Capítulo 5
Los ojos de Minato Namikaze se iluminaron con júbilo. Su único orgullo, era de la forma en que nombraba a su hijo, estaba allí, postrado delante del Rey Hashirama recibiendo una gran condecoración por honor y valentía.
Naruto Uzumaki era todo lo que un padre buscaba hallar en un hijo. Era valiente, osado, honorable, fiel y un gran líder. Quizás su mayor defecto era su excesivo entusiasmo, y su falta de astucia; pero todo eso se equilibraba con su segundo al mando, Nara Shikamaru. Shikamaru lograba llenar cada hueco que el liderazgo de Naruto dejaba, lo complementaba a la perfección y los logros se veían en cada batalla.
Naruto recibió con alegraría el pergamino de felicitación y honor que el propio Hashirama había preparado para él, por sus logros en la exterminación de los campos enemigos, hacía más de un mes. Giró hacia su padre y le sonrió con dicha. Minato le sonrió igual. Ante cualquiera, aquellos rubios eran como dos gotas de agua idénticas, quizás Naruto, ahora, era un poco más alto que su padre.
Neji Hyuga estaba allí. El mismo monarca había solicitado su presencia.
Para nadie fue extraño que el "genio" Hyuga, como muchos lo apodaron, fuera nombrado tercero al mando en el escuadrón de Naruto Uzumaki. El propio rubio lo recibió con una sonrisa que el mismo no correspondió. Le incomodaban esas muestras de cariño, normalmente era Hinata quien le dedicaba esas demostraciones; un extraño vació sintió en el pecho al pensar en que ahora su prima solo le transmitía su más profundo desagrado. Se removió un poco en el lugar para librarse de la extraña incomodidad ante el pensamiento.
Ni bien fueron despedidos por Hashirama, Neji se retiró. Debía hablar con Hinata de nueva cuenta, mañana en la noche era la velada más importante de los Hyugas, y ella debía estar preparada para asumir el cargo de liderazgo.
Se dirigió con prisa hacia el atrio del patio principal del reino, sin embargo, una voz lo detuvo.
- ¡Hey Neji! - gritó Uzumaki Naruto detrás de él. Neji se detuvo y giró. Su capa de gala se hondeó ante el movimiento. – Lo siento ¿tienes prisa? - le dijo apenas lo alcanzó.
- Para usted tengo tiempo, Comandante – una especie de extrañeza y amargura nació en el interior de Neji. Jamás habría creído que Naruto Uzumaki sería su líder y comandante. La noticia lo tomo de sorpresa, y no de la buena.
- Vamos, no necesitas llamarme así – sonrió el rubio zorrunamente.
Neji no respondió, bajó su mirada y enfocó sus iris a lo que fuese menos los ojos de rubio - ¿Qué necesita? –
- Debemos reunirnos un día, con Shikamaru, hay mapas y terrenos que debemos estudiar – comentó el rubio – debemos reorganizar nuevas estrategias-
Neji asintió.
- Sabes, esta vez tengo la certeza de que podremos dar con Akatsuki – exclamó con euforia. Neji esperaba aquel comentario, era de todos sabidos que Uzumaki Naruto tenía una cierta obsesión con medirse con cualquier miembro del temible ejercito de Madara Uchiha, los Akatsuki. Aunque, mejor dicho, había uno de ellos con quien el rubio daría todo lo que tuviera con tal de librar un combate mortal con aquel enemigo, y ese era Uchiha Sasuke. Nadie sabía cómo el rubio conocía al hermano menor del líder de los Akatsuki, quizás su padre lo supiera, pero para el resto era un total enigma. - ¿Crees que puedas hacer tiempo la siguiente semana? –
El joven Hyuga iba a responder, cuando una femenina voz se hizo escuchar entre ambos presentes. - ¡Naruto! –
El rubio, quien le daba la espalda a tal figura femenina, se giró con entusiasmo. Neji elevó su mirada y la enfoco en la presencia que se dirigía a ellos.
- ¡Sakura-chan! – exclamó el rubio.
Una delicada figura femenina llegó hasta ambos guerreros sonriendo con delicadeza. Tomó el brazo derecho del rubio con ambas manos y recostó su rostro enfocando su mirada jade en los perlas del Hyuga. Su sonrisa nunca desapareció.
El genio Hyuga, paso su mirada de la joven hacia su nuevo comandante. Naruto pasó del ligero tono bronceado de su piel, a uno sonrosado, y una ligera sonrisa boba adornaba sus labios.
