentes colores- ¿Qué vas a pedir?

-Tonkotsu- respondió con una mano en el mentón habiéndolo meditado un par de segundos, ella pareció captar el silencioso llamado de auxilio y sonrió ladinamente antes de dirigirse nuevamente hacia las admiradoras quienes la observaban con profundo odio- ¿Siguen aquí? Que raritas… ¿verdad Sasuke?

-Te crees la gran cosa- masculló la que respondía al nombre de Tsuki lanzándole una mirada rencorosa antes de alejarse a paso rápido siendo seguida por las demás.

-De nada- su semblante risueño y altivo cambió por uno más frío y relajado pasando sus ojos sobre el menú, aunque ya sabía que ordenar, repentinamente se sintió como si se hubiera alejado kilómetros de él, antes de que pudiera indagar en que le ocurría Naruto y Hinata se sentaron a su lado involucrándolos en su conversación.

Después de ese momento en el que parecía que todo podría volver a la normalidad, Sakura simplemente parecía aborrecer su presencia evitándolo a toda costa.

•••

-Es cierto- Shisui rió animado- recuerdo bien ese día, recuerdo que invité a salir a Sakura por la noche y ella me rechazó- hizo un mohín desanimado- éramos tan jóvenes…

-Tu eres el anciano- afirmó sin despegar sus ojos del cielo con una suave sonrisa adornando su rostro perdido en los recuerdos.

Shisui lo miró de reojo sintiéndose nostálgico, había visto crecer a ese caprichoso niño hasta verlo hoy convertido en un hombre comprometido con la mujer que amaba y dispuesto a formar una familia, pero no podía evitar sentirse tan terriblemente mal por aquel que servía como un sacrificio de sangre en pro de que aquel amor floreciera.

Itachi era un mártir en esa escabrosa historia que formaba aquel caótico triángulo amoroso que hace años hacia gracia, pero hoy solo traía dolor.

Ambos hermanos eran orgullosos y posesivos, habían puesto sus ojos sobre Sakura un día y luego de eso jamás fueron capaces de soltarla, incapaces de arreglar sus diferencias y ni pensar en rendirse y ni siquiera podía tomar partido por alguno porque era testigo del bien que el amor de Sakura hacían en la vida de Sasuke, lo mucho que él la amaba y la había amado incluso sin darse cuenta durante gran parte de su vida, pero sabía también que del otro lado del espejo Itachi no había amado a nadie más de la manera en la que amaba a Sakura y por eso no merecía aquello que estaba sufriendo, estaba muriendo y casi literalmente… Por amor.

-¿Crees que yo… debo dejar que ellos sean felices?- puso sentir el quebranto en la voz de Sasuke al pronunciar aquella dura pregunta.

Era palpable cuanto le rompía el corazón la sola idea de dejarla ir.

-Pienso que deberías escucharla, deberías permitirle sincerarse contigo…- aconsejó con ese tono de hermano mayor que hace tanto tiempo no usaba.

Sasuke suspiró pesadamente.

•••

-Eres un cobarde- escuchó a su espalda la profunda voz de su mejor amigo apareciendo junto a él de entre las sombras.

-No es cobardía…

-Entonces lo haces por él… su felicidad a costa de la tuya, siempre se reduce a eso ¿verdad?- inquirió decepcionado- de vez en cuando puedes pensar en ti también, Itachi.

-Sasuke no merece sufrir así.

-¿Y tú sí? Tu propio hermano te ha traicionado, él sabe muy bien lo que sientes por ella y sin embargo…

-Lo avisado no es traición- se encogió de hombros recargándose sobre el tronco del árbol mientras veía ambas siluetas perderse en la espesura de la noche.

-Realmente creí que esta vez lucharías por ella, es más, vine a despedirme- Shisui bufó un intento de risa irónica al tiempo que se sentaba en la misma rama con la mirada perdida en el mismo punto que su amigo- ¿Cómo estás tan seguro de que serán felices? Sakura sufrirá, ella no lo ama.

