Capítulo XXXI


Ni siquiera durmió mucho, pues estuvo buscando a Lex y Conner. Cuando estos aparecieron al amanecer en el ático, supo que debieron estar en la Fortaleza. Clark regresó a su casa solo para bañarse y despedirse de sus padres. Debía llegar temprano al Planeta para revisar si debían seguir la línea del nuevo juicio de Olliver. Llegó a la entrada del edificio y se encontró con una furiosa Luisa. La chica caminó resuelta hasta colocarse frente a él.

–¡Tú…!

Ella trató de abofetearlo, pero Clark le detuvo la mano intentando no lastimarla. Luisa se soltó y lo increpó:

–¡¿Cómo te atreviste a acusarme sin pruebas?!

–Mira quien habla de acusaciones sin fundamento .–respondió Clark tranquilamente.

–Últimamente te has vuelto un gran defensor de los Luthor. ¿No será que compraron tu lealtad con un trabajo de periodista?

–¿Y tu obsesión por ellos no se debe a que Lex te recordó que no tenías más que tu Don para ser una oportunista?

–Nunca me ha importado lo que Lex Luthor diga o piensa.

Clark avanzó rodeando a Luisa y sonrió al acotar:–Si claro, por eso no desperdicias oportunidad de acusarlo de todo. Incluso si ni siquiera estaba en el país. Ah, pero según tú, Olliver nunca hace nada malo.

Luisa apretó los puños y se giró, más Clark ya no estaba.

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Sus abogados le prohibieron salir, sin embargo, no podía quedarse de brazos cruzados. Olliver se vistió con ropa oscura y salió de su ático. No tardó en llegar al edificio de Isis e hizo todo lo posible porque Lana supiera de su presencia. Lana lo esperó en su oficina. El rubio entró y ella lo recibió con una gran sonrisa.

–Olliver, querido. ¿Cómo estás? Siéntate por favor.

El rubio se sentó y miró a la mujer.

–Cuando te conocí, me creí el cuento de

"Pobrecita huérfana". Es lógico, ya que lo tenías bien ensayado. Todo el tiempo te ha servido o bueno, te sirve todavía con la gente de Smallville.

–No solo con ellos.

–Como sea, quiero saber. ¿Cuánto fue lo que recibiste de Lex? Tuvo que ser algo más de lo que te di, lo que me recuerda que el dinero que te dí era por tu silencio, así que incumpliste nuestro trato.

Lana sirvió unas tazas con café y colocó una, frente al rubio.

–¿Y que vas a hacer? No, espera. Más bien ¿Qué puedes hacer?

Olliver se acomodó mejor en la silla y cruzó las piernas.

–Tú misma pusiste la pauta. Información, esa es la respuesta. Y considero que habrá gente que no estará feliz de saber que no solo los espías, si no que estás dispuesta a vender la información al mejor postor.

Lana no dejó de sonreír.

–Oh vamos, Olliver. No seas rencoroso.

–No lo soy, no soy de los que guarda rencor. De hecho tus amigos estarán interesados en saber lo que tienes en tus videos grabados.

Ella no se inmutó. Olliver se levantó y se retiró. Lana se creía intocable, no sabía que al hacer caer a Queen, este se la llevaría con él.

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Chloe salió de la granja sintiendo que lo que le contó Martha era muy importante y al mismo tiempo peligroso, pues si Clark tenía su secreto, pero lo de su hijo con un hombre –Y no cualquiera si no Lex Luthor– era incomparable. Olliver no estuvo equivocado, Conner si era hijo biológico de Clark, pero lo que no sabía es que lo era también de Lex y en eso estuvo su error. Clark y Lex procrearon a ese niño y según Martha fue por amor.

La rubia no tenía idea que Queen si estaba enterado de eso.

Al ver irse al auto de Chloe, Martha se quedó en el porche por un tiempo. Contarle a Chloe parecía una imprudencia y sabía que si se equivocaba sufrirían las consecuencias y esas serían, perder definitivamente a su nieto. Chloe debía decidirse entre ser leal a Clark o serlo a Olliver. Estaba poniendo mucha fé en Chloe, pero era necesario que ella fuera la que guiara a los otros para no estar en contra de Lex y que Conner tuviera más gente protegiéndolo y no atacándolo. Martha suspiró y entró a su casa.