- Sakura- chan, no sabía que estaba aquí – exclamó dulcemente el rubio Uzumaki.
Ella dio una ligera risa - ¿Dónde más estaría bobo? – le preguntó juguetonamente – este es casi mi hogar –
- Si, lo sé – dijo el rubio.
Neji lo había intentado, y con gran esfuerzo, no comparar a su querida prima con aquella joven. Pero le era imposible. Sakura Haruno, hija de uno de los consejeros más queridos de su monarca, había crecido con todo el oro y el mundo bajo sus pies. A diferencia de los Hyugas, quienes poseían negocios por cada rincón de la Nación, los Harunos tenía poder y dinero por el mismo Estado. Por supuesto, los puestos honorables eran distintos. Y, por lo mismo, la actitud engreída de Sakura detonaba cada vez que ella quisiera.
Recordaba con ira como ella y Yamanaka Ino agredían e intimidaban tanto física como verbalmente a su vulnerable prima. Muchas lágrimas había visto derramar de su pequeña prima por esas perras. Observó de reojo al Uzumaki, quien sonreía como idiota. Quiso gruñir, ese tipo también había hecho llorar a Hinata, aunque por razones diferentes.
- ¿De que hablaban? – quiso ella saber.
- Cosas de la guerra – respondió Naruto – Neji Hyuga ha sido nombrado tercero al mando en mi escuadrón –
Sakura elevó sus cejas - ¿en serio? – Uzumaki asintió enérgicamente – Felicidades joven Hyuga – Neji sintió con demasiada falsedad aquellas palabras.
- Se lo agradezco – respondió con educación.
- Imagino que lo celebrarán ¿no? - ella se abrazó más al brazo derecho del rubio. El contacto con su pecho ruborizó aún más Naruto.
- No, Sakura, aunque debemos reunirnos para acordar y estudiar ciertas estrategias- comentó el rubio.
- ¿ah sí? – exclamó ella con un brillo en sus jades ojos - ¿Puedo ir contigo Naruto? – preguntó tiernamente – hace mucho que quiero salir, podría aprovechar para ver a Ino-
-Aún no hemos elegido el día y la locación Sakura – exclamó él. Ella observó con perspicacia la figura del Hyuga, quien tenía la mirada baja, prestando atención a todo menos a ellos. Y una idea se le cruzó por la mente.
- ¿En verdad? – exclamó ella - ¿Por qué no vamos a las residencias del joven Hyuga?- preguntó con cierto deje de malicia.
Neji se sorprendió, más no lo demostró. Se preguntó cuáles eran sus intenciones, aunque eran muy obvias de notar. Seguramente tenían que ver con su prima.
- ¡Es verdad! – respondió enérgico Naruto. - ¿Es un problema para ti? – observó el rubio al Hyuga.
Neji pensó en segundos alguna excusa favorable para rechazar las presencias indeseables de ambos sujetos de molestia, pero ninguna sonaba ni lógica, ni verdadera. Pensó en su prima, en cuanto seguramente la emocionaría ver la figura de Naruto Uzumaki en su propia casa, pero también cuanto la heriría al verlo del brazo de aquella indeseable joven. Sus ojos se abrieron ante aquella realidad, quizás era aquello lo que necesitaba su prima para despertar a la vida y enfrentarla. Ese enfermo amor platónico debía acabar.
Pero no este día. Hinata debía estar mentalmente preparara para verse como la verdadera futura líder del clan Hyuga
- Por supuesto que no hay ningún problema – exclamó Neji – pero sería imposible los siguientes días – el rubio se extrañó – Mi prima debe preparase para la velada de la siguiente noche –
- ¡Ah, es verdad! – exclamó el rubio – Hanabi será nombrada futura líder del clan ¿verdad? –
Neji mordió sus mejillas. Naruto estaba siendo demasiado.
Sakura rio en un sonido que al genio Hyuga le resultó desagradable.
-Naruto por favor, no es Hanabi, es Hinata Hyuga – dijo ella colgándose aún más del brazo del rubio. – Hanabi, está muerta-
Los iris de Neji se enrojecieron. ¿Cómo podían ser tan descarados en nombrar por sus bocas los nombres de sus primas?
Apretó sus puños con enojo. Su espada temblaba de emoción al querer sentir la espesa viscosidad de la sangre de ambos presenten. Pero no debía, era su nuevo comandante y ella, bueno, era una privilegiada de su Rey.
