Vegeta, Bulma, Raditz, Krillin y Goku llegaron a Kame house. Una pequeña casa a la orilla de la playa. Únicamente cubierta por unas rocas que evitaban que el mar se la llevara. Para el príncipe, era un lugar de mala muerte, no había un dojo formal o un Ring donde pudiera entrenar adecuadamente. Por eso Krillin era tan débil, no tenía el entrenamiento adecuado, al final del día, Vegeta miraba al pelón de arriba a abajo y se daba cuenta que no tenía el talento necesario, lo que sí le llamaba la atención sin duda era la formación de Goku en ese lugar y sus cualidades como combatiente, aunque ya sabía que la genética de grandes guerreros la tenía, por su padre. Sin embargo, el heredar las cualidades no te la que ver con la técnica, algo especial había allí, decidió no prejuzgar y abrir su mente.

—¡YA LLEGUÉ ABUELO!— Krillin gritaba a un anciano que estaba dormido en una silla de playa con una revista morbosa cubriéndole el rostro.

El hombre se puso de pie, traía una camisa horrorosa y pantalones cortos que mostraban sus piernas esqueléticas,era calvo y con una barba larga y desarreglada, además usaba unos lentes de sol horribles, eran súper oscuros y no se podía ver que era lo que miraba.

—Ay pero mira nada más ¡Bulma! ¡Estás más crecida!— el viejo se le abalanzaba a la joven quien no dudo en reventarle la cara con su bolso haciendo un home round imaginario con su cabeza

—Viejo libidinoso, solo vine por Krillin.—

Vegeta se reía internamente, aunque permanecía estoico, el hecho de ver como Bulma golpeaba a un mayor era sumamente divertido. Definitivamente era una chica de cuidado que no le tenía miedo a nada, igual que la rubia estúpida quien iba llegando. Eran un par de mujeres locas e insolentes, lo que jamás se había encontrado.

Raditz estaba serio también, esperando, parado estratégicamente recargado en un rincón pero mirando a la puerta, como vigilando si alguien llegaría, Lázuli se le acercaba aún guardando esperanzas, pues por mucho que le gustaran las chicas orientales, se sabía una chica hermosa y con muchas cualidades, además que Milk estaba enamorada de Goku, aunque el tonto de su amigo estaba ahí divirtiéndose y platicando con el anciano.

—Así que le ganaste al joven maravilla de estrella naranja.— Lápis se acercaba a platicar con Vegeta, quien no tenía interés en hablar con más gente, por lo regular el gemelo de Lázuli tampoco hablaba con nadie, era bastante misterioso.

—Si...—Vegeta respondía cortante.

—Eso es genial, aunque en poco tiempo ese chico será más rápido y podría derrotarte sin esfuerzo.—

—¡¿QUÉ DICES, INSECTO?!—

—Lo que oíste...por lo regular nadie me nota, no me gusta que me hablen, pero estuve ahí siempre... Vigilando.—

El gemelo de la tarada era sumamente escalofriante, decían que era un ermitaño que únicamente se dedicaba a hablar con los animales, que tenía trastornos mentales y en general era una persona que causaba inquietud a su alrededor. Vegeta solo podía imaginar al par de gemelos maquiavélicos como gatos siameses observando con sus escalofriantes ojos azules desde el barandal de un segundo piso como moría su niñera después de caer por su culpa de las escaleras. O que tal vez eran malvados vampiros que tenían hipnotizada a la escuela y controlaban todo. La realidad era que Lápis además de dedicarse a los animales, se le daba excelente el atletismo, mientras Lázuli era saltadora de pértiga, Lápis era el mejor velocista del continente occidental y nadie dudaba que podría ser el mejor del mundo.

Las observaciones de Lápis no iban a detener al príncipe, al contrario, lo harían entrenar más y con más empeño, pues quería ser el mejor artista marcial de la historia y no pararía por los comentarios del tipo más cringe del colegio. Mientras Vegeta se distraía con el gemelo malvado, Yamcha llegaba con unos chicos del equipo de base ball de estrella naranja, Oolon y Puer, eran dos tipos realmente extraños, uno era un gordito gruñón y el otro un tipo pequeño que más bien parecía un vagabundo.

—Las tres fabulosas... un momento ¿Dónde está Milk?— Oolon preguntaba por el tercer ángel de Charly, pero nadie sabía dónde estaba. Raditz se ponía atento para escuchar lo que dirían de Milk.

—No lo sé, a mi me dijo que estaba de viaje con su padre, pero no mencionó cuando vendría... en teoría iba a estar aquí.— Bulma subía los hombros.