-Lo hace- asintió- siempre ha amado a Sasuke.

Desapareció en un pestañeo dejando a Shisui solo y reflexivo, había visto toda aquella historia transcurrir de forma graciosa, sin ser plenamente consciente de que en realidad al final siempre una de las partes sufriría, las cosas eran muchísimo más sencillas cuando aun eran solo unos tontos adolescentes jugando a quien se queda con la chica, hasta que se vio lentamente enamorándose cada vez más profundo de esa pelirosa y a su hermano pequeño cada vez más celoso de aquella interacción, ver a Sasuke celoso fue tierno hasta sus 17 de ahí en adelante las riñas entre ellos eran cada vez más serias y agresivas llegando a tener que intervenir su padre para que no se degollasen a mitad del comedor.

Una risa irónica emergió de su garganta dejándose caer pesadamente contra el colchón de su cama y finalmente dos lagrimas traviesas consiguieron escapar de sus ojos con la mirada fija en el techo de madera, el arrepentimiento y las ganas de salir corriendo y alcanzarla llegaron a él a partes iguales, pero se obligarse a permanecer ahí inmóvil, inerte contra la mullida superficie inspirando lentamente el aroma fresco de la madrugada, las nubes despejaron el cielo consiguiendo que la luna iluminase por completo la habitación, pero aun así dentro de sí mismo solo había oscuridad.

Abrió los ojos con lentitud, había suficiente claridad en la habitación como para intuir que ya era cerca del mediodía, otra vez había soñado con su partida, cada vez que lo recordaba la herida volvía abrirse fresca y sangrante dentro de su pecho, era casi irónico puesto que una vieja lesión había proyectado en su cuerpo de forma física aquellas turbulentas emociones al punto de casi matarlo, pero el blanco cielo raso de la habitación del hospital le daba la bienvenida al mundo de los vivos una vez más.

Lo ultimo que recordaba eran los ojos llorosos del amor de su vida tras haberle rechazado con justicia y propiedad, tan prudentemente como solo ella podía ser, el suspiro emitido empañó la mascarilla que le proporcionaba oxígeno, su cuerpo pesaba toneladas y por alguna razón desconocida le habían atado las manos y piernas a la camilla con correas como si pudiera escapar a algún sitio en su condición.

-¿Estás despierto?- su madre se acercó a paso apresurado tras abrir la puerta y encontrarse con sus ojos abiertos.

Quiso hablar, pero su voz no salía ¿Cuánto tiempo llevaba durmiendo?

-No hables cariño, iré por Tsunade-sama- le dio una suave sonrisa preocupada antes de volver a salir apresuradamente, desde el pasillo puso escuchar el murmullo de algunas voces.

¿Qué estaba pasando?

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Las manos le temblaron ligeramente cuando ingresó la llave en el picaporte exhalando pesadamente el aire en sus pulmones, era consciente de que le esperaba una larga y dura conversación en la que probablemente obtendría respuestas que no querría escuchar, pero al menos podía confiar en que su interlocutora jamás le mentiría.

Llevaba en sus manos dos órdenes de yakisoba, un tanto pesado para cenar, pero era lo único que había encontrado abierto a esas horas de la noche y no tenía idea de si Sakura había comido en todo el día.

Abrió la puerta con suavidad y la oscuridad a penas iluminada por las farolas de la calle y un preocupante silencio lo recibieron, un escalofrío recorrió su columna y su corazón se estrujó repentinamente a mientras más se adentraba al pequeño piso que hasta ayer le parecía más que acogedor y hoy se sentía frío y tenso como una prisión.

-¿Sakura?- llamó a media voz y avanzó por el corto pasillo hasta la habitación habiendo dejado los fideos sobre la mesa del comedor a su paso.

Ella no respondió.

Quizás se le había pasado la mano con el sharingan y ella no había despertado aún quiso consolarse antes de abrir la puerta de la habitación, las sábanas estaban desordenadas, pero no había ni rastro de ella.