- Aun así, me gustaría felicitar a Hinata personalmente- dijo con seguridad la joven Haruno. Neji levantó su mirada y dio de lleno a los ojos jade. Ella lo observó con malicia y astucia. Ella lo había provocado, y él se había dado cuenta. – Por favor joven Hyuga, avisa a Hinata que la visitaré esta tarde-
Neji sentía un desagradable sabor a hierro en su garganta. Era su sangre que salió despedida al morderse con ira sus mejillas internas. No podía rechazar su visita. Aun cuando su prima tenía un poco más de rango y categoría que Sakura, él no corría con la misma suerte. Solo Hinata podía rechazarla personalmente.
- Bien, supongo que otro día podemos organizarnos Neji, esta semana me es imposible – comentó Naruto.
El joven Hyuga asintió. Hizo una reverencia hacia ambos presentes y se giró marchándose de allí. Debía poner en sobre aviso a Hinata.
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Hinata sirvió un poco de té en ambas tazas. El humeante aroma a cítrico dio de lleno en la nariz del joven de cabello azabache.
Quería bostezar de cansancio. La noche la pasó casi en vela, por algún motivo sentía que, si dormía aunque sea un poco, su nuevo siervo la asesinaría sin compasión. No pasó, pero la precaución seguía.
Ella empujo la pequeña pieza de porcelana hacia él. Tomó la suya propia y dio un sorbo largo. Sasuke la observó con suspicacia, y luego la imitó.
- Bien señor Uchiha – comentó ella rompiendo el silencio. – Acordemos nuestros términos, y luego tracemos la planificación –
Él no respondió. A ella el silencio no la incomodó, pero si su oscura mirada. Uchiha Sasuke tenía la mirada más misteriosa y atrayente que hubiese visto alguna vez en su vida. Literalmente parecían pozos de océano nocturno dispuesta a hundirla en la profundidad. Hinata se aclaró la garganta y continuó.
- Usted desea el elixir Hyuga – dijo la joven Hyuga – y yo deseo que me custodies y me lleves a las afueras de la frontera –
Él elevó una ceja y tomó un sorbo de té. – ¿Por qué quieres ir a la frontera? – le preguntó. Ella elevó su mirada y su ceño se frunció con algo de disgusto.
- Eso a usted no debe de importarle, señor Uchiha – dijo seria y enojada.
- Yo creo que si debe importarme – ella no cambio de expresión, sino que más bien la intensificó ante el incorrecto interrogatorio de su "siervo" – Debo asegurarme que mi vida no corra peligro – exclamó como si él fuese alguien frágil- ¿Cómo sé que no me entregarás a Hashirama o algunos de sus sequitos cuando consigas tu cometido, princesa? –
Hinata bufó. Él creía que podía enredarla con preguntas, buscando quizás alguna forma de poder sobre su persona. Pero ella no era ninguna ingenua.
-Señor Uchiha – él se cruzó de brazos, y sonrió con superioridad - ¿Para que desea el elixir Hyuga? –
El Uchiha rio con sorna –No es de tu interés, princesa –
- ¿Es así? – preguntó mostrando cierto desinterés – Yo creo que si lo es – él dejó de sonreír para observarla con frialdad - ¿Qué me garantiza que luego de que lo tengas no intentarás asesinarme? – preguntó sin formalidades.
Sasuke apretó sus dientes con frustración, jugar a ver quién era más astuto que el otro con la princesa Hyuga, lo estaba cansando.
- Pasemos a la planificación – dijo el joven Uchiha con decisión. Hinata asintió aliviada de dejar las preguntas personales.
- Bien- comenzó Hinata – mañana se llevará a cabo la velada más importante del año lunar, allí se congregarán todos los clanes y familias más importantes de Konoha del Este- él escucho con detalle. Por supuesto, sabía de esa dichosa velada, Shisui había averiguado que en la misma, se concentraban todos aquellos que le entregaban poder económico al reinado de Hashirama – esa noche también se nombrarán a los nuevos líderes de los clanes – Hinata tragó un poco, recordando con amargura que su destino iba a sellarse allí mismo–es la noche en la que huiremos – ella lo miró fijamente –los tres –
Sasuke elevó su ceja - ¿Quiénes tres? –
- Usted, Tenten y yo – respondió al instante.
- Asique la esclava también va- respondió él.
- ¡Tenten no es una esclava! – dijo furiosa. – ¡ella es mi amiga! –
Sasuke sonrió ante la muestra de enojo e ira de la princesa Hyuga – Que interesante –
Hinata se indignó ante la total apatía de su enemigo, pero fue interrumpida al sentir que tocaban la puerta.