—A mi me dijo lo mismo, a lo mejor tiene poca señal.—

Raditz respiró hondo, casi bufó, únicamente había ido a ver si se topaba con la chica bonita y todo lo que se encontró era un vejete pervertido y un montón de niñitos, ni siquiera había algo de comer. Lázuli notó el descontento de Raditz al mencionar que no sabían nada de Milk. Se mordió un labio, sentía vergüenza de querer seducirlo pero ella sabía que Milk no tenía ojos para nadie que no fuera Goku, aunque ambos chicos tenían un parecido. Quién sabe, si Goku seguía rechazando a Milk inconscientemente, seguro que Raditz ocuparía la oportunidad. Se resignó y decidió que actuaría como un cupido para su amiga, ya fuera Goku o Raditz, Milk debería ser muy feliz. Después de todo, eso significaba ser amigas.

Yamcha se adueñó de la cocina, se puso a preparar todo y Puer le ayudaba a encender el fuego afuera, al parecer haría carne asada. Lázuli sacaba un montón de golosinas y frituras. Armaron la fogata y comenzaron a contar chistes y reír. Vegeta como siempre se quedaba atrás, aunque había varios introvertidos como Lapis o el mismo Raditz, el aroma de la comida les parecía tan atrayente que se unieron a la fiesta. El príncipe se moría de hambre pero no iba a comer nada que preparara ese tipo. El maestro Roshi, abuelo de Krillin se acercó a hablar con el chico nuevo.

—Así que tú eres el famoso Vegeta, Goku nos habló mucho de ti, dice que tienes muy buena técnica y dejaste en la lona a mi nieto en un par de golpes.—

—...— Vegeta no le contestaba, únicamente bajaba la mirada, al tener cultura oriental, no irrespetaba a los ancianos pero tampoco tenía ganas de conversar.

—Creo que deberías entrenar, Cabba tiene un par de años menos y te pudo haber ganado ¿Imaginas el siguiente año? No pasarás de la primera ronda.—

—¡¿Qué?!—

—Si quieres te puedo entrenar.—

—Si... si quiero.—El anciano decía exactamente lo mismo que el gemelo macabro, no podía ser coincidencia. Vegeta se ponía nervioso al pensar que en los regionales podría hacer el ridículo.

—Imagino que tienes dinero, esa ropa se ve fina.—

—Si señor algo... ¿Cuánto me cobrará?—

—No cobro con dinero, pero necesito que me traigas una de estas nueva para que te entrene, la edición de este mes.— El anciano mostraba su revista para caballeros.

A Vegeta le causó repugnancia y azotó la revista en el piso, ese anciano no sabía nada, era un viejo decrépito y envidioso. Vegeta se alejó y caminó hacia la calle principal para después arrojar una cápsula y revelar su auto nuevo, por fin podría usarlo, con una media sonrisa se dirigió hacia el asiento del conductor y subía en el. Era su primer auto ... más o menos comprado por él mismo. La aportación involuntaria de su hermano le había ayudado. Se abrochaba el cinturón de seguridad y un polizonte subía al asiento del copiloto.

—¡Wow! Este es el auto nuevo que diseñó papá.—Bulma se miraba en el espejo de vanidad y se abrochaba el cinturón.

—¡¿Y a ti quien te invitó a subir?!—

—Tu te subes a mi camioneta, yo me subo a tu auto ¿A dónde vamos?—

—¿Vamos? ¡Tú a ningún lado! Yo me voy tu casa... tengo que entrenar.—

—Vegeta, no seas aguafiestas, además ganaste en tu categoría ¿No es genial?—

—¡No!—

—¡Llévame a un club nocturno!—

—No, no puedo, no nos dejarán entrar.—

—Mmmm entonces a un karaoke.—

—A casa.—

—Anciano.—

—No soy un anciano, mi prioridad son las regionales.—

—Si eres un abuelo que dormirá temprano y morirá sin ser amado.—

—Niña idiota.—

Vegeta arrancó el auto y pensó en ir directo a casa, eran las instrucciones de su guardia. Ya había desobedecido yendo a una "fiesta" privada, pero la actitud arrogante y desafiante de Bulma lo incitaba a hacer alguna tontería. La mujer se creía muy lista pero jamás aguantaría el nivel de vida de un príncipe más bien conocido por sus escándalos y acciones poco convencionales. Si quería diversión haría que se asustara en serio, se dirigió a una casa de apuestas a las afueras de la ciudad, era un sitio donde había gente de reputación muy cuestionable y por eso mismo no preguntarían su edad, mientras llevara dinero, estaría bien.

El príncipe aparcó el auto y lo metió en su cápsula, luego se dirigió a la entrada donde estaba un tipo enorme mal encarado cuidando la entrada del casino. Bulma abría los ojos de par en par, no era exactamente lo que había pensado que sería ir a un lugar "divertido" con Vegeta, al ser un príncipe ella se imaginó algo glamoroso, no un casino de poca monta.

—Identificación.— El hombre extendía la mano y Vegeta sacaba unos cuantos billetes de 100 dólares, entonces el hombre recibió la "identificación" y permitió el acceso a los jóvenes.

Dentro del casino hacía algo de calor, la gente en general era toda mayor que ellos y estaban tomando alcohol y jugando en máquinas traga monedas, Bulma se acercó a una que le parecía "linda" pero Vegeta la tomó de la mano y la llevó con el hasta la caja.