Un sensación de dejavu lo embargó y casi aterrado se apresuró a abrir la puerta del baño sumido en la penumbra y entonces encendió la luz habiendo preferido no hacerlo, la sangre brotaba a borbotones de sus muñecas abiertas.

Pestañeó consternado por aquella imagen mental y empujó la puerta con cuidado hasta que tocó algo en el suelo esta vez genuinamente aterrado encendió la luz y entonces la vio completamente desnuda hecha un ovillo dentro de la lustrosa cerámica blanca de la bañera abrazando sus rodillas con la cara escondida entre ellas, había golpeado una barra de jabón en el suelo.

Escaneó brevemente la pequeña estancia sobre el suelo reposaba la camiseta negra con la que le había cubierto, algunos botes de cremas, la barra de jabón y una toalla, el espejo estaba roto y los trozos esparcidos por el suelo.

-Sakura- la llamó cuidadosamente tomando una profunda bocanada de aire, se sentó en el borde de la bañera y acarició sus cabellos rosas sacándola lentamente de su estupor como si acabara de despertar, pero sabía bien que ella seguía despierta.

Tomó su mano dañada para revisarla y afortunadamente no se había incrustado trozos del espejo, alcanzo un poco de alcohol y gasa del botiquín de primeros auxilios y se dio a la tarea de curarle la mano en silencio.

Ella temblaba, pero no vario su posición en ningún momento.

-Volviste…- susurró con voz rasposa y cansada, notablemente había llorado hasta quedarse sin lágrimas ni voz.

No le miró.

-No me digas que llevas todo el día aquí así…- inspiró buscando la poca paciencia que tenía- ven, el agua ya está fría, compré yakisoba… ¿Comiste algo ya?- la tomó delicadamente entre sus brazos intentando ayudarla a levantarse, pero ella pareció poner resistencia y negó suavemente evitando salir de la bañera.

-…

Era la primera vez en toda su vida que realmente veía a Sakura completamente derrotada y se sentía tan culpable porque de algún modo su tozudez era lo que los había dejado en este embrollo en primer lugar.

O quizás la tozudez de su hermano.

¿Por qué alguien tenía que sacrificar su corazón?

-Vamos, arriba- ejerciendo algo más de fuerza la levantó como si no pesara nada, ella comenzó a forcejear con sus brazos negándose a abrir los ojos y sacudiéndose bruscamente para apartarle así que la sentó en la cama cubriéndola con su toalla, la mujer retomó su posición como un ovillo tembloroso que le daba la espalda imposibilitándole la labor de ponerle una pijama.

No soportaba verla tan abatida.

-Mírame Sakura, tenemos que hablar…

Silencio.

Quiso comprender, realmente quiso comprender lo que pasaba por su mente en esos momentos, pero simplemente no podía entenderlo así que se rindió, acarició brevemente su piel expuesta sin mediar palabra.

-Te amo Sakura…- susurró contra su cabello después de tumbarse a su lado de costado para abrazar el ovillo que formaba su cuerpo recogido sobre la cama- siempre lo haré, no importa lo que pase… siempre te he amado y siempre te amaré…

crack

Podía escuchar el horroroso sonido de su corazón haciéndose pedazos a cada segundo de su silencio.

Era su última oportunidad.

Sabía en el fondo de su corazón que el momento definitivo había llegado, el momento en el que gozaría de la dicha de ser amado por ella o el momento de enfrentar el dolor desgarrador de no saberse amado verdaderamente por el amor de su vida y por primera vez en toda su vida estaba verdaderamente listo para dejarla ir si eso significaba que ella sería feliz, la calidez de una lágrima acarició su mejilla su respiración cada vez más pesada le exigía llorar en paz.

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Notas de la autora:

Hoy no hay notas de autora, solo diré que lloré escribiendo esto, estoy sensible maybe…

¡Recuerden apoyar esta historia con sus favs y reviews! Estamos muuuy cerca de terminarla T_T

Con cariño,

Azulen,.