La figura de la castaña amiga de la hereda Hyuga se hizo presente.
-Hinata, disculpa- dijo al entrar – pero alguien te busca –
- ¿Quién? – quiso saber. Tenten negó con su cabeza.
- No se presentaron ante el portero – comentó la castaña extrañada - pero la servidumbre de tu padre las hizo pasar al salón de visita – Hinata se sorprendió, rara vez ella recibía visitas – dicen que son dos damas –
- ¿qué? – Hinata se puso de pie. Una extraña sensación le dictaba de que quizás era Ino y su madre las que se habían presentado. Buscando seguramente humillarla por el altercado en el mercado. Hinata caminó hacia la puerta de su habitación, verían ambas quienes serían humilladas y por quien, sin embargo, Tenten la detuvo.
- Hinata – susurró la castaña - ¿Qué haremos con él? – ambas voltearon para observar sin nada de disimulo al único hombre que se encontraba en la habitación. Él ignoró ambas miradas y se concentró en acabar su té casi helado.
- Señor Uchiha – él la observó – Sígame-
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En el salón de visitas de la residencia Hyuga, dos jóvenes recorrían la delicada y ostentosa ornamentación del lugar.
El ambiente se inundó con el aroma a perfume y cosméticos. Ino Yamanaka y Sakura Haruno rechazaron el servicio de los sirvientes de la residencia Hyuga, incluso sus mismo siervos las esperaban afuera.
- ¿Cuánto crees que nos hará esperar esta perra? – exclamó Ino enfurecida. Había sido una casualidad haberse encontrado con Sakura, y la misma le había propuesto visitar a la única fémina Hyuga que le había colmado la paciencia aquella mañana.
- La paciencia es una virtud Ino – comentó con porte y delicadeza la joven rosa. Ino blanqueó sus ojos, a veces tampoco aguantaba a Sakura.
Afuera del salón de visitas, Hinata escuchaba a las susodichas presencias. Sakura Haruno e Ino eran las indeseables visitas. ¿qué hacian ellas precisamente en su residencia? ¿es que Ino había ido con las quejas, en lugar de su familia, a su fiel compañera de tortura?
Sea lo que sea que planeasen esas dos, las humillaría antes de que siquiera respirasen. Se giró antes de abrir la puerta, Tenten iba detrás de ella y la notaba nerviosa, seguramente tampoco se esperaba ver aquellas dos mujeres allí. Uchiha Sasuke iba detrás de Tenten, por alguna justa razón dejarlo solo en la habitación no era para nada una opción válida. Hinata observó al Uchiha, era increíblemente alto comparado incluso a su primo Neji, se ruborizó ante aquel porte del joven, y luego se molestó consigo misma por aquella reacción. Estiró su mano, él observó que ella le extendía una especia de cinta negra.
- Seguiremos aparentando que eres ciego –dijo Hinata en un susurró. Sasuke observó la cinta, la princesa Hyuga estaba tomando demasiados recaudos, "Que aburrida es" pensó con ironía;estaba casi seguro que disfrutaría asustar hasta la muerte a quienes fuesen los "invitados" de la princesa. Tomó la cinta en sus manos, notó la mirada de ambas mujeres, seguramente esperando que él se la colocara. Suspiró y se ató la cinta cubriendo sus ojos - Espera aquí afuera hasta que salga – le ordenó – pero, si notas que alguien está por acercarse ingresa directamente- él asintió.
Cuando Hinata constató que su nuevo "siervo" seguiría sus indicaciones, se giró hacia la puerta y la abrió con decisión.
Dentro, las figuras femeninas de Sakura e Ino observaron la puerta abrirse, y luego vieron la delicada persona de Hinata Hyuga adentrarse al salón, seguida detrás por su fiel acompañante castaña.
Sakura salió a su encuentro tomando la delantera –Hinata - la nombró – Que alegría verte de nuevo – estiró su mano – hace muchos años que no nos vemos –
Hinata observó a la dama de cabello rosa que estaba frente a ella. Sakura Haruno, la recordaba como una de sus más fieles acosadoras, junto con Ino. Había cambiado bastante, era más alta que ella, con curvas que aquel traje ceremonial le marcaban como ilusión óptica. Dudaba de que tuvieran tanto para presumir. Sin embargo, su rostro si era lindo y delicado.