—No te me despegues Bulma, no es la cafetería de la escuela.—

Bulma asintió y observó como Vegeta pagaba por un montón de fichas con su tarjeta, se las ponían en otra tarjeta del casino y era momento de divertirse. Fueron directamente a las mesas de póker, luego de un rato de esperar, Vegeta tomó un lugar en una mesa y comenzó a jugar. Bulma no sabía cómo iba ese juego así que estaba junto a Vegeta analizando cuáles eran las reglas y cómo se perdía o ganaba el juego.

Luego de algunos de juegos donde Vegeta perdía fichas Bulma pudo descifrar cómo jugar sin perder. Comenzó a darle instrucciones. Al principio Vegeta no estaba convencido de obedecerle a esa niña tonta, pero tras dos partidas más donde experimentó haciéndole caso comenzaron a ganar y el juego se volvía más divertido para el par de chicos, no así para la casa. Por la cámara enfocaban a la pareja de jovencitos que estaba desbancando al dealer y daban instrucciones de barajear de más, de inmediato notaron que alguien contaba cartas. Claro que no sabían que se trataba de Bulma Briefs y no eran más que matemáticas simples a para la chica genio.

Unos hombres se acercaban a la mesa y tomaban sillas, tenían cara de mafiosos, eran señores mucho mayores y con unas fuertes sumas para apostar.

—Ve... Vegeta, esos tipos me dan miedo.—

—¿Bulma Briefs tiene miedo? Uh que rápido se acabó tu valor.—

—Es que creo que no les gusta que ganemos tanto.—

—Obvio, contar cartas es ilegal.—

—¡¿QUÉ?! ¿POR QUÉ NO ME DIJISTE VEGETA?—

—Porque quería ganar.—

Lo que a Vegeta le parecía divertido, a Bulma no le olía nada bien, el príncipe entró a un juego más donde apostó un poco más de la cuenta... Bulma temblaba de nervios pero se concentraba en no perder los 15 grandes que estaba apostando. En esa mano la suerte le sonrió a Vegeta, tenía una flor imperial y estaba seguro de que ganaría así que duplicó apuesta. Si perdían se iban a casa sin un centavo así que tenían que ganar. Al revelar el juego efectivamente Vegeta había ganado y los hombres se pusieron de pie al mismo tiempo.

—Vámonos ya.— Bulma jalaba a Vegeta quien iba confiado a la caja para cambiar el dinero, había hecho 100 grandes de una sola tajada ¿Qué podría salir mal? —Vegeta, es que nos vienen siguiendo.—

—¡Ay ya mujer loca!—

Vegeta iba con calma mientras varios tipos los seguían. Bulma apuraba el paso, lo único que quería era salir de allí inmediatamente. Apenas pusieron un pie fuera del establecimiento y otros hombres bajaban de un auto, ahora si las cosas se ponían feas, Vegeta tomó la mano de Bulma y comenzaron a correr hasta la autopista siendo perseguidos por los hombres, no sabían cuántos eran exactamente pero eran más de 5 y bastante grandes. Mientras corrían Vegeta mantenía su cápsula del auto en la mano y al llegar a la autopista arrojó la cápsula descubriendo el deportivo negro del príncipe, subieron lo más rápido que pudieron y sin pensarlo arrancó a toda velocidad.

Dos autos los perseguían y en la intersección uno más les cerraba el paso. Bulma gritaba y cerraba los ojos pero Vegeta esquivaba el auto y continuaba con su loca carrera. Los autos del casino no se daban por vencidos y se acercaban peligrosamente, cuando empezaron a escuchar disparos.

—¡¿QUÉ ESTÁ PASANDO VEGETA?!—

—Nada más desfalcamos al casino y nos quieren asesinar.—

—¡AAAAAY TE ODIO Y SI MUERO TE ODIARÉ MÁS!—

—¡¿QUIÉN ESTUVO CONTANDO CARTAS?!—

—¡¿Y QUIÉN SE DIO CUENTA Y NO ME DIJO QUE ERA ILEGAL?!—

Vegeta sonrió y entró a la ciudad tenía que perderlos de alguna manera, los semáforos no los detenían y el tráfico era poco a esas horas de la noche.

—¡VAMOS A MI CASA! ¡NO PODRÁN PASAR ALLÍ!—

—Y si quieres les invitamos un café, ¿Crees que no te secuestrarían camino a la escuela? —

Una patrulla detectó la velocidad del auto de Vegeta y encendió la torreta, ahora no solo eran perseguidos por el casino, sino también por la policía.