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Lex y Conner terminaban de desayunar, cuando Duncan y Tess llegaron. La pelirroja saludó a su sobrino y Duncan fue a servirse café.

Lex los miró y alzó una ceja.

–¿Algo que compartir?

Tess se sonrojó y Duncan sonrió.–Ya lo sabes, logré ser tu cuñado.

Lex movió la cabeza y se dirigió a Tess.

–Tess, que mal gusto tienes.

–¡Oye!

Se quejó Allenmeyer. Los hermanos Luthor rieron al mismo tiempo. Luego Lex palmeó el hombro de su amigo.

–Ya en serio, me alegro por ustedes. Conner dejó sus panqueques y miró a los adultos.

–¿Por qué nos alegramos papá?

Duncan le sonrió al niño y le explicó.

–Connercito, estamos alegres porque tu tía Tess, aceptó ser mi novia.

–Oooh…

Conner sonrió un segundo, antes de seguir comiendo, para él seguía siendo lo mismo, pues los dos eran sus tíos. Al terminar su desayuno, Conner se levantó y fue a jugar con Tobey, dejando a lus adultos solos.

Lex vió a Tess por un momento antes de decirle.–Tess es hora de que sepas el origen de Conner. Confío en ti.–Ella se quedó anonadada y Lex continuó.–A Conner lo gesté yo…

Lex relató la historia de como Clark y él fueron amantes y lo que eso conllevó. Tess puso toda la atención y se sintió más unida a Lex, no solo por la confianza de este al contarle eso, si no porque en su corazón hizo eco el desprecio del que fue objeto Lex y todo por prejuicios de la "gente buena". Al terminar el relato, Tess aferró la mano del otro Luthor.

–Cuidaremos de Conner y no necesita de los Kent. Y mira que Clark me agradaba.

–Tampoco lo juzgues tan duramente, era muy joven en ese tiempo.–dijo Lex.

Tess inclinó la cabeza y suspiró.

–Eso no le quita lo tonto. Espero que mi sobrino no haya heredado eso de él.

Duncan se rió divertido.–No creo. Conner solo heredó los súper poderes, apariencia, carácter y…

Lex gruñó.–Cállate Allenmeyer.–Lex se levantó y les dijo.–¿Van a LexCorp?

–Si.–dijo Tess.

–No. Yo voy a ver a la señorita Lang, quiero que declare.–informó Duncan.

Tess siguió a Lex a la sala.

–¿Crees que quiera? El hacerlo, puede ponerla en el ojo del huracán.

Duncan acomodó algunas cosas en su maletín y se dirigió a la puerta, pero antes besó a Tess.

–No le daré opción.

El abogado salió y Lex miró a Tess.–Es un gran chico.

–Lo es. Me voy a LexCorp. ¿Irás hoy?

–Por la tarde. Iré antes a visitar a Bruce.

–Bien, nos vemos.

Tess se despidió de padre e hijo y se retiró.

Lex se dirigió a ver a su hijo para que pudieran alistarse para salir.

Después de un baño y cambio de ropa para Conner, Lex se dedicó a él mismo y cuando terminó con su arreglo, fue por su hijo. Encontró a este en la sala y a su lado a un Tobey muy peinado y…

–Hijo…¿Esa es una de mis corbatas?

Conner miró a su papá con su mejor cara de inocencia.

–Tobey no puede conocer al señor Wane sin ir elegante. Tú has dicho que el arreglo personal, es importante para una buena relación de negocios.

Lex rodó los ojos y se inclinó para ver a su hijo cara a cara.

–Yo quisiera saber, ¿Qué negocios podría hacer Bruce con Tobey?

Conner sonrió ampliamente y enseguida se encogió de hombros.

–El señor Wane, podría darle algunos consejos de seguridad a Tobey.

Lex trató de esconder la sonrisa que la ingeniosa respuesta de su unigénito, le provocó.

–Bien, puedes llevarlo, pero si en el hotel no lo dejan pasar, debe quedarse con los guardaespaldas afuera.

–Si papi.

Lex se arrepentiría de su decisión, ya que en cuanto Bruce fue avisado de su visita con el canino, no dudó en solicitar que le permitieran el paso.

Los Luthor llegaron a la suite y Bruce sonrió. Lex evitó un bufido al escuchar.