Tomó la mano que le había ofrecido – Sakura – correspondió – tiempo sin vernos –
- Lo sé – sonrió la joven Haruno – has cambiado, te ves realmente hermosa –
- Agradezco tu comentario – soltó su mano – y bien ¿que las trae a la residencia Hyuga? –
- ¿Tu primo Neji no te dijo? – comentó la dama rosa risueñamente. Hinata aguardó ocultar la sorpresa que aquella pregunta le había ocasionado. ¿Neji sabía de la visita de aquellas dos mujeres? ¿y no le había avisado? Que imbécil. – Veo que no- Sakura se acomodó un adorno en su cabello con delicadeza – Vinimos a felicitar a la futura líder del clan Hyuga- sonrió – Felicitaciones –
Hinata las observó con sospecha, dudaba que aquellas presencias se debía solo a una mera felicitación. Algo había detrás de la indeseable visita.
- ¿Verdad Ino? - comentó a la joven que estaba detrás de ella. Ino se sobresaltó, sin embargo, logró recomponerse y asintió. – quizás sea momento de empezar de cero –
Hinata Hyuga las observó con suspicacia. Aquel ofrecimiento era verdaderamente tan falso como el jade que colgaba de la cintura de la rubia Yamanaka.
- No creo que la señorita Yamanaka opine lo mismo- comentó la heredera Hyuga. – debes de desconocer el altercado que tuvimos en el mercado precisamente la mañana anterior-
Por supuesto que para Sakura aquello no había pasado desapercibido. Ni bien se encontró con Ino, la misma, le soltó la perorata de todo el mal y humillante momento que la Hyuga le había hecho pasar.
- Fue un momento desafortunado – comentó la joven Haruno con delicadeza – Algo que, como adultas, y tú como futura líder del Clan Hyuga, podemos superar y dejar en el pasado- Sakura se paseó sutilmente lejos de la presencia de la futura líder del clan y se colocó al lado de la rubia – Además – dijo –tengo entendido de que la reacción de Ino pudo haber sido provocada – lanzó aquel comentario intentando amedrentarla, ya que no podía negar que la actual presencia de la joven Hyuga la intimidó. Era quizás por la belleza que había conseguido, o la postura, o el poder, no estaba segura aún.
- ¿Provocada? – cuestionó Hinata de manera delicada en tono inocente – No recuerdo haber provocado a la señorita Yamanaka – observó a Ino con autosuficiencia, la rubia no pudo mantener la mirada perla – Creo que tienes la versión herrada de los hechos –
Sakura sonrió y se cruzó de brazos – Tengo entendido que mi amiga se sintió humillada con tus palabras-
- Si- respondió la Hyuga - La verdad suele ofender y humillar, a veces-
- Tú- se enfureció Ino, sin embargo Sakura detuvo cualquier acción.
- ¿Por qué tanto rencor Hinata?- preguntó la pelirosa risueña - Ino solo demostró un punto de vista, y tú la atacaste mortalmente-
- ¿Qué punto? - preguntó Hinata cruzando también sus brazos, olvidando la parte de mortal.
- Ella solo señaló que los sirvientes son meramente eso – miró con una sonrisa cínica hacia la castaña sierva de la Hyuga. Tenten bajó su mirada – esclavos –
La sangre de Hinata comenzó a alborotarse. Utilizó todas las técnicas de paciencia que aprendió, con tal de no lanzarse ante la indeseable presencia rosa de aquella dama. Sabía que querían, además de humillarla, denigrar a Tenten, ya que la odiaban por ser la única que había estado con ella en los momentos en que aquellas malditas la humillaban, e incluso casi todos los golpes físicos a su persona los recibía ella por defenderla. Así que si había algo que jamás permitiría era que hablaran mal de Tenten, o que la rebajaran a una mera cosa. Nunca lo permitiría, ella era su mejor amiga, era su hermana del alma, la única que siempre estuvo a pesar de todo a su lado. Abofetearía a Sakura como se debía, ya era momento que pagara por el pasado.
Hizo un paso hacia adelante, pero en ese momento la puerta del salón se abrió, deteniendo sus planes. Tenten, quien dedujo las intenciones de Hinata, suspiró aliviada.
Sakura sonreía con satisfacción al notar la postura de la futura líder del clan, descomponerse ante tal inútil comentario. La noto queriendo acercarse a ella, seguramente con la misma intención de atacarla como hizo con Ino, no por nada la rubia la sostuvo del brazo con preocupación. Pero para ella era mejor así, una sola agresión hacia su persona y la Hyuga podía despedirse de su cargo de liderazgo. Y su plan de arruinar el futuro de la pequeña Hyuga saldría a la perfección. Más aún, faltaba la parte en que le quitaría a Naruto delante de sus ojos y le rompería su pequeño corazoncito. La velada sería maravillosa solo por esa razón.