—¡Es la policía! Detente Vegeta, les diremos que nos persiguen y estaremos a salvo.—

—¡Que inocente eres Bulma! ¿Me detengo después de ir a 110 millas por hora en la ciudad, pasando semáforos en rojo, sin licencia de conducir y siendo perseguidos por matones de un casino ilegal?—

—Buaaaaaaaaaaaa ¡ERES UN DEMENTE!—

—Tu querías ir de fiesta y estamos en una muy divertida.—

Vegeta encontraba una salida inesperada que conectaba hacia otra interestatal y se derrapaba hacia ese camino, estuvieron a punto de volcar pero la pericia del príncipe al volante más la tecnología de la corporación cápsula salvaba al par de adolescentes, Vegeta seguía manejando rápido en sentido contrario evitando colisionar con los autos y de pronto había dos camiones tapando el paso, Vegeta frenó y salió del camino salvando la vida de ambos. El príncipe apagó las luces del auto y condujo por un camino rural hasta que lograron estacionar en un claro dentro ya dentro del bosque.

Podían ver las luces de las torretas de policía pero era muy difícil que los localizaran allí. Vegeta respiró hondo y miró a Bulma, quien aún seguía agitada per al ver que el peligro había pasado miró a Vegeta y ambos soltaron una risa.

—Ahora tenemos 60 para mi, 5 para reparar mi auto y 35 para ti.—

—¡Eso no es justo Vegeta! Merezco la mitad.—

—Y no, mis servicios como chofer son caros, además la tarjeta está a mi nombre, debo cobrar el impuesto, estoy siendo generoso.—

—¡Eres un tacaño!—

—Un placer hacer negocios.—

Vegeta no pudo evitar dedicarle media sonrisa a la cara de frustración de la chica, quien estaba ofuscada. Bulma se puso a recordar todo lo que Lázuli decía de Vegeta y tenía razón, era un demente, pero un demente muy divertido.

—La siguiente vez podríamos ir a las carreras de caballos, te doy los datos y sacas el ganador más probable. Nos haremos ricos.—

—No necesito eso, mi padre es el hombre más rico de la capital del oeste y tú eres un príncipe millonario ¿Para que quieres tanto dinero?—

—Hmp... cosas.—

Vegeta no quiso contestarle, decir que quería comprar su libertad era demasiado íntimo, no le tenía tanta confianza aun, aunque quería dar la apariencia de una chica popular, en realidad era una niña buena que no hacía la clase de locuras a la que él estaba acostumbrado. No la arrastraría al fango como lo había hecho con otras personas, ella era... especial. La miró fijamente a los ojos y hubo un silencio entre los dos. El corazón de Bulma latía muy fuerte, no podía evitar ver su silueta dibujada por la luz de la luna y sentir que era el chico de sus sueños. Al mismo tiempo, sabía que no debía, Vegeta no era libre aunque quisiera y ella... tampoco... o más o menos. Yamcha después de todo la había engañado y ella lo sabía desde tiempo atrás, solo quería hacer un escándalo, siempre dio prioridad al estatus quo, cosa que en ese auto, en ese momento, estaba totalmente fuera del radar.

Vegeta observaba con detenimiento a Bulma, esa chica de cabello azul era la misma que había estado soñando y de la que en su inconsciente estaba enamorado, no la podía perder, la tenía que proteger. Se acercó a ella notando como su respiración se aceleraba pero no hacia el intento por evitar estar tan cerca, luego Bulma cerró los ojos con sus mejillas completamente sonrojadas, tembló un poco, estaba realmente nerviosa y a Vegeta le pareció muy gracioso ¿En qué estaría pensando esa chica? ¿Lo mismo que el? se estiró y abrió el compartimiento de la guantera.

—Ajá, aquí está la póliza de seguro.—

Bulma se sonrojó más y volteó hacia la ventanilla, no podía creer que había pensado que la besaría, lo sentía tan ... ni siquiera debía ponerla nerviosa. Era un lunático compañero de clases que resultaba ser el príncipe Vegeta Ouji, millonario y que nada más era el heredero más poderoso del mundo. "Felicidades Bulma, acabas de hacer el mega oso de tu existencia, ya puedes morir en paz". Estaba comenzando a llover, pero aún así la chica bajaba del auto y comenzaba a andar hacia cualquier lado.

Vegeta se sentía un verdadero idiota, claramente ella quería que la besara. Iba a ser su primer beso de verdad, la última y única vez que recordaba fue a través de una máscara en un escenario. "Grandísimo imbecil, soy un idiota, quedé como un tonto". Aún podía recuperarse, tenia que madurar y dejarse de tonterías . Saco su paraguas y guardó el auto en la cápsula, luego alcanzo a Bulma quien iba caminando sin rumbo a esconderse bajo una piedra.

Vegeta sin dudarlo abrió el paraguas y la protegió de la lluvia, ella lo miró sonrojada, aún estaba muy apenada. Vegeta le dio el paraguas y se quitó su chaqueta para ponérsela encima.