–Buenos tardes señor Wane, Tobey y yo estamos agradecidos de que nos reciba.

Al escuchar eso, Lex se preguntó de ¿dónde su hijo heredó esa zalamería? ¿Si de Clark o de Lionel?

Bruce se acercó a Conner y su mascota.

–No podría negarme, después de todo no siempre tengo tan buena compañía.

Lex suspiró, pensando que posiblemente Conner solo imitaba a los adultos a su alrededor.

Alfred salió con un servicio de aperitivos y Lex lo saludó.

–Buenas tardes, Alfred.

–Señor Luthor, joven Luthor y...

Conner alzó a Tobey y caminó hasta el hombre mayor.

–Mucho gusto en conocerlo señor Alfred, yo soy Conner y él es Tobey.

Alfred no lo dijo, pero le agradó la sencillez y amabilidad del pequeño Luthor.

–Es un gusto también, joven Luthor y Tobey.

Conner miró hacia los bocadillos y Alfred lo invitó.

El niño se apresuró a sentarse y dejar a Tobey en el suelo. Ambos esperando comer.

Bruce vio al niño y luego a Lex

–Si así era Clark, entiendo como terminaste con un hijo de él.

Lex vio con ojos entrecerrados al otro.

–Entre Allenmeyer y tú, me recuerdan constantemente que Clark fue mi gran error.

–Yo no creo que fuera un error. El tipo es medio crédulo e inocente, pero no es mala persona por si solo.

–Vino a verte, ¿Verdad?

Bruce sonrió de lado.–Vino a entregarme uno de mis juguetes. Y a decirme que mi secreto está a salvo con él.

Lex se sentó, imitando a Bruce.

–De algo estoy seguro y eso es que, Clark cumple sus promesas.

Bruce sonrió, al responder:–Lo imaginé.– Viendo con suspicacia al Luthor.

Lex se sonrojó. Y Conner al escuchar el nombre, agregó.

–El señor Kent es buena persona.

Bruce miró al niño y preguntó:

–¿Lo es?

–¡Si, es bueno!–afirmó Conner.

Bruce le sonrió al niño y le guiñó un ojo a Lex, quien se hizo el desentendido.

–Lo ves Lex, a Conner le agrada Clark.

–Si, que emoción.

Respondió Lex y optó por meterse un bocadillo a la boca.

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La rubia llegó a su departamento para tomar sus cosas para ir a trabajar. Salió hacia el Planeta y al llegar, fue recibida por su prima, que la esperaba en la entrada.

–¡Chloe!

La rubia detuvo a Luisa y caminó veloz.

–Lo siento Luisa, llevo prisa, apenas si llego.

–¡Oye!

Chloe agitó la mano y corrió.

Luisa estuvo a punto de hacer una rabieta, pero se detuvo a tiempo.

Chloe subió hasta la oficina, fue a su escritorio, dejó su bolso y buscó a Clark con la vista. Lo vio saliendo de la oficina de Perry y fue a su encuentro. El moreno la vió, más la evitó y se dirigió al ascensor

Chloe no se detuvo y lo siguió.

–¡Clark!

El aludido entró al elevador para perder a la chica, pero ella, literalmente se aventó para entrar.

–Me estás evitando

–De hecho no quiero hablar contigo.

–Auch.

Clark frunció la boca.

–No finjas que te herí.

–Clark… No tuve nada que ver con lo que pasó en ese restaurante.

–¿No supiste lo que harían?

–No. No pensé que Olliver y los otros hicieran algo así.

–Tal vez, pero si ayudaste a Olliver en el juicio y seguramente a los otros en su base

–Eso no puedo negarlo.

El elevador llegó al primer piso y Clark salió.–Por el momento no quiero saber nada de ninguno de ustedes.

Él, caminó a la salida y Chloe gritó:

–¡Lo siento, Clark!

Clark la escuchó, sin embargo, no se detuvo ni volteó.

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Duncan entró al lugar. Lana salió a recibirlo con gran amabilidad.

–Abogado Allenmeyer, es un gusto recibirlo.

Duncan sonrió, esa mujer no tenía idea del motivo de su visita y es que pudo enviar a alguno de los de su equipo, pero iba por la aceptación de Lana Lang, así tuviera que obligarla.