Sin embargo, ninguna de las damas presentes imaginaron que la puerta del salón sería corrida, y menos esperaban aquella presencia ingresando.
Sasuke Uchiha, o bien, el nuevo "siervo" de Hinata Hyuga ingresó al salón. Después de todo la misma Hyuga le dijo que si veía a alguien acercarse debía ingresar.
Ambas damas lo observaron sorprendidas.
Hinata no se giró para ver quien había ingresado, sabía de sobra que era el Uchiha, seguramente alguien andaba cerca. Además, su aroma lo delató.
Hinata sintió de nuevo el rubor asomarse. ¿Qué era aquello de que podía identificar a su enemigo por su aroma? Sacudió sus ideas disparatadas.
Se recompuso al instante. Agradeció internamente la irrupción del Uchiha, casi cometía una estupidez al intentar atacar a la pelirosa. Elevó su mirada hacia sus visitas indeseables y lo que observó casi le saca una sonrisa.
Tanto la Yamanaka, como la Haruno, observaron boquiabiertas a su nuevo siervo.
Sakura se sintió extrañamente atraída, como si una fuerza sobrenatural la rodeara y la dejara contemplar aquel joven como jamás había contemplado a nadie. Aún cuando tuviera los ojos vendados, podía notar que era un hombre atractivo, seductor y único. Su corazón comenzó a latir con fuerza.
Ino experimentó algo similar, solo que el erotismo era la fuerza que más se instaló en su mente.
Tanto Hinata como Tenten se observaron sin comprender que había sucedido. Por más de cinco minutos el salón había quedado en silencio, y ambas intuyeron que había sido por la presencia de su enemigo territorial. Hinata sonrió con sorna, ¿Asique su nuevo siervo había provocado tal estupefacción en sus invitadas? Pues bien, lo utilizaría a su favor.
- Sakura – la nombró, la Haruno giró para verla, su estado aún era de estupor. – veo que te llama la atención mi "nuevo siervo" – exclamó Hinata con una sonrisa que no intentó ocultar – Ah espera – Sakura trago sutilmente – tú los llamas esclavos, ¿verdad? –
Sakura frunció su ceño. ¿Por qué motivo se sentía tan afectada? Aquel era solo un esclavo, como ella los consideraba, un siervo más igual que otros.
"No, no es igual que los otros" se dijo la pelirosa. Desvió su mirada jade de la presencia de la Hyuga, y sin importar lo que pensara la susodicha, observó de nueva cuenta al único hombre dentro del salón.
¿Había sentido esto antes? Aquellos sentimientos que la estaban inundando y la estaban sofocando, y no entendía el por qué. Ni siquiera con Naruto había sentido aquello. Bueno, para serse sincera, Naruto no le atraía físicamente, pero si la posición que tenía. Y, además, sabía de sobre que Hinata Hyuga estaba interesada en el rubio. ¿Necesitaba otra razón para aferrarse al Uzumaki?
- ¿Por qué tiene los ojos vendados? – preguntó la rubia Yamanaka con interés.
Hinata reaccionó a la pregunta y observó a la rubia – Es ciego –
Ino dio una ligera carcajada - ¿Para que querías un esclavo ciego? – la rubia dio unos pasos en dirección del Uchiha con intenciones de ponerse delante de él.
-Tenten- ordenó Hinata. La castaña joven se posicionó al instante delante de Sasuke Uchiha. Ino detuvo la marcha al instante y reaccionó con malestar. – Lo siento Ino – comentó con elegancia – Este joven es como mi obra de caridad – Ino y Sakura la observaron con extrañeza – Ocuparse de un pobre ciego – Sasuke quiso gruñir ante tal descripción, pero se contuvo.
- Que gran acción – comentó Sakura recomponiéndose y sonriéndole a la Hyuga con autosuficiencia – ¿Desde ya quieres poner en alto tu título como líder del clan? –
- Quizás – respondió Hinata sin más.
Ino rio con gracia. Todos los presentes la observaron. – Quizás yo también haga mi buena acción del día – dijo. Avanzó hasta colocarse frente a frente de la castaña – Muévete – le ordenó. Tenten observó a Hinata, quien observaba con perspicacia cada movimiento de esas dos, asintió hacia Tenten. La castaña se dirigió hacia ella, dejando al Uchiha a la merced de la mirada de aquellas dos mujeres. – Sabes, se dice que mi belleza puede curar cualquier mal que aqueje a los hombres – Sakura rodó sus ojos ante las palabras de la rubia, a veces Ino era insoportable incluso para ella - ¡Vamos querido, muéstrame tu mirada! – llevó sus finos dedos hacia la cinta negra que ocultaba la mirada del joven.