—Te vas a enfermar, mujer necia.—

—¿Por qué te importa?—

—¡NO PREGUNTES TONTERÍAS!—

Vegeta se acercó a ella nuevamente, ahora el estaba completamente sonrojado, la chica de sus sueños tenía puesta su chaqueta y estaban compartiendo un paraguas. Bulma parecía no entender pero en su país era una especie de "me gustas" el hecho que él protegiera con su paraguas a una mujer. El príncipe observó la reacción de Bulma quien no hizo ni un solo comentario, entonces se relajó, las costumbres de occidente eran menos estrictas y para Bulma no significaba nada. La chica miró a Vegeta, actuaba muy extraño, entonces decidió romper el silencio.

—Creo que... deberíamos regresar a mi casa.—

—Si está lloviendo y estamos en... no tengo idea.—

—Saca tu auto, vamos.—

—Eh... si, mmmm si saco el auto y nos vamos en el, la policía o alguien más nos va a atrapar...—

—Ok, sacaré la camioneta.—

Bulma buscaba en su bolsa sus cápsulas y comenzaba al revolverlas puesto que no encontraba su camioneta, le daba vueltas una y otra vez.

—Si no mal recuerdo... se quedó estacionada en la casa del viejo.—

— ¡Ahhhh! Es verdad.—

—¿Tú motocicleta?—

—Castigada.—

—Genial.—

Vegeta sacaba su celular para llamar a Nappa y que fuera por ellos, pero no había señal, Bulma también buscaba señal, estaban en medio de la nada, sin forma de transportarse, lloviendo, con frío, de noche y siendo perseguidos por la policías y mafiosos ¿Qué otra cosa podía salir mal?

—Mmmm ¿Dónde demonios estamos Bulma? Nunca había venido por aquí.—

—No lo sé, pero al rededor de la capital del oeste hay zonas de reserva natural con muchos animales peligrosos.—

—¿Si? ¿Qué animales? ¿Puede ser una manada de lobos?—

—Si, también osos y pumas.—

—Ah... entonces estoy seguro que no son perritos.—

—¿Qué?—

Bulma volteó y varios pares de ojos brillantes los observaban, era perfecto, ahora serían comidos por lobos. Ya imaginaba los titulares de la siguiente mañana hermosa heredera de corporación cápsula encontrada comida por lobos junto al príncipe más poderoso del mundo, cuarta guerra mundial.

—¿Traes algo en tu bolso que nos sirva para ahullentarlos? ¿Arma de fuego? ¿Algo?—

—¡¿Crees que soy cazadora?! Únicamente traigo mi casa de viaje, maquillaje, instrumentos de tomas de muestras, equipo de fotografía, mi ropa...—

—¡¿Traes una casa y yo aquí mojándome?! Instala la casa y corremos a refugiarnos... ¡Ya!—

Bulma arrojó la cápsula de su casa y ambos chicos corrieron alcanzando a trabar la puerta antes de que los lobos los atacaran. Nuevamente se miraron y se rieron juntos, no podía ser tanta mala suerte, sin señal y rodeados de lobos. Pero ahí estaban, vivos, en la casa cápsula de viaje de Bulma. Era muy pequeña, unos 30 metros cuadrados a lo mucho, apenas si tenía un sofá, una televisión y una mesita de café, luego estaba una cocina muy básica equipada con una barra que funcionaba como comedor, un baño con regadera y una sola habitación con una cama.

—Parece que pasaremos aquí la noche.— Vegeta se estiraba y se dirigía a la habitación.

—¡Oye esa habitación es mía!—Bulma sabía las intensiones de Vegeta , quería ganarle la cama.

—¿Y? Que estemos aquí es culpa tuya, podrías estar muy cómoda en tu habitación, en tu casa.—

—Mínimo merezco dormir en la cama, para ti está el sofá.—

—¿Quién? ¿Yo? Buenas noches insecta.—

—¡DECIDÁMOSLO DE MANERA JUSTA!—

Vegeta volteó de reojo. —No.— y siguió avanzando pero la peli azul corría y se interponía en la puerta de la habitación.

—¡Mi cuerpo es muy delicado para dormir en un sofá!—

—Entonces duerme en el piso.—

—SOY UNA DAMA, MEREZCO LA CAMA.—

—Soy un príncipe, me toca la cama.—

—GANA EN UN PIEDRA PAPEL O TIJERAS.—

—Está bien...—

"Piedra, papel o tijeras"

Bulma

Vegeta

—Listo, gane.—

—¡ERES UN TRAMPOSO VEGETA! dos de tres.—

—Para que no llores más...—

"Piedra, papel o tijeras"

Bulma

Vegeta

"Piedra, papel o tijeras"

Bulma

Vegeta

—Wohooo—

—No celebres aún.—

"Piedra, papel o..." Toc Toc Toc, la puerta sonó, los lobos dificilmente podrían haber tocado la puerta, el par de adolescentes instintivamente dejaron de hacer ruido y esperar, quiza ¿El viento? Toc Toc Toc.

—¿Hay alguien? ¡Policia de Capitolio! ¿Podrían abrir la puerta?—

Vegeta hizo una seña para que Bulma se quedara atras, miró el monitor de la cámara de video vigilancia y efectivamente había una patrulla y un par de oficiales fuera de la casa.

—¡SI, UN MOMENTO!—

Vegeta contestó y se quitó la camisa dejando su torso descubierto, arrojó su camisa a Bulma —Desvistete y ponte esto ¡Rápido!—

Bulma se sonrojó ¿Qué estaba planeando Vegeta? De todas maneras obedeció, se quitó la ropa mojada que traía y se puso la camisa de Vegeta, mientras el príncipe había como que se apresuraba a abrir la puerta.

—¡PERDÓN OFICIAL! No quise tardar... pero... ya sabe.—

El oficial echó una breve mirada desde la puerta, Vegeta se "abrochaba" el pantalón y se topó con Bulma abotonándose la camisa, inmediatamente el hombre se sonrojó y miró hacia afuera. —Solo quería saber si ha visto un Z6 deportivo negro por aquí, comentan que entró en este camino rural.—

—No oficial... no hemos visto nada...estábamos algo ocupados.—

—Está bien, mantengan su puerta cerrada, al parecer son fugitivos y no vayan a querer molestarlos... bueno ... terminen lo que hacían, pasen buena noche.—

El oficial se marchaba y Vegeta aguardaba hasta que se dejaban de ver las luces de la patrulla, volteó a ver a Bulma quien estaba sumamente enojada, sus ojos escupían fuego, tenía el ceño fruncido y los brazos cruzados.

—¡¿QUÉ TE PASA MUJER LOCA?!—

—¡HICISTE CREER AL OFICIAL QUE ESTÁBAMOS HACIENDO COSAS!—

—¿Y? sirvió para que se fueran.—

—¡MENTIRLE A LA AUTORIDAD ES UN DELITO MÁS DE NUESTRA LISTA CRIMINAL!

—Ja, hoy he cometido más delitos que en mis últimos dos meses. Es un nuevo récord.—

El cinismo de Vegeta hacía estallar a Bulma, era un tipo problemático y que siempre salía bien librado gracias a su posición política y social, pero ella era una persona intachable y ejemplo para la sociedad, si se llegara a saber que cometió tantas infracciones su padre la mataría, o peor, le castigaría sin permiso para entrar al laboratorio, además estaba la situación bochornosa, si el oficial la había reconocido todo mundo sabría que estaba en el bosque con un tipo que ni su novio era.

—¡YO SOY UNA MUCHACHA DECENTE NO VENDRÍA AL BOSQUE A PERDER MI VIRGINIDAD EN UNA CASA DE VIAJE!—

—¿Qué? Eres...—

—¡¿Que?!—

Bulma abría sus enormes ojos como platos, había confesado a Vegeta que era virgen, no podía ser peor, su reputación como chica cool estaba por los suelos. Se suponía que por algo tenía novio y eran la pareja más popular del instituto y que el mismo príncipe se enterara de su situación la avergonzaba como nunca antes. Vegeta aguardaba en silencio, el jamás había salido con una chica aunque tenía reputación de mujeriego... Gracias a su padre... no era algo que le interesara y tampoco entendía muy bien por qué se ponía así de nerviosa Bulma ¿Acaso era mal visto en occidente nunca haber estado con nadie? No sabía cómo preguntárselo.

Bulma se dio la vuelta y corrió a encerrarse en la habitación. Vegeta suspiró, ahora estaba sin camisa, sin cama, con hambre y frío. Decidió buscar entre la alacena de la pequeña casa y había algo de ramen instantáneo y pizza congelada, así que el menú era fácil, se puso a cocinarlo al estilo de la capital del este. El aroma pronto llamó la atención de Bulma quien se asomaba poco a poco, su estómago rugía de hambre.

—Si quieres puedes darme algo para taparme y a cambio te comparto de mi cena.—

Vegeta estaba comiendo sentado en la barra sin camisa y Bulma traía puesta su ropa. Cerró la puerta en respuesta y sacó su guardarropas, tenía algo de ropa de invierno de corporación cápsula, se quitó la camisa de Vegeta y se puso esa ropa, entre sus cosas también tenía algo que podría quedarle a Vegeta, así que tomó una chaqueta oversize y se la llevó al príncipe.

—Con esto vas a estar más cómodo, la otra está sucia.—

—Está bien, anda, come o te vas a desmayar.—

Ambos comieron en silencio, Vegeta estaba realmente apenado por la situación. Aunque no entendía muy bien a las mujeres y en especial a Bulma, suponía que había sido incómodo y no podía evitar mirarla. Sentía tantas cosas nuevas dentro de él, lo único que deseaba era hacerla sonreír o quizá enfadar, ambas reacciones estaban bien, pero no esa mirada algo triste. Tenía que hacer algo.