- ¡Detente!- ordenó la Hyuga con molestia y urgencia. Ino dejó su mano suspendida. – Acabo de decirte que es ciego ¿Qué quieres conseguir con tus acciones? –
El aroma a cosmético inundó la respiración de Uchiha Sasuke. No era la primera vez que estaba ante mujeres de clase alta, antes de la guerra su madre organizaba muchas reuniones ceremoniales, con la firme intención de conseguirle una pronta esposa a su hermano, asique damas de varias familias poderosas se pavoneaban delante de ellos. El aroma era similar en este momento.
Ino sonrió con atrevimiento, ¡como si ella fuera a responder ante la maldita Hyuga, antes muerta! Llevó su mano hacia la cinta de nuevo, sin embargo, unos delicados dedos la detuvieron.
- Ino, por favor, estas molestando a la anfitriona – dijo la pelirosa con una sonrisa – pero debes entender Hinata, las intenciones de Ino son nobles – Sakura se puso a un lado de Ino, observó al joven masculino, lo notó más alto de lo que había apreciado, y eso le atrajo más. Un aroma a limpio, mentolado y masculino desprendía de él. Sakura tragó saliva y rápidamente le quito la cinta de los ojos al Uchiha.
Sasuke mantuvo sus ojos cerrados, aun después de perder la tela que los cubría. Escucho un "¿Cómo te has atrevido?" de su "dueña". Y sin más abrió sus ojos.
Tenten sostuvo a Hinata, quien había estado al borde de perder la razón y atacar a la Haruno. Sin embargo, también se preocupó. La mirada carbón del Uchiha lo delataría como tal.
Hinata y Tenten se acercaron rápidamente a las mujeres, no pudiendo impedir el gran atrevimiento y, además, descubrirían que dentro de la residencia Hyuga se encontraba nada más y nada menos que un Uchiha, los mayores enemigos de su nación. Sin embargo, no esperaban descubrir aquello.
Sasuke Uchiha observó con sus iris color borgoña, color fuego, a la pelirosa dama que tenía en frente. La vio contener el aire, al igual que la otra rubia; y tragar con fuerza. Podía decir con seguridad que aquellas mujeres quedaron fascinadas con su presencia.
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Konan contemplaba con profundidad el pequeño claro que costeaba el campamento. Las actividades recientes la habían dejado demasiado confundida. En parte por lo que sentía por Itachi, luego estaban las acciones de Shisui, y luego sus mismas acciones. ¿Qué la obligó a atender la herida que el mismo imbécil se había provocado? No lo sabía.
Su mente traicionera solo le recordaba imágenes de las escenas de lucha entre ella y el imbécil de Shisui. Se ruborizó por la postura y los sugerentes comentarios de Deidara y maldito servidor de Jashin. Quiso negar aquella memoria, pero luego recuerdos de la herida en la mano de Shisui y luego ella atendiéndolo se plasmaron para consternación de ella, fueron demasiado.
Quiso bufar de la exasperación ante una estúpida duda que se había instalado en su pecho. ¿Por qué Shisui actuó así? Algo le decía que iba más allá de las simples bromas que él le hacia, y que ella respondía con molestia.
Una sombra se instaló a unos metros de ella, distrayendo su pensamiento. Agradeció la distracción -Informa- ordenó Konan.
- No hay actividad reciente en las zonas enemigas – dijo la figura con voz lúgubre. La peliazul suspiro decepcionada.
- Hashirama cumple con su parte – comentó ante el informe – es una pena, necesitaba algo de acción – y la necesitaba con urgencia, algo que pudiera someterla a pura adrenalina, y dejar atrás pensamientos confusos.
Konan se giró hacia la figura detrás de ella, alguien totalmente cubierto de negro esperando nuevas órdenes - ¿Algo más? –
La figura parecía titubear, Konan notó la indecisión – No está relacionado con nada de la guerra, pero podría resultarle interesante –
- Habla- exigió.
- Según mis informantes, Lady Izumi emprenderá un viaje hasta aquí – exclamó.
Konan respiró profundo y con desagrado, odiaba el nombre de Izumi y a su persona también. - ¿Cuándo? – preguntó con algo de enojo.
- Al parecer llegará en tres semanas aproximadamente – luego de decir esto, hizo una reverencia y desapareció.