—Lo siento.—

—¿Qué dices Vegeta?—

—Lo siento... no pensé que te lastimaría con mis ideas.—

—No... me... lastimas.—

—Entonces ¿Por qué estás así?—

—Es que... en realidad soy nerd disfrazada de chica linda.—

—¿Nerd? ¿Disfrazada?— Vegeta tiraba del cabello de Bulma.

—¡¿QUÉ HACES GRANDÍSIMO IMBECIL?!—

—Mmm no, no es cabello falso, tus ojos tampoco son falsos, no traes ya maquillaje así que tu piel, tu nariz, tampoco son falsos... ¿Dónde está el disfraz?—

—¡ASH! No entiendes, la gente cree que soy cool pero soy una niñita miedosa a la que su novio la engaña porque no es capaz de ser una mujer.—

—¿Y qué te importa que piense la gente? Más bien es culpa de ese imbecil que ni la vida se sabe ganar pero quiere andar de "Galán".—

—¿Podrías guardar mi secreto?—

—¿Qué?—

—Si, no le digas a nadie que soy ... a cambio yo no diré nada de lo que pasó hoy.—

—A mi no me importa que la gente sepa lo que hago.—

—Bueno, se vería bonito que tú guardia se entere que el príncipe anda apostando, estafando, en persecuciones, mintiendo a la policía y acampando ilegalmente... posiblemente no te den permiso de ir a las regionales.—

—No lo harías.—

—Pruébame.—

Vegeta apretaba los labios, esa actitud altanera. No, Bulma no era ninguna nerd, ni una básica popular... era una serpiente que sin duda le podría embriagar con su veneno, ni siquiera ella misma lo sabía. Pero sus ojos lo tenían hechizado desde sus sueños y ahora controlarse era muy difícil. Vegeta se acercó al oído de Bulma y susurró.

—Hazle lo mismo.—

—¿Qué? ¿De que hablas Vegeta?—

—Si no quieres parecer una "nerd", pégale a ese idiota con la misma moneda.—

—¿Quieres decir...? ¡¿Qué engañé a Yamcha?!—

Vegeta con media sonrisa pícara miraba los ojos asustados de Bulma y asentía.

—Pero... yo no soy así y además ¿Quién se prestaría a eso?—

—Ah... entonces si eres nerd.—

—¡CLARO QUE NO!—

—Nerd.—

—¡CÁLLATE!—

—Cállame NERD.—

—¡QUE NO SOY NERD!—

Bulma gritaba y Vegeta le daba un beso en la frente dejándola completamente sonrojada, luego se levantaba y se dirigía a la habitación. —Piénsalo.— Cerraba con seguro y se acostaba.

Bulma hacía berrinche, era tardísimo, quería dormir y estaba sola con un loco que le hacía propuestas indecorosas. Aún así le pareció lindo que se preocupara por ella, algo le decía que estaba segura y quién sabe, no le desagradaba darle una lección al tarado de Yamcha.

Se fue al sofá y se acurrucó, pronto se quedó dormida. En la habitación Vegeta hurgo entre las cosas del armario, sacó un par de cobertores y una almohada para Bulma, había sido muy malo al quitarle la habitación, pero si seguían así, sin duda la terminaría besando. Llevo las cosas al sofá y la vio en un sueño profundo, así que decidió cobijarla, estaba fría. Bulma jaló su brazo como si fuera un oso de peluche y se acomodó acorralándolo. Entonces Vegeta se recostó con ella esperando que lo dejara libre en cualquier momento, sin embargo el sueño le venció a él también antes de que pudiese huir a la habitación.

"Toc Toc Toc" la puerta sonaba, no sabían cuántas horas habían pasado y Bulma

se despertó con un grito ahogado, estaba abrazada de Vegeta en el sofá. Lo quería golpear, reviso que tuviera su ropa puesta y no había nada fuera de lugar, al menos no se había propasado. Luego se asomó a la puerta y era Tarble junto con Raditz.

—¡Vegeta, Bulma, abran! Se que están ahí.—

Bulma se sonrojaba ¿Cómo era que habían llegado hasta ahí? Si cuando intentaron avisar no hubo señal, miraba su celular y ya ni tenía batería. Se acomodó el cabello y abrió la puerta.

—¿Cómo nos encontraron?—

—Vegeta tiene un GPS en su teléfono linkeado con el mío... ¡Conozco a mi hermano! ¿Quién crees que ha logrado que permanezca vivo? Si no fuera por mi, ya estaría muerto y yo sería el desgraciado siguiente en la línea de sucesión.—

—Yo siempre pensé que todos querían ser el.—Raditz cuestionaba a Tarble, pues su puesto quizá 40 en línea sucesora garantizaba que jamás en su vida iba a ser rey.

—No lo creas Raditz, Vegeta será el próximo rey pero jamás será dueño de su vida.—

Bulma sentía un nudo en la garganta. Los chicos pasaban y despertaban a Vegeta quien seguía dormido en el sofá.

—Despierta princesa durmiente, si no nos vamos ya Nappa y Celry te harán puré.—

—5 minutos.—Vegeta ya despierto pero cerrando los ojos aspiraba el aroma que tenía impregnado de Bulma en su ropa.

—¡QUÉ TE DESPIERTES GRANDÍSIMO IDIOTA!— Bulma gritaba y arrojaba un zapato directamente en la cabeza del príncipe. Tarble y Raditz miraban a Bulma con incredulidad, nadie era tan osado como para golpear a Vegeta con un objeto contundente y vivir para contarlo. Bulma se mordía el labio inferior, había sido muy agresiva para que no pensaran que había algo entre ellos dos.

—A todo esto ¿Qué haces con Vegeta?—Tarble pensaba que esa actitud era por de más sospechosa ¿Sería posible que su hermano estuviera en algo con la bella heredera de Capsule Corp?

—Ah... emmm... pues...—

—¡NO DEJAN DESCANSAR A GUSTO! Bulma quería divertirse y fuimos a apostar... supongo que sabes todo lo que hice, ahora ya déjenme dormir.—

Los chicos sacaron a rastras a Vegeta y encapsularon la casa de viaje, luego subieron todos a bordo del auto diplomático y fueron directamente a la casa de Bulma, tenían suerte de que Nappa y Celry no hubiesen llamado antes, pues el no encontrar a Vegeta a salvo en la corporación cápsula podría desatar un problema político bastante grave con los recientes ataques terroristas.

Bulma pasó el resto del día pensativa en su habitación, no sabía si consultar con sus amigas la propuesta que le había hecho Vegeta o no. Estaba dando vueltas en su cama y por fin se decidió. Tenía que hacer reunión de las tres fabulosas, no podía decidirlo sola.

Bulma:

Lazuli: que paso?

Milk: estás bien?

Bulma: Si, no, no lo sé... reunión en mi casa?

Milk: No puedo aún no llego de viaje.

Lázuli: Pues en dónde estás? No has subido nada al insta.

Milk: Negocios de papá, pero hay manera de verlo aquí?

Lázuli: ok... Al grano entonces, que pasa Bulma?

Bulma: Bueno, Yamcha

Lazuli: lo hicieron?

Lázuli: que tal estuvo?

Lázuli: fue en la isla verdad?

Bulma: NOOOOO, jamás haré nada con ese idiota, me fue infiel.

Milk:

Lazuli: GRANDÍSIMO IMBECIL

Lazuli: Debemos darle una lección, Milk lo agarra y yo

Bulma: ay cómo crees no.

Milk: hay que vengarnos de él, si se lo hace a Bulma es como si nos hubiera lastimado a todas!

Lázuli: así es yo digo que no es mala idea

Bulma: Vegeta me dijo lo mismo, que me vengara y que le pagara con la misma moneda.

Lázuli: no le hagas caso a ese come arroz.

Milk: No es mala idea, podemos inventar que tienes un pretendiente.

Lázuli: Me pongo a trabajar en ello, le haré unas citas a ciegas a Bulma y seguro que le encontramos un galán.

Bulma: chicas... no necesito citas a ciegas.

Lázuli: si necesitas chicos adecuados, si no. Seguro que terminas saliendo con cualquier patán como Vegeta... ¡no te le acerques a ese esperpento! Ok.

Bulma se arrojaba a su cama, esas chicas iban a causar un desastre y no sabía que hacer con Vegeta, era sin dudas el dueño de la silueta de sus sueños, debía salvarlo de algo o alguien y encima... estaba sintiendo algo por el, esa tonta atracción hacia los chicos problemáticos la iba a terminar llevando a la ruina.

—¿Bulma? ¿Estas ahi?—

—Gre, si, pasa.—

—Gracias Bulma, quisiera un poco de tu ayuda.—

—Claro ¿Cómo puedo ayudarte?—

—Tarble me invitó al baile de invierno, en realidad en nuestro país no se hacen esas cosas, así que no se como sea.—

—¡Es verdad! ¡SOLO QUEDAN DOS SEMANAS! Hay emergencia de moda. ¿Puedes salir de compras?—

—Eh... No, es peligroso. De hecho acepté porque decía que sería un baile de máscaras.—

—Bueno, entonces tendremos que traer la moda a casa ¡YO ME HARÉ CARGO!—

Bulma sonreía y Gre se sentía muy agradecida, haría que el baile de invierno fuera una cita inolvidable para Tarble y Gre, aunque ella quizá...

—¿Invitarás a Vegeta?—

—¿Qué? ¡No! El Chico debe invitar a la chica.—

—No para el príncipe necio, si quieres que vaya contigo tienes que invitarlo. Es capaz de quedarse entrenando como loco o jugando videojuegos.—

—Pues se quedará queriendo ir porque yo no lo voy a invitar, debe ser el.—

—Jaja lo sabía.—

—¿Qué?—

—Nada...— Gre reía discretamente, era excelente para leer el lenguaje corporal y no podían engañarla, entre Vegeta y Bulma había algo.

Continuará...