Konan comenzó a tiritar de ira, aún recordaba con rencor la presencia de Izumi, y sus humillaciones ante la corte, por ser ella una huérfana sin título, e Izumi una Uchiha de linaje. No tan solo eso, sino sus insinuaciones delicadas hacia su comandante. Era una perra de doble cara, ante los ojos de todos era una belleza y delicadeza de mujer, destinada a unirse a Itachi Uchiha y ser señora de la nueva línea de Uchiha. Ante los suyos era una narcisista cuyo estilo de vida no se parecía en nada a Itachi. Estaba segura que solo le arruinara la vida a su amado.
Konan se giró para contemplar el agua templada y en calma una vez más. La situación ahora era diferente, ella ya no era la niña rebelde y desauseada que no podía defenderse a sí misma, ahora era una mujer dispuesta a medirse con el mismo infierno si así se dieran las cosas. E Izumi Uchiha era el mismo infierno.
- Lady Izumi – dijo seriamente – nos encontraremos pronto-
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Había pasado alrededor de unas horas, ya comenzaba a oscurecer, desde el momento en que las figuras de Ino y Sakura habían salido de su residencia.
Hinata aún no entendía como Uchiha Sasuke había conseguido cambiar el color de sus ojos, de negro a rojo. Era una duda que necesitaba despejar.
Tenten había salido en dirección al almacén de los Hyugas, en busca de semillas de sésamo y otras especies. Aunque a ella no le molestaba que Tenten escuchara cada una de sus conversaciones, el Uchiha era más reticente al hablar en presencia de ella.
Uchiha Sasuke estaba sentado, con las piernas cruzadas, cerca de una de las ventanas de su habitación. Sus ojos estaban cerrados y parecía descansar.
Hinata no podía concentrarse en su escritura, la duda la carcomía. Ni bien aquellas mujeres se habían ido, sus ojos volvieron a ser negros ónix de nueva cuenta.
-Señor Uchiha – lo llamó. Él no respondió, ella bufó – Sé que me esta escuchando-
- ¿Qué quieres princesa? – respondió con mal humor.
- Necesito preguntarle algo – dijo ella.
- hmp- exclamó él.
Hinata bufó por segunda vez, cansada de tratar con alguien tan complicado como ese hombre. Se puso de pie y se dirigió hacia él. No esperó que el Uchiha abriera los ojos, y a ella no le quedó de otra que arrodillarse frente a él.
Uchiha Sasuke abrió sus ojos. Notó el disgusto en cada rasgo delicado de la joven frente a sí, y sonrió. Descubrió en las pocas horas que llevaba conociendo a la heredera Hyuga que le gustaba verla enojada.
Hinata lo miró con la expresión más iracunda que tenía, ante la sonrisa arrogante de su siervo – ¿Cómo hizo eso? –
- Preferiría que fueses más específica princesa- contestó él apoyando sus brazos en el marco de la ventana y llevando su cabeza hacia atrás, disfrutando del aire nocturno.
- ¿Cómo cambiaste el color de tus ojos? – preguntó ella específicamente.
Él la miró de nuevo notando la duda en los ojos de ella – Secretos de profesión, princesa- dijo burlándose de ella.
Hinata esperaba aquello, no creía que él revelaría algo como eso a ella, que era precisamente su enemigo. – Entiendo que no me llame por mi nombre – comentó ella – pero en adelante espero que se abstente de llamarme princesa – exigió.
Él rio con sorna - ¿O si no que? – preguntó – ¿Mandaras a todos los Hyugas por mi cabeza? –
- No necesito de nadie más para castigarte Uchiha – dijo seria.
Él se acercó a ella, dejando su risa y cambiándola por una mirada misteriosa y seductora – Si lo que quieres es intimidarme, esta logrando el efecto contrario – se acercó tanto que inundó el espacio personal de ella.
Sin embargo, Hinata no se amedrentó. Lo miró con seriedad y sin bajar su mirada – La provocación no es mi fuerte señor Uchiha –
Sasuke sintió algo filoso y frio en su abdomen, bajo la mirada solo para encontrarse con la daga empuñada por la mano derecha de ella. Sonrió para luego retroceder y volver a su postura de inició.
Hinata suspiró. Se puso de pie y volvió hacia su escritura.
- Por cierto – lo escucho a él hablar – ¿Esta noche si dormirás? – preguntó con burla en su tono de voz.
Ella le gruño, y él sonrió en respuesta. La noche prometía ser demasiado largo
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Continuará.
